Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. Gracias, Ronnie, por permitirme compartir tu historia en español :)


Inspiración musical: Metallica - The Day that Never Comes


Capítulo 6

Matar al Hijo de Puta

~o~

ENTONCES

~o~

Casa de Charlie. Forks, Washington. Sábado, 28 de abril de 2007.

Charlie estaba sentado en su silla, con una cerveza en mano, como era normal para un sábado por la tarde. Solo que esta vez, el televisor frente a él estaba apagado. Su pie rebotaba nerviosamente mientras observaba al niñato frente a él.

Jacob Black estaba parado junto a la puerta, orgulloso en su esmoquin, el cual probablemente fue hecho a medida para un niño de su talla, pensó Charlie.

Charlie se preguntaba qué veía Bella en Jacob Black y por qué de repente estaba en la escena. Charlie era buen amigo de Billy Black, el padre de Jacob, pero sabía que Jacob era problemático. Él y Bella jamás habían sido amigos. Él era demasiado grande, ese chico —mariscal de campo del equipo secundario y de último año— pensaba que era mejor que todos los demás. Nunca en un millón de años Charlie lo hubiera elegido como primera cita de su hija, pero Charlie sabía que no podía oponerse, ya que la haría comprometerse más con la idea.

Echó un vistazo hacia las escaleras, en dirección a donde Bella estaba preparándose. Charlie no podría haber imaginado que cuando Renée —la madre de Bella— se fue, dejándolo como un padre soltero de veintidós años con una bebé de seis meses, un día él estaría sentado en su silla, esperándola a que estuviera lista para el baile de graduación. ¡Graduación!

Incluso en ese entonces, no había duda en su mente que todo lo que siempre querría era ser un buen padre para Bella. Ella era todo lo que importaba en su mundo. Pero claro, tenía miedo. Él estaba aterrado. Él no podría haber esperado, no podría haber imaginado, lo orgulloso que estaría de ella, de la joven mujer en la que se había convertido. Por supuesto, hubo momentos difíciles, y más de una vez sintió que no estaba preparado o que no era adecuado.

Él siempre estuvo preocupado de no ser suficiente para Bella, que ella necesitaría una figura materna. Estaba agradecido de tener a Esme, quién estuvo allí para guiarlo cuando no tenía idea de nada, como su primer período y su primer amor.

Una vez que pudo escuchar a Bella bajar, Charlie se puso de pie con un gruñido, jugando con la cámara de Esme, apuntando en la dirección de Bella.

—Papá... —Bella gruñó, bajando, mientras Charlie tomaba fotos—. Para...

—¡Vaya, Bells, luces muy sexy! —dijo Jacob detrás de Charlie.

Charlie bajó la cámara —su humor oficialmente arruinado— y puso los ojos en blanco.

—¡No esperes despierto! —dijo Bella bromeando, dirigiéndose hacia la puerta y sacando a Jacob.

—Ja, ja. Muy gracioso —dijo Charlie desde la puerta, para nada entretenido—. Será mejor que estés de vuelta para las once, Bella. ¡Sé dónde vives, Jacob! —advirtió, señalándoles con el dedo, mientras se apresuraban hacia el coche de Jacob.

—Bueno —anunció Charlie, girándose—. Planeo emborracharme... —Cerró la puerta detrás de él y le sonrió a Edward, quien estaba sentado en la mesa del comedor. Una variedad de libros desparramados frente a él, y con un bolígrafo en mano, golpeteaba frenéticamente una libreta, mientras sus ojos fulminaban con la mirada a la puerta por la cual Bella y Jacob acababan de desaparecer.

—¿Ves, Edward? —dijo Charlie desde el refrigerador, abriendo otra cerveza—. Sábado en la noche, y tú estás aquí estudiando en vez del baile de graduación. Bella debería estar con un chico como tú. Ella es demasiado buena para Jacob Black.

Edward bufó, llevando su atención de vuelta a los libros.

—Solo estoy estudiando un sábado por la noche porque estoy a punto de suspender la escuela. Ni siquiera tendría la posibilidad de aprobar si no fuera porque Bella fue mi tutora en los últimos meses. —Finalmente apartó su mirada de la puerta y miró brevemente a Charlie antes volver a sus libros—. Ella también es demasiado buena para mí —Edward susurró para sí mismo.

—Parece que también necesitas una —dijo Charlie, medio bromeando, echándole un vistazo a Edward. Se preocupaba por él. Sabía que estaba bajo mucha presión: de la escuela, de Esme, que pensaba el mundo de él, incluso de Bella que también creía incondicionalmente en él. Ambas tenían los mejores deseos para Edward. Diablos, también él, pero a veces esperaban demasiado de Edward, y Charlie se preocupaba. Podía verlo en los ojos de Edward y en su expresión adolorida —una bomba de tiempo— listo para estallar en cualquier segundo, y bueno, no estaba equivocado.

