Los personajes de Inuyasha pertenecen a Takahashi Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.
Este fic participa en la campaña: "Fickers unidas para llevar el canon hasta la cima", de la página "Estrellas de la Biblioteca Prohibida".
Mi Sirena Favorita
Extra. Sirena y Pirata.
Inuyasha y Ranko estaban en las gradas del estanque de las sirenas, tomaban una malteada mientras esperaban a que el espectáculo comenzase, y al mismo tiempo esperaban que Sesshoumaru se desocupase por un asunto que surgió de última hora.
—Extraño ver nadar a tía Kag— dijo la pequeña con nostalgia.
—Yo también.
—¿Crees que, si le digo a mi papá, la deje nadar un poco en el estanque?
—¿Un show privado para nosotros?— vio el estanque pensativo, la idea no le desagradaba.
—¡Si!
—Yo te apoyo.
Los lugares se comenzaron a llenar poco a poco, el espectáculo estaba por dar inicio. Las luces bajaron de intensidad y las sirenas fueron apareciendo. Una vez terminado el espectáculo y las luces volvieron a la intensidad normal, a Inuyasha le extraño ver a una chica pelirroja, la mayoría de la gente ya se había ido, pero ella seguía viendo el estanque.
—Espera aquí— le dijo Inuyasha a Ranko.
—¿La conoces?— había notado que su tío veía a la chica pelirroja.
—Es amiga de Kagome— como la vio sola, fue a verla, ella lucía rara—. Ayame, hola.
—Hola.
—Kagome no me dijo que iban a venir, ¿o viniste con Kouga?— tampoco lo veía a él.
—Yo… ¿podrías ir más despacio?— pidió en japonés, Inuyasha habló tan rápido que no le entendió.
—Lo siento, lo olvidé— le hizo falta un momento para repetir lo que dijo, pero ahora con su mala pronunciación del inglés.
—Salí de paseo, me perdí y mi teléfono murió.
—Yo le puedo llamar a Kouga y que venga aquí.
Ranko observaba atenta la escena, la chica lucía decaída y había estado observando preocupada el espectáculo, algo raro porque ver el espectáculo animaba, a menos que ver a las sirenas le recordasen algo.
—Una sirena— murmuró para sí misma.
Eso tenía sentido, ella era muy bonita, su cabello era hermosamente rojo y si las sirenas le pusieron triste debía ser porque extrañaba su hogar.
¿No podía volver?
Y lo más importante, era amiga de Kagome, así que en definitiva debía ser una sirena.
—Ranko ven— le llamó Inuyasha—. Es mi sobrina.
—Hola, mucho gusto— saludó Ayame a la pequeña.
—Hablas raro— dijo al notar su acento raro.
—No seas grosera, es de otro lugar y está aprendiendo nuestro idioma.
Los ojos de Ranko brillaron, otro dato que le confirmaba que esa chica era una sirena, ¿Kagome también sabía otro idioma?, ¿por qué su tía hablaba bien el japonés?
—Hola, soy Ranko— saludó con gran emoción.
—Yo me llamo Ayame.
—Tu nombre es bonito.
—Vamos a llevarla al restaurante y luego te llevo con tu padre.
…
Ranko escuchaba atenta como es que su tío le decía al encargado que Ayame era una invitada y tenía pase libre, mientras tanto, la pequeña aprovechaba para analizar mejor a la chica. Sus ojos eran verdes cual esmeraldas y resaltaban mucho con su cabello rojo, parecía que el frío no le afectaba mucho, su chamarra blanca no se veía muy gruesa, aunque si tenía peluche en la gorra.
—Listo, puedes pedir lo que quieras.
—Gracias, la verdad es que ya tenía hambre.
—Si necesitas algo más, le dices al encargado y él…— Inuyasha le indico a Ayame que voltease, Kouga ya había llegado—. No tardó.
—Creímos llegarías más tarde— dijo Ayame a Kouga.
—Estaba cerca, te dije que no podías salir sin mí.
—Estaba aburrida, me iba muy bien hasta que mi celular se apagó y me quedé sin GPS— estaba segura de que, al salir del apartamento, su celular tenía carga máxima.
—Si sigues haciendo esto no me va a quedar de otra, encerrarte bajo llave— bromeó, cuando recibió aquella llamada de Inuyasha se sorprendió, nunca imagino que su novia se hubiese perdido y terminase en el acuario, el mundo sí que era muy pequeño.
—Dramático.
—Nosotros nos vamos— dijo Inuyasha al tomar la mano de Ranko, Sesshoumaru ya estaba preguntando dónde estaban.
—Sí, gracias por todo— agradeció la chica.
