Capítulo 8: Destino.
Disclaimer: Los personajes de Little Witch Academia asi como todo lo relacionado a la saga no me pertenece, son propiedad de Yō Yoshinari y del estudio Trigger.
—"Cuento contigo, Hedda" —pensó el joven Hanbridge al acostarse una vez que entró en su habitación. No habían pasado demasiadas horas desde que había dejado a su compañera una tarea un tanto difícil. Se sentía un poco culpable por ponerla en ese predicamento, pero era algo que necesitaba imperiosamente, no podría estar tranquilo hasta encontrar una respuesta.
Estaba a punto de quedarse dormido, cuando un mensaje lo despertó. Era Johnny, y parecía bastante emocionado, pues enseguida envió una serie de mensajes extra que obligó a Nathan a leerlo. La razón de tal "alboroto" era que finalmente había conseguido una edición especial de una enciclopedia, pero no era cualquier enciclopedia, se trataba de una compilación del deporte de entretenimiento que más disfrutaba su amigo: el pro-wrestling.
Si bien Nathan no era un completo amateur en esa temática, el fanatismo de su amigo lo superaba ampliamente. Johnny siempre había mantenido en secreto su afición a las luchas, por temor a que los demás consideraran infantil tal hobby. Sin embargo, el hijo de Akko había sido una de las personas con las cuales solía compartir su emoción por ciertos eventos.
Estuvo un buen rato conversando con su compañero, hasta que se dieron cuenta del horario y no vieron de otra que continuar su conversación en la academia. Para Nate había sido un alivio, la extensa charla le había hecho olvidar sus problemas, y eso le permitió dormir plácidamente, tanto como para considerar al despertar que sería un buen día.
—Así como lo escuchas, fue una verdadera ganga. Tuve que ir en persona a buscarla, pero valió la pena —Johnny se mantenía comentando aún con euforia sobre su adquisición a su amigo— Supongo que podré echarle alguna lectura en mi tiempo libre.
—Eso es genial, tal vez después te la pida prestada. Nunca está mal aprender algo nuevo —el hijo de Andrew le sonrió al azabache, antes de que alguien chocara con él de manera brusca— ¡Oye! ¿Por qué tanta prisa?
—¡N-Nate! Tienes que ayudarme. Entiendo que todos en esta escuela no sepan lo que es el sentido del humor, pero una cosa es estar en desacuerdo con ello y otra muy distinta es querer matarme —las súplicas provenían de Kurt. El chico se veía realmente aterrado, tanto como para aferrarse al saco de Nathan como si fuera su última esperanza.
—Calma, habla más despacio ¿Qué sucedió? —luego de apartar al muchacho, ambos escucharon su historia.
Blackwell era un chico con un comportamiento similar a su madre, un verdadero "niño-problema". Sus travesuras eran conocidas para Nathan, el pequeño rufián solía jugarle bromas a la gente, algunas bastante pesadas. No obstante, jamás había tenido consecuencias mayores que algún regaño, hasta que se metió con la persona equivocada: un estudiante 1 año mayor que él de muy mal carácter, Ian.
—Va a romperme la cara… —dijo Kurt manteniendo la preocupación en su rostro.
—Bueno, de todas las personas posibles se te ocurrió molestar al sujeto más iracundo de todo Appleton… Más que el director incluso —a pesar de la sutil broma, Johnny estaba tan preocupado como Kurt y Nathan.
—¿Se lo dijiste a tu abuelo? ¿O a tu padre? —interrogó el joven Hanbridge-Kagari.
—¡Claro que no! Y no pueden saberlo… Si llegasen a enterarse de que estuve causando problemas en Appleton, me matarían ellos en lugar de Ian.
—Estás exagerando…
—¡Sabes que es cierto! ¡Tienen que ayudarme! Además, si recurriera a las influencias de mi familia para salvarme, sería un cobarde… —el hijo de Amanda bajó la cabeza, apretando con cierta frustración los puños.
—Técnicamente pedirnos ayuda es casi lo mismo —Johnny se encogió de hombros antes de alzar el pulgar— Pero te ayudaremos, chico, cuenta con ello. Ningún bully te pondrá las manos encima.
—¿De veras? —volvió a alzar la mirada el bromista.
—Por supuesto. Tan solo mantente cerca, dudo que Ian quiera pegarte si estamos nosotros contigo —contestó Nathan antes de mirar a su amigo— La verdad sería muy osado golpear a un Blackwell, en los recesos hay vigilantes y al menos un profesor para que ese tipo de cosas no sucedan.
