N/A: Soy novata, pero novata de verdad en esto de escribir así que tenedme paciencia. Siento si se me escapan algunas faltas de ortografía.
Y como siempre, muchas gracias a esas personitas por los Reviews.
Disclaimer: Personajes, hechizos, lugares, etc... es todo propiedad de la maravillosa J.K Rowling.
Cuatro días llevaba en el hospital, y ya estaba cansada y aburrida. A pesar de que Ginny había estado llevándola algo de ropa, y algún libro, las horas se la pasaban interminables. Malfoy no había querido volver a tocar el tema de los Solís, pero a pesar de que ese problema aun le rondaba por la cabeza, era capaz de ofrecerla charlas de los mas interesantes durante la noches, hasta que el sueño los vencía. Aunque el rubio seguía utilizando algún que otro chascarrillo provocador de los suyos, Hermione lo sentía diferente, como mas distante. Pero ella lo achacó a que sería por la situación que ahora tenía entre manos son la familia Solís.
Ginny y él se turnaban. La pelirroja venía por las mañanas para que él pudiese irse a casa, cosa que se había enterado por las enfermeras que no hacía. Por que ya se lo habían encontrado en la azotea mas de una vez.
Esa noche Hermione le intentó sonsacar algo al respecto, pero solo consiguió que este se cerrase en banda y no hablase durante el resto de la noche. Por suerte para ella, aunque al principio no le hizo mucha gracia, Astoria Greengrass se coló en su habitación aprovechando el cambio de guardia de la puerta de las doce pillando por sorpresa a ambos.
-¿Que haces aquí?.- Astoria se colocó el pelo con las manos mientras se acercaba a Malfoy que se había levantado para recibirla. Hermione apartó la mirada cuando la rubia se acercó a los labios de el chico.
-Me aburría en casa, mis padres no están y Theo tampoco, así que he pensado en acercarme para alegraros la noche. Que por lo que veo os hace falta.- Malfoy arrugó el entrecejo molesto por la suposición de su amiga.- ¿Y esas caras?
Después de quitarse el abrigo y dárselo al rubio para que lo colocase en el sillón, la chica se acercó a ella para saludarla. Pillando desprevenida a Hermione, esta se apoyó en la cama para darla un beso en la mejilla. Miró al Slytherin confundida, y este negó con la cabeza dejando por imposible a su... lo que fuese.
-Te veo mejor.- Comentó la rubia bordeando la cama para sentarse en el sitio que él había estado ocupando.
-Gra... gracias.- Hermione aun estaba un poco desconcertada con su actitud.
-Al contrario que tu querido.- Draco afiló la mirada sobre ella, pero Astoria ni se inmutó.- ¿Cuántos días llevas sin pisar la Mansión?.
Hermione sonrió divertida al ver el gesto contrariado, y malhumorado del chico cuando por casualidades del destino, Greengrass había vuelto a sacar el tema, que había dado por zanjado.
Rodó lo ojos y se dio la vuelta.
-Necesito un café.- Y se marchó dejándolas solas.
-Os e escuchado antes de entrar.- Hermione miró a la rubia que la sonreía cómplice, y la castaña no pudo evitar responder a esa sonrisa con otra.- No se ha ido, por que puede que no le dejasen volver. Se que es complicado de llevar, pero cuando le pillas truco...
Miró a la chica, mientras esta se acomodaba sobre el asiento con ese porte elegante de espalda recta, y piernas perfectamente cruzadas. Y no pudo evitar sentirse cohibida cuando observó con mas detenimiento sus rasgos. Era preciosa. Tenía los pómulos altos, el contorno de la cara afilado y perfectamente delineado, como el resto de su cuerpo. Sus labios eran finos, pero con la suficiente carne como para describirlos como deseables, y esos ojos... unos ojos grandes de color azul cielo, y tupidas pestañas que la daban un aire angelical que derretiría a cualquiera. Y si bajábamos la vista al resto de su cuerpo...
Astoria Greengrass era claramente una mujer hermosa, con la que Hermione se sentía en desventaja.
¿Desventaja?
¿Para qué?
Y quiso aprovechar la ocasión.
-¿Hace cuanto os conocéis?.- Astoria la miró como si intentara adivinar sus intenciones. Por un momento le pareció estúpida la pregunta, contando con la posibilidad de que era muy probable que se hubiesen conocido en Hogwarts, como ella.
-Hace muchos años.- La cortó la rubia justo cuando iba a rectificar.- Desde mucho antes de Hogwarts... yo diría que desde que nacimos prácticamente.
-Oh...
-De echo nacimos ya con un contrato de compromiso.- A Hermione se le cortó la respiración, y tubo que disimular como pudo la sorpresa de lo que acababa de escuchar.
-Vaya... .- No era la primera vez que oía lo de los matrimonios arreglados antes incluso del nacimiento de los niños, e incluso antes de concebirlos tan siquiera.- ¿Entonces estáis comprometidos?
-¿Por que lo preguntas Granger?.- Vio como Astoria la miraba de una manera interrogante que la hizo apartar la vista nerviosa.- ¿Algún interés especial?
