Capítulo 8

Hermione despertó la mañana siguiente, muy bien descansada, y sus sentidos se estaban despertando muy lentamente. Aunque se sentía mejor que el día anterior, no llegaba a entender por qué se estaba despertando tan temprano. No le hubiera importado dormir un poco más. Fue entonces cuando escuchó los suaves golpecitos en la puerta, que cayó en la cuenta de lo que pasaba.

"¿Hermione? ¿Severus? ¡El desayuno!" Era la voz de su madre, que tocaba alegremente a la puerta de su cuarto.

Hermione sintió que se le helaba la sangre. ¿Qué pasaría si su madre entrara ahora y viera que no estaban durmiendo juntos? Todo se iría a la mierda, eso sin contar la enorme desilusión que causaría en su madre y sus abuelos. Además, probaría, sobre todo a su padre, que no era capaz de mantener un hombre a su lado, o que alguno se interesara siquiera en ella.

"¡Severus!" Llamó en voz baja, antes de responderle a su madre en la puerta.

"¿Mamá? ¡Bajamos enseguida!" Dijo en voz más alta.

Severus comenzó a despertarse, pero no parecía tener mucha prisa. Al parecer, sus sentidos de espía habían disminuido un poco, después de tantos años de despertar con la varita en la mano, apuntando como maniático al menor sonido extraño.

Ahora se había acostumbrado a no tener que estar esperando el peligro a cada instante.

"No es necesario, les traje el desayuno aquí." Respondió Jean.

Hermione comenzó a desesperarse. "¡Severus!" Lo llamó con los dientes apretados con toda la urgencia de la que fue capaz, pero él solo seguía farfullando, así que ella le lanzó una almohada, que le dio directo en la cara. Eso sí lo despertó. Muy enojado.

"¿Estás loca, mujer? ¿Qué diablos significa todo esto?" Preguntó muy molesto y con el ceño fruncido.

"Mi mamá está afuera." Respondió ella manteniendo la voz baja. "Bueno, ma, solo danos un segundo." Dijo la chica en voz más alta y halagüeña. "¡Tienes que meterte en la cama!" Volvió a dirigirse a Severus en voz baja.

Él gruñó con enfado mientras se ponía de pie, llevándose la almohada y la sábana que estaban en sofá. Escondió la sábana en un cajón y se metió bajo las cobijas de la cama, que Hermione ya había retirado para darle espacio, y trató de verse cómodo y a gusto, como si hubiera dormido ahí toda la noche. Mientras tanto, Hermione se acurrucaba contra él, moviéndose a toda velocidad, y aparentar ser la pareja feliz que trataban de representar.

Fue entonces cuando sintió el miembro de Severus contra su trasero. Los dos se llevaron una sorpresita, y ella exclamó alarmada. "¡Dios mío!"

Él volvió a fruncir el ceño. "¿Qué esperabas?" Escupió. "Es de mañana."

Pero la exclamación de Hermione no era de disgusto, como pensó Severus. Estaba más maravillada que alarmada, en realidad, por el tamaño de lo que había sentido tan brevemente. Se había sentido excitada por ese fugaz contacto. Trató de ignorar esa sensación aclarando la garganta.

"Pasa mamá."

Jane Granger abrió la puerta, balanceando una bandeja con la otra mano. Sonrió con ternura al ver a los dos tan juntos en la cama, algo que estrujó el corazón de Severus.

"Lamento mucho molestarlos así." Dijo la señora con una sonrisa, llevando la bandeja hasta la cama y depositándola frente a ellos. "La gente del servicio de catering está por llegar, para traer la comida para el aniversario de los abuelos de esta noche, pensé que tal vez sería molesto para ustedes el tener que desayunar con toda esa gente alrededor."

"Gracias ma."

"Creo que traje sus favoritos, o al menos, lo que recuerdo haber visto ayer. Un poco de huevos y tocino también, para que los llene un poco más. Hoy será un día agitado."

Todo estaba allí, en la bandeja, lo que habían desayunado la mañana anterior. Las dos tazas de viaje probablemente estaban llenas de capuchino… Severus pareció quedarse mudo de repente. Esa mujer era una madre con todas las de la ley, tan agradable y solícita. Ese era un concepto por completo foráneo para él. La dama estaba siendo tan dulce con él, siendo prácticamente un extraño en su casa.

