Historia de Dos Amores


Itachi estaba sentado en una de las bancas cercanas a la entrada del hospital mirando a Sakura, quien jugaba con los niños en el jardín del lugar, y pensó en qué iba a hacer ahora. Aún no se había declarado abiertamente a ella, y no sabía si era conveniente decirle lo que sentía por ella.

La miró sonreír e inevitablemente él también sonrió. A pesar de todo qué bonito era enamorarse de una mujer tan pura como ella.

-No es muy agradable ver como miras a mí prometida – la voz de Kenji llegó a Itachi, quien se giró a su izquierda, viendo al pelinegro de pie mirando a Sakura. Frunció el ceño y se levantó de la banca, encarándolo.

-¿Qué haces aquí? – le preguntó.

Kenji lo miró y sonrió.

-Quería pasar el día con la mujer de mi vida – le dijo, divertido.

-¿A qué juegas? – le dijo Itachi, molesto.

Kenji sonrió de medio lado.

-Belle et vierge, ¿Quel plus pouvoir demander? – dijo el pelinegro mirando a Sakura, evadiendo la pregunta de Itachi. Suspiró profundamente –Será sumamente placentero ser su primer hombre. Aunque ahora que lo pienso nunca he llevado a una virgen a mi cama. Me alegra que la niña sea la primera – dijo. Itachi apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos cuando miró que Kenji recorría a Sakura con la mirada y sonreía –No sabes las ganas que le tengo. Me pregunto qué tan estrecha ser… - no tuvo tiempo de completar la oración, porque Itachi le asestó un puñetazo en el pómulo que casi lo manda al suelo. Fue rápido al esquivar el segundo ataque del Uchiha, y se lo regresó atinándole en la barbilla.

Forcejearon e Itachi lo mandó al suelo y furioso descargó sus puños en el rostro del pelinegro, hasta que Kenji consiguió darle una patada que lo hizo caer al suelo, para luego echársele encima y desquitarse los golpes recibidos, aunque en apariencia el rostro más lastimado era el suyo.

El escándalo no pasó desapercibido para los demás, y rápidamente unos enfermeros del hospital lograron separarlos.

-Cuando sea mi esposa me la voy a coger a mi gusto. Eso es algo que no podrás evitar y que ella ya sabe. Ese es el precio que vas a pagar por haberte metido conmigo. Lástima que la que lo sufrirá será la niña. Aunque por lo que veo tú también sufrirás al ver lo que haré con ella – le dijo Kenji a Itachi a una distancia prudente de él, mientras era sujetado por dos enfermeros del hospital, al igual que el Uchiha, quien al escuchar sus palabras se zafó del agarre de los enfermeros que lo sujetaban dispuesto a lanzársele encima nuevamente cuando Sakura, quien se había dado cuenta de toda la pelea por los murmullos sorprendidos de las enfermeras del lugar, se interpuso en el camino no para defender a Kenji, sino por él. No entendía lo que estaba pasando y no quería que lo lastimaran.

-¡Basta! – dijo ella, viendo que Kenji también tenía intenciones de zafarse del agarre de los enfermeros.

Itachi se detuvo cuando la vio, y Kenji se zafó del agarre de los enfermeros y se limpió el hilo de sangre que bajaba de su labio partido.

-No estoy jugando, Itachi – le dijo Kenji, respondiendo finalmente la pregunta que le había hecho el pelinegro. Llevó su mirada a Sakura –Nos vemos luego, belle – le dijo, y se fue.

Sakura lo miró, confundida. Negó energéticamente con la cabeza y se volvió a Itachi, viéndolo preocupada.

-¿Estás bien? – le preguntó, posando sus manos en su rostro, obteniendo por respuesta una ligera mueca de dolor del pelinegro cuando rozó su pómulo izquierdo, el único lugar visiblemente afectado de su rostro. Sin esperar respuesta, lo tomó de la mano –Vamos – le dijo, guiñándolo al interior del hospital.

Unas enfermeras le cedieron un consultorio a la joven, y ella se dispuso a atender las heridas del pelinegro. A excepción del pómulo izquierdo, lo demás eran rozaduras, incluyendo las que tenía en los nudillos por los golpes atestados en el rostro de Kenji, quien se llevó la peor parte de toda la pelea.

Itachi frunció el ceño por el tacto suave del algodón empapado con alcohol que Sakura colocó en su pómulo izquierdo.

-¿Por qué pelearon, Ita-kun? – preguntó la joven.

Itachi la miró y se pasó una mano por el cuello.

-Perdóname – le dijo.

Sakura frunció el ceño.

-¿Por qué? – le preguntó esta vez.

El pelinegro la miró con la culpa grabada en los ojos.

-Porque yo te metí en esto. Yo hice que Kenji apareciera en tu vida y ahora no sé qué hacer para salvarte de él – le dijo.

Sakura lo miró seria por un momento, pero sonrió.

-No soy una damisela en apuros, Itachi. No te preocupes por mí, puedes estar seguro que no me casaré con ese hombre. No sé qué es lo que voy a hacer, pero nadie me va a obligar a hacer algo que yo no quiero – le dijo ella, tratando de sonar segura de sí misma.

Itachi la miró y sonrió.

-Creo que se metieron con la mujer equivocada – le dijo él.

Sakura le regaló una hermosa sonrisa.

-Veo que lo estás entendiendo – le dijo ella.

Aunque si era sincera consigo misma, tenía mucho miedo. Miedo de no poder salvarse y acabar siendo obligada a casarse con un hombre que no la amaba, con un hombre que estaba obsesionado con ella. Sentía repulsión y terror en pensar siquiera en perder su virginidad de esa manera, a la fuerza, porque ella nunca se entregaría a un hombre que no amaba, pero una vez casada, ¿qué podía hacer? Se asqueaba sólo de pensar en todo lo que Kenji podría hacer con ella, y sin duda preferiría la muerte antes que vivir todo ese infierno. Pero no dejaría ver ese miedo frente a Itachi. Ya se sentía lo suficientemente mal como para verla a ella flaquear.

Itachi tomó una de sus manos, la cual estaba posada en su rostro mientras lo limpiaba.

