Disclaimer: Twilight y sus personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, yo sólo juego con ellos.
Erasing the Bounds.
Capítulo 8
Emmett tuvo que quedarse en Forks. Tenía que arreglar asuntos legales y Esme se ofreció a ayudarlo.
En el camino a California, Bella le contó por mensajes a Alice lo que había pasado. Alice prometió que apenas si tuviera oportunidad, iría a Los Ángeles.
Esme también se encargó del boleto de avión de regreso. Logró poner a Emmett en el mismo vuelo en el que ella y Carlisle irían a California el fin de semana.
Apenas llegaron a casa, Rosalie y Jasper trataron de hacer la cena. Bella quiso ayudar pero Edward no la dejó salir de la habitación.
La tiró a la cama y comenzó a besarla. Después de un rato, Bella lo detuvo.
Se rio.
—No puedo creer que después de lo que pasó, tengas ánimos de esto—le dijo.
Edward se rio en su cuello. Luego le besó la mejilla.
—Tienes razón, andando.
Se levantó y le tendió la mano, luego fueron a la cocina.
Jasper estaba poniendo la mesa.
— ¿Qué vamos a cenar? Muero de hambre—dijo Edward.
—Pollo sospechoso y el arroz especial de Jasper.
—Asco—dijo él y luego fue a tomar una cerveza.
—Si tan sólo tuviéramos a un amigo con mucho dinero, podríamos comprar más comida—dijo Jasper—y el pollo no es sospechoso… creo.
—Si tan sólo nuestro amigo no fuera un tacaño—dijo Bella.
—De acuerdo—Edward cerró el refri, de un portazo—podemos ordenar comida Thai.
— ¡Genial!—Jasper aplaudió y sacó su celular—podemos darnos lujos de vez en cuando, ¿de acuerdo? Después de todo, para eso está Edward.
Bella rodó los ojos. Se rio.
—Dame un poco de eso—ella le dijo a Rose, que se estaba sirviendo vino.
Jasper comenzó a ordenar la comida y Edward miró a Rose.
— ¿Crees que Emmett estará bien?
Ella frunció el ceño.
—No lo sé… es decir, parecía estar bien con lo de su papá y luego cuando ella lo dejó, también. No es como si hubiera estado triste todo el tiempo.
—Se puso mal cuando su madre empezó a tomar pastillas—dijo Edward.
—Luego se acostumbró.
—Eso está jodido—dijo Bella, luego le dio un gran trago a su copa.
Se quedaron callados, luego Jasper colgó.
—Genial, llegará en media hora—dijo—seguramente Emmett se va a enojar si mostramos mucha lástima—fue al refri a tomar una cerveza—digo, cuando le preguntábamos cómo estaba por lo de su padre nos mandaba al diablo.
—De todas formas, ¿cómo se actúa alrededor de alguien que perdió a sus papás?—Bella repitió.
—Actuemos normal y estará bien—dijo Edward y luego fue a sentarse al sillón.
Cenaron frente al televisor y cuando Edward y Bella comenzaron a comer del mismo plato, Jasper les arrojó un trozo de camarón.
Le resultaba molesto verlos.
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Emmett llegó el sábado junto a Esme y Carlisle.
Cuando dejaron a Emmett en el apartamento todos seguían dormidos. Ellos se despidieron y partieron rumbo a su hotel.
Emmett se dirigió hacía su habitación. Rosalie estaba envuelta en la colcha, como un burrito humano. Decidió quedarse despierto.
Recordó que mientras estaban en Forks, Rose le había preguntado sobre qué pasaría si su madre estaba muerta. Él se había encogido de hombros y había dicho que no sería raro.
La realidad era diferente. Ahora parecía que era raro. Trataba de engañarse a sí mismo diciendo que literalmente no era de esperarse.
