Posibilidad improbable
VIII
Midoriya dejó que Kurapika se encargara de reducir los términos de la búsqueda porque, si era sincero, no se creía capaz de usar una computadora que muy bien podría haber visto los albores de la humanidad. Más bien, prefirió preocuparse por los métodos que utilizaría Kacchan para distraer al bibliotecario; tan solo rogó a todos los dioses que conocía que no se metiera en problemas.
—Creo que con esto podemos empezar a buscar —dijo Kurapika, programando su reloj para que sonara en veintiséis minutos—. No me sorprendería que haya usuarios de nen de tipo especialista que tengan alguna habilidad que use portales de este tipo.
—¿A qué te refieres?
—Gon te explicó que hay diferentes tipos de nen —le recordó, a lo que Midoriya asintió—. Bien, existe un sinfín de habilidades que no encajan en las cinco primera, así que se las cataloga como "especiales". Crear portales es posible si eres un conjurador, puesto que nuestro límite es nuestra imaginación; sin embargo, no puedes crear portales a un sitio que desconoces.
—Una habilidad de ese tipo requeriría un lugar seguro o aislado para poder funcionar correctamente. Entonces, lo que dices tendría mucho sentido.
—Exacto —Kurapika asintió, complacido, porque aparte de Killua cuando quería, sus amigos eran más bien lentos en captar las cosas—. El nen es una energía que nace de uno mismo, por lo que un manipulador no podría crear portales, lo mismo va para un transmutador. Por lo tanto, una puerta hacia un lugar desconocido, en este caso otra dimensión, podría ser creada solo por un especialista.
—Ya… —Izuku se frotó la barbilla—. ¿Y si el conjurador conoce ese otro mundo?
—Pero ¿quién conocería ese otro mundo y qué le garantiza que llegará a ese lugar? Además, debemos considerar la cantidad de nen usada. —Kurapika señaló los títulos en la pantalla—. Mira, todos estos son reportes de eventos inusuales que nos harían sospechar en la existencia de otro mundos.
Midoriya los leyó rápidamente. Trataban de eventos donde un Cazador novato desaparecía misteriosamente, también de algunos testigos asegurando que un vórtice, diferentes entre los distintos casos, se había tragado a un compañero. Sin embargo, lo que le llamó más la atención fue un reporte de un poblado cuyo nombre no pudo leer en el que describían cómo una chica hacía desaparecer objetos hasta que ella fue víctima de su propio poder.
—¿Hay personas que no son Cazadoras que pueden…?
—Sí. Es este caso el que me hace sospechar más sobre la existencia de alguna habilidad de este calibre. Una persona ignorante del nen capaz de hacer esto implica que el viaje desde este mundo es posible. Aunque me pregunto qué condiciones debe cumplir para hacerlo…
—Entonces, puede que haya personas reportadas que puedan crear portales.
—En eso estoy. —Kurapika abrió otra ventana y revisó todo rápidamente—. El problema es cómo podemos distinguir de alguien que pueda hacer viajar a otros y solo a sí mismo.
—Y no solo eso —agitó la cabeza Midoriya, desanimado—, sino dónde terminan, suponiendo que haya más mundos aparte de este. Esto me recuerda mucho a varios libros de fantasía que he leído —divagó, pero movió la manos avergonzado—. Lo siento, tiendo a irme por las ramas.
—Está bien —murmuró, apenas prestándole atención—. Como dices, hay artículos que teorizan sobre la existencia de otros mundos, considerando lo que te mencioné que aún falta por explorar mucho de nuestro propio mundo. Sin embargo, afirmar algo de esta índole mediante un método confiable es casi imposible.
—Pero si está en esta sección restringida, debe significar algo. Si fueran solo teorías conspiratorias, nadie se molestaría en ocultarlas de este modo.
—Por lo que debe existir alguna prueba al respecto.
Kurapika tecleó rápidamente a la par que apenas pestañeaba para absorber toda la información posible. A su lado, Midoriya hacía lo mismo hasta poner el dedo sobre un párrafo proyectado.
—"En lo que a mí respecta, y podrán tildarme de loco, pasé un año en un mundo que no es el nuestro, con otras tecnologías y otras costumbres, donde el nen o cualquier concepto de una energía extrasensorial era mirada con escepticismo. ¿Cómo llegué ahí? Quizás es una respuesta que jamás obtenga, y tampoco podré contestar si me preguntan cómo regresé, puesto que solo fui escupido aquí, en el bosque de Lukso, mientras dormía. Dirijo esta misiva a quien corresponda, y procederé a mezclarme, tal y como lo hice allá, con esta sociedad." —Leyó Kurapika con la voz repleta de emociones que no podía identificar al reconocer el uso de palabras de alguien a quien conoció hacía mucho.
