Capitulo 7: Buscando respuestas.
Ezreal creyó que nunca pudo sentirse peor que cuando desaparecieron sus padres. Pero en aquel momento, tuvo que replantearselo.
Convaleciente, apenas pudiendo caminar, sin animos, sin objetivos, con mil preguntas y ninguna respuesta. Rememoraba cada poco su conversación con aquel ser, sin encontrarle sentido a ninguna de sus palabras.
¿Había estado en el Vacío antes? Nunca que recordara. Nunca tuvo ningún sueño profetico de muerte y destrucción como los que Malzahar solía sufrir. Nunca escuchó ningún susurro incitando a devorar a sus presas, como Kha'Zix padecía. No estaba relacionado de ninguna manera con el Vacio.
Y...sin embargo...recordaba la sinceridad de las palabras de la criatura. No notaba mentira ninguna y su instinto le decía que eran verdaderas. Y su instinto nunca le había fallado.
Y no sabía. Y a Ezreal le desesperaba sobre manera no saber.
Sus compañeros pocas dudas podían resolverle, y, a pesar de levantar su animo con compañía y amenas charlas, las sombras y preocupaciones volvían a el, aquejando su mente y provocando su frustración.
Y luego estaba ella.
Kai'sa.
El joven no quería ni empezar a pensar en ella, pues estaba realmente seguro de que lo que se removía en sus entrañas no era por ninguna helada comida que sirvieran en el castillo. Pero aún no estaba preparado para darle un nombre.
Aun así, la joven pelimorada le atormentaba en sueños. Su rostro uno y otra vez se le aparecía, impidiendole el descanso. Algunas veces estaba impasible. Otras sonreía ligeramente que era cuando Ezreal lograba unas pequeñas horas de reparador sueño.
En otras ocasiones la veía tan angustiada como en su viaje a aquel mundo de terror y eso le provocaba un despertar inmediato y con sus propias mejillas empapadas de sus lagrimas, mientras aferraba con fuerza inhumana las sabanas.
Nunca quisó pertenecer a nada y siempre prefirió la soledad como compañía. Hasta que la conoció, y fue cuando se dio cuenta de que el silencio parecía distinto sin ella a su alrededor. La brisa soplaba menos. El solo brillaba con menos matices, y todo parecía un poco más sombrió.
¿Estaría viva?¿Estaría a salvo?¿Porque se había marchado?
Esa duda le reconcomía, por más que quisiera evitarlo. ¿Ya no hubo más uso para el?¿Tan solo quiso librarse de su molesta compañía?¿Tan poco había significado que ni por su vida se había preocupado?
Se negaba a aceptar esas hipotesis. Intentaba desecharlas por todos los medios una y otra vez. Quería pensar que había visto un lado de la Cazadora que nadie más había visto. Y, si asi era, ¿porque le había dejado atrás?
No podía seguir así, Con toda esa rabia, confusión y desaliento haciendole mella, cada dia un poco más. Necesitaba respuestas, movimiento, acción. Desesperadamente.
Y la Cazadora iba a darselas, tanto si quería como si no.
/
"Fue una semana dura" meditó la Invocadora Mayor, entrando en la intimidad de sus aposentos. Una mujer de unos 50 años, de 1,60 de estatura, con tez afilada y pelo corto y claro asomó por debajo de la capucha con un suspiro de cansancio.
Había mandado mensajes durante los siguientes 10 dias a la reunión con su protegida, garantizando rutas y asegurandose de que ninguna ciudad-estado hiciera de las suyas y declarara una guerra en medio de un Concilio de Paz. Con los Valoranos nunca se sabía del todo.
Se había citado a todos y cada uno de los Campeones de la Liga, sin excepción, así como a los tres mas altos mandatarios de cada facción o ciudad-estado de Valoran en un mes en los Campos de Justicia. Por primera vez en la historia de Runaterra, sin armas.
Había visto muchas cosas, a través de sus sueños y visiones. Hacía muchos años que los Nexos le enviaban sueños y respuestas cuando más perdida parecía estar. Podía entender sus culturas y sus historias, y todavía no entendía porque los humanos batallaban una y otra vez por las mismas razones estupidas, pero ella no era ninguna reina. Era una directora. No ordenaba, guiaba. No dirigia, enseñaba. Pero si los Campeones creían que iba a dejarse llevar por sus pretensiones, menudo fiasco se iban a llevar.
Perdida en sus pensamientos y agotada por el duro esfuerzo, no fue consciente de que estaba siendo observada. Solo cuando vió al rubio, sentado en la ventana con su caracteristica sonrisa se dió cuenta de lo descuidada que había sido.
Aun así, no mostró sorpresa ni emoción alguna en su rostro, mientras se cruzaba de brazos y cambiaba su mirada a una mas firme, pidiendo explicaciones. Su tono fue tan monotono como siempre cuando vió al otro saltar y ponerse de pie delante suya, sacandole una cabeza y decidida a quitarle esa burlona sonrisa que parecía llevar pegada a la boca en ocasiones.
