Quiero que sepan que estoy llorando mucho mientras subo esto, es que no me creo que lo logrará, por fin les pude traer este capítulo y es el final de mi fanfics *Llora a lágrima suelta* Quiero decir que estoy demasiado feliz y emocionada por esto, después de lo terrible que fue el 2020 que literal hizo que me diera un hiatus forzado y procrastinar mucho, al fin les traigo lo último de este bonito fanfic. No voy a abrumarles con tantas palabras al principio así que vayan, lean el cap, y lo demás lo diré en las notas finales.


Había un poco de gracia en el simple acto de respirar.

Inhalando profundo, su pecho se infló por el aire contenido en sus pulmones, apretando sus labios al igual que conteniendo la respiración por su nariz, se concentraba en la sensación que había dentro de su pecho. Luego exhaló despacio por la boca, viendo un par de pétalos azules volar fuera de esta tal como si soplara a un diente de león. Una de sus manos viajó hacia el lado derecho de su pecho, apretando dos dedos justo en medio de dos costillas sintiendo la piel levemente hundirse bajo la tela. Inhaló, una vez más hasta que sus pulmones estuvieran al tope, esta vez moviendo su mano justo hacía su pecho en donde podía sentir los latidos de su corazón, sabiendo bien que al igual que al costado de su pecho había una cicatriz formada por una cirugía que sucedió no hace mucho más de un par de meses, la cuales sanaban acorde, según los que le decían los médicos en sus visitas tanto rutinarias como obligatorias, exhaló por la boca, encontrando diversión al ver una vez más esos bonitos pétalos azules que volaban libres frente a su rostro.

Inhaló, y fue ahí donde lo sintió. Esa vieja sensación que se había vuelto su amiga durante los años con aquella dichosa enfermedad, la opresión en su pecho que hacía que las mariposas buscaran salida alguna de manera desesperada, que ardía en su garganta haciendo que sus ojos se cristalizaran un poco. Entonces tosío, tosío, y tosío un poco manos con sus manos a su rostro para cubrir su boca en donde esos miles de pétalos azules cayeron en sus palmas, sin ningún indicio de sangre, sin ninguna rama que rompiera dentro de él. Solo unos pétalos, parecido tanto a las hermosas flores azules que ahora adornaban el jardín de la señora McClain o que crecían en los parques entre la destruida maleza, negándose a morir por nada del mundo.

Solo unos inofensivos pétalos, que le acompañaron durante cuatro largos años de su vida hasta el último momento. Sonrió, recordando con suma facilidad lo que fueron aquellos cuatro años de sumo dolor y pesadillas. Y sonrió más, volviéndose una suave risilla con un ligero tosido al final, al sentir ese tan bien recibido golpe en su nuca además de un dramático bufido a su lado.

-Deja de hacer eso, ¿Qué no ves que tus heridas siguen siendo sensible? –Lance intentaba verse severo con sus brazos en taza con las manos en su cintura, pero Keith no podía evitarlo, volviendo a reír con un poco más de fuerza, tosiendo un par de veces soltando pétalos tras pétalos. Lance bufó de nuevo, agarrando su oído como lo hacía su mamá cuando lo regañaba para que hiciese caso.- ¡Yaaaa! ¡Basta!

Keith golpeo su mano entre risillas, dando pequeñas bocanadas de aire como le enseñaron en el hospital. Lance quitó su calzado dejándolo a un lado del mantel que usaban para sentarse sobre la grama en su improvisado picnic en la noche, en la colina que daba una hermosa vista al cielo estrellado que tenía la ciudad. En una canasta que le había dado su madre antes de salir, saco un termo al igual que dos tazas, sirviendo chocolate caliente al cual le entregó a Keith en sus manos quién por un segundo pensó en la mirada desaprobatoria de la doctora Ryner al enterarse del tipo de bebida que estaba consumiendo cuando todavía seguía recuperándose, pero ¡Hey!; era una bebida caliente, y le dijeron que tomara de ellas con moderación para ayudar un poco con la cicatrización de su garganta. Lance chasqueó la lengua un par de veces sacando cosas de la canasta, impresionándose un poco por la cantidad de cosas que su mamá había dejado en ella cuando solo estarían ahí por un par de horas, escuchó el victorioso "¡Ajá!" del moreno, sacando una tablet negra que de alguna forma sobrevivió todo el viaje con un centenar de cosas encimas, las cuales algunas estaban calientes.

