Capítulo 8

Zona de confort

En su camino de vuelta a casa, venían insistiendo múltiples pensamientos y emociones a la cabeza de Yu, derivados de la conversación que tuvo con Guren y el inolvidable cuestionamiento de Crowley, "¿cuál es tu sueño?" pues dejó en claro que el mayor deseo de Yu era el de recuperar la sana relación que había con sus hermanos, sin embargo, eso no era un plan que ayudara a construir su futuro, o al menos así lo planteó el profesor Eusford.

Sin admitirlo, sabía de antemano que el futuro no tenía valor para él; veía muy difícil a un Yuichiro con un trabajo, con familia o hijos y más importante, no lograba verse feliz en ningún escenario posible. El llenar su mente con ideas tan desalentadoras solo le trajo una sensación de soledad durante todo el viaje; pese a que Guren seguía manteniendo una conversación normal con él, por dentro, Yu solo quería llegar lo más pronto posible a su casa, encerrarse en su habitación, escuchar la música que más le gustaba y vivir el momento, sin pensar absolutamente en otra cosa que no sea el presente.

A algunos metros de distancia, alumno y profesor se despidieron para esperar verse nuevamente al día siguiente; entre que Guren observaba cómo aquel joven entraba a su casa, evocó recuerdos muy problemáticos en torno a la familia Hiragi; las personas que más lo odiaban en el pueblo, a excepción de Shinya, afortunadamente.

El hombre suspiró, con el deseo de exhalar el humo de un cigarro desde sus pulmones hasta el exterior. De vuelta a su hogar, tendría que recordar comprar más cigarrillos, especialmente si tenía que volver a ver esa casa llena de historia.

Mientras tanto, Yu esperaba un silencio cotidiano en casa, donde probablemente su hermano, Yuichi, siguiera sin aparecerse, a su vez que Yuma se encontraría en su habitación, aguardando hasta que la cena estuviera lista. Lo único que no pudo predecir, fue la visita de Mahiru, a quien encontró silenciosamente en la cocina, aparentando cocinar algo. Ella, al escuchar pasos a sus espaldas, pudo ver a Yu y le sonrió con ternura.

一Hola. Has llegado un poco tarde, ¿cierto?

Mientras arrojaba sus pertenencias al sofá más próximo posible, Yu saludó a la vez a Mahiru. En realidad, no la detestaba como solía hacer Yuma, ni la ignoraba imitando el comportamiento de Yuichi. En lo que respecta a Kureto y Mahiru, se sabía que tenían mejor comunicación con Yu que con los otros dos hermanos, debido a su postura imparcial, no reprochando la negligencia de ambos miembros de la familia Hiragi, sencillamente porque a Yuichiro le disgustaban las peleas familiares; por ello, para él siempre había sido natural convivir con Mahiru.

Por otro lado, era de sorprender sus visitas a casa, ya que ella no solía frecuentarla por el control que tenía establecido Tenri Hiragi en sus acciones y decisiones.

一Es que me entretuve hablando con Guren 一contestó honestamente Yu.

Mahiru se estremeció sin que el joven se diera cuenta. Todavía escuchar el nombre de su ex pareja le daba escalofríos. Y si bien, este muchacho supo de la relación entre ambos adultos, nunca se le mencionaron las razones de su ruptura amorosa, aunque tampoco era importante para él saberlas.

La mujer corrigió su comportamiento nervioso, regresando al tema.

一¿Y sobre qué hablaron?

Notando su interés en prolongar la charla, con algo de timidez, Yu escogió un asiento en el comedor para seguir conversando en el espacio de la cocina.

一De mis calificaciones y comportamiento.

一¿Tienes problemas con eso? 一preguntó y Yuichiro le asintió一. Sé que eres un niño muy listo y responsable, así que me pregunto por qué razón sucede.

Finalmente le sirvió en un plato lo que había preparado para Yu, entregándolo sobre la mesa, sabiendo que el joven estaba pensando en qué debía contestarle a esa pregunta.

一Yo tampoco sé.

Observó taciturno su plato; un caldo de nopal y jitomate con apetecible olor y recién hecho. Aunque invitaba a la felicidad para comerlo, las palabras que Yu tenía atoradas en su garganta no se lo permitieron tan fácilmente, así que prefirió cambiar el rumbo del tema.

一¿El abuelo dejó que vinieras?

Mahiru hizo una expresión un tanto preocupada porque la respuesta no era muy convincente.

一Me permitió venir a verlos, pero al prepararles la cena me he demorado más de lo admitido.

