- Esto es estúpido, no puedo creerlo - Se quejaba April.
- No hay nada mejor - Masculló Sam encogiéndose de hombros.
Se quedaron en completo silencio durante unos minutos. Sam se obligaba a sí misma a estar tranquila, no podía desestabilizarse y convertirse en una carga.
¿Las atacaron salvajemente hace solo unas horas? Sí.
¿Pudo ver a su mejor amiga completamente dopada y vulnerable a manos de unos enfermos? Sí.
¿Estaban tocando la puerta de la casa de dichos atacantes enfermos? Sí.
¿Era la única esperanza para Molly? Lamentablemente sí.
- Mira, empiezan a llegar - Señalo April.
Efectivamente, apenas las puertas del club abrieron, aparecieron como cucarachas unos 20 hombres de todas las edades, colores y sabores para entrar al club de strippers. Aunque sabían que ellos no eran los sicarios. Dominique y Celine averiguaron que los antisociales llegaban al club a partir de las 12 y apenas eras las 9. Aún quedaba mucho para que el verdadero peligro comience.
¿Cómo les estaría yendo a sus amigas dentro? Odiaba no poder ayudar, pero Mark tenía razón: Si los sicarios las reconocían todo el plan se echaría a perder. Sospechaban que el acosador solamente les había dado los datos de la familia Weasley que se encontraba viviendo en Estados Unidos, pues Albus y Rose fueron los únicos contactados esa mañana.
Dominique no tuvo ningún problema en el club de strippers durante su investigación. Rox y Sander pudieron pasear por la ciudad y alquilar los vehículos. Incluso Hugo Weasley que estaba junto a Albus, no fue atacado durante la mañana. Era lógico que los sicarios solo tuviesen la información de los Weasley que no vivían en Londres.
- Estarán bien - Hablaba April para sí misma, como si tratara de darse fuerzas y autoconvencerse de que tenían alguna oportunidad - Celine conoce los clubs de caballeros, Dominique tiene el poder de la manipulación y seducción, Roxanne es lista y atrevida. Estarán bien.
- Estarán bien - Apoyo Sam, sin nada de seguridad. Odiaba admitirlo, pero sus amigas podían ser fácilmente capturadas por los antisociales.
Después de todo… ¿Qué tal si Mark se equivocaba y los sicarios tenían información de todos los Weasley? ¿Qué tal si los vieron escapar del Madison Resort? ¿Qué tal si ya las reconocieron del ataque de la tarde y ahora solamente esperaban para dar el golpe de gloria? ¿Qué tal si los vieron llegar al club y ahora sí estaban seguros de quienes estaban implicados en el grupo de ayuda de Molly? Habían demasiados cabos sueltos, demasiadas oportunidades de que ya las hayan descubierto y demasiadas razones para pensar que estaban a punto de quemarse por jugar con fuego.
¿Por qué tuvo que ser vecina de Rose durante su infancia? ¿Por qué la pelirroja tuvo que defenderla en el primer día de clases, cuando solo eran unas niñas? Si la estúpida Weasley no hubiese golpeado a Madisson y sus secuaces cuando tenían 6 años, nunca se hubiesen vuelto mejores amigas. Si no se convertía en la mejor amiga de la pelirroja nunca hubiese conocido a su familia ni entablado lazos con ellos. Ahora no estaría metida en esta mierda y no tendría que seguir un plan suicida para salvar el trasero a una Weasley. Maldita Rose ¿Por qué tuviste que ser amable conmigo hace 20 años? No podías ser desagradable ¿cierto?
April le mandaba mensajitos a Mark cada 30 segundos "no hay moros en la costa", "los sicarios aun no llegan", "todavía no se ve nada sospechoso", "solo hay ancianos y pubertos". Joder, gracias a los cielos April aún tenía la cabeza funcionando. Sam estaba tan asustada y nerviosa que no podría escribir un mensaje de texto ni aunque su vida dependiese de ello, y esa era una opción no muy lejana a la realidad.
- ¿Por qué tan solas, muñecas? - Preguntó un hombre de 40 años que las miraba con lujuria y prepotencia. Era obvio que el imbécil cayó en el engaño y pensaba que eran un par de prostitutas buscando clientes.
- La gente es tacaña - Masculló Sam sin intentar ocultar su mal humor.
- Podría ser muy generoso ¿Cuánto anal?
Joder, eso sí que era ser directo… Bueno, se supone que son prostitutas. Debe ser así siempre…
- Ella 500, yo 400 - Respondió April con asco.
- ¿Qué? - Se burló el hombre - ¿Son vírgenes o tienen el culo de oro?
- Paga o vete - Cortó Sam de mal humor.