-Bien, creo que tenemos todo por ahora –El moreno se arrastró un poco por el mantel hasta que su muslo chocara con el de Keith, poniendo su mano en su rodilla haciendo pequeñas caricias circulares con su pulgar.- ¿Y tú qué tal? ¿Te duele algo? ¿Si recordaste tomar tu medicamento antes de venir, verdad?

-Si lo hice, no te preocupes –Puso una mano sobre su pecho, sintiendo una vez más esa cicatriz tras la tela de la camisa que llevaba puesta. Su propia voz sonaba algo quebrada y rasposa, lo que era de esperarse, después de todo lo que pasó.- Nada duele, al menos no más de lo esperado, es solo… Se siente raro, no sentir como si fuese a explotar en cualquier momento.

-¡Y espero que no! Después de lo que paso en el campus, no quiero volver a ver una escena como esa nunca más –Le dio un codazo ligero en su costado, sin hacer contacto con la otra cicatriz que tenía ahí.- Y deja de hacer eso que haces; ¿Qué buscas? ¿Qué te de otro ataque? ¡Mi pobre corazón de pollo no aguanta tanto! ¿Sabías?

-Ya dije que lo sentía, ¿Cuántas veces tengo que repetirlo?

-Hasta que me pagues la terapia, jovencito –Señalándolo con un dedo en regaño, estiró sus brazos para rodear el cuerpo del pelinegro en un abrazo, besando sonoramente su mejilla.- Aunque tú eres toda la terapia que necesito, bebé.

Batió sus cejas en forma coqueta que logró que Keith soltara una carcajada, tosiendo a causa de ello haciendo que los pétalos azules salieran una vez más. Está bien, ya no había más dolor ni la opresión eterna de su pecho, solo la sensación de una cálida mano que acariciaba su espalda de arriba abajo, la voz de su más querida persona diciéndole cosas positivas como traviesas en su oído. No había más dolor, solo la presión del cuerpo de Lance sobre el suyo, su mejor amigo, su alma gemela. Su novio. ¡Su novio! ¿Pueden creer eso? La sola idea de pensar en Lance como su novio le hacía emocionarse, pasando a toser otro par de veces, y que el propio Lance intentase ayudarle dándole ligeras palmadas en su espalda media.

-¿Qué pensabas? No me digas que fue algo indecente –Arrugó su nariz, viéndose ofendido en cierta manera.- Ya te dije que no me va el voyerismo, no haré nada indecente mientras estemos afuera al aire libre donde nos puede ver gente, tengo estándares y decencia.

-¿Cuáles? –Bufó una vez recuperó su aliento, pasando el dorso de su mano por su boca antes de ver a su novio, una pequeña sonrisa burlona además de que levantaba una ceja.- No tienes nada de eso desde que te echaste a llorar cuando te enteraste que la NASA dijo que Plutón ya no era un planeta.

-No se dé que estás hablando, no lloré con ninguna absurda noticia –Se separó cruzando sus brazos, levantando su mentón como si con ello pudiera salvar la dignidad que le quedaba.- Y tampoco sé a qué te refieres, Plutón es claramente uno de los planetas de nuestro sistema solar.

-No, no lo es.

-Si lo es.

-No lo es.

-¡Que si lo es!

Si por ellos fuese se hubieran quedado discutiendo por ese absurdo tema durante toda la noche, sino fuera porque la pantalla de la tablet se encendió al igual que el repique de una video llamada entrante se hacía de presenciar sobre las voces de ambos. Lance estiró sus manos hacía la tablet, no sin antes enviarle miradas de "esta discusión no ha terminado" hacía Keith quién solo rodó los ojos. Aceptando la video llamada, la pantalla del dispositivo se quedó en negro un par de segundos cargándose hasta que el rostro sonriente de Allura se hiciera presente saludando a ambos, en una ventanilla más pequeña se podían ver tanto Lance como a Keith que se había acercado para recargar su cabeza en el hombro de su novio, haciendo una mueca al ver su propia apariencia. Ya no se veía tan zombie como antes, pero todavía quedaba un largo camino que recorrer con su recuperación.

