Disclaimer: Todos los personajes de Naruto y Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.

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¿Qué carajos? —la expresión sobresaltada de Kiba no se hizo esperar ante la escena que acababan de presenciar.

Las quijadas de todos los presentes habían caído estrepitosamente al suelo a la vez que sus ojos saltaron de sus cuencas al observar cómo Naruto había besado a Sasuke Uchiha sin miramientos y aparentemente de la nada. Eso, sumado al hecho de que, aunque el pelinegro lo hubiera apartado a los pocos segundos, se había dejado besar.

Para ponerle la guinda al pastel, el rubio le había soltado un "te amo" con el tono más embobado que jamás hubieran escuchado, y la sonrisa boba en su rostro junto al brillo de sus ojos le terminaban de dar la apariencia de idiota enamorado de caricatura. Si solo le faltaba que hubiera corazoncitos revoloteando a su alrededor.

Claro, no podían saber que su inesperada acción era en realidad su reacción ante las palabras de su chico.

— ¿Cómo pasamos de hablar de suicidio a esto? —masculló Neji por lo bajo, a lo que Tenten le dio un codazo disimulado, causando una risilla por parte de Hinata.

—Definitivamente si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, no lo creería. —repitió el Aburame.

Sasuke maldijo internamente al rubio por ser tan impulsivo y no pensar en el lugar y el momento de hacer las cosas, pero este no dejaba de observarlo como si fuera lo único que existiera en el mundo y no pudo más que suspirar con resignación, sabiendo que su pareja no tenía remedio.

—Quita esa cara de idiota y déjate de bobadas, que estamos en la escuela.

Con esas palabras, el encanto que parecía haberse apoderado de Naruto se rompió y este arrugó el rostro en un puchero. Su compañero dejó de prestarle atención y continuó con su almuerzo sin decir ni una palabra ni dirigirle la mirada a ninguno de los presentes en la mesa.

Los demás se limitaron a imitarle en silencio, sintiéndose ridículamente incómodos con su presencia. Claramente Uchiha no había llegado ahí por voluntad propia y no estaba interesado en socializar con ninguno de ellos. Al fin y al cabo, a la única persona que le había hablado era a Naruto.

En cuanto hubo terminado, el pelinegro guardó la caja vacía de su almuerzo y se puso de pie, dispuesto a retirarse.

—Al menos espérame. —le reclamó el rubio al verle tan dispuesto a marcharse sin decir nada más.

Sus ojos negros chocaron con los azules de Naruto, quien lo observaba con el ceño fruncido.

Resopló sin elegancia como respuesta, lo que llamó la atención de los demás en la mesa. Naruto se giró hacia los demás con una mirada de disculpa.

—No le hagan caso. —les dijo. —Seguro lo botaron de chiquito y por eso no pudo desarrollar ninguna habilidad para socializar.

Kiba se apresuró a taparse la boca antes de soltar una carcajada que lo llevara a estar en la lista negra de Uchiha el resto de la vida, mientras que los demás le observaron pasmados como el pelinegro solo apretaba los labios fastidiado, pero sin responder a la provocación.

— ¡No le hables así a Sasuke-kun! —sin haberlo previsto, Haruno justo estaba pasando por ahí cuando escuchó al nuevo hablar mal sobre Sasuke, lo que la hizo enfadar. Especialmente después de toda esa cháchara sobre que el Uchiha era suyo y viceversa. — ¿Quién te crees que eres?

—Qué problemático…—se escuchó un susurro que fue olímpicamente ignorado.

—Oh, a Sasuke no le importa. —le contestó a Sakura, sonriendo. — ¿Ne, Sasuke?

— ¡Deja de hablarle con tanta confianza!

—Sakura. —la pelirrosa se detuvo en seco al escuchar su nombre salir de los labios de Sasuke. —Piérdete.

Sasuke. —dijo Naruto en voz baja en un tono de advertencia, intentando evitar que fuera demasiado grosero con la chica de ojos esmeralda.

—P-Pero, Sasuke-kun…—murmuró ella, afligida, llevándose las manos al pecho.

La severa mirada que le dirigían los profundos ojos negros del Uchiha le puso los nervios de punta. No era la habitual mirada vacía o molesta que normalmente dirigía a otras personas. Parecía de verdad estar molesto con la situación.

—Olvida de una vez esa estúpida obsesión que tienes conmigo. —comenzó a hablar. —Creo que he sido claro en que no tengo ningún interés en ti.

