NT: Los nombres, lugares y otros detalles aquí mencionados pertenecen a la saga de Harry Potter creada por J.K. Rowling y las adaptaciones cinematográficas del mismo nombre por parte de Warner Bros. El fanfic en su idioma original pertenece a Winterblume, yo sólo lo traduzco.
Hola a todos! Últimamente he disfrutado mucho los días y eso me inspira a trabajar más rápido. Lo prometido es deuda, el último capítulo por esta semana santa. Espero puedan disfrutarlo tanto como yo, nos estamos leyendo muy pronto. Cuídense mucho y sin más, a leer!
PD: Traducir el fic, la rivalidad de las casas y eso me hizo pensar ¿de qué casa son? Yo soy Slytherin.
-VR.
Ultima Ratio
Capítulo 26
Verde, el color de…
Hermione salió de clase de Amas de Casa. La aversión que sentía por esa clase en particular se había desarrollado lentamente al odio. Lo peor, sin embargo, era que Legifer no había vacilado en recordarle la detención a la que Hermione tendría que asistir ese día. Obviamente Legifer insistía en que ella leyera ese estúpido libro.
Etiqueta para las jóvenes brujas Amas de Casa. En serio, ¿qué estaba pensando esa vieja bruja? Se pregunto Hermione enfurecida.
Cada vez que pensaba en ese libro, que yacía en su dormitorio, podía sentir su nivel de molestia aumentar hasta el punto en que quería simplemente maldecir a Legifer a otro mundo.
En ese momento Hermione caminaba hacia el aula de Transfiguración. Tal vez, esa era la razón por la cual, se entregaba en estúpidas exclamaciones mentales. La idea de su próxima clase no mejoraba exactamente su ya de por sí mal humor. Desde que había hablado con, o más bien, chantajeado, a Dumbledore el lunes, Hermione había hecho todo lo posible para evitar a su maestro de Transfiguración. La culpa y la vergüenza siempre burbujeaban cada vez que pensaba en él. No se arrepentía de sus acciones, ya que no había habido ninguna otra opción para ayudar a Tom. Ese conocimiento todavía no disipaba la culpa. Así que, Hermione había tratado de evadir a Dumbledore. El problema era, que ese día era viernes, y la siguiente clase era Transfiguración. De ninguna manera, podría no encontrarse ya con Dumbledore.
¡Has chantajeado Albus Dumbledore, por el amor de Dios! —Una voz interior, que sonaba sospechosamente a la de Harry, le gritaba en tono de reproche.— ¿Para ayudar exactamente a quién?
Hermione se pasó una mano por sus desordenados rizos. Su otra mano agarraba la mochila con fuerza mientras caminaba lentamente hacia su clase de Transfiguraciones.
¡Voldemort! —La misma voz silbó mordazmente la respuesta.
Eso sonaba muy mal, tuvo que admitir Hermione. Le había dado la espalda a Dumbledore para ayudar a Lord Voldemort. Si alguien le hubiera dicho eso hacía unos meses, se habría reído en su cara... o hubiera hechizado a la persona quien hubiese sugerido algo así. Pero, por muy mal que sonara, Hermione no se sentía culpable en absoluto por haber ayudado a Voldemort.
¡No, no es Voldemort! Traté de ayudar a mi novio, —Hermione se corrigió.— Porque yo no quiero que él salga herido…
Sí, ella podría sentirse horrible por haber abandonado a Dumbledore, y con él, una parte de su antigua vida, pero no se sentía del todo mal por haber ayudado a Tom. Hermione terminó el argumento interno, cuando por fin hubo llegado al aula de clases de Transfiguración. Obviamente Dumbledore, aún no había llegado, ya que, la puerta seguía cerrada, y los otros estudiantes estaban merodeando en el pasillo. No podía dejar de notar cómo los estudiantes se separaban limpiamente por casas. Los Slytherin se situaban en un lado del pasillo, mientras los Gryffindor estaban en el otro. Aunque, ahora parecía que esas dos casas adversas estaban de alguna manera unidas, al menos, las chicas de esas casas. Ahora estaban fulminando de manera hostil el lugar donde estaba Hermione. No todas ellas, por supuesto, pero aún así, un buen número. Hermione decidió ignorar ese comportamiento inmaduro, ya que había algunas cosas que la inquietaban mucho más.
