Bueno y aquí tenemos la segunda parte de la batalla. Espero que les guste y ya saben, dejen su opinión en los comentarios.
Muchas gracias por leer esta historia.

Batalla de las Colinas Doradas II.

Tywin.

Sus hombres habían comenzado a avanzar, la batalla habia comenzado. El plan de Tywin era solido, y ni todas las arengas del mundo conseguirían que Robb Stark venciera esta batalla.

Protegido desde la retaguardia, rodeado de sus mejores hombres, Lord Lannister vio como uno de sus mejores comandantes, Ser Adam Marbrand cargaba a la cabeza de miles de caballeros y lanceros pesados contra el poblado centro del enemigo. Unos hombres de armas a pie no podrían detener a la flor y nata de la caballería del Oeste. Sin embargo sucedió algo que Tywin no podía imaginar: la velocidad de carga de los jinetes se redujo, no sabía porque, pero mientras tanto de entre las filas de infantes norteños y ribereños surgió un mar de picas perfectamente organizado, listo para detener la embestida de su caballería; Ser Adam choco contra los piqueros del Joven Lobo y antes de que Tywin pudiera reaccionar observo lentamente como miles de flechas volaban hacia sus jinetes, diezmando sus tropas.

Marbrand aguanto apenas unos minutos más, mientras seguía intentando romper las líneas enemigas. Ante la cantidad de perdidas, el heredero de Marcaceniza ordeno la retirada y se acercaba a la retaguardia.

-Mi señor, es imposible superar esa barrera, he perdido la mitad de mis hombres…

Tywin le miro con el rostro sereno, serio, sin mostrar sentimientos, aunque por dentro maldecía a los Siete y las trampas de Robb Stark por las perdidas.

-Si no hubieras aminorado la carga, habrías atravesado sus líneas-respondió el Señor de Roca Casterly a su vasallo.

-Eso era imposible, los norteños han cavado pozos, dificultando el galope de nuestros caballos.

-¡Maldición!-respondió Tywin, sus hombres asustados pues no era normal esta reacción en el, sin embargo el Guardián del Oeste se repuso rápidamente- Lord Lefford, ataca con tu infantería, las trampas no valdrán para aminorar vuestra velocidad. Mantened los escudos en alto y demostrad a Robb Stark como luchan los señores del Oeste.

El aludido asintió y sin más palabra se marcho al frente de sus hombres para enfrentar a la infantería enemiga. Jamás habia pensado que el joven Stark fuera tan ingenioso moviendo hombres a pie, todas sus victorias anteriores habían sido al mando de fuerzas de caballería, pero nunca dirigiendo infantería.

Tywin dejo de pensar en las anteriores batallas para concentrarse en la presente. Vio las fuerzas de Lefford atacar la infantería enemiga que parecía haber dejado a un lado las picas y combatían a escudo, espada y lanza. Los norteños y ribereños eran buenos guerreros, pero la mejor organización de sus soldados le daría la victoria. En ese momento el enemigo le descubrió una nueva trampa, pues apenas podía creer lo que veía cuando varias catapultas situadas en la retaguardia enemiga abrieron fuego sobre las filas mas rezagada de su ejército. Cientos de hombres habían muerto en apenas un minuto. Tywin ordeno que Brax se le uniera con su infantería mientras asistía a la denodada lucha que sus hombres estaban llevando a cabo.

Por una vez Tywin considero en ordenar un repliegue general, pero su orgullo se lo impidió. Durante toda la guerra existía el rumor de que la suerte del Joven Lobo se iba a acabar en cuanto se enfrentara al Gran León de la Roca en batalla, sin embargo, los hombres de Stark estaban haciendo sufrir a su ejército, causando gran cantidad de bajas. Tywin necesitaba un golpe de efecto y se dirigió a Ser Gregor Clegane, su perro rabioso, la Montaña que cabalga.

-Ser Gregor, toma tu caballería y ataca el flanco izquierdo, arrasa esas estacas y aniquila todo lo que te encuentres a tu paso.

La Montaña asintió y se dirigió a organizar a sus fuerzas. Tywin casi muestra un rictus de desprecio, Clegane era un perro rabioso, pero aun asi muy efectivo y muy útil. En su interior, Lord Tywin sonrió cuando vio a las fuerzas de Ser Gregor penetrar por el franco y atacar al enemigo, arrasando todo a su paso. La victoria aun estaba a su alcance, pero aun asi, los norteños y ribereños venderían cara su derrota, pues una fuerza de caballería enemiga con los emblemas de los Tully y los Bracken entro en combate contra los hombres de Ser Gregor.

Tywin respiro y en ese momento se dio cuenta de que algo andaba mal. No veía al chico Stark, y siempre se decía de él que luchaba al frente de sus hombres; habiendo conocido a Ned Stark, sabía que su hijo luchaba al frente de sus hombres, pero ahora no lo estaba haciendo.

