Ino irrumpió un poco antes de las seis de la tarde. O lo intentó. La puerta se sacudió. Luego vinieron los insultos y golpes.
—¡Saku! ¿Qué pasa con tu puerta?
Corrí el nuevo pasador y entró en la habitación.
—Tu puerta está rota —dijo, arrugando la frente.
—No, Naruto le colocó un nuevo pestillo. Se hallaba preocupado por la seguridad.
Un hombre calvo y musculoso apareció después que Mal desapareció para el ensayo de la banda. Al parecer, las estrellas de rock subordinan las tareas del hogar al jefe de su equipo de seguridad. Este tipo instaló rápidamente el nuevo pestillo deslizante. Era extrañamente eficiente y súper amable. Toda la experiencia me resultó un poco extraña.
—Oye, guau. Te ves genial —dije, tomando nota de sus impecables vestido y peinado. Lucía una hermosa orquídea blanca detrás de la oreja—. ¿Para qué estás toda arreglada? ¿A dónde vas?
—¿Qué, esta cosa vieja? —Pasó una mano por el elegante vestido de seda color caramelo—. Gracias. Y me tomaré sólo un momento para decir, impresionante trabajo aterrizando con Naruto Uzumaki. Probablemente no te merece, pero ve por ello.
—Uh, gracias.
—Cuando él me contó la historia, no lo podía creer. Amor a primera vista. Eso es hermoso. —Mierda, sus ojos en realidad se empañaron—. Creo que serán maravillosos juntos. ¿Y por qué no estás vestida, por cierto?
—¿Eh?
En ese momento, Naruto salió de la segunda habitación en un traje negro de tres piezas. ¿Desde cuándo llevar un chaleco era tan caliente? Mis pulmones se encogieron de tamaño. Era eso, o la habitación se quedaba sin oxígeno. Se veía más que elegante, con su cabello acomodado detrás de las orejas, la línea angular de su mandíbula perfectamente suave. Apenas me acostumbraba a verlo medio desnudo y ahora lucía un Armani frente a mí. Nunca tuve una oportunidad. Postrarme a sus pies era la reacción más adecuada para un espectáculo tan celestial. Cómo me lasarreglé para permanecer en posición vertical no tengo ni idea.
Olvídense de Bond y los de su tipo. Tomaría a un baterista con un traje cualquier día de la semana.
Con un silbido de lobo, Ino lo comprobó. —Naruto. ¿Quién es un niño bonito?
—Sólo calabacita está autorizada a tratarme como un objeto —dijo, enderezando los puños. Puños franceses con gemelos.
—Jódeme —murmuré, y luego golpeé una mano sobre mi boca, porque mierda, mi boca. Era una idiota decidida a hacer una imbécil de mí.
—En cualquier momento. —Me guiñó. El muy mentiroso.
—Tu calabacita necesita prepararse —dijo Ino, ignorando nuestro intercambio. Me miró y frunció el ceño. —Saku, Itachi nos quiere a todos arreglados. No puedes ir con vaqueros y una camiseta.
—¿De qué estás hablando?
—La fiesta. Calabacita, vamos. No tenemos tiempo para tontear.
Negué con la cabeza, sin tener idea. —Está bien, ustedes dos. No tengo idea de lo que están hablando. ¿Podría alguien por favor darme una pista?
—Te dije sobre esto.
—¿Cómo me dijiste sobre ti mudándote aquí?
—¿No le dijiste que te mudarías con ella? —preguntó Ino, con voz baja y letal.
—Era una sorpresa —dijo, recuperándose rápidamente—. Un gran enorme gesto romántico hermoso porque sabía lo mucho que mi Saku me quería aquí. Simplemente era demasiado tímida para decirlo. ¡Mírala! La mujer prácticamente adora el suelo que piso. Y la has escuchado, exigiendo que le sirva sexualmente todas horas del día. No puedo hacer esa mierda desde lejos, ¿sabes?
Ino levantó una ceja. —Me dijiste que se encontraba de acuerdo pero que olvidó darte una llave, Naruto.
