El Destino de Makai y el Ningenkai
Por Rin Tsuki
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Capítulo 8
Compromiso Heredado
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Había tomado una decisión desesperada, ahora está comenzando a dudar de sus deducciones apresuradas, pero de lo que no podía dudar era que había dejado tan mal herido a Bankotsu que es casi imposible que este se atreviera a buscar a Rin por toda la Base Oeste sin saber dónde se encontraba exactamente la chica. Se detuvo un momento y relajó un poco sus músculos y su mirada, pero es que en cuanto escucho solo la mención de Rin, su estado de ánimo cambió súbitamente, y realmente no iba a dejar que nadie le pusiera las manos encima y menos un demonio como él, se puso en marcha en cuanto dejó de sentir la presencia de aquel demonio.
Sentía como sus heridas estaban comenzando a sanar muy lentamente, sin duda era una de sus más grandes habilidades, pero para cuando tomo conciencia de lo que hacía ya estaba entrando por el patio de la sombría casa de Rin. Escucha el silencio que hay en ésta y solo ve luz en la antigua habitación de su Sensei.
-"Rin" –Piensa Sesshoumaru permaneciendo de pie en medio del patio
Pensando en que no podía ser nadie más que ella en el lugar, a esta casa solo asiste Rin, nadie más soporta estar tanto tiempo en esta lúgubre casa, nadie más que él, que la frecuenta tanto como puede, solo por verla, por acompañarla un momento, por estar a su lado aunque fuera en silencio… que por cierto… esto nadie más lo sabe, nadie más era testigo.
Dentro de la habitación, Rin quien no hacía mucho había logrado quedarse dormida siente una fuerte presencia que la alerta haciéndola abrir sus ojos súbitamente, se incorpora con cautela y toma instintivamente una de su armas colocada de forma estratégica debajo de su futon, en silencio sale de la habitación, camina por el largo y oscuro corredor hacia el patio principal, en verdad era una fuerte presencia, con cuidado trata de no arrastrar la punta de la espada, no tenía duda de que estaba preparada para cualquier tipo de ataque que no vacilaría en atacar, al dar la vuelta al pasillo alcanza a ver una gran silueta muy conocida para sus ojos en medio de la oscura noche sin luna, se detiene en seco y al fondo puede ver…
-Sesshoumaru-sama –Articula en voz baja muy emocionada haciéndola sonreír por primera vez en días, sintió como de pronto la felicidad invadía su corazón y su mente, esa sensación de seguridad que añoraba.
Con cuidado recarga su espada en una pared para que este no la vea, se tranquiliza con solo verle, pero de pronto el olor a sangre en el ambiente la hace cambiar un poco de expresión y preocuparse, mientras que Sesshoumaru sube la vista hacia donde poco a poco puede ver la delicada figura de la chica caminar hacia él. Se sentía aliviado de verla en su yukata de dormir que todas sus dudas se han desvanecido, por fin puede respirar tranquilo.
-Sesshoumaru… -Dice la chica quitando el honorifico y caminando descalza sobre el césped húmedo y frío, el vaho que se forma en su boca deja ver la baja temperatura afuera y del que hasta ahora es consciente.
Sesshoumaru la ve acercarse a él preocupada, no fue su intención preocuparla, ni siquiera pensó en que al verlo así ésta no dudaría en ir hacia él con ropas tan ligeras y sin calzado, por un instante recordó a Bankotsu mencionarla lo que lo hizo apretar la mirada, ahora no entendía de donde la podía haber conocido, jamás había salido de la Base Oeste, de pronto comenzó a hacerse pregunta tras pregunta en su mente que una voz lo hizo volver en sí, ella ya se encontraba en frente de él.
-Estas herido –Dice llevándose una mano a la boca para tapar su sobresalto
-Ya estoy sanando –Dice simple el albino, como si no fuera nada -No fue mi intención despertarte Rin, apenas llegue a territorio del Castillo –Pero para su sorpresa, siente a Rin abrazarse a él logrando mancharla con su sangre, la observa desde su altura tan delicada llevar su cabeza hacia su pecho y pasar sus brazos bajo sus hombros, controla con éxito sus latidos tratando de respirar lo más calmadamente posible, ella era a la única que le permitía hacer semejante acercamiento, pues desde muy pequeña, Rin se abrazaba a él para demostrarle el cariño que le tenía desde siempre
Adoraba esa sensación y no la cambiaría por nada, cerró los ojos un momento.