El rubio deslizó su vista de Sasuke a Sakura, analizando la situación. La chica se veía en verdad dolida ante el rechazo de aquel del cual había estado enamorada tanto tiempo. Se sintió mal por ella, pero entre más pronto comprendiera que el Uchiha nunca estaría a su alcance, más pronto podría superarlo y salir adelante.

Se puso en pie junto a su compañero y deslizó un brazo por su cintura, atrayendo las miradas de más de algún par de curiosos.

—Lo siento, Sakura-chan. —la vio dar un respingo por la manera en que había dicho su nombre. —Pero, como te dije antes, Sasuke es mío.

Ella vio con ojos perturbados la cercanía entre ellos, y como Sasuke no le apartaba a pesar de siempre estar rechazando cualquier tipo de contacto.

— ¿S-Sasuke…-kun? —suplicó, sus ojos enfocándose en el dueño de dicho nombre.

—Naruto y yo estamos juntos. —decidió ser directo. —Él me pertenece. No me interesa lo que pienses tú o nadie más. Ninguno de nosotros estará nunca con nadie más. —le dejo claro. —Si tienes alguna duda, coge cualquier libro que hable sobre nuestra relación y ponte a estudiar.

Naruto observó con simpatía como los ojos de la pelirrosa se llenaban de lágrimas y como se apresuró a girarse sobre sus talones para alejarse de ellos.

Nadie hizo ningún comentario, pero todos estaban pendientes de la escenita que se acababa de llevar a cabo en la cafetería.

—Tal vez así lo entiende de una maldita vez. —masculló el Uchiha, sin sentir realmente ningún tipo de compasión por los sentimientos de la muchacha.

—Hey, que te rompan el corazón no es agradable, ¿sabes? —intentó defenderla el ojiazul.

— ¿Hablas por experiencia? —se mofó.

No es como si Naruto en realidad supiera lo que era ser rechazado por alguien. Su corazón y su alma solo añoraban a Sasuke, y se sabía bien correspondido, por lo que, en términos de amores no correspondidos, nunca le habían roto el corazón. Pero sí había visto a suficiente gente sufrir de corazones rotos como para saber que no era una experiencia muy gratificante.

—Solo digo. —murmuró encogiéndose de hombros.

SNS

—Esos dos son muy extraños. —comentó Tenten luego de que Uchiha se hubiera marchado con Naruto pisándole los talones, no sin disculparse antes en nombre de Sasuke por haberse ido sin siquiera dirigirles una segunda mirada.

—No hace falta que lo digas. —habló Kiba. —Tendrían que haber visto la manera en que discutían en clase. Juro que jamás había visto a Uchiha hablar tanto. Ni siquiera creía que fuera capaz de decir más de tres palabras seguidas.

—Yo aún no comprendo cómo es que se dejó arrastrar hasta acá cuando era obvio que hubiera preferido estar en cualquier otro sitio menos que con nosotros. —Neji se unió a la conversación.

—Creo que lo más extraño de todo fue escucharlo admitir que está saliendo con Naruto.

— ¿Saliendo? —exclamó un incrédulo Chouji. —Básicamente dijeron que eran propiedad del otro.

—El punto es que son pareja. —lo frenó el Hyuuga antes de que su compañero se emocionara demasiado.

—No creo que nosotros podamos llegar a entender la relación entre esos dos. —interrumpió Shikamaru, apoyando su codo en la mesa y su barbilla en su mano, mirándolos a todos seriamente. —Recuerden que, por muy irreal que parezca, Naruto y Uchiha tienen un vínculo que sobrepasa el tiempo y el espacio. Es mejor no entrometerse en su relación, solo aceptarlo y ya. Sino sería demasiado problemático.

Hinata asintió fervientemente y los demás también lo hicieron de manera tentativa, con gesto pensativo. Puede que Shikamaru tuviera razón, además que estresarse pensando en Uchiha no valía la pena en general.

— ¿Creen que vuelvan a venir a comer con nosotros? —preguntó la chica de ojos perla.

Todos se giraron a verla.

¿Cómo saberlo?

No es como si fueran a echar a Naruto de su grupo. El rubio les caía a todos bastante bien. Pero Uchiha ya era harina de otro costal. No es que lo detestaran, pero definitivamente se sentían incómodos con su presencia, especialmente con su poca predisposición a relacionarse con ellos.

—Ahí nos daremos cuenta.

SNS

—Vamos, Sasuke. —el rubio le sujetó del brazo para evitar que siguiera caminando en quién sabe qué dirección. Estaban en medio del pasillo que conducía a los casilleros, y milagrosamente no había nadie en esos momentos. Lo que no significaba que alguien no pudiera aparecer en cualquier momento. — ¡Haz amigos! —trató de insistirle. —O al menos esfuérzate en ser un poco menos bastardo de lo normal.