Una recuperación, ¿Quién lo hubiera imaginado? No recuerda mucho de lo que sucedió después de aquella leve reunión con Lance en el campus de su universidad más que mucho dolor, demasiada sangre y el color azul haciéndose presente. Cuando volvió a despertar fue solo para encontrase con el tono crema del techo y las paredes de la habitación privada de un hospital, varios IV en sus brazos, una mascarilla de oxígeno en su rostro, y la sensación de que algo faltaba dentro de su pecho. Le tomo diez minutos enteros darse cuenta de que había alguien más adentro de su habitación registrándolo apenas había abierto los ojos, viendo a una persona conocida que desde hace mucho no había contactado: La doctora Ryner. Claro, después de regañarle un poco sobre su pobre salud decidió explicarle lo que había pasado comenzando que llevaba una semana en coma debido a que básicamente sus pulmones colapsaron debido a emociones fuertes que tenía, la doctora Ryner fue considerada de marcarlo como estrés a pesar de las miradas conocedoras que le enviaba.

Y luego fue que descubrió el par de cicatrices que había en su pecho, por un par de minutos entró en pánico pensando en que Shiro había cumplido con su palabra, de que lo habían operado y le habían quitado sus sentimientos hacía Lance, su alma gemela. De nuevo, fue la doctora Ryner quién detuvo ese tramo de pensamientos que solo lo hacían perder el aliento impidiendo que tuviera otro colapso. Si fue operado, pero para drenar sus pulmones de la sangre que se había acumulado en ellos al igual que cortar un par de las ramas que crecían en ellos, en especial esas que le perforaban de adentro hacia afuera. Estuvo confundido, tanto por lo que le decía como la anestesia que mantenía su consciencia todavía flotando un poco, más pudo recordar como la doctora dulcemente peinó su cabello con cariño, con una amable sonrisa.

-¿No te das cuenta? Estas curado Keith –Le dijo, poniendo con sumo cuidado su mano sobre su pecho, en donde se podían sentir los latidos de su corazón.- Tu hanahaki, se detuvo. Estas curado.

Keith posiblemente se desmayó en ese instante, porqué al siguiente cuando volvió a recuperarse se fijó que la puerta frente a su camilla se abría, entrando un muy ansioso y cansado Lance que al verle su sonrisa se iluminó como el mismo sol además de que sus ojos se habían vuelto vidriosos, algo que el propio Lance negaba cuando recordaban esos momentos. Quizá era por recordar su condición fue que no se lanzó hacía él, sin embargo, el entusiasmo que mostró cuando se acostó en la camilla para poder abrazarlo le decía lo aliviado que se sentía. Por otra semana se la pasó en el limbo de la consciencia e inconsciencia por el anestésico, a pesar de la bomba que le tiraron sobre su hanahaki siendo curado todavía sentía como si su pecho fuese a explotar y a veces tenían que cambiarle la mascarilla porqué se llenaban de muchos pétalos azules. Era cierto, su hanahaki estaba curado, el crecimiento anormal de su pecho literalmente se detuvo para siempre por lo que no necesitaron operarlo para cortar esta desde la raíz. Por desgracia, el proceso de recuperación iba a ser tan largo y tedioso como le duro la enfermedad misma, porqué ahora estaba era recreciendo, yendo en reverso hasta que un día Keith terminé escupiendo una semilla –muy literalmente- pero la doctora Ryner le dio esperanza de que no duraría mucho, contrario a los casi cinco años que la cultivo. ¿Y cuál fue la cura de su enfermedad, se preguntarán? Pues una vez se dijo que la enfermedad tenía dos curas; una era la más usada, la operación que se deshacía del origen junto a los sentimientos por la persona amada.

¿La segunda? ¡Es obvio! ¿A qué no?

Ser correspondido por tu persona amada.

Algo que Keith no creyó que sucedería, y que su relación con su alma gemela siempre sería platónica en todo momento, por lo tanto, dicha cura termino siendo olvidada en su mente llena de dolor y angustia. Que ironía, que la cura que olvido fuese la que le salvase. Por el tiempo que estuvo en el hospital mucho de sus amigos venían a visitarle, Pidge para hablarle sobre su nuevo proyecto de crear un robot al cual volvería su alma gemela porque una máquina era mejor que una persona que nunca iba a conocer –según ella-. Hunk, junto con Shay, solía traerle alguna que otra comida para que recuperara color y fuerzas porqué sabía que la comida de hospital no era muy buena, carecía de sabor viejo, necesita un toque de Hunk en ella. Shiro y Adam lo visitaban constantemente, el primer día Shiro le dio un zape bien ganado en su nuca diciendo que no volviera a hacer eso, que todavía era muy joven para tener un ataque al corazón y todavía no se había casado con su propia alma gemela. Adam fue quién le aclaró, al ver la cara preocupada de Keith, que postergaron su boda para cuando saliera del hospital, que su prioridad era recuperarse primero. Lotor también iba a visitarle con regularidad, enterándose que es él quién había realizado todos los gastos del hospital cuando sus hermanos pensaban usar el dinero que reunieron por años para su boda y luna de miel.