Charlie caminó de vuelta hacia el refrigerador y tomó otra botella.

Los ojos de Edward se ensancharon cuando Charlie colocó la cerveza frente a él.

—¿Y bien? —Charlie inclinó su botella, indicándole a Edward que fuera a por ello.

—¿Esto es una trampa? —Edward levantó la mirada hacia Charlie.

Charlie se rio contra su cerveza, tomando un sorbo.

—Mejor aquí que allí afuera es lo que digo. —Le dio unas palmadas en la espalda de Edward de camino a la sala.

~o~

Forks, Washington. Casa de Esme. Más tarde esa noche.

Edward salió por la cocina que daba al porche trasero, mirando hacia la entrada que separaba su casa de la de Bella. Esme ya estaba en casa después de su turno en el hospital, y él necesitaba desesperadamente un cigarrillo. Sacó sus cigarrillos y acomodó su gorro, echándole un vistazo a la ventana de Bella. Las luces seguían apagadas—ella no había vuelto aún.

Bella se encontraba en su primera cita, con Jacob Black, entre tanta gente, y en el Baile de Graduación. Tantas partes de ese rompecabezas enfurecían a Edward.

Jacob había estado detrás de Bella como un perro en celo todo el año. Edward sintió orgullo y placer todas las veces que ella lo rechazó, pero su rechazo solo hizo que Jacob la deseara aún más.

Todas las otras chicas en su secundaria eran fáciles; no era raro que todos los chicos hicieran fila para ver a quién Bella le diría que sí. Algunos de los más inmaduros incluso habían comenzado a esparcir rumores de que a ella le gustaban las chicas.

Quizás es por eso que ella le dijo que sí a Jacob a solo una semana del baile, o quizás era porque ese mismo día ella se topó con Lauren dándole una mamada a Edward en los vestuarios.

Si fuera esto último, eso querría decir que estaba celosa, ¿cierto?

Ella había parecido molesta, y mientras él la seguía, le había gritado algo sobre perderse su sesión de estudio. Su nariz hizo esa cosa, cuando se fruncía al estar enojada.

¿Podría ser que sus sentimientos hacia él estuvieran acercándose a los que él había pasado todo un año conteniendo? Esta no era cualquier chica que le gustaba. ¡Ella era el tesoro de Charlie, por Dios santo!

Charlie era la razón por la cual Edward ahora tenía una familia. Él y Bella lo habían acogido, lo habían llevado hacia Esme, le habían dado todo lo que él nunca podría haber soñado con tener al crecer siendo huérfano. Él haría lo que fuera por ellos. Él moriría antes de hacer algo estúpido que pudiera poner en riesgo lo que habían construido.

Se pasó una mano por el cabello en frustración, volviendo a echar un vistazo a su aún ventana oscura, deseando desesperadamente que ella volviera a casa a salvo.

Se sentó en los escalones del porche y rasgó unas notas en su guitarra, un cigarrillo colgando de sus labios, cuando finalmente la escuchó caminar por su entrada.

El alivio que sintió de que ella estuviera de vuelta fue reemplazado de repente por preocupación ya que podía ver y escucharla.

Ella estaba descalza, sus tacones colgando de sus manos, y estaba sollozando.

Apagó su cigarrillo en el cenicero que escondía debajo del porche, y caminó hacia la entrada para verla.

—¿Bella?

Ella levantó su mirada, sorprendida, y cuando lo vio, dejó caer sus tacones y corrió hacia él.

—¡Oh, Edward!

Él la atrapó cuando ella se estampó contra su cuerpo y enterró su rostro en su pecho mientras la envolvía en sus brazos.

—¿Estás bien? ¿Qué mierda pasó? —Deslizó una mano por el cabello de ella, echando un vistazo alrededor de ellos—. ¿Dónde está ese cabrón de Jacob Black?

—Shh. —Bella lo calló, tomando su mano y llevándolo de vuelta hacia la casa.

Una vez de vuelta en los escalones del porche de Esme, Bella giró hacia Edward. Con la luz proveniente de la puerta, él pudo ver su rostro. Su estómago dio un vuelco. Había un corte en su labio y su maquillaje estaba corrido.

—Mierda, ¿estás bien?

—Estoy bien —dijo ella, pero seguía llorando—. No puedo dejar que Charlie me vea así —explicó. Sus brazos estaban expuestos en su vestido de graduación azul, y ella se los frotaba mientras se abrazaba.

—Santo cielo —masculló Edward, abriendo su sudadera y tendiéndosela a ella.

