VIII

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Harry, ¿qué tal todo? ¿Algo nuevo qué contar? Recuerdo que la semana pasada me dijiste que te tocaba cita el día de ayer con la sanadora.

Sí, bueno… todo salió bien. El bebé está sano, y al parecer pronto podremos saber cuál será su sexo.

¿Ya pensaste en algún nombre? —Scholmo sorbió su café y lo miró con esos ojos agudos y tenaces.

Si es niña, me gustaría que se llamara igual que mi madre. Si es niño… no sé, no me gustaría James, creo que si le pongo ese nombre tendrá un temperamento muy travieso…

Aún tienes tiempo para ello —dijo Scholmo y seguido conjuró su bitácora mágica para ir apuntando todo—. ¿Cómo fueron las cosas con Draco y Liam el día de ayer?

Creí que sería peor… por un segundo, sentí que Draco podría lanzarle algún maleficio.

Pero, ¿tú cómo te sentiste?

Estuve nervioso. Bastante antes de siquiera verlos, pero Liam logró tranquilizarme, y fue bastante comprensivo con la situación… y después de la cita hablamos los tres, sobre cómo funcionaría la dinámica hasta que naciera y se pudiera determinar quién es el otro padre.

Ya veo, ¿y qué piensas de tener a Draco cerca de ti nuevamente?

No sé qué tan buena idea sea. —Harry se quedó callado un par de momentos y luego continuó—. Quiero decir, puedo tolerarlo pensando en el futuro del bebé, pero no sé cómo reaccionaría si intenta algo más… puede que sea tonto, pero aun después de todo, lo amo.

No es tonto, Harry. Un sentimiento como el suyo, una relación como la que has descrito desde que llegaste aquí por primera vez, no es algo que puedas borrar en un par de meses. Regresaste a este espacio hace un tiempo, y hemos trabajado diferentes situaciones que, tal vez, requerían urgencia. —Scholmo recargó sus codos sobre sus rodillas, acercándose así un poco más a Harry—. Pienso que es tiempo de retomar el motivo por el que regresaste.

Si quiero, lo necesito —respondió con un nudo en su garganta, había llegado la hora—. Porque no estoy seguro de poder soportar cinco meses más junto a él sin sentir que me desbordo…

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La semana fue bastante agotadora; y apenas era miércoles.

Draco pasó el primer fin de semana con Liam y Harry; la situación era extraña por sí misma, pudo sentir que la tensión entre ellos podía cortarse con el cuchillo que tenían sobre la encimera de la cocina de los Dursley, aquel que no tenía tanto filo pues Marie lo dejaba usar a Annie para untar su pan con mermelada. Sabía que no era bien recibido en la familia muggle de Harry, era evidente la preferencia que marcaban los esposos Dursley al tratar a Liam como si poseyera los secretos del universo.

Y aunque Harry siempre trataba de desviar la atención, Marie era quien tenía una postura más seria siempre que él se acercaba a ellos, aunque sólo lo hacía para dejar comida cerca de Harry; el viernes anterior, indagó todo el material que encontró sobre alimentación en brujas y magos en gestación y al menos esos días, fue él quien se encargó de preparar diligentemente toda la dieta para él.

Al irse el domingo temprano, se despidió de todos con una sonrisa, sintiéndose victorioso ante Liam, quien se dedicó a platicar con Dudley y jugar con Annie. Los siguientes días, Harry le agradeció enviando un patronus a su botica.

No importaba todo el cansancio siempre que tuviera en mente su objetivo de recuperarlo. Se sentía en el cielo, un paso más cerca del paraíso junto a Harry.

Draco se apareció a las afueras del departamento donde vivía Pansy para contarle las nuevas noticias que tenía. Durante la semana, se encargó de hablar con su madre —sin contarle los detalles del asunto, como la posible no paternidad—. Narcissa le sonrió, y sólo le reiteró su apoyo incondicional, expresando ansiosa su alegría por conocer al bebé una vez que naciera. Lucius no mencionó palabra alguna, sólo apretó sus labios y se retiró del salón donde tomaban un poco de whisky de fuego.

Tres días antes, se encargó de enviarle a Blaise una nota en búho contándole lo acontecido últimamente en su vida; no había recibido una respuesta, pero no le extrañaba tanto ya que usualmente, Blaise tardaba un par de días o incluso una semana en contestarle porque se le olvidaba hacerlo.

Esperaba que se tomara bien que sería el padrino del bebé Malfoy-Potter.