—Esos tipos siempre se las ingenian, Nate, por algo la gente le teme —añadió el fan del wrestling, cruzándose de brazos— Hace falta un receso más, y el salón de Kurt queda lejos del nuestro…
—Tendremos que darnos prisa cuando eso ocurra.
—¡Gracias, son los mejores! —Kurt abrazó de manera tosca a ambos compañeros.
—Hace un par de días no opinabas lo mismo —rieron los mayores mientras se lo sacaban de encima.
El día prosiguió normalmente, los estudiantes regresaron a sus salones mientras más de uno aguardaba el segundo receso a medida que las clases transcurrían. Finalmente la campana dio el aviso y los alumnos de Appleton tuvieron permiso de descansar nuevamente.
Johnny le dirigió una mirada a Nathan, y éste asintió en respuesta, al mismo tiempo que ambos emprendían rumbo hacia el salón donde se suponía que Kurt tenía sus clases. Sin embargo, al llegar, notaron que ya no se encontraba allí.
—Esto no está nada bien —el joven Hanbridge comenzaba a preocuparse.
—No hay muchos lugares donde puedan estar, vamos al patio principal —sugirió su amigo, apresurando la marcha.
En el camino notaron que muchos estudiantes parecían ir en la misma dirección. No fue el caso de un profesor, que regresaba rápidamente en dirección opuesta. Se le notaba un tanto agitado, con pequeñas gotas de sudor en su frente y un paso torpe pero acelerado.
—P-profesor Spooner ¿Adónde va?
—Oh, no es nada muchachos, solo un pequeño inconveniente digestivo —contestó rápidamente a Johnny mientras seguía su camino.
—Si él estaba a cargo en este receso… ¿Quién vigila el patio principal? —el hijo de Akko observó como el pedagogo se alejaba, avivando cada vez más su preocupación por Kurt.
—Tal vez los vigilantes hagan algo al respecto —los dos estudiantes siguieron avanzando hasta llegar al lugar donde varios estudiantes se habían reunido en una ronda.
Fue entonces cuando confirmaron sus temores. Los vigilantes no habían hecho nada para evitar que Ian llevara a la fuerza a Kurt al centro del patio para darle una golpiza. El único alivio que podían tener en una situación así es que aún escuchaban a Kurt, su voz incluso entre esa "multitud" era inconfundible.
—Por favor, Ian, ya te dije que lo sentía. Fue simplemente una broma, no te lo tomes tan a pecho —el hijo de Louis y Amanda intentaba retroceder, pero los presentes, entre ellos amigos de su agresor, lo empujaban para que regresara.
—Debiste pensarlo dos veces antes de meterte conmigo, imbécil —Ian, que casi le doblaba en altura, comenzó a arremangarse después de quitarse el saco y la corbata típica en el uniforme de Appleton, iba en serio— Pensaste que te podías salir con la tuya, solo por ser hijo de los Blackwell ¿No? Pequeño infeliz, cuando termine contigo no me importa lo que suceda, te habré dado una buena lección. Considera esto un duelo entre caballeros… o más bien, entre caballero y cobarde.
—¡No, por favor! ¡Ni siquiera he aceptado tal "duelo"! —Blackwell comenzó a temblar, veía venir algo muy doloroso en su futuro— ¿No hay una manera de que me perdones?
—Solo si aguantas más de 5 golpes —bromeó con cinismo el mayor, acercándose a él de forma amenazante.
—¡Mierda! ¡No podemos hacer nada desde aquí! —gruñó Johnny al ver que no podían abrirse paso.
—Hmm… Sí, la hay ¿Llevas tu "enciclopedia" nueva? —preguntó Nathan, dejando un tanto desconcertado a su amigo.
—Ehh… Claro, la llevo conmigo por si se presentaba la oportunidad para leerla.
—Préstamela, tengo un plan —a regañadientes, aún sin entender bien lo que planeaba, Johnny aceptó y le dio el libro a Nathan, que corrió a un punto más alto, donde nadie pudiera verlo.
Desde ese lugar además, tenía una vista perfecta de Kurt, lo que ayudaba a que pudiera realizar un hechizo de mimetismo que había aprendido en sus clases particulares con Diana. También, Sucy le había enseñado una manera de perfeccionar los movimientos a imitar y prolongar la duración del control. Si había escuchado a la perfección esas indicaciones, podía aún salvar al muchacho problemático.