"Usted es muy… considerada, Jane. Gracias." Dijo Severus con timidez. "No debió ponerse en tantos problemas."

"No es ningún problema. Los dejo desayunar. Hermione, cuando hayas terminado y te hayas vestido, ¿me podrás ayudar con algunas cosas? No hay apuro." Jane salió del dormitorio, con esa cálida y tierna sonrisa aún en su rostro.

"Lamento eso." Se disculpó Hermione mientras tomaba una de las tazas y comenzaba a beber.

No se atrevía a mirarlo a los ojos, debido a la vergüenza que sentía, enrojecida al volver a pensar en el duro miembro que había sentido tan de cerca.

"Está bien." Contestó él con un poco de brusquedad, retirando las cobijas y levantándose de la cama. "Tu madre es muy… dulce."

Se sentía raro, como si lo que estaban haciendo fuera la peor de las ofensas. Pero había sido ella la que lo propuso. Incluso sabiendo eso, no evitaba que sintiera que estaban engañando a esa mujer tan agradable. Sentía que usaba a su hija. Era despreciable.

En su cabeza, comenzó a considerar las otras opciones, lo que podría pasar si se retirara del acuerdo.

"¿No quieres desayunar?" Preguntó la castaña cuando lo vio alejarse de la cama.

"Si, voy a necesitar toda la energía posible para tolerar los horrores que me deparan hoy, al parecer. Solo tengo asuntos más urgentes de los que ocuparme en este momento."

"Oh… cierto." La chica volvió a sonrojarse cuando él cerró la puerta del baño sin mirar atrás. Salió unos minutos más tarde, viéndose mucho menos molesto. Se sentó a los pies de la cama y tomó su propia taza de café para comenzar a beber.

"No tienes que ayudar con los preparativos, ¿sabes? Es posible que mi madre no espere que lo hagas… o te deje hacer algo."

Severus rio. Podía imaginar que Jane no querría molestar a nadie, en especial, un huésped de su hogar.

"Puedes quedarte aquí y leer o algo así, y solo aparecer en la noche."

Él volvió a hacer ese ruido parecido a una risita mientras mordisqueaba un bagel. ¿Qué clase de cretino sería si hiciera algo así? Tú eras el que se quejaba en el avión de que tu familia no creería que estarías con gente como yo."

"Yo no…" No era lo que quise decir.

"Entonces," Dijo Severus con voz un poco más alta, alzando una mano para silenciarla. "Hagamos que sea creíble. Voy a bajar para ayudar y nos veremos amorosos, creíbles, como una auténtica pareja." Siguió comiendo en silencio.

Lo dijo como si ella lo hubiera insultado de alguna forma, pero en realidad, ella no lo había dicho de esa forma. No era lo que había querido decir, pero pensó que, tal vez, era mejor no tratar de explicarle y arriesgarse a que se pusiera de peor humor, después de todo, ella era la perra que lo había obligado a verse envuelto en todo el asunto.

Severus solo inhaló profundamente y trató de controlar el repentino despertar de los pensamientos negativos que crecían dentro de él, mayormente hacia sí mismo, y solo un poco hacia ella, por el hecho de haberlo obligado a tener que pasar por esa situación. Y debía sumarle el hecho de la excitación que sentía después de haber estado en la cama con ella, de haber sentido ese firme y hermoso trasero suyo contra la ingle. Y el deseo seguía presente debido al camisón que llevaba puesto, que dejaba ver mucho de su pecho, con ese escote, que estaba tratando de no mirar, pero que atraía su mirada cada dos segundos.

Sobrevivieron al desayuno y se vistieron, luego bajaron para ayudar. Severus lavó las cosas del desayuno rápidamente, con Jane protestando, diciendo que debería dejarla a ella hacer tal cosa, mientras la gente del catering comenzaba a preparar las cosas ruidosamente, así que la pareja se fue al jardín trasero para comenzar a arreglarlo todo.

El jardín de atrás era enorme. El césped estaba cuidadosamente arreglado y los árboles tenían unas lindas flores en la base. Los límites de la propiedad estaban marcados por unos altos árboles que proveían sombra. También había un patio embaldosado, donde estaba la piscina.

Charles Granger ya había traído las sillas de jardín que estaban alrededor de la piscina, para ponerlas junto a las grandes mesas redondas que habían sido rentadas, las cuales habían sido repartidas por todo el lugar. Al parecer, sería una gran fiesta.