—No es de donde vengo —pronunció Midoriya, apenas notando la repentina agitación de su compañero—. Aunque me recuerda cómo era el mundo antes de los koseis… ¿Crees que esta persona siga viva?
—Lo dudo —espetó, y desvió la mirada cuando Izuku pestañeó sorprendido por su tosquedad—. Quizás si colocamos un anuncio en el periódico podamos conseguir a alguien.
—Pero no debe ser demasiado obvio —apoyó en voz baja para no azuzar la exasperación de Kurapika—. ¿Quizás haya algún contacto que nos pueda servir? Insisto en mi idea de buscar un conjurador que pueda intentar hacer un portal a nuestro mundo.
—¿Sí sabes que yo soy un conjurador? —preguntó con el amago de una sonrisa para intentar cortar la repentina tensión del ambiente, a medida que buscaba los contactos.
—Bueno, supuse que las cadenas no eran por moda.
Kurapika soltó una carcajada nasal y meneó la cabeza. Sin embargo, alzó la mirada cuando escuchó varios pasos estrepitosos haciendo eco sobre el granito que recubría el pasillo exterior de la biblioteca. Agradeció cuando, a pesar de rápido, Midoriya anotó el nombre y el número del Cazador que encabezaba la lista de usuarios de portales; ninguno lo mencionó, pero posicionarse en el primer puesto implicaba que era un sujeto ducho en lo que hacía.
La primera en aparecer detrás de un estante, tan pálida como si un fantasma la hubiera atravesado, fue la chica que les rogó que terminaran pronto. Sin embargo, pocos segundos después entraron Bakugou y el bibliotecario discutiendo airosamente.
—Si le digo que se muere al final, es porque se muere, anciano. ¡Lo dice en el título! ¡No hay modo en el que el final del libro cambie de la noche a la mañana!
—Y si yo te digo que vive, mocoso, es porque me he leído el libro un millón de veces —replicó en el mismo tono—. Es más, te lo voy a mostrar.
Ambos se arrojaron hacia la estantería y, cuando tuvo el libro en sus manos, Bakugou lo abrió en las últimas páginas. A medida que leía, se le brotaban las venas del cuello hasta cerrar el delgado tomo con estruendo.
—¡¿Pero qué mierda es este Deus ex Machina?! ¿Qué diablos le han hecho al libro de García Márquez?
—Querrás decir Márquez García —corrigió el bibliotecario con expresión altiva a la par que Bakugou le devolvía el libro.
—¿Por qué todo aquí tiene que estar al revés? ¡Maldita sea! —Deku se encogió cuando Kacchan se acercó a él con expresión furibunda—. ¡Vámonos de una vez por todas!
Kurapika y Midoriya no rechistaron y solo pudieron vocalizar un agradecimiento en dirección a la chica. Cuando estuvieron lejos del edificio, Bakugou pareció tranquilizarse un poco, aunque Kurapika podía dilucidar que seguía agitado.
—Aunque no lo parezca y siempre ande diciendo que yo soy el nerd, Kacchan es un nerd de los libros.
—¿Qué dijiste? —gruñó Katsuki, girando el cuello como si se tratara de un espanto de película de terror—. ¡Date por muerto, Deku!
Kurapika tan solo sintió cómo Midoriya se elevaba por el aire, valiéndose de los látigos que proyectaba de sus manos para maniobrar y alejarse de las explosiones del otro. De alguna forma, les recordó a sus tres amigos y se echó a reír. Si bien la mención de Lukso en el artículo y las miles de implicaciones que tenía lo había perturbado, pudo guardar un poco de raciocinio y corazón para cuestionarse cómo estaría el otro grupo.
A veces, Killua reparaba en que era muy afortunado. Vale, que su familia era todo menos normal, pero lo habían entrenado para enfrentarse a los peligros del mundo, por supuesto, obviaba todo lo que soportó para convertirse en un diestro asesino. Sin embargo, en momentos como ese, agradecía en parte todos los movimientos automatizados que tenía grabados en el cuerpo y su mente aguda para ayudarlo a salir indemne de todos los problemas en los que se metía junto a sus amigos.