-No.- Carraspeó la garganta nerviosa para que le saliese con mas claridad la voz.- Simple curiosidad. Creía que los matrimonios por conveniencia eran cosa del pasado.
-Lo son, pero nuestras familias están chapadas a la antigua.
-¿Y no te molesta?.- Preguntó al notar el cambio en el semblante de la chica, que se había oscurecido.
-Claro que si, detesto cada una de esa estúpidas tradiciones trogloditas.- Vio como Astoria hablaba con rabia, y se sintió de pronto mas cómoda.- No me mal interpretes, quiero a Draco con toda mi alma, y hubo un tiempo en el que me hubiese casado sin pensármelo dos veces con él, pero...
-Entonces... ¿Rompisteis el compromiso?.- Sonó mas esperanzada de lo que pretendía.
-¿Por que crees que Narcissa me detesta?.- Hermione sintió un alivió que hizo que el nudo que sentía en el estomago, se deshiciese de golpe.- Cuando decidimos hacerlo, cosa que no fue hace mucho por cierto, nuestras familias se pusieron en nuestra contra. Pero bueno, ahora parece que ya lo van asimilando.
-¿Por que lo rompisteis?.
-La guerra nos hizo ver que no tenemos tanta vida, como para desperdiciarla en algo tan absurdo como complacer a nuestras familias. Draco y yo nos queremos, tuvimos lo nuestro, pero nos dimos cuenta al cabo del tiempo, de que ni yo le amaba, ni el a mí. Así que... solo quedó una bonita amistad entre nosotros, que me gusta pensar, durará para siempre.
-Seguro que si.- Hermione se fue a incorporar un poco para quedar lo mas sentada, y de nuevo pilándola por sorpresa, Astoria se levantó enseguida y la ayudó a colocarse con delicadez.- Gracias.
-¿Fue cuando te enamoraste de Theo cuando te diste cuenta de que no le querías?.- La rubia la miró asombrada.
-Chica lista, a Draco le costó meses percatarse de ello... .- La vio relajar su postura perdiendo esa rectitud con la que antes se había sentado.- Pero si, fue cuando Theo entró en mi vida que fui capaz de ver, que lo que me ocurría con Draco no era amor, que le quería pero de una forma diferente, y cuando lo hablamos él sentía lo mismo. Con Theo, en cambio, casi te puedo decir que me enamoré de inmediato.
Una sonrisa que emanaba la felicidad mas pura resplandeció en su rostro, haciendo pensar a Hermione que jamás había sonreído así por ningún chico. Ni si quiera por Ron.
-Una no elige de quien se enamora.- Volvió a ver esa intención oculta en sus ojos azules de querer decir algo mas de lo sus palabras mostraban. Hermione volvió a apartar incomoda la mirada.- Pero bueno, ¿Y tu?. Ya hemos hablado de mi vida amorosa, ahora te toca a ti.
-Yo no tengo mucho que contar.- Dijo como si eso fuese a servirla para esquivar el tema.
-¿Ya no sigues Ron Weasley?
-Si, no... supongo que si.- La rubia levantó las cejas ante su duda.
-¿Supones?
-Si, bueno... las cosas no quedaron muy claras la ultima vez que nos vimos.
-¿Pero quieres estar con él?.- La pregunta la pilló desprevenida, quería decir que si, de echo estaba apunto de decirlo, pero calló al darse cuenta, de que la respuesta salía mas por costumbre, que por que de verdad lo sintiese así. Notó una cierta angustia en el estomago al darse cuenta de que sus sentimientos hacía Ron, estaban aun mas confusos que antes.
Justo en ese momento, cuando vio como Astoria iba a abrir la boca para seguir ahondando, la puerta volvió a abrirse y Malfoy entró con dos vasos de café entre sus manos.
-¿Todavía estas aquí?.- Preguntó rodando los ojos sarcásticamente mirando a la rubia, que hizo un mohín fingido antes de coger el café que le tendía.
-Los guardias ya han vuelto, así que siento deciros que me toca haceros compañía toooda la noche.- Hermione sonrió sin saber si eso era una buena o mala noticia.
-Genial.- Dijo Malfoy volviendo a hacer uso de su tono sarcástico.
…
Curiosamente la noche fue mejor de lo que imaginaba en un principio. Los tres hablaron durante casi toda la madrugada de diversos temas, entre los que destacó sus anécdotas del colegio. En la que Hermione no pudo evitar reírse cuando Astoria, con la cabeza reposada en las piernas de Malfoy, narraba como había sido el momento en el que el rubio había aparecido en su sala común con la nariz sangrando por el puñetazo que Hermione le había dado en tercero. Mientras su amiga destapaba alguno de sus momentos mas embarazosos, en los que también se encontraban como Malfoy se mareó, y terminó vomitando la primera vez que montó en escoba, o la manera ridícula de andar que tuvo durante días después de su caída en su primer partido de Quidditch, el susodicho no dejaba de hacer muecas, que hacían que la gracia de las historias aumentaran.