No podía dudar que el verlo sangrar la asusto demasiado, aunque tampoco era la primera vez que él llegaba a altas horas de la noche a su casa para que ella curara sus heridas o lo veía en ese estado, estaba consciente de que tampoco sería la última vez haciéndolo, permanecieron así unos minutos que se hicieron eternos, de pronto sintió los brazos de Sesshoumaru rodearla, la sentía temblando de frío.
-¿Qué te sucedió? –Pregunta sin la intención de soltarlo -Son recientes –Atina a decir por lo fresca que estaba la sangre.
Sesshoumaru solo guarda silencio, claro que la chica no era ninguna tonta he iba a querer saber que había pasado, pero esta vez prefería no decirle nada, de alguna forma la quería proteger, Rin se muerde el labio al no escuchar respuesta.
-Es muy frío para ti aquí afuera Rin –Cambia de tema inmediatamente al volver a sentirla temblar, Rin entendió que no quería hablar de eso.
-Iré por las cosas para curarte –Dice de pronto la chica soltándose lentamente de ese abrazo tan cálido, mientras que Sesshoumaru no pudo evitar ver como manchó sus impecables ropas
La ve entrar a la casa abrazándose así misma, no quería alarmarla por eso no dijo nada, la vio desdibujar un poco su sonrisa, se sentía un poco culpable por eso, Sesshoumaru camina hacia el enorme tallo del árbol de cerezos al cual ya se le ha caído parte del follaje por la temporada, se recarga un momento, hoy tampoco puede evitar recordar que esté fue el lugar donde murió su Sensei hace ya un tiempo con Rin en brazos, respira profundo y cierra sus ojos, aún era una niña muy pequeña cuando todo esto pasó, y él no estuvo para ayudarlos. Aún recuerda cómo es que llegó Inutashio con Rin en brazos al Castillo, pero no duro más de dos días allí cuando ella misma regresó a su casa siendo vigilada a la distancia por él, por un tiempo trató de mantenerse al margen de esto, pero no pudo, en silencio la cuidaba y con cautela se acercaba a ella fuera de la vista de los demás.
Después de unos minutos ve a Rin regresar con calzado, un abrigo puesto y con lo que necesita para curarlo, se acerca a donde Sesshoumaru se encuentra sentado y permanece con los ojos cerrados tocándose el brazo herido, Rin pone su mano en la frente de Sesshoumaru, puede percibir un poco de fiebre, acto que lo hace abrir los ojos poco a poco y verla desde su sitio, sin previo aviso la ve arrodillarse y llevar sus manos hasta su armadura para comenzar a desmontarla, era inevitable no dejar de ver sus manos y sin resistencia de su parte se deja atender, con cuidado le afloja el obi de la yukata y expone sus heridas retirándole una de las mangas, mientras que Sesshoumaru no se atreve a verle a la cara, era claro que todas estas acciones lo hacían ponerse nervioso pero oculta todo rastro de emoción de su faz para evitar que Rin se aparte, la ve tan abocada a su tarea que no le queda más que observarla, aunque la sentía un poco tensa desvía su vista hacia su rostro, no puede evitar ver un ligero sonrojo en sus mejillas lo que lo hace sonreír levemente.
-Aun y cuando tus heridas sanan rápido es necesario que las cures –Dice Rin sin dejar de hacer su labor al sentir la mirada de Sesshoumaru clavada sobre ella, estaba tan acostumbrada a esa penetrante mirada -La fiebre podría empeorar, no creas que por ser un demonio puro no te va a pasar nada.
-"Sus manos son tan suaves" –Es lo único que puede pensar al sentir sus pequeños dedos trabajando con habilidad ignorando de algún modo sus regaños -"Añoraba esta paz" –Y se envuelve en ese sentimiento que lo reconfortaba, no pudo evitar pensar que muchos en la Base la veían aún como una niña, mientras que a él le tomo un tiempo el comenzar a darse cuenta de que ya no lo era, ahora no podía dejar de pensar en ella como la mujer que había comenzado a amar en silencio, tanto que no había podido dejar de pensar en si decirle o no sobre lo que sentía.
Rin termina de vendarle el abdomen y lleva su atención al brazo, vierte un líquido sobre este, pero no parece que le duela en lo más mínimo, lo que logra impresionarle un poco abriendo sus ojos tanto como puede, voltea su mirada fugaz hacia su rostro, pero no ve ninguna gesticulación de parte de él, después de todo era cierto que los demonios como él tenían un umbral del dolor muy alto.
