Capitulo 26: Bye Bye Otoño


Viktor sabe muy bien que no hay nada más magnífico y picante que unas nalgas voluptuosas sacudiéndose bajo su mano tras una fuerte cachetada en ellas, dejándolas totalmente rojas, y mejor aún, a su dueño soltando alaridos de placer.

Yuuri reaccionó bastante bien así que Viktor agarró el azote de 25 cm y peinó de forma moderada toda la zona de su trasero de una movida rápida y limpia, sin lastimar a su amor.

—¡Vik...! ¡Ah!

Aquel efecto liberador hizo que Yuuri doblara toda su espalda hacia atrás, soltando un gemido provocado por el éxtasis y el dolorcito físico que producía dicha tortura, pero al menos lo distraía de los problemas que tenía en mente gracias a sus miedos; los azotes trabajaban de forma perfecta, tanto que estaban disipando tensiones y nudos emocionales en Yuuri, tal como sus inseguridades mentales acerca de su triste pasado.

Viktor vuelve a agitar su mano de nuevo y esta vez subió un poco más la velocidad de los golpes con el flagelo, lo hizo sin llegar a lastimarlo mucho mientras Yuuri gozaba del momento.

El japonés gemía y se retorcía de placer al mismo tiempo que de dolor. Incluso así, Yuuri tenía una sonrisa ladina en su rostro de consentimiento total ante este nuevo sentimiento, porque ben su rostro se veía que lo disfrutaba mientras tenía sus manos agarradas de forma fuerte a las sábanas con su erección doliendo. Yuuri estaba excitado con el castigo, tanto que sorprendió a Viktor y este no se detuvo de darle todo lo que necesitaba para hacerlo feliz.

¡Subarashii!

El trasero carmesí de Yuuri, producto del frenesí de las manos de Viktor, se endurece con cada nuevo azote y a continuación vuelven a suplicar por otro... y otro más, al punto de que el deleite estimulante de Yuuri se convierte en un poema de jadeos sucios que salen de sus labios y provocan a Viktor, pero lo hace aún más con ese par de músculos firmes meciéndose cuando se sincroniza con el flagelo en un mismo sensual movimiento; así como una nota musical ardiente excita a Viktor de inmediato al ver la forma tan morbosa en la que Yuuri recibe cada chasquido.

El sutil equilibrio entre golpe y la caricia del flagelo que Viktor ejecutaba con una maestría indescriptible a cada instante, definitivamente hacen que Yuuri y Viktor se corran al mismo tiempo de experimentar semejante deseo hecho realidad. El canto de la belleza erótica con los pequeños golpes había llegado a su cúspide con ambos agitados luego de quince largos minutos.

Viktor se detiene y deja el látigo de lado y lo llena de besos en cada musculo de su espalda mientras frota las dolidas nalgas de Yuuri, haciendo masajes con un gel especial para ayudar a relajarse, a lo que Yuuri responde con un suspiro bastante aliviado.

—¿Te hice mucho daño, mi amor? —preguntó Viktor sin dejar de acariciarlo, a lo que Yuuri frunció el ceño y respondió un tenue «sí, un poco», pero lo hizo con una sonrisa exhausta porque jamás había experimentado algo como eso. Sin embargo, el tono con el que Yuuri habló, sugería un pudor increíble para Viktor por parte de Yuuri, se le notaba un atisbo de orgullo y placer en el rostro. Incluso Viktor hasta podía sentir en su respiración una felicidad sorda y salvaje llamándolo por más.

—El dolor no importa, lo que importa es el regalo que me has dado, el cual ha sido increíblemente maravilloso —sugirió Yuuri riéndose con unas lagrimillas en los ojos mientras se dejaba mimar por Viktor y sus manos mágicas, sí, porque Yuuri no era el único con manos atrevidas y sanadoras—, veo que mi Viktor puede llegar a tener niveles altos de perversión con tan solo un poco de pan y miel... eso me gusta mucho porque me hizo dejar de pensar, gracias, amor mío.