—Pidan lo que gusten.
—Esa debe ser la sobrina de Inuyasha— dijo Kouga al ver que Inuyasha se iba con una pequeña de cabello castaño.
—Lo es, es una niña muy linda.
—Entrenos y comamos algo, aprovechemos que es gratis.
Esto era nuevo para él, sin importar la situación, siempre usaba condón, un claro ejemplo era cuando salía con Kikyou, aunque ella le decía que tomaba pastillas anticonceptivas y era seguro, nunca cedió en las pocas, rápidas y poco satisfactorias ocasiones que tuvieron sexo. Con Kagome era tan diferente, cuando se estiró para sacar un condón del buró y ella le dijo "No, es seguro", le creyó, simplemente se dejó seducir por su novia.
—No es que me queje por esta sorpresa, pero ¿Por qué?— preguntó mientras ella estaba acostada sobre él, descansando.
—Sé que no querías una celebración y se hiciera un gran alboroto— se incorporó para verlo a los ojos—. Pero es por tu diploma y por tu cumpleaños.
—Pero mi cumpleaños es hasta el domingo.
—Festejemos desde hoy.
—Y solo es un diploma técnico— le restó importancia.
—Para mí es importante, te atreviste a sacarlo y fuiste el mejor— se inclinó para besarlo.
—Aun así, ¿no es riesgoso?
—¿Por qué tu diploma lo sería?
—Sabes a que me refiero.
—Sin riesgo, solo que tuvieses alguna enfermedad o yo la tuviera, pero no es el caso— se giró para caer en el colchón a un lado de su novio.
—Me refiero a un embarazo— se puso de costado para verla.
—¿Te desagrada la idea?
—Sabes que no— fue turno de él para acomodarse sobre ella, acostándose entre los pechos de su novia—. El día que decidamos tener un bebé, pediré todo un mes libre para no dejarte salir de la cama.
—¿Lo prometes?— preguntó mientras le acariciaba la cabeza.
—Te lo juro.
—Y no te preocupes, luego de que las pastillas no funcionaran bien conmigo, opté por otro método, me lo pusieron justo a tiempo.
—Ya lo tenías todo planeado— se incorporó para verla a la cara.
—Me siento orgullosa de ti.
—Nunca lo hubiese intentado de no ser por ti y me agrada la recompensa, creo que puedo sacar otro, aunque no me gustó la parte de pasar poco tiempo juntos.
—Ahora puedes recompensarme— dijo con una sonrisa coqueta e Inuyasha sonrió, eso planeaba hacer.
Aquel día, Sesshoumaru estaría hasta tarde en el acuario, por lo que Rin aprovechó para salir a pasear con Ryusei y Ranko, pronto florecerían los árboles de Sakura y quería ver cuánto tiempo faltaba poder ir. Al pasar por el templo Higurashi, vio que estaba adornado, no sabía de alguna celebración que se diese en esas fechas. La curiosidad le ganó y fue a hacer una visita.
—Mamá, ¿vamos a invitar a tía Kag?— preguntó Ranko al bajar del coche.
—Si está desocupada, sí— Rin tomó a Ryusei en brazos y cerró el coche.
—¿Por qué adornaron el templo?, ¿es cumpleaños de alguien?
—No lo sé.
—¡Kagome!— gritó la pequeña al ver a su tía, le extraño verla con unas extrañas ropas rojas.
—Hola, no sabía iban a venir.
—¡Sorpresa!— dijo Rin con una sonrisa.
—¿Qué es esa ropa? ¿Es un disfraz?— pregunto Ranko.
—Es el traje tradicional de sacerdotisa, se usa en ocaciones especiales.
—¿Cómo cuál?
—Por ejemplo, hoy hay una boda.
—Quiero ver como adornaron, ¿Puedo?— sentía mucha curiosidad por ver cómo lucía el templo.
—Claro que sí, aún no llegan.
—Ve, desde aquí te vemos— dijo Rin cuando su hija le vio para comprobar que estaba bien ir—. Pasamos a ver si nos acompañabas al parque, pero estás ocupada, así que aprovecharé para tratar otro asunto— Kagome le vio atenta—. Ya que Inuyasha decidió no hacer nada por su diploma y te puso como excusa para no hacerle una fiesta de cumpleaños…
—Él no quería le llenasen de preguntas, por eso…
—Aunque me puso triste que me ocultasen que tomase el curso, lo entiendo— interrumpió a su amiga—. Si se sentía presionado por no defraudar, jamás lo hubiese tomado o peor, lo hubiese dejado. El asunto es, quiero festejar tu cumpleaños.
—No quiero nada grande, solo algo lindo aquí.