¿Cómo…? ¿Por qué esta gente era tan sociable?

Charles opinaba que ya había hecho suficiente y estaba mascullando a todo y todos. Por supuesto, uno de los comentarios fue dirigido a Hermione, por haberse levantado tarde otra vez, aunque apenas eran las nueve de la mañana.

Severus no estaba feliz de tener que participar, pero ni él se quejaba tanto como el padre de Hermione. Se sentía profundamente molesto con ese hombre, todo el tiempo. El sujeto no trataba mal a su esposa, pero seguramente esa dama tan agradable merecía algo mejor. Y Hermione. Ella no merecía sus constantes comentarios hirientes. La chica no le hacía nada para merecerlo.

"¿Cuál es el problema de tu padre?" Preguntó Severus cuando ya no aguantó más. Hermione estaba poniendo un mantel color salmón sobre la mesa mientras él ponía sillas alrededor.

"¿Es por lo del hechizo de memoria…? ¿Por lo de la guerra?"

"Ciertamente eso no ayudó." Dijo ella, tratando de sonreír. "Pero no te preocupes. Se detendrá pronto y se irá a dormir la siesta, porque se levanta a las cinco de la mañana."

"Sí, claro. La única hora aceptable para un buen y decente trabajador, aun estando de vacaciones." Masculló él sardónicamente. Hermione se rio y le sonrió con timidez y se fue a buscar más manteles adentro.

Extrañamente, Severus sintió calidez en su interior por haberla hecho reír. Comenzaba a entender más y más por qué ella era así de mandona y demandante… y por qué se comportaba como una perra.

La joven pensaba que la única forma en la que podía obtener respeto y hacer que la gente hiciera las cosas, era ser así, ya que su propio padre no la respetaba ni la dejaba tener voz propia. Y era la razón por la cual era tan insegura y recatada en su vida personal. Y con ese cretino de Jacques. Seguramente se culpaba a sí misma, como una reacción subconsciente, en respuesta a cómo la trataba su padre y lo que provocaba en ella.

Diablos… recordó que le había dicho, la noche en la que llegaron, que ningún hombre querría estar con ella.

Le hizo recordar a Severus su propia infancia y a su propio padre, y eso lo ponía de malas.

Justo como dijo Hermione, Charles se cansó pronto de molestar a todo el mundo y se retiró a descansar en algún lugar de la casa. Qué bueno que lo hiciera, porque Severus estaba a punto de lanzarle una maldición.

Cuando Charles se fue, las cosas parecían más agradables, y la gente hacía las cosas más rápido. Hasta Severus se puso de mejor humor, aunque sabía que podía haberlo hecho todo en un momento con un movimiento de su varita, pero no, había que hacer las cosas al estilo muggle.

Cuando entró para buscar manteles para las últimas mesas, Hermione todavía estaba allí, bebiendo un vaso de agua y hablando con su madre, quien estaba supervisando al equipo de catering mientras Severus y Hermione se ocupaban del exterior.

"¿Qué tal un poco de música?" Preguntó Jane, con su habitual alegría. "La banda de sonido para trabajar, ahora que el cascarrabias Charles se fue a dormir."

"¡Claro!" Dijo Hermione.

"Bueno, ¿qué escuchamos? ¿Severus?"

"Oh… yo… lo que les guste escuchar, está bien."

"A Severus le gusta Led Zeppelin." Comentó la joven, sonriendo al ver la timidez de Severus.

"¡Oh! ¡Genial! ¡Excelente gusto!" Jane fue a otra habitación a poner un disco o un compacto en el estéreo. La música sonó en la casa. Era Zeppelin. Eso de tomar su opinión en cuenta tan rápido era algo nuevo para Severus. Sintió que sus labios se estiraban en una sonrisa al oír los primeros acordes.

Siguieron con los preparativos, colocando los centros de mesa. Aparentemente, Jane era muy hábil con las manos y había hecho todos los arreglos florales de los centros de mesa. Hermione tarareaba o cantaba al compás de la música que hacía eco en la casa, mientras colocaba los adornos, y Severus se encontró mirándola de tanto en tanto, con una inmensa necesidad de sonreír, por alguna razón.

Ella estaba vestida con unos jeans y una camisa blanca sin mangas, y la brisa y el sol besando esa salvaje cabellera… estaba provocando cosas en él. Y la canción en la voz de Robert Plant no ayudaba a apaciguar su imaginación. Para nada.