Era fascinante todo eso de los viajes interdimensionales, pero si nunca se hubiera inmiscuido podría dormir tan tranquilo como siempre. Sin embargo, ahora tenía que seguirlos, lidiar con un asunto que no le competía, y todo para ayudar a Gon a cumplir su objetivo de hallar a Ging. No le molestaba demasiado, pero si fuera por él, se hubiera concentrado más en encontrar a su viejo que en hacer de buen samaritano.
Así que no pudo hacer nada cuando se adentraron cada vez más al bosque. El sendero había desaparecido y el follaje era más espeso e insondable. Leorio sostenía la linterna, respingando ante los sonidos del bosque mientras Gon lo consolaba diciéndole qué animal lo produjo. Unos pocos metros más allá, Shouto mantenía una llama encendida en la palma de su mano, igual de atento que el resto.
De todos los poderes que habían desplegado los tres héroes, era el de Todoroki el que más le interesaba a Killua. Además, notaba en él ciertas semejanzas consigo mismo. En más de una ocasión se halló pensando lo que Shouto había exteriorizado con su voz monótona, y también notó que él apoyaba la mayoría de sus ideas y valoraba sus opiniones tanto como las de Kurapika, quien parecía ser a quien tenían más aprecio.
Gon encabezaba la marcha, apartando las ramas y sosteniéndolas para que no terminaran en el rostro de Leorio de nuevo. La tierra, antes aplanada, se volvió inestable. En algunas ocasiones, cuando se empinaba, alguno resbalaba un par de centímetros. Sin embargo, con Gon de guía, seguían los rastros de algo o alguien, y ninguno estaba seguro de qué querían que fuera.
Los troncos de los árboles empezaban a obstruir la visión y los pocos rayos de luna que se colaban por las copas apenas iluminaban allá donde los haces de las linternas no llegaban. El fragor de la naturaleza —y de algo más— impregnaba el ambiente. Una pila de ramas carbonizadas y vestigios de un campamento los hizo advertir la presencia de un humano.
El silencio del bosque hizo que Gon se detuviera abruptamente, girando la cabeza de un lado a otro. Se reagruparon en el pequeño espacio que dejaban los árboles, dándose las espaldas para cubrir todos sus flancos.
A todos les pareció que la temperatura descendía, cosa que era imposible por las cálidas noches que habían experimentado en la ciudad, que apenas enfriaban cuando caían sus torrenciales repentinos. Se cuestionaron si el latido del corazón que escuchaban era el propio o el de su compañero de al lado, pero ninguno emitió sonido alguno.
De repente, un chasquido sirvió de preludio para que Todoroki creara una barrera de hielo que apenas contuvo el golpe que el High-End intentó asestarles, dándoles tiempo de esquivarlo, pero rompiendo su formación.
Chorros anaranjados se derramaron de sus dedos cuando se percató de que la criatura se dirigía a Gon. Junto con Midoriya había analizado las habilidades de los Cazadores. Si bien el nen era una energía desconocida, tenían de antecedente la pelea en la que participaron hacía tan solo un día. Por ello, no tardó en esquematizar un plan. Iba a proferirlo cuando tuvo que esquivar una lanza creada con su propio hielo que salió de la nada.
—¡Maldito! —rugió Leorio, quien se había contorsionado lo justo para evadir el arma, hacia una sombra mezclándose en la oscuridad.
Estupefactos, observaron cómo un hombre salía detrás de un arbusto. A la escasa luz, porque varias de sus linternas se desparramaron por el suelo en el primer impacto, su figura lucía larga y delgada, con la piel pálida y de un aspecto enfermizo. Estaba ataviado completamente de negro y sus ojos los veían como si cargara con el peso del mundo sobre sus hombros y estuviera cansado.
Para Todoroki fue suficiente un vistazo para concluir que era alguien de su mundo. Por supuesto, acompañado del High-End, no cabía duda de que era el infame villano que lo había arrojado allí. Sin embargo, antes de tomárselo personal, tuvo que cambiar sus planes.
—Killua, tú y yo distraeremos al High-End. —El niño lo vio como si estuviera loco, pero asintió de todas formas, cuadrando los hombros—. Gon, Leorio…
—¡Nos haremos cargo! —aseguró Gon, arrugando el entrecejo con una concentración y una seriedad que preocupó a Shouto.
—Manténganse a salvo —pidió, compartiendo una breve mirada con Leorio.
—Ustedes también. No te preocupes por nosotros, ¡patearemos su trasero! —Leorio puso el pulgar en alto y Todoroki pensó que se veía muy genial, como un héroe.