Y después de eso, pensó muchas veces sobre las diferentes formas en que podría contarle a su amiga todo lo que había pasado, y ella sería la única que sabría la existencia de otro posible padre del bebé… sentía la necesidad de desahogar esa frustración y pena con alguien; y qué mejor que ella, quien nunca le había criticado.

Casi al instante de tocar el timbre, le abrió la puerta Pansy, quien aun cuando eran las siete de la noche, ya lo recibía vistiendo una bata de seda rosa pálido que resaltaba su piel pálida, y combinaba con su cabello corto y negro como el ébano.

—No te esperaba hasta mañana, ¿todo bien?

—Claro, sólo quería decirte algo: Voy a ser padre.

Pansy abrió los ojos, bastante sorprendida al parecer; alzó una ceja, y sus labios se apretaron, tal vez con el fin de no decir algún comentario fuera de lugar.

La vio apretar el marco de la puerta de madera con sus perfectas uñas francesas y, poco después, sonrió.

—Necesito que pases y repitas lo que creo que escuché… porque de lo contrario, pensaré que me estoy volviendo loca.

Draco ingresó al apartamento hasta llegar a la sala, donde se sentó en un pequeño sofá café chocolate y esperó a la tradicional taza de té que le ofrecería Pansy mientras hablaban. Reparó un poco en el aroma a incienso, muy poco común en ella y que en realidad sólo usaba cuando se sentía agobiada —algo sobre yoga que aprendió de su nuevo novio muggle—. Pansy salió de la cocina cargando una bandeja con una tetera, los insumos de té y dos tazas, las que dejó en la mesita de centro de su sala.

Draco comenzó a platicarle todo lo que había pasado en la semana; Pansy era su mejor amiga y confidente, por lo que tuvo la confianza de contarle hasta el más pequeño de los detalles, desde la alegría que tuvo al ver nuevamente a Harry, hasta la desolación que sintió al verlo tener sexo con otra persona. Por supuesto, Pansy le vio con rostro tranquilo y esperó a que terminara de contarle, bebiendo el té y comiendo ocasionalmente algunas galletas que también llevó.

Al terminar de hablar, su té de yerbabuena ya estaba frío y pudo ver una veta de duda en los ojos negros de su amiga.

—Pansy, estoy feliz. —Draco dejó la taza sobre la mesa nuevamente y se acercó a ella, quien le veía apretando sus labios desde el otro extremo—. Es una oportunidad que la vida me dio para estar de nuevo con Harry, y ahora con un bebé de ambos.

—Cariño, me encanta verte así de contento, tú mereces ser muy feliz, pero… —Pansy mordió su labio inferior, tal vez pensando en cómo continuar su frase—, ¿qué harás cuando llegue la prueba y esta indique que no eres el padre? Existe esa posibilidad, no se te olvide.

Draco sintió un agujero creciendo súbitamente en su interior; apretó la tela de su pantalón con sus manos e intentó menguar la ira que crecía dentro de él. Negó, moviendo su cabeza horizontalmente tantas veces que se mareó.

—Nunca pasará eso. Te lo dije, la sanadora comentó que Liam tuvo oportunidad sólo por su herencia mágica, y si de magia se trata, la mía es más fuerte por ser sangre pura.

Pansy sorbió un poco más de té y le sonrió, aunque claramente estaba angustiada. No quería que Draco se emocionara de esa forma, pero verlo tan vivo después de verlo en el piso durante meses, la obligó a callarse y disfrutar junto a Draco, los detalles del futuro bebé que en camino.

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Harry se sentía cansado.

Habían pasado cinco fines de semanas desde que comenzó a convivir con Liam y Draco; durante los domingos, lograron limpiar casi la totalidad de la casa de los Black —Bill fue muy bueno en liberar la casa de cualquier maleficio o magia negra—, y empezaron a amueblar con un estilo más moderno. Lo único que quería Harry, era deshacerse de todos los recuerdos que le dejó la guerra; por eso, en un principio, no quería vivir ahí…

Pero era inevitable. Quería lo mejor para su pequeño.

Además, todo era confuso. Liam se dedicaba en cuerpo y alma a contarle cuentos de la cultura celta —que Harry entendería, son fuertemente influenciadas por el mundo mágico—, a ponerle música para estimularlo —desde clásica, hasta algo como Rock for babys—, y a platicar de su vida diaria, de sus avances en su tesis y del trabajo de medio tiempo que consiguió en una preparatoria local como maestro de música. En cambio, Draco se encargaba diligente de todo lo concerniente a su alimentación; le enviaba comida al Ministerio, vigilaba que comiera a sus horas y le daba algunos remedios herbales para el cansancio o los pies hinchados.