Se sentía… solo. Y en realidad estaba solo. Sólo tenía a sus amigos y a Rosalie pero cualquier persona necesita tener al menos a alguien que comparta su sangre, que sea su familia, su familia de verdad. Un hermano hubiera estado bien, pero no era así.
Ahora tenía que volver a trabajar y seguir viviendo, porque si de algo estaba seguro era de que el mundo no se detenía para que arreglaras tu corazón. El mundo era cruel.
Pensó sobre el futuro. A pesar de que la mayor parte del último año de preparatoria se la había pasado solo, seguir en Forks era un consuelo; demostraba que su vida no había cambiado demasiado, pero ahora estaba en California, en la cálida y vasta California. El frío de Forks habría sido una manta cálida en la cual envolver su corazón.
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Los primeros en despertar fueron Edward y Bella. Tendrían un fin de semana ocupado y a Bella le pareció buena idea avanzar y aplazar sus tareas para acompañar a Edward a buscar un nuevo lugar dónde vivir.
Edward encontró a Emmett en el sillón.
—Hola, viejo. ¿Cómo estás? —le preguntó.
—Aturdido. Cansado—le respondió Emmett.
—Sabes que puedes contar conmigo—Edward le palmeó el muslo.
—Estoy tan jodido—Emmett se apretó los ojos con los dedos índice y pulgar.
— ¿Qué es lo que ocurre? Además de lo obvio.
—No lo sé, es sólo que…—suspiró—sé que mi vida no ha cambiado. Es decir, sólo se murió mi mamá… ni siquiera vivía con ella, pero… no sé por qué siento que estoy hecho pedazos.
Edward inhaló.
—Tomará tiempo, Em. Al menos tienes un trabajo ahora, es lo único por lo que debes preocuparte.
—A veces quisiera dejarlo todo. No entiendo cómo es que siento que me enterró junto con ella. De alguna manera me siento como el muerto. A pesar de que ya me había matado cuando se fue.
—Hola, Emmett—Bella llegó a la sala y le acarició el cabello.
—Hola, Bells.
Bella se dirigió a la cocina y abrió el congelador para sacar el paquete de waffles.
—Como dije, aquí estoy—Edward le dijo y se levantó. Jaló a Emmett con él y el captó el mensaje. Se abrazaron. Bella los observó desde la cocina.
— ¿Tienes hambre, Em?—le preguntó ella cuando él caminó hacia el pasillo.
Él medio le sonrió y tomó una manzana de la cesta. La mostró en plan "con esto es suficiente", luego avanzó hacia las habitaciones.
Edward fue hacia Bella, que estaba picando fresas.
—Eso fue incómodo—dijo ella—. Definitivamente me hizo falta que mi mamá me abrazara un poco más.
Edward se rio entre dientes.
—Por cierto, ¿Qué hay de ella?
Bella se encogió de hombros.
— ¿Has hablado con ella?
—Nop.
— ¿Por qué no lo intentas?
—Suficiente, Edward.
—Pero…
—No quiero hablar de eso.
Edward observó cómo sacaba los waffles del tostador y miraba el suelo.
—Lo siento—él se disculpó, aunque Bella había sacado el tema.
—Está bien.
Almorzaron en silencio. Tal vez Bella se había molestado.
Bella estaba pensando en Renée.
Partió su waffle con más fuerza de la necesaria bajo el escrutinio de Edward. Dejó caer los cubiertos sobre la mesa. Edward le tomó la mano mientras Bella respiraba profundamente.
—Lo siento—dijo ella.
Edward le besó la sien.
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Tia llegó unos minutos después.
Bella abrió la puerta y le sonrió.
—Hola, Tia.
—Bella—ella asintió con la cabeza y entró al apartamento. Edward estaba en el baño.
—Busqué algo de ayuda para encontrar opciones. Conozco a diversos agentes de bienes raíces. Ya sabes, me ayudan a encontrar casas para mis clientes.
— ¡Genial!—Bella sonrió y tomó su bolso.