-Ezreal Lymere, el Exporador Pródigo. Se te convocó ante el Consejo hace 3 dias, a sabiendas de tu recuperación y la respuesta de Freijord fue que volvías a estar desaparecido, amén de un insulto a tu persona por parte de la Reina Ashe que no pienso repetir debido a su contenido. ¿En que puedo ayudarte, que haces en mis aposentos y porqué no has comparecido ante el Consejo?
A Ezreal siempre le había gustado aquella mujer. Sin demasiadas ceremonias, sin rodeos y con medidas y metodos energicos, se había ganado la aprobación del rubio hacía mucho tiempo. Es por eso que solo a ella, de todos los Invocadores del Colegio respetaba realmente y obedecía sin reparos.
Pero aquella noche era diferente. Había buscado a Kai'sa unos dias en la Grieta pero solo estaba su Avatar, disponible para las practicas de los Invocadores. Y ninguno de ellos aceptaba soborno o amenaza para que el rubio pudiera ubicarla. Necesitaba alguna respuesta o se volvería loco.
-Ashe se preocupa sin motivo. Le deje una carta diciendole donde iba, aunque no especifiqué realmente a donde iba...- terminó murmurando para sí. Luego agitó su cabeza un par de veces y le devolvió la intensa mirada a la Invocadora.
Interesante, reflexionó ella viendo su tez seria y concentrada. Pocas veces había visto así al muchacho.
-Pero eso no es lo que quieres saber de verdad, ¿no Invocadora? Siempre he ignorado al Consejo y cuando tenía un problema y me escabullía aquí de joven, siempre tuviste a bien recibirme. - comentó con una sonrisa de añoranza el joven.
Ella le miró con intensidad durante unos segundos más, hasta que exhaló un suspiro cansado y se sentó al borde de su amplia cama. Su mirada ya no reflejaba dureza, solo...cansancio.
-Siempre has sido listo Ezreal. Demasiado a veces. Si, nada de eso me importó nunca y tampoco al Consejo, conocedor de tu carácter y temperamento. Y siempre que quieras puedes venir muchacho, ya lo sabes, pero esta vez siento que es diferente.
-Lo sabes. -susurró sorprendido y con dolor el rubio. Respetaba a aquella mujer como una madre, pero ahora mismo solo hacía crecer su frustración. -Fuiste tú -adivinó enfadado, averiguando la verdad. - Fuiste tu quien les prohibió a los Invocadores abrirme un portal para verla. Les prohibiste hablarme de ella ni decirme donde estaba.
La Invocadora, ni lo aceptó ni lo negó, simplemente se quedó allí, muda, sin despegar la mirada, esperando su juicio. Los ojos del muchacho parecían brillar de fiereza esa noche. Estaba muy alterado. Su corazonada se empezaba a hacer más clara conforme veía al joven perder la compostura.
-¿Porqué, Tori? Fuiste y eres como una madre para mi. ¿Que estas ocultandome?
Ella arqueó una ceja, sorprendida y halagada, pero tambien frustrada.
-No tramo nada, niño. Solo quiero impedir una catastrofe. La primera vez que vaís de viaje, y descubrimos que el Vacio ha reaccionado a vuestra presencia conjunta. Nunca había pasado algo parecido, Ezreal, a ningún campeón que se había topado con el Vacio, ni venido de el. - dijo para sorpresa del rubio, que ni idea tenia del asunto.
"Y hablando de secretos, creo que tu tienes unos cuantos..." -mencionó, mientras se volvía a poner en pie y su mirada se volvía dura como la piedra. -"Kai'sa, una experimentada y preparada guerrera cayó en su hechizo con dos palabras y tu te las arreglaste para salir de allí, sin nada más que unos rasguños en la huida. Extraño, ¿no crees, Explorador?"
-¿Unos rasguños? - respondió el otro, alterado e ignorando a posta la otra parte de la conversación.-¡Casi me muero, estuve en coma 3 semanas, por si no lo sabes, gracias por tu preocupación! -terminó ofendido y bravucón. Pero ella estaba enfurecida.
-¡Saliste sin secuelas más allá de un ligero agotamiento del sitio mas horrendo del Universo, Ezreal, enfrentandose a su propia personificación!¡Eso NO es solo suerte, chico!
Ambos respiraban agitados, enfadados entre ellos y con ellos mismos por la situación. Con el ceño fruncido, Ezreal reparó en el ligero escalofrió de la anciana y cerró la ventana, mientras ambos se tranquilizaban unos segundos.
-Gracias.- musitó ella.
-No hay de que.
Se volvieron a mirar, sus animos mas calmados pero la seriedad seguía presente.
-No sabía que hacer Ezreal. -confesó la anciana, con voz rota y cansada, sintiendo todos sus años y conocimiento encima de golpe. -No sabemos nada todavía y no se que puede pasar si volveis a estar juntos y se abre un portal. No se que puede pasar y de momento no podemos arriesgarnos a lo contrario, mi pequeño.