Dejó vagar su mirada por los estudiantes y aterrizó rápidamente en tres chicos de Gryffindor. Lupin, Weasley y Longbottom estaban de pie junto a la puerta. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Hermione, cuando vio a sus tres amigos. Ella simplemente se preguntó si debería caminar hacia ellos, cuando Longbottom miró en su dirección. Sus ojos se posaron sobre ella con frialdad, y Hermione se puso rígida al ver la ira inundar su rostro. La ponía triste ver a su amigo actuar así. Ni siquiera las miradas alentadoras que Lupin y Weasley lanzaron en su camino, podrían convencerla de unirse a ellos ahora.
Longbottom no le había dirigido ni una sola palabra desde que había salido del salón de clases hecho una furia, después de haberle dicho que Tom era su novio. Cada vez que se encontraban, lo cual no sucedía a menudo en esos días, ya que estaba, obviamente evitándola, simplemente la ignoraba. Hermione estaba sorprendida por lo mucho que su rechazo la afectaba. Pero le dolía.Especialmente cuando podía ver brillando el disgusto en los ojos de Longbottom cada vez que la veía junto a Tom.
Te he echado de menos. —Una voz profunda llegó detrás de ella. La ligera burla de inmediato le dijo a quien pertenecía esa voz.
Una sonrisa apareció en el rostro de Hermione, e ignoró el ceño enojado que ahora podía ver en el rostro de Longbottom. Entonces, se dio la vuelta para hacer frente a Tom.
—Hey, Tom. —Respondió.
Él sonrió hacia ella, y preguntó: —¿Cómo estuvo tu día hasta ahora?
Hermione puso los ojos.— Horrible, tuve Amas de Casa.
Tom se rió entre dientes divertido, antes de decir en un tono inocente,— Hmm, Amas de Casa. Sigue siendo tu clase favorita por lo que veo.—
Forzó una dulce sonrisa en su rostro, y luego respondió, mientras intentaba suprimir una risita divertida,— Claro que lo es. Tal vez la próxima vez podrías unirte a nosotras.
Tom sólo le sonrió condescendiente, antes de decir con ligera burla tiñendo su voz:— No, gracias. Creo que me quedo con Aritmancia.
Hermione quiso regresarle una respuesta especialmente ingeniosa, cuando vio a Dumbledore caminar por el pasillo. Hermione se acercó un poco más a Tom, y de alguna manera se escondió detrás de él. Realmente no estaba muy interesada en encontrarse con Dumbledore, después de actuar como una bruja malvada con él.
Tom levantó las cejas con confusión, ya que no había respondido nada a su burla. Pero después, se dio la vuelta y vio la causa de su repentino nerviosismo. Algo de su tensión desapareció, cuando sintió cómo Tom, la tomaba suavemente de la mano. Su mirada se desvió de Dumbledore a Tom de nuevo. Pero ahora, sus ojos grises brillaban suavemente hacia ella.
Se inclinó hacia ella, y le susurró al oído:— No te preocupes. Él todavía me odia más a mí que a ti.
Cuando se inclinó de nuevo, tenía esa sonrisa satisfecha plasmada en el rostro, pero todavía pudo detectar la suavidad brillando en sus ojos. Él apretó su mano tranquilizadoramente, antes de dejarla ir de nuevo, y entrar al aula de clases. Hermione entró lentamente a la habitación, y luego se acercó a su mesa, mientras trataba de ignorar a Longbottom decididamente, quien era su vecino de asiento. Pero aún podía ver el enfurecido ceño fruncido en su rostro, mientras se sentaba a su lado. Sólo para distraerse a sí misma de su enfurecido vecino de asiento, dejó que su mirada vagara por el aula. Desafortunadamente, de alguna manera, se encontró mirando a la otra persona que trataba de ignorar. Dumbledore la estaba mirando, y Hermione pudo sentir una puñalada en su pecho, cuando fue golpeada por la decepción detrás de sus ojos. Durante el breve momento que su mirada se barrió sobre ella, pudo verla irradiando en él. Se sentía bastante triste al ver la sospecha, e incluso la hostilidad en su rostro, pero ella no permitió que sus sentimientos se mostraran en su rostro. Controló sus emociones de manera rígida y forzó una mirada inexpresiva en su rostro, incluso jugó con una pequeña sonrisa triunfal alrededor de su boca, mientras le devolvía la mirada a Dumbledore con ojos fríos. Era vergonzoso, lo sabía, pero también era necesario. Dumbledore tenía que estar convencido, de que en realidad era una bruja malvada. Tenía que creer que ella era capaz de llevar a cabo la amenaza que le había lanzado. Si dudaba, que en verdad usara sus conocimientos para profundizar el odio entre los magos y muggles, habría riesgo de que Tom fuera expulsado después de todo. Así que ahí estaba ahora, con esa despreciable máscara de aburrimiento que cubría su rostro, mientras le devolvía la mirada a Dumbledore, a la vez que trataba de ignorar la punzada dolorosa en su pecho. Finalmente Dumbledore desvió la mirada y Hermione suspiró por dentro aunque todavía mantenía su cubierta. Hermione luego observó a Dumbledore sonreír amablemente a la clase en general. Aunque no pudo evitar sentirse un poco triste, ya que sabía que su bondad no estaría más, dirigida a ella.
