Personitas!

Les traigo la actualización de esta historia tan cursi, y también la de Mi emperador y del nuevo fic del que les hablé, ¡vayan a verlos también n.n!

Este capítulo contiene exceso de felicidad, disfrútenlo~

A LEER.


❁I Love You❁

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Eren se hallaba sentado en su pupitre. Había comenzado la última clase y también recién se separaba de la compañía de Levi. Desde que se sentó se dedicó a mirar algún punto del aula, suspiraba cada dos minutos, sus ojos brillaban y se sonreía solo. De solo recordar que había pasado todo el día escabulléndose y escondiéndose de todos para compartir besos dulces a escondidas, le hacían morirse de la pena y felicidad, era demasiado bueno para ser verdad, ¡él estaba saliendo con Levi oficialmente!

Se sintió desbordante en emociones cálidas, miles de pensamientos le llenaban la cabeza. Estaba pensando en las siguientes cosas que harían después, quizá comenzarán a tener citas regularmente, tenía que planear los encuentros, algunas actividades en pareja, debía hablar con su madre… en fin. Parecía que flotaba en una nube rosa con brillantina a su alrededor.

Cualquiera podía notar que estaba feliz, de hecho todo el mundo lo notó. Eren parecía ido y dispuesto a seguir dentro de su mundo.

Eren… ¡Eren despierta! — le dijo en voz alta Armin, tocando su hombro desde su asiento.

—Mmh, ¿Qué? —balbuceó cuando atendió al llamado, saliendo de su estupor.

Armin le hizo una seña marcada con los ojos y luego ladeó su cabeza para indicarle que alguien además de él estaba requiriendo su atención.

—Eren Yeager —la voz del profesor lo sobresaltó y rápidamente se levantó de su asiento—, deje de soñar despierto y responda a la pregunta que acabo de hacerle.

El pánico lo dominó porque se dio cuenta que no había atendido a nada de lo que el profesor había dicho, así que no tenía idea de qué responder. Observó la pizarra e intentó leer lo que estaba escrito con tiza para darle alguna pista e improvisar, pero sus esperanzas se hicieron añicos cuando leyó "Ejercicios de problemas aritméticos". Se rindió, él no era nada bueno con los números.

—L-lo siento, no estaba prestando atención — respondió agachando la vista y revolviendo los dedos de sus manos nerviosamente.

—Que sea la última vez, tiene que ponerse a estudiar ¿entendió? —el profesor lo vio con ojos acusadores y disciplinarios, y luego continuó con su explicación.

Derrotado, Eren se dejó caer pesadamente en su asiento. Suspiró a par con la que se agarraba los cabellos, revolviéndolos y rápidamente la vergüenza lo inundó, se sintió estúpido porque seguramente Levi había visto su penosa actuación.

Y en efecto, Levi lo había estado observando desde que se separó de él, no estaba en la misma situación crítica de perderse en sus pensamientos pero sí que no podía dejar de ver a Eren. Cuando lo vio sentarse de nuevo y ruborizarse muerto de la pena solo pudo asomar una leve sonrisa conmovido por la ternura. "Lindo".

Estaba por primera vez en su vida feliz, porque por fin sintió que estaba viviendo una vida normal, con las preocupaciones de cualquier estudiante de preparatoria; su primer amor, sus primeros amigos. Era la vida de estudiante que siempre quiso tener, igual a los demás. Y con Eren a su lado todo estaba saliendo perfecto, después se preocuparía por las consecuencias que traería su nueva relación y la reacción de su padre, hoy se dedicaría a disfrutar estando con Eren.

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Cuando sonó la campana que indicaba el final de las clases y todos los estudiantes comenzaron a salir y a dispersarse, Armin y Mikasa buscaron el rostro de Eren para exigir respuestas.

—¿Y bien? — preguntó el rubio.

Eren los miró sonriendo con los labios y la felicidad pegada en ellos, haciendo que sus mejillas se colorearan y luego llevó sus manos al rostro. Ese simple gesto significó una cosa.

—Felicidades amigo — contestó Armin y Mikasa asintió — ¿Y qué pasó con Reiner?

—Ah, eso… —Eren rápidamente cambió de expresión a una triste— no salió nada bien.

—¿Por qué?