Todo eso lo tenía al borde de la confusión, sin mencionar que lentamente, comenzaba a sentir ligeros movimientos, y por supuesto, una conexión que crecía lentamente con la vida que tenía dentro. Además, no sabía si se debía a que el bebé era influenciado por sus sentimientos, pero cada vez que Liam estaba cerca de él, el bebé se movía de un lado a otro con algarabía, como si estuviera emocionado; en cambio, con Draco era una paz y quietud demasiado inusual, que podía cambiar radicalmente a la inquietud.

Tal como los sentimientos que le seguía provocando.

Era débil, o eso era las pocas cosas que había platicado con su psicomago… sobre cómo se sentía de tener nuevamente a Draco en su vida; Scholmo le ayudó a ver eso en su última cita, ya que intentaba mantener la distancia con él más que con Liam por seguridad propia, por miedo a caer ante él.

Sintió migraña sólo de recordarlo. El fin de semana anterior, tuvieron una pequeña reunión familiar en casa de los Dursley —donde invitaron a Molly, Arthur, Ron, Hermione, Ginny, Bill y Fleur— sólo para anunciar la llegada del futuro bebé Potter; había globos, adornos, juegos, comida deliciosa hecha por Molly, regalos por parte de todos y postres que preparó Marie para la ocasión. Era una fiesta, y la alegría se desbordaba por todas partes… excepto cuando Draco interactuaba con Harry y viceversa, ya que todos podían sentir la tensión al dirigirse la palabra, y de alguna forma, no podía juzgarlo, pero fue una decisión que él tomó; Draco estaba molesto con él ya que quería invitar a su madre y a Pansy a la reunión, lo que desató la última discusión que tuvieron…

«¿Por qué no puedo invitarlas? Estará tu familia, e incluso algunos de los Weasley.» Dijo Draco cruzando sus brazos; la postura recta y el semblante serio le estaba sacando de su tranquilidad.

«Porque no sabemos si es tuyo o de Liam.» Respondió él masajeando las sienes de su cabeza. «Tú manejarás la noticia con tu familia como prefieras, pero por el momento, no quiero tener cerca a personas ajenas a mis seres queridos y a los posibles progenitores del bebé.»

Draco torció su boca en desagrado; tal parece ser que la mención de Liam seguía siendo un tema tabú para él. Y aunque ya no insistió más, se demostró demasiado callado y alejado de todos durante la reunión, manteniendo contacto sólo con él al darle sus alimentos.

Y aún, después de todo, le dolía la reacción de Draco. No sentía justo recibir una respuesta así… claro que tenía responsabilidad —parte de ella— en lo que había pasado, pero intentaba ser lo más cordial y abierto posible para que la convivencia sea la más agradable. Y Draco no lo era.

Incluso creía que quien menos tenía culpa en toda esa situación, era Liam… quien siempre mantenía un temple relajado, y hacía que los días de convivencia fueran lo más ameno. Intentaba platicar con Draco algunas veces, sobre las boticas que tenía a lo largo de Europa, y tuvo la osadía de pedirle permiso para fotografiar la mansión Malfoy —sin respuesta, pero Liam aprovechó que no existió negativa y fue un día acompañado por Ron y Hermione—.

Su lechuza se posó en la ventana de su oficina, sosteniendo en su pico una carta Harry sólo recibía cartas de dos personas, de su primo o de Liam. Se levantó de su silla, con un poco de esfuerzo en el proceso, y se acercó para quitarle el sobre, no sin antes darle su respectiva recompensa por la ardua labor que realiza para él. Desdobló la hoja de papel y leyó con atención:

«Hola Harry, espero que no tengas mucho trabajo el día de hoy, o al menos deseo no haber interrumpido algo.

Tengo que ir a Irlanda un par de días, máximo una semana, surgieron algunos detalles referentes a la tesis que se necesitó cotejar urgentemente con mi asesor antes de enviar el trabajo a revisión parcial. Mi vuelo sale en la noche, le marcaré a Marie el domingo para avisarle del día de mi regreso.

Que tengas un buen fin de semana, traeré algunos Trufas de chocolate y Scones para el bodoque.