Viktor enternecido por sus palabras no pudo evitar tumbarse a su lado y rodear su cuerpo con un abrazo muy cálido. Yuuri era todo aquello que necesitó y no había dudas. Su corazón estaba en el lugar correcto y en el momento correcto. Yuuri era el único ser sobre la Tierra que lo hacía explotar con miles de sentimientos encontrados, pero el ruso era tan sensible que también lloró a su lado. Yuuri era la persona que más amaba en ese pequeño mundo.

—Te amo tanto, mi Yuuri, siempre supe que estabas esperándome en algún lugar y te he encontrado, más bien, gracias a ti por salvarme —susurró el platinado a su oído y Yuuri respondió a sus palabras de la misma manera. Ambos se dieron un recóndito y dulce beso que solo tuvo fin cuando no pudieron respirar más.

—Viktor, eres la cuarta persona más valiosa e importante de mi vida luego de mis padres y mi hermana, quiero que sepas que siempre te salvaré del dolor y la tristeza si alguna vez llegan a tu rostro, yo las espantaré con mi amor, mis besos y mi sensualidad —le confesó y esto solo provocó que ambos se comiesen con lura mientras estaba abrazados diciéndose palabras dulces y todo lo que se necesitaban.

Luego de un rato de zacear sus deseos, ambos estaban calmados y tirados en la cama disfrutando del calor de sus cuerpos unidos. Yuuri estaba acostado de lado acariciando las manos de su ruso y Viktor a su espalda olía cada parte de su delicioso cabello. Yuuri miró a Viktor y dio un largo suspiro de aburrimiento cuando no pensaba en nada... a lo que Viktor respondió con beso en su lóbulo y un par de sugerencias subidas de tono, como había acordado, ese momento todavía no había acabado.

—¿Mi Yuuri bonito quiere seguir con su sesión de adiestramiento? —indagó de forma cautelosa porque no quería que Yuuri se sintiera mal, a lo que el japones subió una pierna a sus caderas con una sonrisa libidinosa esta vez—. Por supuesto que sí, Vitya. Todavía no hemos acabado, quiero que me abras ese hermoso anillo de carne que no has tocado todavía y que quiero verlo bien abierto cuando llegue su momento.

El cuerpo de Viktor se erizó con tan sugerentes palabras y a Yuuri lo recorrió un espasmo de solo sentir su barba rozar contra su nuca, parece que el japonés había animado a Viktor.

—Créeme, todo esto que hacemos ayudara cuando llegue el momento de ser uno, y no solo abriré un agujero en ti —murmuró en su oído dejando caer su respiración en su oído—, llegaré tan profundo que tocaré tu alma y haré que tu cuerpo explote.

—Hazlo, dame escalofríos, cariño —rogó Yuuri con una mirada lasciva.

Y eso fue todo, la frase rustica y a la vez que suplicante de Yuuri acabaron con la paciencia de Viktor, quien se separó de él con cuidado y le ordenó que se pusiera en cuatro de nuevo. Yuuri usó todas las fuerzas que tenía para ponerse nuevamente a merced del ruso, quien sonrió al ver nuevamente ese lindo trasero torturado.

«El cielo tiembla con la belleza de esa redondez casi perfecta como la de la luna», pensó Viktor acariciándolas una vez más.

Viktor, decidió subirle el nivel y sacó el cuarto dildo de la caja junto con un gel especial del cual le había hablado a Yuuri. El dildo tenía una forma extraña, era más grueso que los anteriores y claramente un poco más largo, eran parecido a los famosos plugs, pero en forma de vibrador, estos dildos modificados estaban basados en expandir más el área de las paredes al engrosarse por sí solos.

—Bebé, solo relájate y disfruta lo más que puedas, pero si te duele mucho y quieres que me detenga solo avísame y lo haré —dejó claro el ruso mientras dejaba caer el chorro de gel frío en su cerrada y palpitante entrada haciendo que Yuuri se removiera inquieto con su respiración ansiosa.

