¡Porque el NejiTen no debe morir!
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Mes del NejiTen día 29
Abril 29/2021
Temas: Pornstar /*/ Sirena /*/ Héroe - villano
Universo alterno
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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.
Disfruten la lectura.
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Día 29: Sirena
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Sacó su cabeza del agua y se quedó viendo el movimiento en tierra firme, había varios hombres allí moviendo lo que parecían unos cubos de madera que solían llevar de lado a lado según la estación. Un minuto después se asomaron varias de sus hermanas, curiosas como ella por los humanos que de momento no se percataban de estar siendo observados e incautos en que probablemente no llegarían de regreso al enorme barco que estaba a casi una milla del islote.
No es que no se hubieran dado cuenta de la pequeña barcaza que los había llevado allí, era completamente imposible que algo así se les pasara por alto, es que al menos un puñado de sus hermanas decían que un humano tenía mejor sabor cuando su sangre estaba más caliente por el ejercicio que hacían en tierra firme y otras eran simplemente crueles, disfrutando el dejarlos esforzarse por algo que al final sería perdido pues morirían y de nada serviría lo que habían hecho.
Intercambiaron una mirada entre todas al verlos empezar a caminar entre las olas para subirse a la barcaza, eran solamente 12 los que había allí y se dividían en 3 botes pues en el camino al islote llevaban los cubos y ahora iban sin nada. Su hermana mayor, bueno, la más mayor de todas porque en teoría ella entraba en el grupo de las menores, fue quien dio la orden para dividirse ellas también y asomarse frente a ellos, deteniendo su avance.
El resultado era el esperado, todos los hombres se quedaron pasmados al verlas. Por lo que nadando lentamente ellas fueron rodeándolos mientras sonreían encantadoramente, así que las miradas embelesadas no tardaron en aparecer. Ella empezó la canción, le encantaba cantar y su voz era particularmente melodiosa, aunque igual todas tenían hermosas voces.
- ¿Cuántos hombres hay en el barco? — preguntó una de sus hermanas en la misma lengua que les habían escuchado hablar entre ellos
- Casi una treintena — era una cantidad considerable, necesitarían a algunas otras para poder atacar
- Gracias, guapo — volvieron a cantar consiguiendo que volvieran a embelesarse, y de forma coordinada se impulsaron lo suficiente hacia adelante para tomar a cada uno de los hombres del cuello y tirar de estos, consiguiendo hundirlos al fondo del mar
Compartió su presa con otras de sus hermanas más pequeñas que todavía no se unían a las cacerías, yendo posteriormente con las demás pues era el momento de ir por el barco grande. La estrategia de detenerlos y asomar solo la parte superior del cuerpo por la cual los hombres parecían tener cierta debilidad, a pesar de estar cubierta parcialmente por escamas, y cantar no iba a funcionar. Iba a ser un ataque directo, usando la ventaja de la sorpresa para sufrir la menor cantidad de lesiones. Desde que los humanos cargaban con ellos esos artefactos que denominaban pistolas, ya no era tan sencillo hacer ese tipo de asaltos. Desde siempre les había gustado comer humanos pero que ahora se desplazaran por el agua con más frecuencia que antes había aumentado la cantidad de veces que podían incluir el manjar a su dieta.
A medida que nadaban hacia la superficie empezó a alejarse disimuladamente de las demás, no tenía hambre pues a pesar que le encantaba la carne humana como a cualquiera, la noche anterior se había comido un par de peces león que había encontrado por ahí y le gustaba el sabor de sus espinas aunque el animal no tuviera mucha carne propiamente. Lo que sí tenía en ese momento era mucha curiosidad, no era la primera vez que veía hombres cargando esos cubos de madera y no entendía que era lo que había de interesante en estar llevando estos de un lado a otro, cuando atacaban las barcazas en las que iban de regreso y llevaban esos objetos, solían quedarse flotando a la deriva pues a ninguna de sus hermanas le interesaba el contenido.
