Fic
Unidos por la Pasión
De Mayra Exitosa
Capítulo XXVI
Comprando atuendos
Candy salía las boutiques después de su hora de trabajo, su jefe y pareja actual se tuvo que ir a ver algunos clientes y quedaron de encontrarse más tarde. En los pasillos del centro comercial, Candy miraba los lugares por donde le interesaba comprar algunas cosas, primero entro a Victoria Secret, escogía lencería fina preciosa y atuendos muy hermosos, ahora ganaba mejor sueldo, podía darse esos lujos. Le empacaban finamente cada pieza que llevaba y se las colocaban en un bolso rosa y rallas blancas, luego pasaba a elegir medias de seda, ligueros, al final dejaba lo más difícil, los atuendos para ese fin de semana que tanto les preocupaba a los directivos del corporativo.
Terrance, había terminado de filmar unas escenas, caminaba por el centro comercial, usaba un sombrero, lentes y un traje con gabardina, muy al estilo Warren Beatty en la película Dick Tracy, cuando a lo lejos veía salir de la tienda de lencería a Candy y este no podía tener mejor momento para hablar a solas con ella, así que la seguía y entraba a una boutique de vestidos de fiesta, mientras ella elegía atuendos para probarse, él la observaba a la distancia y se colaba a los vestidores, tratando de no llamar la atención.
- ¿Desea probarse estos modelos, señorita? - Si, solo que no encuentro este de mi talla. - Se lo buscaré. La dependienta le llevaba el grupo de vestidos que ella había elegido y continuaba viendo algunos otros modelos, ya era tarde miraba su reloj de pulsera y sabía que debía terminar pronto. En los vestidores, iniciaba quitándose la ropa, cuando la cortina se movía y ella se asustaba tratando de salir, alguien le tapaba la boca, a lo que al verlo en el espejo le daba un pisotón y este se dolía y se salía al pasillo junto con ella, no había espacio suficiente dentro, ella se abrochaba el cierre de su vestido y lo empujaba,
- ¿Qué pretendes, Terry? - Hablar contigo, cariño. - ¿Y tu novia estará aquí? - No, ya te lo dije es solo una relación pasajera, Candy ya tengo otra vida, no puedes seguir con ese hombre. - Lo siento, Terry no debes estar aquí, y no quiero que te entrometas en mi vida por ningún motivo.
En el vestidor vecino al escuchar la voz de hombre se detenía y ya no abría la puerta luego escuchaba a la dama que lo había sacado del vestidor y la mujer se cubría al no poderse cerrar el vestido por ella misma, esperaba a que ese se fuera para pedir ayuda a la dependienta, mientras se cubría con la mano la boca y escuchaba la declaración del hombre que se había introducido a los vestidores.
- Lo mejor es que salgas, en cuanto termine, hablamos afuera. - Es mejor que te vea aquí, sé que no tendré una oportunidad mejor de convencerte y sabes bien que fui el primero en tu corazón, siempre estaré presente. - No fue agradable, lo sabes. No deberías hablar de eso con tal facilidad, eso no es de caballeros. - Tal vez no deseo ser un caballero contigo, deseo ser el hombre que te cuide y nos casemos, Candy. - No estoy disponible y no creo que eso tenga una posibilidad.
William por su parte había finalizado las citas y se iba hasta donde pasaría por ella, miraba su celular y buscaba con el localizador en que parte del centro comercial se encontraba, y se iba hasta donde su celular confirmaba su estancia actual.
Terry por su parte trataba de abrazarla y le aseguraba que todo había mejorado, que jamás estaría en mejor momento de salir de esa relación, ese hombre era un mujeriego y la dejaría en cuanto se cansara de ella, - Es un riesgo que todas las parejas corremos, Terry, tu lo hiciste, me dejaste y yo seguí adelante, al igual que lo hiciste, ahora por favor sal de aquí. - ¡Candy! ¡Te amo! No sabes cuanto anhelo tenerte de nuevo y que nos casemos.
La señora en el vestidor sacaba su bolsita de nueves y se sentaba a esperar que ese hombre se fuera, pero parecía tener un audio libro, así que comía y paraba bien la oreja, las cosas estaban saliendo de conversación, era le primer amante y ella ya tenía otro. William escuchaba la declaración y el tono de su voz lo hacía ir y ver en el pasillo como él estaba obligando a Candy a que lo escuchara,
- Terry estoy ocupada, no me interesa seguir con esta conversación, no te amo, y la realidad, amo al hombre que esta conmigo, es alguien a quien no cambiaría. Terry la abrazaba inesperadamente, paso su mano por la cadera levantando su pierna y callo con su boca cualquier grito que pudiera hacer, besándola con pasión inesperada. Candy se sorprendía, lo empujaba y no podía separarlo, movía su rostro para alejarlo de su boca, no era lo mismo que cuando la besaba Albert, que no podía evitarlo y la hipnotizaba su mirada y ese calor que internamente deseaba y ahora lo comprendía, Terry ya no estaba en su corazón y Albert se había colado de manera sorpresiva hasta su vida.
La mujer en el vestidor abría un poco la puerta, miraba como ese hombre la tenía forzada, y le metía la cadera para detenerla en la pared, ella se sentaba en su lugar cerraba la puerta y se metía un puñado de nueces, asustada porque eso estaba tomando calor intenso, mejor que los audiolibros.
Candy forcejeaba, tratando de pisarlo pero el no se lo permitía, hasta que de pronto, sentía que la fuerza se retiraba sin más y al abrir los ojos, Albert forcejeaba con él, tomándolo por él, doblándole un brazo con fuerza y pegándolo a la pared le decía, - Ella dijo que no le interesas, no te ama, me prefiere y aun así la obligas, Terry se soltaba del agarre empujándolo y dando el primer gancho a lo que Albert lo evadía y lo empujaba fuera de los vestidores, haciendo que llamara la atención de quienes se encontraban en la tienda.
Candy se abrochaba su ropa y salía, para detener a Terry y que Albert no se comprometiera, más los guardias ya habían interferido y Albert comentaba que su mujer estaba en el vestidor ye se hombre la acosaba, a lo que Terry negaba y le confirmaba - Ella siempre me amará a mí. Fui el primero, ¡lo sabes! - Solo sé que la amo y que seré el último y el único en su vida, no me importa lo que digas, ella no estará cerca de ti jamás.
Los guardias lo acompañaban fuera de la tienda, y Candy llegaba corriendo, abrazándolo por la espalda de su cintura. - ¡Albert! - ¡Mi amor! No imagine que venir a comprar ropa fuera de alto riesgo. Ella lo soltaba, él se giraba para abrazarla y reconfortarla, la señorita que la atendía recogía los vestidos y se iba con ella para ver cual le había gustado, él con una sonrisa sin soltara de su abrazo, le hacía la seña y le decía todos, dándole su tarjeta.
Gracias por continuar leyendo y comentando cada capítulo de esta y las demás historias, muchas gracias, tratare de finalizarlas lo antes posible
Continuamos con más Historias de Albert y Candy
Un Abrazo A la Distancia
Mayra Exitosa