—Porque él me-

—Eren —pronunció justo en ese momento Reiner, detrás de él— tengo que hablarte, hace unas horas yo…

—¿Qué no te quedaron claras mis palabras, Braun? —preguntó Levi acercándose al trío apenas lo vio cerca—, te dije que no te le volvieras a acercar. ¿Acaso quieres que le diga a todos lo que trataste de hacerle a Eren? —preguntó con clara amenaza de por medio.

Un claro silencio reinó, el ambiente se había puesto tenso, solo algunas personas como Hange y Erwin se habían quedado a ver con atención, bastante cerca de Levi.

—Tienes razón, es por eso que quiero ofrecer una disculpa — respondió, volviendo su vista a Eren — lo siento mucho, yo no quise hacerlo. Estaba enojado y desesperado, sé que eso no es excusa, pero en verdad no quiero que nuestra amistad termine, ¿Crees que puedas perdonarme Eren? —preguntó suplicante y Eren lo vio sorprendido—. También tú Levi, no he sido la mejor persona contigo y te debo una disculpa.

Sus palabras dejaron sorprendidos a todos los presentes, incluyéndolo a él mismo, nunca pensó que Reiner haría algo así. Levi miró a Eren que todavía estaba sentado pero que meditaba concentrado; Mikasa fruncía el entrecejo al no entender nada y Armin observaba a Reiner cauteloso, el extraño comportamiento y sorprendente arrepentimiento no le permitían confiar plenamente en sus palabras.

—De acuerdo, acepto tu disculpa —contestó Eren, afirmando su respuesta con una sonrisa.

—¿Qué? — preguntó Levi.

—Está bien Levi, todos merecemos una segunda oportunidad… Además, conozco a Reiner desde hace tiempo, estoy seguro que dice la verdad — afirmó.

Levi no estuvo de acuerdo, Eren era más inocente de lo que creía.

—¿Sin rencores? —preguntó Reiner aliviado, extendiendo su mano al más bajo.

Levi miró a Eren de vuelta que sonreía conforme, pero él no iba a dejarse llevar tan rápido, aún así le correspondió el gesto pero su mirada permaneció indiferente, iba a tener cautela con él de ahora en adelante.

—Genial, todo volverá a ser como antes. —exclamó Eren contento.

—¿Qué les parece si vamos a comer algo?, yo invito —preguntó orgulloso el recién perdonado a todos los presentes.

—¡Ah! Reiner sobre eso… Es que… —interrumpió Eren regresando a su expresión tímida.

—Ya tenemos planes él y yo — completó Levi triunfante.

—¿Solo ustedes dos?, creo que siempre es divertido cuando hay más amigos ¿no crees? —contraatacó Reiner.

Su persistencia comenzó a calar nuevamente la paciencia de Levi, hasta que una voz femenina intercedió.

—Él y Eren están saliendo —soltó Mikasa, sorprendiendo al mismo Levi—, dejémoslos en paz al menos por hoy.

Reiner se quedó atónito ante la noticia, y luego miró a Levi con una mirada que le dio a éste la confirmación de sus sospechas. En definitiva no iba a confiar en él, no era idiota para tragarse toda el teatro que había montado en su disculpa.

Reiner trató de disimular lo mejor que pudo.

—Ah entiendo, es una sorpresa para mí pero los estaré apoyando — contestó, más herido de lo que aparentaba.

—Pero a nosotros sí nos puedes invitar esa comida, Reiner —dijo Armin, levantándose y guiñándole un ojo a Eren; se acercó a Reiner y lo jaló consigo. Mikasa fue tras él con una pequeña sonrisa cómplice en los labios—. A mí se me antojó comer Takoyaki.

Levi simpatizó con los amigos de Eren, su apoyo incondicional seguro se debía a que ellos ya conocían la verdad y estaban enterados de su nueva relación. Por parte de la pelinegra fue aún más impactante el apoyo, eso hablaba bien de ella y de sus sentimientos, como si en silencio le hubiese entregado a la persona más importante y ella estaba bien con eso.

Ambos se miraron aliviados, un gran peso se les había quitado de la espalda. Levi ya empezaba a caminar hasta Eren, pero la paz no duró mucho tiempo porque Hange llegó corriendo hasta él y se le colgó del cuello en un abrazo.

—Leviiii —aulló, como siempre, apretado de más su agarre— ¡Pequeño picarón! ¡¿Cuándo pretendías contarle a tu mejor amiga que estabas saliendo con Eren?! —reclamó herida— ¿Cuándo pasó y cómo?, tengo que saber todos los detalles —continuó—. Ya se estaban tardando. Eren, cariño, cuéntale a tu amiga Hange cómo fue que este amargado se te confeso.