-No fuiste al Castillo ese día –La saca de su ensoñación
-Kikyo-sama ha prolongado mucho los entrenamientos, no pude zafarme –Le contesta la chica recordando un poco lo estricta y rara que había estado su sensei estos días
Y es que ese día fue cuando salió del Castillo a cumplir con las misiones que le impuso Inutashio, deseaba tanto verla antes de irse, ella siempre se apuraba a despedirlo fuera de la vista de los otros, sabía que no le gustaba que los demás le cuestionaran sus acciones, termina de curar la herida del brazo y lo venda de igual forma, acerca un recipiente con agua fría, moja un trozo de tela y se lo coloca en la cabeza
-¿Y para qué es esto? –Dice Sesshoumaru viendo hacia arriba un poco irritado
-Tienes fiebre -
-Estoy bien Rin –Dice Sesshoumaru quitándose el trozo de tela –Es una simple fiebre –Trata de levantarse pero Rin no lo deja
-No te vayas aun... por favor –Dice Rin sin pensarlo tomándolo de sus ropas logrando desubicar a Sesshoumaru, dejándolo callado -Me tenías preocupada –Baja la cabeza, por lo que no logra ver la ligera sonrisa que se ha formado en los labios de Sesshoumaru
-¿Lo estabas? –Pregunta de pronto Sesshoumaru que le toma de la mejilla con sus fríos dedos
-Si... y mucho –Dice sin subir la mirada, sintiendo el tacto de él
-Pase para ver como estabas Rin, sabes que siempre lo hago –Le dice finalmente
Rin levanta su mirada y le sonríe enternecida, y es que era el único que se atrevía a entrar a verla y que se lo permitía, lo mira a los ojos.
-Bienvenido Sesshoumaru –Le dice sin dejar de sonreírle –Me da gusto que hayas regresado
Desde pequeña siempre recibía a su padre y a él de esa forma cuando llegaban de algún entrenamiento, así que era más como un hábito para él llegar primero a casa de Rin para ver cómo estaba, porque fue el único día que no tuvo ganas de ir a verla cuando ocurrió la muerte del padre de esta, sentía que si no hacía eso primero al llegar, algo malo le pasaría, al menos eso era antes, ahora lo hace con la intención de pasar más tiempo cerca de ella.
-Ya es tarde Rin, debes ir a descansar -Le dice Sesshoumaru soltando su mejilla
Finalmente Rin se pone de pie, sin ganas se recarga en el árbol esperando en silencio a que este se acomode la yukata y termine de arreglarse la armadura, al verlo ponerse de pie nota la diferencia de tamaño entre ambos, no cabía duda de que ya era todo un guerrero y que tal vez habría más de una mujer en el Makai detrás de él, es cierto, había muchas guerreras a su servicio en todas esas misiones en las demás Bases con cosas más importantes que hacer que solo entrenar y tal vez mucho más bellas que ella, de pronto se sintió como una extraña para Sesshoumaru, se le estrujó el corazón de solo pensar en eso que llevó una de sus manos hacía su pecho apretando el puño sobre sí, de un tiempo para acá ese pensamiento le quitaba el sueño y la entristecía, lo que la hace subir su vista al estrellado cielo.
-"Si, tal vez me sigue viendo como la pequeña hija de su Sensei" –Piensa erróneamente mientras lo ve colocar sus armas de forma correcta en su obi –"Solo soy una niña para él" –Se muerde el labio inferior para aligerar su ansiedad
-¿En que piensas Rin? –La conocía tanto que sabía que cuando hacía eso era porque algo le preocupaba
-Nada… solo que, he estado entrenando mucho –Es lo único que se le ocurre decir
-Eres muy fuerte Rin, solo tienes que descansar –Le dice listo para marcharse dándole la espalda -Hasta luego Rin
-Cuida esa fiebre… por favor –Le dice dando un par de pasos tras de él
-Entra a casa, no quisiera que enfermaras por mi culpa –Es lo último que le dice
Se voltea un poco para verla, él tampoco tenía ganas de irse, pero la veía cansada y era obvio que necesitaba dormir después de entrenar tanto todo el día, Sesshoumaru solo le brinda una media sonrisa en señal de aprobación, toma impulso y salta sobre la barda para después desaparecer de allí formando una esfera de luz que pronto dejo de verse.
Había tanto en el corazón de Rin en este momento que trataba con todas sus fuerzas de que esos sentimientos no se salieran de control, de no demostrarle a él sus verdaderos sentimientos, entrelaza sus manos con fuerza y cae de rodillas al suelo conteniendo sus ganas de llorar llevándose las manos al pecho, ese sentimiento la asfixiaba, hasta que por fin logra respirar profundo y volver poco a poco a ese estado de paz que debía tener en todo momento para no perder el control del Sello de las Espadas… odiaba sentirse así.