Pero el toque que coronó la noche, fue cuando sin darse cuenta Hermione había apretado el botón de llamada, y unos segundos después Astoria se había visto en la tesitura de lanzarse del sillón y rodar bajo la cama para ocultarse de manera bastante cutre bajo esta.
Esa vez fue el Slytherin quien no pudo contener una carcajada cuando Astoria se golpeó la cabeza al salir de su improvisado escondite. Hermione disfrutó de esa noche, como hacía tiempo que no lo hacía, y al cabo de unas horas en las que Malfoy aprovechó su oportunidad de sacar las vergüenzas de su amiga al descubierto, terminaron rendidos por el sueño.
Astoria que fue la primera en dormirse, lo hizo apoyada en el pecho de Malfoy. Era extraño como ahora que sabía que no estaban juntos, simplemente veía esa imagen como la de dos amigos que compartían un vinculo tan grande, como ella lo hacía con los suyos. Ver como Malfoy la rodeaba con los brazos cariñosamente no despertó ni una pizca de celos, si no que la hizo recordar a esos momentos con Harry en la búsqueda de Horrocruxes en los que ambos se quedaban dormidos de aquella forma cuando Ron los dejó.
El rubio levantó la vista al sentirse observado, y sus ojos grises brillaron en la penumbra de la habitación al coincidir con los suyos.
-Es muy intensa.- Comentó en voz baja él.
-Si, pero me cae bien.- Comentó sinceramente igualando su tono bajo.
-¿Te cae bien un Slytherin?.- Hermione rodó los ojos divertida.
-No es el primero.- Apartó la mirada unos segundos sintiendo como sus mejillas se sonrojaban al notar que él había captado el mensaje.
-¿Acaso me estas diciendo que te caigo bien?.
-Supongo.- Dijo en el mismo tono jovial.
-¿Seguro que no tienes fiebre?.
Rio en voz baja captando la sombra de una sonrisa en su rostro.
-Idiota...
A la mañana siguiente Malfoy tuvo que distraer a los guardias para que Astoria pudiese salir sin ser vista. Unos minutos después de que esta se hubiese ido, la pelirroja apareció por la puerta y les comentó que la había parecido ver una de las Greengrass saliendo a hurtadillas del ascensor. Ambos se miraron cómplices.
Ginny dejó sus cosas sobre el sillón y Malfoy se despidió de ellas.
-No te olvides de la chaqueta, allí arriba hace frío.- El detuvo su paso, y con una sonrisa molesta cogió su chaqueta del sillón antes de desaparecer por la puerta.
Ginny esperó a que la puerta se cerrase para cruzarse de brazos y mirar ceñuda a su amiga.
-¿Piensas contarme lo que os traéis vosotros dos?.- Hermione borró la sonrisa de la cara, y se removió nerviosa ante la mirada inquisitoria de Ginny.
-¿De que hablas?.- Intentó fingir toda la naturalidad posible.
-De que hace unos meses, ni os podíais mirar a la cara sin insultaros, y ahora te trae al hospital, no se separa de ti, y habláis en clave delante de mis narices.- Hermione se tensó, tan obvio era..
¿Qué era tan obvio?
"No seas idiota, Ginny no sabe nada de lo que ha pasado entre vosotros..."
-Simplemente ahora nos llevamos mejor, no somos críos.
-¿Te gusta Malfoy?.- Preguntó de sin miramientos.
-¡No!.- Contestó rápidamente. La pelirroja afiló su mirada sobre sus ojos analizando si decía la verdad. Hermione mantuvo la compostura.- Solo hemos visto que seguir con las rivalidades del colegió era absurdo teniendo que compartir techo durante seis meses.
Hermione se felicitó a si misma cuando su amiga asintió con la cabeza convencida.
No podría decírselo a nadie, antes de que ella misma supiese a ciencia cierta lo que sentía hacía él.
-Mejor, por que tengo una noticia que darte...
Al día siguiente, nada mas despertarse después de haber estado fingiendo casi toda la noche estar dormida; junto a las enfermeras llegó el doctor Samuel, el medimago que había llevado su caso, para darla la buena noticia, de que la daban el alta después de comer.
Hermione debería haberse sentido aliviada, pero fue mirar a Malfoy que permanecía sentado escuchando atentamente las recomendaciones del medico, y recordó la noticia que Ginny le había dado el día de ayer. No sabía explicar por que sentía esa extraña sensación de desasosiego desde que se lo dijo, ni por que no se había atrevido a contárselo al rubio cuando este, ante su comportamiento raro, y esquivo le había preguntado que la pasaba.
En cuanto el medico salió, Malfoy lo hizo tras él para dejar que las enfermeras hicieran su trabajo y la ayudaran a asearse. Antes de irse, la dijo que se pondría de inmediato en contacto con Ginny, para contarla la noticia, y fuese a comprar los artilugios que el medico la había recomendado para la rehabilitación del brazo. Ella iba a decirle que no hacía falta, pero el comentario de una de las enfermeras mas jóvenes la distrajo.
