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En la Guerra… y en el Amor

Por Mayra Exitosa

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La boda de Stear y Paty se llevaba a cabo después de recibir una llamada que confirmaba que todo estaba bien, Candy y Anthony se encontraban estables y saldrían en unos días del hospital. Por lo que no tuvieron inconveniente alguno en realizar la boda y continuar con lo que ya temían Paty y Stear al tener un posible embarazo que para Paty fue negativo ya que no hubo tal incidente y ambos lo habían utilizado como un pretexto genial, más no había bebe de momento. - Me alegro tanto de que Candy y tu primo se encuentren bien. - Si amor, ya no te preocupes, ahora nos iremos unos días solos, estaremos compitiendo para tardar más de lo que se tomo Archie y Annie en su viaje. - ¡No seas así! Estaban tan felices, aunque los padres de Annie se molestaron, parece que deseaban una boda de alto nivel, - Si Annie se lo advirtió a mi hermano, dijo que no le importaba si se brincaban todo eso con tal de estar juntos y ya ves los resultados, se escaparon, ella fue la de la idea. - ¿En serio? No lo puedo creer, - Si, mi hermano se compró una casa preciosa y ella se encuentra muy feliz porque es muy bonita, además quería estar independiente de su madre y ahora estarán más lejos. - La comprendo, ¿Y nosotros donde viviremos? - Compre un departamento cercano a nuestro trabajo, pero también tengo otro en Inglaterra y una casa en Escocia, así que podemos estar en varias partes solo que, si me gustaría pasar mucho tiempo junto a ti, - Cuando salgas me iré contigo. - Eso es lo que espero. Stear besaba a su amada Patricia, que tenían poco de noviazgo y ahora por fin iniciaban una nueva vida juntos.

En Inglaterra, se daban declaraciones y efectivamente Nicole McKeen era la autora intelectual y había sido detenida en Australia, para su traslado por encontrarse huyendo fue detenida en una aerolínea, deseaba escapar cuando fue atrapada. Había sido trasladada a Inglaterra donde tendría que rendir cuentas, ya que había muchos que no habían sobrevivido, los heridos deseaban justicia y por lo demás las familias de quienes no lo lograban lo deseaban con mayor anhelo como parte del consuelo que necesitaban al saber que una loca estando tras un joven, había organizado todo por el poder del dinero que poseía.

Albert se sentaba al costado de ella en su cama de hospital y ella notaba que estaba ocultando algo en su conversación, o temía decirle algo que la lastimara, por lo que ella le sondeaba tranquila tratando de controlar esa sensación,

- Entonces era por Anthony. - Si mi vida, el me había advertido que estaba temiendo que nos confundieran, tal vez vio las fotos y pudo confundirme con él y pensar que eras su novia, así que eso inició el problema mayor.

- No se puede tener un amor a la fuerza. - Tu padre se ha regresado y desea que nos vayamos allá con ellos una temporada, me dijo que le gustaría mucho tenerte en Chicago y, puedo dejar aquí a Anthony con Johnson, ahora que ya se restablezca para estar más tiempo juntos,

- Mi padre ¿te esta presionando por nuestra relación? - No es presión, creo que me siento tranquilo de seguir lo que me pide, el desea lo mejor para ti y… tuvo tanto miedo a perderte como lo tuve yo.

- ¡Mi amor! Ya estoy bien. - Si, pero el medico dijo que no te daría de alta todavía. - El más grave fue tu sobrino y ya lo darán de alta, ¿Por qué a mi no? - Candy, tu familia no lo sabe, pero… le pedí a los médicos que no lo dijeran.

- ¿Qué sucede? ¿Tengo algo grave? - Estamos esperando bebe, tu embarazo apenas comienza, es probable que no lo logre por todo lo que pasaste, aun es muy poco tiempo y… trate de que no lo comentaran con nadie, solo lo manejaríamos tu y yo. - ¡Albert!

