Hacía un día muy ventoso, a diferencia de los últimos días, pero era agradable sentir el viento en la cara. La campana de la Universidad estaba a punto de sonar, anunciando el final de clases. Muchos chicos salieron platicando, pero uno de ellos, muy notable por se cabello blanco, se alejó un poco, hablando con un walkie talkie.

- No puedo creer que tenga tanto alcance esta cosa -rió Lincoln- Chico con el plan a Anteojos, adelante Anteojos.

- Aquí, Anteojos. ¿Como estás Lincoln? Hace mucho que no te veo.

- Lo sé, pero me está yendo bien acá.

- ¿Bien? ¿Eso es todo? No sabía que "bien", significaba que Marvel te haya contratado para dibujar sus cómics.

- Bueno, me está yendo de maravilla. ¿Y a ti?

- Mi novia y yo llevamos dos años juntos, y creo que todo marcha sobre ruedas. Ah, por cierto... A ella le va bien.

Lincoln se quedó callado, consciente de que su mejor amigo se refería a Haiku. La gótica había elegido la misma carrera que Clyde. El moreno no le prestaba mucha atención, pero era imposible no verla cuando ella y su nuevo novio charlaban melosos todo el día.

- Si, así es ella.

- ¿Todo bien amigo?

- No tienes idea, Clyde -sonrió Lincoln. Sabes que ella se quedó en el pasado y que soy feliz ahora. Y tú deberías saberlo mejor que nadie, hermano. Después de todo, eres el padrino de nis hijos.

- Sí, lo sé, lo sé, solo quería asegurarme. Lo siento, Lincoln, pero tengo que irme. Fue un gusto hablar contigo.

Igualmente Clyde. Espero que te contraten en Microsoft.

- Ojalá y sí. La programación sí se me da bien.

- Y que lo digas, amigo. Bueno, nos vemos, Clyde.

- Adiós, Lincoln. Hasta dentro de unas semanas.

Lincoln y Clyde mantuvieron su amistad a pesar de todo, sin importar lo mucho que sus caminos se separaran. Como ya no tenía nada más que hacer, Lincoln se dirigió hacia su casa, que era el mismo departamento que había rentado hace seis años. Ya tenía veinte años, y Luna tenía veinticuatro. No había problemas de dinero. Los diseños de cómics, y los múltiples conciertos les daban a los dos un sueldo bastante aceptable. Lincoln no podía esperar a llegar, pues su vida tenía sentido cada vez que cruzaba el umbral de su hogar. Sin embargo, cuando llegó no había nadie. El albino medio se lo esperaba, pues Luna a veces se llevaba a sus hijos de compras. El albino terminó su tarea, esperando ansiosamente a que su amada llegara. Y cuando lo hizo, unas horas después, Lincoln se encaminó a la entrada, feliz de la vida.

- Lincoln, ayúdame... -pidió Luna, atareada.

- De acuerdo.

Tomando parte de las despensas, Lincoln se encaminó a la cocina, no sin antes saludar a su familia.

- Hola Lira, ¿cómo está mi princesa?

- Muy bien, papi. Me fue bien en la escuela.

Luna cargaba en sus brazos a Leto, su segundo hijo de apenas un año. Lira ya tenía cuatro. Y la panza de Luna anunciaba a un tercer hijo, quien no tardaría en nacer. Aún no sabían si sería niño o niña. Lincoln cargó a Lira, y ayudó a Luna a poner a Leto en su cuna. Ya tenían que mudarse, el espacio no sería suficiente en un par de meses.

- Lincoln, ya me enteré, y mis giras no serán internacionales. La gente le encanta visitar este lugar y los conciertos los haré aquí, por lo menos por unos dos años más.

- Muy bien, entonces eso ya está resuelto. Por hoy, yo ya no tengo que salir; mientras mande mis diseños e ideas siempre estaré al corriente con mi trabajo.

- Perfecto, mi amor.

Se besaron. Sonó el teléfono, y les dijeron que la casa que Lincoln encontró estaba disponible. Esperaron al fin de semana para mudarse, y en una semana ya estaban instalados en un hogar que llevaban meses ya había acabado la escuela, pero a Lincoln le faltaba ese último año para graduarse, por lo que solo faltaba unos cuantos meses más para que pudieran vivir sin preocuparse por los estudios.

La boda, recordó el albino, había sido un gran acontecimiento. Hubo algunos miembros de la familia que no estaban tan de acuerdo con esa unión, pero aceptaron que se veían muy felices el uno con el otro. Por el cambio de nombres, nadie ajeno a los más enterados miembros de la familia supo que se trataban de hermano y hermana.

Sabían que Lori también tenía dos hijos con Bobby, Leni salía con otro modista, Luan hacía de comediante, aún sin novio, Lynn llevaba ya mucho saliendo con Ryan, Lucy era conocida por ser una gran poeta, Lana arreglaba carros, Lola practicaba para ser una gran modelo, Lisa sorprendía con sus experimentos, y Lily ya iba a la primaria.

Lincoln ya llevaba un tiempo escribiendo, cuando se enteró de que Clyde tenía novia, y le explicó que Haiku estaba bien. Y en cuanto a la mejor amiga de Luna, la carrera como música de Sam también iba viento en popa.

Lincoln pensaba en todos los que habían estado en su vida, y se sintió feliz de cómo había resultado todo. Esa, tarde, mientras dibujaba un poco y atendía a su familia, escuchó una canción y supo que Luna estaba tratando de llamarlo. Era otra vez Cryin de Aerosmith, la primera canción que tocó con Luna. Bajó las escaleras y Luna lo esperaba, con una guitarra en sus manos: la misma que le había regalado hacía años. Lincoln sonrió. Fue a buscar su viejo teclado y ambos se pusieron a tocar, felices de poder estar juntos, a pesar de todas las dificultades. A esa canción le siguieron los Bee Gees, Led Zepellin, Kiss, Queen... Terminaron exhaustos, pero contentos. Luna se acercó a él.