—Que fue básicamente la verdad. —Alzó sus brazos de par en par—. Vamos, señoras, no tenemos tiempo para esto.
—Saku, lo siento mucho —dijo Ino.
—Está bien. Estoy feliz de que esté aquí. —Y aunque era una idea tentadora, arrojarle algo en este momento no ayudaría en realidad. Respiré hondo y traté de mantener la calma—. Vamos a volver a la pregunta de: "¿Qué demonios está pasando aquí?". Tenemos que ir a un evento formal esta noche, ¿verdad?
—Te lo dije. —Sacó su teléfono, pasando a través de algunas pantallas y luego lo colocó frente a mi rostro—. Soy un jodido gran novio, ¿ves?
El mensaje en la pantalla decía: AMEX EN LA MESA. VISTETE DE GALA ESTA NOCHE. Mi nombre, sin embargo, no se encontraba a la vista.
Efectivamente, había una tarjeta de crédito negra sobre la mesa del comedor. Imaginé que simplemente la olvidó. Que la dejara para que yo fuera de compras nunca pasó por mi cabeza.
—Dice que enviaste esto a alguien llamada Angie —dije firmemente—. No a mí, Naruto.
—¿Lo hice? —Miró el teléfono—. Mierda. Lo siento.
—¿Quién es Angie? —preguntó Ino.
—Joder si lo sé, pero parece que todavía está buscando la tarjeta. —Él se rió—. Como si se la diera a cualquiera. Correcto, lo siento. De todos modos, Saku, ¿puedes improvisar algo? Nos tenemos que ir.
—¿A dónde?
—Fuera.
Le fruncí el ceño y no me moví ni un centímetro. —Inténtalo de nuevo.
—Es una cosa de Itachi e Izumi, una fiesta de aniversario de boda. No es que haya pasado un año desde la primera boda, pero lo que sea. Itachi puso un montón de esfuerzo en ella y nos pidió ir todos bien vestidos. Lo siento, arruiné decírtelo. —Cayó de rodillas, con sus manos en el pecho—. ¿Por favor? Lo siento. Jodidamente lo siento. Ves, mira, estoy de rodillas, Saku. Estoy arrastrándome sólo para ti.
—Está bien. Ire. La próxima vez, por favor asegúrate que recibo el mensaje.
—Lo haré. Gracias. Muchas gracias —dijo efusivamente—. Eres la mejor, calabacita.
Sólo tenía un vestido decente en mi armario. Un vestido vintage de encaje negro de los años cincuenta. Lo compré para mi vigésimo primer cumpleaños el año pasado. Me gustaba creer que acababa de salir del set de Mad Men usándolo.
Por suerte, mi pelo no se veía muy mal, colgando suelto. Algo de corrector, máscara de pestañas y brillo de labios me dejarían tan lista como podría estarlo en menos de cinco minutos. Uno de estos días tendría tiempo de alistarme de verdad para conocer a los miembros de Stage Dive. Pero no hoy.
Afuera, en la sala de estar, el par estaba peleando.
—No puedo creer que le escribiste accidentalmente a una cualquiera en lugar de tu novia —dijo Ino.
—¿Mi novia parece molesta? No. Entonces, recuérdame una vez más, ¿por qué te importa, hmm?
—Si le haces daño, Izumi y yo vamos a tomar turnos destripándote con una pala. Ten cuidado.
Era una imagen mental horrible, pero no pude evitar sonreír. Se sentía bien tener amigos vigilando mis espaldas.
Naruto se burló. —No se puede destripar a alguien con una pala.
—Claro que puedes. Sólo es más desordenado.
Él gruñó.
—De todos modos, ¿por qué estás en el cuarto de invitados? ¿Ya se hartó de ti?
—Tengo que poner mi mierda en alguna parte, el armario de Saku está lleno. Ustedes chicas, no tienen ni idea de lo que es compartir.