Edward caminaba por el pasillo y se detuvo junto a la puerta para calzarse los zapatos.
—Andando—dijo Tía.
Se dirigieron al estacionamiento y entraron a la camioneta. Edward había comprado su primera SUV finalmente.
El chófer ya estaba ahí.
—Buenos días, Marcus—saludaron. Él les contestó con un asentimiento de cabeza.
Recogieron a Esme y a Carlisle en su hotel y Marcus condujo hasta el primer destino.
—Contacté a diversos agentes de bienes raíces—comenzó a explicar Tia—tenemos dos casas, dos departamentos y un penhouse para ver hoy. Recuerda que puedes decir que no te gusta algo—le dijo a Edward—estaré ayudándote en el proceso. Lo que me recuerda…—hizo una pausa mientras deslizaba su dedo por la pantalla de su iPad—el lunes necesitamos entrevistar a algunas personas. Necesitas a una asistente personal.
¿Una asistente personal? ¿Otra chica? ¿Para qué?, pensó Bella. Ella sería su asistente personal si era necesario. Le llevaría botellas de agua y le masajearía los pies. Cuando Edward le dijo que ahora Tia era su publicista no pudo evitar sentirse un poco celosa. Era tonto sentirse así, esperaba que Tia fuera profesional y quería confiar en Edward. Se rindió cuando estaba pensando en eso. Era estúpido pero, al parecer, ella también era estúpida.
—De acuerdo—él dijo—Garret me había mencionado que formar un equipo sería buena idea. Dijo que algunas celebridades lo tienen.
Tia sonrió levemente sin despegar la vista de su tablet. Bella estaba disfrutando la forma en que Edward hacía círculos con el pulgar sobre el dorso de su mano. Esme miraba por la ventana pero escuchaba atenta. Carlisle observaba el intercambio en silencio.
—Es cierto. Hay varias de ellas. Algunas nunca necesitan a un manager. Si así lo deseas podemos hacerlo. Es más sencillo y privado. Podemos contratar también a personas especializadas en marketing y firmando un contrato de confidencialidad te aseguras de que las cosas sean secretas hasta hacerlas públicas. Pero lleva tiempo.
—Me agrada—el respondió.
Pasaron el resto del trayecto hablando sobre las opciones que tenían para ese día.
—Insistí en pedir lugares sencillos. No tuve la oportunidad de preguntar qué es lo que te gusta pero conforme la marcha puedes irme explicando—Tia continuó.
Era entretenido observarla. Hablaba y explicaba claramente las cosas mientras hacía otras.
Llegaron al primer lugar. Habían entrado a un sendero y luego se encontraron con una mujer elegante que estaba esperándolos.
Saludó a través de la ventanilla de Marcus y abrió la reja. Marcus condujo al menos un kilómetro más y se encontraron con la imponente casa.
¿Esto es sencillo?, se dijo Bella. Estaba segura que la casa de Charlie cabría veinte veces fácilmente en el kilómetro que habían recorrido.
Edward y ella se asomaron por la ventana y luego ella abrió la puerta.
La mujer elegante se presentó y los condujo hasta allá.
Esme le sonrió a Bella y le rodeó los hombros con el brazo.
— ¿Cómo estás, cariño?
—Bien, Esme. ¿Tú?
—Muy bien. Definitivamente emocionada por ver casas nuevas. Estoy segura de que te sientes de la misma forma.
Bella le dio una sonrisa dentona.
—Definitivamente.
Edward le sonrió a la distancia y luego entraron.
Si por fuera era hermosa, por dentro era fascinante. Quitaba el aliento.
Tan sólo el recibidor era bastante grande, no había necesidad que un lugar que sólo serviría para dejar tus zapatos fuera así de grande. Era pretencioso.
Caminaron por el lugar mientras la agente les explicaba. La casa no era nueva. La familia de un dueño de restaurantes la había ocupado.