—Quítate de encima, Loca —dijo Levi apartándola, pero con una expresión suave.

Hange se despegó y fue hasta donde Eren estaba, le pellizcó las mejillas y revoloteó a su alrededor.

—Mira a este tierno bombón enamorado, ¡Tan lindo! Felicidades a ambos —terminó feliz y enérgica como siempre.

Eren se ruborizó al instante y Levi lo miró con ternura.

—Está bien Hange, dejémoslo por hoy, necesitan estar a solas —intervino Erwin, tomándola del brazo y arrastrándola con él.

—¡Sisisi!, están en la etapa de luna de miel, deben de darse mucho amor —siguió mientras salía eufórica—. Nos vemos mañana tortolitos~

Esas fueron sus últimas palabras hasta que ambos dejaron el salón, un silencio los invadió pero por fin estaban absolutamente solos.

—D-eberíamos irnos también —dijo Eren tímido, no soportando la mirada del pelinegro en su persona, y sin tardar se levantó de su asiento.

—Si, deberíamos, pero antes…

Levi caminó hasta él y se le puso enfrente, tomó una de las manos morenas con su mano derecha y se la llevó a los labios, depositando un beso suave, luego lo jaló hacia él, abrazando su cintura con su otra mano, pegándolo a su cuerpo y al mismo tiempo la otra mano tomó el rostro de Eren y lo acercó al suyo, robándole un beso.

Eren se ruborizó pero luego depositó toda su ternura en el beso que compartía con Levi, lo abrazó rodeando el cuello con ambos brazos y Levi lo recargó arriba del pupitre. Se besaron de nuevo, olvidando que llevaban todo el día haciendo lo mismo. Levi movía sus labios suavemente sobre los de Eren y él soltaba pequeños suspiros entre besos mientras cerraba los ojos.

Luego se separaron por fin.

—Vamos… —dijo con el tono más amable que poseía, y en el acto le tendió la mano.

Eren tenía una expresión anhelante, sonrió feliz ante la invitación. Sus manos, justo como lo hace la llave y un candado, se juntaron, cerrándose. Salieron del salón caminando por los pasillos, bajando las escaleras, cruzando el patio, hasta la entrada; todo el recorrido sin soltarse.

—¿A dónde quieres ir ahora? ¿Tienes hambre?

—No mucha.

—¿Entonces?

—Hay un lugar al que quiero ir contigo.

—¿Ajá?

—¡Vamos al Arcade! Cerca de ahí hay un puesto de Yakitori que podemos comer de regreso, te encantará. —expresó emocionado pero Levi le regresó un gesto de desconfianza ante la mención de la comida.

—¿Qué? ¿Nunca has comido yakitori en la calle?

—No, y esperaba que eso siguiera siendo así.

—Oh Levi, te has perdido de lo mejor de la vida. Confía en mí, te gustará.

Eren pareció recuperar sus energías y Levi no tuvo otro camino que el de la resignación. ¿Podía siquiera atreverse a negarle algo cuando Eren lo miraba así? La respuesta era un absoluto no.

Cuando llegaron, el chofer de Levi los miró extrañado y se apresuró a abrirles la puerta pero Levi lo detuvo.

—Tomate un rato libre, iremos al arcade y comeremos algo antes de volver. Espérame frente a la casa de Eren. —ordenó Levi.

—Sí señor —respondió el hombre de traje, mirando con curiosidad la expresión apenada de Eren mientras Levi sostenía su mano.

—Bien, nos vamos.

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—¿Vienes al arcade seguido?

—¡Seguro! He venido muchísimas veces con mis amigos desde que era un niño.

—Ya veo.

—¿Y tú Levi? Por lo que veo no te entusiasman este tipo de lugares.

—No es eso, es que nunca he estado en uno.

—¿Bromeas verdad?

—No, hablo en serio.

—¿Entonces qué haces para divertirte o para pasar el tiempo?

—Cosas productivas.

—Acabo de descubrir que tengo un novio aburrido, pero eso está por cambiar…

Levi sonrió cuando escuchó ser llamado "novio", Eren siempre le hacía sentir cosas diferentes.

