Capítulo 8 Accidente.

Annie seguía intentando aprovechar cualquier ocasión para atrapar la atención de Archie pero la envidia que sentía hacía su prima, la había hecho cometer errores imperdonables ante sus ojos, cómo el tratar de hacer quedar mal a Candy diciendo que tenía una amistad con un vagabundo del que nada sabía o que odiaba la moda que tanto interesaba al joven Cornwell, estas acciones sólo mostraban que la pelinegra no tenía respeto hacía su propia familia sin embargo, de tanto repetir esos rumores Archie comenzó a tener celos y no sólo él albergaba este sentimiento sino que Anthony también sentía cierta desconfianza de aquel hombre.

El joven Brown trataba por todos los medios de conocer al vagabundo al que tanto quería su casi novia, pero ese hombre parecía adivinar sus pasos y evitaba a toda costa su presencia.

-George, parecería ser qué Anthony desea conocerme y debemos evitarlo de cualquier forma…. Se me ha ocurrido obligar a la tía Elroy a hacer una reunión en honor a la reciente amistad entre las familias Ardley y Britter, con esto distraeríamos la atención de Anthony y ayudaríamos a Candy a que dejen de rechazarla por ser adoptada.

- Albert ¿Estás seguro de efectuar dicha reunión? las personas podrían malentender el motivo del evento, pueden decir que la familia Ardley tiene interés en emparentar con los Britter.

-Si lo sé. pero no estarían equivocados, ¿No te parece? -dijo sonriendo levemente.

- Esta bien se hará como digas… Se acerca la temporada de caza y…

- No me gusta que maten animales George, odio ese tipo de fiestas.

- Pero sabe que es una tradición y que, aunque se oponga, se llevará a cabo en las próximas fechas, todo el clan se alista cada año para venir a disfrutar el evento.

- Oh George, creo que no tendré más remedio que llevarlo a cabo, está bien, organiza todo háblalo con la tía Elroy.

Mientras tanto, Anthony y Candy se disponían a escapar de su chaperona, que había sido impuesta por la matriarca desde que la amistad de Candy se inclinaba por su sobrino favorito. El joven rubio tenía ahorrado algo de dinero con lo que pensaba invitar a su casi novia a pasar un buen día en el pueblo, ellos no estaban acostumbrados a tener dinero en efectivo ya que al formar parte de las familias más importantes de la región tenían crédito abierto en las tiendas, por lo que el poder gastar en efectivo les hacía sentir emocionados.

Candy se sentía muy atraída por su príncipe de las rosas, él la llenaba de detalles románticos, como rosas o pequeños recados escritos con una impecable caligrafía, además qué su comportamiento era bondadoso y amable con las personas que lo rodeaban independientemente de su estatus social por lo que ella lo admiraba, más cuando se oponía ante la injusticia. Cada día que pasaba se sentía más segura del amor que nacía dentro de su corazón y si alguna vez había tenido dudas respecto a sus sentimientos se habían esfumado por completo.

Ella sólo se comportaba como realmente era, con Anthony y con su amigo Albert, al que procuraba seguir viendo.

Cuando escaparon al pueblo se dedicaron a comer y a divertirse, afortunadamente para ellos se festejaba a la virgen de la parroquia por lo que había una pequeña feria, Candy le hizo prometer a Anthony que algún día llevarían a los niños del Hogar de Pony para que disfrutaran de esos juegos.

El rubio le obsequio un pequeño mapache de peluche que había ganado al tirar con la escopeta en un puesto, cuando casi era el final de su travesía entraron a un lugar donde se encontraba una adivina.

- Las cartas te auguran una gran felicidad, tendrás tres hijos y tu esposo será un hombre bondadoso de ojos color azul, tu pequeña hija será una réplica de ti, tanto física como emocionalmente. Debes tener cuidado con una mujer de cabello oscuro como la noche, te tenderá trampas ya que es envidiosa y está siempre cerca de ti, pendiente de todos tus movimientos. Desgraciadamente, para alcanzar esa dicha tendrás que pasar por dolorosas vivencias y tu sufrimiento no terminará pronto, has tenido una vida con algunos golpes y tristezas y definitivamente no cesaran hasta el día en el que te cases, ya que el que será tu marido es un hombre poderoso que no admitirá ninguna falta hacía a ti.

Candy se sorprendió ante todo lo que le decía aquella anciana y se sonrojo ante tantos detalles de su vida futura.

Al terminar la lectura de la pecosa, la anciana continúo con Anthony, pero al observar una carta decidió volver a empezar, luego de esta acción Candy puso especial atención en cada movimiento de la adivinadora y también en sus expresiones, para su sorpresa nuevamente revolvió las cartas y la misma carta apareció.

- ¿Pasa algo señora?