En ese momento un aullido de lobo recorrió el campo de batalla y un cuerno de guerra casi silencio todo el valle. Tywin se volvió y observo, furioso, que a las espaldas de su ejército habia aparecido una fuerza de miles de jinetes, con estandartes de todas las casas vasallas de Invernalia y Aguasdulces, con el Lobo Huargo de los Stark al frente.

Tywin afino la vista y encontró a la persona que dirigía el ataque: al frente de la columna que iba a colisionar con su retaguardia vio a Robb Stark, con su bestia salvaje a su lado y con miles de jinetes respaldándoles. Las tropas de infantería pesada de su retaguardia formaron un cuadrado, sus caballeros de la reserva se lanzaron, bajo el mando de Ser Lyle Crakehall "el Jabalí", contra la caballería del Rey en el Norte. Sin embargo Tywin sabía que no podrían detenerlos, eran muchos más.

Robb Stark le habia engañado una vez más.

Robb.

Sus hombres estaban luchando y muriendo, por lo que Robb decidió acelerar su marcha por los senderos que los exploradores del Pez Negro habían encontrado. Si todo salía bien, Tywin habría enviado a su caballería contra las picas de Bolton y Flint y luego habría enviado a su propia infantería pesada. Si todo salía bien aparecería tras la retaguardia de los Lannister y si todo salía bien arrasarían al ejército del Oeste.

Cuando todo estuvo listo, Robb Stark se fijo en sus comandantes y en sus acompañantes: Ser Brynden Tully, Lady Mormont, los Hermanos Manderly, Walder Frey el Negro y su guardia de batalla, formada por los hijos de los señores vasallos del Norte y del Tridente. Uno de los exploradores, enviado a observar la batalla, llego al galope hasta la posición del Rey en el Norte.

-Majestad, los Lannister han enviado a su infantería sobre nuestro centro, pero están sufriendo muchas bajas con nuestras flechas y catapultas- en ese momento Robb esbozo una breve sonrisa, el plan estaba funcionando.

-Sin embargo una fuerza de jinetes, liderados por la Montaña ha conseguido superar las estacas y ha penetrado en nuestra retaguardia, pero por lo que he podido ver, nuestros hombres están conteniéndole.

Robb sabía que habia llegado la hora, no podía permitir que Clegane arrasara su retaguardia, la batalla podría perderse. Se dirigió rápidamente a sus comandantes:-Lady Mormont, vos y Ser Walder, una vez hayamos iniciado la carga dirigiréis vuestros hombres contra la espalda de Ser Gregor, se que será duro pero tenéis que acabar con sus hombres-los aludidos asintieron con seriedad, aunque Frey no parecía contento de la pareja que le habia tocado en el baile fuera la Montaña. Luego Robb miro al resto. –nosotros atacaremos a Tywin, arrasaremos a sus caballeros y jinetes restantes y luego caeremos sobre él.

Los capitanes asintieron y marcharon a ponerse al frente de sus hombres. En ese momento Robb miro a Viento Gris que estaba listo para la batalla; su fiel amigo le miro y Robb solo necesito decir-ahora Viento Gris.

El Lobo Huargo del Norte lanzo un aullido que debió escucharse en todos los rincones de las Tierras del Oeste. Acto seguido, Dacey Mormont echo mano al cuerno de guerra "UUUUUUUUUU"

En ese momento los jinetes norteños y ribereños se lanzaron a la carga sobre las desprevenidas fuerzas Lannister. Mientras Mormont y Frey se desviaban para ir en ayuda de la infantería, Robb y los demás cargaron sobre la retaguardia de Tywin Lannister, al cual el joven Stark deseaba apresar con vida, pues habría ganado la guerra.

Una fuerza de caballería del Oeste les salió al paso, sin duda la última reserva de caballeros y lanceros que mantenían los Lannister. Robb pasó de largo, mientras que los hermanos Manderly se encargaban de mantener a raya a los enemigos liderados por un caballero con un jabalí en su pectoral. Con las lanzas en ristre y con Viento Gris a su lado, Robb y sus guerreros de mayor confianza chocaron contra el muro de escudos de la infantería enemiga en retaguardia. El choque fue brutal, volaron hombres, armas, caballos; pero el avance fue imparable. En ese momento una lanzada de un soldado Lannister hirió al caballo de Robb que debió saltar antes de caer. Con su espada en mano, Robb comenzó a enfrentarse a los diferentes soldados que se le enfrentaban. Rápidamente se vio rodeado, pues muchos se habían dado cuenta de que se encontraban ante el Rey en el Norte, pero antes de que cayeran sobre el joven Stark, Viento Gris aparecieron acabando con uno de los soldados, mientras Harrion Karstark, Pequeño Jon Umber y Dacey Mormont se ponían a su lado cubriéndose. Los hijos de los señores del Norte comenzaron a luchar contra sus enemigos y rápidamente acabaron con todos los soldados que se atrevían a luchar contra ellos. La imagen era escalofriante, los cuatro, con las hojas de sus espadas manchadas de sangre hasta las empuñaduras, con los rostros contorsionados por la concentración, los cuatro norteños se habían convertido en una pequeña unidad de aniquilación, a la que se unía el fiero Huargo que no dejaba de causar estragos entre los hombres que decían ser leones.

