Solo echas de menos el sol cuando empieza a nevar,

Solo sabes que has estado bien, cuando sientes la caída

Solo odias la carretera cuando echas de menos tu casa,

Solo sabes que lo quieres cuando lo dejas marchar.

El mismo viejo sentimiento de vacío en tu corazón

Porque el amor viene despacio y se va tan rápido.

[Let her go.- Passenger]

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Un año y nueve meses antes.

Midoriya tararea una canción que desconoce, balanceandose sobre una viga con torpeza, le sonríe cada que toma su mano al creer que caerá, para después de unos segundos retomar el equilibrio.

Recién salieron del cine donde se había proyectado una película de súper héroes que el más bajo de los dos quiso ver, y como amigo se ofreció a acompañarle, ahora estaban dando vueltas por el centro comercial, buscando algo que hacer.

¿Y que te pareció Todoroki-kun?— preguntó el pecoso bajando de un salto de la viga terminada.

Fue interesante, no recuerdo haber visto alguna película de superhéroes, y es Shoto— se encogió de hombros.

-Si saliera una segunda parte, ¿Vendrías conmigo Shoto-kun?— la emoción en los ojos contrarios era palpable.

-Me encantaría Midoriya—

Pero sin duda, la sonrisa ante su afirmación era de las mas brillantes que había presenciado alguna vez.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Seis meses después.

Sin saber la razón, el ambiente que les rodeaba estaba lleno de tensión, por más que intentaba pensar en algo, nada se le ocurría, solo quería una explicación del porque el peliverde no lo miraba, o cuando contestaba eran monosílabos.

Su cabeza entraría en corto circuito porque los temas se le estaban agotando, y él no era el mejor conversador.

Cuando iban por la mitad del parque cercano a la estación, Midoriya se detuvo mirando el suelo, le costó unos segundos darse cuenta de su ausencia, volviendo sobre sus pasos.

-Shoto-kun-

Le pareció escuchar su voz temblorosa, y soltó en una especie de murmullo, una afirmación para que supiera le estaba escuchando.

-¡Hay algo que quiero decirte!- los tartamudeos así como las subidas repentinas de tono le sorprendieron.

Izuku no había actuado así de nervioso desde que se conocieron, cuando cruzaron la línea de la indiferencia a la amistad.

-¿Hice algo malo? ¿Estás molesto?- el peor escenario que imaginaba era el de perder su amistad.

Y el simple hecho de pensar que el pecoso se alejase de él, le revolvía el estómago.

-¡No, no es nada de eso!- sonrió poco, ante lo desconcertante de la situación, y aún así lo gracioso que lucía el chico moviendo las manos hacia los lados con tanto ímpetu.

-Es difícil para mí decirlo, es decir tu... Yo...- colocó una mano sobre su hombro, esperando que eso detuviese sus murmullos y le ayudara a concentrarse.

-Midoriya, tranquilo, ¿Que puede ser más íntimo que decirme que te gustan los hombres?- oh, debía aprender a cerrar la boca.

Izuku parecía estar a punto de explotar, su rostro estaba completamente rojo, por otro lado, había tenido efecto, el chico se había quedado hecho piedra.

Por unos segundos vió la duda en los ojos contrarios, sintiendo verdadera curiosidad por lo que fuese a decirle, sobretodo cuando le miró a los ojos con una determinación que conocía de sobra

-Me gustas Shoto-kun. Te quiero- ¿Eh? ¿¡Ah!?

Se quedó completamente rígido, pasar aire se había vuelto dificultoso.

No era la primera vez que recibía una confesión amorosa, y quiso golpearse por no haber visto todas las señales.

¿Cómo se supone que debía reaccionar?

Izuku Midoriya era su amigo, el mejor que tenía, el único que había tenido y que le importara tanto, el mismo que no le juzgaba y estaba con él... El mismo amigo que acaba de decirle que le quería

-Midoriya yo...- Los ojos del pecoso comienzan a lagrimear, y se muerde los labios para evitar que se escape cualquier sollozo.