—Por favor, funciona —Hanbridge cerró sus ojos para concentrarse y los volvió a abrir al lanzar el hechizo. Un minúsculo rayo impactó en Kurt inmediatamente, sin que siquiera él se diera cuenta., mientras que Nathan buscaba rápidamente en las páginas repletas de información algo que pudiera ayudarle— ¡Aquí está!
—Jeje ¿Qué sucede? ¿Te hiciste encima? —Ian, ya acortando distancias con Kurt, arrojó sin pensarlo dos veces un puñetazo directo a su rostro.
El impacto parecía inminente, pero, de la nada, el "milagro" ocurrió: Kurt había esquivado el puñetazo, escabulléndose detrás de Ian. Cuando éste, anonadado, se volteó para intentar volver a atacarlo, una rápida patada conectó en su estómago, segundos antes de que los brazos del menor rodearan su cuello para hacerlo caer con fuerza.
—¿Qué fue eso? —muchos se preguntaban qué había sucedido, la extraña maniobra había dejado al agresor en el suelo.
—"¡Es un 'Stunner'!" —pensó asombrado Johnny, regresando la mirada hacia donde se había ubicado Nathan.
—Ugh… ¡No sé qué demonios intentaste hacer! ¡Pero no funcionará de nuevo! —enfurecido, Ian arremetió nuevamente contra Kurt en cuanto se levantó.
—Sinceramente, yo tampoco lo sé —contestó el chico, sin saber que Nathan era el causante de su accionar. Nuevamente su cuerpo se movió solo, haciéndolo saltar de manera acrobática y enganchar con sus piernas el cuello de su contrincante para volver a derribarlo con un giro.
—¡Una Hurricanrana!
—Me recuerda a los programas que miraba cuando era niño.
—¡Cállense! ¡No hay manera de que esas payasadas funcionen en la vida real! —molesto por los murmullos entre los espectadores, Ian dejó de prestar atención un instante a la pelea.
—¡Ian, detrás de ti! —le advirtió uno de sus amigos, pero era inútil, en cuanto el estudiante regresó la vista a Kurt este lo tomó desprevenido con una patada y, volviendo a saltar, atrapó su cabeza para un nuevo movimiento.
—"¡Superkick seguido por un Jumping Cutter! Es una secuencia digna de un combate de wrestling… Te luciste Nathan" —pensó Johnny con una sonrisa en su rostro antes de empezar a animar al joven Blackwell— ¡Kurt! ¡Kurt! ¡Kurt!
Pronto el aliento hacia Kurt fue generalizado entre los estudiantes, minando la confianza que tenía anteriormente su agresor.
—¡Vamos, grandulón! ¿No que dijiste que tenía que aguantar 5 golpes? —la situación había provocado de igual manera un exceso de confianza en el hijo de Amanda, a pesar de no saber cómo lo hacía.
—¡Te voy borrar esa sonrisa a golpes, enano! —Ian comenzó a arrojar golpes cada vez más predecibles, tanto que Kurt hubiera podido bloquearlos o esquivarlos sin ayuda de la magia de Nathan.
—"Cómo le gusta fanfarronear" —fue el pensamiento de Nathan, antes de volver a guiar el cuerpo del muchacho para realizar otro movimiento del libro. En medio de la catarata de ataques, Kurt tomó uno de los brazos de Ian al esquivarlo, torciéndolo a medida que se colocaba detrás de él.
—Oh… aquí viene… —el fanático del wrestling y amigo de Nate vio venir el siguiente ataque, confirmando su predicción al ver como Blackwell usaba el brazo del 'bully' para hacerlo girar 180 grados mientras alistaba su mano libre para golpearlo. Un grito casi involuntario salió de él al presenciar el impacto— ¡Lariatooooooooo!
—Lo estás disfrutando más que él, Johnny —observando desde lo alto, Hanbridge decidió finiquitar el asunto, aunque no contaba con que el menor no tenía intenciones de terminar de manera sutil.
—¿Quieren ver algo aún más genial? —Kurt, envalentonado por el vitoreo, trepó a una de las estatuas más altas que había en el patio.
—¿Qué demonios crees que haces? —el hijo de Andrew y Akko contuvo sus ganas de gritarle al chico que se bajara de ahí, sin embargo, por la altura, terminó siendo visto por él.
—"¿Eh? ¿Qué hace ahí Nathan?" —en un principio, el "niño-problema" tardó en asimilar por qué el mayor se encontraba con un libro y su varita, pero pronto ató los cabos sueltos— Eras tú… —murmuró asombrado antes de alzar el pulgar y prepararse para saltar.