El pelinegro se giró para encararlo con el ceño fruncido.

—No me interesa relacionarme con nadie que no sean tú y mi hermano.

Naruto roló los ojos exageradamente, dejando escapar un suspiro fastidiado.

—Lo dices como si nunca hubieras tenido amigos antes. —le recriminó, sabiendo bien que, aunque Sasuke nunca había sido alguien particularmente sociable, no era tampoco una especie de renegado de la sociedad.

—El descanso está por terminar. —cambió de tema, haciendo amago de reasumir su camino hacia los casilleros para no llegar tarde a la siguiente clase.

—Sabes que hablaremos de esto más tarde, ¿cierto? —ahora fue el turno del Uchiha de rodar los ojos, pero no dijo nada más.

Ante su actitud, Naruto le tomó de las mejillas y le atrajo hacia sí, besándole los labios cariñosamente, dejando su enfado de lado por el momento. El pelinegro intentó retroceder para apartarse del beso, pero el rubio no se lo permitió y lo mantuvo sujeto del rostro para besarle a gusto. ¿Qué si alguien los veía? Solo era un beso, no estaban haciendo nada indebido.

Al final, Sasuke terminó cediendo y alzando una mano para sujetarle de la nuca, disfrutando del contacto de sus labios rozándose y acariciándose dulcemente. Naruto suspiró, sonriendo victorioso en medio del beso, pero de repente se detuvo.

Un escalofrío le puso la piel de gallina en la nuca y de pronto se sintió observado. Giró el rostro, buscando algo al extremo del pasillo, pero no había nadie.

¿Se lo habría imaginado?

Sasuke siguió la misma dirección con la mirada y el ceño fruncido, sintiendo su inquietud pero no encontrando nada que pudiera haberle perturbado.

—Vamos. —le dijo, llamando su atención y jalándole del codo para que siguiera sus pasos. —Llegaremos tarde a clase.

Y Naruto comenzó a caminar junto con él, sin despegar la vista del punto vacío de antes.

Alguien estuvo observándoles, podía sentirlo. Fuera quien fuera, le provocó un mal sabor de boca y que se le apretujara el estómago. La sensación lo hizo buscar instintivamente la mano de Sasuke, dándole un apretón. Este le devolvió el gesto y no le soltó hasta que llegaron al salón para continuar con su día escolar.

SNS

Se dio la vuelta sobre el colchón sin poder acomodarse aún, sintiendo como el sueño no parecía querer hacer acto de presencia para ayudarle a dormir.

Había regresado a su apartamento después de salir del instituto. Por fortuna para ellos, no habían tenido problemas a la salida tampoco al usar la puerta trasera. Ahora, estando en su propia cama, debatía mentalmente por qué había terminado regresando a su apartamento solo en lugar de irse con su novio.

Tal vez fue una estrategia de Sasuke para evitar hablar sobre su nula habilidad social, o simplemente no quisieron aprovecharse de la amabilidad de Itachi. Por mucho que Naruto quisiera estar allá, seguía siendo un desconocido para el hermano mayor de Sasuke. Si el Uchiha menor viviera solo, no habría dudado dos segundos en mudarse con él sin siquiera ser invitado.

Pero aquí estaba, en un cuarto aún lleno de cajas y ordenado a medias. Ahora que había encontrado a Sasuke, volver a dormir solo se le hacía de lo menos apetecible. Quería poder estirar sus brazos y encontrar el cuerpo cálido de su amante a su lado, poder abrazarlo y acurrucarse con él para dormir. Sin su otra mitad, la cama se sentía vacía y extrañamente fría.

Se sentía solo.

Muy solo.

No recordaba haber sentido esa ansiedad en vidas pasadas. Al fin y al cabo, no podía estar junto a Sasuke 24/7 siempre, era físicamente imposible. ¿Sería el tiempo que llevaban separados lo que le estaba haciendo sentir así, tan desolado? Mil años sin su compañero eterno habían sido demasiado como para haberlo soportado sin ningún tipo de secuela. ¿Estaría Sasuke sintiéndose igual que él en esos momentos? ¿Solo, en su cama, y sin poder dormir?

Tal vez pudo haberse quedado en el apartamento de los Uchiha una noche más… Al fin y al cabo, Itachi no les había impedido dormir juntos la noche anterior e incluso había tenido la amabilidad de prepararle el almuerzo junto al de su hermano, y apenas lo había conocido el día anterior.