Desvía la mirada, incapaz de sostenerla por un segundo más, con la garganta seca al saber que por su culpa Izuku lloraba.

-Lo siento, en serio lo siento- en medio de un impulso le abraza con fuerza, por un instante creé que el chico corresponderá, pero solo siente sus brazos a cada lado.

Y no sabe exactamente si aquello es bueno o malo.

Gracias a lo cercano de sus cuerpos, escucha las exhalaciones intensas en el más bajo, y lo húmedo de su camiseta, luego le siente removerse hasta que se suelta, aún no puede verle, así que cierra los ojos.

-Hasta luego Shoto-kun- y lo último que escucha son los pasos del menor corriendo a prisa.

Gruñe frustrado, temeroso y arrepentido. No quería herirle, no quiso que llorara, pero tampoco podía engañarlo... Él no merecía que le mintiera, incluso si eso lo hubiese hecho feliz al inicio.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Golpea la mesa con sus dedos en un ritmo constante, esperando ver a Izuku cuando entre al salón, quiere hablar con él, quiere... ¿Qué? Si no puede corresponderle

Pero, ¿Pueden seguir siendo amigos? ¿Midoriya querría seguir estando con él?

Detiene sus movimientos, volviendo sus manos puño, Izuku podría hacerse amigo de quien fuera, ni siquiera sabe porque sigue juntándose solo con él...

-¡Shoto-kun! ¿Estás bien?- sacude su cabeza, y parpadea confundido.

El rostro pecoso de Izuku está muy cerca -no en realidad, está a la misma distancia que todas las veces que platican- le mira confundido y algo preocupado, pero mantiene una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿Midoriya... Qué?- se siente muy fuera de lugar

-Parecías distraído, ¿Estás bien?- le toca la frente queriendo comprobar su temperatura, y sin saber porqué, golpea su mano para apartarlo

Abre los ojos por su acción, mira la mano cicatrizada del menor y alterna entre su rostro y su propia mano. La sonrisa en el pecoso flaquea, luce herido, sus ojos se cierran para sonreírle mas plenamente.

-Midoriya lo sien...-

-Que alivio~ no tienes fiebre, debió ser mi imaginación- el adolescente peliverde se da la vuelta entre risas.

Shoto no baja la mirada como aquella vez, mira sus acciones y sus actitudes, sin saber que toma una mala decisión, acepta la sonrisa de Izuku como verdadera aún cuando está consciente que no lo es.

Decide ya no tocar el tema de su confesión, y se conforma con el hecho de que Izuku "le quite importancia", se convence de que los ojos rojos y las ojeras no son indirectamente su culpa.

Se dice a sí mismo, que mientras Izuku sea su amigo, las cosas estarán bien.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Los días pasan, volviéndose semanas.

Y su sonrisa siempre es falsa, sus ojos a veces están rojos, las ojeras ya no desaparecen, y le cuesta prestarle atención.

Ya no le toca desde aquella ocasión en que lo apartó.

Sabe todo esto, pero muerde sus labios, cobardemente, acalla todo lo que sabe está mal, porque no quiere enfrentarse a los puros sentimientos del menor, no quiere hacerle frente a que es un patán por saber que lastima al pecoso y que aún así, no hace nada por cambiarlo.

Gira por uno de tantos pasillos, y se topa con una escena desagradable.

Midoriya está recargado contra una pared, donde un chico -aparentemente- mayor de cabellos rubios le sonríe, mientras se confiesa.

Y se queda en ese sitio, solo escuchando.

-Lo siento, pero me gusta alguien más- la frase le parece como un disco rayado.

No es la primera vez que lo escucha rechazando a alguien, quizá no sea la última. Siempre es la misma secuencia de palabras, con los mismos ojos culpables y llorosos, porque a pesar de que sabe lo doloroso que puede ser un rechazo, no puede aceptar a otros para cubrir un sentimiento que aún guarda en su interior.

Y sale finalmente de su lugar cuando el ojiazul parece dispuesto a decir algo más, finge que no se da cuenta de la situación, nombra al pecoso hasta disculparse por su "intromisión".

