Capítulo 8. Encuentros
El lugar era un típico centro de recuperación para personas con enfermedades mentales con grandes áreas verdes alrededor de los edificios, cercas y muchas rejas en puertas y ventanas; bajaron del automóvil y caminaron por un sendero lleno de muchas flores, la mayoría estaban descuidadas, había un espacio abierto con bancas en donde los pacientes podían jugar algunos juegos de mesa al aire libre, en ese momento habían pocas personas afuera, tanto pacientes como doctores y enfermeras. La fachada del edificio principal era antigua pero imponente, ladrillos muy al estilo barroco, era gris profundo con toques marrón. Entraron por una enorme puerta de madera que estaba recubierta con barrotes en las ventanas. Por dentro, todo era de un blanco percudido, era un lugar bastante iluminado, había una enfermera en la recepción esperándolos cordialmente.
—Buenas tardes, tu debes ser la señorita Saori Kido.—Dijo la enfermera poniéndose de pie tras el mostrador.
—Así es, nos encantaría ver a la paciente de la que hablamos por teléfono.
—Si comprendo.—Respondió la enfermera al momento en que les entregaba una serie de papeles.—Deben llenar estos documentos, deben entender que esto no es algo que se haga muy a menudo y tenemos estrictos protocolos para cuidar de nuestros pacientes.
—Por supuesto.—Dijo Saori recibiendo los papeles y sonriendo.
Saori se encargó de firmar todo tipo de papeles que hablaban de la privacidad del paciente y del hospital, estaba consciente de que quizás esa no era una solicitud habitual para aquel lugar y debía ser lo mas discreta posible, si en industrias Kido se enteraban que andaba rondando por aquellos lugares en medio de la investigación por la presidencia, se aprovecharían de la situación y eso sería desafortunado para ella. Miro a Seiya y él parecía estar en shock, no había dicho una sola palabra desde que entraron a aquel lugar, solo veía al frente y casi no se movía, además respiraba profundamente, como si le faltara el aire. Saori tomó su mano.
—Debes ser fuerte, Seiya. Por ella.
Seiya la miró y por un momento dejo de sentiste solo, sintió que quizás sus años de soledad terminarían de una vez, no solo por Seika sino también porque tenía a Saori a su lado, sintió que tal vez las cosas podrían ser así siempre, después de encontrar a su hermana podría quedarse cerca de ella, de sus amigos y de Saori para siempre.
—Por favor, síganme.—Dijo la enfermera que los iba llevar hasta Seika.
Caminaron por un pasillo largo, habían muchas habitaciones pequeñas cuyas puertas eran de color blanco, varias de ellas tenían fuertes cerrojos, algunas hasta tenían barrotes además de la puerta, otras tenían una puerta reforzada, otras mas tenían unas grandes ventanas en la puerta, no existía la privacidad.
—Todos nuestros pacientes tienen diferentes necesidades.—Dijo la enfermera al ver la expresión de miedo en los dos visitantes.—Tenemos que adaptarnos a todos ellos.
—¿Es necesaria tanta seguridad?.—Preguntó Saori.
—No en todos los casos, señorita, tenemos dos pabellones para hombres y mujeres, cada pabellón tiene diferentes niveles listados en letras de la A a la D, los pacientes A, por ejemplo, son nuestros pacientes mas difíciles y muchas veces los más peligrosos.
—¿En dónde esta ella?.—Dijo Saori temerosa.
—Ella es una paciente B, ella necesita supervisión constante y cuidados especiales, muchas veces no come por ella misma, ha sido difícil integrarla a los grupos de terapia, hemos intentado con diferentes métodos pero no hemos logrado resultados satisfactorios.
—¿Cómo llegó aquí?.—Preguntó Saori.—¿Y cuánto tiempo lleva aquí?
—Me temo que para darles esa información primero tenemos que corroborar que el joven es su pariente como dice ser.
—Entiendo.
Caminaron en silencio por el resto del camino, Saori pudo observar las desafortunadas condiciones de las instalaciones y de muchos de los pacientes, se notaba que los doctores y enfermeros hacían lo posible por mantener a aquel lugar en pie.