Dejó escapar un suspiro y se acomodó de costado, observando la marca en su mano derecha con atención. Le hacía sentirse algo nostálgico. Esa marca había aparecido en su mano en la primera de sus vidas humanas, cuando conoció al Sasuke de aquel entonces. Recordaba habérselo encontrado un día, trabajando el campo. Había estado viajando por semanas en busca de algo que honestamente ya no recordaba, cuando se encontró con un campo agrícola y pensó que cerca debía de haber alguien a quien comprar algo de comida y tal vez techo por una noche.

Entonces lo vio. Araba la tierra bajo el caluroso sol del mediodía. Estaba sudado, lleno de tierra y con la piel enrojecida (no es que él hubiera estado en mejores condiciones), pero aun así le pareció la visión más hermosa que hubiera encontrado nunca.

En cuanto sus ojos chocaron, su palma le ardió, la marca de un sol refulgente apareciendo en ella. El hombre que le observaba a varios metros de distancia se había quedado pasmado, viéndole a él como si también fuera un espejismo.

En cuanto unieron sus palmas y se transformaron, sus recuerdos volviendo a sus mentes de sopetón, supieron que habían tenido éxito con su cometido. Ya no estaban más encadenados a pasar la eternidad como espíritus encargados de vigilar la Tierra, sino que podrían vivir en ella juntos, en vez de añorarse a la distancia.

Naruto se había tomado la molestia de inspeccionar cada diferencia entre la luna y su primera encarnación humana. En vez del largo y hermoso cabello negro azulado que tenía antes, ahora lo llevaba corto, de apenas unos centímetros de largo. Su flequillo pegado a la frente por el sudor. Su piel, antes tan pálida como la misma luna, se encontraba enrojecida debido a sus largas jornadas bajo el sol, pero seguía siendo mucho más clara de lo que uno esperaría. La luz que antes irradiaba su presencia se había extinguido. Vestía como campesino, con ropas simples y desgastadas. Sus ojos se veían cansados, pero la intensidad de su mirada era la misma de antes.

Era humano. Ahora ambos tenían las imperfecciones que cualquier humano podría tener. Diablos, si hasta él mismo debía estar lleno de cicatrices que antes su cuerpo no podía tener. Y, a pesar de todo, seguía siendo la criatura más bella que sus ojos hubieran tenido la dicha de encontrar jamás.

Usuratonkachi…

—Hey, teme.

Su primer beso como humanos debió haber sabido terrible, considerando que ni siquiera existían las pastas dentales en aquella época. Los labios de ambos resecos y el contacto torpe. Pero era el primer paso a una eternidad juntos, y estaba seguro de que, en aquel entonces, fue como haber bebido directo de la fuente de la vida.

Ahora la vida era más tranquila, y la expectativa de vida mucho más alta. Aquella primera vida fue corta. Apenas pasaron unos años juntos antes de que uno de ellos cayera enfermo por algún virus o lo que fuera que no tenía ningún tipo de cura. Y, pues, el cuerpo humano es mortal. Aun así, esos pocos años juntos fueron felices, y eso era lo que importaba.

Así, sonriendo ante sus recuerdos, Naruto logró quedarse dormido en la pequeña cama de su apartamento, deseando con todas sus fuerzas despertar y que lo primero que encontraran sus ojos fuera a su amor observándole con esos profundos ojos negros.

SNS

Estaba oscuro.

No podía distinguir nada.

Su cuerpo se sentía como si flotara en el aire… O tal vez como si se ahogara. No estaba seguro.

Volteó a ver a su alrededor con desesperación, tratando de comprender la situación en la que se encontraba, pero todo lo que sus ojos distinguían era oscuridad.

Intentó hablar, pero ni un sonido llegó a salir de su garganta.

Ríndete.

¿Rendirse?

¿De qué exactamente?

Estiró su mano con la intención de sujetarse a algo, pero no había absolutamente nada de lo que pudiera aferrarse.

Olvídalo.

¿Olvidar qué?

Comenzó a desesperarse. Sus pulmones se quedaban sin aire y no pudo evitar llevar sus manos a su garganta, desesperado por respirar.

Y cayó.

Sintió su cuerpo chocar contra el suelo y una luz cegadora envolverle.

Jadeando, levantó el rostro, sin fuerzas suficientes para levantarse.

A lo lejos, allá en el cielo, brillando en soledad, estaba la luna. Se veía magnífica, blanca, plateada y reluciente. No había estrellas a su alrededor, ni una sola nube obstaculizando la vista del firmamento.

Por un segundo se quedó embobado mirándola.

A su mente llegaron las imágenes de unos bellos y profundos ojos negros, como el ébano. Esos ojos siempre lo miraban con una intensidad infinita, tanto que lo hipnotizaban.