Hey, hey mama said the way you move

Gonna make you sweat, gon' make you groove

Y luego se puso a bailar un poco, sin dejar de llevar a cabo sus tareas, y a Severus le estaba costando todo su autocontrol y su fuerza de voluntad para dejar de pensar en las cosas que quería hacer.

Ah ah child way ya shake that thing

Gon' make you burn, gon' make you sting

Ver ese trasero meciéndose, envuelto en esos jeans.

Mierda… que los dioses lo asistieran. Y esa dulce voz femenina… la vio alejarse para ir a buscar otro centro de mesa.

Hey, hey baby when you walk that way

Watch your honey drip, I can't keep away

Aun no se habituaba a verla con el pelo suelto, eso era todo.

Nada más.

Siempre lo llevaba recogido y usaba esa ropa tan formal en el laboratorio.

Era eso. Solo eso. Nada más.

La negación era un punto fuerte para él. Se distraía arreglando las mesas.

Estaban muy cerca uno del otro, poniendo los platos y los cubiertos en la misma mesa, pero se las arregló para mantener la calma y esos pensamientos a raya.

Incluso si ella estaba cantando suavemente a su lado.

Ayudaba un poco que ella corrigiera cada cosa que ponía sobre la mesa, así, Severus podía recurrir a los momentos en los que había sido una perra con él en la oficina. Podía usar eso. Podía hacer surgir el enfado, sumándolo al que comenzaba a sentir por sí mismo, que se mezclaba con esos nuevos sentimientos que estaba descubriendo.

Pero no era suficiente.

Sus habituales modos agresivos hacia él, parecían suavizados ahora, en especial después de haber conocido a su padre. Y no estaba siendo mandona o molesta, solo le estaba enseñando pacientemente como se acomodaban las cosas sobre la mesa para ocasiones como esa. Estaba mostrándole cómo doblar las servilletas, cuando Severus, finalmente, no aguantó más y explotó, pero no hacia ella.

"Podríamos haber terminado ya con esto con un solo movimiento de nuestras jodidas varitas." Gruñó por lo bajo. "No veo por qué no. Tu padre ya se largó."

"Aun así…" Ella siguió doblando servilletas, sin mirarlo, tratando de pensar en una excusa. Usar magia cerca de sus padres, ahora la ponía muy nerviosa. "¡Está la gente del catering!" Recordó por fin. "Están en la cocina y podrían vernos." Concluyó la chica, con una sonrisa. Severus carraspeó.

Los meseros llegaron por fin y Severus y Hermione tuvieron un pequeño recreo para comer algo, mientras daban los toques finales a las mesas que ya estaban listas y preparaban las que faltaban.

Todo lo que quedaba por hacer, era colgar las luces de jardín. En el momento en el que la pareja se preparaba para hacerlo, llegó Jacques.

"Hola Madame Granger."

Los dos pudieron escucharlo cuando se estaban aproximando a la cocina, en donde Jane les había dicho que estarían las luces.

Severus caminaba delante de Hermione y la pudo escuchar cuando dijo '¡mierda!', con mucha suavidad a sus espaldas cuando se detuvieron para entrar en la cocina.

El asco hirvió en Severus ni bien vio al pequeño cretino.

"Comment allez-vouz?"* Preguntó a Jane, besando el dorso de la mano de la señora, siempre tratando de hechizar su lugar en el mundo con galanura. Jodido hijo de puta.

"Estoy bien." Contestó Jane, sin la simpatía que solía ser la norma para la dama cuando trataba con el resto de los humanos. Evidentemente no estaba impresionada con la 'galanura' del cretino.

"¡Severus! ¡'ermione!"

"Hola Jean." Saludó Severus con frialdad. Hermione rio por lo bajo detrás de él.

"Me llamo Jacques." Contestó el mocoso cortésmente, manteniendo la compostura.

"Oh, sí, claro, mis disculpas." Dijo Severus en tono burlón.

Jacques trató de tomar la mano de Hermione para besarla, pero ella tomó las luces y se alejó nerviosamente, saliendo al jardín. Se dio la vuelta para mirar a Severus, con incertidumbre en los ojos. ¿Deseaba apoyo, ahora que él sabía? ¿O tal vez temía que dijera o hiciera algo? ¿Creía que había sido un error confiar en él?