Candy se escondía en su abrazo, lloraba por lo que se daba cuenta, la doctora ingresaba y mostraba que tenía poco tiempo y se encontraba embarazada todavía, pero debía estar en reposo un poco más y tratar de descansar, ella se reía y tocaba la figura sombreada de su vientre en la imagen, luego se ponía su mano en si misma para bajar y soltar lágrimas. La doctora salía y los abuelos entraban, lo cual con ellos no se mencionaba nada, solo que no viajaría todavía y su abuelita Zoe comentaba,

- Hija, extrañé mucho a ti y a tu padre, así que le dije a tu abuelo que nos regresáramos con Walter y su esposa, están esperando bebe y no es justo que no estemos ahí. - Abuelita me parece muy buena idea, Albert comentaba que en cuanto me den de alta quiere pedir mi mano formalmente a mi padre y… podemos quedarnos en Chicago juntos.

- ¿De verdad, hija? Albert asentía y notaba que no decía nada sobre el posible embarazo y perdida que se podía dar en cualquier momento. Así el tampoco comentaba nada, solo que se quedaría con ella en Inglaterra hasta que le dieran permiso de viajar. El doctor entraba y comentaba,

- Va muy bien la cicatrización, pero seguimos con lo dicho, no podremos volar en unas semanas, mientras no haya presión elevada podemos estabilizar y asegurar que no se dañe la herida internamente. El abuelo intervenía, - ¿Es por su presión que no puede volar todavía? - Así es, deberá estar un tiempo estabilizándose, fue demasiado difícil su cirugía además de la zona cercana al corazón por lo que no debemos correr riesgos innecesarios, estoy de acuerdo en que se quede una semana más internada y se los agradeceré si lo aceptan así,

- Por supuesto confirmaba Albert, a lo que los tres Mackenzie lo miraban y luego Candy sonriendo agregaba, - Si doctor, mi prometido se encuentra muy preocupado por mi salud y será mejor esperar a estar completamente respuesta.

Anthony por su parte ya había sido dado de alta y era atendido en la mansión de su tío William ahí en Inglaterra, esperando en cualquier momento la llegada de Candy, para que ambos se restablecieran juntos, este contaba con enfermeras y visitas programadas de médicos que le atendían minuciosamente cada herida que había sido restablecida con una cirugía estética para quitar sus puntos con habilidad.

Para Los Mackenzie en Chicago, el regreso de los abuelos fue lo mejor y la celebración del embarazo de la esposa de Walter era una celebración familiar divina, Bobby el hijo de ella, estaba contento y pregonaba que sería el hermano mayor más consentidor de su hermanito o hermanita, a lo que, al decirlo, la familia recordaba a Candy, quien ahora comprometida con William llegarían en cualquier momento para unirse a ellos ahí en Chicago. - Por supuesto hijo, Candy estará muy contenta de tener otro hermanito más y si es una hermanita, ella estará feliz de tenerla al igual que ya te tiene a ti. Decía Walter tratando de no recordar la agonía que había vivido al casi perder a su hermosa hija y solo por una mujer despechada.

Para Albert y Candy, ver cada día el monitoreo del corazoncito sonante de su bebe solía ser música, pero ese día llevaban el aparato de tercera dimensión ya que deseaban saber si estaba creciendo adecuadamente saludable. Así los dos celebraban mirando a la pantalla sin darse cuenta de que alguien más estaba en la puerta de su habitación al ver que no era dada de alta, Anthony solicitaba ir a verla y al hacerlo descubría el secreto más guardado por la pareja y el orgulloso gritaba porque no solo había salvado a la novia de su tío sino a su primo también y estaba contento de escuchar que si tenía posibilidades de sobrevivir.