—Hoy va a ser una clase práctica, —dijo entonces el viejo profesor mientras sus ojos brillaban alegremente.
Su anuncio fue recibido por una charla entusiasta, pero Dumbledore levantó una mano y el creciente ruido rápidamente volvió a calmarse.
—Hagan el favor de tomar uno de esos destornilladores y traten de conferir un poco de su magia en ellos, —les dijo serenamente.— Lo sé, ese hechizo es bastante difícil, pero tengo confianza en que ustedes lo puedan manejar.
Así que Dumbledore le entregó a uno de los estudiantes una caja llena de destornilladores. Cuando la caja llegó a su mesa, Longbottom le entregó la caja sin siquiera mirarla. Parecía realmente determinado a ignorarla.
Hermione tomó uno de los destornilladores, sólo podía esperar que Longbottom se metiera en sus asuntos. En lugar de preocuparse más sobre el rubio de Gryffindor, miró al destornillador. Realmente se preguntó si todos los sangre pura de esa habitación sabían siquiera para que se utilizaba esa herramienta. Ella sonrió, perdida en sus pensamientos. Luego su mirada se desplazó sobre el aula de clases. Terminó observando a Dumbledore, y la sonrisa rápidamente murió en su rostro. Hermione se revolvió un poco en su asiento y miró a Tom, que estaba sentado detrás de ella. Se dio cuenta de que ni siquiera había tomado uno de los destornilladores. Él estaba sentado allí, con una expresión bastante aterradora en su rostro, mientras le lanzaba una mirada oscura a Dumbledore hasta que notó que ella lo miraba. Los ojos de Tom vagaron del profesor a Hermione, y ella estuvo contenta al ver que la aterradora ira lo había abandonado ahora cuando la miraba. Sus ojos brillaban suavemente hacia ella, y una pequeña sonrisa tiró de las comisuras de su boca. Hermione le devolvió la sonrisa, tal vez Dumbledore ahora la odiaba, pero al menos no estaba sola. De alguna manera, tranquilizada, se dio la vuelta hacia su destornillador de nuevo. Miró sombríamente la herramienta. En realidad, le hería mucho el orgullo, aún no haber logrado hacer ese hechizo de transferir magia. No podía ser tan difícil ¿verdad? Tom lo había conseguido después de su primer intento.
Sí, pero por otra parte era Tom —Una voz desagradable se burló de ella.
Hermione sacudió furiosamente la muñeca, de modo que su varita aterrizara en su mano. Ella la agitó hacia el destornillador.
Confero.
No pasó nada. Respiró profundamente para calmarse. Luego nuevamente blandió su varita.
—Confero —Susurró con voz firme.