¿Quién…?

Tú me mataste.

Esa voz…

¡Sasuke!

¿Dónde estaba Sasuke?

Conocías las consecuencias.

Intentó alcanzarle por medio de su vínculo, pero fue como toparse con una pared de ladrillos. No podía sentirlo, no podía verlo, ¿dónde estaba?

Ríndete y olvídalo.

"¡No!"

Intentó gritar, intentó moverse, pero algo se lo impedía. Una fuerte presión se instaló en su pecho, como si le apretujaran el corazón.

La luna, que hasta hace segundos atrás se veía hermosa y celestial, se tiñó de sangre, consiguiendo que un rojo intenso lo rodeara. Y, junto delante de esa luna de sangre, dos ojos lo observaban. Tenían las irises amarillas y las pupilas rasgadas, como si no fueran humanos.

¡Olvídalo!

Sintió su corazón dejar de latir y como el aire ya no le era suficiente.

¡Naruto!

SNS

Despertó de golpe, bañado en sudor. Su mano se aferraba a su camiseta, sobre el lugar donde latía desbocado su corazón. Respiraba aceleradamente y sentía el retumbado de sus latidos en los oídos. El sonido de sus jadeos inundando la estancia. Observó a su alrededor y todo se veía borroso, pero pudo identificar que estaba en su habitación.

Un sueño.

Una pesadilla.

Intentó razonar con su mente de que solo había tenido un mal sueño, que no pasaba nada extraño, que Sasuke estaba bien, probablemente dormido en su habitación, pero su intranquilidad no disminuía ni un poco.

Se levantó de sopetón, casi tropezándose con sus propios pies, y así, en su pantalón de pijama y su camiseta con un dibujo de un tazón de ramen, cogió sus llaves y se apresuró a salir de su apartamento. Ni siquiera reparó en que iba descalzo, solo corrió.

Corrió y corrió.

Debían ser como las tres de la mañana, no había ni un alma en las calles. Debía parecer un lunático. Pero no podía detenerse.

Cuando encontró el edificio que buscaba, luego de quién sabe cuánto tiempo corriendo, entró con rapidez. El guardia ni siquiera lo notó, cabeceando a como se encontraba en su puesto. Subió las escaleras del edificio como alma que lleva el diablo.

En el instante en que estuvo frente a la puerta del apartamento de los Uchiha, comenzó a tocar la puerta sin cesar. O a golpearla, tal vez. Ni siquiera se le ocurrió pensar en el timbre que se encontraba a su alcance.

Tocó y tocó durante segundos que parecieron horas, su cabeza no registrando el dolor en sus manos al sobre esforzarlas con los golpes.

Cuando la puerta al fin se abrió, casi se cayó hacia adelante, un cuerpo firme lo detuvo. Los ojos alertas de Itachi Uchiha lo observaban confundidos y ligeramente alarmados al reparar en su estado.

— ¿Narut-?

— ¡Con permiso! —se apresuró a decir, entrando sin ser invitado, teniendo que empujar ligeramente al Uchiha mayor para conseguirlo.

— ¿Naruto? —la voz de Sasuke lo hizo girar y pudo observarlo de pie, vestido tan solo con unos pantalones negros, saliendo de su habitación.

Sin decir ni una sola palabra, se abalanzó sobre él, sus brazos enredándose en su cintura con fuerza, como si no quisiera dejarlo ir. Se percató en ese momento de como todo su cuerpo temblaba violentamente y como sus ojos le ardían por las lágrimas que empapaban su rostro.

— ¡Oi, Naruto! ¡¿Qué ocurre?! —le preguntó alarmado, rodeándolo con sus brazos sin perder el tiempo.

Pero Naruto no le contestó, se limitó a aferrarse a él como si de eso dependiera su vida.

Volteó a ver a su hermano, quien ya había cerrado la puerta, como si él tuviera la respuesta sobre lo que le ocurría al rubio. Este solo lo observó con ojos serios, analizando la situación y dirigiéndose a buscar el teléfono más cercano.

— ¡Oi! —intentó volver a llamarlo, pero era como si no lo escuchara.

Con su novio en brazos, caminó hasta el sofá y lo instó a sentarse junto con él. El rubio se dejó hacer, pero no se separó de él ni un milímetro, sino que escondió su rostro en su pecho y aferró sus dedos a su espalda.

El pelinegro le acarició los dorados mechones con delicadeza y acarició su espalda en círculos, intentando calmarlo.

—Estás bien…—le susurró en una voz dulce impropia de él, que Itachi jamás le había escuchado utilizar. —Todo está bien…

—S-Sasuke…—sollozó el Namikaze con voz ronca.