- No niña, sólo quería estar segura, lo que le espera a este chico es un camino difícil y dependiendo de las decisiones que tome, su vida cambiará radicalmente. Debes tener cuidado muchacho, si decides dejarte caer, la vida de llenará de sinsabores pero si decides continuar tu camino puede ser que tu destino cambie, es lo único que puedo decirte.

Anthony alejó a Candy de ese lugar, ya que la turbación de la rubia, lo había puesto en alerta, le dijo que no temiera, que él pensaba que cada persona era forjadora de su destino y para terminar con el tema comentó que él tenía ojos azules y puso una cara de suficiencia que a la rubia sólo le causo un sonrojo. Al final del día cada uno se quedó con una moneda del dinero que tenían y se prometieron que la guardarían por siempre.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

- Mamá, ¿Cómo se siente estar enamorada?

- Mi pequeña Candy, sólo puedo decirte que se siente uno completo, como si nada te faltará.

- Creo que estoy enamorada mamá.

- ¿Y él te ha dicho o insinuado algo?

- No, nada.

- No te preocupes, estoy segura de que él también te quiere.

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La fecha de la cacería organizada por la familia Ardley se aproximaba, la señora Elroy no estaba de acuerdo con el motivo del evento, pero tenía que obedecer las instrucciones del tío abuelo. Los únicos invitados que no pertenecían a la familia Ardley serían los Britter Smith, ni siquiera por los ruegos de la madre de Annie, Margaret movió un dedo para que fueran invitados, los padres de Candy se justificaron diciendo que no tenían ninguna injerencia en quienes serían lo invitados, cosa que era cierta. El corazón de Annie comenzaba a envenenarse debido a los malos comentarios que su madre hacía sobre Candy, por lo que su alma continuaba endureciéndose a pesar del cariño que sentía por su hermana de crianza.

Candy y Anthony veían como las rosas del jardín se deshojaban y se las llevaba el aire, él le platico como es que su madre había enfermado y que poco antes de morir él vio como también esas rosas morían y eran llevadas por el viento, le dijo las dulces palabras que su madre le compartió para explicarle como era la muerte y como este paso sólo significaba que en el corazón de los vivos los que dejaban este mudo renacían como hermosos seres inmaculados. Candy no podía dejar de preocuparse por la actitud de la adivina y más después de escuchar la anécdota de Rosemary.

- Cada año mi familia convoca a esta cacería de zorros Candy y cada reunión tiene un motivo diferente, ¿Sabes cuál es el motivo del evento este año?

- No, realmente no lo sé Anthony.

- La reunión es para dar a conocer los lazos entre nuestras familias y obviamente el interés de que éstos sean aún más estrechos- dijo sonriendo pícaramente.

Candy no supo que responder, entendía que eso favorecería a la dañada imagen de su familia, pero también sabía que podría tener tintes románticos, ella recordaba que cuando la matriarca la había conocido, tenía interés en que Stear y ella estrecharan su amistad, ahora esa idea le parecía descabellada, sus sentimientos recientemente descubiertos y afianzados sólo la hacían soñar en el momento en que Anthony se decidiera a comenzar un noviazgo con ella.

Los días pasaron rápidamente y la fecha de la cacería llego, Anthony preparo una sorpresa para Candy, tenía lista una mesa de picnic en un lugar alejado de todo el bullicio que habría después de la cacería, todo estaba planeado para que sus primos los ayudarán a huir y él pudiera declarar sus sentimientos a la chica de sus sueños.

Se dio el aviso de que el premio para el ganador de la cacería era la primera pieza de baile con la joven Britter, esto motivo a todos los Ardley a ir en búsqueda del zorro para obtener tan preciado galardón, Neal, Archie y Stear salieron por diferentes rumbos a buscar la presa, mientras que Anthony alejaba a Candy de los demás jinetes, Elisa por su parte los seguía de cerca.

De pronto un zorro paso corriendo cerca de los rubios y Anthony arrecio el paso para alcanzarlo, Candy como buena jinete salió tras él, Elisa a un paso menor también cabalgaba hacía el mismo rumbo. En la persecución el chico no pudo ver que se dirigían hacía una trampa de oso, la rubia se dio cuenta y grito para advertirle, pero ya era demasiado tarde, la pata del equino fue atrapada y este se retorció y aunque Anthony se sujetó con más fuerza gracias al aviso de su amor, no logro evitar que lo lanzará por los aires.

El chico yacía sobre la hierba boca abajo, Candy pedía ayuda a gritos y cuando llego Elisa la culpo de lo sucedido y la alejo del cuerpo de su primo, al poco tiempo atraídos por los gritos de las dos chicas llegaron más familiares a ver que había sucedido, una persona se abrió paso y dijo que era médico.