Esta vez, pudo sentir su magia llegar al destornillador. Una pequeña corriente de su magia fluía a la herramienta pero Hermione sabía que no era bueno, ya que, no era capaz de controlarla en absoluto. Poco después, la corriente se extinguió de nuevo, y Hermione suspiró. Miró al destornillador que yacía inocentemente sobre la mesa, realmente la irritaba que fuera incapaz de conseguir hacer bien ese hechizo. Después de todo, había leído mucho sobre él en el manuscrito de Peverell. Involuntariamente sus pensamientos vagaron al pequeño libro, luego a Peverell, y a la Varita de Saúco. Desde que había logrado, conscientemente, despertar la Magia Antigua por primera vez, a principios de esta semana, Hermione había entrenado esa capacidad. Todavía era tremendamente difícil controlar la Magia Antigua, pero se había hecho más fácil. Sus ojos seguían fijos en el destornillador, mientras tocaba su varita con impaciencia contra la palma de su mano izquierda.
Tal vez debería intentarlo, pensó cuando una idea apareció en su mente. Tenía que hacerlo de todos modos, tarde o temprano. ¿Por qué no intentarlo ahora?
Hermione cerró los ojos y se concentró exclusivamente en su magia. Después de algún tiempo, finalmente vio la Magia Mayor oculta en su propia magia. La empujó suavemente y después reaccionó a ella. Creció y creció, hasta que estaba completamente envuelta a su alrededor. Hermione tuvo que concentrarse en la magia para mantenerla en ese estado. Mientras estaba segura de que tenía la Magia Mayor bajo control, su mirada vagó de nuevo al destornillador.
—Confero. —Susurró con voz firme.
Ella casi jadeó en voz alta cuando percibió la Magia Mayor, envolverse ahora con más fuerza a su alrededor. Era difícil decir donde terminaba la Magia Mayor, y donde comenzaba su propia magia. Antes de que Hermione pudiera pensar eso por más tiempo, pudo sentir una corriente de su magia fluyendo hacia el destornillador. Sin embargo diferencia de antes, fue mucho más fácil de controlar. Después de algún tiempo, Hermione deliberadamente puso fin al flujo de magia. La Magia Mayor se desenvolvió rápidamente de ella, y volvió a caer en su lugar escondida bajo su propia magia. La respiración de Hermione era trabajosa, y se sentía muy agotada. Pero cuando miró el destornillador, pudo ver cómo de repente, lo rodeaba una luz azul. Palpitaba un poco, antes de volver a morir. Una sonrisa apareció en el rostro de Hermione, mientras miraba al destornillador.
No, no es un destornillador. Es un objeto mágico, —pensó alegremente.
Por fin había logrado hacer el hechizo. Y Hermione se dio cuenta con satisfacción, que había usado la Magia Mayor para hacerlo. Había sido bastante difícil, y ahora se sentía muy cansada, pero aún así la Magia Mayor le había obedecido temporalmente. Hermione levantó la vista del objeto mágico ahora acostado sobre su mesa. La satisfecha sonrisa rápidamente murió de su rostro, cuando se encontró con la mirada de Dumbledore. Obviamente, la había visto llevar a cabo el difícil hechizo. Pero no había ningún tipo de brillo en sus ojos, y no parecía estar orgulloso en absoluto de que un alumno suyo hubiera conseguido hacer ese hechizo. Él sólo miró a Hermione fríamente. Luego se dio la vuelta, y comenzó a explicarle algo a otro estudiante.
Hermione sintió que su estómago caía. La había visto conseguir el hechizo, pero aun así no la había recompensado con ningún punto o reconocido su éxito de alguna manera. Volvió a mirar el destornillador, ya no sintiéndose tan feliz. Pero en realidad, no debía estar sorprendida por el comportamiento de Dumbledore. Ahora, él pensaba que era una bruja malvada. ¿Por qué iba a querer alabar su trabajo?
Aún así, le dolía.
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—¿Quieres ir a la biblioteca? —Tom que caminaba a su lado, le preguntó.
Hermione lo miró.— No, todavía tengo... algo que hacer. ¿Qué te parece si nos vemos luego?
En realidad, en este momento no quería dejarlo, pero realmente había algo que tenía que hacer. Algo que ya, había demorado demasiado tiempo. Sólo para aliviar su culpable conciencia, volvería a leer el manuscrito de Peverell.
No encontraré nada de todos modos.—Se tranquilizó a sí misma, mientras miraba los sorprendentes ojos grises de Tom.
—Hmm... bueno.—Admitió Tom a regañadientes.—¿Cuándo?
—No lo sé, —Respondió lentamente. Entonces estrechó los ojos con rabia y continuó:—Tengo la detención con Legifer a las seis.