—¿Puedo preguntar porque este lugar esta en tan malas condiciones?.—Pregunto Saori apenada.
—Es difícil mantener un lugar como este.—Dijo la enfermera con una sonrisa afligida.—Muchos de los doctores y enfermos solo están aquí de paso, nadie quiere quedarse en un lugar como este para siempre, el gobierno nos provee solo de un presupuesto básico y a veces eso no es suficiente, en cuanto a los familiares de estas personas… la mayoría nunca regresa y los dejan aquí, solos con sus fantasmas.
Saori se sintió realmente mal por escuchar todo eso.
—¿Y tu?
—Yo estoy aquí porque quiero ayudarlos, eso es todo.—Dijo la enfermera deteniéndose en frente de una habitación con el numero 4 escrito en la puerta.
La habitación no tenía ningún tipo de seguridad, ni barrotes ni grandes cerraduras, era solo una puerta común y corriente que se abría sin dificultad.
—Ella esta aquí… no es necesaria más seguridad que esta puerta, nunca ha intentado escapar y nunca sale de la habitación sino es acompañada de alguien, solo pasa el tiempo mirando por la ventana. Nunca habla.
—¿Saben si puede hablar?
—Nosotras la hemos escuchado decir algunas palabras. Su doctora ha reportado que ella entiende lo que le decimos y que puede responder… es solo que no quiere.
—…Les ha dicho su nombre?—Seiya hablo por primera vez, eso sorprendió a la enfermera.
—Ha dicho muchos nombres desde que esta aquí, la llamamos Ushina.
Los tres entraron en la modesta habitación tan solo había una cama y un pequeño armario, la chica estaba sentada a la orilla cerca de la cabecera y ni siquiera notó su presencia, murmuraba algo sin sentido, Seiya la miró con detenimiento.
—¿Seika?—Dijo Seiya con la voz temblorosa.
—¿Podemos esperar afuera?.—Le dijo Saori a la enfermera.
—Si, por supuesto. Pero solo unos minutos.
Seiya se puso en cuclillas frente a la chica, se dió cuenta de que sus murmullos eran un cantó, una melodía triste y melancólica que el jamás había escuchado, ella era muy parecida a su hermana, la misma estatura, la misma complexión, el color de ojos y cabello correspondía.
—¿Seika?.—Seiya se acercó a ella.—¿Eres tu?
La chica se percató de la presencia de Seiya, pero no dejo de cantar, solo lo miraba.
—¿Puedo acercarme?.—Dijo Seiya intentando quitar los enmarañados castaños cabellos de la cara de la chica.
Se miraron mutuamente durante varios segundos, la chica guardo silencio no parecía tener miedo de Seiya, parecía que le tuviera confianza.
—No es ella.—Dijo Seiya saliendo de la habitación y alejándose con rapidez por el pasillo por donde habían llegado.
Saori quien estaba afuera platicando con la enfermera se quedó muy sorprendida y comenzó a seguirlo.
—Seiya, espera.—Casi estaba corriendo tras él, pero olvidaba algo.
—No se preocupe señorita, yo comprendo, vaya con él, este momento debe ser duro.
—Escuche, quiero ayudar.—Le dijo Saori a la enfermera ofreciéndole su tarjeta.
—Llame a este número, es mi número personal, Ushina y los demás pacientes se merecen algo mejor.—Le sonrió a la enfermera.—¿Cuál es su nombre?
—Soy Hilda.—Le contestó la enfermera muy sorprendida.—Gracias.
—Nos veremos pronto.
Para cuando salió al patio y llegó al auto Seiya estaba recargado en el auto, tenía aquel tic nervioso que tanto molestaba a Saori.
—Seiya… yo…lo lamen…
—¡No! No me digas nada, tan solo… sácame de aquí.
—Esta bien… déjame manejar, tú solo… descansa.
—Gracias.