Una sola vez una de los cubos cayó al fondo del mar y ella llevada por sus ganas de fisgonear se acercó cuando no había nadie más por allí y vio que estaba deforme, descubriendo que era hueco por dentro. Quitó la parte superior que era la que se había movido y tan pronto lo hizo esta ascendió, quedando flotando en la superficie mientras ella por su parte sacaba una botella con un líquido amarillento en su interior ¿un tipo de agua? La abrió y el líquido en el interior empezó a salir, haciendo que el agua a su alrededor se sintiera extraña, por lo que se fue de allí y no se había vuelto a acercar pues todo lo que había allí eran más botellas similares. Pero tenía la duda ¿todos los cubos estaban rellenos de lo mismo? ¿el que se mezclara el contenido con el agua de mar había cambiado en algo el sabor? ¿Sabría diferente si lo probaba en tierra firme?
Así que iba a ir al islote ya que sus hermanas estarían entretenidas y ya si algo le pediría un bocado a alguna, o buscaría algún pez por ahí, saciar su curiosidad parecía mucho más interesante. Midió la distancia que tendría que saltar y se hundió para tomar impulso, movió su aleta con fuerza a medida que iba ascendiendo y salió del agua, cayendo sobre la arena en donde su cola se deshizo de una vez ante la ausencia de su ambiente primario. Se apoyó con los antebrazos para empezar a incorporarse, gracias al tener que atacar los grandes navíos se habían entrenado con sus hermanas en aprender a caminar con las dos torpes cosas que reemplazaban su hermosa figura acuática y podía sostenerse para dar sus pasos e ir hacia el lugar donde veía que dejaban todo sin preocuparse por cubrirse pues estaba sola.
Porque esa era la esencia de los ataques, ellas tomaban impulso para saltar y caer a bordo del navío, daban una voltereta en la madera a medida que su cola se desvanecía y era cambiada, para proceder a erguirse y aprovechando que los hombres solían deslumbrarse porque estaban completamente desnudas, hacían lo posible por lanzarlos al agua en donde ellas tenían la ventaja y los podían hundir en segundos.
Llegó al centro del islote y a simple vista no había nada, pero al dar unos pasos la textura bajo ella cambió y no había solo arena sino algo duro, se agachó y con las manos movió un poco la arena descubriendo que tapaba algo de madera, así que estuvo palpando todo hasta encontrar como moverlo. Satisfecha consigo misma se adentró en lo que parecía un túnel oscuro, a pesar de no ir mucho a los lugares abisales a menos que fuera estrictamente necesario, su especie podía ver bastante bien de noche. Emocionada abrió uno de los cubos y dentro encontró botellas como las que había visto antes, hizo lo mismo con unos más y todos tenían lo mismo. No lo entendía ¿cómo alterar el agua podía significar hacer todo ese viaje? En fin, ella no era quien para juzgar lo que hacían los humanos pues no los entendía y por lo general no hablaba con ellos más que unos segundos antes de arrastrarlos al fondo del mar.
Pero volviendo a lo que hacía, sacó una de las botellas y quitó lo que la sellaba, los olores eran diferentes cuando pasaba de respirar por sus branquias a hacerlo solamente por la nariz que era lo que quedaba cuando estaba seca y olfateó curiosa el contenido, arrugando un poco el ceño pues no era apetitoso ni nada parecido. Llevó a su boca y dio un sorbo como los había visto hacer, teniendo que escupir de inmediato, no, el agua de mar no había cambiado el sabor. Directamente era asqueroso y le dejaba un escozor horrible en su garganta, destapó otra botella y solo con su olfato comprobó que era lo mismo por lo que lo arrojó a cualquier parte con desagrado, vaya criaturas raras eran los humanos.