-Ojala mi novio fuese tan atento como el tuyo.- Hermione quiso rectificarla, pero solo la salió una sonrisa falsa, que hizo que la chica lo tomase como una invitación para seguir comentando sobre que además de atento, tenía la suerte de que fuese tan atractivo.
Cuando ya estuvo lista, aturrullada por sus propios pensamientos, y escuchar como las enfermeras cuchicheaban sobre sus diversas opiniones de Draco Malfoy, Hermione las dijo que ella podría vestirse sola.
Cosa que después de varios minutos a solas, peleándose con su estúpida camiseta, se dio cuenta que no había sido tan buena idea.
-¿Necesitas ayuda?.- Se sobresaltó al no escucharle entrar.
"Gracias a Merlín no había sido tan tonta, y había dejado que las enfermeras le colocaran el sujetador"
Hermione se cubrió como pudo el pecho avergonzada mientras el rubio rodeaba la cama y se ponía delante suya.
-Prometo comportarme.- Dijo con media sonrisa.
-Ni un dedo fuera de su sitio.- Le advirtió, él asintió y la ayudó a ponerse de pie.
Cogió los extremos de la camiseta que ya tenía encajada en la cabeza, y pasó uno a uno los brazos por los agujeros se las mangas. Se quejó un poco cuando tuvo que mover el brazo, pero le pidió que continuase. Cuando la tuvo puesta, dejó que la tela cayese por su propio peso, y así no se arriesgaba a volver a caer en la tentación de acariciar su piel.
-Los pantalones.- Dijo con las mejillas sonrojadas cuando subió la vista para mirarla.- No he podido abrochármelos.
Draco se agachó flexionando sus rodillas hasta quedar a la altura adecuada. Con manos audaces cogió el botón y lo cerró, para luego subir la cremallera. Ella había subido su camiseta por debajo de sus pechos para que este no la pillara, y fue ahí, cuando levantó la vista para volver a mirarla, y hacer algún comentario de los suyos que hacían que sus mejillas aumentasen su tonalidad, cuando a pesar de que la camiseta lo cubría casi todo, vio una mancha morada en su costado derecho.
Sin pensárselo dos veces, e ignorando su advertencia, subió una mano hasta allí y la hizo girar levemente para poder observar mejor el hematoma que la cubría la zona lateral de las costillas.
Hermione sintió un escalofrío cuando noto su cálida mano sobre su piel, la cual reaccionó en seguida erizándose. Su respiración se entrecortó cuando sintió sus dedos acariciar esa zona con delicadeza.
-Dicen que en unos días irá desapareciendo.- El subió la vista para mirarla desde abajo, y sintió como sus ojos se habían tornado mas oscuros, como cuando los vio la primera vez que había despertado allí.
-¿Crees que hice lo correcto?.- Preguntó pilándola desprevenida.- Mira lo que te ha hecho.
Hermione entendió enseguida que se refería a Hiugal Solís. Conmovida por su preocupación, movió su mano buena hasta su rostro y le acarició el contorno de su mandíbula.
-Si, lo hiciste.- El se levantó cuando sintió la presión de los dedos de ella bajo su barbilla para que lo hiciese, y la observó maravillado. Draco que se había mantenido lo mas a raya posible durante esos días por su estado, no pudo seguir reprimiendo las ganas que tenía de besarla y tras bajar sus manos a su cadera, se acercó a sus labios besándolos suavemente.
Sintió el leve suspiro que escapó de sus labios acariciar los suyos, haciéndole sonreír para si al tomar ese gesto como una involuntaria declaración de que ella había añorado eso tanto como él. Lo que no se esperaba es que al intentar profundizar, ella se separase y utilizase su brazo bueno para empujarle hacía atrás, y que este la soltase.
-¿Que pasa?.- Preguntó confundido. "Tal vez la había echo daño"
-No puedo seguir haciendo esto.- Draco cerró la boca.
-¿Por que?.- Ella no le miraba, lo que le ponía mas alerta. En su fuero interno una posibilidad se abría paso en su cabeza dejando a las otras muy detrás. "Tal vez te confiese que está empezando a sentir cosas por ti, y que esta confundida"
Imaginó esa posibilidad, y sintió como su corazón variaba su pulso a uno mas acelerado.
¿Y si fuese así, que?
¿Qué harías?
¿Le confesarías que tu sientes lo mismo?
-Se que tenemos un trato, pero necesito un poco de espacio, un poco de tiempo... .- Draco sintió el corazón salírsele por la boca esperando que ella terminase, rogando internamente por escuchar lo que deseaba. La vio tomar una bocanada de aire, y atreverse por fin a mirarle directamente, pero en su mirada vio que lo próximo que iba a decir no le iba a gustar.- Ron se ha enterado del ataque en el Ministerio, y a adelantado su viaje. Vuelve en una semana.
Sintió un desplome emocional, que hasta podía asegurar que su corazón había bajado mas de lo normal sus latidos. Sintió como la expectación y ese toque de esperanza que le habían embargado segundos antes, ahora se transformaba en un huracán de emociones negativas que le impedía dejar de pensar en lo gilipollas que se sentía en esos momentos, cosa que hacía que aumentase su mal estar. Se sentía defraudado, rechazado, y cabreado, muy cabreado. Si eso era el amor, vaya puta mierda...