Llegaron a Tokio por la tarde, comenzaba a oscurecer, Saori se había detenido por comida pero Seiya no había probado bocado, no había dicho una sola palabra y Saori tampoco sabía qué decirle, así que fueron muchas horas en total silencio.
Seiya parecía perdido en sus pensamientos, miraba al horizonte y a la vez a ninguna parte, Saori apagó el motor y el chico cayó en cuenta de que estaban enfrente de su casa.
—Seiya… en verdad lo lamento.—Dijo Saori esperando algún tipo de respuesta.—Pero esto deja la brecha abierta para que ella este en mejores condiciones en algún otro sitio… no debes perder la esperanza.
—Cuando entramos a aquel lugar y caminábamos hacia su cuarto… yo desee… con todas mis fuerzas… que no fuera ella…incluso yo…prefería que…ella…—Seiya estaba conteniendo el llanto.—preferiría que ella ya estuviera muerta a que estuviera en ese horrible lugar.—
—Seiya… no digas eso.
—¡Ya lo sé, Saori!—Le gritó a Saori.—¡Sólo un monstruo hubiera pensado así! Es solo que… yo quería verla… feliz, quería hacerla parte de mi vida… QUIERO hacerla parte de mi vida, quiero verla en su cumpleaños, en navidad, un domingo cualquiera, pero quiero verla bien, tranquila, quiero verla sonriendo, quiero que después de tantos años ella me mire y me vuelva a abrazar como cuando éramos niños… sus brazos eran lo único que me calmaba cuando lloraba por que quería a mis padres cerca, sus brazos eran lo único que me recordaba que no estaba solo, ella era mi motivo para vivir y luchar por una vida mejor. El día que la perdí fue el peor día de mi vida.
—Te prometo, Seiya.—Saori lo tomó de la mano.—Que usaré todo mi poder, mi dinero, mis influencias, todo… Volverás a estar con ella, haré lo necesario para que eso pase.
Seiya sintió su mano, era suave, era reconfortante, era una sensación de paz que no había sentido nunca, era diferente a todo lo que había experimentado, miraba su bella y delicada mano y la acaricio un momento, hasta que se dió cuenta de que era la mano de Saori Kido.
Entonces bajó del auto sin siquiera despedirse.
Saori regresó a su casa y se sintió extraña, el tacto de la mano de Seiya había sido inesperado, agradable, el se había tomado un segundo para acariciar su palma y pasar sus dedos entre los suyos, tan sólo el recuerdo de esa pequeña caricia la hizo sonrojarse, de inmediato se sacudió a si misma, era muy incorrecto, ambos eran muy diferentes, Seiya se iría cuando todo terminara y además, Seiya estaba dolido y confundido por todo lo que le había ocurrido en el día. No debía pensar en ese gesto como algo mas allá de su propio delirio.
Pasaron varios días, Saori decidió no molestar a Seiya para que pudiera recuperarse y ella por lo mientras se dedico a hablar con Sísifo sobre lo ocurrido.
—…parece que debemos empezar de cero nuestra investigación, Sísifo.—Dijo Saori un poco desanimada.
—No es de cero, señorita, al menos sabemos que no esta en ese lugar y podemos descartarlo.
—Parece como si se la hubiera tragado la tierra.
—Usted cree que… ella quizá…
—Ni siquiera se te ocurra decir algo así frente a Seiya.
—¿Usted no lo ha pensado?
—Si… pero creo que aún nos falta mucho por esclarecer, así que te pido que no saques conclusiones apresuradas.
—Entiendo señorita, entonces reanudaré la búsqueda, hay varios lugares en donde aún puedo buscar.—Dijo Sísifo cerrando su portafolio.—Sería bueno que usted busque ordenar los antecedentes lo mejor que se pueda, así tendremos mas pistas de en donde pudo estar y quizás hasta las razones de su desaparición.
—Por supuesto, trabajaré en ello.—Saori se levantó y lo acompaño a la puerta.—Te agradezco mucho.
Sísifo salió de la mansión Kido y recibió una llamada.