Cerré la puerta de la habitación y empecé a retorcerme fuera de mis pantalones vaqueros, y me quité la camisa. Luego vinieron las bragas. El escote del vestido era amplio y los sujetadores sin tirantes siempre me lastimaban. Había pocos instrumentos de tortura más horribles que un sujetador sin tirantes. No era que mis pechos fueran grandes. La chica en el espejo se veía bien y felizmente, el vestido todavía me quedaba muy bien. Sin embargo, de ninguna manera iba a poder subir la cremallera de la parte posterior. Deslicé mis pies en mis tacones negros súper altos para ocasiones especiales y me dirigí hacia afuera, tratando de mantener mi vestido en su lugar.
—Ino, ¿te importaría...?
—Ese es mi trabajo ahora. —Naruto sonrió y se puso detrás de mí—. Vestido genial. Con clase.
—Gracias.
Naruto se acercó, su aliento calentando mi cuello mientras subía la cremallera lentamente. De inmediato mi piel se erizó.
—Nunca me di cuenta de lo largo que es tu cuello. Es muy bonito.
—Mm.
—Y tienes pequeñas orejas tiernas.
—Um, gracias.
—¿Sin sujetador? —preguntó, su voz casual.
—No. Con este vestido, no puedo... realmente no necesitamos discutir esto ahora mismo.
Las puntas de sus dedos se arrastraron por mi columna vertebral, por delante de la cremallera. Me estremecí, quedándome sin palabras.
—Esto va a ser un infierno de distracción, calabacita —susurró—. Trataré de mirar abajo a la parte delantera de tu vestido toda la noche.
La mirada que me dio me hizo temblar en lugares extraños. Este era el problema; mi incapacidad para saber si hablaba en serio o no. Toda la escena era sobre establecernos como una pareja ante Ino, ¿verdad? Simplemente no se sentía así, por alguna razón. Se sentía personal. Con Naruto tocándome, yo como que olvidé que Ino se encontraba en la habitación. Sin embargo, definitivamente se hallaba presente.
Ino gimió en voz alta—: Oh Dios mío, mis oídos están sangrando.
Él me hizo arder sin siquiera intentarlo. Tenía que cuidar mis reacciones y no perder la cabeza. Era la única manera en que esto funcionaría.
—Gracias —dije, cuando mi vestido estuvo ceñido alrededor de mi pecho y acomodado en su lugar.
—Mi placer.
Esperé que se moviera hacia atrás. No lo hizo. En todo caso, se acercó más. El cálido aroma masculino, la sensación dura como hierro, todo se acercaba más y más. Traté alejarme en un esfuerzo por preservar lo que quedaba de mi cordura, pero sólo continuó acercándose. Abrumador, no lograba describirlo totalmente.
—Chicos. —Ino daba golpecitos con el pie—. Lo que sea que estén haciendo, deténganlo.
—No le hagas caso. Esta celosa de nuestro amor. —El brazo de Naruto rodeó mi cintura, sosteniéndome. La presión de su polla endurecida contra mi trasero era inconfundible. Sé que se suponía representábamos a una pareja, pero ¿frotar su pene contra mí era realmente necesario? El hecho de que me gustara, no venía al caso. Ni siquiera voy a ir allí.
—Sí, Naruto, estoy celosa de su amor. Eso es. —Ino negó con la cabeza lentamente—. Venga, vamos a empezar a movernos. Shikamaru está esperando y no es bueno haciéndolo.
—Mejor nos vamos —dije.
—Sí. —Su voz era suave y soñadora, y prometía momentos buenos y duros en la cama. Luego sacudió la cabeza dándome su sonrisa habitual—. Calabacita, deja de frotar tu culo contra mí. ¡Tenemos que irnos! No tengo tiempo para hacerlo ahora. Prioridades, mujer.
A veces la tentación de pegarle era muy grande.