Hermione apretó la boca en una delgada línea cuando vio la diversión aparecer en la mirada de Tom. Luego él dijo de modo exasperantemente servicial, aunque no fue capaz de prohibir todo el desprecio en su voz, — Sinceramente, espero que mejores seriamente tus insuficientes habilidades de ama de casa.
Luego sonrió inocentemente. La diversión en sus ojos incluso se intensificó, cuando Hermione comenzó a fulminarlo con la mirada oscuramente. De repente, la burla dejó su rostro. Dio un paso hacia ella, extendió una mano y comenzó a girar un mechón rizado de cabello alrededor de su dedo.
—¿Qué te parece si te recojo en tu sala común a las ocho? —Dijo. Al ver la confusión en su rostro, añadió:— No olvidaste que la fiesta de Slughorn es hoy, ¿verdad?
De hecho, Hermione sí lo había olvidado. El Club de Slughorn tenía una de sus famosas fiestas. Había recibido una lechuza del propio Slughorn hacía dos días.
Ella lo contempló, después una arrogante sonrisa apareció en su rostro antes de decir con voz petulante:— No, no lo olvidé. Pero , ¿quien dijo que iría contigo?
Tom arqueó una ceja con indignación ante su insolencia, pero luego se inclinó y le susurró al oído:— Siempre dije que pertenecías a Slytherin.
Escalofríos de placer corrieron por su espalda, cuando Tom rozó suavemente sus labios contra su mejilla. Después de que él se hubiera inclinado, una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro, mientras examinaba su estado nervioso.
—Por supuesto que vas a ir conmigo.— Le dijo con tono bastante engreído. Luego se burló.— Como si alguna vez pudieras resistir a mi fascinante compañía.
Después de decir eso la miró expectante, obviamente, esperando alguna réplica ingeniosa u otra cosa. Pero Hermione no respondió nada. Sólo se acercó más a él. Se puso de puntillas, le echó los brazos al cuello y colocó un ligero beso en sus labios.
—Está bien, —Le susurró seductoramente.— Te esteré esperando, entonces.
Después de liberarlo, observó su rostro de nuevo. El cual una vez más, estaba cubierto por una máscara en blanco, pero Hermione rió divertida cuando vio un leve toque de color en sus mejillas.
—Nos vemos luego, Tom. —Cantó alegremente, sus ojos destellando con picardía hacia él, antes de darse la vuelta saltando por el pasillo.
—No te conviertas en una de esas fanáticas descerebradas. —Respondió detrás de ella, y una amplia sonrisa se coló en su rostro al oír la burla en su voz.
En el momento en que Hermione llegó a su dormitorio, la sonrisa de felicidad abandonó su rostro, sólo para ser reemplazada por un ceño, mientras miraba su baúl. Tras un momento de vacilación, Hermione se agachó y buscó el manuscrito de Peverell en el compartimiento secreto de su baúl. Luego se metió en su suave cama y corrió las cortinas alrededor de ella. Hermione miró con recelo el pequeño libro, que ahora yacía en sus manos. De alguna manera, ella realmente no quería seguir leyéndolo. Independientemente de las excusas que su mente había buscado en los últimos días, en realidad sólo había una explicación, por la qué no quería saber nada más acerca de la Varita de Saúco.
No quiero volver.
Era tan simple como eso, Hermione no quería volver a su propio período de tiempo. No tenía nada allí. Sólo terribles recuerdos y un país desolado. ¿Porquéiba a querer volver allí?
¿Realmente era su deber, su misión, el mantener la línea del tiempo? Ella ni siquiera sabía si era realmente necesario protegerla. Tal vez era imposible, después de todo, cambiar el tiempo. Por lo tanto, no tenía sentido regresar a su tiempo ¿no? No era como si hubiera querido ser lanzada a través del tiempo, en primer lugar. Así que, lo que había sucedido, ciertamente, no era su culpa. No había creado esa molesta varita que parecía jugar con la vida de las personas.
Pero en medio de todas esas buenas excusas para no seguir leyendo el libro, de repente el rostro de Longbottom surgió en su mente, y el modo en que ahora la miraba con disgusto y acusación. Entonces su rostro cambió y no era Longbottom quien la miraba de esa manera, sino Harry. Si pudiera verla ahora mismo podría ver, en lo que se había convertido y seguramente estaría disgustado. Hermione sintió una punzada en el estómago al pensar en Harry.