Seiya se pasó casi dos días enteros tan solo mirando al techo, todo el fin de semana se sintió aletargado, como si el mundo fuera demasiado rápido y el no pudiera aguantar aquel ritmo, podía recordar con claridad el lugar al que había ido con Saori, las paredes, las puertas, el olor, y ella. Seika. O mas bien Ushina, la chica perdida, se puso a pensar en la triste vida de aquella chica, en las circunstancias que la habrían llevado hasta ahí y por supuesto se pregunto a si mismo en dónde estaría Seika en ese momento, si estaría pensando en él. Daba vueltas en la cama y de vez en cuando venía a su mente el camino al hospital, bromeaba con total confianza y soltura con Saori, odiaba con todas sus fuerzas admitirlo pero su compañía era lo mejor que le había pasado desde que llegó a Japón, verla sonreír mientras el viento despeinaba sus cabellos, todos sus problemas se habían desvanecido en esa carretera, debía aceptar que ella era maravillosa con las personas, incluso con las personas como él. Pudo recordar el retorno, ella le había comprado comida, lo había llevado a su casa, le prometio que no lo dejaría solo, que lo ayudaría, ella se preocupaba por el y él apreciaba muchísimo aquel gesto que incluso, por un momento, quiso que todo desapareciera y pudieran volver a aquella carretera.
Necesitaba verla.
Saori revisaba las cajas de papeles que le había dejado Seiya en la oficina el día en que se había peleado con la junta de accionistas de industrias Kido. Había documentos meticulosos pero a la vez había algunos muy vagos que dejaban muchos cabos sueltos. La cabeza comenzó a dolerle cuando recordó que todavía tenía pendiente el asunto con Hyoga, además de todo. Apenas eran las 9 pm, pero necesitaba dormir.
Se fue a su casa luego de un rato de platicar con Tatsumi.
Al llegar, decidió ponerse su ropa de cama y prepararse un té caliente, aquella noche decidió que no trabajaría, tan solo vería la televisión. Al cabo de unos minutos comenzó a quedarse dormida, hasta que el timbre sonó. Saori se sobresalto, no tenía idea de quién podría ser tan tarde. Caminó hacia la puerta, observó a través de la mirilla y se sorprendió al ver a su visitante.
—¿Seiya?
—Buenas noches, Saori. Veo que te decidiste por un espacio mas pequeño.—Le dijo Seiya.—Aunque debo aceptar que es hermoso.
—¿Qué haces aquí a esta hora? ¿Cómo supiste en donde vivo?.—Dijo Saori retrocediendo para que Seiya entrara.
—Te busqué en la mansión Kido y me dijeron que no estabas, supuse que Shun sería la única persona que sabría y era cierto… no te enfades con él por decirme, yo puedo llegar a ser muy persuasivo.
—Si… claro.—Saori suspiro.—¿Qué puedo hacer por ti un jueves a las 11pm? ¿No podías venir a una hora más razonable? ¿O llamar antes?.—Saori dijo enojada ante la falta de modales de Seiya.
—Necesitaba verte con urgencia.—Dijo Seiya muy serio.
Saori se suavizó.—¿Estas bien?
—Saori yo…—Le dijo Seiya acortando su distancia.—Gracias…creo que jamás tendré como agradecer lo que has hecho por mí en las últimas semanas.
—No debes agradecer, recuérdalo, esto es por ambos, por conocer la verdad y reunirte con ella.—Saori dijo todo eso al tiempo en que miraba a Seiya estando mas cerca, era un hombre muy apuesto, su cabello castaño quebrado resaltaba sus facciones afiladas y varoniles. Deseaba tocarlo, sentir su cara, deseaba que él volviera a acercase a ella como en el auto y tomara su mano como lo hizo aquel día.—Para eso… hubiera bastado… una llamada.