El doble de la multitud que la última vez se reunía en el condominio de Itachi e Izumi esta noche. Variaban en edad desde adolescentes hasta ancianos, de conservadores a provocadores. Todos engalanados a la perfección. Cada centímetro del condominio de Itachi e Izumo había sido decorado. Velas blancas de todos los tamaños colocadas en grupos alrededor de la habitación. Jarrones llenos de ramos de flores brillantes en cada superficie plana disponible. El sonido del fino cristal y el estallido de los corchos del champán luchaban contra el rock clásico por la supremacía.
El ambiente de esta noche se inclinaba fuertemente hacia lo romántico.
Había un zumbido en el aire, uno de expectación. Era muy emocionante. Naruto mantuvo un férreo control sobre mi mano, sus grandes y cálidos dedos encerrando los míos. Comprendí sus señales no verbales, permaneciendo cerca a su lado. Cuando alguna sirena sexy trató de acercarse básicamente me empujó hacia ellas con un "Conoce a mi novia, Saku." Casi me tropecé las primeras veces que me utilizó como escudo humano, pero estaba agarrándole al asunto ahora. Con la última simplemente levanté una mano y le dije "Él está conmigo." Ella lo tomó con relativa buena gracia.
—Pensé que iba a pegarme —dije, mirando a la chica decepcionada perderse entre la multitud—. Ser tu novia es peligroso.
—¿Qué puedo decir? Soy un magnífico ejemplar de virilidad. Por supuesto que todas me quieren. Pero agradezco que protejas mi honor.
—Eso espero. —Sonreí.
—Ven a conocer a Sasuke. Esto te animará. —Serpenteó su paso entre la multitud, arrastrándome detrás de él—. Discúlpenos. Muévanse por favor. Muévanse.
Sasuke Uchiha se hallaba parado al lado de la chimenea como si un pintor lo hubiera colocado allí. El hombre era arte viviente. El cabello oscuro peinado hacia atrás, ojos negros brillantes. Se parecía mucho a su hermano, Itachi, alto y delgado, pero más tranquilo y fuerte. Más intenso si era posible. Tal vez conocer a Izumi había enfriado a Itachi. Sasuke ciertamente no tenía los ojos perdidamente enamorados.
La mirada oscura que le daba a la mujer a su lado era mucho menos que amable. Ella mantuvo su nariz alta en el aire y lo ignoró. Estoy segura que yo no podría haber mantenido su postura indiferente tan bien. Sasuke Uchiha tenía mucha presencia. Todo tipo de rumores circulaban acerca de lo que estuvo haciendo desde la rehabilitación. Dado su tamaño, diría que levantando pesas, por lo que se exhibía. Sasori era un tipo grande en general, como un leñador. Pero Sasuke parecía haber estado trabajando en ello con fuerza.
—Sasuke —dijo Naruto, haciendo espacio para mí a su lado—. Ésta es mi novia, Sakura. Saku, este es Sasuke.
Sí, Sasuke me dio el mismo movimiento de barbilla que los otros. Era como un apretón de manos secreto. Así que le di uno de vuelta. Sonrió, pero levemente.
Fue una cosa fugaz.
Naruto se inclinó delante de mí, poniéndose en mi rostro. —Nop. No hay ojos locos. Tu teoría es una mierda, calabacita. Son sólo para mí.
—Es un placer conocerte, Sasuke —dije, empujando a mi pareja falsa fuera del camino.
—¿Ella sigue haciendo esa cosa de los ojos? —preguntó Sasuke.
Las estrellas de rock son chismosas. Ahí lo tienes.
—La lujuria no tiene fecha de caducidad, Sasuke. Y hola, Tenten. Te ves muy bien. —ofreció Naruto su mano libre a la mujer al lado de Sasuke. El frío ártico de su actitud cambió a cálido en un instante. Qué extraño.
—Naruto. ¿Cómo estás? —La mujer dio a sus dedos un breve apretón, antes de ofrecerme su mano para saludarme. Su cabello castaño caía sobre sus hombros y unas gafas con montura de plástico rojas se asentaban en su nariz—. Y ésta debe ser Saku. Un gusto conocerte. Naruto me ha hablado mucho de ti.