Volvió a enfocarla, y aunque quiso hacérselo pagar, no pudo.
¿Qué la iba a reprochar?
¿Qué pusiese a su novio por delante de él?
Si tuviese delante a ese Weasley de pacotilla...
Hermione notó el cambio inmediato en él. Sus ojos se oscurecieron cuando volvió a enfocarla después de unos segundos en los que había sido capaz de ver el remolino de sensaciones que habían cruzado el gris de estos. Su mirada era fría, y dura, lo que la hizo sentir aun mas pequeñita a su lado.
-¿Y?.- La pregunta de Malfoy la confundió. Hermione vio que había vuelto a adoptar su habitual imagen de indiferencia, aunque sus ojos seguían brillando de esa forma tan agresiva.
-Pues... que necesito pensar.
-No hay nada que pensar Granger.- Su voz sonaba tan dura, y desdeñosa, como antes.- Puedes seguir con tu relación, o lo que sea que tengas con ese imbécil de Weasley, sin que nuestro trato afecte.
Hermione quiso recriminarle que no insultase a Ron, pero analizando la situación, entendió que no sería el movimiento mas inteligente si quería razonar con él.
Ella tampoco quería que las cosas fuesen como antes, que eso tan raro que tenían se terminase, pero tampoco quería engañar a Ron. Primero necesitaba hablar con él y averiguar si seguía sintiendo algo, ver en que lugar estaba su relación.
¿Pero como hacerle entender algo así, sin poder decirlo?
-¿Como que sin que esto no afecte?.- Hermione se puso tensa al avecinar que eso no terminaría como ella esperaba.
-Solo nos liamos de vez en cuando Granger, no hay nada más...
La castaña se sintió dolida por sus palabras. Se dio cuenta de lo idiota que había sido al tan solo pensar en la posibilidad de que para él fuese al algo mas que un entretenimiento con el que besarse cada vez que le apetecía. "No hay nada más"
-Se supone que tengo una relación... ¿Cómo esperas que no la afecte si por detrás "nos liamos de vez en cuando"?.
-Ese no es mi problema.- Aclaró el rubio como si con eso bastase para restarle la responsabilidad que él también tenía en el tema.
-Pues si no hay nada mas, ¿Entonces por que te molesta que quiera dejarlo?.- Preguntó con malicia afilando la mirada sobre él.
-No me molesta.- Hermione vio como en sus ojos vibraba esa crueldad que ella conocía muy bien, pues había sido victima en incontables veces de esa mirada antes de que la serpiente soltase veneno por su boca.- Simplemente eras algo que tenía a mano.
¡No, no, no...!
¡No!
En cuanto la ultima palabra escapó de su boca, se arrepintió de haberlas dicho.
¿Cómo podía haber sido tan idiota?
Captó el daño en su ojos antes de que fuese sustituido por la amenaza de verse golpeado por ella de nuevo, y en el fondo sabía que se lo merecía. Pero la Griffindor mantuvo la compostura.
Se sintió el hombre mas miserable del mundo en ese momento.
¿De verdad los celos le habían hecho decir esa maldita gilipollez?
Ella le había pedido tiempo, y como siempre su estúpido orgullo, le había hecho perder algo mas...
-Perfecto.- Hermione se recompuso como pudo del duro golpe, que la verdad de lo significaba para él la provocó, y se forzó a dibujar una sonrisa.- Todo aclarado entonces, aquí se termina toda esta situación sin sentido...
...
Después de aquello, el viaje de vuelta a casa fue el mas incomodo y tenso que había sentido en su vida. Hermione había notado su mirada fija en ella durante todo el trayecto, pero se había negado a mirarle tan siquiera.
Las visitas fueron controladas, pero la familia Weasley por lo menos habían logrado que no pensase tanto en él, y habían hecho mas amenos sus días.
Durante el resto de la semana solo habló con Malfoy lo justo y necesario, ya que ella había estado en otro mundo cuando el doctor les explicó los ejercicios de rehabilitación que debía hacer en casa.
Los primeros días una enfermera pagada por el Ministerio fue la que se había encargado de ayudarla con los ejercicios, pero cuando fue reclamada de nuevo, al parecer por la escasez de personal, tuvo que relegar en Malfoy para que fuese quien la ayudase. Ya que aunque había propuesto a otras personas antes que él, la enfermera los había descartado por no serla de verdadera ayuda. Marrus, por que su lesión de espalda se lo ponía difícil, los elfos por que eran demasiado bajitos, y Ginny, por que aunque sabía que ella accedería encantada, no la iba a hacer ir y venir todos los días cuatro veces...
A si que la única opción que la quedaba, si no quería pagar de su propio bolsillo, y arruinarse por lo excesivamente caros que eran los fisio-magos en esos tiempos, y no quería deber nada a los Malfoy, los cuales se habían ofrecido a pagarle la rehabilitación el tiempo que necesitase, sería conformarse con Draco Malfoy.