Siguieron caminando hasta que llegaron hasta el edificio cubierto de anuncios neones y mantas con colores vivos, entraron y cambiaron algo de efectivo por fichas. Eren no había podido olvidar el juego que jugó junto sus amigos la vez pasada, por eso quiso intentarlo de nuevo y aprovechar para pasar tiempo con Levi. Ya que tenía el nuevo dato de que él nunca había estado en un lugar así, su emoción por ser quien le enseñara todo lo que no sabía era parte de sus planes de hoy.

Eren caminó hasta la zona de simuladores visualizando de inmediato el juego. Se apresuró a llegar para que nadie les ganara el lugar, puesto que a esa hora los arcades están llenos de los estudiantes que salen de clases. Eren depositó las fichas y comenzó a presionar las opciones de jugadores y ajustes del juego.

—Veo que estás emocionado.

—Si te soy sincero, ya había venido aquí con Armin y Mikasa, pero terminé aplastado por ellos y quería volver a intentarlo.

—Con que si… Bien, explícame porque mi cara está en la pantalla.

—Es un juego realmente novedoso, toma una captura de tu rostro para que la experiencia en el juego sea mejor, solo tienes que cortarle el cuello a los titanes que te salgan enfrente con estos controles y con estos vuelas con el equipo tridimensional.

—Pareces un experto — señaló él tomando en sus manos el control.

Al principio del juego Eren tenía mucho entusiasmo, pero conforme avanzaba el tiempo, no pudo evitar el pobre y mismo resultado que cuando vino con Armin y Mikasa. Se desesperó al quedarse atrás, lo odiaba. ¿Por qué él era tan malo?, estaba seguro que apretaba los botones correctos y no hacía nada fuera de lo común.

Al voltear a la pantalla, vio que Levi de verdad era todo un profesional; ¡hasta rebasaba el número de Mikasa por creces! Era todo un récord el número de Titanes que Levi mataba a la velocidad de la luz. Sus dedos se movían sin problemas por los controles.

Seguro en esa realidad Levi habría sido el hombre más fuerte de la humanidad, pensó Eren.

Desmotivado miró un botón azul en medio del control.

—Levi, ¿qué significa este botón? —preguntó.

—Quizá es el plus que tiene cada personaje, todos los juegos de este tipo lo tienen ¿no? Presiónalo. —Levi también apretó el suyo; rápidamente su personaje se cubrió de una aura oscura y se hizo una especie de bola humana que voló en la pantalla y comenzó a degollar a varios Titanes en segundos. Batiendo su propio récord.

—Ah, es una especie de acción turbo, es interesante —dijo, mirando en la pantalla a un titán con pelo y apariencia de mono que de repente salió caminando. Levi estaba en verdad entretenido.

Entonces Eren también lo intentó, presionó el botón y para su sorpresa su personaje se había transformado en un titán. La pantalla destello y leyó el mensaje con letras blancas: "Usted ha activado la habilidad del Titán de ataque"; lo cual le pareció fascinante e increíblemente innovador. Cuando trató de moverse se dio cuenta que su personaje no se movía con los mismos movimientos de antes, sino que adoptaba una posición de combate que él conocía bien. Hizo algunas pruebas, dándose cuenta que cada botón controlaba un golpe o una patada.

Algo en su mirada cambió; movió sus controles con tal maestría que él mismo se impresionó y su personaje gigante corrió hacia un grupo de Titanes que venían hacia él; con sus dedos hizo que su personaje diera varios golpes simultáneos y en la pantalla, la cabeza de un gigante volaba por los aires. Siguiendo ese ritmo, descabezó a todo titán que se le ponía enfrente, como él dominaba el combate cuerpo a cuerpo, acabar con un titán a otro le fue muy sencillo, su cuerpo se emocionó como cuando lo hacía en cada pelea que tenía, era una sensación fascinante y a la vez siniestra. Sus ojos se ensimismaron en la pantalla, le agradaba matar a los Titanes y que su personaje hiciera sonidos de gruñidos poderosos mientras lo hacía.

—Los mataré…, los mataré a todos —dijo inconscientemente. Lo cual captó la atención de Levi que miraba la pantalla impresionado de la función del juego y luego volteó a ver el rostro de Eren, y entonces algo le saltó en el pecho.

Los ojos de Eren mostraban una nueva faceta, una increíble determinación. Su ceño estaba fruncido y sonreía como desquiciado, pero sus ojos brillaban, expresaban gran emoción. Para Levi, la mirada que Eren tenía en ese momento era difícil de encontrar en otras personas, hasta en él mismo, era como si hablaran por sí mismas. Intimidar y atraer. Una ambivalencia completa.