- No quiero irme, puta de mierda. Yo…
- ¿Algún problema? - Preguntó Mark con el ceño fruncido, mirando amenazadoramente al hombre. Hay que entender que Mark es estúpidamente intimidante, es normal que el pobre idiota se haya cagado en los pantalones cuando lo vio.
- Ninguno - Masculló el idiota, dio media vuelta y se dirigió al club.
Era estúpido seguir ahí. No podían quedarse y vigilar sin tener a Mark al lado para que las defiendan. Genial, primera cosa que va mal en el maravilloso plan, esperamos que sea la última…
- Suban al coche, es estúpido que se queden aquí - Dijo Mark como si hubiese leído los pensamientos de la pelivioleta - Desde ahí podrán reconocer a quienes las atacaron.
Ambas accedieron, sintiéndose casi tan aliviadas como cobardes. Subieron al coche donde se encontraban Mark y Lyssander. Inmediatamente se colocaron los abrigos para no sentirse tan expuestas, aunque no sirvió de nada, la sensación de vulnerabilidad venía de la amenaza de muerte no de su ropa.
- Aquí estarán a salvo - Murmuró Mark mientras revisaba su celular - Mierda…
- ¿Qué paso? - Preguntó Lyssander tan pálido como un fantasma.
- Mi amigo pudo revisar el movimiento del celular de Isaac. Tenemos que hablar con Molly.
Sin decir nada más, el guardaespaldas llamó a la Weasley y la puso en altavoz.
- ¿Qué paso, Mark? - Contestó Molly a la primera timbrada.
- Tu amigo Isaac realizó un par de llamadas a Los Ángeles el día antes de que nos disparen en el aeropuerto. Continuo haciendo llamadas hasta esta misma tarde.
Todos en el coche abrieron la boca sorprendidos. ¡Isaac era el puto acosador! Era increíblemente obvio, todas las pistas llegaban a él. Estaba más claro que el agua ¿Por qué seguir arriesgando el pellejo si ya sabían quién era el puto acosador?
- Alguna vez me dijo que tiene una hermana en Los Ángeles y yo le comenté que también tenía una prima que vivía ahí - Murmuró Molly con voz ahogada, seguramente estaba llorando - Debió ser así que los sicarios pudieron seguirle la pista a Rosie.
- Es probable, pero no seguro - Comentó el guardaespaldas - Lamentablemente el número al que llamaba es un número prepago no registrado. No podemos saber a quién le pertenece.
¿Acaso importa? Por todos los dioses, Isaac es el acosador ¿Qué otra prueba necesitan? ¿Una carta de confesión del imbécil?
- Mierda, mi jefe me advirtió sobre Isaac. Debí hacerle caso - Masculló Molly.
- ¿Tu jefe? - Preguntó el guardaespaldas tensando su rostro.
- Sí, siempre fui su mejor alumna y por eso tenía algo así como un trato preferencial conmigo. Cuando empecé a tener citas con Isaac me advirtió que mi desempeño laboral no debía bajar, se molestó muchísimo cuando le dije que tomaría unas vacaciones para visitar a mi hermana.
- Hablaremos luego de eso - Interrumpió el guardaespaldas - No hables con nadie. Ni familia, ni trabajo, ni amigos, mucho menos pretendientes. Pronto nos veremos.
Mark colgó la llamada, se lo veía bastante tenso. Seguramente eran los nervios porque ya no faltaba nada para que entre a hablar con el jefe.
- Ese es el gordo que inyecto la cosa para desmayar a Rosie - Señaló April - Los sicarios ya están llegando.
¿Pensaba que antes estaba nerviosa? Ahora sí eran nervios de verdad.
- No hay marcha atrás - Murmuró Lyssander para sí, sin quitar la vista de los enormes y peligrosos sujetos que poco a poco ingresaban al local.
Mark revisó la hora, eran las 11:30. Luego levantó la mirada y se dedicó a mirar fijamente a todos los que llegaban al club. Seguramente estaba contando que todos lleguen para luego entrar al local.
- ¿Hasta qué hora debemos esperar? - Preguntó Sam, mordiéndose las uñas de los nervios.
- Según Dominique y Celine terminarán de llegar a las 12:30, esperaremos hasta la 1 solo para asegurarnos. Roxanne me mandará un mensaje cuando vea que las pastillas para dormir comienzan a hacer efecto. Entonces entraré, si tardo más de una hora vuelvan al hotel con Molly y llévensela a California.
Que alentador, imbécil.
Con el cuerpo temblando de angustia, Sam también se dedicó a contar cuantos antisociales entraban al club. Era un poco difícil, pues los hombres que antes estaban dentro comenzaron a salir. Las caras se mezclaban entre ancianos y adolescentes excitados, y enormes masas andantes que exudaban peligro.