—Yo… no soy un idiota descerebrado, sé que al principio te di esa impresión pero, las personas que son cercanas a mi son… las mas importantes.—Seiya se sonrojó un poco al darse cuenta de que Saori se estaba haciendo muy cercana y por consecuencia, se estaba haciendo importante, se sintió un poco mal al darse cuenta de que ella no le había dicho de la mudanza, Seiya entendía que él la había ofendido antes y ahora simplemente quería ganarse su confianza, quería que ella se sintiera de la misma forma que se sentía con Shun, Hyoga o Shiryu. No estaba seguro pero creía que solo talvez deseaba un poco más.—Y la verdad no se porque te estoy diciendo esto, quise decir que aprecio que seas tan atenta con el asunto de mi hermana… y ya… solo… Ya me voy, es tarde, nos vemos luego.
—Seiya espera… creí que quizás querías charlar acerca de los siguientes pasos… o… de lo que sea.
—No… yo, tu deberías descansar.—Seiya se dirigió a la puerta.—Nos vemos luego… tu nueva casa es estupenda.
Cerró la puerta tras él.
—Ya te lo dije, hemos sido amigos desde la muerte de Ikki.—Dijo Hyoga mientras preparaba el desayuno.—Ayer saliste bastante tarde…¿Fuiste a verla a ella? ¿O por qué el repentino interés sobre los detalles? ¿Qué paso con Miho?
—Demasiadas preguntas, es sólo que ella me agrada, es atenta, amable.
—Es bonita
—Es muy hermosa.—Seiya pareció decir aquella frase para si mismo.
Hyoga sonrió.
—En cuanto a Miho, ella es mi primer amor y la quiero pero creo que ambos somos mejores como amigos.
—Oh vaya, vaya, ahora lo entiendo.
—Oye, oye, espera un momento, no vayas a pensar alguna cosa incorrecta y loca.
—No me parece en lo más mínimo incorrecto, aunque si un poco loco. Aunque eso explicaría a la perfección los celos de Miho. Y no la culpo, si yo fuera ella también me sentiría amenazada por la bella mujer con la que pasas tanto tiempo y por la que últimamente lanzas algunos suspiros.—Hyoga sonrió un poco, pero después se dió cuenta de lo inapropiado de su comentario.
—No me interesa para nada Saori ¿Ok?.—Seiya estaba molesto, tomó sus cosas y se fue.
«Que insinuación mas estúpida»—Pensó Seiya.—¿Saori? Si, si es muy hermosa, debería ser tonto o ser ciego para no notarlo… pero ¿eso qué? No significa que yo quiera algo con ella. Esa es… una locura.
Seiya se quedo de pie unos momentos frente a la puerta de Saori antes de decidirse a tocar al timbre. Estaba a punto de llamar a la puerta pero dudo, no sabía realmente qué estaba haciendo ahí, y menos sintiéndose como se sentía, estaba confundido, pero ciertamente Saori no podría ayudarlo a aclarar su mente. Entonces decidió retirarse rápidamente e irse directo a su trabajo.
—¿Seiya?.—Dijo Saori saliendo de su casa con un recipiente con café en la mano, iba vestida de manera formal.—¿Qué haces aquí? ¿Qué paso? ¿Esta todo bien? ¿Es Hyoga?
—Tranquilízate.—Seiya estaba haciendo un gran esfuerzo por no sonrojarse.—Todo esta bien aunque… ¿Por qué preguntas por Hyoga? ¿Averiguaron algo?
—Aun nada que resulte muy útil, solo que esta ahogado en deudas con "El Santuario".—Hubo silencio.—Ya debo irme Seiya, tengo mucho que hacer hoy… ¡oh! Casi lo olvido, necesito que me veas mañana en la mansión por la tarde, he estado trabajando en algo por encargo de Sísifo pero creo que llevo un buen avance, de todas maneras debes verlo para que me ayudes a terminarlo.—Subió a la parte de atrás de un auto que la llevaría a industrias Kido después de que su chofer le abriera la puerta.—Nos vemos.
Seiya agradeció que estuviera tan apresurada que no lo dejara hablar. No habría podido explicar su presencia ahí.
Aquel día decidió solo trabajar muy duro y olvidarse de las tontas insinuaciones de Hyoga y de las sensaciones que le provocaban estar cerca de Saori.
Funcionó.