Él había sacrificado tanto. Había luchado con tanta valentía y nunca la había defraudado. ¿Y ahora como le pagaba? Se preguntó abatida cuando la culpa se apoderó de ella. Él estaría enojado con ella, y con razón. Sus manos agarraron el libro de Peverell con fuerza, mientras ahora se imaginaba cómo Ron habría reaccionado a la situación. Quizás Hermione habría defraudado a Harry, pero a Ron, lo habría traicionado. Ella lo había amado y él la había amado. Hermione se estremeció al recordar el día antes que fueran a enfrentarse a Voldemort en el Ministerio de Magia. Ella había estado tan desesperada, tan asustada. Aún así, Ron había intentado consolarla. Él mismo también había tenido miedo, pero sin embargo sólo se había preocupado por ella. Fue entonces cuando habían prometido casarse.
Hermione cerró los ojos con fuerza, tratando de disipar esos maravillosos y terribles recuerdos. Luego los abrió de nuevo, y bajó la mirada hacia el pequeño libro en sus manos.
¡Ella se los debía!
Poco a poco, abrió el libro y comenzó a leer.
El día tan esperado ha llegado por fin. Mi trabajo ha terminado y mis hermanos llegarán a finales de la próxima semana. No estaba seguro de que pudiera manejarlo en tan poco tiempo, pero prevalecí. En este último año he creado algo extraordinario, algo único. La varita que hice, es sin duda la cosa más poderosa e impresionante que jamás ha creado el hombre. Es digna de su nombre, la Varita Invencible.
Primero tuve que hacer una varita. Tardé semanas y semanas en encontrar la madera adecuada para este proyecto en potencia. Al final mi decisión cayó sobre la madera de un arbusto antiguo. Entonces puse los hechizos necesarios para cambiar la madera sin vida, a una varita mágica. Después de haber terminado la varita, comencé a transmitir más y más de mi propia magia a la varita, utilizando los hechizos que había inventado para la transmisión de magia a un objeto. Así que cambié un palo de madera, a un objeto mágico. Los hechizos que había utilizado anteriormente para crear la varita, combinada con la magia transferida, acumularía aún más poder mágico en la varita, aumentando su poder ilimitado. Cuanto más se utilizara, más se desarrollaría su poder. Los hechizos y encantos que he usado para manipular la magia transferida de la Varita, están tan hábilmente construidos que trabajan en conjunto con los hechizos residuales del proceso al fabricar la varita.
El resultado de mi trabajo es algo más allá de la creencia. Quienquiera que empuñe esta varita será invencible. El propósito de una varita ordinaria es la de servir como mediador. El hechicero utiliza la varita para canalizar su magia a través de la madera hacia un hechizo o maldición. La varita hace lo mismo que el cauce de un río cuando dirige el flujo del agua. Mi varita hace mucho más que eso. Está llena de magia, y tan pronto como la mano de un mago toque la madera, esa magia se envolverá alrededor del mago, y apoyará su propia magia. Cada hechizo será más potente y funcionará más fácil, mientras esté usando mi varita.
Tengo muchas ganas de ver pronto a mis hermanos porque estoy seguro de que se inclinarán ante mi ingenio.
La entrada personal de Peverell terminó, y con dedos temblorosos, Hermione pasó las siguientes páginas del libro. Se mordió el labio nerviosamente, mientras efectivamente se daba cuenta de que Peverell, ahora describía el proceso de cómo había creado la Varita de Saúco. Ella se quedó mirando las páginas amarillentas por un tiempo, y luego poco a poco insegura de sí misma, cerró el libro.
Tenía que leer ese libro rápido. ¡Después de todo, era su misión! Era su deber encontrar un camino de regreso a su período de tiempo. Esa misión era la única razón por la que estaba ahí, en Hogwarts en primer lugar. Estaba mal y era peligroso para ella permanecer más tiempo del necesario en ese período de tiempo.
Hermione puso una mano en la andrajosa cubierta del manuscrito de Peverell. Necesitaba seguir leyendo, pero...
No quería.
¿Y si realmente encontraba un camino de regreso? Entonces tendría que irse de ahí. Dejar ese período de tiempo.