El piso era de mármol y las paredes tenían papel tapiz, algunas texturas y otras pintadas de colores neutros. La cocina era enorme y las paredes posteriores de la casa eran sólo ventanales y tenía una hermosa vista al jardín que parecía interminable, sólo interrumpido por una gran piscina en forma de D y un jacuzzi junto a ella.
La casa era hermosa pero Bella no creyó que fuera del gusto de Edward.
Era muy imposible pensar que esa gran casa no fuera del gusto de alguien pero cuando tienes varias opciones era probable que Edward quisiera visitarlas todas antes de tomar una decisión.
Pasaron otro rato ahí, viendo que la casa tenía seis habitaciones y nueve baños. Además de tener un sótano lleno de todas las distracciones imaginables: un teatro en casa, un gimnasio, una mesa de ping pong, un bar y más allá de los muros de la casota tenía una cancha de tenis.
— ¿En realidad esto es sencillo?—le preguntó Bella a Edward—es una maldita mansión.
Edward sonrió y le acarició el brazo.
—Es fenomenal, ¿no?—él dijo—pero creo que es demasiado para mí.
—Pero podrás tenerla para siempre—ella le dijo—imagina las fiestas, Edward.
Edward se rio y luego se despidieron de la agente.
El resto de las casas fueron más de lo mismo.
Edward no le veía importancia a tener una casa tan grande si iba a estar solo. Si, podría tener una mansión para siempre pero simplemente no le llamaban la atención. Estaba seguro que no todos los días iba a estar en su nuevo hogar, estaría también en su apartamento actual, con sus amigos, con Bella.
Mientras observaba cómo Bella bebía del té helado que le compró se le ocurrió una idea. Sonrió ante la posibilidad pero quiso guardársela.
Bella sería arquitecta y planeaba estar para siempre con ella. Entonces sería perfecto que Bella diseñara la casa en la que vivirían, quería hacerla feliz y estaba segura de que ella disfrutaría el proceso. Ninguna casa sería tan perfecta como la que ella diseñara, porque ella estaría en todos lados, a dónde quiera que mirara.
Al ver el techo la recordaría, al caminar y rozar las paredes Bella estaría ahí. En todos lados. Siempre. Omnipotente.
Los departamentos eran lindos pero pequeños, demasiado pequeños.
—Estos están destinados usualmente a artistas emergentes—explicó Tia—son baratos comparados a un loft o penhouse pero tienen la privacidad necesaria para ellos.
Edward pensó que no sería muy conveniente para una fiesta.
—Siento que me asfixio—dijo.
Carlisle tenía mala cara.
—No me gusta tampoco—dijo—creo que otro lugar sería mejor.
—De acuerdo—dijo Tia.
Después de un rato salieron de ahí.
El penhouse era… excéntrico. Del estilo de Marilyn Manson. Edward frunció el cejo tan pronto entró.
Esme ahogó un grito. Carlisle masculló entre dientes. Bella pudo notar el parecido entre él y Edward.
El lugar era lindo…para enterrar un cuerpo. Pero Bella sería arquitecta y tendría que encontrarle lo positivo y lo hermoso a todo.
Fue difícil.
—Yo diría que no es necesario verlo todo—dijo Tia—olvidé mencionar que este agente de bienes raíces me ayuda con los gustos más…inusuales.
—Sólo quiero ver algo más para burlarme en el futuro—dijo Edward y tomó a Bella de la mano. Entraron a una habitación. La luz era grisácea y tenue. Le daba un aspecto de película de terror al lugar.
Edward arrinconó a Bella.
— ¿Qué…—ella comenzó a decir.
Los labios de Edward estaban sobre los suyos. Bella abrió la boca y enredó sus manos en el cuello de él.
Edward recorrió sus costados y luego apretó su trasero. La restregó contra él y Bella pudo notar una leve erección.
Edward comenzó a besarle la quijada y el cuello.