-No me mientas, Sakura, estás muriéndote de miedo ¿Qué te dijo Kenji? – le preguntó, recordando que el bastardo le había dicho que ya había hablado con ella.

Los jades de Sakura se llenaron de lágrimas y llevó su mirada a sus manos unidas para que él no lo notara.

-Algo que quiero borrar de mi memoria, pero no puedo – le dijo, pensando en todas las cosas que Kenji le había dicho y que la habían hecho llorar de miedo e impotencia.

Itachi llevó su mano al mentón de ella para elevarlo, y Sakura tuvo que dejarle ver sus jades llenos de lágrimas. Itachi frunció el ceño, se puso de pie y tomó su hermoso rostro entre sus manos.

-No dejaré que nadie te haga daño – le dijo. Le dio un beso en la frente y la abrazó. Sakura sollozó y correspondió al abrazo.

Itachi la escuchó llorar en su hombro y se maldijo por ser él el culpable de todo lo que le estaba pasando a ella desde la llegada de Kenji. El maldito le estaba dando donde más le dolía, y se sentía impotente al verla sufrir sin saber qué hacer para evitarlo.


Estaba llegando a casa luego de haber dejado a Sakura en la suya. Aunque la joven había dejado de llorar había algo en su semblante que le decía que no estaba bien, y no soportaba verla así sabiendo que él cargaba buena parte de la culpa por lo que ella estaba sufriendo ahora. Sakura ya tenía suficiente con todo lo que había pasado como para sumarle al maldito de Kenji a la lista.

Entrando a la casa, vio a Sasuke bajando las escaleras del lugar, el cual se sorprendió cuando lo vio.

-¿Qué te pasó? – le preguntó, viendo las curitas que ocultaban su lastimado pómulo izquierdo.

Itachi suspiró.

-Kenji llegó al hospital y me peleé con él – le dijo a su hermano.

Sasuke frunció el ceño, molesto.

-Dime que él quedó peor que tú – le dijo.

Itachi sonrió de medio lado y le mostró su puño derecho, cuyos nudillos estaban vendados.

-Estoy seguro que le dolerá por muchos días abrir la boca o intentar sonreír – dijo él, recordando el labio partido, el pómulo derecho inflamado y el corte en la nariz del pelinegro.

Sasuke sonrió, satisfecho. Si él no había podido quitarse las ganas de darle una paliza al idiota de Kenji se alegraba de que Itachi sí pudo aprovechar la oportunidad de hacerlo.

-¿Y Sakura? – preguntó Sasuke.

Itachi suspiró y se pasó una mano por la cara.

-Kenji habló con ella, y no sé qué le dijo. Cuando se lo pregunté no quiso decírmelo y cuando la abracé comenzó a llorar – le dijo Itachi.

Sasuke frunció el ceño. Lo mismo había pasado con él. Sakura tampoco le quiso decir lo que le dijo el hombre. Tenía que verla.

-Vuelvo luego – le dijo a su hermano y salió sin esperar respuesta.


Cuando Shizune abrió la puerta y vio a Sasuke simplemente negó con la cabeza.

-No es un buen momento – le dijo ella.

-Quiero verla – le dijo Sasuke.

-Está dormida – le dijo la mujer.

Sasuke suspiró.

-Por favor, quiero verla – le dijo el joven.

Shizune suspiró y lo dejó pasar. Juntos subieron las escaleras en dirección a la habitación de la joven. Shizune abrió con cuidado la puerta y Sasuke entró, dándose cuenta que, efectivamente, la joven estaba dormida. Se acercó a la cama y se sentó a la orilla de ella viendo a Sakura, quien estaba acostada de lado abrazando una almohada.

-Tuve que darle un sedante para que no se desestabilizara – dijo Shizune, quien estaba detrás de él viendo a la joven, preocupada –Desde que ese hombre se acercó a ella Sakura es más sensible a todo lo que le pasa. Por su padecimiento es un hecho que es más vulnerable al estrés y la ansiedad que los demás, pero ha empeorado y me preocupa que ella vuelva a recaer – le dijo la mujer.

Sasuke se volvió a ella.

-¿Te refieres a lo que pasó con ella el año pasado? – le preguntó. La mujer asintió -¿Puedes contarme lo que pasó? – le dijo. Shizune lo miró, debatiéndose mentalmente si sería conveniente hablarle un poco de ese año tan difícil para ellas. Sasuke miró su expresión y suspiró - Por favor – le dijo. Tenía que saberlo.

Shizune suspiró.