—"Estás loco, Kurt…" —pensó el aprendiz de Diana, moviendo su varita para convertir ese saltó en una maniobra que vio de reojo en la enciclopedia: 'Frog Splash'.
—1… 2… 3… ¡Estás fuera! —haciendo un conteo de wrestling imaginario por su cuenta, Kurt se levantó, alzando sus puños.
Varios de sus compañeros se acercaron para felicitarlo y celebrar su victoria. Aunque pronto debieron detener cualquier tipo de alboroto, porque les dieron el aviso de que el profesor Spooner se encontraba de regreso.
—Bien hecho, niño, tal vez te contrate alguna firma norteamericana o japonesa —bromeó Johnny al reencontrarse con el joven Blackwell, revolviéndole el cabello.
—Je, te agradecería el halago, pero ya me di cuenta quién estuvo detrás de todo eso —contestó en voz baja— Y ahí viene ¿Por qué te escondiste, Nate? ¿Practicabas vudú?
—Ahórrate los chistes malos, que luego tengo que estar salvándote de maneras como esa —Nathan le devolvió la enciclopedia a su amigo.
—Eso fue espectacular, supiste sacarle el jugo —comentó el azabache una vez que la gente se dispersó en mayor medida.
—Sí, me sorprende que manejaras de esa manera la situación, no sabía que eras tan bueno con la magia —Blackwell señaló la varita que su compañero había guardado en uno de sus bolsillos.
—En realidad fue un poco de suerte, si fallaba en ejecutar el hechizo las cosas hubieran sido distintas —suspiró Hanbridge antes de recordar un detalle no menor— ¿Qué pasó con Ian? Si el profesor lo ve así…
—No te preocupes, se lo llevaron sus amigos —respondió Johnny para mayor alivio de su amigo— Además, Kurt tampoco lo golpeó tan duro. Quedó con más mugre que heridas de tanto que lo derribaron. Su orgullo, en cambio, fue hecho polvo.
—Bien… Aun así, no esperes que te ayude la próxima de la misma manera. Deja de meterte en problemas o terminaré contándoselo yo mismo a tus padres —advirtió Nathan a Kurt, que contestó con un tímido asentimiento.
Afortunadamente, no hubo consecuencias para los involucrados en la contienda o sus espectadores. Todos pudieron volver normalmente a sus hogares u otras actividades extracurriculares al concluirse el horario escolar. En el caso de Nathan, le esperaba una nueva lección.
—¿Compromiso? No se me ha cruzado por la cabeza —Andrew dejó a un lado el té para responder a la pregunta de su padre.
—Ciertamente los jóvenes de hoy en día quieren pensar en todo menos en vincularse a alguien de esa manera. Pero tú ya eres una figura pública, Andrew, alguien que hará grandes cosas en este país. Y eso te pondrá en la mira… —advirtió Paul Hanbridge con su usual seriedad. Sabía de la relación de su hijo con la joven Atsuko Kagari, ya llevaban varios meses saliendo, y era consciente de que eso a futuro podría convertirse en un problema.
—Lo sé, he medido el riesgo de lo que podría significar tanto para Akko como para mí. Aun así, no pienso apresurar las cosas, no sería apropiado o agradable siquiera —el joven Hanbridge se mostraba tajante en su postura. Nada quitaría el respeto que sentía por su padre, pero esa clase de conversaciones le disgustaban, no iba a convertirse en una marioneta de la opinión pública.
—A todo esto ¿Hoy la llevarás a cenar? —su padre cambió el tópico de la conversación, sacándole una sonrisa.
—Sí, aunque no iremos solos, Frank nos acompañará, y Lotte también.
—Me alegra que sean tan unidos. En ese caso te dejaré en paz, también debo asistir a un evento esta noche y creo que ambos no queremos fastidiar nuestros "cronogramas" —bromeó Paul antes de levantarse de su asiento.
—Lo agradezco, espero que tengas una estupenda velada.
—Igualmente para ustedes, Andrew —ambos abandonaron la habitación en distintas direcciones.
—¡No sé qué ponerme! —en otro extremo de la ciudad, Lotte caminaba con ansiedad de un lado a otro en el cuarto de hotel donde se hospedaba, mientras que Akko la observaba de manera despreocupada.
—No importa lo que sea, seguro a Frank le gustará.
—¿Cómo estás tan segura de eso? Ya no somos adolescentes, tal vez a Frank le interese un estilo más serio o quizás algo más provocativo…
—Yo creo que a él le gusta el 'estilo Lotte' —bromeó Kagari, intentando calmarla.