- ¡Por Dios! Que calladito se lo tenían, pero si yo soy familia. Candy giraba y reía orgullosa de saber que su bebe estaba cumpliendo la fase de nueve semanas y la doctora lo veía con muchas posibilidades. Albert negaba y preguntaba porque había ido, si el estaba en reposo y Anthony respondón alegaba,

- Y perderme este acontecimiento, ni de loco, es lo más cercano a mi familia ese bebe es de mi sangre. Candy sonreía y le agradecía que estuviera ahí, que ella también deseaba informárselo a los de su familia, pero si algo sucedía ellos se sentirían muy mal y era mejor esperar. - No te preocupes Candy, los Andrew somos muy fuertes y lo lograremos, verás que mi primito será un chico genial. - ¡Oh una chica! Anthony reía y miraba a Albert y se burlaba repitiendo lo que había dicho - ¡Oh una chica! ¡Albert! ¡Por Dios! ¡Serás padre!

Los abrazos efusivos y fuertes palmadas de ambos hacían que Candy se sintiera feliz, más miraba ahí dentro de la pantalla, como ya se desarrollaba ese embrión y solo deseaba que fuera sano como ellos.

Las semanas pasaron y las llamadas de los Mackenzie se incrementaron más ellos no deseaban arriesgar nada, se iban a paso lento siendo ahora Anthony quien se trasladara a conocer la mansión nueva de su tío en América, donde vivirían y era una lujosa propiedad en Lakewood en Chicago y ahí él estaba seguro que todo sería excelente, ya paseaba a caballo y estaba sanando a grandes pasos, su tío y Candy aun no querían trasladarse hasta no pasar el trimestre más difícil, pero algo si imperaba en ellos, casarse lo antes posible. Y sin aviso habiéndose desecho de Anthony y mandarlo a Lakewood, ellos se casaban en las Vengas al estilo vintage, con la presencia de Archie, Annie, Paty y Stear como testigos y escondiéndose de todos, al justificarles que era para imitarlos a ellos. Ya que deseaban casarse de incognito, sin decirles que la pareja esperaba un bebe en camino.

La llegada a Chicago, y la invitación a que todos fueran a pasar unos días a Lakewood fue algo inesperado para los Mackenzie, al ver una celebración del regreso de su hija realizada por William, quien, hacía alarde de su amor por ella al mencionar que esa propiedad era la casa que ambos tenían para su familia, por lo que la petición e mano sería ahí, pensaba el padre de Candy, mientras que su esposa, ya con un vientre abultado lucía genial, y Robert su hijo parecía actuar igual que Walter al protegerla de todo con mimos y que ella no se sintiera incomoda en lo más mínimo.

Los abuelos orgullosos al saber que el bebe que esperaba su hijo era un niño sano y fuerte, el futuro Walter III de la familia, a lo que lo presumían a Candy y Albert, mientras que Anthony se quedaba en silencio al saber que aun no anunciaban a su primo, escuchaba a Archie y Stear separados que ellos estuvieron en su boda como testigos y este se sorprendía porque ambos se lo habían ocultado a él también.

William tomaba la palabra en el brindis con la fiesta, anunciando el amor tan grande que tenía para esa chica y que aun hoy en día solo deseaba que pasaran las pruebas que la vida le pusiera y todas a su lado, y Candy en eso le respondía bromista - ¿Con satisfacción garantizada? A lo que el se ponía rojo y se bajaba el rostro, sus sobrinos se reían por lo que preguntaba su mujer y eso hacía que la situación se hiciera más relajada, dejando claro que los que no se habían reído eran los Mackenzie, porque ignoraban a que se referían.

- Estoy contento de informarles que mi preciosa novia, prometida y ahora esposa legalmente nos hemos casado antes de llegar aquí, para darle una sorpresa a la familia, tanto a parte de la mía como la de mi esposa. Los aplausos y sorpresas hicieron que los abuelos y el padre fueran a abrazarlos y agregaba William, - Al desconocerse aun nuestro matrimonio, las especulaciones no han sido movidas en nuestras inversiones, pero esperamos sea algo que pronto se descubra, ya que nuestro compromiso fue favorable, solo deseamos que también lo sea para nuestra familia. Walter el padre de Candy respondía,

- nada me da más gusto, al haberse venido a vivir cerca de nosotros ahora que hemos tenido la posibilidad de ver que la vida es tan frágil y que estuvimos a punto de perder a mi hija, no quisiera que fuera ese el caso. ¡Felicidades! ¿Espero poder entregar en el altar a mi hija?