Las sesiones eran tensas, y Hermione solo respondía con monosílabos a las preguntas que el Slytherin le hacía. "¿Te hago daño?", "¿Sientes alguna molestia?", o "Ya hemos terminado"... eran desde hacía días las únicas palabras que intercambiaban. A veces le veía abrir la boca para decirla algo, pero esa intención que ella en secreto esperaba, desaparecía cuando volvía a cerrarla, y veía como sus palabras se difuminaban en sus ojos. Luego él se iba, y así hasta la próxima sesión.
¿Acaso querría disculparse?
Y si así fuera... ¿Ella le perdonaría?
Hermione no podía negar que la apenaba que todos los avances que habían logrado hacer en su "relación" se hubiesen ido al traste de forma tan rápida. Al igual que no podía negar que tenerle tan cerca aun hacía que su cuerpo buscase su contacto, y eso la molestaba aun más. Aunque su enfado se hubiese ido difuminando con el paso de los días, aun se sentía herida por sus palabras, y eran noches largas las que se pasaba pensando por que si como decía él, solo era "algo que tenía mano", su comportamiento había demostrado todo lo contrario...
Los días fueron pasando, y con la ayuda de las pociones, ungüentos, y la rehabilitación Hermione se sentía mucho mejor. Ya casi había recuperado la totalidad de la movilidad del brazo, aunque aun debía llevarlo en cabestrillo para no forzarlo, y sus costillas ya no dolían cada vez que se sentaba, o simplemente respiraba.
Eso es lo que le gustaba de la medicina mágica, lo que en el mundo Muggle habrían sido semanas, e incluso meses de reposo, aquí se acortaban a unos quince días, y eso era fantástico, por que ya sólo faltaba un solo día para que Ron viniese, y se encontraba casi al cien por cien.
Lo que no curaba la medicina era el otro tipo de dolencia, la emocional.
Por mas que intentaba ignorarle, siempre terminaba descubriéndose observándole. Intentaba mantenerse todo lo ocupada que su estado físico le permitía para distraerse todo lo posible, pero su mente siempre encontraba un momento para fugarse, y terminar su camino en Malfoy.
No en lo nerviosa que debería de encontrarse por su reencuentro con Ron, o en la preocupación de que este sospechase algo de lo que había pasado. Nada, solo podía pensar en lo mal que habían acabado las cosas entre el Slytherin y ella. Había momentos de flaqueza, en los que deseaba decirle cualquier cosa para terminar con esos pesados silencios que ahora compartían, en los que las ganas de acariciar su mano cuando la ayudaba con sus ejercicios eran casi tan grandes, como la desilusión que volvía a embargarla cuando recordaba sus palabras. Y cuando eso pasaba, sus palabras, e intenciones se quedaban en nada...
Draco saboreó el ultimo trago de Whisky que le quedaba en el vaso. La luna estaba menguante, por lo cual no era mucha la luz que iluminaba la habitación. Debían ser las tres o las cuatro de la mañana, y por si no tuviera bastante con que las pesadillas le robaran el sueño, ahora tenía que sumar su problema con la familia Solís, y su distanciamiento con Granger.
Con la cual, admitía, había sido un imbécil, un completo imbécil...
Desde ese día en el hospital, como era normal, las cosas entre ellos se habían enfriado bastante. Ella seguía enfadada, y aunque a veces veía como su barrera caía, él no se atrevía a dar ni un paso por el miedo a empeorar la situación. Quería volver a sentirse cómodo con ella, volver a compartir esas charlas nocturnas, quería poder alargar su mano y acariciar sus mejillas, dibujar el contorno de su barbilla, y besar sus labios. La quería simplemente, y estar en esa mierda de situación en la que ni siquiera le miraba le mataba por dentro.
Le mataba estar tan cerca de ella, y no ser capaz de hacer nada mas que ceñirse a unos simples ejercicios. El no poder agarrar su muñeca sin poder acariciarla, o oler el aroma de su pelo, y no colarse por el para saborear su cuello eran una tortura...
Quería pedirla perdón. Pero no encontraba ni el momento, ni las palabras, ni el coraje para arriesgarse ante la posibilidad de que ella rechazase su disculpa. Pedir perdón no era algo que le saliese de la forma mas fácil, y natural, así que había buscado refugio en el contenido de esa botella que yacía ya vacía sobre su mesilla, para no pensar en lo idiota que había sido al enamorarse, y lo peor, sin darse cuenta.
Dejó el vaso junto a la botella, y se levantó sintiendo un leve mareo por los efectos del alcohol. Aun no tenía suficiente, quería un poco más. Era la ultima noche antes de que ese pecoso de Weasley llegase a la Mansión, su Mansión, y no paraba de venirse-le a la cabeza imágenes de lo que pasaría entre ellos cuando se reencontrasen. Sabía, por lo que había visto en la cabeza de la Griffindor, que las cosas entre ellos no habían quedado muy bien, pero nada le aseguraba que al volver a verse, volviesen a aflorar viejos sentimientos.
Y rogaba a Merlín por que no fuese así.