-Es lo menos que puedo hacer por ti, después de todo.

Ahí fue donde se enteró que Lotor decidió ponerse sus metafóricos pantalones de niño grande e ir directo hacía donde Allura para poner las cartas en el asunto, resolver el problema que no había comenzado siquiera con ellos sino por culpa de sus familias, por culpa de las altas expectativas que el terrible padre de Lotor había impuesto sobre sus hombros que terminó alejando a Allura en primer lugar. Todo, para que Allura también se disculpara por ello, por dejarse guiar de lo que otros decían más que confiar en su propia opinión, y actuar como una damisela con el corazón roto según mencionaba con sus propias palabras.

Si relación, desde entonces, solo ha escalado para bien. Y el hanahaki en Lotor también iba en camino a desaparecer por completo.

-Keith, ¿Me escuchaste? –Volviendo a la realidad, Keith se fijó en como Allura le miraba por la pantalla con ojos entrecerrados, su entrecejo un tanto arrugado.- ¿Estás cansado? ¿Acaso Lance volvió a fastidiarte con lo de Plutón?

-¡No me detendré hasta que vean que fue un error quitarnos a Plutón de nuestro sistema! –Lance bufó con fuerza, sino fuera porqué sostenía en sus manos la tableta de seguro cruzaría sus brazos sobre su pecho. Keith solo rio un poco, tosiendo un par de veces antes de aclararse un poco la garganta.

-Solo estaba pensando en cómo fue que este idiota tardó cuatro años en decirme que me gustaba.

-¡TU! –Lance movió una de sus manos para apretar su nariz agitando un poco el rostro del pelinegro.- ¡Tu tardaste cuatro años en decirme de tu enfermedad! ¡Casi cinco! ¡Tuve que verte convulsionar hasta que la ambulancia vino por ti!

-Y yo no puedo creer que ustedes tardaran cuatro años en tener esa conversación necesaria –Lotor se hizo presente apareciendo justo a un lado de Allura, su cara se veía tan serena como es habitual, con una pequeña sonrisa en sus labios.- Lo que Verónica y Acxa dicen es verdad, son tal para cual ustedes dos, un par de idiotas.

-¿Quién eres tú para hablar de ello? –Allura le regaño, su sonrisa tornándose traviesa hacía su propio novio.- ¿No fuiste tú el que tardó varios años en decirme que lo sentías? Yo también me tardé, así que somos tal para cual.

-Mm, por supuesto, mi princesa –Lotor había tomado unas de las manos de Allura elevándola hasta que se viese presente en el video, besando sus nudillos. Allura tenía un leve sonrojo en sus mejillas, más la gran sonrisa llena de cariño brillaba con más fuerza. Hubiera sido una bonita escena sino fuese porqué Lance decidió ser inmaduro con eso mascullando un "Ewww" con el mismo tono que tenía sus sobrinos cuando lo veía a ellos besarse.

-Si solo quería ver a una pareja de heteros besarse, para eso me quedaba en casa con mis viejos.

Keith golpeo su mano porque seguía sosteniendo su cara desde hace rato, se acercó para besar a Lance en la mejilla haciendo que este se sobresaltara un poco por la sorpresa, girando a verle con un mohín en sus labios, el pelinegro solo le sonrió con inocencia quitándole la tablet de sus manos ignorando el murmullo indignado de su novio, viendo con normalidad a la otra pareja.

-¿Y bien? ¿Por qué querían que estuviésemos acá? –Porque Lance no le había dicho nada, solo dijo que tendrían un "picnic romántico bajo las estrellas" y que pronto recibiría una llamada de Allura.

-Pues acabas de preguntar justo a tiempo –Lotor miraba a su reloj de muñeca, luego miró hacia el cielo. Puso su mano sobre el hombro de Allura quién también elevó su mirada al cielo, su boca abriéndose en maravilla antes de que la imagen se moviera escuchando a Allura quejarse sobre que necesitaba una webcam más fácil de manejar para su laptop.