Sin mediar más palabras, sin darse tiempo a mostrarse suspicaz porque el villano esperara unos segundos para que actuaran, Todoroki se arrojó contra el High-End. El puño izquierdo ardía, encegueciéndolos momentáneamente. El villano le dio una orden y la criatura aceptó el desafío, sumergiéndose en el bosque.
Killua se mezcló entre las sombras, corriendo entre las raíces gigantescas de los árboles mientras observaba el despliegue de hielo y fuego que Shouto esgrimía con destreza envidiable. Sin embargo, cuando quemaba o empalaba algo, el monstruo se regeneraba. Notó que era capaz de priorizar las heridas de mayor envergadura, y quiso imaginar que era allí, en parte, donde radicaba su debilidad.
Los golpes del High-End destrozaban los árboles a su paso y Killua saltaba de un lado a otro esquivándolos. Pronto, se abrió un campo lo suficientemente amplio para que Todoroki y el High-End pudieran enfrentarse frente a frente. El vaho se escapaba de los labios del héroe y, a pesar de que el sudor le recorría las sienes, su respiración continuaba apacible; aún faltaba mucho para que estuviera cansado.
El niño corrió, con sus pasos insonoros, hasta encontrar el ángulo perfecto de ataque. En alguna parte de su cerebro, por muy improbable, quería creer que esa cosa tenía un corazón que se encargaba de sus funciones vitales. Shouto e Izuku le explicaron que había algunos que se regeneraban tan rápido que poco importaba aplastarles el cerebro o todos los órganos, pero ese no lo hacía todo de inmediato, así que quizás tendría alguna oportunidad con su pericia de asesino.
Gon le contó cómo el abdomen del monstruo fue similar a golpear una roca y le dejó el brazo acalambrado por toda una hora, por lo que Killua descartó de inmediato lanzarse con la mano desnuda. Aún desconocía mucho del nen, pero pensó que, si rodeaba su mano para brindarle una capa más de protección, lo lograría.
Cuando Shouto fijó las patas del High-End al suelo, maniobrando sobre una rampa de hielo mientras despedía una ráfaga de fuego que pareció desconcertar a la criatura al quemarle los ojos, Killua tomó impulso y, como una flecha, atravesó el pecho del High-End. Los tejidos cedieron ante sus dedos, pero no sintió el bombeo del corazón, ni siquiera el palpitar de los vasos sanguíneos. Ahogó un grito de pánico cuando los músculos esqueléticos superficiales empezaron a contraerse alrededor de su brazo con una fuerza abrumadora.
Dolía, pero no dejó que eso obnubilara su raciocinio. Usando todo el cuerpo e imbuyendo la extremidad con nen, tomó impulso y giró para romper los músculos regenerándose y escaparse. Apenas escuchó los gritos de Shouto, y tomó aire con dificultad cuando cubrió varios metros hasta posicionarse junto a su compañero.
—Estoy bien —le aseguró a Todoroki con la voz trémula.
Se sostuvo el brazo, procurando no prestarles demasiada atención a los ángulos extraños. Un segundo más tarde y hubiera escapado con el brazo amputado. Aun así, miró con desagrado la sangre escurriéndole por la manga de la camiseta; su familia estaría tan decepcionado de haber hecho ese desastre…
—No tiene corazón —dijo, lanzándose al lado izquierdo cuando una manazo se dirigió a ellos—. Sé que ya dijiste que no importaba destruirlo, pero… ¡Maldita sea! —se quejó, apenas pudiendo hablar mientras intentaba esquivar los golpes—. ¡Vale la pena intentarlo! Esa cosa se regenera selectivamente, quizás…
—Sí, pero entonces ¿dónde está el corazón? —Shouto se deslizó por la tierra por el medio de las piernas del High-End, intentando incinerar todo a su paso.
—¿Cómo demonios quieres que lo sepa? —siseó, recibiendo parte del impacto de un barrido del brazos.
De repente, el High-End dejó de moverse. Killua y Shouto se observaron, sin saber qué hacer, aun así, no bajaron la guardia ni intentaron reagruparse. A Todoroki le pareció como si estuviera pensando algo y no fue hasta que bajó la mirada a las gruesas piernas brillando en radiante carmesí, cuando eran normalmente del color de la noche, que tuvo apenas tiempo de reaccionar.