Temiendo lo mismo que ella, Yuichiro soltó un quejido pensando en el carácter de su abuelo cuando estaba enfadado por una desobediencia. Sin embargo, recordó que hacía no mucho había visto a Shinoa, quien era algo así como su hermana adoptiva, pero de sangre para Mahiru; se preguntó por qué ella no decidió acompañar a su hermana y llegar a casa de los hermanos Amane, cuando pudo haber sido una buena oportunidad para acercarse a ella y ser amigos o familiares más cercanos.

一Es como una extraña para mí, por eso me lo pregunto 一explicó Yuichiro一. En el colegio se ve bastante sola, ¿no le gusta salir?

Había cosas que simplemente Mahiru no podía explicar, o más bien, de las que tenía prohibido contar. Una de ellas era el trato que Tenri tenía con Shinoa, porque al ser ambas las mujeres de la familia, según el sacerdote, necesitaban más control de sus vidas y decisiones en comparación con las de sus otros hijos varones.

Mahiru se veía a sí misma en Shinoa cuando era pequeña, y era una situación que le dolía en demasía, porque ella siendo mayor de edad, tenía un poco más de libertad, sin embargo, seguía sintiéndose vacía, sin algún objetivo o meta. Solo un sueño; el de liberar a su hermana pequeña de esa maldición.

一Shinoa necesita un amigo 一respondió melancólica.

Por otra parte, habiendo mirado la hora en el móvil de Yuichiro, tomó la decisión de regresar pronto a la casa principal, previniendo que Tenri llegase en un acto de alarma o de furia por ella. A los ojos de Yu, lo único que Mahiru quería era prepararles la cena, en vista de que no había nada hecho para entonces, y ello no merecía ser castigado por el abuelo, sin embargo, no olvidaba que esa mujer era presa de la rigurosidad de Tenri.

一Mahiru 一nombró Yuichiro mientras la despedía desde la puerta一. Gracias por preocuparte por nosotros.

En respuesta, le sonrió mientras admitía cierto parecido entre él y su profesor; era cierto que a Yu no le agradaba el comparativo, no obstante, las palabras y los gestos de Mahiru, lo dejaron ciertamente intranquilo por lo poco que sabía de la relación pasada que tuvo con él.

一¿Lo extrañas? 一preguntó Yu, refiriéndose a su nostálgico romance.

一Me gustaría verlo nuevamente y hablar con él.

Tristemente sabía en el fondo que eso era difícil, por su situación de control de la cual no esperaba salir, o que alguien la sacara de la misma.

La señorita finalmente se fue, y aunque Yuichiro le dio valor a su convivencia, no se olvidaba del cansancio mental que había guardado y del que no se podía librar solo hablando con alguien de manera superficial. Quizá después entendería que esos pensamientos cargados como piedras podrían vaciarse, aunque no lo creyera, de su cabeza, hablando, pero con total sinceridad.

Definitivamente el día en que pudiese comprenderlo, no sería ese día.

Ya estando recostado en su cama, buscó entre la playlist de su móvil y con los audífonos a su alcance en la mesa de noche, se dio cuenta de cierto objeto peculiar en el mismo mueble. Su móvil reprodujo una canción al azar durante todo el tiempo en que Yuichiro regresó a su zona roja de confort, como ciertas noches en donde reiniciar la partida no era nada más que huir del progreso.

A pesar de encontrarse en un lugar seguro, Mikaela no se sentía tranquilo en casa de su profesor. Tuvo que apagar su celular por temor a escuchar una llamada de su padre o recibir los mensajes de orden que solía acumular cuando no estaba en casa. Escuchar un sonido de notificación lograba perturbarlo a esas alturas, algo de lo que se percató Shinya, y siendo solidario con él, apagó igualmente su móvil y lo invitó a tomar un té de valeriana para reducir el estrés y la ansiedad en su estudiante.

Fue un día tormentoso para Mika; confesó el abuso de su padre, fue acompañado por sus profesores a realizar una denuncia, teniendo que explicar a profundidad los hechos y rememorando lo más recóndito de sus recuerdos, además de dar muestra a la reciente evidencia física del golpe que su padre le propinó en el rostro; esperar un par de horas para ser atendidos de acuerdo a los filtros establecidos para el proceso legal y soportar ciertas preguntas hirientes por parte de los abogados de Fiscalía en relación con su madre y el comportamiento de su padre. En fin, un día tortuoso en demasía, y la noche no prometía ser tranquila para él.

一Tus tíos confirmaron que llegarán mañana por la tarde. Mientras tanto, toma lo que necesites sin apuros.

Mika le dio un sorbo al té, deseando que bajaran sus nervios instantáneamente; sentía una terrible paranoia en la que predecía que su padre entraría al lugar furibundo, amenazando a su profesor y llevándose a Mika de vuelta a casa. Ya no quería pensar en nada de eso, sin embargo, tenía ese mal sentir desde que salieron de la Fiscalía, como si en lugar de haber hecho un bien, hubiesen creado un trauma en su cabeza.