Izuku le sigue después de volverse a disculpar, ambos son buenos intentando tapar el sol con un dedo. Porque Midoriya sabe que ha escuchado lo que sucedía, y Todoroki está consciente de ello, sin husmear en la razón de que le parezca tan molesto, aún sin su capacidad para hacer algo más allá de mostrar descontento.

Y como las semanas que han transcurrido, Izuku le demostrara -consciente o no- que le quiere aún.

Así que, como se ha hecho costumbre en ellos, esa tarde le invitó también a ir a su hogar, para trabajar, ver películas o cenar. Le gusta llevar al pecoso con su familia.

Esa tarde es la primera en que Izuku conoce a todos los Todoroki.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Exactamente no sabe bien que decir sobre esto, pero termina abriendo los labios, y sabe que no ha sido inteligente cuando la chica le toma del brazo en un gesto por demás efusivo.

Inasa Yoarashi, acaba de confesarle sus sentimientos.

Y él, estaba simplemente cansado de tener que pasar por esa rutina, porque no le gusta hacer a las chicas llorar, ellas no tienen la culpa de que sea un insensible.

Tampoco Izuku la tiene, el único error del pecoso es seguir a su lado, queriéndolo.

-No puedo corresponderte... Pero podemos intentarlo- ni siquiera sabe si eso es posible.

Tampoco sabe porque específicamente ella llamó su atención para creer que podría darse una oportunidad, quizá fue su sonrisa, es grande y genuina, parece ser efusiva, aunque es un poco más alta que él no debería ser mucho problema ¿Cierto?

Le cuesta reflejarse en los ojos de la chica, quizá porque son más pequeños que los de su amigo, a los que está habituado.

Aún así, esa tarde, a insistencia de la joven le lleva junto a Midoriya a casa.

Su familia les recibe con una sonrisa, pero no es estúpido, Izuku sonríe menos, tampoco puedo ignorar el hecho de que parecía escapar de ellos, o que esa misma tarde el chico se retira con una excusa absurda.

Irónicamente, la joven no es aburrida, su tono de voz te impide dejarle de lado, así que, decide que está bien si salen.

Y con el paso del tiempo, le quiere.

-Llevé a Inasa a casa para cenar, oficialmente es mi pareja- ¿Que ganaría diciéndole eso?

Quién sabe, pero los ojos del peliverde se oscurecen, aún así le sigue sonriendo, finge emoción mientras mueve las manos, pero no deja de observar como una de ellas se cierne con fuerza sobre su pantalón

-¡Felicidades Shoto-kun! Me alegro mucho por ustedes- y le hubiera gustado decir que no tenía porque fingir, pero lo ha permitido todo ese tiempo, así que solo guarda silencio.

Esa misma tarde, Izuku no vuelve con ellos de la escuela, y eso se repite durante dos semanas.

-¿Dónde está Midoriya?- hace un minuto, cuando fue por el almuerzo de la chica y el propio, estaba ahí.

Ella le sonríe abiertamente, y lo recibe con una especie de abrazo, mientras toma la bandeja con los alimentos.

-Dijo que había olvidado algo, pero que volvería más tarde- parece no ser importante, así que se encoge de hombros, convencido de que en cualquier momento regresará.

Solo que no lo hace.

Y entonces, su ausencia es constante, ya no solo en su casa, si no en los descansos, en las clases. Siempre que Inasa estuviese con él, Midoriya se iba a otro sitio con patéticas razones.

Hasta que un día...

-Oh~ vamos a tu primera tarea- apenas se percata de como su hermano arrastra a su amigo hasta la cocina.

Se queda observando el mismo sitio largamente, hasta que la voz de Inasa llama su atención, le sonríe y acepta ir con ella a comprar frituras o algo para merendar.

Les pregunta a sus hermanos en la sala si quieren algo, faltando solo Izuku y Dabi, se topa con ellos jugando en la cocina. No es el que su hermano tenga al menor en su espalda, si no la sonrisa de Midoriya.

¿Cuándo fue la última vez que le dedicó una verdadera?