—¿Lo ha hecho? —Sacudí su mano, devolviéndole la sonrisa.
—En la práctica de la banda de hoy, tú eras de lo único que podía hablar — dijo.
—Ella es el amor de mi vida —suspiró Naruto, pasando un brazo alrededor de mis hombros.
—¿Ves? Tú eres el amor de su vida. — Tenten me dio una sonrisa encantada.
Aparentemente era sólo a Sasuke a quien detestaba.
—Esta semana —dijo Sasuke.
Con un pequeño suspiro, Tenten medio volvió la cabeza hacia él. Eso fue todo lo que necesitó.
Sasuke me dio una sonrisa forzada. —Lo siento. Lo que dije fue una mierda.
—Calabacita, Tenten es lo que la industria llama una niñera —dijo Naruto—. Si eres un absoluto maldito idiota que no sabe cómo comportarse, consigues que una chica hermosa como Tenten te siga a todos lados, asegurándose que no eres un desastre para las relaciones públicas de la compañía de discos.
—Dije que lo sentía. —Sasuke miró por toda la habitación, arrugando la frente de la misma forma que lo hacía su hermano. En cierto modo me recordaba a James Dean.
—Hola. —Sasori apareció en mi lado libre, mirándome desde su soberbia altura. Hubo más movimientos de barbilla. Todos los miembros de la banda llevaban trajes negros a juego, pero Sasuke había perdido el chaleco y añadido u lazo negro delgado. Sasori llevaba la corbata, pero abandonó el chaleco, y la chaqueta y las mangas de su camisa blanca se encontraban arremangadas hacia arriba en sus fuertes brazos. Ambos generosamente entintados. Tatuajes y trajes eran una maldita buena combinación.
La calidad de guapos bombones esta noche estaba fuera de escala. Naruto todavía los vencía a todos, por supuesto.
—Calabacita, ¿adivina qué?
—¿Qué?
Antes que supiera que sucedía me pasó por encima de su brazo. Toda la sala se volvió al revés. Joder, ¿la parte delantera de mi vestido se hallaba abierta?
Aplasté mi mano por encima de mi clavícula, por si acaso.
—¡Mierda, Naruto! Bájame.
De inmediato me enderezó. La sangre corrió en el interior de mi cabeza y la habitación daba vueltas. Junto a nosotros, Sasori y Tenten rieron. Creo que Sasuke se encontraba ocupado haciendo su cosa de mirada aburrida. Era difícil ver con mi cabeza todavía girando. Estoy bastante segura que las personas me miraban. Si hubiera escuchado a una chica boca abajo gritando obscenidades, probablemente echaría un vistazo.
—Nadie vio nada —dijo Naruto, leyendo mi mente—. ¿Estás bien?
Asentí. —Bien.
Sus pulgares frotaron círculos en los huesos de mi cadera a través de la tela de mi vestido. Mantuvo su rostro frente al mío. —Lo siento, calabacita. No pensé.
—Está bien.
Entrecerró los ojos hacia mí. —¿Estás realmente bien o sólo estás diciendo que estás bien y vas a reventarme las pelotas sobre ello más tarde?
Pensé en ello por un momento para estar segura. —No. Pero no lo hagas de nuevo o te haré daño.
—Lo entiendo. No más tirarte por ahí.
—Gracias.
—No te avergonzaré de nuevo, Saku. Lo prometo.
—Te lo agradezco.
—Ven —dijo, su sonrisa enorme—. Nuestras habilidades de comunicación como pareja son jodidamente excelentes. ¡Funcionamos de maravilla!
—Sí, lo hacemos —le dije, mi corazón eufórico. Era extraño, sólo nos conocíamos hace unos días, pero confiaba en él. Me gustaba y realmente me sentía agradecida de pasar este tiempo con él. Después del desastre de Karin, necesitaba a Naruto Uzumaki en mi vida ahora mismo. Infiernos, después de los últimos siete años, lo necesitaba. Él trajo el sol.
—Sí —susurró.
Y entonces me besó y arruinó todo.