Fisgoneó un poco más y antes de salir de ese escondrijo vio otro cubo de madera que no había notado al entrar y que era diferente a los demás, estaba pasando sus manos para tratar con su tacto de encontrar cómo abrirlo cuando sonó algo raro dentro del lugar y hubo un movimiento, atrapando sus manos. Un chillido salió de sus labios de una vez y trató de soltarse pero le fue imposible, trató de alejarse pero no podía, sus manos estaban firmemente agarradas a unos grilletes que no sabía de dónde habían salido ni que los había hecho aparecer.
Se sacudió desesperada y volvió a chillar pidiendo ayuda, aunque podía ver que la luz afuera había cambiado así que el sol ya estaba bajando y lo más probable es que sus hermanas estuvieran al fondo del mar dándose un banquete mientras ella por curiosa estaba ahí atrapada. Chilló de nuevo con más desespero al pensar que ninguna estaría en la superficie por un tiempo, no con la comilona de ese día y hasta que un nuevo barco no apareciera en el horizonte con la expectativa de más alimento, podían ser semanas antes que alguna subiera pues no solían disfrutar como ella los rayos solares calentando directamente la piel y no solo a través del agua tibia. Trató de morder lo que no la dejaba moverse y no pasó nada pues hasta sus dientes cambiaban y los que tenía en ese momento no desgarrarían un cuello ni aunque quisiera, en cuanto el sol se ocultó se dejó caer sobre su trasero a esperar, iba a morir por ser una tonta.
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Bajó del bote que lo había acercado al islote y sintió su pantalón humedecerse por las olas casi hasta las pantorrillas, gajes del oficio. Habían estado semanas persiguiendo un navío que los piratas habían robado unos meses atrás y que sabían se estaba usando para hacer sus fechorías, al comprobar que efectivamente era y solo le habían cambiado la pintura y la bandera estuvo a punto de dar la orden de hundirlo sin piedad, pero la ausencia de respuesta por parte del enemigo y que no se viera ningún movimiento en cubierta le llamó la atención.
Hicieron un disparo de advertencia y la respuesta fue mutismo total, así que dio la orden para acercarse y poder abordarlos. Con sus pistolas siempre apuntando recorrieron el barco, su piel se erizaba por algún motivo al comprobar que efectivamente no había nadie allí. Tan solo el cadáver de una joven desnuda de probablemente unos 15 años que tenía un hueco en el cráneo por una bala, nada más, y a pesar de las marcas de otros disparos en el mástil y otras áreas de la superficie lo que evidenciaba una batalla o masacre, no había grandes rastros de sangre y de nuevo, solo estaba ese cadáver.
Por eso habían ido al islote, había fuertes sospechas que por las dimensiones que tenía y no ser cubierto por completo por el agua en los momentos de marea alta, fuera usado para esconder algún tipo de contrabando o elemento robado. Algunos miembros de la tripulación ya habían llegado allí y estaban revisando en busca de alguna cueva o pasaje secreto, escuchó a lo lejos la señal de haber encontrado algo y varios murmullos con algo que de momento no logró entender, probablemente algún tesoro pirata considerable y que ellos entregarían a sus superiores tal y cómo dictaba que debía hacerse.
Pero no, pronto fueron gritos y un ¡atrapenla! Empezó a repetirse. Estaba caminando lentamente pues sus pies se enterraban en la arena seca cuando pudo ver una mujer corriendo hacia donde estaba y a varios hombres persiguiéndola, así que midió por donde iba a pasar y en un movimiento consiguió detenerla mientras estaba pataleaba y chillaba de una forma de nunca antes había escuchado. La joven de cabello castaño trató de rasguñarlo y cuando fue a cambiar la forma en que la sostenía ella lo mordió con fuerza en el brazo por lo que la soltó para que cayera de mala forma la arena y aunque se puso de pie, tras ella llegaron unos de sus hombres quienes le lanzaron una red de las de pesca, consiguiendo inmovilizarla mientras volvía a chillar y retorcerse para ser liberada.