Llegó a la mansión Kido un poco antes del atardecer, estaba nublado, amenazaba con llover, Saori estaba en el suelo con varios recortes, las paredes de la oficina de su abuelo estaban repletas de un papel blanco pegado apresuradamente, en él había una línea roja que parecía recorrer varios años con sus eventos relacionados a través de fotografías, recortes y pedazos de expedientes.
—¿Qué es esto?.—pregunto Seiya.
—Es una linea del tiempo de los hechos, al menos hasta donde sabemos por el momento.
—¿Y para qué quieres esto?
—Necesitamos saber como fueron ocurriendo los hechos para saber si se nos esta escapando algo, y creo que acabo de descubrir una parte de la historia que aún no hemos aclarado.
—¿Cuál es?.—Le dijo Seiya sin dejar de sorprenderse por lo meticulosa que había sido Saori.
—¿Cómo te enteraste que tu hermana ya no estaba viviendo en el orfanato?.—Saori hizo una pausa.—Quiero decir, los chicos pudieron decirte que ella ya no estaba aquí pero pudieron haber muchas razones para eso. ¿Cómo supiste que ella oficialmente estaba desaparecida? Muy pocas personas lo sabían. Por lo que leí hace unos días, sabemos que la versión oficial que se les dió a los otros niños fue que ella se había ido a una escuela de señoritas en Noruega.—Saori señaló a una parte de su línea del tiempo con un comprobante de inscripción.—Mira, eso lo puedes comprobar aquí.
Seiya se dio la vuelta y la miró a ella. Saori se dió cuenta de que el la mirada como buscando algo, un recuerdo quizás.
—Tu ya… lo olvidaste—Seiya miró al piso y suspiro.
—¿De qué hablas?
—Tu y yo nos vimos el día que yo regrese a Japón hace cinco años, nos encontramos justo después de que yo recibiera aquella dolorosa noticia.
—¿Pero de qué estas hablando?.—Saori intentó recordar.—Si nos hubiéramos visto hace cinco años yo lo habría recordado.
—Yo también creí que lo recordarías.—Seiya se sentó en el sillón de Mitsumasa.
—¿Qué paso?.—Saori se acercó a Seiya.—Cuéntame, no puedo recordarlo.
—El me lo dijo en persona… tu abuelo.—Seiya tomó mucho aire.—Habían pasado 3 años mas o menos desde que ella se había ido pero Mitsumasa decidió no decírmelo. No se porque escogió un día tan cerca de navidad pero yo llegue de Grecia cerca de noche buena y lo primero que hice fue ir a buscarla para visitarla, quería saber por qué no había contestado a todas mis cartas, quería que me viera, había crecido mucho, quería aprender mucho de aquella estúpida escuela para poder conseguir el mejor trabajo del mundo y darle una vida increíble a mi hermana, ella era todo lo que tenía, cuando me avisaron que me habían llamado de Japón para regresar para navidad sentí… una gran alegría, me sentía emocionado, animado, vería a mi hermana y a mis amigos, sentí que… lo tenía todo.
Seiya se detuvo un momento, parecía que esos recuerdos no lo dejaban respirar siquiera.
—¿Y qué fue lo que paso?.—Dijo Saori.—¿Cómo te dio mi abuelo la noticia?
—De la peor y mas infame manera.—Seiya de nuevo contenía el llanto en su garganta.—Después de que no encontré a Seika en el orfanato, Tatsumi me trajo a esta misma oficina, yo demande verla pero tu abuelo me dijo que llevaba 3 años desaparecida, así… sin más. ¡Yo solo tenía 15 años, Saori! Mi mundo se derrumbaba… El me dijo que la buscaría pero que tomaría tiempo, así que debía volver a la escuela y estar tranquilo, que los Kido se encargarían de asumir todos los gastos y buscarla pero, el fue tan frío, parecía que mi hermana era tan solo una huérfana mas que perdían y que se les había olvidado el pequeño detalle de decírmelo.—Seiya sonrió melancólico.—Habían pasado 3 malditos años y yo no tenía conocimiento de nada de eso, no sabía si ella estaría bien, incluso no sabía si ella estaría viva, tampoco tenía garantía de encontrarla, mi única familia. Por supuesto que le pedí una explicación, pero el sólo me dijo que yo debía concentrarme en mis estudios y que lo demás se arreglaría.