—No hay problema. Y te tengo una buena noticia, Sessh aceptó contratar a Ayame en periodo de prueba, pero debe mejorar su japonés.
—¡Eso es genial, muchas gracias!
—Debemos irnos, luego te llamo para organizar todo.
Ranko estaba sentada a mitad de las escaleras, jugando en su tablet mientras esperaba que la comida estuviese lista. Aunque quería ayudar a preparar la comida para la fiesta de cumpleaños de su tía Kagome, su mamá le había pedido esperar afuera y les avisara cuando su tío llegase, él había ido por el pastel.
Se estiró luego de ganarle a Shippou por segunda vez seguida en el "Mario Kart", iba a iniciar una nueva ronda, cuando algo llamó su atención. Ayame tomaba su bolso justo en el momento que Kouga entraba a la casa.
—Ayame, ¿a dónde vas?
—Voy a la tienda.
—Yo voy, quédate aquí— le quitó la nota que llevaba.
—Puedo ir.
—Ya te dije que te quedas aquí.
—Podemos ir los dos.
—Mejor ayuda a la madre de Kagome con el postre, dijiste que lo haría tú ¿no?.
—Sí, pero… Creí que era broma eso de mantenerme encerrada— le mostró la lengua en señal de broma.
—Te lo compensaré luego.
—Bien, no tardes.
Una ves Kouga volvió a salir y Ayame regresó a la cocina, Ranko subió corriendo al cuarto de su tía para ver por la venta a Kouga, ya había notado que vestía chamarra negra de piel, anillos de plata con un lobo y ahora lo veía conducir una motocicleta negra, era como aquel pirata de esa serie que le gustaba a su tía.
—Es un pirata.
—¿Quién es un pirata?— preguntó Inuyasha, había llegado en el momento en que Kouga salía de la casa y luego de dejar el pastel en el comedor, subió a buscar a Kagome, encontrándose a Ranko en su lugar.
—¡Tío!, ven, es un secreto— Inuyasha se acercó a la ventana—. No le digas a nadie, solo a tía Kag.
—Ok, lo prometo.
—Descubrí que Kouga es un pirata y Ayame una sirena, él la secuestró— dijo alarmada.
—¡¿Qué?!— intentó con todas sus fuerzas no reír.
—Te lo voy a explicar.
Inuyasha se sentó en la cama y escuchó con atención la historia de Ranko, admitía que su lógica era muy buena, llena de sentido.
—No digas nada, si se entera podría huir, debemos ayudarla.
—Claro que si, pensaremos en algo.
—¿Qué se secreteaban?— preguntó Kagome desde la puerta.
—Kag, ¿Dónde estabas?, te buscábamos.
—Fui con mi papá por hielos, ahora— se sentó a un lado de su novio—. ¿Me van a decir su secreto?
—Es algo muy importante, Ranko deberías ir con Ryusei para no levantar sospechas, además, ya pronto comeremos.
—Buena idea, tú cuéntale.
Ranko dejó el dormitorio e Inuyasha le contó la historia a Kagome con gran diversión. La chica no había dejado de poner expresión de sorpresa e incredulidad.
—¿Por qué le seguiste el juego?
—¿Por qué no?, será divertido.
—¿Deberíamos decirles?
—Por ahora no, veamos qué más cosas se le ocurren a Ranko— se levantó y se estiró.
—¿Por qué siento que lo estás disfrutando?
—No lo hago.
—Ni tu te lo crees, bajemos— se puso de pie y le tomó de la mano—. Cuando subí, ya llevaban la comida a la mesa.
Faltaban dos semanas para terminar el ciclo escolar, los preparativos para la ceremonia de clausura ya eran visibles, entre adornos, ensayos de los alumnos y las fotos de graduación.
—¿Entonces conociste otra sirena?— preguntó Shippou con interés, mientras comía su almuerzo con Ranko en el patio.
—Sí, es una lástima que no pudieses ir al cumpleaños de tía Kag.
—Mis papas ya tenían otro compromiso.
—Lo sé, te cuento como es, tiene el cabello rojo, ojos verdes y su piel es clara, creo que no pasa mucho en el sol, pero un pirata la secuestró.
—¿Cómo sabes eso?
—Presta mucha atención— le contó detalladamente lo que había visto y el porque creía que Ayame era una sirena.
—Asombroso.
—Me preguntó cómo se verá con su aleta, ¿de qué color crees que sea?
—Ranko, eres una tonta— dijo Himawari, una compañera de clase iba en compañía de otras niñas y veían con burla a Ranko—. Las sirenas no existen, son cuentos para bebés.
—Se equivocan, si existen— aseguró con determinación.