Hasta que la vista al cielo en donde estaban sus amigos hizo al pelinegro resoplar en sorpresa. Sabía que ambos se habían ido en un viaje supuestamente "familiar", de la misma manera que sabía que ellos se escaparían para poder estar juntos, lejos de las miradas de sus respectivos padres. Donde estaban exactamente no era algo que sabía, más para ese momento no le importaba, porque estaba más maravillado por lo que estaba captando sus ojos en ese justo momento. No era solo la vista del cielo nocturno, despejado de alguna nube que pudieran cubrir el mar de estrellas que había, era un cielo que solo había visto en películas donde hasta la aureola boreal se veía. Uno a uno, estrellas tras estrellas, todas ellas iban cayendo tan rápido que de solo parpadear te perderías del magnífico espectáculo que solo la naturaleza sabía realizar con tanta perfección.

Una lluvia de estrellas. Perfecta, magnífica, hermosa. No estaba ahí para presenciarlo, aun así, no quitaba lo increíble que era aquella vista, aunque la viese a través de una pantalla. Tan pasmado estaba en lo que veía, que fue cuando sintió un par de brazos rodear con cuidado su cintura, y una puntiaguda pero adorable barbilla pegarse a su hombro, mirando sobre este hacía la pantalla.

-¿Te gusta? –Le dijo suave, sonriendo cuando Keith giro a verle. Sus ojos azules brillando al igual que aquellas estrellas, con el mismo tono que esas bonitas flores que salían de su boca.- Te dije que te haría ver una lluvia de estrellas alguna vez.

Una promesa que ambos hicieron cuando eran pequeños, bajo un fuerte que crearon con las sabanas y almohadas en la habitación de Keith acostados viendo las estrellas falsas sobre su techo, manos pegajosas de helado que terminaron juntas para luego reírse al tope de sus pulmones cuando no pudieron separarlas hasta que las lavaran con agua. Una promesa que se creyó rota por la idea de que una relación era mucho más importante que una amistad de años, amistad que él no había soltado aun cuando se vio arrinconado a quedar en las sombras durante un tiempo, dejando que las mariposas en su pecho fuesen consumiéndose poco a poco. Promesa que se volvió hacer, una noche en una camilla del hospital, acostados de lado a lado viéndose al rostro donde hablaban en susurros para no molestar a nadie y solo ser escuchados por el otro, donde tenía que para parar poder respirar pero que, a pesar de las maniobras que tuvieron que hacer para caber ambos dentro de la camilla, sus manos nunca dejaron de tomarse con la otra en un silencioso pedido de nunca más soltarla, donde las marcas de sus almas junto con los tatuajes que tenían se pegaban el uno al otro.

Lance, su mejor amigo, su alma gemela, el único chico en su corazón y quien ahora era su pareja, el único por quién paso por una horrible experiencia solo para poder mantener el amor que le tenía por mucho más tiempo hasta el momento en que aceptó que solo lo que tendría sería algo platónico, para sorprenderlo después con la confesión de sus propios sentimientos durante esas diarias visitas en el hospital donde se quedaba hasta llegada la hora de irse, en donde ambos pudieron poner las cartas sobre la mesa. Irónicamente, fue ahí donde su relación comenzó a florecer, después de mucho tiempo en germinar. En donde un nuevo capullo se abría, y una mariposa con hermosas alas púrpuras tomaba su vuelo por primera vez.

-¿A que no soy el mejor novio que tienes, uh? –Mencionaba con cierto orgullo, girando para besar su sien de forma ruidosa.- El mejor novio que tienes.

-Eres el único novio que he tenido, así que no hay nada para comparar –Respondía de regreso, negando un poco con su cabeza antes de acercar esta para darle un suave beso en los labios al moreno.- Pero gracias por esto.

-¿Se están metiendo lengua? –La voz de Allura irrumpió el momento, aunque la imagen no cambió de la lluvia de estrellas, incluso tenía un tinte asqueado, como si la idea de dos chicos besándose le provocara nauseas, o quizá dos idiotas como lo eran Lance y Keith.- Si lo están haciendo por favor váyanse, algunos acá queremos ver el espectáculo.

-No nos estamos metiendo lengua –Refunfuño Lance, con sus mejillas enrojecidas.- ¿Acaso TU estas metiéndote lengua con Lotor?

-Dios, ojalá estuviéramos haciendo eso –Ahora era la voz de Lotor que respondía, seguido de un "oof" que de seguro fue de Allura codeándolo en un costado. Lance apretó su boca en el hombro de Keith para evitar soltar una carcajada. Pero Keith estaba más concentrado en ver hacía la lluvia de estrellas.