- Alguien cúbrala — ordenó al percatarse que estaba desnuda, finalmente se había quedado callada y veía algo en el horizonte como suplicando, por lo que se giró pero no pudo ver a nadie — ahora, explíquense
- Encontramos una cueva usada para esconder ron de contrabando, hay alrededor de...
- Pregunté por ella — la señaló — con lo demás conocen el protocolo
- Sí capitán Hyūga — dos de los hombres se fueron hacia el centro del islote — ella estaba dentro de la cueva, atrapada en una de las trampas
- ¿Por qué la desvistieron? — no quería pensar lo peor de su tripulación, todos estaban al tanto de lo que él opinaba respecto a ese tipo de comportamientos y lo implacable que era con los castigos
- No lo hicimos capitán, estaba sentada en el suelo desnuda — la observó, a simple vista diría que tendría alrededor de 17 o 18 años y tenía unos enormes ojos chocolate que eran la representación misma de la desesperación
- Llévenla al barco y pónganla en una celda — había escuchado muchas leyendas respecto a lo que pasaba en esa zona del océano y hasta el momento se rehusaba a creer en alguna de esas tonterías, pero nunca estaba de más ser precavido — apunten sus armas al agua, disparen a cualquier cosa que vean moverse cerca a los botes — su voz no daba lugar a réplicas
Caminó al escondrijo, eran varias cajas de ron lo que había allí y un pequeño cofre con monedas de oro. No había ningún tipo de ropa en el lugar que hubiera podido estar usando la joven, los grilletes rotos estaban en el suelo y los levantó para evaluarlos, tenía lo que parecían ser marcas superficiales de dientes. Chasqueó la lengua antes de lanzarlos al suelo e irse de regreso a los navíos, tendría que dividir a sus hombres entre los dos para poder llevar la nave recuperada nuevamente a puerto.
La orden de disparar al agua se mantuvo incluso cuando ya estaban todos a bordo, levantando las anclas para alejarse lo antes posible de esa zona. No esperaría a descubrir si al quedarse más tiempo allí anclado el destino de su tripulación sería la misma que la de los maleantes. A medida que avanzaban fue a popa y a lo lejos le pareció ver un grupo de personas en el agua, así que tomó su catalejo para poder extender su campo visual pero no había nada. Sacudió la cabeza, ya imaginaba cosas.
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Había pedido ayuda un par de veces más al día siguiente a quedar atrapada y nada había pasado. Trató de morder de nuevo sus grilletes sin ningún éxito, así que había dormido todo lo posible mientras sentía como se deshidrataba poco a poco, peor que saber que iba a morir era que lo haría en esa figura. Había despertado de su letargo cuando escuchó un ruido fuerte a lo lejos, poco después hubo pasos y pudo oler humanos ¿habían regresado tan pronto?
Su estómago rugía ante el olor pero su prioridad era el agua, necesitaba que su piel tocara el agua y recuperar su hidratación normal. Abrazó sus extremidades para cubrirse un poco cuando los primeros humanos aparecieron y se quedaron congelados al verla allí, se veían diferentes que los de antes, en general consideraba un poco ridícula la forma en que se ataviaban y esos frente a ella lo eran incluso más. Contuvo su gruñido ante la forma en que hablaban de ella y mencionar algo respecto a ser destituidos de llegar a tocarla indebidamente si el capitán se enteraba, por lo que se acercaron y tras revisar lo que la apresaba procedían a buscar entre lo que tenían con ellos algo que nunca había visto y con eso los rompieron.
Al verse libre se irguió lentamente, se sentía mareada pero todavía podía sostenerse así que respiró profundo, hasta su garganta se sentía reseca por la necesidad de agua. Vio de reojo a todos que inicialmente parecían consternados por su cuerpo y aprovechó eso para empezar a correr, había dado un par de zancadas cuando un hombre la agarró para detenerla y ella se las arregló para golpearlo y rasguñarlo de modo que la liberara y poder seguir su huida. Eso alertó a los otros humanos, y fueron varios los que empezaron a perseguirla, a pesar de su estado era ágil y ya podía ver el mar muy cerca, enfocándose en el sonido de las olas que la llamaban y tal vez por eso no vio al enorme hombre que la levantó en el aire y frenó su recorrido cuando estaba a solo un par de metros.