-Desde que era una niña, Sakura ha sido atendida por psicólogos. Comenzó a los 5 años, cuando le daba miedo la oscuridad. Siempre pensé que era una consecuencia de la mala relación de sus padres – dijo Shizune viendo a Sakura –Cuando Kakashi se fue, ella no pudo lidiar con la situación. Su papá era el que pasaba más tiempo con ella, y por eso la afectó más. Aparte de que Mebuki nunca habló con ella de lo que pasaba ni mucho menos se preocupó por el daño emocional de Sakura. Entró en depresión. A decir verdad desconocía que a los niños se les podía dar ese diagnóstico. Estuvo en terapia casi por tres años, y aunque su psicólogo fue claro con nosotras cuando nos dijo que le iba a llevar mucho tiempo superar el abandono de su padre ella parecía asimilar mejor la situación. Ya no tenía pesadillas con él ni lloraba por las noches. Por un año, estuvo bien. Pero después volvió a recaer sin razón aparente. Tsunade y yo no lo entendimos, pero al recurrir a su psicólogo nuevamente él la transfirió a un psiquiatra, ya que sus cuadros depresivos eran cíclicos y eso podía ser indicio de un trastorno mayor. Estuvo en seguimiento por seis meses con tratamiento temporal hasta que se determinó su diagnóstico específico: bipolaridad. El tratamiento específico para el trastorno no estaba dando buenos resultados con ella, por eso se le cambiaba las dosis o el medicamento tratando de encontrar la combinación indicada para ella. Fue duro cuando le dijeron lo que padecía, porque Sakura es muy inteligente y aunque ella ya tenía la sospecha de lo que tenía confirmarlo no fue muy fácil de asimilar. Pasó un año y con el tratamiento ella había mejorado un poco. Pero el año pasado se desestabilizó. Su psiquiatra nos dijo que sus crisis eran, dentro de lo que cabe, normales debido a su padecimiento, pero para mí no era así. Sakura se hundió en cuestión de días. No dormía, no comía, sólo quería permanecer encerrada en su cuarto sin levantarse de la cama, y cuando tratábamos de hablar con ella sólo lloraba sin decir nada, pero decía todo con su llanto. Podíamos sentir todo su dolor al escucharla llorar. Era desgarrador, y verla sufriendo de ese modo sabiendo que no se podía hacer nada más que pedirle a Kami por ella era todavía más duro. Aun no entiendo cómo hacía para ir al instituto y actuar frente a ustedes como si nada le estaba pasando, pero me imagino lo duro que pudo haber sido para ella callar su dolor y fingir una sonrisa cuando se estaba cayendo a pedazos – dijo ella, con un nudo en la garganta -Cuando intentó suicidarse su psiquiatra consideró oportuno que quedara ingresada en el hospital, al menos unos días en observación. Tsunade no quería, pero fue Sakura quien le pidió que la dejara. No pude ser capaz de imaginar qué tan mal se sentía como para pedir eso – dijo Shizune, con los ojos llenos de lágrimas –Estuvo internada 10 días. Convenientemente fue para sus vacaciones intersemestrales. Fue fácil para ella decirles que se había ido con nosotras a la ciudad de las aguas termales. Cuando salió se miraba mejor, aunque se le cambió todo el tratamiento y sobretodo se le prohibió que ella lo tuviera. Yo le daba las pastillas a la hora que debía tomarlas. Pasaron dos meses y ella parecía estar estable de nuevo, pero en octubre volvieron las noches sin dormir, el llanto sin razón aparente, las pesadillas cuando lograba conciliar el sueño. La escuchabas llorar y era como sentir su agonía. Y no lo merecía. Ella no merecía sufrir de ese modo, y era doloroso escucharla decir eso cuando lloraba – dijo la mujer, limpiándose las lágrimas de sus mejillas –Entiendo la razón por la que Sakura te contó esto hace poco. Y la entiendo cuando te dice que no quiere que estés a su lado. No te imaginas cuánto sufrimos Tsunade y yo al verla así, y ella sufría más porque sabía que nosotras tampoco estábamos bien. Aunque nos mostrábamos fuertes frente a ella Sakura sabía que no era verdad, y se culpaba por eso. Ella no quiere hacerte sufrir como nos hizo sufrir a nosotras, aun cuando no lo hacía adrede. Lo triste de esto es que Sakura sabe que no siempre va a estar bien, y por eso trata de alejar a las personas que quiere porque sabe que si ella sufre quienes la quieren también sufrirán, y me imagino lo duro que puede ser para ella ser consciente de que no está bien y que de alguna manera u otra, por su culpa los demás tampoco lo están – dijo ella. Miró a Sakura y sonrió en medio de las lágrimas –Es hermosa. La veo y sólo puedo pensar en que es tan hermosa por fuera como lo es por dentro, a pesar de todo el dolor que carga con ella, y eso es lo que me hace admirarla: Sakura no ha dejado que todo lo que ha sufrido cambie lo que hay en su alma. Es tan pura que quien no conoce su historia podría pensar que ha vivido en una burbuja, sin que el dolor formara parte de su vida, y nada está más alejado de la realidad. Si hay alguien que sabe de dolor, esa es ella – le dijo la mujer a Sasuke, quien miraba a Sakura con un nudo en la garganta. Escuchar todo lo que había pasado no era fácil de asimilar. Cuando Sakura confió en él y le contó parte de lo que le había pasado no había tenido todos los detalles para imaginar la situación, pero el recuento de toda su vida por las palabras de Shizune le dio los detalles que necesitaba para entenderla, y entenderla le hizo sentir todo lo que había sufrido, y saber que había sufrido tanto y no haber estado a su lado en esos momentos era algo que no podía perdonarse.

-No te hagas eso – le dijo Shizune al pelinegro, adivinando la trayectoria de sus pensamientos –Trata de entenderla. Nadie quiere lastimar a las personas que quiere – dijo la mujer.

Sasuke miró la expresión tranquila de Sakura mientras dormía.

-La entiendo, pero ahora más que nunca quiero estar con ella – le dijo él.

Shizune suspiró.

-Sabes que te alejará – le dijo.

-Lo sé, pero no pienso soltar su mano – le dijo Sasuke.

Shizune miró a Sakura y sonrió con tristeza.

-Pero ella sí va a soltar la tuya. Ya lo ha hecho, ¿cierto? – preguntó la mujer, sin esperar respuesta. Ambos sabían que era así –Aunque no lo quiera lo hará, soltará tu mano, y tienes que saberlo – le dijo ella.

Sasuke suspiró.

-No me importa. Voy a hacer que confíe en mí – le dijo él.

Shizune lo miró y negó con la cabeza.

-Puede que haya días en los que ella no querrá que estés a su lado, y lo hará todo para alejarte, y aunque le duela terminará yéndose de tu lado, porque el miedo a que seas tú el que se vaya primero será más fuerte que ella ¿Podrás con eso? – le dijo Shizune.

Sasuke miró a Sakura y sonrió.

-Ella es mi vida – le dijo él como respuesta.

Shizune sonrió.

-Tu vida es hermosa – le dijo ella, y Sasuke sonrió –Dale tiempo. Deja que sea ella la que vaya a ti. Cuando se sienta mejor lo hará – le dijo la mujer.

Sasuke asintió. No se quería separar de ella, pero tampoco quería presionarla, y el tiempo podría ayudar a que ella se sintiera mejor y a que él asimilara mejor la situación, porque de algo estaba seguro: él estaría con ella, sin importar nada. Sólo necesitaba encontrar la forma de acercarse a ella, de ganarse su confianza y convencerla que de él no se iría de su lado, porque ahora más que nunca la quería. Quería cuidarla, estar con ella en sus días grises, abrazarla y ofrecerle su hombro cuando necesitara desahogarse y tomar su mano para hacerle saber que nunca estaría sola, porque cuando la miraba y tomaba su mano sentía como si todo encajaba, como si estuviera en el lugar correcto con la persona correcta.