Chasquea la lengua, y se da la vuelta con un sabor amargo en la boca.

Esa tarde, fuera de su hogar Inasa y él compartirían su primer beso.

Y aunque le gustaría decir que fue especial, no fue así, era como si debiera suceder.

¿Habría algo mal con él?

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

E Inasa es su todo ahora, ella comienza a llamarle por su nombre y él en cambio le dice "Yura".

-Creo que no le agrado a tu familia- le mira desconcertado por el comentario, sin entender bien a que quiere referirse

-¿Qué dices?- la idea no puede concebirla

Su madre y hermana son amables, sus hermanos son de trato frío, pero solo porque les cuesta más adaptarse, el viejo tal vez es el más brusco, pero es parte su personalidad.

-Tal vez no toda tu familia, tu hermano de las perforaciones muestra su inconformidad conmigo, no le importa ser obvio, ¿Sabes?- ella baja la mirada, fingiendo que no le importa.

-No es eso Yura, es solo que él es... Difícil- "Aunque Midoriya nunca tuvo ese problema"

-Pero, actúa diferente conmigo que con Midoriya-kun, a pesar de que intenté llevarme bien con ellos- su voz normalmente alta, se corta, y él le abraza.

Tal vez... Ella tuviera razón.

Su familia sí podría querer más al peliverde, pero era algo que no podría decirle en voz alta a su novia.

Desde esa tarde, siempre que estuvieran en casa se quedaba con ella, porque una parte suya le decía, que a final de cuentas, Izuku era bien recibido por todos.

Él podría adaptarse, Yura no.

Inasa le necesitaba, Midoriya no.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Contiene su voz lo mejor que puede, por fin, después de algunos meses ha encontrado el sitio en el que el pecoso siempre está, en la azotea, comiendo solo pero con una sonrisa dirigida a su celular. Antes de darse cuenta, le pregunta porque se ríe.

-Estoy hablando con Dabi-san- es toda la atención que le da, antes de volverse al aparato.

Intenta bromear, y se sienta a su lado. Esa es la primera tarde que almuerzan solos desde que sale con Inasa.

Pero, el pecoso apenas le presta atención, se distrae fácilmente con el celular. Hubiera esperado librarse de la presencia de su hermano al menos dentro del instituto, sin embargo, no puede.

Dabi, Dabi, Dabi, Dabi... Es lo único que escucha de parte de su amigo y comienza a hartarse.

Sabe que fue su error... Si hubiese recordado su cita con la pelinegra, no hubiese decepcionado al pecoso. Los boletos para aquella secuela de la primer película que vieron juntos están dentro de su cajón.

En algún punto, decide quedarse callado, observando al peliverde que no advierte su presencia, ocupado en contestarle a su hermano tanto como para ignorarlo.

A pesar de que le preguntó porque tanto interés en Midoriya no obtuvo respuesta por parte de Dabi, sacándolo de sus casillas, y de algún modo siente, que eso solo terminó por acercar a ambos chicos.

Ya antes no estaban juntos en casa, ahora Izuku podía pasar de su persona, ya no le sonreía a él... Pero calla, porque sería hipócrita de su parte quejarse.

"-Se la pasa hablando contigo por celular, riendo al recordarte. Ese no es el Midoriya de siempre... Es... Es...-"

Es justo como cuando Izuku le confesó que le gustaba, dedicándole cada gesto, cada tristeza o felicidad.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

-¡Estoy cansada Shoto!- su cara indiferente le ayuda a encubrir que no le estaba poniendo atención.

-¿Porque Yura?- la chica solo se exaspera por su tono monocorde.

-¡Ni siquiera estabas escuchando! Te la pasas en las nubes, y no creas que no me he dado cuenta porqué, estás pensando en Midoriya- lo último apenas se escucha

A su alrededor, varios alumnos fingen no prestarles atención, pero es claro por sus murmullos que son el centro de toda esa multitud.