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Más allá de los límites con la Base Oeste, Kagome e Inuyasha montan a Kirara, a pesar del retraso estaban por concretar su última misión pero la noche los ha atrapado. No puede dejar de ver que Kagome se frota las manos. Definitivamente no iban a poder encontrarse con Sesshoumaru, Kagome no estaba acostumbrada a realizar misiones de este tipo, por lo que tuvieron que descansar varias veces de camino allí. Además, todo este tiempo no ha podido dejar de pensar en ella, era la primera vez que salían en misión juntos, por lo que se la había pasado distraído.
-Será mejor que acampemos, está haciendo más frío –Menciona Kagome tratando de calentar sus manos
-La verdad yo no tengo frío, pero…
-Eres un demonio, por eso no percibes el frío como yo –Le responde un poco molesta a lo que Inuyasha solo encoge los hombros
Ya en tierra Inuyasha va por un poco de leña y enciende una fogata, mientras Kagome saca algunas cosas de su bolsa para comer, Kagome al escuchar el silencio de ambos decide comenzar con la plática, se sentía un poco nerviosa estando a solas con él.
-Midoriko-sensei me contó que la luna del Mundo Humano era aún más bella que la del Makai –Comenta Kagome mientras atiza el fuego
-¿En serio? –Pregunta un poco distraído
Mientras que Inuyasha no se quedaba atrás, siempre que está cerca de Kagome evita verla de frente o a la cara porque lo pone nervioso, Kagome continúa hablando e Inuyasha se pone algo pensativo lo cual llama la atención de la chica.
-"Kagome es muy hermosa, siempre me ha gustado, pero… también tengo miedo de perderla... o que se fije en alguien más" –Piensa Inuyasha un poco distraído que ha dejado a Kagome hablando sola
-¿Que pasa Inuyasha? ¿Me estas escuchando? –Le pregunta la chica
Preocupada, sin querer Kagome pone su mano sobre la de Inuyasha para captar su atención, logrando que éste voltee a verla aún más nervioso lo que ha provocado solo el sonrojo en el chico, los ojos de Inuyasha no saben a dónde mirar y accidentalmente se cruzan con los de Kagome, pero contrario a lo que podría pensar, ella no trata de evadir su mirada.
-"¿A caso Inuyasha sentirá lo mismo que yo?" –Piensa Kagome sosteniendo su mirada
-Kagome… -Se sincera -Sé que a veces soy un bruto y pensarás que no te pongo atención, pero es que… ya no puedo más con esto que me ha estado dando vueltas en la cabeza
-"Yo tampoco Inuyasha" –Piensa la chica
-Desde que recuerdo siempre... y aunque tú no lo creas… tú siempre, tú siempre me has gustado... tu carácter... tu mirada... –Confiesa Inuyasha provocando el espantoso sonrojo de Kagome -No sé cómo pude aguantar todo el viaje sin poder expresarte lo que siento...
Kagome no puede decir nada, sus palabras no salen de su boca, todas las cosas que desea expresarle a Inuyasha simplemente no pueden ser articuladas por su boca. De pronto Kagome siente que su rostro es tocado por las manos de Inuyasha, simplemente estática, para sorpresa de Inuyasha, Kagome recobra un poco la cordura y toma el rostro de Inuyasha con sus dos manos, se acerca a él poco a poco hasta que sus labios quedan unidos, deleitándose de a poco de la unión.
-Te amo Kagome –Por fin puede decir Inuyasha
-Y yo a ti... Inuyasha – Le dice Kagome volviendo a besarlo en los labios
-¿Quieres… ser mi novia Kagome?
-Claro que sí Inuyasha –Dice tremendamente sonrojada ¡se le estaba declarando!
-En cuanto tengamos tiempo se lo diremos a mi padre –Dice tomándola de la mano -Por el momento está muy ocupado, no creo que nos preste atención...
-Inuyasha, yo solo quiero ser feliz a tu lado... –dice sonriente
Los dos se miran a los ojos e Inuyasha sin prisa se abraza a ella abrigándola bajo su hombro para darle más calor y se quedan así gran parte de la noche hasta que se queda dormida Kagome en sus brazos, sin intención de despertarla Inuyasha la levanta y la acomoda en sus piernas para abrigarla con su yukata roja mientras él continua contemplándole cada facción de su rostro.