No iba a soltar su mano.


Sakura sonrió.

Una semana había pasado sin ver a Sasuke, y esa mañana era especial. Había salido de casa con una diadema de lazo color rojo oscuro, un vestido de finos tirantes con escote en V y bordado de la parte inferior color blanco, unas sandalias con hebilla anudada al tobillo color rojo oscuro y un propósito: despertar a Sasuke y ser la primera en desearle un feliz cumpleaños.

Ahora, en su habitación, lo miraba dormir y casi, casi desiste de despertarlo pero… en algún momento se tenía que despertar ¿No?

Caminó hacia la cama y con cuidado gateó en ella hasta estar frente a él. Lo miró y se detuvo a pensar que era realmente la primera vez que ella lo miraba dormir. Pensó en todos los momentos que habían vivido juntos. Pensó en todas las veces que se sintió tranquila a su lado a pesar de todo el dolor que cargaba. Pensó en su forma de besar su frente, que la hacía sentir protegida. Pensó en las veces que habían caminado tomados de la mano, y en la sensación de que todo encajaba cuando sus manos estaban unidas. Y pensó que quizá ese día ella no iba a soltar su mano otra vez.

Al menos un día, iba a tomar su mano sin importar nada.

Con una sonrisa, se inclinó y le dio un suave beso en la mejilla, sabiendo que sería suficiente para despertarlo.

Y así fue. El pelinegro se sentó en la cama y cuando abrir sus ojos ónix y la miró le regaló una hermosa sonrisa y se lanzó a abrazarlo.

-¡Feliz Cumpleaños! – le dijo ella.

Sasuke sonrió. La tomó de la cintura y la atrajo hacia él, abrazándola, haciendo que ambos cayeran a la cama. Sakura rio, y para Sasuke ese fue el regalo perfecto: tenerla a ella a su lado.

Sakura deshizo el abrazo con una sonrisa y se sentó sobre sus piernas.

-Tuve que negociar con Hana para ser yo quien te despertara. No fue fácil, pero logré convencerla – le dijo, divertida.

Sasuke negó con la cabeza, sonriendo.

-¿Dónde está mi regalo? – le preguntó.

Sakura rio.

-Yo soy el regalo – le dijo, y señaló el lazo en su cabello –Pensé que no habría mejor regalo que honrarte con mi presencia desde la mañana – le dijo, sonriendo de medio lado y Sasuke la miró con una ceja alzada, sonriendo levemente –Por eso ignoré lo material y decidí regalarte todo un día junto a mí. Haremos lo que tú quieras – le dijo la joven.

Sasuke la miró fijamente.

-¿Lo que yo quiera? – le preguntó. Sakura asintió sonriendo. Él sonrió. En un movimiento rápido, la tomó de la cintura y la acostó en la cama, colocándose sobre ella. Sakura se sorprendió.

-¡¿Qué haces?! –chilló, nerviosa por la cercanía.

-Dijiste que haríamos lo que yo quisiera – le dijo él con una sonrisa ladina.

-No me refería a esto – le dijo ella, sonrojada. Sasuke rio.

-Tu inocencia me resulta adorable – le dijo el joven con una sonrisa.

Se miraron a los ojos y sin poder evitarlo, Sasuke se acercó más a ella, hasta que logró cubrirla completamente con su cuerpo sin estrujarla, pero lo suficientemente cerca para que ella lo sintiera por completo.

Sakura estaba muy nerviosa, y muy sonrojada. Era la primera vez que tenía a un hombre así de cerca, y cuando miró que él miraba sus labios y se acercaba más a ella quiso desaparecer.

-Si me besas, te mato – fue lo que pudo susurrar cuando sus narices se rozaron. Sasuke sonrió, pero no se alejó. La miró detenidamente, grabándose cada detalle de ese momento, en el que estaba poniendo a prueba su propio autocontrol para no hacerla suya como lo deseaba desde hace mucho tiempo. Negó con la cabeza. Definitivamente era una mala idea tener sus labios a escasos milímetros de distancia, así que se alejó de sus labios y miró el largo de su cuello, sintiéndose enormemente atraído por él. Hundió su cabeza en su cuello, aspirando su olor. Mala idea también. Olía jodidamente bien. Sin poder contenerse mordió suavemente su cuello, sintiendo cómo ella se encogía levemente por el tacto. Sonrió por su reacción y comenzó a repartir besos y suaves mordidas por esa parte sensible de su cuerpo, apretando con sus manos las sábanas de su cama, conteniendo de esa forma el deseo que sentía de recorrer su cuerpo con ellas.

¿Por qué tenía que ser tan hermosa y dulce? Era toda una hazaña contenerse. No sólo habían sentimientos de por medio cuando se trataba de ella. El deseo de hacerle el amor era cada vez más intenso en cada momento que compartían juntos. Le gustaba todo de ella: su cabello largo, ondulado, de un hermoso y peculiar tono rosado brillante, su tez blanca nívea, sus preciosos ojos jade que irradiaban inocencia y ternura, como era ella, su risa, su sonrisa, lo fácil que era hacer que se sonrojara, su olor, su cuerpo, tierno y puro. Era perfecta, y la deseaba más de lo que podía ser capaz de explicar.

Sakura, por su parte, sentía los latidos acelerados de su corazón por el tacto suave de los labios del pelinegro en su cuello, que iba dejando un camino de besos y suaves mordidas en él. Era extraño lo que estaba sintiendo, no sabía cómo explicarlo. Se sentía bien, pero a la vez había algo que la hacía sentir cohibida. Tal vez fuera que, de alguna manera, estaba logrando percibir la fuerza del deseo que Sasuke sentía por ella cuando la mordía, o porque no sabía qué podía pasar si él dejaba de aferrarse a las sábanas y la tocaba. Se asustó. Eso no lo podía permitir.

-Sasuke, nos esperan – le dijo, y agradeció que no le temblara la voz en ese momento.

-Quiero estar contigo – murmuró él contra su cuello.

Sakura sonrió levemente.