Bajó por las escaleras camino al despacho, en busca de otra botella. Le hubiese gustado poder hablar con ella antes de que el otro llegase, por que sentía que si no lo hacía, tal vez estuviese poniéndole las cosas mas fácil a Weasley. Pero los días habían pasado de forma tan rápida, que dentro de unas horas el timbre sonaría, y se le esfumaría la posibilidad de arreglar las cosas con Granger.
Pero como si el destino por primera vez jugase a su favor, en cuanto atravesó la puerta del despacho, fue su figura lo que primero captaron sus ojos.
La castaña se sobresaltó haciendo que el libro que leía apoyado sobre sus rodillas se tambalease.
-No sabía que estabas aquí.- Tras quedarse unos segundos paralizado, entró en la estancia y caminó hacía el mueble-bar.
-Ni yo que vendrías.- Su tono sonó tan seco como esos días de atrás.- Pero tranquilo, ya me voy.
-No.- Dijo en un tono mas alto de lo que pretendía haciendo que la chica se detuviese antes de levantarse del sillón.- Solo venía a por... un cosa.
-¿Otra botella?.- Se giró para mirarla de medio lado, y enseñarle una en cada mano.
-Me gusta tener de repuesto.- Explicó cerrando con el codo las puertas del mueble.
-¿Nadie te ha dicho que bebes demasiado?
-Pues no... .- Dijo sarcásticamente. Pasó de nuevo por su lado para dirigirse a la puerta, pero su vocecilla interior le dijo que tal vez esa era la oportunidad que esperaba. Y por que no aprovechar su embriaguez para facilitar las cosas.
Hermione que fingió ignorarle al concentrarse en su lectura, escuchó como sus pasos se detenían a su lado. Se sintió observada, e intentó mantener la calma, y seguir con su actuación, pero después de un rato, la incomodidad de su mirada fija sobre ella la hizo subir la cabeza y enfrentarle directamente.
-¿Querías algo más?.- Preguntó desafiante.
-¿Podemos hablar?.- El rubio que mantenía una botella en cada mano la miraba desde arriba serio.
-Depende... .- Hermione cerró el libro, y se reincorporó sobre el sillón posando los pies en el suelo para sentarse correctamente.- … si lo que buscas es volver a discutir, no.
-No vengo a discutir.- Aclaró el chico con tono sincero.
Ella asintió, y el tomó ese gesto como una invitación a que continuase hablando.
Draco dejó una de las botellas sobre uno de los sillones que tenía al lado, para abrir la otra ante la atenta y reprobatoria mirada de la Griffindor. Estaba nervioso, y eso seguro que le ayudaba a relajarse un poco.
Hermione esperó paciente a que el rubio se sirviese un trago.
-¿Y bien?.- Preguntó cuando el continuó bebiendo en silencio.
-Yo... .- Le vio apretarse el puente de la nariz frustrado.- … pensé que sería mas fácil.
-¿Aun no estas lo suficientemente borracho como para poder decir lo siento?.- Dijo perdiendo la paciencia. Se levantó en un rápido movimiento, y cogió el libro con un brusco movimiento olvidándose por completo de que aun no tenía recuperado del todo el brazo.
-¡Joder!.- El libro resbaló de sus brazos cuando se encogió al sentir un fuerte pinchazo en el brazo, que le llegó hasta las costillas. Malfoy llegó enseguida hasta ella, y la sujetó con una mano por el antebrazo para asegurárselo, mientras la otra la posaba en la parte baja de su espalda.
-¿Estas bien?.- Hermione cerró los ojos conteniendo el dolor, y las ganas que tenía de gritarle que él era el culpable de todo lo que en esos momentos la sucedía.
Suspiró manteniendo la compostura, y asintió.
-Quiero irme a la cama.- Dijo separándose de él. Malfoy la soltó y observó unos segundos antes de volver a abrir la boca, como ya había echo en anteriores veces, pero justo cuando Hermione pensaba que volvería a cerrarla, el rubio por fin habló.
-Lo siento.- Ella volvió a mirarle fijamente.- Lo que... lo que dije el otro día... no... no... lo dije de verdad.
Hermione se quedó observándole en silencio durante no supo exactamente cuanto tiempo. Si, le había pedido perdón, pero no lo sentía como tal. -Bien.- Fue lo único que dijo antes de rodearle y marcharse a su habitación.
…
Cuando amaneció aun los dos jóvenes habitantes de Malfoy Manor, no habían sido capaces de pegar ojo. Hermione rodó por su cama cuando Erwia, llegó como cada día desde que salió del hospital para ayudarla en su aseo personal. Ya la había dicho que podía apañárselas sola, pero la pequeña elfina se negaba a dejarla sola.
Por lo poco que había logrado sacarla, así se lo habían ordenado, y tuvo una clara idea de quien había dado esa orden.
Después de la ducha, la elfina la ayudó a vestirse mientras esta tarareaba una canción, que al parecer había escuchado en alguna tienda, en uno de sus días de compras para la Mansión. Eso mejoró el humor de Hermione, que rio y aplaudió la imitación que esta hizo de como bailaba la dependienta antes de ser descubierta por los nuevos clientes.