"Enseguida voy… gatita." Dijo Severus con una amable sonrisa. Dejó las luces sobre la mesa y fue por un vaso de agua.

La Sra. Granger arrugó la nariz al ver la escena, claramente preguntándose que estaba ocurriendo para que su hija actuara de esa forma.

Así que de ahí sacaba Hermione ese gesto con la nariz. Los labios de Severus se estiraron de lado.

"Jacques, es un poco temprano para que estés aquí. La fiesta no comenzará sino hasta dentro de algunas horas."

"Oui… yo solo… eehhh… necesito al Sr. Granger para que vea algo que ocurrió en el viñedo. Rien sérieux."*²

Severus escuchó lo que decía el imbécil cuando estaba saliendo hacia el jardín, con los brazos llenos de luces. Vio a Hermione en la parte más lejana del césped, con las lámparas que debían colocarse allí todavía sobre una banca. La chica parecía estar a punto de tener un pequeño ataque de pánico. Estaba tratando de controlar su respiración y evitar que cayeran las lágrimas, mientras caminaba de aquí para allá.

Severus dejó las luces y la tomó del brazo, arrastrándola más cerca de la casa, hacia donde no podían ser vistos desde la cocina u otra parte de la casa. La arrastró con un poco de brusquedad.

"¡Severus! ¿Qué diablos?" Demandó la castaña, con la voz todavía un poco temblorosa por la ansiedad.

Él la presionó contra la pared y la arrinconó allí. "Iba a preguntar lo mismo."

"Mierda, Severus, no puedo hacerlo… ahora no… por favor, no uses lo que te conté ayer en mi contra. Yo no…" Exhaló con fuerza.

"¿Por qué dejas que ese bastardo te afecte así?"

"No… no lo sé…"

"No es bueno para nuestro plan que cada vez que lo veas, te pongas en este estado. Voy a terminar viéndome como un jodido idiota." Dijo él con calma, para no empeorar el ataque de pánico.

"Tienes razón… tienes razón… pero es que yo…"

"¿Todavía sientes algo por él?"

"Sí. Asco y odio." Miró a Severus con los ojos entrecerrados. "¿¡Cómo puedes siquiera pensar en algo así después de lo que te conté!?" Estaba enfurecida.

"¡Eso es! ¡Usa esa furia! ¡La furia, el enfado, el odio! ¿Dónde quedó esa mujercita mandona y briosa que hace mi vida en el laboratorio un infierno? No…"

Escuchó que la puerta de la cocina se abría, así que apretó el cuerpo de ella contra el suyo, presionándola contra la pared, sosteniéndose con un brazo contra la pared, mientras el otro se enroscaba alrededor de la cintura de ella.

De soslayo, vio a Jacques salir al jardín.

Hermione se quedó mirando a Severus, alarmada por lo súbito de la acción, pero también un poco excitada.

Sus labios estaban a centímetros. Se le secó la garganta al notar lo rosados, húmedos y carnosos que eran los labios de su 'prometido', y recordó lo sabrosos que eran. Ese beso había sido… wow…

"¿Qué… qué estás haciendo?" Preguntó jadeando un poco.

"Jackass salió de la cocina. No queremos que piense que estamos peleando, ¿no crees? Eso le encantaría…" Ahora, Severus estaba sonriendo con picardía.

Ella asintió como una tonta, y sus ojos iban de la boca a los ojos del hombre. "Está bien." Dijo ella, casi sin aliento.

Entonces él comenzó a acariciarle la mejilla con la punta de la nariz hasta que sus labios alcanzaron su oído, para hablarle bien de cerca. Había apretado su cuerpo contra el de ella para dar un espectáculo para Jacques, jugando a la pareja enamorada, para desanimar al imbécil, para hacerlo sentir celos, pero no podía negar que lo estaba disfrutando. El perfume de esa mujer, ese cuerpo que se ajustaba tan bien al suyo….

"No dejes que te joda la vida." Comenzó a susurrar en el oído de la chica.

Movió un poco la cabeza, deslizando su nariz sobre su piel, para simular que le besaba el cuello.

Ella estaba completamente perdida en el aroma de Severus. Sentía su nariz rozando suavemente su piel y su sedosa voz en el oído.

"Abrázame mujer, para que de verdad parezca que disfrutas mis atenciones." Gruñó él.