-Te prometí que iba a estar todo el día junto a ti, así que vas a estar conmigo – le dijo ella.

Sasuke le dio una última mordida a su cuello y por fin la miró. Casi se arrepintió de haberlo hecho, porque su mirada se desvió a sus labios, deseando hacer con ellos lo mismo que hizo en su cuello. Se acercó a ella hasta que sus frentes quedaron unidas, sus labios a escasa distancia y sus ojos frente a frente.

-Quiero estar sólo contigo. Quiero sentirte cerca – le dijo, viéndola a los ojos.

Sakura se sonrojó, porque sintió que esas palabras tenían un significado más profundo que el aparente. Cerró los ojos un momento. No podía pensar teniendo el brillo de sus ojos ónix sobre ella.

-Y, ¿qué propones? ¿Pasar todo el día así? – le dijo. Abrió los ojos y señaló con uno de sus dedos la escaza distancia que los separaba mientras alzaba una ceja.

Sasuke sonrió de medio lado.

-No exactamente – le dijo. Dejó de verla medio segundo y su mano derecha se posó en la cadera de ella y la levantó hacia él, haciendo contacto con su propia cadera, al tiempo que con su brazo izquierdo se aferró a su cintura y su rostro volvió a hundirse en su cuello, haciéndole cosquillas con su nariz al olerla –Así estoy más cómodo – le dijo.

Sakura se sonrojó. Toda la atmósfera alrededor de ellos se le antojaba demasiado íntima. Era demasiado para ella.

-Sasuke, en serio, nos esperan. Yo sólo venía a despertarte, no a servirte de almohada – le dijo, tratando de regular su tono para no dejar en evidencia lo nerviosa que estaba. Sasuke rio en su cuello, y no pudo evitar encogerse en sus brazos.

-Te soltaré, pero con una condición – le dijo él.

-¿Cuál? – le preguntó ella.

Sasuke dejó de olerla y la miró con una sonrisa.

-Quédate a dormir conmigo hoy – le dijo.

Sakura lo miró, simplemente lo miró. No sabía por qué, pero esa parecía ser una gran mala idea en ese momento.

-No puedo. Sabes que mamá llega más seguido a casa ahora, y me fastidia la idea de tener que pedirle permiso – le dijo, esperando que esa excusa fuera suficiente para él.

El pelinegro frunció el ceño.

-Yo puedo hablar con ella – le dijo.

Sakura negó con la cabeza.

-No tiene caso. Suéltame, no puedo quedarme hoy – le dijo, tratando de zafarse de su agarre. Sin embargo, él no tenía planes de soltarla en ese momento. Sin poder zafarse lo miró con molestia -¡Sasuke! – chilló.

-Eres mi regalo de cumpleaños, ¿recuerdas? – le dijo él. Se acercó a ella hasta que sus labios se rozaron. Acarició con su mano su mejilla sonrojada y sonrió –Quédate – le pidió.

Sakura contuvo la reacción natural de morderse el labio por lo cerca que estaban. Se debatió mentalmente qué debía hacer. Lo miró a los ojos, y no supo si era por lo cerca que estaban, o si en verdad había un cambio, pero el brillo de sus ónix sobre ella era diferente a todo lo que había percibido en su mirada anteriormente.

Estaban mirándose cuando escucharon un sutil carraspeo. Se volvieron a la puerta de la habitación y vieron a Itachi recostado en ella, mientras miraba hacia el techo.

Sakura se sonrojó aún más por la escena en la que los encontró, y Sasuke miró a su hermano con una expresión indescifrable en el rostro.

-Hana quería saber si habías despertado a Sasuke, Sakura – dijo el mayor de los Uchiha.

Sasuke deshizo el contacto con Sakura casi en cámara lenta y ella aprovechó para levantarse de la cama.

-Te esperamos abajo – le dijo Itachi a su hermano cuando miró que Sakura pretendía salir de la habitación.

Itachi dejó que la joven saliera y la siguió.

-Sakura – dijo Itachi, pero ella lo cortó.

-Voy al baño – le dijo, y agradeció mentalmente a Kami que uno de los baños de la casa estaba justamente en su camino hacia las escaleras. Abrió la puerta y entró. Se apoyó en ella cuando estuvo dentro y se cubrió la cara con las manos.

Nunca, nunca se había sentido tan apenada e incómoda como se estaba sintiendo en ese momento. Pero lo que no sabía era si se sentía así por la escena en la que los encontraron o si era porque fue Itachi quien los encontró.

Se miró en el espejo del baño y sonrió al ver su rostro sonrojado. Era la situación más ridículamente incómoda que había vivido en su vida. Negó con la cabeza y abrió la llave para echarse agua en la cara, lo suficiente para reducir el sonrojo de sus mejillas.

Conforme el agua fue cubriendo su rostro fue asimilando mejor la situación, y aunque estaba segura que no podría mirar a los ojos a Itachi en mucho tiempo se fue sintiendo más tranquila. Se secó la cara, notando sus mejillas pálidas de nuevo. Respiró profundo y abrió la puerta, sin fijarse que Itachi la estaba esperando frente al baño. Cuando cerró la puerta y llevó su mirada al frente lo miró. Lo primero fue el susto, y aunque la vergüenza interna la cargaba con ella agradeció al cielo que no se sonrojó en ese momento. Pero simplemente no sabía qué decirle.

Itachi notó su dilema y sonrió levemente.

-No tienes que decirme nada – le dijo, y ella lo miró, sin saber cómo debía reaccionar –Sólo quería decirte que a nadie le queda el blanco mejor que a ti – dijo él y Sakura lo miró, desubicada. Itachi rio al ver su expresión. Se acercó a ella y tomó uno de los mechones que caían con gracia en su rostro y lo acomodó tras su oreja. Sonrió –Sólo quiero que seas consciente de esto: no dudo de lo que Sasuke siente por ti, por eso sé que él sabe lo que quiere, y tú con tu inocencia no sabes qué hacer. Toma una decisión sólo hasta que estés lista, ¿de acuerdo? – le dijo, y sólo él supo lo difícil que era aconsejar precisamente a ella en esa situación.