— ¿Y esto por qué?—preguntó Bella, tratando de controlar su respiración. No era fácil cuando los labios cálidos de Edward le rozaban el lóbulo y sus dientes lo apresaban.
Se restregó contra él sin poder evitarlo.
—Tuve una vista de tu cintura—dijo él, como si esa fuera una explicación. Tal vez lo era.
Bella volvió a besarlo. Él gimió bajito contra su boca. Luego ella delineó sus labios con su lengua. Él gimió otra vez. Bella apresó el labio inferior de Edward. Lo chupó.
Él se alejó.
—Andando, vamos a casa.
Ella asintió, atontada, luego salieron y vieron cómo Esme, Carlisle y Tia veían la cocina.
Edward los llamó y estuvieron listos para irse.
Carlisle y Esme explicaron que tenían reservaciones en el restaurante cercano a su hotel, así que Marcus los dejó ahí.
Llegaron al edificio de los chicos y Tia los miró.
—Mañana tenemos tres lugares más que ver—le dijo a Edward—estaré aquí a las 12. Esperemos encontrar algo mañana. Así tus padres no habrán venido por nada.
—De acuerdo—Edward respondió. Bella le sonrió a Tia y esta se fue.
Marcus se despidió de ellos y Bella y Edward se dirigieron a su apartamento.
En el elevador, Edward besó a Bella. La besó tanto que a Bella se le hincharon los labios.
Tenía las mejillas sonrojadas y sólo quería arrancarle la ropa ahí mismo. Caminaron por el pasillo, entre risas y jalándose el uno al otro.
Se escuchaba música a través de la puerta del apartamento, Bella la abrió y miró a la sala.
Emmett estaba riéndose a carcajadas mientras Rosalie trataba de equilibrar un vaso sobre la cabeza de Jasper, que estaba parado sobre el sillón.
Si Rosalie se caía del sillón y mojaba a Jasper, eso sí sería gracioso.
— ¿Qué mierdas?—resopló Edward, riéndose entre dientes.
— ¡Hey!—Emmett los vio— ¿Dónde estaban? Necesitamos a otros dos para jugar.
La encimera de la cocina estaba llena de botellas de cerveza. Habían sacado el vino, el vodka y el whiskey.
Rosalie se rindió y sacó los brazos, empujando a Jasper. Él se tambaleó y bajó del sillón.
Rosalie se acercó a Bella.
—Emmett estaba un poco triste y empezamos a beber. Ven a jugar, ¿Quieres un Sherley Temple o un Jasperin?
— ¿Qué es un Jasperin?
—Una bebida que inventó Jasper. Es whiskey y vodka y ron y creo que 151.
— ¿Intentaba suicidarse o algo?
Rosalie se rio y le tendió un Sherley Temple. Bella miró alrededor, Edward estaba abriendo una cerveza. La miró y meneó las cejas.
Amaba cuando Edward hacía eso. Cuando sonreía y meneaba las cejas, ponía mirada maniática y a Bella le temblaban las rodillas.
Emmett ahora estaba cambiando la música y Jasper se estaba sirviendo un Jasperin.
—Vamos a jugar—. Dijo Jasper—Fueron días de mierda así que vamos a decir las cosas buenas que hay en nuestras vidas.
Emmett estaba abriendo otra cerveza.
Fueron a la sala y se sentaron. Edward puso un brazo sobre los hombros de Bella, sostenía la cerveza con la otra mano. Bella meneó su bebida y le dio un trago.
Estar demasiado sobria en una reunión con sus amigos tenía dos lados. El primero, recordaría las estupideces que hacían y podía burlarse de ellos luego. El segundo, se sentía excluida.
Debió haber pedido el Jasperin.
Rosalie hipó y se frotó los muslos.
—De acuerdo. Rosalie tu empiezas—dijo Jasper. Tenía los ojos rojos. Nada bueno podía salir de mezclar su estúpido Jasperin y cerveza.
Rosalie sonrió.