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Es pasada la madrugada en el Castillo de Inutashio, Sesshoumaru regresa al castillo en el más absoluto silencio, lo único que se escucha son sus fuertes pasos atravesar los pasillos sin nadie a su alrededor, en el camino pensaba en el encuentro que tuvo con Bankotsu hace algunas horas, había llegado a la conclusión de que no era una simple coincidencia que él anduviera por los alrededores, pero por lo menos ahora podía estar un poco tranquilo por las incapacitantes heridas que le propinó, seguro que no se atrevería a aparecer en un tiempo por allí, aunque aún le preocupa que de alguna forma haya conocido a Rin, pero por lo que observó hoy, parece ser que Rin ni siquiera sabe de la existencia de Bankotsu, finalmente llega a la oficina de Inutashio
-¿Qué te ocurrió Sesshoumaru? Estas herido –Dice preocupado al ver sus ropas manchadas de sangre
-Tuve un pequeño altercado con el líder de la ShiShintai… Bankotsu –Dice a la vez que camina hacia la pared y se recarga para cruzar sus brazos y cerrar los ojos, al parecer la fiebre no se había ido del todo, se sentía mareado y era la forma de compensarlo, dándose cuenta de que Rin tenía toda la razón y que tal vez la alabarda de ese demonio tenía algún tipo de toxina a la que su cuerpo apenas se estaba acostumbrando.
-Ve a que revisen tus heridas –Insiste en que sea atendido primero
-Es lo de menos –Dice ladeando la cabeza sin abrir los ojos, y más que la fiebre, se notaba enojado –Al menos no negó que haya estado paseándose de Mundo en Mundo como si nada por la Brecha que encontré cerca de los límites con la Base Norte, al parecer la abrió el Ángel Caído -Menciona abriendo los ojos lentamente, mientras Inutashio guarda silencio –Y no hay duda, es él.
El relato de Sesshoumaru lo ha dejado pensativo, camina hacia el ventanal y mira por fuera, ya no le quedaban dudas, tenía que adelantar lo que tenía planeado hacer, de cierta manera le pesaba hacer esto, ya que la aparente paz en la que estaban viviendo, estaba por terminar.
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Esta amaneciendo en la Base Oeste, los destellos de sol se alcanzan a asomar por la venta de Rin que no es precisamente el sol lo que la hace despertar de sus sueños, sino el incesante y molesto toquidito a la puerta principal de su casa lo que la hace levantarse de tan cálido futon tan temprano. Cuando llega a la entrada principal se da cuenta de la presencia de un pequeño monstruo de ojos saltones que la mira con enojo.
-Buenos días Jaken-sama –Lo recibe armoniosamente, tratando de no verlo directamente a la cara debido al incidente de hace unos días.
-Buenos días Rin-san –Contesta algo molesto -Vine porque el señor Inutashio quiere hablar contigo, dijo que era urgente, al parecer Kikyo-san ya está allá
-Está bien... –Dice en cuanto escucha las órdenes de su mayor en edad, se apresura a vestirse adecuadamente para ir al Castillo, colocándose su habitual Shinobi-gi, escoge uno abrigador pero ahora de color morado con bordados dorados, esta vez lleva su obi color lila donde coloca adecuadamente su espada larga y la pesada Soutentsu, ya lista va a donde Jaken y ambos emprenden el camino al Castillo en silencio, mientras que Rin no deja de pensar en que es lo que será tan importante como para que la haya mandado a llamar tan temprano, tiene un presentimiento, pero no sabe si es bueno o malo.
Después de la larga caminata Rin por fin puede ver la enorme explanada y al fondo el enorme Castillo, hace un poco de memoria del último día que estuvo allí, fue un accidentado día que mejor no quiere recordar, he allí el enojo de Jaken pues rodo por toda la escalinata por su culpa. Se lleva su mano a la frente, como ocultando su rostro pensando en lo doloroso que debió ser caer desde cada uno de esos escalones, vaya que no fue un buen día, al entrar ven a Izayoi del otro lado del corredor, pero solo le da un saludo fugaz ya que Jaken no paraba de caminar, indicio de que quería que se apresurara, Jaken se despide de ella y la deja en la puerta de la Oficina de Inutashio, sabe perfectamente lo distraída que es, que muy seguramente tendría esperando a Inutashio mucho tiempo, al abrir la puerta ve a Kikyo frente a ella esperándola con un rostro demasiado hostil haciéndola bajar la mirada.
-Qué bueno que llegas Rin –Le habla Inutashio desde su escritorio, el cual la ve con ese semblante serio que lo caracteriza, continua con la mirada baja y va a donde Kikyo, al parecer ya tenía mucho tiempo allí.
-¿Y qué es tan importante Inutashio-sama? –Definitivamente Kikyo no se caracterizaba por ser paciente
Rin solo guarda silencio y se coloca por detrás de Kikyo observando la actitud de esta, la sentía demasiado tensa, la verdad es que le extrañaba mucho que Kikyo se portara así, ve a Inutashio recargarse en su lugar, para nada se veía contento, ahora no sabe a dónde mirar, no cabía duda de que era muy perceptiva.