Sakura lo miró, pensando que de alguna manera u otra eso era lo que ella necesitaba escuchar. Sonrió.

-Gracias, Ita-kun – le dijo. Él sonrió y le dio un beso en la frente.

-Anda, Hana quiere que la ayudes a elegir la vajilla. Está asumiendo muy bien el papel de mamá – le dijo, divertido, emprendiendo el camino hacia las escaleras.

Sakura lo siguió, pensando que él la hacía sentir segura. Era una especie de vínculo que no podía explicar y menos entender. Negó energéticamente con la cabeza. Simplemente no se entendía.

-Sakura-chan – dijo la pequeña Hana, corriendo hacia la joven con dos platos en sus manos –Akari-san quiere colocar la vajilla de porcelana dorada en el comedor, pero no me gusta. ¿Cuál de estas te gusta más? – le preguntó, mostrándoselos.

Sakura sonrió.

-Me gusta esta – le dijo, señalando el plato de su mano derecha. La niña sonrió -¡Sí! Esa me gusta a mí también – dijo –Akari-san – llamó ella. Una señora llegó a ellos.

-¿Has elegido la vajilla, Hana-chan? – le preguntó la mujer.

Hana sonrió.

-Sí. A Sakura-chan y a mí nos gusta ésta – le dijo, dándole a la mujer el plato que había escogido con la joven.

Sakura sonrió.

-Hola, Akari-san – saludó la joven.

-Es un gusto verla, Sakura-hime. Luce usted más hermosa cada vez que la veo – le dijo la señora con una sonrisa.

Un tenue sonrojo cubrió las mejillas de Sakura por el cumplido. Itachi sonrió al verla. Era tan tierna.

-Gracias. ¿Hay algo en lo que Hana-chan y yo la podamos ayudar? – le preguntó a la mujer.

La señora sonrió.

-No se preocupe. Hana-chan se ha despertado muy temprano para tener todo en orden cuando el joven Sasuke baje al comedor. Si me disculpan debo regresar a la cocina – dijo la mujer. Sakura asintió con una sonrisa y la señora se retiró.

-Sakura-chan – llamó la niña a la joven.

-¿Qué sucede, Hana-chan? – le preguntó.

La niña sonrió, radiante.

-Hay una gran feria en el centro de Konoha. ¿Crees que a Sasuke le gustaría ir? – le preguntó, emocionada.

Sakura sonrió, adivinando el verdadero significado de la pregunta de la niña.

-¿Tú quieres ir? – le preguntó a la niña. Un pequeño sonrojo cubrió las mejillas de Hana al saberse descubierta y Sakura rio –Iremos, Hana-chan. Yo convenceré a Sasuke. Además, las ferias son muy divertidas, así que yo también quiero ir – dijo la joven, revolviendo levemente el cabello de la niña y Hana le sonrió, radiante.

-Gracias, Sakura-chan – le dijo y la abrazó.

Sakura sonrió y la abrazó e Itachi sonrió al verlas. He ahí las dos mujeres que más quería en el mundo.

Platicaron un rato más hasta que el pelinegro menor bajó las escaleras hacia ellos. Hana salió corriendo en su dirección.

-¡Sasuke, Feliz Cumpleaños! – exclamó Hana, dándole un abrazo de oso a su hermano. Sasuke sonrió y la cargó, dando vueltas con ella, lo que provocó la risa de la niña. Cuando la bajó ella le sonrió, radiante y se volvió a Sakura. Sakura entendió su muda indicación y sonrió.

-Sasuke, Hana y yo queremos ir a la feria del centro de Konoha. Como es tu cumpleaños consideramos invitarte a venir con nosotras – le dijo ella, divertida.

Sasuke alzó una ceja pero sonrió.

-Supongo que debo agradecerlo, ¿cierto? – dijo él. Sakura y Hana se miraron entre ellas y sonrieron.

-Exacto – dijeron al mismo tiempo, lo que provocó que ambas rieran e Itachi también.

Los jóvenes y la niña almorzaron juntos, y luego se dispusieron a ir a la gran feria que se localizaba en el centro de Konoha.

Hana miraba emocionada todos los juegos y puestos que había en el lugar. Se detuvo en uno, porque vio un enorme oso de peluche y sus ojos brillaron. Sakura lo notó y sonrió.

-¿Te gusta? – le preguntó, acercándose a ella. La niña asintió con una sonrisa. Sakura miró el juego que debía superar para obtener el peluche. Sonrió de medio lado. Canastas.

Se acercó a un hombre con un sombrero de palma que estaba en el puesto.

-¿Cuántas canastas se deben encestar para ganar ese peluche? – le preguntó, señalando el peluche que la niña quería, al tiempo que Hana llevaba a sus hermanos a donde estaba la joven.

-40 en un minuto – le dijo el hombre, alzando una ceja -¿Piensas que puedes hacerlo? – le preguntó, escéptico.

Sakura alzó una ceja, y Sasuke e Itachi sonrieron. Pregunta equivocada.

-Voy a intentarlo – dijo ella. Pagó el costo del juego y se dispuso a iniciar el reto. Una vez iniciado el cronómetro comenzó a encestar las pelotas sin errores, sorprendiendo al hombre. La canasta número 40 llegó en el segundo 57, y Sakura disfrutó medio segundo la expresión del hombre antes de arrojar una pelota hacia él, logrando quitarle el sombrero. Contuvo la risa cuando el hombre la miró, incrédulo, e Itachi y Sasuke se rieron "disimuladamente" al ver su expresión –Mi peluche – le dijo, con exquisita cortesía, extendiendo su mano.

El hombre reaccionó y bajó el peluche de la pared, entregándoselo a la joven. Sakura lo tomó.

-Gracias – le dijo. Se volvió a Hana y sonrió –Tu peluche – le dijo, dándoselo a la niña, quien lo recibió con una radiante sonrisa en su rostro.

-Eres genial, Sakura-chan. Gracias – le dijo Hana, abrazando al peluche que era prácticamente de su altura.

Sakura sonrió y los hermanos Uchiha sonrieron. Definitivamente era una mala idea retar a Sakura.

Siguieron su recorrido por la feria. Comieron, jugaron, rieron, se estaban divirtiendo.