—Está bien…eehhh… estoy feliz porque tengo a Emmett—le hizo ojitos—porque vivo con ustedes, idiotas. Y porque tengo un pelo hermoso.
Edward rodó los ojos. Luego se inclinó hacía la mesa de centro y le arrojó un Cheeto. Le cayó en la frente.
Ella le mostró el dedo.
—Bella, eres la siguiente—Jasper le dio un trago a su cerveza.
Bella sonrió.
—Las cosas buenas de mi vida…ehh…—se rascó la mejilla—una de ellas es Charlie, ustedes, UCLA y Edward. Estoy feliz porque mi novio es famoso y millonario—sonrió ampliamente y lo besó en la mejilla.
Edward gorjeó y le regresó el beso.
—Suficiente—dijo Jasper, molesto—Emmett.
Emmett sonrió. Estaba muy ebrio.
—Rosie, la cerveza y la música de Edward.
Jasper se rio y le arrojó un cojín.
—Música de niñitas—dijo él.
—Eres el siguiente, Edward—dijo Rosalie.
—Ehh… la música, mi linda Bella y ustedes, idiotas.
Jasper se tocó el pecho, fingiendo emoción. Se limpió una lágrima invisible.
— ¿De qué mierdas estás feliz tú, idiota?—le preguntó Edward.
—Alice…—Emmett chifló por lo bajo.
Se rieron. Menos Jasper.
—Estoy feliz por Jasperin, por la hierba y por Jasper Jr.
—Asqueroso—dijo Bella, se estaba viendo las puntas del cabello.
—Apuesto a que no se atreven a jugar a los shots con Jasperin—dijo él.
—No, gracias—dijeron Rose, Bella y Edward.
Emmett fue el único que accedió.
— ¿Qué putas, Jasper? Esto huele a gasolina.
—Deja de ser un llorón y bébetelo.
Emmett tosió luego de tomarlo. Los ojos se le pusieron llorosos.
Jasper tenía un plan.
—Apuesto $50 dólares a que Edward no se atreve.
—Cierra la puta boca—dijo Edward, poniéndose de pie.
—Edward, no…—Bella trató de detenerlo pero fue inútil. Rosalie se rio.
Jasper logró convencer a Rose y a Bella.
—Me alegra saber que puedo manipularlos a mí antojo—dijo Jasper.
Ellos gruñeron. Rose le mostró el dedo y Edward lo golpeó en la nuca.
Jugaron a adivinar la película con mímica y cuarenta minutos después estaban demasiado borrachos.
Rosalie intentó hacer los doce pasos, se cayó en el cuarto. Se golpeó la cabeza contra la puerta principal y Edward no paraba de reírse.
Emmett estaba eructando, tirado en el sofá. Jasper estaba encendiendo un porro y Bella estaba sirviéndose otro trago.
—Vamos a la cama—Edward le mordisqueaba la oreja.
Bella soltó una risita.
—En un rato más.
—No. Ahora.
Edward tomó su mano y le mordió los dedos.
—Déjala, Edward—dijo Rose, que se sobaba la cabeza—ella quiere besarme a mí.
Rosalie sacó los labios y hacía "mua mua". Bella se rio.
—De acuerdo—dijo él—bésense y vayamos al cuarto.
—Está bien—dijo Bella.
— ¿Enserio?—dijo sorprendido.
— ¡No, sucio!—Bella lo empujó y se fue con Rose.
Esa idiota le había robado la novia. Las miró con los ojos entrecerrados..
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Cuando finalmente Edward y Bella fueron a su habitación, Bella estaba tan borracha que Edward la iba sosteniendo.
—Quién diría que Isabella sería una fanática de mi Jasperin—Jasper dijo a la distancia, tartamudeando.
Se escuchó un golpe y una carcajada. Edward miró hacia atrás y vio a Emmett tirado en el pasillo. Rosalie había caído dormida en el sillón. Era probable que Emmett se quedara toda la noche ahí.