- Lincoln, este fin de semana vamos a visitar a la familia, nos vamos a ver todos otra vez.

- Es una gran idea, los extraño.

- Yo también -dijo Luna- Aún tengo miedo de lo que dirá mamá... Pero tenemos que afrontarlo, pase lo que pase.

- Por supuesto que sí, Luna.

Unos días después, estaban casi llegando a la vieja casa Loud, donde estaban todos. Lori, Leni y Lynn habían llevado a sus novios, y estaban radiantes. Lincoln y Luna vieron a los dos hijos de Lori y Bobby: Susan y Danny. También asistieron Clyde y su novia, felices al ver a sus ahijados saludarlos con alegría. Sam también estaba ahí, feliz de volver a ver a su mejor amiga.

Leni tenía una hija con su esposo Charlie, la pequeña Betty. Y Lynn apenas se había casado con Ryan. Las demás se veían mayores de lo que recordaban, especialmente Lucy, quien ahora dejaba uno de sus ojos al descubierto. Lily ya podía hablar con normalidad, y era curioso cómo se llevaba con el resto de la familia, pues casi todos estaban acostumbrados a palabrería sin sentido.

Todos estaban cenando de forma maravillosa, y los hijos estaban jugando mientras sus padres y abuelos platican. No vivían tan lejos los unos de los otros, pero por los trabajos y estudios de todos, era algo difícil que la familia entera se viera al mismo tiempo. Había risas, pláticas, noticias y algunos regaños para mantener calmados a los niños. Lily, quien no era mucho mayor que ellos, jugaba con sus sobrinos, pues la diferencia era de apenas unos siete años.

Durante la cena, la señora Loud fue por más refresco a la cocina, y ahí fue cuando Luna y Lincoln decidieron confrontar a su madre. Ambos se miraron y asintieron, sabiendo que debían de encarar a su progenitora eventualmente. Se dirigieron hacia donde estaba Rita, y cuando se miraron a los ojos, hubo un silencio sepulcral.

- Este... Hola mamá -saludó Lincoln, algo nervioso.

- ...Hola -respondió, un poco cortante.

- Mira mamá- empezó Luna- Sabemos que no nos aceptas del todo, pero queremos que sepas que nos está yendo muy bien, y que no tuvimos muchos problemas para llegar hasta aquí.

- Sí -corroboró Lincoln- Tenemos una familia feliz. Lamentamos haber guardado el secreto, pero todo resultó bien. Sentimos no haberlo dicho, pero queremos que sepas que no te culpamos... Y que aún te queremos.

Hubo un momento de silencio, su madre mirándolos con seriedad. Finalmente suspiró.

- No puedo aceptar que nos hayan estado ocultando un secreto de esta índole. Y han pasado seis años desde que los vi... Pero parece que realmente sacaron las cosas adelante. Los hemos extrañado mucho. Y sus hijos... Verdaderamente son encantadores -unas lágrimas fueron apareciendo en el rostro de Rita- Y lamento mucho... No haberlos apoyado cuando lo necesitaban...

Y se lanzó a los brazos de sus hijos, quienes sabían que, a pesar de todos los problemas que habían causado, la reconciliación por fin se había dado. La abrazaron largamente. El señor Loud se puso muy feliz al verlos reconciliados.

Se levantó y dijo:

- Les propongo un brindis, por mis hijos Luna y Lincoln, quienes a pesar de todo lo que tuvieron que pasar, lograron salir adelante. Estoy muy orgulloso de que hayan logrado mantenerse firmes en sus decisiones, hijos míos.

- Lo hemos hecho de la mejor forma, papá -dijo Lincoln, radiante.

Casi era tradición cuando todos los demás corearon: ¡Beso, beso, beso! Ambos se sonrojaron un poco, pero se levantaron y Lincoln sujetó a Luna para que quedara debajo de él, mientras Luna se sostenía abrazando a Lincoln.

- Ya sabía que terminarían así -oyeron que decía Luan.

Se dieron un largo beso, vitoreado y chiflado por los demás.

- Te amo, mi amante de los cómics -dijo Luna.

- Y yo a ti, mi fanática del rock -dijo Lincoln.

Se volvieron a besar, dejando a los familiares y amigos con un suspiro en los labios, y dejando a los más chicos con cara de fingido asco.

El resto del día fue una mezcla de risas, comida y al final, despedidas. Lincoln y Luna se fueron más contentos de lo que habían estado jamás, sabiendo que ya todos sus problemas estaban resueltos. Regresaron a casa, donde acostaron a sus hijos, dos preciosas caritas que hacían de cada día de sus vidas una aventura. Cansados, los dos hermanos se recostaron juntos, cayendo lentamente en un sueño. Estaban por dormirse, cuando Luna repentinamente besó a Lincoln.

- Lincoln... Hermano... Mi amado hermanito... Me has hecho la chica más feliz de todas. Jamás cambiaría esto por nada. Y i tuviera que pasar por todo esto para poder estar contigo... Lo haría de nuevo, sin dudarlo.

- Yo tampoco cambiaría esto por nada, Luna. Eres y serás siempre el amor de mi vida.

Se miraron por unos segundos más, sabiendo que pasarían el resto de su vida juntos.

- Te amo, Lincoln.

- Y yo te amo a ti, Luna.

Un último beso coronó es noche.

Bueno, espero que hayan disfrutado de esta historia, mi primera historia, y que les haya gustado tanto como a mi. ¡Gracias por leerme, y sigan leyendo!