Chilló desesperada pues podía ver a una de sus hermanas a lo lejos, atraída sin duda por el enorme barco que estaba junto al de la anterior vez. Consiguió que el sujeto la soltara y entonces algo cayó sobre ella y por más que trató de luchar contra este no obtuvo resultado y sus chillidos lesionaban su propia garganta. Viendo su hogar a solo unos pasos y ahora otras de sus hermanas se asomaban, trataba de clamar por ser liberada, que coordinaran un ataque pero antes de obtener alguna respuesta el hombre de largo cabello y ojos blancos se había girado en esa dirección y ellas se ocultaron.
Le pusieron por encima de la trampa que la inmovilizaba uno de los atavíos y luego la cargaron en una de las barcazas, haciendo lo que había ordenado el que parecía liderar de disparar cuando una de sus hermanas se iba a asomar para tratar de detener el bote. La subieron como si fuera un bulto y luego bajaron dos niveles en el barco y la liberaron de la trampa pero solo para apresarla entre un cuarto de madera. Trató de correr y mover la puerta pero nada ocurrió, unos minutos después entró un hombre y por entre los huecos que había arrojó al suelo unas telas y sin decir nada volvió a quedar sola.
En una de las paredes había un cuadro que dejaba ver al exterior pero a una altura superior a la suya, así que movió una cubeta que había en una esquina y trató de estirarse lo más posible, no le cabía siquiera la cabeza para tratar de salir por ahí, pero al menos pudo dejar salir un nuevo chillido por lo que pronto algunas de sus hermanas estuvieron ahí. La veían con tristeza y a la vez enojo, pero hubo un asentimiento en que la iban a liberarla, así que solo era cuestión de paciencia.
Se sentía agotada así que se sentó mientras trataba de escuchar lo que pasaba a lo lejos, cuando oyó unos disparos creyó que todo había comenzado, pero solo fueron unos cuantos y entonces un nuevo tipo de terror la invadió. El barco se empezó a mover, se asomó de nuevo a la ventana y vio a su hermana mayor con una marca rojiza en uno de sus brazos y negar agachando la mirada, eran demasiados humanos y no podían ganar, así que la dejaban a su suerte. Quiso volver a chillar, pero su garganta no podía más y no sería útil, así que solo se acurrucó en una de las esquinas y se abrazó a sí misma.
Su estómago rugía inclemente, necesitaba alimento casi con tanta urgencia como necesitaba agua. Lo peor es que todo a su alrededor olía a humano por lo cual le era difícil pensar en algo diferente, quería dormirse o que su muerte fuera rápida. Volvió a reaccionar cuando escuchó pasos muy cercanos, la ventana revelaba que ya se había ocultado el sol. Una luz artificial apareció y tras esta se encontraba el hombre que la había atrapado, se acercó a una de las paredes para dejar allí el objeto que era la fuente de iluminación y puso una silla frente a donde ella estaba.