-Yura, no vamos a discutir esto aquí-

-¿Dónde entonces? ¿Te parece en tu casa? ¡Tu familia me odia y todo por Midoriya-kun!- de todos sus hermanos, los únicos con un carácter apenas equivalente al de su padre, son Dabi y él

-Midoriya no tiene la culpa de si a mí familia le agradas o no. Y si no quieres discutirlo en otro sitio, bien, me largo- su tono es frío y seco, apenas le dedica una mirada por encima del hombro, ya no queda mucho tiempo antes de que suene el timbre del segundo receso.

-¿Vas a dejarme? ¿Prefieres defender a ese homosexual de mierda? ¿No te da asco que esté enamorado de ti?- casi puede escuchar las exclamaciones ahogadas de los demás.

Él se gira muy lentamente, sus facciones endurecidas.

-Ese "homosexual de mierda" es mi amigo... Y no quiero que vuelvas a acercarte a nosotros. Hemos terminado... No vales el tiempo de nadie- parece querer reírse al final de la oración.

La chica despotrica en medio del pasillo contra su persona y la de su pecoso amigo, pero solo la ignora. No puede creer que todo este tiempo ella pensara eso.

Se siente decepcionado de alguna forma, porque quería a la chica, aunque ya no sabe de que forma o si solo son sus sentimientos encontrados.

Midoriya mira su pupitre, y cuando está por hablarle el maestro llega. Durante lo que resta de día, mira como el chico se sonroja y murmura, pareciera tener una batalla consigo mismo.

-¡Midoriya!- se queda con la mano extendida, el chico ni siquiera le prestó atención.

Recoge sus cosas intentando alcanzar a su amigo, aunque eso se frustra cuando la que ahora es su ex pareja le confronta para seguir discutiendo, pierde el tiempo en nada, y cuando llega a la camioneta, solo se encuentra a su hermano.

Este no se percata de que le está observando, solo mira hacía el lado con una sonrisa estúpida en los labios, y sonrojado en la punta de sus orejas.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

Pierde contra Fuyumi y Natsuo, así que tiene que abrir la puerta.

Grande es su sorpresa cuando Midoriya está del otro lado, con una ropa que no recuerda haberle visto nunca, cargando una cajita pequeña y una sonrisa nerviosa.

Se ve bonito y tierno, siempre ha estado consciente de ello, el calor de su mano en su mejilla le parece apenas una memoria lejana.

¿Hace cuanto que no se tocaban si quiera los hombros?

Frunce el ceño desconcertado, no le molesta verle, de hecho quería hacerlo.

-Izuku-

Antes de poder decirle algo, la voz de su hermano los distrae a ambos, el pecoso parece abeja en busca de miel.

Cuando ambos se encuentran, toman sus manos y se susurran entre ellos, quiere mirar a otro lado pero no puede.

Lucen exactamente como una pareja podría hacerlo.

Intenta decir algo para detenerlos, para que Izuku le mire, solo quiere entender cuando fue qué se distanciaron tanto.

Dabi le mira a los ojos cuando de la mano de Midoriya los saca a ambos de la casa.

-¡Midoriya-kun se veía lindísimo!- es la exclamación de su hermana emocionada la que atrae la atención de ambos varones

-Si, creo que podrías decir eso- Natsuo rasca su mejilla con pena

-¿Saldrán juntos?- se siente demasiado perdido

-Dabi estaba súper nervioso, no recuerdo la última vez que se emocionó tanto por una cita- su hermana tiene un rostro soñador.

Sus padres vuelven del súpermercado y la charla queda suspendida.

Todo la noche se insiste en olvidar a su hermano saliendo con su amigo en una cita, quiere no pensar en ellos siendo cariñosos.

Π •• Π • Π •• Π • Π •• Π

El domingo por la mañana la familia Todoroki desayuna sencillamente, no es de sorprenderse que falte uno de los integrantes porque tiende a levantarse tarde, y Shoto intenta olvidar que está ansioso porque Dabi les diga que demonios pasó ayer.

-Ya llegué- escucha la voz pastosa de su hermano mayor venir de la entrada.

-Estamos en la cocina- Natsuo le responde desconcertado.

A excepción de sus padres, los hermanos se ven confundidos entre ellos.