-Ya vuelvo – dijo Sakura a los hermanos Uchiha.

-¿A dónde vas? – le preguntó Sasuke.

-Iré al baño – respondió ella –Adelántense, los alcanzaré – les dijo.

Se dirigía a los baños del lugar cuando escuchó que la llamaban. Se detuvo y miró hacia atrás, buscando a los hermanos Uchiha, ya que supuso que quizá fueron ellos los que mencionaron su nombre. Al no divisarlos, se encogió de hombros y se dispuso a seguir su camino. Dio media vuelta y cuando pretendía avanzar casi choca con una mujer que estaba detrás de ella.

-Lo siento – dijo, apenada por el incidente.

La mujer le sonrió.

-Soy yo la que debe disculparse. Te llamé sin presentarme primero – le dijo. Sakura se sorprendió.

-¿Usted fue quien me llamó? – le preguntó.

La mujer asintió.

-Has caminado hacia la dirección correcta en este momento. En tu mano pueden estar las respuestas que buscas, Sakura – le dijo la mujer.

Sakura frunció el ceño. Todo le parecía un cuadro de película. Miró de reojo a su alrededor, ¿dónde estaban las cámaras?

La mujer rio al ver su expresión.

-Para ser una joven soñadora eres bastante incrédula – le dijo. Tomó una de sus manos y Sakura se sorprendió, porque sintió una especie de vibra en su tacto –Vamos a ver lo que hay en tu mano – dijo la mujer. La condujo hacia una tienda que estaba oculta del área central de la feria. No supo si fue por instinto, o simple curiosidad, pero cuando la mujer le pidió que se sentara frente a ella en el piso, sobre una alfombra color granate se vio interesada por lo que sea que iba a decirle.

-¿Cómo sabe mi nombre? – le preguntó.

La mujer sonrió.

-Lo irradias, niña. Creo que esa es la primera respuesta. Tu belleza, lo que irradias a los demás es tu don, pero también tu maldición. Lo sabes, ¿verdad? – dijo la mujer -Aunque eres pura no siempre atraes lo que es bueno, porque tu pureza también conquista a aquellos con el alma oscura – le dijo, y Sakura sólo pudo pensar en una persona en ese momento: Su encantador prometido.

-¿Cuáles son las respuestas que dice que están en mi mano? – le preguntó la joven.

-¿Qué tanto te has cuestionado internamente? – le preguntó la mujer, y sin darle tiempo de responder, sonrió –Llevas la duda del amor grabada en tus ojos – le dijo finalmente.

Sakura frunció el ceño.

¿La duda del amor? ¿Se supone que eso es lo que me he cuestionado todo este tiempo? Pensó.

La mujer sonrió.

-Así es – le dijo, y Sakura la miró, sorprendida. Extendió su mano hacia la joven y en una simple indicación le pidió su mano derecha. Sakura la miró, un poco escéptica ante todo ese asunto de la leída de mano. La mujer rió –Dame un voto de confianza. Si nada de lo que diga puede ayudarte sólo habrás perdido unos minutos – le dijo ella.

Sakura la miró y suspiró. Ella tenía un punto. Viendo su mano derecha, la extendió a la mujer, quien la tomó entre sus dos manos, y la miró fijamente. Sakura le sostuvo la mirada, pensando que esa era, sin duda, la situación más rara que había vivido.

De repente, sintió una especie de cosquilleo en su mano. Llevó su mirada a ella, sorprendida, y la mujer sonrió.

-En tu vida han llegado muchos hombres, hombres que por tu esencia y el don de tu belleza han tratado de tocar tu corazón y ganarse un lugar en él. Pero son dos los hombres que ya se ganaron un lugar en tu corazón y que marcarán tu vida para siempre – dijo la mujer, y Sakura la miró, sorprendida –Uno es tu alma gemela, esa persona con la que tu sientes un vínculo difícil de explicar, que no eres capaz de entender. Y así es. El vínculo entre almas gemelas no se puede explicar, sólo se puede sentir. Por cosas del destino sus caminos siempre estarán unidos en todas sus vidas, pero siempre van a tener piedras en el camino que evitarán que estén juntos. Ha sido así en sus vidas pasadas, pero está en sus manos que no ocurra lo mismo en esta vida – dijo ella.

-¿No sabe si en esta vida podré estar con mi alma gemela? – preguntó Sakura.

La mujer sonrió.

-Puedo ver lo que ha pasado en tus vidas pasadas, pero nada está escrito en esta vida. Tú y tu alma gemela pueden cambiar ese triste destino que los ha marcado en sus vidas pasadas – dijo –Aquí la pregunta no es si podrás estar con tu alma gemela, sino saber quién es tu alma gemela en esta vida. Las almas gemelas cambian en apariencia, pero su esencia es la misma, por eso sienten una conexión al estar en contacto. Cuando se toman de la mano, con un abrazo, un beso, una mirada, una sonrisa. Todo es especial entre las almas gemelas – le dijo la mujer.

Sakura la miró sintiendo una opresión en el pecho. Por sus palabras parte de sus dudas se aclararon, pero la revelación hizo que todo lo que sentía fuera más difícil de asimilar.

Ella ya había encontrado a su alma gemela.

Negó energéticamente con la cabeza tratando de despejar su mente.

-Mencionó dos amores. ¿Cuál es el segundo? – le preguntó esta vez.

La mujer la miró fijamente.

-El amor de tu vida – le dijo.

Sakura la miró, confundida.

-¿Mi alma gemela y el amor de mi vida no son la misma persona? – preguntó.

La mujer sonrió.

-No. Las almas gemelas están conectadas por la esencia, pero el amor de tu vida es esa persona con la que puedes ser tú misma, con la que compartes alegrías y tristezas, sonrisas y lágrimas. En este caso es esa persona que ha estado para ti como un verdadero compañero de vida. El amor de tu vida es esa persona que tú sabes que amas, pero no sabes de qué manera lo haces. Es confuso, una persona que pone en duda lo que sientes, porque con él nada es perfecto, pero la vida resulta maravillosa a su lado – explicó ella.

-¿Cómo puedo saber quién es el amor de mi vida? – preguntó la joven.

