"Lo siento mucho, Ran." Dijo Akai mientras se sentaban en la terraza de la cafetería.

"¿Tú no notaste nada raro en él?" Preguntó la morena. "¿O algo raro los días previos a ese incidente?"

El moreno negó con la cabeza sin mirarle directamente a los ojos.

"Somos amigos, Akai. Nos conocemos desde hace muchos años, hemos ido de vacaciones juntos y celebrábamos las fiestas juntos." Dijo cambiando su mirada a una más apagada. "¿Y en cinco años no has sido capaz de decirme que habían despedido a mi marido?"

"Lo siento." Dijo sinceramente.

"¿Qué pasó?"

"Cometió varios errores en un caso. Pero imagino que no te lo comentó para no preocuparte. Era bueno en su trabajo y supongo que trabajó por su cuenta mientras buscaba otro trabajo." Intentó explicarle.

"¿Tú sabes lo que creo yo?" Preguntó suspirando. "Creo que nadie te despide por un solo error. Creo que a Shinichi le despidieron por no presentarse ni un solo día en el trabajo. Que tú lo sabías, qué tú lo ayudaste y encima me engañasteis." Escupió. "¿Tengo razón Akai?"

Shuichi la miró fijamente. Él era un hombre serio y muy profesional, pero Ran era tan dulce y amable, que le costaba mentirle en esos momentos. Se sentía pillado y no quería hacer la bola de nieve más grande.

"¿Sabías que Kudo tenía una amante en Hakone?" Le preguntó firmemente.

Akai asintió lentamente.

"¿Tú dirías que Shinichi me quería?" Le preguntó seriamente.

"Sí, te quería." Contestó sin dudar.

"¿Y a ella?¿A ella también la quería?" Preguntó más suavemente.

"También…También la quería."

Ella sintió mientras bebía del café que la camarera les había dejado. Buscándole una y otra vez el sentido a todo eso.


"Estas son las fiestas de mi pueblo" Le dijo ella sonriente mientras paseaban por las parasitas, acompañados de música y el olor a comida. La gente de su alrededor reía y conversaba libremente mientras ellos se pararon para comprar un refresco.

"¡Shiho, has venido!" Dijo un moreno acercándose a ella para abrazarla.

"¿Cómo no iba a venir?" Le preguntó ella sonriente mientras agarraba el brazo de Kudo. " Heiji, él es Shinichi." Le presentó.

"Encantado." Contestó Kudo acercándole la mano para estrecharla.

"Lo mismo digo." Dijo el moreno mientras apretaba su mano. "Yo soy Heiji."

Cenaron algo en una de las paraditas y se dirigieron a las barras de bebida y música para continuar la fiesta que la noche les ofrecía. Kudo no pintaba nada en un ambiente cómo ese, él nunca se iba a las fiestas de los pueblos para emborracharse ni se metía en los bares a jugar o apostar a los dardos. Si Ran le viese actuar de esa manera, se pensaría que era una persona distinta.

Pero se lo estaba pasando cómo nunca.

Jugar a los dardos no era precisamente el punto fuerte del moreno y con el alcohol que llevaba, iba perdiendo la partida.

"No deberías apostar teniendo esa puntería." Dijo su contrincante partiéndose de risa.

"Déjame a mi, yo te remonto." Dijo la pelirroja segura mientras le robaba el último dardo de la mano.

Entrecerró un ojo, apuntó con los dedos antes de lanzar y acertó en el centro de la diana con una puntería perfecta. "¡Sí!"

Kudó se quedó flipando. Cada día que pasaba con ella, conocía algo nuevo que no se esperaba, era una caja de sorpresas. La abrazó al llegar a ella y sonrió al darse cuenta de la suerte que tenía de haberla conocido.


"¿Y de qué trabajaba Shinichi?" Preguntó Ran mientras acomodaba en los cajones un montón de utensilios de fotografía que acababa de comprar por internet.

"Era detective, trabajaba en una agencia que solía mandarle a Inglaterra a trabajar. Al principio, se tenía que ir casi todas las semanas a Londres. Luego intentó trabajar aquí, por internet, pero esa opción no funcionó mucho tiempo." Le explicó la pelirroja mientras ponía las sábanas limpias. "Y luego lo dejó."

"Lo dejó." Susurró la morena muy molesta para si misma. "¿Y por qué lo dejó?" Le preguntó a ella.

Shiho se sentó en la cama ya hecha y estiró las arrugas de su alrededor. "¿Tú te querías ir a Londres, Manchester,…Teniendo todo esto aquí?" Le preguntó mirando hacia la ventana. "Lo dejó. Empezó a encargarse de los casos de esta zona y colaborando en algún trabajo con los vecinos." Le explicó más profundamente.

Toc toc toc

"Voy abrir a ver quien es." Le dijo levantándose de la cama y bajando las escaleras.

Abrió la puerta y sonrió a su visita. "Vaya, tú por aquí."

"Hola Shiho." Dijo el moreno sonriente.

"Pasa." Dijo ella apartándose de la puerta.

"La verdad es que he venido por trabajo esta vez." Le dijo sacando su móvil. "Déjame enseñarte una cosa."

Ran reconoció la voz desde el piso superior. Era Heiji y él no tenía ni idea de esa doble identidad que se había creado. Estaba en un buen lio como la encontrase ahí.

Shiho cambió la cara en cuanto el moreno le enseñó el vídeo. Parecía que uno de los jóvenes que se había encontrado el otro día, no había perdido el tiempo en grabar su encuentro.

"¿Has venido por esta mierda?" Preguntó molesta. "Podrías haberte ahorrado el viaje."

"He venido para hacerte un favor. Los padre del chico te quieren denunciar." Le dijo un poco preocupado.