Una peculiar solitaria mariposa de hermosas alas azules paso en frente de la cámara, revoloteando como si estuviera feliz de poder ver el espectáculo al otro lado. Keith la miró un momento, soltando una suave, cansada y aliviada risilla al verla pasar hasta desaparecer. Inhaló por la nariz, conteniendo por varios segundos dentro de su pecho. Lo podía sentir, el aleteo de las mariposas en su interior que ahora podían volar con tanta facilidad, siendo potenciadas por el amor que sentía no solo por su alma gemela, sino por todas las personas que le habían apoyado en aquella travesía. Exhaló, viendo los pequeños pétalos azules volar libremente siendo llevadas por el viento nocturno, recorriendo lo que quedaba de sus vidas efímeras.

Sonrió.

Por primera vez después de cuatro años, al fin podía respirar con libertad una vez más.


Dos años, 26.292 palabras, 50 páginas, dividido en 8 capitulos, doy por concluido mi primer longfic Klance; Pétalos de Mariposas.

¡MUCHAS GRACIAS A TODOS! A todos aquellos que siguieron enviándome comentarios a pesar del hiatus que se me fue impuesto, muchas gracias por participar en esto que yo llamé como un experimiento social, ya que originalmente iba a ser un One-Shot, o sea, todo este longfic iba a ser UN solo OS el cual no planeaba hasta sacarlo, pero como me estaba quedando largo y además había leído a personas que no les gustaba leer OS de más de 10k+ palabras así que decidí dividir las escenas en 8 capítulos, ya que cada escena es alrededor d páginas de largo, entre 3000 a casi 5000 palabras.

Este fanfic nació de una simple idea, de combinar una historia de almas gemelas (soulmate) con la enfermedad de hanahaki, que fuese algo simultaneo, que sucediera al mismo tiempo. No buscaba que la idea de las marcas de alma fuese con algo sobrenatural/mágico, ya que con la enfermedad ya tenía bastante con eso de lo sobrenatural. No incluí a muchos personajes ya que el fanfic se trataba más de la introspección de Keith, viviendo con una enfermedad que poco a poco lo iba matando, negándose a querer separarse del amor que le tenía a Lance con una operación que lo hubiese salvado de mucho dolor, poco a poco yendo a tomar la decisión madura de simplemente dejar ir a Lance de forma romántica para salvarse, porque bien podría morir de amor y lo haría sin pestañear, pero sabía que había muchas otras personas que lo aprecian incluyendo Lance, no podía solo irse y dejarlas sin saber que ocurrían, así que la narrativa era más centrada en el POV de Keith, por lo que la interacción con muchos la tenía acortada, pero por supuesto mi alma Klancer no iba a dejar que concluyera sin que fuesen algo así que los uní de la forma más dramática posible (LMAO). Quizá muchas cosas quedaron sueltas, o le quedaron alguna duda, si es así no me importaría para nada si me lo preguntan, es más, los invito a que me pregunte, yo encantada le responderé.

Este fanfic pasó también por varias ediciones, tuve muchísimas ideas que no sabía cómo colocarlas todas sin que se viesen amontonadas o forzadas, muchas las tuve que descartar mientras que otras vi como incluirla, originalmente iban a ser 9 caps, y el 8 en realidad iba a ser Keith en el hospital, pero viendo que me tarde mucho en traerle la nueva entrega, preferí juntar lo que tenía del ca en uno solo, y comenzar con un leve salto temporal de apenas un par de meses, pongan que unos tres o cuatro meses.

De nuevo, muchísimas gracias por haberme acompañado por esta travesía, por los comentarios, votos, recomendaciones y más, todo y cada uno de eso lo apreció. Algo que olvide mencionar desde un principio es que aparte de acá, también tengo otras cuentas (Fanfiction – AO3 – Wattpad respetivamente), en mi cuenta de AO3 tengo casi los mismos fics que acá y en mi Wattpad este en específico, si desean leerlos tienen el mismo username que este.

Mi amor por el Klance prevalece, pero creo que me daré un descanso de la ship para comenzar a escribir del nuevo fandom en el que estoy (las novelas de MXTX), así que probablemente me vean subiendo cositas para ese fandom pronto, pero no desfallezcan, puede que suba algo Klance de nuevo de forma repentina uwu

Muchas gracias nuevamente, y que pasen bonita noche/madrugada/mañana ~