- ¿Hablas? — le preguntó y ella trató de reconocer cuál era la lengua exactamente para poder contestarle en la misma pues su propio idioma era una mezcla de muchos otros lo que les hacía fácil adaptarse — ¿me entiendes? — ladeó la cabeza y asintió ligeramente — ¿tienes lengua? — abrió la boca y la mostró, todavía sin levantarse de donde estaba
- Agua — se atrevió a pedir de una vez y la forma en que él frunció el ceño demostró que él también la entendía — por favor, agua
- ¿No te han traído nada? — con la mano señaló los atavíos — traeré agua con la condición que te vistas — asintió de mala gana y el hombre se levantó para ir a la puerta. Gritando algunas órdenes mientras ella inspeccionaba cómo podía funcionar esa tela, había visto a los humanos usándolo así que no podía ser tan difícil. Levantó en el aire algo blanco que tenía un agujero en la mitad y dos tiras largas con huecos al final, le parecía que era lo que usaban en la parte superior así que metió la cabeza entre el hueco de la mitad y luego pasó los brazos los otros, se había incorporado parcialmente por lo cual se daba cuenta que la prenda le quedaba a mitad de sus muslos por lo cual no consideraba ponerse nada más — toma — estaba tan entretenida con eso que no vio que él sostenía una taza pequeña y se la ofrecía, así que estiró sus manos y casi se la rapó, bebiendo el contenido solo en un sorbo
- Más — volvió a pedir y él volvió a llenarle la taza que ella de nuevo desocupó de una vez, sintiendo su cuerpo agradecer de a pocos — más — él parecía curioso y la jarra que tenía en las manos cabía por la reja, así que se la extendió y ella la recibió, empezando a beber con ahínco todo el contenido. Deteniéndose cuando no había más — gracias — él asintió y salió por un momento, ordenando algo a lo lejos antes de volver a sentarse en la silla
- Come — ahora le pasaba un plato con algo que no tenía ni idea qué era, pero lo tomó y lo olfateó y no lo reconocía, con la mano tomó un poco, tenía una textura como una masa y con desconfianza se llevó un poco a la boca. Arrugando la nariz por el insípido sabor y devolviéndole el plato a la vez que negaba — ¿no comes arroz?
- Nunca lo había probado — admitió
- ¿De dónde eres que nunca habías comido arroz?
- De un lugar donde no hay... — se encogió de hombros
- ¿Qué comes normalmente? — Humanos dijo una voz en su cabeza ante el apetitoso olor que tenía el hombre
- Peces, camarones, erizos... animales de mar — englobó, era más fácil que dar una lista exacta
- A esta hora el cocinero ya terminó su turno y no hay nada de eso — volvió a extenderle el plato — es esto o no comerás nada hasta la mañana – en respuesta su estómago rugió y recibió el plato, comió un poco del contenido y seguía sin agradarle ni la textura ni la falta de sabor pero al menos le ayudaba a apaciguar un poco el hambre y era mejor que nada
- Gracias — solo hubo un asentimiento de cabeza — soy Tenten — se presentó al devolver el plato vacío, pensando que tal vez ser amable e intentar encantarlo iba a ser la forma de labrarse un camino hacia su libertad
- Capitán Neji Hyūga
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La prisionera era una joven diferente, su apariencia era frágil pero en las dos ocasiones que la habían sacado de la celda porque los hombres estaban haciendo aseo, se había intentado escapar rasguñando a todos a su paso y solo la red o él eran capaces de frenarla. Al menos ya no hacía el ruido extraño del día del islote, tampoco contestaba cuando le decía que era inútil que escapara, aunque llegara a la cubierta seguían en un barco en medio del océano por lo que no tendría a dónde ir.
A veces cuando bajaba a verla la encontraba de puntas en la cubeta viendo por el portillo hacia el horizonte, por lo que le había facilitado una silla un poco más alta. Una vez la había escuchado cantar y un impulso irrefrenable lo llevó a buscarla, todos a su alrededor parecían hipnotizados disfrutando la melodía pero él era el único que fue hacia ella, quien sonrió al verlo entrar y siguió entonando la canción por un par de minutos más antes de pedir agua, preguntando luego en qué parte del barco estaba para alcanzarla a oír pues no era la primera vez que cantaba.