Después de días Candy seguía en cama, ella se había desmayado poco después de que llegaran a auxiliar a Anthony, paso por altas fiebres y cuando se despertaba siempre estaba en shock por lo que no podía decir palabra alguna, los Ardley le habían dado hospedaje ante su precaria situación de salud. Al cabo de una semana y media despertó y al hacerlo desconoció el sitio en el que se encontraba, se levantó descalza y abrió la puerta de la habitación justo cuando Archie pasaba, por lo que al verla no pudo disimular una gran felicidad.

- Candy ¿Ya te encuentras mejor?

- Si, pero no puedo recordar…- Se toco la cabeza con ambas manos – Dios no, ¿Dónde está Anthony? – Dijo gritando desesperada, ya que rápidamente los recuerdos llegaron a su cabeza-

-Calma Candy, él se encuentra estable, pero esta, esta…

De pronto la señora Elroy salió de una de las habitaciones, con una persona que parecía ser un doctor.

- Niña, al fin despertaste, al menos tendremos una preocupación menos…

La matriarca no pudo continuar ya que Candy se abalanzo hacía el doctor para preguntarle sobre la salud de Anthony.

- Por favor, dígame como esta.

- Por ahora se encuentra estable pequeña, pero no sabemos cuándo despertará, el pronóstico final lo daré en cuanto recobre el conocimiento ahora es tu turno de examinarte, vamos a tu habitación.

Después de revisar a Candy el doctor determino que se encontraba mejor pero que recomendaba que tuviera al menos dos días más de reposo antes de ir a su casa, la rubia no dejo de interrogar al médico hasta lograr convencerlo de decirle el diagnóstico de Anthony - Está en estado de coma, no se sabe a ciencia cierta si despertará o no y en caso de que vuelva a abrir los ojos, las posibilidades de tener graves secuelas son altas además que la intensidad de las mismas puede incrementarse de acuerdo al tiempo en que permanezca Inconsciente. Después de esas terribles palabras, Candy casi cae desmayada nuevamente, pero con toda la valentía que la caracterizaba decidió tratar de ayudar lo más que pudiera en la recuperación de su adorado Anthony, fue así como cada día después de sus clases corría al lado del rubio, en algunas ocasiones le leía, en otras le contaba como lucía el día o simplemente de platicaba lo que le habían enseñado sus tutores ese día. La señora Elroy no estaba muy contenta con sus visitas, pero no podía prohibirlas porque eran autorizadas directamente por el patriarca del clan, aparentemente la culpaba del accidente, pero también se daba cuenta que la chica estaba realmente interesada en la evolución de su sobrino favorito.

Pasaron cuatro semanas y el milagro sucedió, Anthony abrió los ojos mientras su tía abuela lo cuidaba, de inmediato hablaron con el médico para que lo valorara, desgraciadamente las secuelas eran muy notorias, él no podía mover las piernas, tampoco podía hablar correctamente, El chico parecía desesperado y no podía evitar llorar de impotencia ante su actual condición, posteriormente llego Candy, pero no la dejaron pasar a ver a su amor.

- Anthony con mucha dificultad pudo darse a entender creo que está en estado de shock, ¿Verdad Stear? lo siento mucho, pero él no quiere que lo veas en ese estado.

- Así es Candy, yo sé que él pronto entenderá que eres su amiga y que deseas estar cerca de él, sólo dale tiempo.

Candy decepcionada se fue hacía su lugar favorito para ver el atardecer.

- No quiere verme Albert, es increíble que no quiera compartir conmigo lo que está sucediendo.

- Odio verte llorar, por favor trata de comprender que, aunque parezca tonto, debe sentirse avergonzado por su estado.

- Eso es realmente ridículo, pues quien piensa que soy para no entender su estado

- Cualquier chica en tu lugar hubiera salido huyendo al ver el estado físico del que casi era su novio.

- Pero yo no soy cualquier chica, me molesta realmente que me trate de esta forma.

Candy rompió en llanto lanzándose a los brazos de su amigo, mientras el sentía enojo por la actitud de su sobrino, pero también comprendía que no debía ser fácil su situación.

Mientras tanto Anthony tenía una mezcla de miedo y enojo por su estado de salud, le parecía injusto que cuando parecía alcanzar su mayor felicidad, sucediera ese estúpido accidente, tenía miedo de que Candy pudiera verlo con lastima y es que al verse en el espejo parecía desconocer su propio reflejo, su aspecto era terrible, había bajado de peso, no podía moverse y además, podía escucharse hablar lentamente, su peor temor era ver reflejado asco en los ojos de la chica de sus sueños.

Candy era informada por los hermanos Cornwell de los lentos avances de Anthony, pero esto no le bastaba, ideo la forma de entrar por la ventana de la habitación de rubio, ayudada de un árbol cercano, el chico al verla no pudo evitar la vergüenza de que la chica que amaba lo viera tan vulnerable.

- Hola, disculpa por haber entrado así, necesitaba verte.