—Tu escapaste de la escuela en la que estabas ¿No es así?
—Por supuesto, no confiaba en él.—Seiya se levantó del sofá.—Se había olvidado de informarme de mi hermana, el orfanato recibió todas las cartas que le envié a Seika y aún así no pudieron decirle al pobre niño ingenuo que el destinatario ya no estaba. ¡Yo estaba escribiéndole al viento!
—Pero… no lo entiendo, aún no puedo recordar el haberte visto.
—Claro que no… si para el hombre que nos cuidaba éramos un insignificante y frio número, para su mimada nieta debíamos ser tan solo mobiliario.
—No digas eso… explícame.
—Yo salí corriendo de la oficina de tu abuelo hacía la calle después de recibir la peor noticia de mi vida, sentía que algo me oprimía el pecho, no podía respirar, sentí que iba a vomitar, afuera había nieve, así que al salir de la mansión, y cruzar la enorme reja de entrada mis piernas me fallaron y caí al piso de rodillas, hacía frio pero no recuerdo haber sentido nada, solo me sentía miserable y tenía tantas ganas de llorar.—Seiya miraba a la nada mientras recordaba.—Paso un automóvil rojo cerca de mi y me salpico de nieve y lodo que traía en las llantas, escuché a unas… niñas a lo lejos, se reían… No las conocía… tan solo eran unas taradas felices porque su vida era perfecta. Contuve el llanto, quería llorar y gritar por no tener una vida mejor a pesar de siempre haber hecho todo lo necesario… Ellas se subieron a aquel auto rojo…pero… estaban… esperando a alguien.
Saori cambió su expresión. Recordó.—¡Oh! Santo cielo.
—Era una chica preciosa a la que estaban esperando, yo la recordaba diferente, ella tenía el cabello muy corto pero para entonces ya habían pasado 5 años. Su cabello era lila, largo, su ropa y zapatos eran caros y elegantes así que su guardaespaldas se hizo cargo de hacerme a un lado para que ella pasara.—Hubo un largo silencio.— En ese momento, yo quería que me reconocieras, quería que me recordaras y me preguntaras si estaba bien… en ese momento tan solo quería pensar que había alguien en el mundo al que le importaba, aunque fuera por un momento… me sentía tan solo y miserable que incluso… en ese momento… me habría conformado con que tu me vieras, quería pensar que los años de niñez que compartimos habían sido… ¡Fue una estupidez! Tu me miraste y solo vi desdén en tu rostro, desagrado, asco, yo estaba cubierto de nieve y lodo en todos lados, y tu solo… ¡NADA! subiste al auto rojo con una enorme sonrisa como si nada hubiera pasado.
—Seiya yo…
—…¡Y entonces pensé! ¿Qué clase de ser humano trataría a alguien de esa manera? Yo estaba teniendo el peor día de mi vida y tu solo pensabas en que zapatos nuevos comprar… después de años de no verte me pediste que no pensara que eras un monstruo pero lo cierto es que… si lo eres.
Seiya se fue.
Afuera llovía pero Seiya no iba a esperar, solo quería caminar por la lluvia y olvidar aquel día. No podía creer que comenzaba a olvidarlo, que ella había comenzado a interesarle.
—¡Seiya!.—Escuchó la voz de Saori y volteo para mirarla, estaba tan empapada como él, se aproximó hasta él, estaba llorando.—Seiya yo… no quería, es que…perdóname, lo lamento tanto.
Ella tocó su mano, a Seiya le asustó tanto ese gesto que se hizo hacia atrás con rudeza y salió corriendo.
¿Qué tal queridos lectores? Este capítulo me gusta mucho. ¿Qué les pareció a ustedes?
Espero que me sigan acompañando en esta historia. Cuidense mucho y muchas gracias por leer.
Gracias, amigos