—… ¿Y qué sería eso? ¿Aburrida, simple, poco atractiva? —bajó la cabeza Yanson, envuelta en una repentina aura depresiva.
—¡Jaja, claro que no! Quiero decir que a Frank le gustas tal como eres, no hace falta que cambies para eso —insistió en sus ánimos Akko.
—Tal vez tengas algo de razón… —Lotte se cruzó de brazos, un poco más relajada— ¿Y qué hay de ti? ¿Ya tienes todo preparado?
—De hecho… ¡Todavía no lo he pensado! —la japonesa se llevó ambas manos a la cabeza.
—¡Akko!
—¿Te vas? —Nathan había notado que Sucy recogía algunos elementos del improvisado laboratorio que había montado en su estadía.
—¿Eh? ¿Acaso me vas a extrañar? —la bruja del sureste asiático se volteó a verlo con una sonrisa burlona— Tranquilo, pequeño Nate, todavía no voy a dejarlos, me quedan algunos días de "vacaciones" antes de volver con lo mejor de mi investigación —apretó una de las mejillas del muchacho, que enseguida se la quitó de encima.
—Tiene sentido, mi madre empezará a trabajar pronto en su nuevo proyecto.
—Pff, si fuera por eso me quedaría más tiempo, me hubiera gustado fastidiarla un poco —rio Manbavaran imaginando por un momento la posibilidad— Simplemente debo cumplir con mis responsabilidades como adulta, en algunos años lo entenderás.
—Tú y responsabilidad no irían de ninguna manera en la misma oración —Nathan se cruzó de brazos, prestando atención a los instrumentos del "laboratorio" que seguían expuestos— Sin embargo, sería necio de mi parte no agradecerte lo que me has enseñado.
—Oh… por fin algo de gratitud, me siento halagada —si bien el tono burlón de la bruja era el mismo de siempre, en el fondo de verdad se sentía bien que el joven estudiante le agradeciera— Y eso que no has visto todo, antes de irme te enseñaré una cosa más.
—¿Algo más? Espero que no sea otra poción experimental de efectos hormonales…
—No, no, es algo mucho mejor ¿Alguna vez has oído hablar del famoso "Suero de la verdad"? —la antigua compañera de Akko reveló un papel en el cual contenía numerosas anotaciones.
—¿Suero de la verdad? —Hanbridge la observó sin creer del todo sus palabras.
—Así es… y a diferencia de lo que conocen en general las personas, este tiene efectos 100% seguros de éxito.
—Suena bastante útil… si fuera policía.
—Vamos, pequeño Nate, cualquiera querría una poción así… Incluso tú —las palabras de Sucy dieron de lleno en los pensamientos del joven Hanbridge, principalmente en indagar sobre ciertos secretos— No creo que llegues a aprenderlo del todo bien antes de que me vaya, pero haremos el intento.
—De acuerdo —el chico asintió, sin quitarse de la mente el recuerdo de la conversación de Sucy con Diana.
—¡Cielos, Lotte sí que sabe montar un drama cuando se lo propone! —Akko caminaba lejos del restaurante en compañía de Andrew. La velada había sido excelente, pero, sobre el final de la misma, Lotte había tenido un leve malestar estomacal. El cual se encargó de exagerar y terminó con el resultado esperado, Frank acompañándola al hospital.
—Espero que se encuentren bien, Frank de verdad estaba preocupado —mencionó Andrew, que quedó un tanto desconcertado por la insistencia de la muchacha de que específicamente su amigo la acompañara al hospital.
—Jeje, seguro lo estarán. Ella sabe lo que hace.
—¿Cómo dices?
—Eh, digo, que ella sabe en qué condiciones puede recuperarse mejor —se corrigió sobre la marcha Atsuko. En parte estaba agradecida con la sobreactuación de su amiga, porque también había conseguido estar a solas con Andrew.
—Por cierto ¿Segura que quieres caminar? Sé que tu hotel no queda muy lejos, pero siguen siendo varias calles.
—Claro, nada mejor que algo de caminata para bajar la comida —contestó animadamente la bruja japonesa.
—¿Estás segura de ello?
—¡Totalmente! ¿Por qué no habría de estarlo?
—Estás tambaleándote desde que salimos de ahí —indicó el muchacho.
—¿D-de verdad? —avergonzada, Akko se miró los pies, era cierto, su manera de caminar no era del todo normal. Había cometido el error de beber un poco más de lo que su sistema podía soportar (es decir, prácticamente nada) y solamente porque quería probarle a su acompañante que podría catar vinos de distinta clase.