"Oh, cierto." Ella puso una mano en su hombro y la otra fue a acariciar el cabello de la nuca de él. Por un momento, Severus perdió el hilo de sus pensamientos.

"Escucha, el tipo es un idiota. No dejes que tenga poder sobre ti. Eso es lo que quiere. Con eso alimenta su maldito ego."

Severus siguió deslizando su nariz sobre la mejilla y el cuello de Hermione mientras le hablaba bajito. La mano en su cintura comenzó a acariciarla con ternura.

"Recuerda que eres una mujer sorprendente, lo fuerte que eres. Eres la hechicera más brillante de tu generación. Le pateaste el culo a un psicópata narcisista y a sus esbirros, en más de una oportunidad. Eres la jefa de un departamento entero. Incluso llegaste a ser la jefa de tu viejo profesor."

Ella rio tontamente, sonriendo, acariciado su cabello, hundiendo sus dedos en el, deseando que aquello fuera real. Y él también se estaba involucrando más.

"Eres brillante y fuerte. No lo necesitas. Fue su pérdida. Ahora, ve con tu cabeza en alto y sé la dura y furiosa mujer que he conocido estos últimos tres años y que ha hecho de mi vida un infierno. Haz que lamente en el alma el día en el que pensó que podía engañarte y te perdió."

Ahora, Hermione estaba sonriendo ampliamente. "De acuerdo."

Él era tan lindo. Estaba siendo… bueno, digamos que era bueno que estuviera apoyada contra la pared, de otro modo sus piernas no le hubieran respondido.

Severus estaba comenzando a alejarse de ella, pero, por alguna razón, sintió deseos de besarle la mejilla. Ella giró su cabeza, un poco sorprendida, pero todavía sonriendo, y él besó el mentón, sin saber por qué.

Desde donde miraba Jacques, se veía como si estuviera besándola en los labios. Siempre se podía usar esa excusa.

Hermione aclaró la garganta nerviosamente, deseando muy en su interior, tener el coraje de besar esos labios ahí mismo, pero entonces, él se separó de su cuerpo por completo.

Una oportunidad perdida.

Jacques regresó a la cocina consumido por el enfado y los celos.

Podían verlo conversando con la Sra. Granger a través de las ventanas vidriadas. El cretino había salido al jardín cuando Jane subió a decirle a Charles que el mocoso había venido a verlo, pero como no había podido atrapar a Hermione sola para acosarla, no tuvo más opción que regresar y conversar con una ocupada Jane, mientras aguardaba por Charles.

Luego de la demostración, Severus y Hermione se sentían un poco avergonzados, así que se pusieron a colgar las lámparas.

Ella comenzó con las partes más bajas o solo se arrodillaba sobre una silla o la superficie plana que estuviera disponible.

Colgó una sección de un poste de luz victoriano, que era parte de la luminaria del jardín, hacia un árbol cuyas ramas estaban más bajas. Luego se acercó a la enredadera que estaba cerca del área para sentarse, muy cerca del lugar en donde Severus estaba colgando sus lámparas.

Hermione se dio cuenta que no llegaba y no tenía nada en donde subirse.

Severus vio que la chica se estaba esforzando y de inmediato se acercó a ella. La incomodidad y la confusión que había estado sintiendo, quedaron olvidadas.

"¿Necesitas ayuda?" Hermione escuchó la voz de su prometido a sus espaldas, cuando su cuerpo hizo sombra sobre ella. Él ya había estirado una mano para alcanzar el cordón que ella sostenía tan alto sobre ella y estando de puntas de pie. La mano de él rozó la suya, y era como si la cercanía de sus cuerpos fuera magnética, provocando que se le erizara la piel, haciéndola estremecerse.

"Uhm… sí, gracias." Dijo ella con timidez y soltó el cordón para poder dejar de estar de puntillas, dejando que fuera él quien colgara esa lámpara.

Cuando terminó, Severus la miró, y hubo una especie de comunicación silenciosa entre ellos, pero los dos descartaron la idea, regresando a trabajar al punto.

Algunos minutos después, Hermione se encontró necesitando llegar a unas ramas altas de un árbol en los bordes de la propiedad. Allí había una escalera que podía usar para tal menester, así que la colocó contra el árbol, pero el terreno no estaba parejo, por lo que Hermione no se sentía segura para subir sola, sin ayuda. Miró a su alrededor, para asegurarse que no había nadie mirando y poder usar un pequeño hechizo para mantener la escalera estable, pero gimió de sorpresa cuando vio a Jacques parado detrás de ella, no muy cerca, pero con esa pedante y desagradable sonrisita.