-No he sido sincero tampoco, Tori. -confesó el joven ansioso, por sacarlo de encima. Solo en ella confiaba lo suficiente. -Aquel ser me habló a mi tambien, Tori. Podría haberme acabado enseguida, eramos un blanco facil, pero habló conmigo. No le miré pero solo quería seguir oyendole. Si no estuviera cargando con Kai'sa, yo... - su voz tembló un momento, dudando de si seguir o no.
-¿Que te dijo aquel ser, pequeño? - preguntó preocupada, mientras se acercaba y le ponía una mano en el hombro.
Ezreal se giró para no mirarla, pero no apartó su mano lo que alentó a la Invocadora. Lo notaba tenso, tembloroso.
-Dijo...que yo era el único que había resistido...dijo...que el Vacio nunca se olvidaba de uno de los suyos. Algo me dice que me estaba diciendo la verdad, Tori. -declaró desesperado, todavía sin hacer contacto visual. -No entiendo porque me conoce ese ser, porque yo aguanté cuando ella cayó, no entiendo que he resistido ni de que soy el único...no entiendo nada...-acabó, murmurando con rabia y dolor contenidos en sus palabras. -Nunca habia saltado tan lejos, nunca había tenido tanto miedo... pero tenía que seguir. No puedo explicarlo mejor, Tori.
La Invocadora no pudo moverse. No retiró su mano, pero no hizo ademán de retirar las lagrimas de los ojos de su pupilo, cuando antes siempre lo había hecho y le había dado una palabra de animo. Ella apenas entendía mucho más que el. Aquello resultaba del todo bizarro y sin sentido.
-Solo...por favor...dime donde está ella. -suplicó el joven nuevamente. -Necesito verla. Por favor, Tori.
-Ella no sabe nada. - se obligó a decir. -Está confusa todavía, buscando quimeras. - añadió con tristeza. -No te dará respuestas, pequeño.
-Solo...siento que tengo que hablar con ella. Hay algo. Cosas. Su armadura retrocede ante mi toque. No ante el de nadie mas, me he fijado en la Grieta. Solo el mio. No se porque, Tori, pero necesito hablar con ella.
El no se giró, pero la emoción en su voz le hizo replantearse muchas cosas. Nunca su joven pupilo había hablado de aquella manera acerca de nadie. Recordaba de manera similar la turbación que notaba en su protegida al hablar de el.
¿Que estaba pasando? Nunca había visto personas, a su juicio, más diferentes entre ellas. Ezreal nunca se había acercado a ningún portal del Vacio hasta 2 meses atrás, nunca se había asociado fuera de la Grieta con nadie del Vacio y en su examen mental de campeón no figuraba nada que los relacionara de alguna manera.
Eran totalmente opuestos, en todo sentido.
Aquello era totalmente extraño e innovedoso. ¿Porque el Vacio había elegido mostrarse ante aquellos dos jovenes para hacerse notar?¿Que estaba tramando?¿Que significaba aquello?¿Que le había hecho reaccionar?
Reflexionó unos minutos donde miles de preguntas y acciones empezaban a establecerse en su mente. Llegó a una única conclusión lógica. Y luego suspiró.
-Está con Kassadin...- murmuró. El joven asintió, solemnemente, y limpiandose las lagrimas saltó por la ventana, con un gracias perdido en el viento.
El Consejo y el Colegio muchas veces no actuaban para que las naciones vieran sus propios errores y fallas y progresaran ellas mismas corrigiendose y mejorandose. La guerra civil de Demacia, la aceptación de los magos, la aparición de la Trifarix con Leblanc como uno de sus miembros, el Freijord unificandose...
Prosperidad.
Pero Tori sabía, que tendría que forzar las cosas hasta el límite si querían tener alguna oportunidad de vencer al Vacio. Suspiró cansada de todo aquello, sabiendo que debia dormir y aún así no podía. Volvió a ponerse la capucha y salió de su habitación, sus ojos cansados pero decididos.
Tal vez se había jugado una poderosa baza diciendole la ubicación de la muchacha a Ezreal. Podía estar dandole al enemigo justo lo que quería. Pero tenía mas cartas en su mano por jugar. Y Evelynn haría lo que fuera por derrotar al Vacio, eso ella lo sabía bien. Si bien traviesa y desfiante, la Hacedora de Viudas llevaba en la Liga mucho tiempo, respetando sus normas durante años sin desliz alguno.
Mientras caminaba en silencio hacía el ala de los Campeones independientes, se reprochó a si misma la situación. Había sido descuidada y perezosa, y dejó pasar su momento pensando en la paz, cuando debía saber más. Había creido que lo de Kassadin había sido lo ultimo. Había permitido que sus momentaneas victoria a lo largo de estos 5 años la hicieran confiarse.
Idiota.
Había dejado a su protegida hacer el trabajo a solas demasiado tiempo. Era hora de empezar a respaldarla.
Sobre todo, si sus sospechas se acababan confirmando, pero aún así necesitaba información. El riesgo era alto, lo sabía bien.
Pero de aquello podía depender el futuro de Valoran.