"¿A mí?¿Y eso por qué?" Preguntó molesta.

"Por lesiones." Contestó el moreno. "El crío fue al medico para hacer un parte." Le explicó.

"¿El crío?" Preguntó chasqueando los dientes. "¿Ósea, es un crío cada vez que se planta en medio de la carretera para insultarme o llamarme puta?¿Eso es un crío?"

"Sí, es un menor." Le contestó.

"Claro, es un menor." Dijo medio riendo. "Es un menor, pero se planta en la carretera para enseñarme el paquete, preguntarme que cobro o pedirme que le coma el postre." Dijo muy molesta. "¿Eso es un crío?"

"Esa no es la cuestión." Dijo Heiji intentando calmarle. "Pero tú no puedes…"

"No, no lo es. La cuestión es que hay gente que cree que tiene derecho a opinar, a juzgar y a vejar a todos aquellos que no estamos dentro de lo que ellos consideran como gente normal. Y eso te lo hacen con la polla fuera y llamándote puta." Dijo sintiéndose impotente hacia ese tema.

"Shiho..."

"¿Y sabes por qué? Por qué se creen mejor que tú ¿Y sabes lo que les hace falta a esa gente? Les hace falta un buen dolor de huevos, a ver si de esa manera se bajan del pedestal en el que están subidos por alguna mierda de ley moral que no tengo ni puta idea de cual es." Dijo sin dejar de andar de un lado a otro del salón.

"Shiho tienes que ir a pedirle perdón a ese chaval." Le dijo Heiji un poco serio.

"No lo haré." Se negó rotundamente mientras cruzaba los brazos.

"Sí que lo harás"

"No. Sabes que tengo razón en esto." Dijo entrecerrando los ojos y clavando sus pies en el suelo.

"Se que la tienes, pero la pierdes cuando te comportas así. Tienes que ir" Insistió.

"No pienso hacerlo." Se negó tozudamente.

"¡Shiho! Tienes unas cuantas denuncias interpuestas. ¿Qué vas a hacer si viene un juez y se cansa de tus reincidencias?" Le preguntó preocupado, intentándole hacer entrar en razón.

Ran, por otro lado, podía escuchar toda la conversación que tenía la pareja desde la planta superior. Parecía que aquel incidente le iba a costar caro a la pelirroja si no cedía y se disculpaba. Esos chicos había sido unos capullos, pero la ley no estaba impuesta para hacer algo al respecto a ellos. Era algo injusto para ella.

Se quedó en silencio mientras seguía escuchando la conversación atentamente.

"¿Qué vas a hacer con Aiko si de repente te meten en la cárcel?" Le preguntó Heiji más serio. "¿Qué vas a hacer, Shiho?"

Shiho se quedó unos minutos en silencio, intentando calmar la furia que tenía respecto a todas esas faltas que recibía casi a diario. Sus ojos estaban brillantes, pero no iba a permitirse llorar por eso y menos delante de nadie. Respiró profundamente varias veces mientras caminaba lentamente hacia la ventana.

El moreno sabía que s amiga no estaba pasando por un buen momento y eso que acababa de suceder no mejoraba la situación, pero tenía que mantenerse calmada si no quería tener un problema mayor.

Se acercó a ella para ponerse a su lado. "¿Le has dicho a Aiko que Kudo…"

"No, todavía no. No he podido hacerlo, esto significa el fin de todo." Dijo intentando no emocionarse.

"Con el tiempo el dolor será menor. Sabes que esto debería haber acabado hace mucho tiempo."

"Lo sé, estaremos bien." Le dijo intentando sonreírle. "Ahora tenemos una compañera de piso." Le comentó cambiando de tema.

"¿Una compañera de piso? Vaya, parece que la seria y antisocial Shiho que conocía al volver de la universidad ya no existe dentro de ti." Dijo como broma.

"Es una buena chica." Le dijo con una sonrisa. "Se llama Ade, es fotógrafa."

"¿Qué dices?" Preguntó aún sorprendido.

"¡Ade, ven! Quiero presentarte a alguien."

Ran empezó a ponerse nerviosa, no tenía escapatoria a lo que pudiese pasar ahí abajo los siguiente minutos. Empezó a respirar agitadamente ante la presión que empezó a sentir. Heiji podía destrozar toda su mentira en un solo segundo. Pero no podía quedarse ahí arriba y hacer sospechar a la pelirroja.

Tenía que bajar.

Sus pies caminaron lentamente, uno delante del otro mientras bajaba las escaleras del pequeño apartamento, intentando no mantener contacto con el detective. Su corazón palpitaba con fuerza y sentía ganas de salir corriendo de ahí para no enfrentarse a ellos dos.

El moreno la reconoció al momento. Era la mujer de su amigo después de todo, no podía engañarla con una coleta de caballo y una cámara colgando del cuello. Se quedó impactado. No se esperaba llegar a encontrarse nunca a Ran en la casa de la amante de su exmarido y menos haciéndose pasar por otra persona. ¿qué estaba haciendo?

"Ade, te presento a Heiji." Le dijo una vez se encontraban uno delante del otro. "Es policía y amigo de hace varios años." Le explicó mientras Ran fingía no conocerle.

"Ella es Ade." Dijo esta vez mirando al moreno. "Es fotógrafa. Nos conocimos hace un par de semanas." Le explicó a su amigo.

"¿Fotógrafa?" Preguntó Heiji con una sonrisa mientras no dejaba de mirar a la morena.

Ran estaba cada vez más nerviosa y la sonrisa burlona de la cara del detective no conseguía tranquilizarla. ¿Le delataría? Quería correr lejos, todo eso había sido una mala idea.