"Est-ce que tu veux de l'aide? Je peux t'aider."*³ El imbécil ofreció su ayuda con un repugnante gesto de superioridad.

Hermione sintió que el asco la invadía. En muchas oportunidades, ella le había dicho que le encantaba cuando hablaba en francés, y el muy hijo de puta estaba tratando de usar eso en su contra.

"No." Dijo ella con enfado.

Pero el cretino solo se quedó allí parado, esperando a que ella ascendiera por la escalera, probablemente para manosearla, o al menos, mirarle el trasero con esa desagradable sonrisa suya.

"Seeeeeev…" Llamó ella con dulzura.

Severus ya estaba yendo hacia ella, porque había visto al imbécil acercarse.

Escuchó el dulce llamado, tan desconocido para sus oídos, y parecía que estaba en 'modo enamorada', pero lo cierto fue que le gustó que lo llamara así.

"¿Sí, gatita?" Respondió él con toda ternura, mientras se acercaba. Jacques se quedó mirando el intercambio.

"¿Me puedes ayudar, bebé? ¿Me sostienes la escalera? No quiero caer…"

Severus sostuvo la escalera con una mano y ella quedó envuelta en el picante aroma de él, cuando se vio encerrada en los brazos de su hombre. Sin darse cuenta, le sonrió y él le devolvió la sonrisa. Se veía tan encantador.

"Yo te ofrecí ayuda." Dijo Jacques, haciendo un berrinche.

"Y no quiero ni necesito de tu ayuda." Respondió ella con asco. Luego comenzó a subir cuidadosamente la escalera.

Con Jacques todavía observando, Severus sintió la necesidad de hacer algo más para que el mocoso se sintiera más molesto.

"Adelante, yo te cuido, gatita." Dijo él y puso su mano libre en el trasero de la chica con suavidad, como si quisiera sostenerla para mantenerla estable.

Ella miró de reojo, hacia el lado que no estaba Jacques, y miró a Severus con los ojos entrecerrados, pero solo fue para mantener su dignidad, porque lo cierto era que le estaba gustando mucho. Severus solo sonrió pícaramente, sabiendo que la chica no podía golpearle la mano para sacarla de su trasero. Bastardo.

Hermione colgó las luces y comenzó a descender. Apenas puso un pie en el escalón de abajo, cuando sintió que el brazo de él se enroscaba alrededor de su cadera y era sostenida en el aire, para bajarla de la escalera. Ella emitió un gemidito y se sostuvo de los hombros de Severus en cuanto pudo, riendo como una niña.

¿Quién iba a decir que era tan fuerte?

Jacques, ya furioso, se dio la vuelta para irse justo en el momento en el que Charles lo llamaba desde la puerta de la cocina. Severus y Hermione, ya con ambos pies en la tierra, se quedaron mirándose el uno al otro.

"Sabes, no tenías que tocarme el trasero" Dijo ella, sin regañarlo de verdad, solo apenas como para romper con el incómodo silencio.

"Creo que es lo más efectivo con ese Jackass."

Ella se rio con suavidad.

"Además, tenía que divertirme." Agregó él con una sonrisa ladeada.

Se quedaron mirándose a los ojos por un largo tiempo, y volvieron a sentir esa… energía que los envolvía juntos.

"Hicieron un trabajo grandioso chicos." De repente, la voz de Jane les llegó a los oídos. Ni siquiera se habían dado cuenta que se estaba acercando. Eso los sacó del trance.

"Ahora deberían ir a prepararse, ¡los invitados empezarán a llegar en una hora!"

"Oh, sí, cierto mamá." Dijo Hermione, rompiendo el contacto visual con Severus.

"Fue un placer ayudar." Dijo él.

Y los dos se fueron al dormitorio a cambiarse.

N/T: Ese Jackass es muy pesado… ojalá alguien le dé una lección… veremos qué pasa. Ahora, toca la fiesta.

La letra de la canción pertenece al tema Black Dog, del disco Led Zeppelin IV, editado en 1971.

* Comment allez-vouz?¿Cómo le va?

Rien sérieux. Nada serio.

Est-ce que tu veux de l'aide? Je peux t'aider ¿Necesitas ayuda? Yo puedo ayudarte.

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