—Ya no me sigas torturando... vamos Viktor, hazlo ya —pidió Yuuri suplicando tras sentir cada movimiento de las yemas de los dedos de su ruso paseando por toda su entrada primero, a lo que Viktor respondió y comenzó metiendo un dedo haciéndolo gritar de placer de inmediato con el segundo y así hasta llegar al tercero y sentirse apenas lleno.

Wow... pero que poco paciente eres, amor —murmuró el ruso con una enorme sonrisa de corazón poniendo a trabajar de inmediato esa zona y prepararla para lo bueno.

El ruso deslizó con facilidad el primer dedo y luego el segundo... de modo que una vez con ambos adentro, los círculos que Viktor hacía en el interior de Yuuri eran sublimes y magnéticos para él, cada centímetro de los mismos tenía temblando al japonés de un éxtasis inexplicable, estas sensaciones que Viktor provocaba eran superiores a sus lagunas mentales. El cuerpo de Yuuri ardía peor que un fuego de la leña quemada en pleno invierno y eso que Viktor no lo había hecho suyo todavía.

Yuuri no podía más que hacerse sentir con el firme movimiento de sus caderas, acostumbrándose rápidamente a esa sensación de tener una parte de Viktor dentro él.

Yuuri jadeaba mientras Viktor aceleraba, doblando sus dedos y tocando ese punto sensible que hizo a Yuuri enloquecer y moverse sobre sí mismo de un goce infinito. El japonés hundió su rostro sobre la cama con la cara totalmente enrojecida. En ese momento Viktor aprovechó y agarró el dildo con maestría lo fue metiendo dentro poco a poco hasta que llenó a Yuuri por completo, recibiendo sin mucho dolor aquel nuevo juguete sexual delicioso.

—¡Vitya! —Yuuri sacó la cara de los lienzos y miró de Viktor de reojo—, eso dolió un poco... pero... ¿ya está dentro?

—Perdón, se deslizó fácil debido al lubricante, pero sí, ya el dildo está adentro, tranquilo que no moveré nada hasta que te acostumbres —le aseguró mientras iba frotando con las yemas de sus dedos con suavidad toda la parte inferior de su columna hasta llegar cerca de su entrada propiciarle un masaje mientras mantenía su otra mano ocupada—. ¿Te sientes bien, mi cielo?

Yuuri estaba realmente calmado gracias a los masajes de Viktor en sus nalgas luego de azotarlo, es que ni siquiera se dio cuenta que el dolor se había ido. Además de eso, también era lindo ver la forma en que Viktor se preocupaba de forma constante por hacerlo sentir bien y no lastimarlo. De hecho, Yuuri empezaba a tomar esto como una de sus terapias, solo que era Viktor quien lo hacía en su especialidad. Yuuri se mordió los labios imaginando a Viktor dentro de su cuerpo, pronto llegaría ese momento, solo debe esperar un poco más y conocer todos esos secretos de Viktor.

Yuuri estaba harto de siempre ser el que tenía que ser rescatado por su príncipe en estos momentos, cuando se supone que su único amor llegó a él para ser sanado.

De ese modo, los pecados dentro de Yuuri empezaron a aflorar sin querer retenerlos por más tiempo y dejó que todas esas nuevas sensaciones ese calorcito sexual dentro en su cuerpo lo invadieran hasta los huesos, liberándose totalmente de su inseguridad. El joven nipón sonrió de lado a lado, travieso, mostró una oscuridad en su sonrisa mientras inclinaba su columna con su trasero un poco más hacia arriba, estaba totalmente cómodo con tal acción que cuando estuvo listo el mismo empezó a apretar el dildo con sus paredes, haciéndolo sentir una desbordante sensación de placer y vehemencia que lo obligó a moverse sin miedo y con más confianza.

Desde su lado oscuro, sus entrañas se curvaban con estocada y Yuuri descubre la sensación absoluta del placer en su punto débil cuando Viktor enciende ese consolador que entra y sale como lobo por su cueva, aquel artefacto delicioso toca el profundo atajo de sus paredes sin titubear, amenazante con su fuerza y propulsado por el empuje de la ruda mano de Vitya.