Ella se colocó la sudadera y se sentó en los escalones del porche, junto a la guitarra de él, sorbiéndose la nariz con los puños.

—¿Vas a decirme qué pasó o qué? —Él escondió sus manos dentro de sus bolsillos, cada vez más impaciente.

—¡¿Podrías bajar la voz?!

Él tomó aire profundo para intentar relajarse, pero todas las situaciones hipotéticas que la hicieron caminar a casa en ese estado hacía que su sangre hirviera.

—Apareces aquí, sin zapatos, y llorando, mierda. No hay señal del hijo de puta por ninguna parte. Disculpa, pero estoy algo alterado. —Se sentó a su lado con un bufido—. ¿Qué mierda ocurrió?

Ella volvió a sorberse la nariz, levantando la mirada hacia él.

—¿Él te hizo esto? —Acercó una mano hacia su rostro, rozando suavemente su labio con su pulgar.

—No, me lo hice yo misma. Me caí. —Ella comenzó a reírse entonces, pero su risa rápidamente se convirtió en sollozos.

—Bella, ¿qué mierda? —Se pasó una mano por el rostro, con un gruñido que salía de lo más profundo de su ser—. ¿Podrías, por favor, decirme qué pasó?

Ella inhaló profundo, mirándolo al fin, y contó todo.

—Bien, estábamos en su coche y nos comenzamos a besar...

Él apretó su mandíbula y cerró sus puños.

—No necesito todos los detalles —la interrumpió.

—Y estaba bien al principio, hasta que me di cuenta que él tenía... la tenía afuera.

—¿Qué tenía afuera?

—Su... Su... —Se volvió a reír, secándose algunas lágrimas—. Cosita... —Bajó la voz aún más.

—¡¿Tenía su polla afuera?! —Los ojos de Edward se abrieron de par en par mientras que sus uñas se clavaban en sus palmas.

—Sí... —Ella lo miró, su ceño fruncido y sus hombros elevados, avergonzada.

—¡¿Mientras se estaban besando?!

—¡Sí!

—¡¿Qué mierda?!

—¡¿Cierto?!

—Entonces... ¡¿qué hiciste?!

—Bueno, una vez que me di cuenta... la miré y...

—No creo que pueda escuchar el resto... —Él comenzó a pararse, pero Bella tomó su mano.

—Edward, por favor...

Él volvió a sentarse a su lado.

—Solo guárdate los detalles, ¿de acuerdo? O me darán náuseas.

—Él me miró, como si esperase que hiciera algo al respecto... —continuó ella—. Y yo volví a mirarla y...

Edward gruñó.

—¡Comencé a reírme!

—¡¿Qué?!

—Me estaba sintiendo mareada. Creo que pudo haber puesto algo en mi bebida. No lo sé. —Bella se frotó las manos al hablar—. Entonces, ¡no podía parar de reírme y él se ofendió!

Edward resopló a su lado, sacando otro cigarrillo del paquete, pensando en cuál sería la manera más rápida de llegar a Jacob Black y romperle el jodido rostro.

—Le dije, "sí, eso no pasará, amigo", y salí del coche. En un segundo, él baja del coche y me sujeta contra la puerta.

Edward jaló de su cabello con furia, el cigarrillo colgando de sus labios.

—Sí, voy a necesitar este —dijo, encendiéndolo, cuando ella asintió. Él podía sentir su temperatura elevarse. Su rostro y sus orejas ardían de la furia.

—¡Quería darle un rodillazo en las pelotas, pero no sabía si su cosa seguía afuera, y no quería que mi rodilla la tocara! —Bella frunció su rostro con asco.

—Deberías haberlo hecho... —añadió Edward, dándole otra calada a su cigarrillo.

—Intenté enterrar mis uñas en su hombro, tratando de apartarlo. Cuando finalmente se alejó lo suficiente para zafarme de su agarre, le di un puñetazo en el rostro.

—Bien. —Le echó un vistazo a sus manos mientras ella se frotaba los nudillos.

—Es entonces cuando perdí el equilibrio y me caí. Me rompí el labio con la acera. Entonces, simplemente salí corriendo. —Ella exhaló fuertemente, bajando la mirada.

—Si Charlie no lo mata, yo lo haré —dijo finalmente Edward, poniéndose de pie y caminando de un lado al otro frente a ella.

—Charlie no puede saber esto, Edward. —Ella se paró sobre el primer escalón, que casi la ponía a la altura de él—. Sabes que él y el papá de Jacob son amigos.

Él la miró una vez, antes de comenzar a dar vueltas de nuevo.

—Entonces, mataré al hijo de puta.


Bueno, un poco del pasado. ¿Acaso Charlie no es lo más?

Gracias por leer y buen fin de semana :)