- No quiero que me veas en este estado- apenas podía balbucear el rubio

- Yo…. Yo sólo quiero estar cerca de ti, déjame estar contigo hasta que te recuperes, si después de hacerlo decides que ya no quieres que este cerca de ti, lo entenderé, finalmente mis padres pronto me llevarán a Nueva York y ustedes se irán a Londres, así que no pierdes nada dejando que te ayude en tu rehabilitación, he hablado con el doctor y me ha explicado que es cuestión de tiempo para que te recuperes por completo, pero los chicos también me han dicho que te niegas a realizar tus ejercicios.

Anthony voleo la cara para impedir que viera sus lágrimas, se sentía conmovido, su fuerte corazón se fracturo ante lo injusto que había sido con ese ángel del cual estaba totalmente enamorado.

A partir de ese día El par de jovencitos junto con los Cornwell pasaban una parte del día juntos en la que se dedicaban a realizar los ejercicios de rehabilitación, cuando Anthony parecía estar exhausto, Candy lo animaba a continuar y cuando estaba dándose por vencido de nuevo, alguno de sus primos intervenía para ayudarlo. Los lazos de hermandad entre ellos se hicieron cada vez más fuertes y aunque los tres profesaban una gran atracción por la señorita Britter, respetaron que su primo realmente parecía haber ganado su corazón.

Annie trataba en vano de convencer a Candy de llevarla a la mansión Ardley, trataba por todos los medios de aparecer cuando ella se dirigía hacia allá, pero la rubia le decía que no podía abusar de esa familia llevando a otra persona, aunque fuera su familiar. La pelinegra comenzaba a sentir enojo por sus negativas y pensaba equivocadamente que, al estar enfermo Anthony, el mejor partido era Archie, y esa era la verdadera razón de que su hermana de crianza se negará a ser acompañada a las visitas a la mansión de los Ardley.

Pasaron dos meses de rehabilitación y el rubio ya podía hablar casi de manera normal, además que ya podía sentir las piernas y aunque aún no tenía fuerza para sostenerse en pie, estaba lleno de esperanza por sus avances que, aunque eran lentos, también eran alentadores. Cuando terminaba la terapia, los hermanos Cornwell desaparecían para dejar a la pareja a solas con la finalidad de que por lo menos pudieran conversar por unos minutos, ese tiempo era aprovechado en paseos por el jardín, Candy empujaba la silla de ruedas hasta una banca y conversaba, su alegría podía contagiar a cualquiera que estuviera con ella, realmente en eso consistía su encanto, para el joven Ardley era un remanso de paz que lo animaba a continuar, sus miradas eran intensas, se profesaban todo el amor del mundo y sin palabras de por medio, el rubio esperaría hasta estar completamente reestablecido para confesarle sus sentimientos. Mientras tanto, atrás de las cortinas de la biblioteca, dos pares de ojos los miraban con interés.

- ¿A caso estas interesado en que esa chica forme parte de nuestra familia? ¿No te das cuenta de que es una hija de nadie?

- Realmente no pretendo nada tía, sólo sé que su compañía le hace bien al hijo de mi hermana, ¿A caso no ve que lo ha ayudado mucho en su rehabilitación? Prácticamente ella lo ha forzado a que su lenguaje sea más fluido, hoy por hoy el doctor nos dice que el buen ánimo del paciente juega un papel esencial en su recuperación.

- Eso no puedo negarlo, los ojos de mi querido Anthony parecen brillar cuando la ve, su recuperación ha sido milagrosa.

- Pues entonces sólo deje que esa amistad crezca tía, finalmente ellos son muy jóvenes para pensar en algo más, pueden pasar muchas cosas antes de que ellos tengan la mayoría de edad.

- Pero ¿Qué pasará si esa chiquilla sin nombre decide marcharse? ¿Y si se enamora de alguien más? Mi niño quedará destrozado, no soportará que esa mujercita lo deje.

- No podemos adivinar el futuro, sin embargo, si eso ocurre ella estará en su derecho y el tendrá que reponerse.

-Lo peor de todo es que tampoco quiero que se quede con él, la única esperanza que tengo es que él se enamore de una buena chica en el San Pablo.

Albert veía con tristeza el amor que parecía que se expresaban sin palabras ese par de rubios a los que tanto quería, se consolaba pensando que el hijo de su querida hermana sería feliz con una pequeña hada del bosque que al parecer había embrujado a todos los hombres de su familia, se sentía triste pero a la vez se sentía tranquilo porque seguía siendo su amigo, se veían a escondidas para conversar y compartir su gusto por la naturaleza, se conformaba con verla sonreír y escucharla, lo había aceptado, al igual que los hermanos Cornwell, había decidido hacerse a un lado para verla feliz.

Agradezco los comentarios de:

Mia8111

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