¿Puedo contarle a mi abuela sobre ti? Ella estará feliz de saber que conozco al salvador del mundo mágico.

Con cariño, Liam

Harry suspiró hondo antes de caer en la desesperación; sintió una leve presión en su abdomen, sin saber si se debió a la ansiedad o por un movimiento de su hijo. Ahora, tendría que enfrentarse a su mayor miedo hasta el momento…

Quedarse solo con Draco.

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Draco, qué bueno tenerte por aquí nuevamente.

La efusividad de Anna, más el desasosiego en su corazón incrementaron el sentimiento de culpa que tenía dentro de él.

Si, bueno… he estado un poco ocupado —respondió apenas con una voz muy baja y sentándose en el proceso. Anna le vio alzando una ceja, pero no dijo nada y sorbió de su taza de café.

¿Gustas?

No, sólo un vaso con agua por favor.

Anna le hizo caso y levitó el vaso de vidrio entre la sala, hasta que éste llegó a sus manos. Bebió un poco, sentía mucho calor… el agua estaba tibia y sentía que eso, lejos de refrescarlo, le provocó desagrado.

Después de la última cita, avisó con antelación que se ausentaría dos semanas debido a que debía viajar por todo el continente revisando las boticas que tenía; Blaise le recibió en su casa en Italia, y ahí pasó algunos días saliendo de juerga con él, pero visitar el local en Francia fue lo más difícil al enfrentarse nuevamente con Louis, quien mantuvo un semblante distante en todo momento.

De regreso a su realidad, Draco dejó de asistir con su psicomaga durante tres semanas, tiempo en que se sumergió nuevamente en un ciclo de autocompasión, manteniendo sólo energía suficiente para su negocio, tratar con proveedores y el restante, seguir pensando en que…

Draco, ¿cómo te fue en tu viaje de negocios? —Preguntó Anna, irrumpiendo el mar de ideas que cayó en cascada hacia él.

Bien, todo bien. Yo, es decir… —Draco balbuceó. Sentía nuevamente un nudo en su garganta, uno que le impedía hablar con claridad—, ¿no quieres saber por qué no vine en tanto tiempo?

Anna le miró un par de segundos y sonrió.

Estás aquí nuevamente, que es lo importante —contestó poniéndose de pie y caminó hasta que llegó cerca de él, sentándose sobre la mesa de centro—. Si es algo de lo que quieres que hablemos está bien. No te sientas presionado por contarlo, éste es tu espacio, y recuerda que se habla de lo que necesites.

Draco no sabía cómo fue que sintió tanta paz gracias a esas palabras. Con cualquier persona, siempre se sentía con la necesidad de decir por qué o para qué hacía las cosas, todo con la finalidad de agradar… cosa que lentamente se convirtió en una falsa necesidad que era alimentada por un padre absorbente y un modo de vida elitista.

Sentía en Anna una confidente, alguien con quien podía decir las cosas como realmente las sentía sin sentirse juzgado.

¿Gustas que hablemos de algo en particular?

Durante este viaje, me reencontré con Louis en Francia… y no sé, ¿Por qué dolió tanto verle?

Mejor dicho, te dolió verte a ti mismo reflejado en él, ver los sentimientos que despierta en ti su persona, los recuerdos que evoca… Draco, no estás exento en recaer, es un proceso y como tal, existen altas y bajas. Lo importante es trabajarlo.

Draco suspiró nuevamente. Anna tenía razón, ver a Louis de nuevo, revivió muchas cosas dentro de él, incluyendo la peor decisión que hizo al engañar a Harry. Todo eso le hizo preguntarse por qué seguía ahí…

Se levantó del lugar donde estaba, se estiró un poco y fue cuando se percató en que se sentó en la misma silla de su primera cita.

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N/A: ¡Volví! No crean que me he olvidado de estos niños preciosos 3 Verán, creo que las actualizaciones serán más constantes, ya que terminé de publicar el otro fic en el que estaba trabajando (También es Drarry, por si gustan pasarse a leerlo). Ya hice algunos ajustes a la historia y sólo le quedan 3 capítulos más y un epílogo, así que pronto sabremos quién es el padre del bebé Potter.

Leo siempre los comentarios que me dejan, y son tan acertados todos y cada uno de ellos. Creo que me estoy encajando un poco con el Draco de esta historia, pero es justo que remede sus errores...

¡Nos estamos leyendo! Muchas gracias por todo el amor a este bebé fic.

Besos de agua de piña.