—Ya serás una niña de primaria, ya no eres una bebé para que creas en esas tonterías.
—Ya déjenla— se metió Shippou.
—Las sirenas en el acuario no son reales, usan un disfraz.
—Ya basta— pidió intentando no llorar, ya que más de sus compañeros se había reunido para ver lo que pasaba.
—La bebé ya quiere llorar.
—Ranko, no les hagas caso.
—Shippou deja de seguirle el juego.
—Lo hace porque le gusta— dijo un niño—. Shippou tiene una novia loca.
El pequeño pelirrojo tomó a su amiga de la mano y la jaló, la llevaría con Kagome y ella se encargaría de todo, al menos ese era su plan inicial, pero en un segundo, Ranko estaba tirada en el pasto mojado, no sabía quién de todos los expectores la había empujado.
—¡Las odio!— gritó Ranko antes de salir corriendo.
—¿Por qué son tan crueles con ella?
—Por tonta.
Shippou los vio irse y fue a buscar a su amiga, tenía una leve sospecha de dónde podía estar, fue a la casita que tenían para los conejos que eran las mascotas, adentro estaba Ranko, acariciando al conejo café.
—No les hagas caso, están celosas porque ellas no conocen una sirena en persona— se acuclilló delante de ella.
—¿Y si tienen razón?, ¿y si las sirenas no existen?
—¿Entonces cómo explicas a Kagome?, mejoró cuando el bobo de tu tío la besó ¿no?
—Sí, pero…
—Shippou, Ranko, ¿qué hacen aquí?— preguntó Kagome al entrar, había visto a Shippou ir a la jaula de los conejos y eso le pareció extraño—. Ranko ¿por qué lloras?
—Unas niñas la molestaron— respondió el niño.
—Ven aquí, vamos a limpiarte— Kagome cargó a su sobrina que inmediatamente la abrazó.
Fueron a la enfermería, la encargada no estaba, seguramente seguía en su descanso, pensó Kagome, puso a Ranko en la camilla y fue por unas esponjas para limpiarle el uniforme, estaba lleno de lodo y comida de conejo.
—Tía Kag, ¿si fuiste una sirena?— preguntó sin verla.
—Sí— técnicamente no le mentía, una falsa, pero lo fue.
—Me refiero a una de verdad, mi tío te besó y te volviste humana ¿cierto?— le vio directo a los ojos.
—¿Por eso te molestaron?
—Le dijeron que las sirenas no existen, nos escucharon hablar de la otra sirena— explicó Shippou que daba vueltas en una silla.
—Ahora entiendo.
—¿Entonces?— su tía no le había contestado.
—No fui exactamente una sirena en su totalidad, digamos que era mitad sirena o algo así.
—¿Y Ayame?
—Deberás descubrirlo— le sonrió.
—No sé quita— su bata seguía manchada—. Papá se va a enojar si sabe que…
—Hoy vendrá tu tío por ti, nos iremos juntos, iremos a su casa y lavaremos tu uniforme, no te preocupes.
—Gracias.
—Los llevó a su clase— dijo al escuchar que la campana sonaba, anunciado el final del descanso.
Inuyasha le acababa de explicar a Sesshoumaru el incidente que se había dado con Ranko el día anterior, hasta ese punto no sabía lo que su hermano pensaba, solo le escuchaba atento.
—Lavamos su uniforme y por eso cuando te la entregamos, vestía ropa nueva, se la compramos de camino.
—¿Por qué no me lo dijiste ayer?
—Te lo estoy diciendo ahora, Ranko no quería que supieras, creyó te enojarías con ella.
—¿Por qué haría eso?— estaba enojado, pero no con Ranko o con Inuyasha, por increíble que sonase.
—Por ensuciar su uniforme y…
—¿Y?
—Cree que fue débil, por llorar y no saber defenderse.
—¿Eso dijo?— estaba sorprendido.
—Me lo dijo cuando se calmó.
—Termina de revisar estos documentos— le mostró la pila d carpetas, se levantó y fue a tomar su saco.
—¿A dónde vas?
—A su escuela.
—No vayas a hacer un escándalo, ok, no eres de los que hace eso— en cuanto lo dijo se dio cuenta de su error—. ¿Qué vas a hacer?
—Hablar con la directora, tú termina el trabajo.
Inuyasha le vio marcharse y suspiró, tal vez primero debió decirle a Rin, tomó su celular y le mandó un mensaje a Kagome.
"Ya le dije, acaba de irse, dice que hablará con la directora".
01/04/2021
Quien estaba ausente volvió, finalmente un pequeño respiro y lo aprovecho para editar esto y subirlo.