—Hmm… hace cosquillas—dijo Bella, feliz, cuando entraron al cuarto.
— ¿Qué hace cosquillas?—preguntó Edward, cerrando la puerta detrás de él.
Bella se tiró en la cama. Tenía el cabello sobre el rostro.
—Tú…—lo señaló. No terminó la frase. Hipó.
—Suficiente vodka para hoy—dijo él. Luego se acostó sobre ella. Le apartó el pelo de la cara.
Bella se rio bajito.
Edward la miró, feliz. Era tan guapa.
Bella le acomodó el cuello de la camisa, volvió a reírse.
Edward no podía dejar de sonreír. Qué guapa.
Bella tenía las mejillas sonrojadas.
—Eres preciosa—le dijo.
Bella sonrió.
—Lo sé.
Edward se rio en voz alta. Los ojos se le arrugaron. Bella amaba cuando él se reía así. Los ojos se le arrugaban y se entornaban y sus labios casi desaparecían, sólo mostraba los dientes. Le acarició la mejilla.
—Edward… ¿no vas a dejarme, cierto?
—Ehh… no.
—Dudaste.
—No. Simplemente no sé a qué te refieres.
—Cuando te vayas… me llevaras contigo.
—Claro.
—Siempre deseé que me llevaras contigo. Como parte esencial de tu equipaje. Te quiero tanto que duele.
— ¿Duele?
—Sabes a lo que me refiero.
—No, no lo sé—dijo él, haciéndose el despistado.
—Nunca creí que fuera posible querer tanto a alguien. Quererlo tanto que sientes que tu corazón va a explotar. Que no hay espacio, que no puedes respirar.
—Qué raro. Yo respiro bien junto a ti.
—Respirar es bueno.
—Estar contigo es bueno.
— ¿Edward?
— ¿SI?
—Te amo.
—Yo también…
—No—lo interrumpió—te amo ahora y siempre te amaré. No importa lo que pase o a dónde vayas, siempre te amaré. Incluso después.
— ¿Después?—Edward le besó la nariz.
—Después de odiarte al momento de que terminemos.
—No vamos a terminar.
— ¿No?
Bella estaba muy borracha.
—No. Cásate conmigo.
Bella se quedó muda. Abrió mucho los ojos. Edward se rio.
— ¿Ahora?
Edward volvió a reírse.
—Si quieres—se encogió de hombros.
—Primero quiero algo más.
— ¿Qué?
Bella respiró profundamente. Se estaba quedando sin aire.
—Bésame.
Edward sonrió y la besó.
La besó con toda el alma. Bella enredó los brazos alrededor de su cuello. Edward metió la lengua en la boca de Bella.
Luego ella comenzó a restregarse contra él. Y comenzó a desabrocharle la camisa.
Edward le besó el cuello. Bella hipó.
Edward se alejó.
—Vamos a dormir—dijo. No quería acostarse con una Bella borracha. Si, se habían metido mano mientras estaban borrachos antes pero este momento se sentía tan…especial. No quería arruinarlo.
—No…—ella gimoteó e intentó desabrocharle los pantalones.
Edward le tomó las muñecas y la detuvo.
—Vamos a dormir—repitió.
Bella hizo una mueca y luego su labio tembló.
Iba a llorar.
— ¿Bells?
Ella lo empujó por el pecho y salió corriendo de la habitación.
Edward resopló y se levantó. Tenía la camisa desabrochada. Prefirió quitársela, luego salió a buscarla.
Fue al baño. No estaba ahí.
Luego se dirigió a la sala.
Emmett seguía tirado en el pasillo.
Bella estaba llorando, se servía otro trago.
Jasper la estaba abrazando. Ese imbécil debería meterse en sus asuntos.
— ¿Qué le hiciste, puto?—Jasper le preguntó.
—Ve a abrazar a tu novia—Edward sacudió las manos, intentando alejarlo.