-El Ángel Caído regresó –Menciona Inutashio de pronto
-"Ángel Caído… ¿Naraku?" –Piensa Rin captando toda su atención y haciéndola mantener su semblante serio, había leído de ese ser en los pergaminos que estudiaba de su padre y había muchas cosas sobre él en ellos, esto estaba comenzando a darle mala espina.
-¡Pero eso es imposible, fue sellado por usted mismo! –Exclama Kikyo muy sorprendida
-El sello fue roto y desconozco quien lo habrá hecho, pero no fue hace poco –Dice Inutashio
-"Tal vez Sesshoumaru fue quien le informó de esto por la madrugada, no quiso decirme nada sin antes decírselo a Inutashio-sama" –Piensa Rin deduciendo un poco lo que pasó por la madrugada –"¿Pero contra quien peleó Sesshoumaru?" –Se pregunta intrigada, siente su corazón latir más rápido
-Disculpe ¿pero que tiene planeado hacer Inutashio-sama? –Pregunta Kikyo apresurada
-La hechicera Tsune vendrá pronto –Dice Inutashio, a lo que Kikyo solo guarda silencio casi de inmediato apretando la mirada, para nada le alegraba escuchar ese nombre en este momento -Le pediré que traiga el alma de Tsubaki del Limbo, ella sabe como sellar a la ShiShintai.
-"La ShiShintai… creo recordar algo de ellos, si también estaba en los pergaminos" –Piensa Rin, ahora es cuando agradece haber leído la información que su padre le había dejado –"¿Sesshoumaru habrá visto a alguno de los guerreros de la ShiShintai?" –Continúa deduciendo
-Sí, lo recuerdo… -Dice de pronto Kikyo -¿Cree que acepte de buena gana Tsubaki? –Continuando la plática con Inutashio
-Tengo pensado darle una segunda oportunidad, en fin –Suspira al solo pensar lo enojada que debe estar -Lo que quiero que hagan es que escolten a Tsune al Castillo en unos días más.
Rin permanece con la vista en la nada, lo que les tenía que comunicar en cuanto a Naraku era muy delicado, al menos para ella no eran desconocidos esos nombres, pero lo que verdad la dejo pensando fue lo que pasó con Sesshoumaru en la madrugada, y ahora que lo pensaba, no se había dado cuenta de que Sesshoumaru se encontraba en el Castillo.
-"Que tonta, él vive aquí" –Piensa Rin, y vaya que era descuidada –"¿Cómo estará?"
-Oye Rin, estás muy callada ¿Al menos pusiste atención? –Le reprende Kikyo haciéndola salir de sus enredados pensamientos
-Ah, si Kikyo-sensei… -Se lleva la mano a la cabeza bajando la mirada -Solo escucho... aunque estaba pensando... en otras cosas sin sentido –Se ríe apenada -últimamente no sé dónde tengo la cabeza...
-Bueno, al menos finge que te haces la tonta, como en los entrenamientos –Dice Kikyo torciendo ligeramente los labios, Rin solo baja la cabeza avergonzada por lo dicho en frente de Inutashio, con esto confirmaba que se había dado cuenta de que estaba tratando de ocultarle el incremento en sus poderes -Después hablaremos, con su permiso Inutashio-sama, nos retiramos y esperamos serle de utilidad.
Inutashio al escuchar esto solo guarda silencio, al parecer Kikyo se sentía subestimada por su alumna pero lo que en realidad no quería Rin era hacerla sentir mal, quería que siguiera siendo su sensei como hasta hoy, pero al parecer solo la había hecho enojar, al menos eso es lo que piensa Rin porque lo que realmente pasaba por la cabeza de Kikyo distaba mucho de un simple enojo por ocultarle su progreso.
-Kikyo, tu puedes retirarte –Dice de pronto Inutashio para después dirigir su vista a Rin -Tengo que hablar con Rin… en privado, por favor –Haciendo que Rin baje la vista.
-"De seguro ya le dijo como me he estado comportando en los entrenamientos" –Piensa Rin asustada
-Será como usted quiera –Se reverencia con respeto a Inutashio -Te veo luego Rin, con permiso
Kikyo mira de medio lado a Rin y se va, de alguna forma esa mirada la dejó helada, era la primera vez que la miraba de esa forma y no entendiendo muy bien que fue eso Rin se queda en silencio pensativa, extrañada dirige su mirada a Inutashio, quien se acomoda en su asiento, cruza los brazos y con la mirada le indica que tome asiento frente a él, acomoda sus espadas y toma asiento bajando la cabeza esperando a que éste hable.