Dejar a Tom.
Hermione se estremeció cuando ese pensamiento se formó en su mente. En casa no le esperaba nada y ahora, si regresaba tenía algo que perder. Después de tanto tiempo, realmente una eternidad, Hermione se sentía feliz de nuevo.
¿Y si se quedaba ahí, en el pasado, un poco más? No haría daño a nadie, ¿verdad? Después de todo, ya había estado ahí desde hacía algún tiempo. Hasta ahora, no había cambiado el futuro en lo absoluto. Seguramente no dañaría nada si disfrutaba de la vida un poco más. ¿Acaso no se merecía algo así de todos modos? Habían pasado tantas cosas malas, pero aún así, ella había luchado por una causa justa. Había hecho todo lo posible. ¿No era hora en que sus sacrificios fueran recompensados?
_._._._._
¡Maldita sea! —Maldijo Tom mientras cerraba otro libro a la vez que lo tiraba a la enorme pila que ya estaba en su mesa. Agarró otro enorme tomo. El Trabajo de los más Grandes Magos leyó en el título. Abrió el libro y hojeó su contenido, hasta que encontró el nombre que buscaba: Peverell. Entonces comenzó a leer. Después de un rato, Tom cerró el libro con frustración y lo arrojó hacia los demás en la mesa. El libro sólo contenía una breve descripción de quién era Peverell. Pero Tom ya sabía exactamente quién era Peverell. Honestamente, ¿quién no lo hacía?
Tom dejó que su furiosa mirada vagara sobre la pila de libros inútiles. Esos libros estaban llenos de información sobre Peverell, describiendo su biografía con insoportable detalle, o explicando con deferencia casi vergonzosa sus logros en el arte mágico.
Desde que Tom leyó en el Profeta, que alguien había entrado en el apartamento de Nicolas Flamel, había sospechado que el ladrón había sido Hermione. El informe de Aurores, que había ordenado conseguir a Malfoy, finalmente había confirmado sus sospechas. Además, el archivo también le proporcionó a Tom la información de qué había sido robado: Un libro, escrito por el propio Peverell. Ahora, Tom buscaba en la Biblioteca de Hogwarts cualquier referencia de ese libro, pero hasta ahora no había encontrado ninguna señal de él. Era bastante frustrante, decidió Tom, mientras se recostaba en la silla. ¿Por qué Hermione se había arriesgado tanto en conseguir ese libro? ¿Cuál era el asunto con el libro?
Tom enterró el rostro cansadamente entre sus manos y suspiró. Se econtraba descansando en una mesa de la biblioteca, se alegró de que la mesa estuviera en una zona aislada. En ese momento, no podría soportar la interminable cháchara de otros estudiantes. En especial no podía soportar a esas chicas que siempre parecían pulular alrededor de él. Ellas se reían tontamente de modo fastidioso, o susurraban entre sí cada vez que pensaban que no prestaba atención. En realidad Tom estaba bastante acostumbrado a ese tipo de comportamientos, pero desde que había besado a Hermione en el Gran Comedor, esas chicas tontas de alguna manera se habían multiplicado. Era muy molesto.
No es que se arrepintiera de haber besado a Hermione en público, pensó Tom, mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Por el contrario, estaba realmente aliviado de que finalmente hubiera abandonado la idea de acallar su relación. Ahora ella parecía haber aceptado que le pertenecía.
A principios de esa semana, Hermione había hecho aún más. Ella le había ayudado. Tom aún estaba aturdido por cómo Hermione lo había salvado de ser expulsado, no tenía ni idea de cómo había convencido a Dumbledore para dejar que se quedara, pero se las había arreglado de alguna manera. Una pequeña sonrisa se dibujó en las comisuras de la boca de Tom. Esa había sido la prueba final de que ahora Hermione era suya. Tom sonrió satisfecho al recordar, cómo lo había besado con tanta fuerza en el pasillo. Eso había sido justo antes de que Longbottom hubiese aparecido...