A Levi también le brillaron los ojos pero no era a causa de ningún juego.

Cuando Eren notó que su personaje había logrado su objetivo, miró el personaje de Levi, pero para su sorpresa su pantalla ya estaba en el botón de menú, luego regresó su vista a Levi quien le miraba totalmente interesado mientras recargaba su cuerpo en el lugar donde se dejaban los controles.

Se ruborizó al verle observarle.

—Eres muy bueno.

—Tu eres mejor que yo — admitió.

—Veo que te gustó mucho este juego, parecías otra persona.

—Me emocioné — se rascó la mejilla apenado, notando que Levi lo seguía observando — p-porque me miras tanto…

—No puedo evitarlo, eres hermoso — diciendo eso se le acercó, robándole un beso.

—¡L-Levi! ¡Qué haces, estamos en público!

—¿Y?

—Que, nos verán y…

—¿Te avergüenza?

—¡Claro que no! Solo que nunca había hecho algo así…

—Eren, quien tenga algo que decir le cerraré la boca sin dudarlo. ¿Bien?

Eren se rió sintiéndose aliviado y asintió con su cabeza.

—¿Quieres probar otro juego?

—Si.

Ambos probaron diferentes juegos; de pelea, deportes, música, carreras y acción. Los favoritos de Eren eran los de lucha, en los cuales siempre ganaba; contrario a Levi que prefirió los simuladores con armas, matar zombies lo ponía de buen humor, además de que tenía excelente puntería. En los deportes ambos destacaban, las marcas más altas fueron impuestas por ellos.

Eren reía como un niño, divirtiéndose en serio. Levi por su lado se sentía el sujeto más afortunado. Era verdad que nunca había estado en un arcade, conocía solo algunos juegos que había visto en la televisión o en videos, pero estar en uno fue una experiencia nueva y gratificante para él, además Eren estaba a su lado; qué mejor forma de disfrutar sus primeras experiencias que estando juntos. Era divertido, no podía negarlo.

Con el sol descendiendo y la noche haciendo su aparición, ambos jóvenes decidieron retirarse del lugar.

—Vamos a comer Levi.

—Bien —respondió sin ánimos.

Salieron tomados de las manos pero pronto Eren le soltó para adelantarse a tomar lugar frente al puesto de comida, el olor a carne y verduras llegaron a las fosas nasales de Levi. Parecía oler a comida decente. Cuando llegó al lado de Eren, este recibía dos brochetas de pollo y verduras de parte de la vendedora, e inmediatamente Eren le ofreció uno. Lo tomó en sus dedos y lo examinó mientras veía a Eren encajar el diente a la suya y haciendo expresiones de éxtasis.

—¡Delicioso!, de veras que no hay nada mejor — dijo, con la boca llena y cerrando los ojos mientras devoraba su comida.

Levi miró el palito de pollo con desconfianza, pues nunca había comido en un lugar así, le parecía de muy poca higiene. "Siempre hay una primera vez…", se dijo y mordió el humeante pedazo de pollo. El vapor se le escapó por la boca y comenzó a masticar lentamente, anticipándose a su sabor. Conforme más comía, más le parecía menos malo, hasta que admitió que en verdad estaba sabroso, dio otra mordida y luego otra.

—¿Qué tal? ¿Delicioso no?

—No está mal — respondió, terminando su brocheta.

—¿Más?

—Por su puesto.

Eren se rió al ver que Levi había cambiado de opinión, aunque estaban de pie junto a otras personas comiendo brochetas, no le pareció nada incómodo y disfrutó la comida de igual forma. Compraron un par de sodas de limón para acompañar la comida y se sumergieron en una conversación de miradas. Levi se permitió reír unas cuantas veces con las expresiones de éxtasis de Eren al comer, y de los comentarios graciosos que hacía. Cuando llegó la hora de pagar, fue Levi quien sacó su billetera y cortésmente pagó por todo lo consumido.

—Gracias Levi — Eren dio las gracias y se dispusieron a caminar hasta su casa.

—Espera, tienes algo aquí… — dijo Levi, deteniéndose y mirando los labios de Eren. Con su dedo pulgar rozó los labios del castaño limpiando la salsa agridulce del pollo y se la llevó a los labios, removiendo el condimento con la lengua, dejando limpio su dedo.