Usó un bloque de hielo para empujar a Killua y, en los pocos segundos que transcurrieron, el High-End redireccionó su ataque hacia él. Shouto creó un escudo de hielo que, si bien amainó parte del impacto, no detuvo que saliera despedido por el aire hasta impactar con un árbol. Hasta el último centímetro cúbico de aire se escapó de sus pulmones en una dolorosa exhalación y los oídos le zumbaron cuando la cabeza chocó con el tronco. Intentó pararse, pero apenas tenía noción de la posición del suelo y el cielo, y las piernas las sentía como de gelatina. Todo le dolía.
Quiso vomitar cuando el High-End lo tomó de la pierna, pero su resolución no flaqueó ni un poco. Había visto lo que esa cosa era capaz de hacer con un humano, y él no se sumaría a la lista de víctimas. De alguna forma, la peligrosa cercanía se transformó en una oportunidad.
Killua estaba abrumado por la repentina velocidad que había adquirido la enorme criatura y admiró a Todoroki por reaccionar a tiempo. No podía quedarse atrás, y menos cuando Shouto colgaba de una de sus manos como una muñeca de trapo.
Preparó las manos para formar sus garras y, sigiloso y raudo, imitó a Shouto deslizándose por el suelo. Si cortaba sus tendones de Aquiles, debería desestabilizarlo así fuera un poco y darles tiempo para tomar un respiro. Sin embargo, a medida que se acercaba, notó cómo el aire se congelaba.
Shouto reptó el hielo desde su pierna derecha, cubriendo tanto del cuerpo del High-End como le fue posible, bajando la temperatura hasta que los dientes empezaron a castañearle y, aun así, prosiguió. Notó la expresión petrificada de la criatura y cómo los músculos dejaron de ejercer tanta presión sobre su piernas. Apenas fue testigo de cómo Killua pasó, como un rayo, entre sus patas mientras la sangre se escupía a borbotones de sus talones.
El monstruo se desplomó por su peso y Killua saltó para evitar que aplastara a Shouto. Sin embargo, tan pronto como compraron un par de metros, el High-End empezó a proferir unos chillidos espantosos que les encrespó los vellos de los brazos. Todoroki yacía entre sus brazos, helado, pero se estaba termorregulando con su lado izquierdo de a poco.
Killua imaginó que el dolor de tener la sangre congelada debía ser insoportable y no supo si escapar, aprovechando la distracción del monstruo, o intentar matarlo, si es que podía hacerse, porque en lo que a él respectaba, esa cosa parecía un zombi. Lo más lógico era retirarse, y a eso se disponía cuando Shouto lo detuvo.
—Si va con los demás…
Sabía que tenía razón, pero de qué valía enfrentarse a esa cosa y morir. Muerto no protegería a nadie; prefería marcharse ahora y planificar mejor su estrategia. Los ataques suicidas no eran lo suyo, a pesar de que estaba consciente del riesgo que correrían Leorio y Gon si se enfrentaba a eso. Pero…
—Killua, puedes reunirte con el resto. —Shouto le sonrió con labios temblorosos, pero sus ojos irradiaban sosiego—. Alguien logró calcinar cada una de sus células, quizás yo también…
—¡¿Estás loco?!
—Si a los demás les pasa algo… —Agitó la cabeza—. No te preocupes.
Killua consideró dejarlo, pero se dio una palmada en el cachete para alejar, así fuera por un instante, el miedo corroyéndolo por dentro. Negó, poniéndose de pie.
—Si me voy, lo hago contigo.
Shouto parpadeó y curvó los labios, admirado por su resolución. Sin embargo, no iba a ceder, Killua era tan solo un niño y que tuviera que hacerle frente a un High-End inteligente le parecía muy cruel, sin importar que Killua tuviera un pasado turbio.
Sin embargo, antes de que alguno siquiera pudiera moverse, el High-End, quien hacía unos segundos orquestaba los más horrorosos gritos que habían escuchado, estuvo frente a ellos, apenas dejando una estela de polvo tras sus talones. La imprecación se quedó atorada en su garganta y solo atinó a tirar de la camiseta de Killua para alejarlo mientras alzaba el brazo izquierdo.
Continuará...
¡Muchas gracias por leer!
Se me hace curioso que en el mundo de HxH muchas cosas estén escritas al revés, como York New o el mismo mapa, así que qué mejor personaje para exteriorizarlo que Bakugou. Hablando de él, siento que no le estoy dando tanto protagonismo como al resto...
Espero actualizar más rápido, puesto que estoy un poco más libre de tiempo.
¡Tengan una gran semana!
¡Plus Ultra!