-Esa persona es tu complemento, esa persona que te conoce, que sabe que aunque tú no crees ser perfecta para él sí lo eres y así te quiere con el alma. La conexión entre tú y tu alma gemela es muy fuerte, pero el amor de tu vida puede debilitarla, porque es la persona que está destinada a estar contigo en esta vida. Esa es la diferencia entre el amor de tu vida y tu alma gemela. Tu alma gemela está contigo de una manera u otra en todas tus vidas, pero el amor de tu vida está destinado a estar contigo en cada una de ellas. Es ese el mayor obstáculo que has enfrentado para estar con tu alma gemela. Has escogido al amor de tu vida por encima de tu alma gemela – dijo la mujer, viendo con una sonrisa la expresión confundida de Sakura –El amor de tu vida logra transformarse y convertirse en una persona diferente sólo por ti. Es así como reconoces al amor de tu vida: cuando te mira a los ojos se convierte en otra persona, una mejor persona. Tú sacas su mejor versión – dijo la mujer. Miró con atención a Sakura y sonrió –La pureza de tu alma ha marcado al amor de tu vida, y eso es lo que siempre lo lleva a ti. Ama todo lo que eres, pero cuando él mira tus ojos contempla la inocencia que refleja tu mirada, que es tan diferente a todo lo que ha conocido en otras mujeres, por eso en determinado momento de su vida renuncia a los placeres de la carne para estar contigo y hacerte suya. Es posesivo, pero es lo que siente el amor de tu vida, porque sabe que eres suya en esta vida. Él no está dispuesto a dejarte ir y tiene todo a su favor, porque su destino está unido al tuyo de manera directa – dijo ella e hizo una pausa, mirando la expresión de Sakura –A diferencia de tu alma gemela, la cual puede aparecer en tu vida de diferentes formas: como un amigo, un compañero, un confidente, un amante…, el amor de tu vida aparece con el único propósito de ser tu otra mitad, tu complemento, tu novio y eventualmente tu esposo. No hay un término medio entre tú y el amor de tu vida – dijo finalmente la mujer, soltando la mano de la joven.

Sakura miró su mano, y se cubrió la cara con las manos.

¿Qué acababa de ser eso? ¿Cómo es que esa mujer pudo leerla con tanta facilidad? ¿Y por qué sentía tanto miedo?

La mujer sonrió.

-¿Ya se está escribiendo tu historia de dos amores? – le preguntó.

Sakura se quitó las manos de la cara y la miró con miedo de revelar la realidad. La mujer pareció entenderla y sonrió.

-Ahora que ya sabes quienes son sólo te toca decidir con cuál de ellos quieres estar. Será difícil, no te diré que no, porque ambos te aman, pero siempre habrá uno que estará cerca de ti como si estuvieran predestinados a estar juntos. Y creo que ahora sabes que eso es el destino – le dijo la mujer.

Sakura sonrió levemente.

-No creo que ese sea todo mi destino – dijo la joven.

La mujer la miró fijamente.

-Tienes razón. El don de tu belleza está jugando en tu contra, y eso te puede alejar del amor verdadero. Lamentablemente la vida te puso en el camino de la persona equivocada y… – la mujer la miró y Sakura podía jurar que vio miedo en sus ojos –Tu destino puede estar marcado con sangre – le dijo finalmente.

Sakura sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo. ¿Cómo se supone que debía tomar esa premonición? ¿Acaso tenía que ver con lo que había sentido desde el momento en el que vio a Kenji?

Estaba cuestionándose mentalmente cuando la mujer llevó su mirada más allá de la entrada de su tienda y sonrió.

-Creo que debes irte. Empiezan a buscarte – le dijo.

Sakura miró hacia afuera, y no vio a nadie.

-¿Cómo sabe que me están… - estaba diciendo la joven, pero cuando volvió su mirada a la mujer ya no había nadie, sólo estaba una flor de cerezo en el lugar que había sido ocupado por ella. La tomó y sintió una especie de halo que la envolvió, y aunque no sabía cómo explicarlo se sintió tranquila.

Se levantó del piso y salió del lugar con la flor en la mano y la confusión coloreando su rostro. Un poco desubicada miró a su alrededor y a lo lejos divisó a los hermanos Uchiha caminando en su dirección. Sintió cómo su rostro perdía color cuando llevó su mirada de Sasuke a Itachi.

-Mi alma gemela y el amor de mi vida – susurró, llevando su mirada del mayor al menor de los hermanos Uchiha.


¡Yoooo!

¡Cuanto tiempo desde la última actualización! Pero aquí estoy, con la continuación de la historia, este capítulo que es el regalo por el cumpleaños de mi protagonista, Sakura :)

Con este capítulo surge una nueva incógnita, ¿Con cuál de esos dos amores se quedará nuestra pelirrosa favorita?

Voy a una de las partes más bonitas de actualizar:

DULCECITO311: A pesar de lo difícil que es esta situación para Sakura ella tiene a muchas personas que la quieren y la apoyan, y el genio de Shikamaru es una de ellas. Los dos se entienden muy bien y son lo más cercano a mejores amigos, cosa que confirma Sakura al confiar en él y abrirse tanto con respecto a un tema que para ella es complicado, como son sus sentimientos. Itachi sólo quiere que Sakura sea feliz, sin importar si es a su lado o no, y prueba de eso son los momentos que comparte con ella en este capítulo, sobretodo el segundo, que es muy difícil para él ;)

Chibi Sakurita: ¡Ya me hacían falta tus teorías! Ojalá este capítulo te guste, porque algo me dice que vas a disfrutar la malmatada que Ita-kun le pegará a Kenji XD

¡Muchas gracias a ambas por comentarme siempre! Lo valoro muchísimo y me llena de felicidad.

Espero que la larga espera valga la pena, y el capítulo pueda transmitirles todas las emociones que intenté plasmar en él. Ojalá les guste :)

Sus reviews son más que bien recibidos, así que no duden en dejarme saber su opinión sobre el desarrollo de la historia.

Hasta abril!

Nota: Belle et vierge, ¿Quel plus pouvoir demander? significa "hermosa y virgen, ¿Qué más se puede pedir?