一¿Te sientes bien? 一preguntó Shinya, mirándolo一. Estás algo pálido.

Sin importar que estuviese sentado, Mikaela podía creer con facilidad que iba a morir al instante.

Al ver el estado de su alumno, buscó un poco de alcohol que utilizó para humedecer un pedazo de algodón para que el muchacho pudiese olerlo. Posterior a eso, esta vez lo invitó a salir de la casa por la parte de atrás. Había un espacio pequeño que daba al exterior, en donde se podía apreciar un poco el cielo nocturno y sentir el viento soplar. Tomando un taburete de la sala para colocarlo en el exterior, le pidió a Mika que se sentara, mientras inhalaba el alcohol y respiraba profundamente. Estaba oscuro y el cielo podía verse ligeramente iluminado por un par de estrellas; verlas logró darle el alivio que estaba buscando.

一Gracias, profesor.

一Está bien. A partir de ahora todo mejorará, ya lo verás.

Para sentirse bien, tuvo que creerlo. Era el mejor método que su madre tenía cuando Mika presenciaba una pelea entre ella y su padre; el que dijera esas palabras lo obligaba a confiar en ello. Se hizo la costumbre de pensar siempre que todo estaba bien, que no sufría, que no había nada malo en su vida para no sentirse atemorizado con la sola presencia de su padre en casa. El decirle todos los días "te amo" porque en su pequeño mundo estas palabras le traían calma a su padre, cuando en realidad el señor Shindo, o no se encontraba en casa, o llegaba con un hedor a alcohol, o bien, la ira se apoderaba de él. En ninguna de esas ocasiones, esas palabras pudieron ser escuchadas, y sin embargo, Mika jugaba siempre a que, en efecto, amaba a su padre.

一Iré a terminar de arreglar la habitación en donde dormirás. Mientras tanto, termina de beber tu té y cuando te sientas mejor, ve a darte un baño.

Su profesor se alejó y fue lo que más esperaba Mikaela que hiciera. Ni bien dejó el lugar, pudo sentirse más satisfecho para soltarse a llorar en privado, dejando ir toda la emoción sombría y taciturna que contuvo desde que salió del colegio. Estrujaba sus manos con fuerza, sintiendo que así podía encerrar un lamento de desespero, llorando mientras, en silencio.

El tiempo fue insuficiente porque no se permitió ser visto con el rostro enrojecido y los ojos hinchados, así que bebió todo lo que pudo del té para darse una ducha rápida. Pudo observar la atención de su profesor al haber dejado previamente algo de ropa que era parecida a la de su talla, aunque era un poco holgada, pero lo que más le llamó la atención fue el suponer que esas no eran las prendas de Shinya; debían pertenecerle a un muchacho de su misma edad.

Una vez vestido, se dirigió a la habitación en la que se encontraba su profesor, con una toalla en la cabeza para secar su cabello y con su uniforme doblado en sus manos, esperando desde la puerta a que Shinya terminara de mover un mueble para poder hablarle.

一T-terminé de asearme, pero no sé dónde lavar mi ropa 一dijo Mika con un semblante tímido.

一Descuida, en un momento la lavaré por ti. 一Se acercó a su alumno y tomó las prendas a lavar一. Qué bueno que esa ropa te quedó, aunque me sorprende que se te vea un poco holgada.

一¡De quién es? 一preguntó Mika, refiriéndose a las prendas.

一Era de uno de mis hijos.

Mikaela no pudo evitar sorprenderse.

一No sabía que usted tenía hijos. ¿No les molestará que me quede?

Cambiando su expresión a una más nostálgica, Shinya negó esa posibilidad.

一Ellos ya no viven aquí.

Rápidamente se cambió el tema para decirle a su estudiante que podía esperarlo en la habitación mientras él comenzaba a lavar el uniforme de Mikaela, esperando a que estuviese seca para las clases de mañana. Después de eso, calentaría la cena, sin embargo, Mika le dijo a su profesor que no tenía hambre y que prefería ir a dormir de una vez, disculpándose por todas las molestias causadas, incluso después de que Shinya le dijo que no había ningún problema.

Inmediatamente se recostó en la cama, cubriéndose por completo con las cobijas proporcionadas y cerrando los ojos fuertemente, deseando perder la conciencia lo más rápido posible, sin embargo, tardó mucho tiempo en poder dormir cómodamente, pasando gran parte de la noche revolviéndose en la cama, sintiendo que ese no era su lugar ni su refugio.