Cuando ya estuvo arreglada, la elfa la acompañó hasta la escalera.
-Ya me ocupo yo Erwia.- Ambas se giraron hacía atrás cuando Malfoy entró en escena. La elfina desapareció después de inclinar la cabeza hacía su amo, y los dejo solos.
El rubio se situó a su lado, y la agarró del codo para ayudarla a bajar. Hermione le miró de reojo.
-Puedo sola.- Notó como su tono sorprendió al Slytherin, que se dio cuenta en seguida de que la cosa no iba tan bien como había esperado. Hermione comenzó a descender, seguida por Malfoy que vigilaba de cerca sus pasos.
-¿Como vamos a hacer los ejercicios este fin de semana?.- Le escuchó preguntar a su espalda. Rodó los ojos al darse cuenta que no había contado con ello.
-Haré los que pueda yo sola, y si necesito ayuda le diré a Ron...
-¿Se puede saber que te pasa?.- Hermione calló ante su interrupción, y detuvo su paso cuando el agarró su brazo bueno, y se colocó en frente. Ella intentó moverse de un lado y al otro para rodearle y continuar con su camino, pero él se lo impidió.- ¿Sigues enfadada?
-¿Tu que crees?.- Preguntó sarcásticamente.
-Ya te he pedido perdón.- La castaña le miró duramente confundiéndole.- ¿Creía que era una disculpa lo que querías?
-¡Y yo!.- Dijo alzando un poco el tono.- Solo quería una disculpa, una maldita disculpa sincera. Has tenido una semana para hacerlo, pero al parecer te ha resultado tan difícil, que necesitabas beberte hasta el agua de los floreros para ser capaz de hacerlo.
Draco lo entendió enseguida, y se frustró aun mas si podía. ¿Es que acaso no era capaz de ver lo desesperado que estaba por arreglar las cosas?
-Ya veo que no has escuchado nunca eso de que los borrachos y los niños, son los únicos que dicen la verdad...
-Pues debe ser que no, por que aun sigo sin creerte.- Iba a andar cuando el volvió a agarrarla del brazo y acercarla a él. No podía volver a terminar eso así, no quería estar otra semana igual...
-Se que me pase, ¿Vale?.- El rubio apretó la mandíbula haciendo que sus palabras salieran forzadas.- Se que metí la pata, y ¡Lo siento!. ¡Fui un imbécil que se dejó llevar por los... .- Calló al darse cuenta de lo que iba a decir. Había estado a punto de confesarla que estaba celoso, pero al ver como ella abría los ojos de par en par, supo que ya lo había deducido por si misma. Sintió la necesidad de bajar su mirada y esconderla de la de ella, pero no iba a perder la oportunidad.- Mis disculpas de anoche, y las de ahora son de verdad.
Draco se mantuvo en silencio analizando todo lo que pasaba por la cabeza de la Griffindor y se reflejaba en sus ojos. Ella se debatía entre creerle o no, y no le quedaba mas que esperar a que tomase una decisión.
-Te daré el tiempo que necesites.- Su declaración volvió a sorprenderla. La vio relajar sus facciones y abrir la boca para dar su veredicto, pero fue interrumpida cuando unas voces sonaron tras la puerta de la entrada, justo antes de que el timbre sonara.
"Ahí estaba"
Draco bufó cabreado por la interrupción, y tras soltarla fue el quien se dirigió hacía la puerta para abrirla.
-Siempre tan oport... .- Pero su voz se cortó inmediatamente cuando nada mas abrir la puerta, fue una cabellera morena lo que llegó a ver antes de que esta se lanzase a sus brazos.- Pansy...
Dijo mas para si, que para ella. Se había olvidado que nada mas llegar del hospital, aun cegado por los celos, la había escrito para citarla el mismo día que se suponía vendría Ronald Weasley, para darla de su propia medicina.
-Pensé en venir en cuanto me escribiste, pero se que te gusta que te obedezcan así que... .- Aun paralizado, no le dio tiempo a retirarse cuando Pansy besó su boca. Su mente viajó inmediatamente a la castaña, que debía estar aun a su espalda observando el espectáculo, que acaba de tirar al traste todas sus palabras anteriores. Cuando su cuerpo reaccionó se separó de Pansy, y se giró lo suficiente para poder ver como Granger lo miraba de la misma manera que lo había hecho en el hospital cuando la había herido con sus palabras.
Quiso hablar, echar a Pansy, que se colgaba felizmente de su brazo mientras levantaba la barbilla con desdén al ver a la castaña. Pero otra voz captó la atención de ambos hacía el exterior.
-Maldita Parkinson.
Hermione reconoció esa voz enseguida. Se asomó por un lateral de las dos serpientes, y cuando vio una cabeza pelirroja perteneciente a Ron, todo su enfado pasó a un segundo plano.
-¡¿Ronald?!.
NOTA FINAL: ¡Hola personitas! Por aquí ando de nuevo. Siento la tardanza como siempre.
Como siempre, muchas gracias por la paciencia y vuestros comentarios.
¡Un abrazo mis personitas y nos vemos en el siguiente cap!