Sus impresiones sobre Tenten eran entremezcladas, por una parte le parecía extraño que al hablar con ella tratando de descubrir su procedencia y el motivo para estar en la cueva no encontraba nada útil o en ocasiones coherente, tenía actitudes a veces infantiles, a veces demasiado maduras para alguien de su edad y estaba el tema que a veces parecía no saber usar los implementos más sencillos, como una cuchara o un pantalón, y ni hablar del día que le dio unos zapatos porque era indecente que mantuviera solo en la camisa sin nada más. También lo desconcertaba su reacción a la comida, la forma en que arrugaba la nariz ante lo que le ofrecía y comía de mala gana, a pesar que ella misma había mencionado comer pescado o comida de mar, le hacía mala cara a la sopa de pescado o al salteado de camarones y verduras, además había visto un pernil de pollo como si fuera lo más extraño del mundo antes de morderlo con desconfianza y unirlo a la lista de alimentos que no le gustaban, pero se comía casi todo por hambre.
Y tomaba agua en grandes cantidades, pero solo agua. Un día por ser el cumpleaños de un miembro de su tripulación repartieron vino para todos y en un impulso inexplicable le llevó una copa, tuvo que contener su sonrisa al ver que tras un ligero sorbo escupía y se la devolvía, era como un infante que prueba la bebida por primera vez.
- ¿Cuántos años tienes Tenten? — no solía dejarse llevar por impulsos, pero frente a ella estaba perdiendo esa batalla y quería saber eso
- ¿Años? — parecía dudar como si no entendiera la pregunta — ¿Cómo la cantidad de veces que vuelve a ser la misma estación?
- Sí, es una buena descripción
- Bueno, si mis cuentas no fallan… han pasado 95 veranos desde que tengo memoria, así que deben ser como 102 o 103
- ¿Estás contando todas las estaciones del año?
- No, solo entre un verano y otro — él arrugó el ceño, eso era completamente imposible así que se iría por la opción que dijo, lo que le daba que tenía 25 años e igual eran muchos más de los que aparentaba — ¿Cuántos tienes tú?
- 30 — ella sonrió ante la respuesta como si encontrara algo divertido en sus palabras — en 2 días llegaremos al puerto
- ¿Seré libre entonces?
- Eso está por definirse, no tenemos ninguna pista de lo que le pasó con los contrabandistas y técnicamente eres la única testigo aunque no sea claro porqué estabas en esa cueva — dudaba que un malandro decidiera dejarla detrás, de hecho era mucho más probable que se pelearan por quien se la quedaría y abusaría de ella — con esto se acrecentarán los rumores que esas aguas están malditas
- ¿Cómo malditas?
- Dicen que en esa área viven unas criaturas que devoran a cualquier hombre que pase por ahí, la mayoría de mercantes las evitan a propósito
- ¿Por qué estaban entonces ustedes allí?
- No creo en leyendas y que toda mi tripulación siga con vida es señal que no son más que supersticiones tontas
Tenten se empezó a reír ligeramente y luego a cantar mientras jugueteaba con su cabello, acomodándolo todo sobre uno de los hombros. Se quedó como hechizado viéndola, en un punto medio de las actitudes que tenía estaba esa, a veces se volvía sensual y tan solo lo deleitaba con sus suaves movimientos que lo incitaban a aproximarse a la reja que los separaba o incluso a meterse allí con ella o llevársela a su propia recámara, algo que era por demás inapropiado y se rehusaba a ceder a sus bajos instintos.
Igual se levantó y a pasos lentos se acercó a la división, ella hizo lo mismo quedando entre ellos la madera mientras se veían fijamente. Aunque la melodía terminó, él no se apartó ni siquiera cuando la vio sacar las manos por entre las rendijas y tomar su camisa para ponerse de puntas, sonriendo antes de unir sus labios.
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¡Penúltimo día!
¿Es esta otra historia que quiero extender y poder hacer mejor? Sí :(:
¿Va a pasar? Lo estoy considerando. Admito que me gustó la temática y todas las posibles formas en que se puede desarrollar... pero todavía no es seguro.
¡Nos leemos mañana!
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Recuerden que sus comentarios son bien recibidos en un review, además de ir a darse una vuelta por mi twitter (idamariakusajis) en donde voy hablando de cosas random de cómo voy avanzando con este reto.
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Att: Sally K