—¿Son los zapatos? —preguntó el hijo de Paul, llevándose una mano al mentón.
—P-puede que sí, los llevo hace rato, quizás empezaron a resultarme incómodos… o algo así —se excusó Kagari.
—Ni modo… —el británico se acercó a la antigua estudiante de Luna Nova y, sin previo aviso, la cargó entre sus brazos— ¿Estás cómoda?
—N-no era necesario que hicieras eso, con que solo me prestaras tu hombro para apoyarme bastaba –sonrió, aún apenada, Akko. Aunque no iba a negar que se sentía bien ser llevada de esa manera. Probablemente era algo natural en Andrew, entre sus rasgos de "gentleman", el saber cómo cargar a una dama.
—Solo no te acostumbres —bromeó Hanbridge, continuando el camino hacia el lugar donde se hospedaba su pareja.
Al llegar, el británico se vio obligado a bajar a Kagari para evitar una incómoda escena frente a los empleados del establecimiento. La propia Akko hizo lo mejor que pudo para evitar que alguien pudiera darse cuenta de su estado. Sin embargo, cuando subieron al elevador y las puertas se cerraron, ambos rieron de manera infantil.
—Que buena actriz eres, creo que hasta caminaste mejor de lo que caminas usualmente —dijo entre risas Andrew.
—Tú no te quedas atrás, señor "Vine a acompañar a mi amiga" —imitando de manera exagerada el acento inglés, Atsuko siguió bromeando por unos instantes, hasta que el elevador se detuvo repentinamente, provocando que ella y Hanbridge chocaran— ¿Quién es el que no sabe caminar ahora? —a pesar de su actitud bromista, había aprovechado el choque para aferrarse al brazo del "gentleman".
—Akko… Eh… ¿Cuál es tu habitación? —el hijo de Paul, tratando de ignorar la situación, comenzó a buscar entre los números de las puertas.
—¡Oh! Pues… —dudó unos instantes, pero finalmente recordó que ella era la que llevaba la llave— Lo siento, jeje… Es esa —señaló un extremo del pasillo.
Los pocos segundos que les tomaba llegar a la habitación se volvieron eternos para Andrew. Aún tenía a Akko aferrada a él, podía fácilmente sentir su corazón latir, el calor de su tacto, incluso los ligeros suspiros de la japonesa. A pesar de su relación, era a fin de cuentas una situación incómoda, que parecía poner a prueba sus nervios. Solo sintió paz cuando vio que Akko ya estaba por abrir la puerta.
—Bueno, llegamos sanos y salvos —Atsuko terminó de abrir la puerta y encendió una de las luces de la habitación.
—De nada —bromeó el muchacho, dispuesto a marcharse cuanto antes— Que tengas buenas noches, llámame si recibes noticias sobre Lotte.
—E-espera… —antes de que pudiera darle la espalda por completo, Kagari volvió a atrapar el brazo de Andrew— Tal vez… deberías quedarte.
—¿Cómo dices? —tímidamente, el joven miró de reojo a la castaña.
—Es que… No creo que Lotte regrese pronto y… me vendría bien que me hicieras compañía hasta entonces.
—Akko, no sería apropiado que yo… —cuando iba a girarse por completo para responderle, el británico se vio sorprendido por los labios de la muchacha, que se encargó de aprisionar rápidamente su cuello para que no escapara de ese intenso beso.
Era inútil buscarle una lógica o ponerle un alto a la situación, por lo que Andrew solo se dejó llevar a medida que cerraba la puerta tras de sí. Si esos eran los más sinceros sentimientos de la bruja, los aceptaría, y devolvería con la misma intensidad tal afecto. Akko, por su parte, tampoco podía entender del todo lo que estaba haciendo, quería culpar en su mente al efecto del vino, pero era innegable que una parte de ella deseaba un momento así, y no iba a contenerse.
Nathan fue sorprendido el fin de semana por una llamada poco después de haber despertado. Pensó por un momento que se trataba de Hedda, quizás había averiguado lo que le pidió. No obstante, la llamada provenía de Kurt, algo que en un inicio lo desconcertó todavía más ¿Se había equivocado de número? ¿Se trataba de más problemas en la escuela? ¿Por qué se le ocurriría llamar justo ese día?
Al contestar la llamada, sintió un leve temblor al escuchar la voz del otro lado. Una voz femenina y madura, que le resultaba hasta intimidante a pesar de que intentara hablarle con calma. Después de todo ¿Qué podría estar buscando de él la madre de Kurt, Amanda O'Neill?