-Así será en unas horas, ya que mi esposa quiere que nos casemos aquí, junto a los que tanto aprecia, hemos preparado la capilla que está aquí en el pueblo y tenemos ya todo listo para eso, así que esperemos contar con ustedes para participar en ese enlace tan sorpresivo.

Candy se reía por como el rostro de su padre se quedaba con las quijadas sueltas mientras que sus abuelitos sonrientes aceptaban de buena gana todo cuando estaban organizando, ya que ambos habían traído a la familia a pasar unos días y ese era ya el segundo día de la estancia en Lakewood.

Los autos se preparaban para el traslado de la familia y la capilla aluzada y llena de flores y rosas, preparada por Anthony previamente, como la sorpresa que él tenía ahí para la boda religiosa ignorando la boda legal que ellos tenían prevista, ahora acompañaban al frente a William los tres, para recibir a Candy vestida de un blanco aperlado colmado de brillantitos y un vestido que perteneciera a la abuela Zoe, ahora a ella adaptándolo a su figura, lo usaba caminando radiante del brazo de su padre mientras que su hermanito Bobby hacia los honores de pajecito, de tira pétalos y levanta colas como tanta habilidad que no podían creer que el al ser el único hermano de Candy le tocara hacer de todo y sentarse en el reclinatorio lo evidenciaba de cómo se había esforzado en lograrlo. La foto del recuerdo se quedaría en la cámara de Anthony quien se la entregaba a Johnson para que le hiciera fotos a él junto a Albert rodeando a Candy porque ellos eran una familia con mucha suerte al tenerla ahora junto a ellos.

La celebración paso al atardecer y por fin al brindes nocturno ya siendo algunos cansados y agotados, William anunciaba la llegada de su próximo hijo, William VII Alexander Andrew, dejando con los ojos de fuera a los Mackenzie al tener lo que le habían advertido a Walter un hijo y un nieto en el mismo año.

La familia orgullosa celebraba con bombo y platillo el suceso, porque Candy y William estaban sorprendiendo mucho en su matrimonio, al tener a su heredero, varios meses después que su cuñado, fue una algarabía que renovaría la felicidad de aquellos abuelos que solo habían podido tener una nietecita y ahora tenían un nieto y un bisnieto en la familia.

Candy y Albert fueron muy felices, ahí en Lakewood se pasaron la mayor parte de la infancia de sus hijos y la boda de su sobrino Anthony, quienes la celebraron ahí también. Walter tuvo otra hija pequeña, misma que adoraba, su melena pelirroja acompañada de sus ojos verde intenso, la hizo ser una belleza muy diferente a la de su hermosa hermana, que junto a su nacimiento tuvo a su hija Zoe Rosemary Andrew, siendo esta una niña picosita rubia de mirada cielo, a la que adorarían junto a los otros tres hermanos que ya tenía.

Albert un día le preguntó a Candy si estaba satisfecha con él, ella se reía y le aseguraba que no estaba en la bolsa de valores su matrimonio para intercambiarlo venderlo o mejorarlo, pero que si podía presumir de la garantía que hasta la fecha ella tenía, no había devuelto el producto interno bruto y su había incrementado mucho en sus valores emocionales, a lo que reían ambos orgullosos por el brindis recordado por ella, a lo que William le susurraba en el oído que aun deseaba cumplir su satisfacción garantizada en lo que le había dicho la primera vez. - ¡Albert! - ¡Oh s!

FIN


Gracias por leer y comentar cada capitulo de esta historia, por su paciencia para llegar a finalizarla, deseando haya sido de su agrado

y pueda formar parte de las favoritas no solo de ustedes sino mía, así también espero que mi compañera de mancuerna para que me alcance y finalice,

continuamos escribiendo más Historias de Albert y Candy

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa