Personajes de Naoko Takeuchi.
No había visto a Midori durante algunos días porque estábamos en temporada de exámenes, pero nos enviábamos mensajes todos los días. Entre más pasaba el tiempo sin vernos, más comenzaba a desesperarme. La verdad era que no comprendía con exactitud por qué me sentía desesperado, como si todo el tiempo tuviera ganas de saber de ella, pero tenía que ser paciente.
Había quedado de verme con Andrew para cenar algo y salimos del campus para ir a uno de los restaurantes de ramen que quedaban cerca. Afortunadamente, el restaurante estaba casi vacío y pudimos entrar pronto. Ambos sabíamos perfectamente lo que queríamos ordenar, así que ni siquiera hubo necesidad de ver el menú. Nos trajeron nuestras bebidas mientras esperábamos la comida y Andrew comenzó a beber tranquilamente.
-Andrew…-dije nervioso.- Me gustaría contarte algo.
-¿Hiciste algo malo?-dijo él sonriendo.- ¿O por qué me lo dices así tan misterioso?
-¡No!-reí.- Es solo que… me siento algo extraño contándote esto.
-Sabes que puedes confiar en mí.
-Se trata de una chica…-confesé.- Yo…
Andrew se me quedó viendo entre sorprendido y serio.
-¿Conociste a una chica?
-Sí, algo así.-dije.- Nos conocimos en la facultad. Todo fue muy accidental.
-¿Estás saliendo con ella?
-No… no exactamente. Es decir… nos hemos estado conociendo, desde hace algún tiempo, y la verdad es que ya nos hemos besado varias veces y… tengo que admitir que cada vez siento más interés en ella.
-Estoy impresionado.-dijo Andrew mirándome fijamente.- La verdad es que nunca me esperé que contaras algo así.
-¿Por qué?-dije fingiendo que no sabía por qué.
-Bueno… ya lo sabes.-dijo él.- No te hagas el tonto.
Sonreí y me sonrojé.
-¿Crees que es malo?-pregunté.- Es decir… te mentiría si te dijera que no estoy asustado y confundido. No creí que fuera a sucederme algo así. Yo juraba que Serena…
-Darien.-dijo Andrew interrumpiéndome.- Yo creo que lo que me estás contando es algo increíble. Me da mucho gusto que por fin sigas adelante. Me da mucho gusto que hayas conocido a alguien que te interese, no debes de tener miedo. Independientemente de si funciona o no, es bueno sentir amor, ¿no crees?
-Creo que sí…
-No lo pienses tanto.-siguió diciendo.- Yo sé muy bien que en estas cosas del amor hay mucho por lo que sentir miedo, pero si sabes que es algo que te llena el corazón, debes dejarte llevar. Ganes o pierdas, no debes dejar ir esta oportunidad. Sobre todo cuando te rompieron el corazón de esa manera. ¿No crees que es muy bueno que puedas tener sentimientos por alguien más?
-Sí… creo que es bueno, solo me siento extraño porque esto es muy nuevo para mí, ¿sabes? Tu mejor que nadie sabes mi historia con Serena. Fui yo quien se enamoró de ella en un principio, y fui yo quien siempre estuvo tras ella. Pero ahora… las cosas son muy diferentes.
-¿A qué te refieres?
-Ella… es ella quien me buscó a mí primero. Quien se me acercó a mí, quien siempre me demuestra su interés. Ella ha hecho cosas por mí que nunca nadie ha hecho antes… y es abrumador. Siempre me sonríe y me mira de una manera tan única y diferente a las otras personas.
-Vaya.-dijo Andrew algo sorprendido.- Parece que ella de verdad está interesada en ti. ¿Es linda?
-Es hermosa.-respondí con una sonrisa.- De verdad, es la chica más hermosa. Y no solo eso. También es amable, inteligente, tierna, independiente, valiente, fuerte, decidida, carismática, guapa, sensual…
-¡Oye!-dijo Andrew.- Parece que esa chica está llena de cualidades.
-Es así.-respondí.
-Pero, parece ser que tú no te quedas atrás.-dijo él.- Es evidente que tú también tienes un interés muy fuerte en ella. Entonces, ¿a qué le tienes miedo?
-Tengo miedo de enamorarme tanto y perderla también… no podría resistirlo.
-Las cosas no tienen por qué ser así.-dijo Andrew.- Y si no te dejas llevar, ¿cómo vas a saber el resultado de las cosas? Además… esta chica parece ser muy diferente a Serena, así que las cosas no van a resultar iguales. Y como te dije ahorita, si no lo intentas, ¿cómo sabrás lo que va a pasar? Darien… tú te mereces a una chica que te ame y te ayude, que te apoye y camine junto a ti. Mereces todo el amor del mundo y mereces todo el cariño que esa chica te está dando. No le tengas miedo y no te cierres al amor. Solo así podrás ser feliz.
-¿De verdad crees que lo merezco?-dije nervioso.
-¡Claro que sí, tonto!-dijo dándome un golpe en el pecho.- Si alguien en esta vida se merece esto eres tú.
El mesero regresó con nuestros platos de ramen y comenzamos a comer.
-Tienes que presentármela.-dijo Andrew al cabo de un rato.- Necesito conocerla.
-Claro que sí.
Seguimos comiendo hasta terminar nuestro plato de ramen. Después de eso seguimos platicando de la escuela y de otras cosas durante un rato hasta que ya era bastante tarde. Regresamos al campus caminando y nos despedimos una vez que llegamos al jardín que dividía nuestras facultades. Yo me dirigí a mi dormitorio y cuando llegué me di una ducha. No dejaba de pensar en las palabras de Andrew y tampoco en Midori. Él había dicho que debía dejarme llevar y aceptar el cariño que Midori me daba, y también había dicho que merecía ese amor. Todo aquello me hacía sentir extraño pero en el fondo sabía que eso era lo correcto y esa era la verdad.
Cuando salí de la ducha me puse la pijama y me metí a la cama para disponerme a dormir. Tomé mi teléfono por última vez antes de cerrar los ojos y me di cuenta de que tenía un mensaje de Midori. "Te extraño", decía el mensaje. Sonreí instintivamente y le respondí: "Muero por verte". Después de enviar el mensaje, dejé el teléfono en la mesita de noche y me metí bajo las cobijas. Midori de verdad hacía que mi corazón latiera con fuerza.
Un par de días después, los exámenes por fin habían terminado y lo primero que hice fue buscar a Midori. La encontré en uno de los jardínes platicando con sus amigas y cuando nuestras miradas se encontraron ella sonrió. Me acerqué lentamente y sus amigas se despidieron de ella para dejarnos solos. Midori me abrazó repentinamente y acaricié su cabello con suavidad.
-Hola.-dije en su oído.- ¿Estás libre ahora?
-¿A dónde me vas a llevar?-dijo mirándome.
-Es una sorpresa.
-Bien.-dijo tomando mi mano.- Llévame.
Caminamos juntos hasta salir del campus y tomamos el primer taxi que encontramos. Durante el camino, Midori me platicó sobre sus exámenes y yo hice lo mismo. Ella no soltó mi mano en todo el camino y eso de alguna forma me calmó bastante. Al cabo de un rato, llegamos a nuestro destino y bajamos del taxi.
-¿Un hospital?-dijo Midori cuando bajamos.- ¿Sucede algo malo?
-Vamos.-dije sin responder su pregunta.
Entramos al hospital y le pedí a Midori que esperara mientras yo hablaba con la recepcionista. Una vez que obtuve el permiso, caminamos por los pasillos hasta llegar al elevador y subimos al piso once. Midori parecía extrañada y cuando las puertas del elevador se abrieron, salimos al pasillo.
-¿Departamento de oncología?-dijo ella mirando a su alrededor.- ¿Qué sucede, Darien?
-Ya verás.-respondí.
Cuando al fin llegamos al cuarto 304, toqué la puerta un par de veces y luego la abrí lentamente. Entré yo primero y luego me hice a un lado para que Midori entrara también. Una vez dentro, Midori abrió los ojos como platos y se quedó prácticamente con la boca abierta.
-¡Hermana!-gritó Taku en cuanto la vio.
¿Ta… Taku?-dijo Midori sorprendida.- ¿Pero que…?
Midori me miró con lágrimas en los ojos y luego corrió a abrazar a su hermanito.
-¡Taku!-dijo ella mientras lo abrazaba.- No puedo creer que estés aquí… ¡te extrañé mucho!
-¡Y yo a ti!-respondió él.- Ya te quería ver.
-Pero… ¿qué estás haciendo aquí? ¿Te sientes mal? ¿Pasó algo?
Midori me miró llena de preguntas en los ojos.
-¿Darien?
-Lo siento.-dije acercándome.- Quería sorprenderte.
-¿Qué es lo que está pasando?
-Darien dijo que puedo tomar mi tratamiento aquí.-dijo Taku.- Mamá y papá también están aquí, pero ahora están comiendo.
-Así que ya conoces a Darien.-dijo mirándome nuevamente.
-Lamento no habértelo dicho antes.-respondí.- Quería sorprenderte…
Los padres de Midori entraron a la habitación y duraron un buen rato abrazando y hablando con ella. No quise interrumpir así que decidí dejarlos solos. Ellos se quedaron un buen raro charlando dentro y yo los esperé en la cafetería del hospital. Midori estaba realmente sorprendida y conmovida y eso me hizo sentir mejor. Un buen rato después, Midori entró a la cafetería y me buscó con la mirada. Se acercó a mi mesa y se limpió las lágrimas.
-¿Y bien?-dijo seriamente.- Mis padres dicen que…
-Midori.-dije interrumpiéndola.- Yo… espero que no te lo tomes a mal. Solamente quería ayudar… Después de lo que hiciste por mí, no podía permitir que te quedaras sin el dinero que necesitabas para ayudar a Taku. Sé lo importante que es tu hermanito para ti, te he escuchado hablar de él con tanto amor que no podía perdonarme esto. La salud de Taku es lo más importante y lo menos que podía hacer era ayudarte de la misma forma que me ayudaste a mí. Yo… hablé con mi padre.-confesé.- Y tuve que pedirle ayuda, espero que eso no te moleste.
-Pero, Darien…-dijo ella llorando.- Yo… es decir, yo estoy muy feliz, pero… todo lo que me contaste de tu padre… debió de haber sido muy difícil para ti haber ido en su búsqueda, y me siento mal por haberte puesto en esta situación.
-Eso no importa ahora.-respondí.- La verdad es que si fue difícil, no te puedo mentir. Sin embargo, las razones que tenía para hacerlo eran mucho más fuertes que mi orgullo. Tú… eres una persona con un gran corazón, desinteresado… y resulta que yo tenía en mis manos la forma de ayudarte. Me hiciste darme cuenta de que hay cosas mucho más importantes que el dinero. No puedo quedarme con los brazos cruzados cuando se trata de ti, y lo único que deseo es verte feliz. También deseo que Taku reciba el mejor tratamiento y que salga adelante. Perdóname si tomé demasiadas decisiones sin consultarte.
Midori no dejaba de llorar y de pronto me sentí mal por haberla puesto en esa situación. Ella se puso de pie y salió de la cafetería. Yo caminé detrás de ella hasta que se detuvo un rato y luego se giró para mirarme. Sus ojos se encontraron con los míos y de pronto ella saltó a mis brazos. Rodeó mi cuello con sus manos y me besó intensamente. Nuestros labios se tocaron durante un largo rato y cuando nuestros rostros se separaron, limpié sus lágrimas.
-No puedo creerlo.-dijo rompiendo el silencio.- No tienes idea de todo lo que he tenido que esforzarme durante tantos años… de todo lo que he tenido que pasar sola y lejos… Y ahora tú…
-Oye.-dije interrumpiéndola.- Ahora no estás sola.
-¿Me lo prometes?
Asentí con la cabeza y besé sus labios suavemente.
-Taku va a recibir el mejor tratamiento, con el mejor médico y en el mejor hospital. Te lo prometo.
-¿Cómo voy a pagarte todo lo que estás haciendo por mí?
-¿Qué tal si me pagas convirtiéndote en mi novia?-dije de pronto y sin pensarlo.
Me quedé totalmente pasmado por lo que acababa de decir. Ni siquiera yo tenía planeado decir aquellas palabras, simplemente salieron de mi boca mientras mi corazón latía con fuerza. En ese momento no pensé en nada más que en ella y me di cuenta de que ese era el deseo real de mi corazón. En ese momento me di cuenta de que estaba temblando de pies a cabeza y también tenía mucho miedo de su respuesta. Solo quería estar junto a ella y acompañarla en sus momentos felices y en sus momentos difíciles.
-¿Hablas enserio?-dijo ella después de un largo rato en silencio.
Midori me miraba sorprendida.
-¿Qué tengo que hacer para que me creas?-respondí.
-¿Puedes darme un beso para saber si esto es real o un sueño?
Tomé su rostro entre mis manos y la besé lentamente. Saboreé sus labios hasta quedarme sin aliento y cuando nos separamos, ella sonreía de oreja a oreja.
-¿Y ahora?-dije sin soltarla.
-Claro que sí.-respondió sonriendo.- ¡Quiero ser tu novia! ¡Soy la novia de Darien Chiba!
Ella me abrazó fuertemente y nos quedamos así durante un rato. Luego nos tomamos de la mano y caminamos de regreso a la habitación de Taku.
-Taku es un niño increíble.-dije en el camino.- Él es como tú… un niño lleno de motivación y amor.
-Taku es lo más importante para mí. Lo único que deseo en esta vida es que él también pueda crecer, estudiar y tener una novia, o un novio, lo que él quiera. Bueno, ¿sabes qué? Ahora no solo es Taku, ahora tú también eres lo más importante para mí.-sonrió.- Espero que no te moleste tener compañía…
-No me molesta.-respondí.- Puedo compartirte con Taku.
Estuvimos un rato platicando con Taku y los padres de Midori y cuando anocheció, nos despedimos de ellos porque al siguiente día teníamos clases. Decidimos caminar un rato bajo la luz de la luna mientras hablábamos de Taku y su tratamiento. Había muy poca gente en la calle y comenzaba a hacer un poco de frío. Su mano estaba entrelazada con la mía y mi corazón no dejaba de latir. Sin siquiera darnos cuenta, el cielo se había nublado por completo y mucho menos notamos cuando comenzó a llover. Corrimos rápidamente para protegernos de la lluvia y nos resguardamos bajo el techo de una parada de autobús.
-Tendremos que esperar un poco.-dije mientras me quitaba un poco de agua del cabello.
Midori guardó silencio un momento mientras miraba a su alrededor. No podía apartar mi vista de ella y la vi sonreír pícaramente de un momento a otro.
-¿Qué sucede?-dije confundido.
-Darien.-me miró.- ¿Quieres venir conmigo?
-¿A dónde?
-¡Solo ven!
Midori tomó mi mano y comenzamos a caminar rápidamente bajo la lluvia. Cruzamos la avenida corriendo y seguimos caminando algunos cuantos metros más. Tanto Midori como yo estábamos completamente empapados. De pronto Midori se detuvo y me miró.
-Darien, esta noche no quiero separarme de ti.-dijo sonriendo.- ¿Te gustaría dormir conmigo hoy?
-Pero… estamos muy lejos de la universidad.
-Por eso te traje aquí.-dijo mirando el edificio en donde estábamos.
Miré el edificio y me di cuenta de que era un hotel. Me sonrojé de inmediato y luego la volví a mirar.
-¿Qué te parece?-insistió.
La acerqué hacia mí y la besé en los labios mientras la lluvia seguía cayendo encima de nosotros.
-Entremos de una vez.-dije cuando nos separamos.
Pedimos una habitación una vez que estuvimos dentro. Yo me sentía sumamente nervioso pero Midori parecía estar muy tranquila. Sabía perfectamente lo que iba a suceder una vez que estuviéramos en nuestra habitación, y aunque me emocionaba, también me sentía un poco asustado. La recepcionista nos dio la llave del cuarto y nos dirigimos hacia allá. La habitación se sentía cálida, pues veníamos de la lluvia fresca. Midori se quitó la chaqueta que llevaba puesta y también los zapatos, por lo que yo hice exactamente lo mismo. Nos miramos a los ojos y nos quedamos en silencio durante un rato.
-Creo que… deberíamos darnos un baño.-dije.- Porque nos mojamos mucho y podríamos enfermanos…
-De acuerdo.-dijo Midori.- ¿Quieres entrar tú primero?
Asentí y me metí en el baño. Me quité la ropa con cuidado y la extendí para que pudiera secarse. Abrí la llave de la regadera y una vez que estuvo caliente me metí bajo el chorro de agua. Me enjaboné el cuerpo y mientras me enjuagaba bajo el chorro, escuché que la puerta del baño se abría. Me giré para ver de qué se trataba y me di cuenta de que Midori había entrado al baño también. Me quedé pasmado al darme cuenta de que ella estaba completamente desnuda y caminaba hacia mí.
No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. El cuerpo de Midori era prácticamente perfecto. Mis ojos recorrieron cada centímetro de él e inmediatamente sentí que mi cuerpo iba a explotar. Observé su cintura, su cadera, sus senos bastante grandes… Ella no dejaba de mirarme y yo estaba completamente sonrojado. Midori se metió a la regadera y pegó su cuerpo al mío instintivamente. Sentí sus senos contra mi pecho y no pude evitar darme cuenta de que me había puesto tan duro que era imposible ocultarlo. Ella me rodeó con sus brazos y comenzó a besarme el cuello y el pecho. Yo la tomé con fuerza de la cintura y comencé a acariciar su espalda.
-Darien…-dijo en voz baja.- Quiero estar contigo. Quiero que me hagas tuya…
La besé en los labios y comenzamos a acariciarnos mutuamente. Los besos eran cada vez más largos e intensos y yo apenas podía controlarme. Cerré la llave de la regadera y tomé a Midori del brazo para llevarla a la cama. La obligué a recostarse en la cama y la miré de pies a cabeza durante un largo rato. Ella era completamente hermosa, de una forma irreal. Sus senos eran exactamente como me los había imaginado y moría por besarlos. Ella colocó sus manos en mis pecho y comenzó a acariciarlo. Yo pasé uno de mis dedos lentamente por su abdomen y cuando llegué a sus manos, utilicé mis dos manos para acariciarlos suavemente. Midori emitió un ligero gemido y me volví loco. Acerqué mis labios a sus senos y con cuidado comencé a besarlos. Realmente quería disfrutar de cada centímetro de su cuerpo, así que la besé en cada rincón y le dije lo hermosa que era.
-Por favor, házmelo.-dijo ella en mi oído.
No pude resistirlo más. Abrí sus piernas con cuidado y poco a poco me introduje en ella. Nuestros labios se tocaron una vez que estuve dentro y comencé a moverme lentamente. Ella rodeó mi cuello con sus brazos y me sostuvo fuertemente. Era tan hermosa que no pude evitar moverme rápidamente. Quería hacerle el amor de todas las formas posibles.
Al poco rato cambiamos de posición y fue entonces que ella se colocó encima de mí. Estaba sumamente excitado y Midori simplemente se movía de una forma deliciosa. Podía ver sus senos agitarse con el movimiento y sus ojos verdes no me quitaban la vista de encima. Ella era todo lo que había soñado y no deseaba soltarla nunca.
Estaba segura de que era él. Hubiera podido reconocerlo a kilómetros de distancia. A pesar de que la lluvia caía fuertemente del cielo, pude ver a Darien caminando bajo el diluvio tomado de la mano de una chica hermosa. Mi corazón se había detenido por completo y por un momento pensé que podría tener un paro cardiaco. Era él. Por supuesto que era él. No sabía por qué los había seguido, pero los vi cruzarse la avenida y los vi detenerse frente a un hotel. Los vi besarse intensamente y sentí que mi corazón se hacía añicos poco a poco. Ellos entraron al hotel y desaparecieron de mi vista.
No podía creer que me lo hubiera encontrado de esa forma. Tampoco podía creer que él se viera tan feliz y enamorado de esa chica. La forma en que él la miraba, la forma en que se habían besado y se tomaban de la mano. Estaba segura de que él nunca me había mirado así. Ni siquiera me di cuenta cuando comencé a llorar porque mis lágrimas se entremezclaban con la lluvia.