—Estoy aquí. —murmuró contra su cabello.

Los temblores y espasmos de su cuerpo cedieron poco a poco en lo que se iba tranquilizando, sintiendo la calidez y el consuelo que el cuerpo de Sasuke le transmitía. Este continuaba acariciándolo despacio, como si lo arrullara.

— ¿Mejor?

La respuesta le llegó en forma de un asentimiento de cabeza. Poco a poco, se fue separando de él para poder mirarlo. El Uchiha menor entonces acunó su rostro entre sus manos, limpiando los rastros de lágrimas con los pulgares.

— ¿Me dirás que es lo que te pasa? —intentó decirlo como un reproche, pero la preocupación en su voz era evidente.

—Yo… Tuve una pesadilla. —admitió, sintiéndose ridículo con la excusa que estaba dando al ver a Sasuke fruncir el ceño. —No fue una pesadilla corriente. —aclaró.

— ¿Vas a contarme?

Lo pensó durante un segundo, pero no le apetecía rememorar su sueño tan pronto.

—Mejor…—trató de controlar un poco su respiración. —Sería mejor si lo vieras tú.

El ceño de Sasuke se arrugó un poco más. Luego cerró los ojos y, cuando volvió a abrirlos, Naruto se encontró observando directo a dos lagos rojos y brillantes. En menos de un segundo, Sasuke ya se había colado en su mente y en las memorias de su sueño. Al siguiente parpadeo, sus ojos volvían a ser negros.

Sin decir nada, lo atrajo hacia sí y le besó los labios tiernamente. Naruto solo cerró los ojos para recibir el beso. Se dejó besar con suavidad, sin besarle de vuelta, subiendo las manos para abrazarle por el cuello y permitirle seguirle consolando. Los besos de Sasuke eran como la mejor medicina para cualquier tipo de dolencia, y no pudo evitar sonreír ligeramente ante el conocimiento de que el pelinegro le estaba tratando con un cariño y delicadeza que casi nunca le mostraba. Juró que en ese instante se enamoró un poquito más de él.

—Casi nunca me tratas así. —murmuró contra sus labios en un suspiro enamorado, aún sin abrir los ojos.

—Casi nunca te da un ataque de pánico por tener una visión, tonto. —le rebatió este.

Una palabra en esa oración llamó su atención y sus párpados se separaron para poder enfocar su vista en los ojos negros de su novio.

— ¿Una visión, dices?

—Ese no fue un sueño común y corriente. Yo también he visto esos ojos.

— ¿Qué?

—No pienses en eso ahora. —le ordenó con voz suave. —Céntrate en mí.

El rubio soltó un resoplido.

—Como si supiera hacer otra cosa.

Sasuke volvió a besarle y esta vez sí le correspondió el contacto. Separó los labios y permitió que profundizara el beso, dejándole tomar las riendas y derritiéndose entre sus brazos. Las manos del pelinegro le acariciaron las mejillas y su lengua se enrolló con la suya, logrando que se le escapara un suspiro. Cuando se separaron, Naruto ya estaba sonriendo de nuevo.

Sus brazos se desenvolvieron del cuello del ojinegro y tomaron las manos del Uchiha entre las suyas, separándolas de su rostro. Luego, se acercó para besar una pálida mejilla y acomodar su rostro en el hueco de su cuello. Sasuke le permitió acurrucarse contra él en el sofá, con las manos entrelazadas.

— ¿Todo bien? —la voz de Itachi les distrajo. Este acababa de aparecer por la puerta de la cocina. —Llamé a emergencias del edificio, para que te revisen esa herida.

¿Herida?

Naruto se incorporó, confundido, para examinarse. Observó los rastros de sangre que había a sus pies, que formaban un camino hasta la puerta principal.

Levantó su pie izquierdo al verlo ensangrentado y entonces reparó en que tenía un gran trozo de vidrio enterrado en el talón. Con lo desesperado que se había sentido, ni siquiera registró el dolor. Probablemente había pisado vidrio roto en lo que corría descalzo por la calle.

—No me había dado cuenta. —murmuró, acercando su mano a la herida en un impulso por tocarla. Ese impulso fue detenido por la mano de Sasuke, que le agarró por la muñeca.

—No lo toques, espera a que te revisen. No querrás arruinarte el pie sin querer. —le regañó. — ¿Cómo se te ocurre salir descalzo a la calle?

—Lo siento, amor, no estaba pensando.