-Supe que hablaste con Byakuya –Dice de pronto Inutashio.
-Si Inutashio-sama, yo le dije a Kikyo-sensei pero no sabe de qué hable con él –Dice Rin juntando sus manos como un ruego para que la perdone, definitivamente esto era aún peor.
-A Kikyo le preocupa que el Castillo sea blanco de ataques por culpa de Byakuya
-Eso no va a pasar –Ríe la chica por primera vez desde que llegó –Byakuya en un mensajero suyo
-Eso solo lo sabemos tú y yo… y tal vez Sesshoumaru no tarde en enterarse con lo perspicaz que es –Le dice Inutashio –Muchos aun piensan que Byakuya es un enemigo
-Lo sé, es su "doble agente" Señor, por así decirlo –Baja la cabeza Rin al recordar la triste situación de Kikyo y Byakuya
-Byakuya fue atacado por Yakotsu y Kohaku en la madrugada y vino temprano a hablar conmigo –Menciona Inutashio de pronto, a lo que Rin guarda silencio, desconocía de este ataque –Por lo que quiero que vigiles a Kikyo, no quiero que se meta en esta situación, más bien… Byakuya me lo ha pedido, no quiere que se meta en problemas, Suikotsu ha estado amenazando a Byakuya con matar a Kikyo, sabe que es su punto débil.
-"Su punto débil" –Piensa Rin, de alguna forma Byakuya tenía razón, eso lo ponía con la espalda en la pared
Rin analiza muy bien la situación, tal vez esa mirada era porque estaba enojada al asignarle una misión tan fácil como esa, escoltar a Tsune no era gran problema, y tal vez ya se dio cuenta de que ella realmente hablo con Byakuya.
-No se preocupe Inutashio-sama, será como usted ordene –Reverencia la cabeza como señal de respeto a éste -Le prometo que la cuidaré Inutashio-sama
-Sé que puedo confiar en ti Rin –La mira a los ojos por primera vez en todo el rato, de pronto lo ve ponerse de pie y esta hace lo mismo por respeto.
Lo ve acercarse a ella lentamente, baja su mirada
-Algo más… -Dice Inutashio dirigiéndose hacia ella -Rin, hay algo que tengo que hablar contigo
-¿Que es Inutashio-sama? –Ladea la cabeza ligeramente
-Rin... –Hace un largo silencio, aun dudaba un poco en decirle –Sé… que no dudarías en llevar a cabo una orden mía… si yo te lo pidiera… sin importar lo que fuera… -Rin aprieta un poco la mirada, un escalofrío le recorre la nuca, sabía el rumbo de esta conversación -Como tu padre… Karasu-sama –Relaja la mirada
-Claro que no dudaría en hacerlo Inutashio-sama... solo si usted es quien me lo pide, además es uno de los deberes que he heredado de mi familia –Dice seriamente la chica logrando cambiar en un segundo a una expresión más solemne.
-Tu familia realiza "Misiones Secretas" para mí, y tu padre cumplía con esa tradición cabalmente... además, se de él que comenzaste tu entrenamiento en secreto desde pequeña
-Así es Inutashio-sama, mi padre me hablo de esto hace mucho, me dijo que esperara a que usted me llamara y… que no dijera nada de esto a nadie –Dice Rin bajando la mirada
-La situación en el Makai esta por cambiar de manera drástica –Dice caminando hacia el ventanal, mientras que Rin se queda pensativa un momento pensando en lo que le ha dicho Inutashio –Necesito del aliado de confianza que siempre tuve en el pasado –Hace un largo silencio mientras que Rin no le quita la vista -Tu padre sabía ser un buen amigo, al principio pensé que no quería que siguieras con esta tradición, pero cuando me dijo que había comenzado tu entrenamiento me sentí muy aliviado
-Sí, recuerdo que mi padre me advirtió que no le dijera de esto a mi madre –Piensa algo triste la chica al recordar que su madre odiaba verla con espada en mano –Pero yo haría lo que fuera necesario para proteger al Makai de cualquier amenaza –Lo mira muy confiada de sus propias palabras
-Se lo que pensaba tu madre, pero sé que tus habilidades sobrepasan las de una guerrera normal y sé que sabes cuidarte sola
-Entonces... ¿porque tengo a Kouga como protector?