Ese acto tan sensual a los ojos de Eren lo hizo ruborizarse. Levi lo había hecho a propósito sabiendo lo vulnerable que era a sus sugestivas insinuaciones.

—Volvamos — le dijo, tendiéndole la mano.

Caminaron de la mano hasta llegar frente a la casa de Eren que estaba a veinte minutos del arcade. Ya permanecía el silencio para entonces pero ambos estaban satisfechos de su primer día como pareja.

Al llegar, el auto de Levi se encontraba estacionado, ya había oscurecido.

—¿Quieres que entre a hablar con Carla?

—¡Qué te pasa!, si no nos vamos a casar.

—Quizá no ahora pero-

—¡No!, yo me encargaré de decirle. Además ya es tarde, deberías irte — le dijo alarmado, empujándolo hasta el auto donde el conductor ya lo esperaba afuera.

—Bien, me iré, buenas noches Eren.

—Buenas noches Levi — respondió, pero Levi se le adelantó en afecto y alcanzó a besarle la mejilla antes de voltearse y entrar en el auto, dejando a un Eren estático. Levi sonrió triunfal.

Con la imagen de Eren en su mente, se permitió mostrarse satisfecho y feliz el resto del camino. En el camino, su conductor le miraba por el retrovisor, guardaba silencio pero por dentro complacido de ver a Levi de tan buen humor, en todos sus años trabajando para la familia Ackerman, nunca lo había visto sonreír.

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Eren sonrió de vuelta armándose de valor para entrar a casa y darle la noticia a su madre. No podía ocultar lo que le ocurría, quizá era apresurado, pero es que simplemente no podía, quería gritar a los cuatro vientos que estaba saliendo con Levi, y que su felicidad era la más grande de todas.

Un segundo fuera de la puerta, una bocanada de aire, una cachetada mental y todo listo para entrar.

—Ya llegué.

—Lávate para cenar — respondió inmediatamente su madre recibiéndolo en la entrada.

—Si~

—¿Y esa sonrisa, tuviste un buen día?

—Algo así.

—¡Oh ya sé!, ¿arreglaste las cosas con Reiner? Dime que sí, ustedes no deben de pelar.

—Ah sí, también estoy feliz por eso, pero eso no importa… — comenzó — Mamá, ¿te acuerdas de la última "novia" que tuve? Ha pasado un tiempo...

Carla se sorprendió por lo último.

—Ajá… ¿y por qué recuerdas eso ahora? — preguntó, mirando inquisitivamente a su hijo.

—Por nada en especial, es solo que, verás… — Eren era tan impulsivo como siempre. No había planeado nada y solo hablaba sin ningún plan, ahora no sabía cómo llegar al tema — Bueno, ¿qué pasaría si te dijera que hay alguien en quien estoy interesado y que hipotéticamente quisiera tener una relación ahora?

—¿Qué? No entiendo nada. ¿Te gusta alguien? ¿Es una chica?

—Emm… sí... Me gusta alguien, pero ¿qué piensas de eso?

—No puede ser, ¿es Mikasa?

—¿Qué?, ¡No!

—¿Entonces es Reiner?

—¡Cómo se te ocurre!

—¡Por Dios Eren, háblame claro!

—¡Estoy saliendo con Levi! —exclamó exaltado y cerrando los ojos.

La verdad le salió bajo presión, cayendo en cuenta que ya había dicho lo inevitable, solo esperó la explosiva reacción de su madre.

—¿Cómo? —preguntó anonadada su madre — ¿Levi, el chico del carro elegante? ¿Ese Levi?

—Si...

Carla tomó algunos segundos para procesar la noticia mientras su hijo se tapaba la cara, mitad nervioso mitad avergonzado.

—Estoy tan… ¡Feliz de oírlo! — le dijo jalándole la oreja para que la mirara.

—¿Qué?, ¿No estás enojada?, ¿No me echarás de la casa por ser una desgracia para ti?

—Eres un tonto, ¿cómo podría hacer algo así?, ¿Crees que no te conozco?

—Te juro que no sabía que podían gustarme los chicos… Pero todo pasó tan rápido y hoy… No sé, aún pienso que todo esto es un sueño.

—Escucha, es verdad que estoy sorprendida, pero... eres mi hijo, te amaré por siempre sea a quien sea que decidas amar. Y me enorgullece que no me lo hayas ocultado, está claro que te apoyaré en lo que sea.