Itachi parpadeó curioso ante el mote cariñoso con el que Naruto se dirigió a su hermano. Era… extraño, a falta de una mejor palabra. Y que Sasuke no reaccionara ante ello, como si fuera lo más común del mundo y nada por lo cual extrañarse, le hizo preguntarse si, con todo ese asunto de las almas gemelas, en verdad conocía a su hermanito como creía.

Puede que sí, pero no al mismo tiempo.

Conocía a la perfección al Sasuke de hace una semana, que solo estaba consciente de su vida actual y no de todo el peso que su alma en realidad cargaba. Ese Sasuke probablemente le hubiera partido la madre a cualquiera que se atreviera a llamarlo de algún modo parecido. Pero el Sasuke que se despidió de él para ir a la escuela el lunes y el que había regresado luego de conocer a Naruto no era el mismo. Y a la vez sí lo era.

Este nuevo Sasuke había tenido incontables vidas y experiencias. Una familia diferente en cada una. Diferentes padres, diferentes hermanos, primos, abuelos… Incluso podría haber sido hijo único más de alguna ocasión, o hasta huérfano. ¿Cómo saberlo?

Siempre sintió que el lazo que le unía a su hermano era muy íntimo, especial. Siempre habían estado el uno para el otro en los momentos más difíciles… Pero lo que para Itachi era todo lo que conocía, para Sasuke solo era una vida más, que terminaría y luego perdería relevancia cuando él renaciera una vez más.

Suspiró, sintiendo que su cabeza quería pensar demasiado más de la cuenta.

Ese tipo de pensamientos no eran sanos y no tenía ningún sentido tenerlos. Sasuke era su hermano, y eso nada lo cambiaría.

El sonido del timbre interrumpió sus pensamientos, al igual que la conversación que el Uchiha menor mantenía con el rubio, a la cual Itachi no había estado prestando atención.

Al final, y para su fortuna, lo del pie de Naruto no había resultado ser nada grave. Simplemente tendría que tenerlo vendado y apoyarlo lo menos posible hasta que sanara. A pesar de ello, parecía evidente que, dada la situación, ninguno de los dos chicos estaba en condiciones de ir al instituto en algunas horas, así que Itachi tomó la decisión por ellos.

—Hablaré a la escuela cuando sea una hora razonable para explicar que no irán. —les informó con voz seria. —Y, considerando la hora, Naruto-kun se quedará aquí lo que queda de la noche.

"Lo que queda de la noche" era mucho decir, considerando que el sol no tardaría en salir en el horizonte en cualquier momento.

— ¡Espera, espera! —lo detuvo el rubio. — ¡No puedo faltar! Apenas llevo dos días de escuela.

—No has dormido nada y además no puedes caminar. Al menos que consigas unas muletas mágicamente a esta hora, no irás y eso es final. —le habló el Uchiha menor.

—Hey. —se quejó Naruto. —No eres mi madre, no puedes obligarme. Además, no necesito muletas. Con que no camine demasiado basta, ¿no?

—Te quedarás a descansar. —repitió con voz firme, sus ojos rojos clavándose en los ojos azulados del Namikaze. El aludido tembló de pies a cabeza al ser fulminado por el sharingan de su novio, que giraba amenazante con una clara advertencia. — ¿Entendido?

—S-Sí, cariño. —maldito teme estúpido tramposo hijo de su madre.

— ¿Estás maldiciéndome en tu mente, dobe?

—Hmpf.

Itachi observó su interacción en silencio, asombrado. Aparentemente, su hermanito era quien llevaba al mando su relación, lo cual en realidad no le extrañaba, conociéndole tan bien como lo hacía. Lo que sí le llamaba la atención era lo cariñoso que se volvía con Naruto, ya que él nunca había sido de relacionarse del todo con otros y, cuando lo hacía, siempre mantenía a la gente a distancia. En cambio, con ese chico parecía casi una persona diferente. Tal vez lo era. Al final, el comprendía que su hermano había vivido cosas que él ni siquiera podía llegar a imaginar.

Sacudió la cabeza, dándose cuenta de que volvía a retomar ese rumbo de pensamientos que no le convenía tener.

Por otro lado, no estaba seguro de qué tanto le agradaba la idea de su único hermano saliendo con alguien pero, considerando la situación, no tenía realmente nada de qué preocuparse. No es como si Naruto fuera como cualquier otra persona con la que Sasuke pudiera llegar a tener una relación pasajera. Si las cosas eran a como ellos lo decían, entonces sus sentimientos eran sinceros y no tendría que inquietarse con pensamientos de que su hermanito saliera herido en su relación, o que fuera a sufrir de desamor o algo por el estilo.