Jasper atrajo a Bella más cerca. En parte lo estaba disfrutando.
—Bella, deja de beber—Edward le dijo.
— ¡No!—ella respondió y luego se terminó la bebida de un trago cuando Edward hizo el intento de quitársela.
—No tengo novia—dijo Jasper por lo bajo.
—Es porque no sabes meterte en tus propios asuntos—le dijo Edward, queriendo atrapar a Bella, que ahora corría por la sala. Tenía la botella de tequila en la mano. Si se caía y tiraba esa cosa, iba a sangrar.
Jasper la atrapó.
— ¡Bella, ven aquí!—Edward gritó. Rosalie pegó un salto en el sofá, despertándose.
— ¿Qué pasa?—preguntó.
—Rose, ayúdame a atrapar a Bella—Edward le pidió.
—No, gracias. Me haré otro trago—luego fue a la cocina, ignorándolo— ¿dónde está el tequila?—preguntó, buscándolo con la mirada.
—Bella, ven aquí.
Bella prefirió sentarse en el sillón. Seguía llorando.
— ¿Qué le hiciste, puto?—repitió Jasper.
Rosalie seguía en la cocina. Ignorando la situación.
—Edward es un mal novio—dijo. Bueno, tal vez no ignoraba la situación del todo—Bella siempre llora por los rincones.
—Eso no es cierto—él dijo, luego fue a sentarse junto a ella—sólo está borracha.
Edward la rodeó con un brazo y le picó la panza. Bella lo ignoraba.
Rosalie repartió más tragos.
Edward se lo tomó sin preguntar qué era. Sabía horrible.
Bella se tomó dos.
—Bella, volvamos al cuarto.
—No—. Ella dijo—toda la noche querías hacerlo y después no.
—No quiero hacerlo borracho.
—Yo puedo tomar tu lugar, Edward. Y gratis—dijo Jasper.
Edward le lanzó un cojín. Rosalie se rio y puso música.
—Sólo vayan y cojan, dios—dijo Rosalie.
—Tal vez deberías ayudar a tu novio mejor—le dijo Edward. Rosalie miró al pasillo y se encogió de hombros.
—Es muy pesado y ronca cuando está borracho. Puede quedarse ahí. Por mí está bien.
Bella no dio su brazo a torcer y en lugar de eso, siguió bebiendo lo que Jasper le ponía en la mano.
Edward le pidió que dejara de darle mierdas. Jasper le entornó los ojos.
—No eres su papá.
Después de un rato de insistir y ser ignorado, Edward se rindió y se fue a la habitación.
Dio vueltas en la cama, escuchando risas y música a lo lejos. Estaba molesto. Quiso hacer algo lindo y en su lugar, Bella le dio chingaderas.
Si Bella podía estar feliz allá afuera, riendo y bebiendo; mientras estaba enojada con él, era su problema. Pudo haber venido con él pero no lo hizo.
Eligió a Jasper en su lugar.
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Se despertó después de un rato. Todo estaba en silencio y Bella no estaba en la cama. Vio el reloj. Eran las 4 AM.
Salió de la habitación y fue a la sala. Bella estaba dormida en el sillón. Emmett ya no estaba en el pasillo y no había nadie ahí.
Edward la miró desde lejos. Luego suspiró.
Se acercó y la cargó. Llevándola con él.
Bella se removió. Abrió los ojos y lo vio.
Suspiró.
—Lo siento…—susurró.
—Está bien. Duerme ahora—Edward le dijo. Luego la recostó y la cubrió con la colcha. La atrajo hacia él.
— ¿Era enserio?—ella dijo.
— ¿Qué?
—Lo de casarte conmigo.
—Tan real como que 2 más 2 es 4.
—Estoy ebria, no necesito matemáticas ahora. Sólo necesito un "si" o un "no".
—Duerme ya.
Bella suspiró y talló la mejilla contra su pecho.
Escuchó un "si" entre sueños.