—Gracias... má... — le dijo a punto de llorar. Carla le abrazó con ternura.

—En vez de llorar, empieza por contarme cómo sucedió, Levi es un joven que me gusta mucho, ¿Quiénes son sus padres?, apuesto que me llevaré excelente con su madre, ¿dónde vive?

Eren meditó un momento y se dio cuenta de algo terrible.

—La verdad es que no lo sé todavía.

—¿No lo sabes? ¿No te lo ha dicho?

—No. Nunca le pregunté sobre eso.

—Pues apresúrate a hacerlo y dímelo, ¿de acuerdo? Ahora cuéntame cómo Levi capturó tu corazón.

—Pues…

Eren comenzó a relatar el resumen de cómo había comenzado todo, omitió el primer día y todos los besos robados y encuentros clandestinos por supuesto... Lo que sí mencionó fue la confesión de Reiner, explicando porqué habían estado tan distanciados.

La noche transcurrió tranquila y amena mientras Eren se sinceraba con su madre. Sintiéndose aún más feliz y querido.

Pero no podía decirse lo mismo de Levi y su padre.

Levi no tenía planeado tener el mismo tipo de conversación que caracterizaba a las familias felices. No señor. No era porque se avergonzara de ello, no, al contrario. Pero tenía miedo de que algo pudiera pasarle a Eren. Apenas la noticia llegara a sus oídos Kenny haría algo al respecto, lo sabía.

En su mundo la felicidad tenía un precio, así era el mundo real.

Su casa quedaba a una hora de la casa de Eren. En auto, se podía adivinar cuál casa pertenecía a los Ackerman; justo la casa más rica y lujosa de las zonas residenciales. Con un portón negro al cuidado de guardias de seguridad con los típicos trajes negros y sus comunicadores pegados al oído. Apenas el auto estuvo enfrente, las puertas se abrieron para recorrer un amplio jardín hasta la entrada principal de la mansión.

Levi como de costumbre bajó del auto, agarró su mochila y se despidió de su chofer. Caminó hasta la entrada, introdujo su llave y como siempre, encontró la casa vacía. No era una novedad para él, ya se había acostumbrado a estar solo.

Dejó sus costosos zapatos negros en la entrada, caminó por el corredor, prendió las luces de la cocina y de la sala de estar; depositó su mochila en un sofá y se dirigió al baño para lavarse las manos y la cara, posteriormente, fue hasta su habitación y se quitó el uniforme negro. Se puso un conjunto de pijama ligero blanca y negra, y fue hasta la cocina por un vaso de agua.

Tomando asiento en el comedor, recordó la sonrisa de Eren. Era tan nuevo y extraño todos los sentimientos que experimentaba. Estaba saliendo con un chico pero eso no le importaba. Conocer a Eren le había hecho darse cuenta que quería vivir libre por una vez. Quería tirar al carajo esa imagen tan recta y perfecta que su padre quería que tuviera por el bien de la empresa. Era ridículo. No tenía sentido para él.

A pesar de las consecuencias que podría atraer, su buen humor no desapareció. Pensando en los labios de Eren, ni siquiera notó cuando la puerta principal se abrió.

Era Kenny que depositaba sus zapatos en el escalón de la entrada y se adentraba caminando por el pasillo hasta que llegó al comedor. Ahí estaba Levi, con su vaso de agua y sus manos recargadas en su mentón, pensando, perdido y sonriendo.

—Levi — lo llamó Kenny —.Estoy de vuelta.

—Si.

—¿Ni siquiera puedes saludar a tu padre apropiadamente?

—Mi error, bienvenido de vuelta. —contestó.

Kenny lo miró extrañado, había algo diferente en el modo de hablar de Levi. No estaba enojado, ni sarcástico ni a la defensiva.

—¿Ya cenaste?

—Ya, ¿Y tú?

—Vengo de una cena de negocios con el padre de tu amigo.

—Bien.

—¿Te pasa algo?, te estás comportando extraño.

—No ha pasado nada. Iré a hacer mis deberes, estaré en mi habitación.

—¿Qué es eso que traes en la cara?

—Se llama sonrisa y aparece cuando las personas están felices —dijo con un tono que no trató de generar molestia y acto seguido cerró la puerta.

Hacer los deberes era parte de la verdad, la otra mitad la ocuparía en pensar en Eren.

Pero cuando se sentó en su cama le invadió la primera inseguridad: su verdadera vida.