-Bienvenido, ¿Cómo te fue anoche?- Enji lo analiza con la mirada, pero los ojos del otro lucen igual de apasibles.

-Fue divertido, fuimos a un maratón de películas- su madre hace un ademán de servir un plato antes de que el pelinegro niegue

-Gracias mamá, pero la señora Inko se encargó de alimentarme esta mañana- toma asiento donde acostumbra.

-¿Y? Cuenta, cuenta, ¿Ya?- Fuyumi arremete sobre la mesa, extasiada y alegre.

Dabi parpadea lento, riendo después por la emoción tan palpable de su hermana, así como que aunque nadie lo diga, sienten curiosidad por la velada entre el par de chicos.

-Se portó como un caballero- el pelinegro se burló al su hermana esperar más detalles, haciendo gestos como si fuera la chica de una película cliché

-¿Tuviste una cita con Midoriya?- tensa los hombros y sostiene rudamente el tenedor entre sus dedos.

-Si, tuve una cita con Izuku anoche, pensaba volver a casa pero... Eso no importa, solamente dormimos- aclara ante la mirada acusatoria de su padre.

-¿Porqué? ¿Crees que Midoriya es un juego?- se puso de pie, golpeando la mesa con ambas manos

-Shoto cálmate- El pelinegro solamente suspira por lo bajo, su hermano Natsuo intenta relajar al bicolor.

Todos en la familia saben a lo que se refiere, aunque el menor lo saca de contexto. Que sus parejas anteriores no funcionaran, no era porque pensara que eran un pasatiempo.

Ellas lo vieron de la misma forma, salidas casuales que no llegaron a nada por falta de interés en las partes.

Shoto toma su camiseta en un descuido de su parte, sujetándose con fuerza de la ropa, misma que el movimiento tira la silla hacía atrás en un ruido sordo.

-¡No! ¡¿Porque haces esto?! ¡Midoriya no debe salir contigo! Solo vas a lastimarlo- su padre está por intervenir cuando la peliblanca le detiene.

Su paciencia tiene límites muy cortos, todos lo saben.

-¡Basta! ¡Izuku no es un juego! ¡Estoy enamorado de él, de la misma forma que él de mi!- se suelta del agarre de su hermano con un golpe en la boca.

Ambos padres intentan guardar el orden pero son ignorados por los varones Todoroki.

Shoto se limpia la quijada de un poco de sangre, después de trastabillar por el golpe.

-Mientes... Él... No te quiere, no así- ¿Estaba enamorado de él, no? Midoriya no se enamoró de su hermano, ¿Cierto?

-¿Cómo lo sabes? Hasta donde sé, ustedes ya no hablan casi nada... Te lo dije una vez Shoto, lo que pase entre él y yo no es tu asunto- da un golpe en la mesa antes de darse la vuelta para ir a las escaleras.

-Y te equivocas, amo a Izuku como no lo he hecho con nadie antes. Quiero cuidarlo para no verlo llorar de nuevo... Él no es mi novio aún pero lo será- le mira por encima del hombro, por su rostro se nota que le cuesta ser tan sincero frente a ellos por un sentimiento romántico.

-Porque el mismo corazón que estuviste pisoteando y que ahora quieres reclamar, ya no es tuyo... Voy a encargarme de que eso no cambie- sonríe macabramente.

Su madre le reprocha con la mirada, y es su padre quien le regaña, Fuyumi como Natsuo no entienden su actitud, y varios de ellos no saben si deben ir en busca de Dabi.

Ellos han sido los terceros en ver el cambio de Izuku durante esos meses.

Y él también lo sabe, que Dabi le ha hecho sonreír después de que él le hizo llorar.

Se remite a escuchar los reclamos de su padre, sabiendo que tiene razón, está equivocado y no debió reaccionar así contra su hermano, está siendo egoísta.

Siempre ha sido egoísta, se aferró a la idea de que Izuku jamás dejaría de quererlo, que estaría a su lado siempre.

Izuku no fue quien rompió la amistad confesando sus sentimientos, fue Shoto al aprovecharse de ellos.