Tampoco tendría que pensar en que a Sasuke le diera alguna de esas etapas que a veces les daba a los adolescentes, donde iban de cama en cama explorando su sexualidad. Estaba seguro de que esos dos ya habían tenido relaciones, por el grado de intimidad que compartían, pero al menos serían exclusivos. No es que la idea de Sasuke teniendo sexo le cayera en gracia, pero tampoco podía restringirlo ni nada por el estilo. Confiaba en Sasuke y quería que él siguiera confiando en él como hasta ahora.

Supuso que tendría también que comenzar a confiar en Naruto, aunque en realidad no lo conociera. Sasuke confiaba en él como nunca lo había visto confiar en nadie, se veía claramente en sus acciones. Imaginó que, gracias al vínculo que compartían, Naruto debía sentirse igual con respecto a su hermano.

Era increíble, pensó por un momento, que ambos tuvieran almas más antiguas que el tiempo y que aun así Naruto hiciera pucheros como si fuera un niño pequeño, con Sasuke regañándolo por su actitud.

Tal vez, a pesar de todo, seguían siendo solo dos adolescentes camino a enfrentar la vida real.

SNS

—Estoy cansado. —murmuró Naruto en medio de un bostezo.

—Son casi las cinco de la mañana. —comentó el pelinegro, sirviéndole de apoyo para llegar a la cama. —Deberíamos intentar dormir un poco.

— ¿Sabes? —le habló en un susurro, acostándose en el colchón, siguiendo con los ojos los movimientos de Sasuke, que rodeó la cama para sentarse del otro lado y poder acostarse también. —No podía dormir. —confesó. —No sin ti.

Sasuke solo lo miró, sus ojos resplandeciendo por la ligera luz que comenzaba a entrar por las cortinas.

—Estuve recordando nuestra primera vida.

—Hmm… Fue corta. —murmuró el pelinegro, recostándose de lado para poder seguir sosteniendo su mirada.

—Tal vez. Pero cada momento contigo valió la pena.

Se quedaron en silencio durante algunos minutos, sintiendo como el cansancio les estaba ganando.

—Tampoco pude dormir. —admitió Sasuke en un murmullo. —Pensé en llamarte, pero no tengo tu número.

—Oh… ¿ups?

—Hn.

—Pudiste hablarme de todos modos. —le recordó, refiriéndose a su habilidad para comunicarse mentalmente.

—No es lo mismo que oír tu voz.

Sintió a su corazón dar un vuelco dentro de su pecho.

— ¿Detecto acaso al gran Sasuke Uchiha admitiendo que le gusta escuchar mi voz?

—Eres insoportable.

—Pero no lo negaste.

—Sabes mejor que nadie lo que significas para mí, ¿por qué perder el tiempo actuando como idiota?

—Porque no te gusta admitirlo en voz alta y es divertido molestarte.

—Ugh. —roló los ojos.

Naruto le respondió riendo con ganas y luego se giró, estirando los brazos para abrazarlo. El Uchiha se lo permitió, acercándose más a él para poder acurrucarse a gusto contra su cuerpo. El rubio suspiró feliz, restregando la nariz en una de sus mejillas, donde depositó un beso antes de enterrar su rostro y dejar que el sueño lo consumiera.

—Mmm… Buenas noches, Sasuke. —murmuró adormilado, estrujándole entre sus brazos como si fuera un muñeco de felpa. —Te amo.

Se lo estaba diciendo mucho últimamente. Incluso sabiendo que esas dos palabras no abarcaban ni la más mínima parte de lo que sentían el uno por el otro. Tal vez era la manera de Naruto de intentar compensarle por lo que había ocurrido, aunque ni él mismo lo recordara.

No necesitaba decirlo. Tampoco necesitaba que le respondiera. Podrían pasar el resto de la vida sin decirse nada y para ellos no habría ninguna diferencia.

Pero, a pesar de eso, quiso decírselo.

—También te amo, Naruto.

Lo sintió sonreír con suavidad contra su piel y, un par de minutos después, estaba seguro de que ya estaba profundamente dormido.

Sin embargo, Sasuke se quedó despierto un rato más, sintiendo la respiración del rubio rozarle el cuello con suavidad.

Esos ojos. Pensó, entrecerrando los ojos y aferrando su mano al hombro del chico durmiente entre sus brazos.

Estaba seguro de haber visto esos ojos en algún lugar, pero… ¿dónde?

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N/A:

Si soy honesta, no tenía planeado agregar tanto fluff, y menos alargar la historia por ello, pero ya qué xd

Trataré de no tardar tanto para la próxima actualización xd Veremos cómo me va :'v

Saludos :D