En ese momento Robb lo vio. Sobre un caballo, blanco como el que el habia perdido, con su estandarte del León Dorado y rodeado de soldados, el Joven Lobo vio a su enemigo, Tywin Lannister. Sin pensar en su propia seguridad, Robb tomo un caballo y con Viento Gris a su lado comenzó a abrirse paso hasta su enemigo. Poseído por el frenesí del combate solo sabio gritar:

¡LANNISTER! ¡LANNISTER! ¡LANNISTER!

Sus amigos ya se habían puesto a su altura, acompañados de cientos de soldados norteños que luchaban junto a su rey. Sin embargo la oportunidad se perdió pues, tras acabar con un hombre con un unicornio morado en su escudo, vio como Tywin Lannister abandonaba el campo de batalla, galopando como si saliese de un infierno, mientras las trompetas de los Lannister tocaban a retirada, aunque para entonces lo que quedaba del orgullo ejercito Lannister habia comenzado a huir.

El Pez Negro llevo acompañado de varios de sus exploradores. Mientras que Pequeño Jon, llevado por la euforia se dirigió a su rey en un tono casi suplicante.

-majestad, los Lannister se retiran, deberíamos perseguirles y aniquilarlos.

Ser Brynden, calmado, respondió: -debemos ir con nuestra infantería y acabar con la resistencia de los que aun luchan en el frente.

Robb asintió rápidamente-marchemos con nuestra infantería, Tywin ha perdido esta batalla y medio ejercito por lo que veo, ahora es el momento de salvar el nuestro.

Tywin.

El chico Stark habia vuelto a burlarse de él, pero esta vez Tywin no tuvo tiempo de pensar en su orgullo, ya no se trataba únicamente del legado de su familia, ahora se trataba de sobrevivir. Mientras Ser Lyle cargaba contra el enemigo, vio como una columna de jinetes con los emblemas del Oso de los Mormont y las Torres Gemelas de los Frey se dirigía contra Ser Gregor. Por una vez en su vida, Tywin no sabía qué hacer, o mejor dicho no quería tomar la decisión que sabía que habia que tomar; la razón aconsejaba retirarse y salvar el ejercito, pero el orgullo se lo impedía.

Impotente, el Señor de Roca Casterly observo cómo las fuerzas del Jabalí eran avasalladas y como una gran fuerza de jinetes arrasaba su infantería de reserva. En la vorágine Tywin distinguió a su enemigo: el Joven Lobo se batía, habia perdido su caballo, pero junto a sus norteños y su lobo Huargo parecía salido de las historias que las madres contaban a sus hijos. Cientos de hombres morían a su alrededor y aunque algunos de sus comandantes aconsejaban incesantemente la retirada, Tywin desenvaino su espada y se dirigía a la refriega, pero en ese momento vio la mirada de Stark, que no dejaba de llamarle a voz en grito. Era una humillación, no lo toleraría, pero en ese momento se fijo hacia el oeste y vio, desde la lejanía la silueta de su castillo, de su hogar, Roca Casterly y la razón volvió a la mente de Lord Lannister.

El chico podría ganar la batalla, su ejército habría perdido miles de hombres, pero Roca Casterly jamás caería, las huestes de Stark se estrellarían contra sus muros, y aunque le hubiera vencido esta vez, el chico aun tenía que lidiar con los hijos del hierro mientras que el contaba con el respaldo de los Tyrell.

En ese momento, Tywin Lannister dio una orden que su escudero jamás pensó recibir.

-Retirada.

Las trompetas sonaron y los ejércitos de los Lannister comenzaron a retirarse, y para añadir una humillación mas, la mayoría corrían por salvar sus vidas. Mientras marchaba hacia el este, Tywin comenzó a planear una nueva estrategia, el chico parecía intratable en el campo de batalla.

Pero Robb Stark pronto aprendería que ganar las batallas no es ganar la guerra, y que las guerras se luchan, algunas con espadas y algunas con plumas y cuervos.

Robb.