-No dudo de tus habilidades, pero tu condición como Esencia me hace tener más cuidado de ti, si alguien te viera no pesaría que…
-No pensaría que fuera el "Rastreador" –Dice con voz seria la chica, baja la vista a sus manos -"Ni siquiera Sesshoumaru-sama sabría de esto" –Es por eso que siempre le entristecía pensar en la obligación que pronto adquiriría para con el padre de éste, como podría siquiera atreverse a amar a Sesshoumaru cuando la mitad de su vida tenía que ser un secreto para él, pero tampoco quería decepcionar a su propio padre y permitir que ella como su descendencia fuera un eslabón débil y que Inutashio pensara que no era un guerrero de fiar para el Makai.
Inutashio asiente a lo dicho por Rin y la ve desde su lugar pensativa, de pronto ve a la chica arrodillarse completamente en el suelo hasta tocar el suelo con la punta de sus dedos y en seguida bajar completamente la cabeza y desde esa posición… ha aceptado su destino.
-Mi padre me inculcó lealtad a usted Inutashio-sama, y estoy dispuesta a proteger al Makai y al Ningenkai con tal de que la paz y la estabilidad reinen ante todo, también sé que este trabajo no tiene reconocimiento de nadie más y permanecer en la oscuridad… solo usted sabrá de mis andanzas, pero es necesario que sea así… –Recita la chica con todo el corazón puesto en esas palabras –Cuente conmigo Inutashio-sama –Siente como las lágrimas se agolpan en sus cuencas, pero las contiene exitosamente manteniendo un último pensamiento –"Por más que ame a Sesshoumaru… jamás tendría una oportunidad con él…" –Ha llegado a esa dolorosa conclusión
Mientras esto pasa con Rin, Inutashio ha tomado las palabras de Rin como una carta de aceptación, camina hacia un compartimiento especial en el librero de dónde saca una delgada daga de metal dorado, camina hacia Rin y baja hasta donde ella, en la misma posición en la que se encuentra hace a un lado la espesa cabellera negra para poder exponer su pálido cuello, Rin siente tal acción pero permanece inmóvil sintiendo la daga cortar su delicada piel haciéndola sangrar levemente, unas pequeñas lágrimas se asoman por sus ojos, los cortes continúan hasta formar tres pequeñas flores de sakura en el nacimiento del cabello, de pronto siente que deja de apoyar el filo, Inutashio coloca su mano completa sobre las heridas sangrantes haciéndolas sanar hasta ser solo una leve cicatriz.
-Bienvenida a tu destino Rin - Dice Inutashio volviendo a ponerse de pie, mientras que Rin aun de rodillas levanta poco a poco la cabeza.
Lo mira desde su lugar y suspira profundamente, de pronto la presencia de Inutashio le parecía aún más venerable, así es como él, su padre debió haberlo visto siempre, se levanta lentamente.
-Espera mis órdenes –Continua hablando mientras ésta continua viendo su imponente presencia frente a ella en silencio -Siempre que llame al Rastreador, un cuervo se posará cerca de ti y te dejará mi mensaje
-Sí, Inutashio-sama –Reverencia su cabeza levemente
Rin sigue viendo a Inutashio en silencio, hasta que atraída por la luz del ventanal se acerca a este, le ha tentado el ver lo que Inutashio ha grabado en su nuca, ese pacto de silencio que la acompañará siempre, poco a poco se descubre su cabello y mira el reflejo en el vidrio, son las tres flores de sakura perfectamente delineadas, Inutashio observa detenidamente a Rin, recordando cada instante en el que la veía de niña ha lado de su padre, hasta el día en que tuvo que ser él quien descubriera tan trágica escena, verla indefensa en brazos de Karasu muerto, verla callada sin derramar ni una lagrima el día de la ceremonia fúnebre y los días que le siguieron y finalmente el día que se negó rotundamente a salir de su casa porque muy seguramente así se lo había pedido su padre, por supuesto que no era una niña y jamás la ha tratado como a una, sabe lo duro que ha sido con ella, en nada se compara el trato que le dio a ella con el que le dio a Kagome quien también perdió a sus padres en circunstancias similares, pero desde esos días supo que Rin no sería cualquier guerrera, Rin suelta su cabello y baja su vista.
-Me retiro Inutashio-sama –Vuelve a reverenciarse
-Nunca te he considerado una niña, Rin –Dice de pronto Inutashio, mientras que ésta solo lo ve desde su lugar –Has tenido que madurar de la peor forma… tu padre estaría orgulloso, como yo lo estoy en este momento de ti
-Es mi destino, Inutashio-sama… y lo he aceptado
La ve salir en silencio, de alguna forma se siente tranquilo al pensar que Karasu dejó todas sus enseñanzas en su hija y sobre todo alguien en quien contar para mantener la estabilidad del Makai y el Ningenkai, sin pensar en que esto, solo sería la punta del enorme iceberg que estaba por golpearlos.
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Continuará
Rin Tsuki