—¡Ah! Vitya...

Dejó escapar un jadeo ardiente con su apodo clavado en sus labios mientras la otra mano del ruso se desliza por su cuello, presionando dócilmente la garganta con sus pulgares el ruso estiró la cabeza de Yuuri atrás. Viktor arrinconó con sus labios a su prisionero, impidiendo que Yuuri se moviera mientras aumentaba el frenesí de cada estocada y cada beso profundo invadiendo sus labios. El rubor de Yuuri se disparó por todo su rostro formando una expresión entre dulce y obscena por tan sensualidad a manos de su pecador.

Viktor al notar esto dibujó una enorme sonrisa y comenzó repartiendo besos en sus hombros y sobre toda la musculatura de esa hermosa espalda tan perfecta mientras se encontraba detrás de él ayudándolo a bailar su propio ritmo candente y desenfrenado. Viktor quería metérsela hasta el fondo y hacerlo gozar más, pero Yuuri no estaba listo todavía, así que los días que venían para ambos serían más intensos que los anteriores. Mientras tanto, Viktor disfrutaba, extasiado con las delgadas caderas de Yuuri y perfectas nalgas bien sincronizadas que volvían a tomar vida cuando se meneaban de arriba hacia abajo, entrando y saliendo fácilmente.

—¿Cómo puede ser cada rincón de tu piel tan único y maravilloso? —indagó Viktor.

Los toques y besos de Viktor eran como goma sobre un papel. El ruso no podía despegar labios de las zonas erógenas de la espalda Yuuri, acariciando con recelo cada sensación de esa tierna boca impregnada del perfume de esa bebida nocturna que lo hace perderse en ese cerrado camino, embriagado de su néctar, Viktor contempla con deseo cada parte de exquisita de Yuuri, saborea cada rincón de su piel en su pervertida imaginación.

—¿Cómo es que mi Viktor siempre me ve con tan lindos ojos? —respondió con otra pregunta aún mas suave.

Como Yuuri ya no sentía dolor alguno, el juguete de Viktor se empezaba a quedar algo... pequeño, en comparación con lo que necesitaba...quizá algo más grande y grueso que le arranque gemidos de placer y lo llene por completo, como el falo de un ruso caliente torturándolo.

Sus movimientos estaban arremetiendo duro contra el dildo, los mismos se hicieron más erráticos y rápidos, Yuuri ahora mismo era un monstruo sensual en evolución constante, tan tenaz y admirado por Viktor en todo el sentido de la palabra.

Pronto aquel embeleso de lujuria se detuvo cuando Viktor sacó el dildo de golpe y lo volvió a meter varias veces, moviéndolo en círculos, haciendo a Yuuri gritar muchas veces su nombre mientras volvía a correrse una y otra vez.

Viktor decidió que la sesión de una hora había llegado a su fin y era hora de la ternura y los mimos a su amado. El ruso terminó luego varios minutos hasta ver a Yuuri saciado totalmente sobre la cama respirando agitado. En ese momento tanto Yuuri como Viktor se agarraron fuerte de los cabellos y se comieron con besos, mordidas y roces sensuales de piel contra piel. La desesperación se hizo presente.

Ambos se detuvieron porque sabían que no iba a poder parar y Viktor estaba tratando de contenerse. Quería dejar lo bueno para el momento indicado y Yuuri se abrazó de él y escondió su rostro en su cuello haciendo pucheros, a lo que Viktor sonrió lo rodeo con sus brazos.

—Un poco más y ya estás listo para darme todo —dijo cerrando el trato con un beso—, te daré la sorpresa cuando llegue ese momento, que será muy pronto.

—Mas te vale que sea cierto —susurró correspondiendo a un beso.


Nota: Hola, espero que estén bien, como siempre lamento la tardanza, aquí traigo otro capitulo más para ir rumbo al final, espero que les guste mucho :3 está lleno de... picante XD.

uwu la canción de este capítulo está a cargo de Mickey Valen, Joey Myron - Chills (Lyrics) (Dark Version)