Él era honesto, directo cien por ciento del tiempo; sus gustos eran simples y su mal humor agrio estaba presente siempre, algunos podrían llamarlo amargado, asocial, maniático incluso, pero todo eso ya lo sabía Eren. Habían tenido tiempo de sobra para hablar sobre sus propios gustos, miedos y su personalidad. Y a cambio, él también sabía un montón de la vida de Eren, que era demasiado abierto y sincero. Nunca se mostró reacio a que conocieran su estilo de vida ni su intimidad, cada día parecía mostrarle cosas nuevas. Pero Levi sabía que él no le estaba correspondiendo igual. No era porque él no quisiera. Es que simplemente tenía miedo.

Su vida era tan… complicada.

Recuerda que desde niño siempre tenía a gente cuidando de él; era llevado en carro todo el tiempo a donde fuera; apenas señalaba con el dedo, el objeto que quisiera le era comprado. Sus órdenes siempre fueron ejecutadas al tiempo y momento requerido. Siempre estuvo en los mejores colegios, desde el jardín de infantes hasta la secundaria. Dado su rango y su importancia, nadie se metía con él. Por supuesto que muchas personas interesadas llegaron hasta él, disfrazándose de amigos, pero lo único que buscaban era el dinero o el estatus que podía ofrecer ser amigo de Levi Ackerman.

Por ese hecho siempre fue solitario, pero las influencias de su padre lo acorralaban aún más a esa realidad. Se dió cuenta que las personas a su alrededor estaban vacías, huecas del cerebro. Su interés y codicia banal siempre se apoderaba de ellos. En casa no era diferente. Su madre había muerto cuando él nació, y su padre nunca estuvo a su lado. Le veía pocas veces, y cuando lo hacía siempre estaba ocupado o era demasiado tarde por la noche. Lo más cerca que pudo estar de alguien fueron la servidumbre y los asistentes. Su chófer actual era un ejemplo.

Y para colmo, su presuntuoso apellido le cerraba más las puertas del exterior. porque la zona en la que vivía hacía que quedarse en casa fuera obligatorio, ni comprar algo en la tienda podía sin que alguna foto suya ya estuviera en alguna revista. Como era de esperar de los poderosos, su padre siempre ha sido muy estricto en la imagen y en la apariencia, y causar una mala imagen no era una opción. Levi siempre debía estar perfecto, impecable, debía ser estudioso y mejor que todos en cada sentido.

Pero cada acción tiene una reacción, y cuando Levi cumplió cierta edad, decidió escoger el próximo lugar donde estudiar la preparatoria; ya era más consciente de lo que su padre esperaba, y estaba harto de vivir esa vida infeliz, asfixiante y aburrida.

Su humor quizá podía ser diferente, pero se dió cuenta que había gente que lo apreciaba por ser así. El mundo de afuera era algo que él siempre quiso experimentar. Nunca pensó en comer en un puesto de comida callejera, ni visitar alguna vez el arcade, comer en una cafetería o estar dentro de un círculo de amigos, y por si fuera poco, tener la oportunidad de una relación. Pero él tenía claro cuáles eran sus gustos, y Eren era la persona indicada para estar con él.

Lo aceptaba, su vida, era algo difícil de soportar. para él mismo había sido complicado sobrellevarlo todo ese tiempo. No quería que le vieran por su dinero o su estatus, sino por quién era en verdad él. Pero no podía mantener su vida oculta. Eso no merecía Eren, quien le había abierto su vida. ¿Pero cómo decirlo?, ¿Cómo explicarle su condición?, ¿Qué reacción tendría, le dejaría o enfrentaría las cosas a su lado?

¿Y qué diría su padre?, seguramente sería necio e intolerante, estaba seguro, quizá lo deshedaría, aunque eso estaba bien si así podía dejarle vivir en paz.

Tenía muchas cosas en las cuales pensar. Pero lo haría uno de esos días. Con sus acciones debía retribuir a Eren que él también estaba dispuesto a todo, que le quería y que iría muy lejos para estar con él.


N/A: Awww ;-;

¿Qué les pareció? Me encantan estos capítulos rosas, quería darles uno más antes de la catástrofe xD No me linchen.

Oigan personitas, ya tengo pensado casi todo el capitulo siguiente, pero me gustaría saber si les gustaría algo de lime 7u7 si es así, alerta de spoiler.

Nos leemos pronto, los extrañé.