La charla fue breve, la ex estudiante de Luna Nova lo invitó a visitarla unos minutos por la tarde, aunque no quiso darle muchos detalles al respecto, solo le pidió que no declinara la propuesta. Tal aura de misterio que Amanda intentaba camuflar con su actitud despreocupada le generaba una mayor incertidumbre al joven.
—¡Oh, Nathan! ¿Qué haces aquí? —el joven Hanbridge fue recibido por Kurt.
—¿Eh? ¿Acaso no lo sabes? Tu madre me llamó, y desde tu teléfono —contestó con la misma sorpresa.
—¿Mamá? ¡No puede ser! ¿Es por lo del colegio? Cielos, estoy en problemas… —empezó a preocuparse el hijo de Amanda y Louis.
—Tranquilo, no parece ser por eso, solo quería hablar conmigo.
—Qué extraño…
—¡Bienvenido, Nate! —les interrumpió O'Neill, haciendo acto de presencia— Me alegra que hayas podido darte un tiempo para venir.
—"No me dejó muchas opciones…" —pensó para sí mismo el estudiante mayor de Appleton.
—Mamá ¿Por qué llamaste a Nate? —preguntó Kurt, buscando disipar la duda, aunque su madre pronto le restó importancia.
—Oh, pues, como un estudiante de magia consideré que sería bueno darle un par de consejos —sonrió despreocupadamente la pelirroja antes de dirigir su mirada al invitado— ¿Me acompañas? Quiero charlar en mi oficina, a solas.
—¡Oye! Solo usas tu oficina para charlar con tus clientes… y con papá cuando está en problemas ¿Es tan importante para dejarme de lado? —cuestionó el más joven, sintiéndose un poco insultado.
—Tengo derecho a la privacidad. Además, sé de alguien que está atrasado con sus tareas y estará castigado varias semanas si sus notas bajan —el tono de Amanda se volvió tan amenazante como podría sonar de una madre a su hijo, suficiente para que Kurt dejara de cuestionarla y se retirara.
—Nos vemos luego, Nate —se despidió el joven Blackwell en su "huida".
—Niños, a veces necesitan disciplina —bromeó la norteamericana para luego conducir a Hanbridge hacia su despacho— Toma asiento, chico, no quiero que te sientas incómodo.
A pesar de la amabilidad de Amanda, era difícil para Nathan no sentirse tenso bajo esa situación ¿De verdad solo quería darle consejos? Parecía más una excusa, siendo que ni su propio hijo parecía creerle. Fue entonces que recordó algo muy importante sobre su interlocutora: además de ser una bruja graduada en Luna Nova, Amanda era una vidente, y era parte de su trabajo ver el futuro de las personas.
—Entonces… He de suponer que no quería hablarme sobre mis estudios sobre magia —le dijo el muchacho, una vez que la ex compañera de Akko se sentó frente a él, separados por un ancho escritorio.
—Cielos, te pareces a tus padres cuando se ponen ansiosos, siempre van al punto —O'Neill suspiró, jugando con un bolígrafo que se encontraba en el escritorio— La respuesta es: sí y no. Verás, Nate, seguramente ya sabes de mis habilidades para poder ver el 'Destino' de la gente.
—¿Era eso? ¿Mi destino? —el alumno de Diana volvió a sentirse confundido y hasta preocupado.
—Pues sí, aunque te servirá para tus lecciones de magia. O al menos eso espero…
—Ya veo, en ese caso, la escucho.
Andrew poco a poco empezaba a despertar ¿Qué hora era? ¿Se había quedado dormido? Torpemente empezó a buscar alguna referencia sobre el horario en la habitación, aún con sus ojos entrecerrados y cargados de pereza. Fue entonces que, al girarse un poco notó que a su lado se encontraba, aún dormida, Akko.
Ciertamente, no podía quejarse, había sido una noche maravillosa. Incluso si llegaba tarde a sus compromisos del día, o si su padre llegaba a reprocharle su falta de responsabilidad, todo resbalaría para el joven Hanbridge.
—"Las 8:30… Bueno, podría ser peor" —pensó, viendo el reloj digital ubicado en una mesita de noche. Luego, mientras se levantaba con cuidado para no despertar a su pareja, se tomó unos segundos para contemplarla. Nunca antes había estado tan cerca de Akko, no de esa manera, y por primera vez podía apreciar una belleza que desconocía de ella, esa belleza que solo podía darle la calma del sueño— "Es raro no verla tan efusiva como siempre" —cuando terminó de arreglarse, un repentino ronquido de la muchacha casi le provocó risa. Ahí estaba la Akko ruidosa de siempre.