Tywin habia huido, pero tras el comienzo de la retirada de los Lannister, aun quedaban soldados del Oeste luchando por todo el frente de batalla. Robb distribuyo sus jinetes para reforzar cada uno de los flancos dirigiéndose el mismo hacia donde la Montaña seguía luchando, sin darse cuenta de la retirada de su señor.

Esperaba llegar a tiempo, pero una vez más, los dioses le negaron una suerte completa cuando desde la distancia de una lanzada observaba como Lady Maege Mormont se enfrentaba a Clegane. La Montaña era casi invencible, o eso decían, pero la Osa no era menos y luchaba con furia, con la furia del Norte. Sin embargo, el perro loco de Tywin no era solo un monstruo sin habilidad y con una certera estocada atravesó a Mormont, que sin embargo se rehízo y consiguió golpear con su maza la cabeza del caballero del Oeste, el cual se habia debilitado en extremo, y tras el ataque final de la Señora de la Isla del Oso, cayó de bruces en el suelo.

Robb ni siquiera tuvo que luchar, los soldados Lannister que no huían habían tirado las espadas al suelo y se rendían. Robb desmonto y se acerco a sus hombres que estaban comenzado a celebrar la victoria, sin embargo el Rey en el Norte solo tenía ojos para dos personas: la Montaña y su fiel abanderada.

Lord Blackwood se acerco hacia Clegane, acompañado de más de dos docenas de hombres y le maniataron, tras comprobar que a pesar de sus heridas, seguía con vida.

-Lleváoslo y metedlo en la celda más robusta, cargadlo de cadenas, no dejéis que escape.

Los hombres de Blackwood se llevaron al prisionero, mientras que la mayoría de señores del Norte y el Tridente se acercaban a su rey, quien rápidamente ordeno que un maestre se encargase de la malherida Lady Mormont.

Mientras Dacey iba con su madre, Lord Umber y Ser Brynden se le acercaron.

-Majestad, hemos vencido, Poniente no ha visto una victoria asi desde el Tridente.

Robb asintió y con la espada aun en la mano, monto en su caballo y se dirigió a su ejército. Sus soldados le observaban y el hacía lo mismo. Parecía que el plan habia salido a la perfección, aunque no sin costo, pues también habia norteños y ribereños entre los miles de cadáveres.

-Hace un año os dije que una victoria no nos convierte en conquistadores, pero esta victoria nos convertirá en Leyenda. Recordad esto, Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad, y hoy vosotros habéis grabado vuestros nombres en la historia del Norte y las Tierras de los Ríos. Tywin Lannister ha sido vencido y pronto veremos su cabeza y la del resto de su familia separadas de su cuerpo. Por el Norte, Por el Tridente, Por NED STARK!

Mientras los hombres rugían y celebraban abiertamente, Robb se dirigió a Lord Karstark y Ser Brynden.

-Incinerad a nuestros muertos, para que puedan descansar en sus hogares. Encargaos también de los Lannister muertos, enterrarlos con dignidad y asegurar a los prisioneros.

En ese momento, Pequeño Jon Umber se acerco a él corriendo.

-Majestad, Lady Mormont, se está muriendo.

Robb corrió junto a su amigo hasta llegar a la tienda de los maestres y cirujanos. Lady Mormont se encontraba tendida en un catre, ya sin armadura, pero con una herida que a todas luces era mortal en el estomago. Al ver a su rey, la canosa señora de la Isla del Oso extendió su mano y Robb rápidamente se la cogió.

-Ha sido el mayor honor de mi vida serviros Joven Lobo, seréis un gran rey para nuestro pueblo, y con gusto doy mi vida por vuestro padre, por vos y por nuestra libertad…

En ese momento, con Robb sujetando una mano y su amiga Dacey acariciando el cabello de su madre, Lady Maege Mormont expiro su último aliento.

Robb miro a su amiga, que lloraba desconsolada, la única vez que la habia visto asi.

-Ella será recordada junto a los caídos en esta guerra, su sacrificio no será en vano.

Salió de la tienda y acompañado por Viento Gris se dirigió al campo de batalla, donde vio a los hombres de Karstark y el Pez Negro recogiendo a los muertos. En ese momento, en la soledad que le acompañaba, Robb se llevo las manos a los rostros y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Eran lagrimas de pena por Mormont y de felicidad por la victoria, pero sobre todo era de cansancio, estaba cansado de esta guerra, pero ahora estaba más cerca que nunca de vencer.

Bueno, espero que les haya gustado el capitulo. Se que ha sido un poco largo, pero espero que lo hayan disfrutado. Y espero que no me guarden rencor por la muerte de Lady Mormont, pero pensaba que debía haber perdidas conocidas, pues Robb no puede salirle todo bien.

En el próximo capitulo veremos las consecuencias de la Batalla y veremos que decisión toma Robb: atacar Roca Casterly o volver al Norte. ¿Qué pensáis que debería hacer?