Días después, en lo que Rem llamaría presente, la shinigami estuvo tentada. Estuvo a punto pedirle ayuda a Light.
Pero confiaba en Misa a pesar de todo. Sabía, también, que aunque sufriera, todo finalmente terminaría y su plan estúpido y arriesgado funcionaría. O al menos tenía la esperanza de ello.
Supuso entonces, que era mejor morir antes de ver los resultados, que era mejor morir con duda y esperanza.
Entonces finalmente escribió en el Death Note antes de pensar más, antes de cambiar de opinión.
Dio un tembloroso suspiro y alzó su cabeza.
Y miró expectante, definitivamente preparada para el "espectáculo".
Dos chicos hablaban entre sí, por celular, estando uno detrás del otro. El azabache que estaba adelante hablaba como si el castaño estuviera en la otra punta del mundo. Y se notaba a leguas que el que estaba detrás estaba irritado, pero no solo por sus ridículas acciones.
La extraña conversación duró menos de un minuto porque el de pelo negro cortó. Se dio media vuelta, para nada sorprendido de que Light estuviera a solo centímetros de su nariz, casi echando humo por sus ojos y orejas. L le vio una expresión seria, sus labios apretados juntos, rápidamente poniendo blanca la piel de su alrededor. Casi esperaba que se le escapara un temblor o un bufido...
—¿L-light? —Sus ojos se ensancharon, soltó el celular de Misa sin percatarse, a la vez que el contrario dejaba caer el suyo también, pero por razones distintas.
Lo que ocurría no podría haber sido más repentino.
¿Estaba Yagami Light...? ¿Cuál era la palabra para lo que le sucedía?
Porque su cuerpo temblaba, acción que el dueño nunca dejaba que sucediera en público.
Se veía que su piel visible empalidecía a cada segundo; sus marrones ojos se mantenían casi completamente quietos, observando a L casi sin poder parpadear; y su boca se abría y cerraba con desesperación, en busca de aire... Pero sin lograr tomar el de su alrededor.
Un sonido extraño escapó de su garganta, un movimiento brusco se destacó entre los tantos temblores.
Los labios delgados y pálidos de Light fueron teñidos por los chorros de sangre roja y casi tan oscura como la noche, que también salpicaron la camisa blanca y arrugada de L, quien solo pudo apoyar sus manos en los hombros de Light y así mantenerlo erguido, para que no se cayera.
Unos momentos después, L notó que Light se estaba relajando, aparentemente preparándose para desmayarse en sus brazos. Con fuerza golpeó su palma contra su pecho, esperando que eso que le impidiera respirar se desatara, se fuera. Pero solo logró que vomitara y escupiera aún más sangre.
L pudo ver fotos de cadáveres en estados horripilantes y casi imposibles de ver, empapados de sangre y rodeados de sus propios organos; pero estar presente mientras una persona moría era algo diferente y, en este caso, extraño. Porque en aquel mismísimo segundo, Light fue arrancado de sus manos y desmembrado en el aire y él, atónito, solo pudo presenciarlo sin poder creerlo del todo y sin saber si descartarlo como imaginación o no.
Mientras tanto, Rem se sentía rara al ver a ambos en esa situación, a L entrando en pánico y en estado de shock, y a Light poco a poco perdiendo aún más la firmeza, el equilibrio, el control y varias partes de su cuerpo.
Pero se sentía mucho más que encantada con la muerte que había descrito que sufriría Light.
Ahora mismo consideraba que el rey shinigami había hecho lo más hermoso y útil al concederle a los shinigamis el poder de acabar con una vida de maneras antinaturales e imposibles, y a los humanos no. Estos últimos solo anhelarían, pero nunca serían capaces de llevar a cabo un asesinato al nivel de un ser divino.
Antes de poder reírse aún más sonoramente del final que había elegido para Light, la minúscula parte que quedaba viva de su cuerpo se convirtió, como el resto, en ceniza ya visible para toda criatura mortal.
Pero nadie le prestaría atención al montón de ceniza hasta días después, cuando L revisara la cámara de seguridad del parque. Porque ahora lo más relevante, visible y extraordinario, eran los trozos del cuerpo de Yagami Light que parecían haber sido arrancados por una mano gigante que inmediatamente los había arrojado a todos lados y a cualquier distancia, sin temor a golpear, a salpicar o mucho menos a sorprender y horrorizar.
Ryuk, quien miró todo hasta que solo quedó el montón de cenizas que había sido Rem, no lamentaba su muerte o la captura de Misa... Lamentaba que se encontraran incapaces de seguir dándole manzanas, como lo habían estado haciendo una vez en cada una de las últimas semanas.
Agarró el Death Note que estaba arriba del montón de cenizas y se lo guardó.
Se apresuró a mirar por primera vez el parque, donde estaban aquellos dos, uno más aturdido que el otro.
Sonrió ante la vista antes de marcharse en busca del Death Note que actualmente era de Misa.
La familia Yagami aún no reaccionaba: aún seguían con su día a día, pero sus acciones parecían hechas por un robot. La única diferencia notable era que Soichiro se había tomado unas semanas para evaluar si seguiría ayudando en el caso de Kira, quien por alguna razón había decidido olvidarse de los criminales y darle una dolorosa y espantosa muerte a su hijo.
Se podría decir, también, que los que conocían a Light les había impactado su muerte en mayor o en menor medida; los que se consideraban amigos suyos (aunque Light nunca lo hubiera visto así); los compañeros de trabajo de Soichiro que habían visto a Light un par de veces a lo largo de su vida; las amigas de Sayu, que también habían vislumbrado al castaño en alguna ocasión...
Además de los temblores y las grandes cantidades de sangre, L había presenciado cómo, antes de morir, las extremidades de su sospechoso se separaban violentamente. Y no lo podía terminar de creer. Sin embargo, se había recuperado rápido, porque después de todo, aunque fuera uno de los más horripilantes, no era el primer cuerpo sangriendo que vislumbraba.
Quienes fueran a dar las noticias, obviamente definirían la muerte cómo "anti natural", así que por supuesto que automáticamente se le atribuiría a Kira todo el crédito.
Y los actuales socios de L sentían una especie de satisfacción. Porque el mejor y más famoso detective se había equivocado en una teoría: en que Light no era Kira. Pero todo ese sentimiento era invadido y reemplazado por la incredulidad. Porque la forma en que se había demostrado la inocencia de Light había sido inesperada y claramente no planeada... o al menos no planeada por Light.
Nota: Sí, que los shinigamis puedan escribir una muerte imposible y hacer que suceda, lo inventé. Simplemente quise que se notara más lo poderosos que podían ser.