Manteniendo la delicadeza, el británico abandonó la habitación de Kagari, mirándola una última vez antes de irse. Procuró no llamar la atención de ninguno de los empleados del hotel, tomando una salida alterna a la recepción, hasta que finalmente pudo respirar tranquilo, un par de calles más lejos.
Lo primero que haría en el día sería desayunar y cancelar las reuniones pendientes o reprogramar sus horarios. Luego averiguaría qué sucedió con Frank y Lotte, aunque parecía una obviedad considerar que se encontraban bien.
—¡Hey! ¡Por aquí! —cuando estaba por cruzar la calle, una voz llamó su atención. Reconocía ese tono muy fácilmente.
—Frank —dirigió su atención hacia el lugar de donde provenía el llamado. Ahí estaban, en el otro extremo de la acera, tanto su amigo como la bruja finlandesa. Aunque notó de inmediato que alguien más se encontraba con ellos, incluso con la distancia y su cansancio pudo distinguir de quién se trataba— Diana… —el trio pronto se acercó. Ni Lotte ni Frank se veían mucho mejor que él por lo que pudo notar. Cavendish, por su parte, mantenía su semblante tan neutro e indescifrable como siempre.
—Buenos días, Andrew —saludó Lotte con algo de timidez— Lamento el pequeño alboroto que causé ayer.
—No hay problema, es un alivio que se encuentren bien y no haya pasado a mayores —contestó el hijo de Paul, restándole importancia al asunto.
—Parece que de todas maneras tú y Akko se divirtieron sin nosotros —bromeó Frank, provocando un leve sonrojo en el rostro de su amigo.
—Supongo que siempre es bueno conversar a solas… —el muchacho fingió arreglar su corbata para ocultar su vergüenza— A todo esto, es un placer volver a encontrarte, Diana —saludó cortésmente, recibiendo el mismo gesto respetuoso por parte de la rubia.
—Nos encontramos con Diana cuando regresábamos camino al hotel. Pensé que sería buena idea desayunar todos juntos —explicó Yanson, sonriente.
—Supongo que solo nos falta Akko —comentó Diana, con su mirada fija en Andrew— ¿Sigue dormida?
—Sí, ella está… en su habitación —completó la frase aún con cierta incomodidad Hanbridge. Por un instante sintió que la mirada de la estudiante prodigio de Luna Nova había cambiado, sin embargo, no lograba comprender el porqué de ese cambio. Tal vez solo estaba imaginando cosas, Diana no era de enfocarse en detalles triviales.
—Comprendo —asintió la heredera de los Cavendish, cruzándose de brazos— Habrá que esperarla.
—Tal vez sería mejor ir por nuestra cuenta, tiene el sueño pesado –sugirió entre risas Lotte.
—¡Bien, en ese caso que sea algo muy completo! Así, al menos, podremos llevarle las sobras —con sus ánimos de siempre, Frank apoyó su mano en el hombro de su amigo y empezó a dirigir al grupo en búsqueda de una cafetería.
Por detrás de todos, Diana les seguía, pero enfocada en sus propias inquietudes ¿Qué tan lejos había llegado Andrew con Akko? ¿Acaso había cruzado "esos límites"? Tan solo con imaginarlo resultaba un flagelo a su corazón, una mezcla de sentimientos que ni ella terminaba de comprender.
Finally! ¡Feliz año nuevo a todos! Bueno, felices todas las fiestas que ya pasaron porque me demoré más de 1 año es sacar actualización. De verdad, siento la demora.
Ahora mismo no recuerdo haberlo comentado antes, pero tomando de referencia éste capítulo, debo decir que no pienso extender la historia mucho más allá de un par de publicaciones más (Al menos no pasarme de un tope de 5 capítulos más xD) Quedan algunas cosas sobre el pasado y el presente de Diana y los Hanbridge-Kagari por mostrar, eso ya denlo por sentado.
Desde ya me disculpo también por los posibles errores en la redacción, no es excusa después de que pasara todo un año, pero siempre se me escapa algún detalle…
En fin, para no extenderme mucho más, en primer lugar les agradezco por seguir la historia y por la infinita paciencia que le tienen. Espero sus reviews, ya sea por comentar la historia, plantear sus dudas sobre la misma, o quejarse de mi falta de constancia (jajajajajaja)
También espero que se encuentren todos bien a pesar de la pandemia, un gran saludo y hasta el próximo capítulo.
¡Doki doki no waku waku!