Tom frunció el ceño al pensar en Longbottom. No le había gustado mucho cómo ese estúpido Gryffindor había mirado tan despectivamente a Hermione. ¿Quién se creía que era ese bastardo? Tom se preguntó airadamente. Aunque ahora se daba cuenta de que no era tanto el comportamiento de Longbottom lo que lo molestaba, sino la reacción de Hermione. Tom apretó los puños al recordar la expresión de tristeza en su bonita cara, después de que Longbottom la hubiera fulminado con la mirada de reproche. ¿Por qué para ella era tan malditamente importante lo que ese idiota de Gryffindor pensara de ella?
Claro, Longbottom era su amigo, —pensó Tom con ironía.— pero aún así...
¿Qué le gustaba tanto de ese cretino? Se preguntó con enfado. De repente una codiciosa sensación se instaló en Tom, exigiéndole ferozmente que tomara medidas ¿No había ido Hermione a la última fiesta de Slughorn…con Longbottom?
Esta vez, —pensó mientras trataba de calmarse.— ella irá conmigo, no con Longbottom.
Sin embargo no funcionó, no se calmó en lo absoluto. Todo el asunto lo puso completamente enojado y furioso. Realmente, quería maldecir hasta la mierda a Longbottom y luego hacerle-
—Tom, mi muchacho, ¿todavía estudiando a pesar de ser viernes? —Los pensamientos sanguinarios de Tom fueron interrumpidos por una estruendosa voz.
Levantó la vista del libro frente a él, y se encontró a Slughorn, junto a su mesa sonriéndole ampliamente. Tom rápidamente recompuso su encantadora fachada de estudiante perfecto, y sonrió humildemente al profesor de pociones.
—No, señor —respondió Tom cortésmente. —Es sólo un pequeño proyecto mío.
Slughorn se inclinó un poco y miró con curiosidad los libros que estaban dispersos por toda la mesa delante de Tom.
Después de un momento, volvió a mirar a Tom antes de decir:— Me alegro de que hayas encontrado algo más que... ya sabes. —Slughorn susurró las últimas palabras suavemente.
Al principio, Tom no entendió a que se refería pero luego tuvo que reprimir una sonrisa al recordar el tema de la última conversación que habían tenido en privado. Un tema que últimamente Tom había descuidado...
—Ya veo, ya veo, Peverell, ¿eh? —Slughorn continuó con buen humor, mientras dejaba que sus ojos viajaran otra vez por los libros sobre la mesa.
El profesor tomó uno de ellos.
—Una aparición bastante fascinante, Peverell, ¿verdad? —Slughorn dijo, mientras examinaba el título del libro. Luego de modo conspirador le hizo un guiño a Tom.— Pero no te hagas ilusiones, mi muchacho. Muchos han tratado de encontrar la Reliquias de la Muerte, pero hasta ahora nadie ha tenido éxito.
Tom logró detenerse en fruncir el ceño con confusión. ¿Las Reliquias de la Muerte? ¿Qué era eso?
—¿Reliquias de la Muerte, señor? —preguntó con voz suave, sin traicionar lo interesado que ahora verdaderamente estaba.
Slughorn solo señaló a Tom con el dedo, en fingida reprimenda.
—No me digas que esa no es la razón de tu investigación. —Sonrió con cariño hacia Tom.
Entonces Slughorn, sacó un reloj de oro del bolsillo de su chaleco de seda verde, y exclamó:— Dios mio, ¿ya es tan tarde? —se volvió hacia Tom y dijo:— Tienes que irte, mi muchacho, tienes que irte. Todavía tengo tanto que organizar para esta noche.
A continuación, el profesor se alejó, pero no sin volverse una vez más, preguntándole:— Vendrás a la fiesta, ¿no es así?
Tom asintió al profesor, sus pensamientos ya estando a una milla de distancia.
Las Reliquias de la Muerte... Las Reliquias de la Muerte...
Tom frunció el ceño hacia los libros sobre la mesa. En alguna parte había leído acerca de eso ¿no? ¿Pero dónde? Deslizó un dedo por el lomo polvoriento de uno de los libros, mientras trataba de recordar dónde exactamente había leído ese término antes. No tenía nada que ver con la escuela, de eso estaba seguro.
Las Reliquias de la Muerte.
Tom se enderezó en la silla cuando recordó dónde lo había leído. Rápidamente sacó su varita, y la agitó hacia los libros delante de él. Los libros volaron fuera de la mesa, y se dispararon hacia sus lugares, en los estantes. Tom tomó apresuradamente su mochila, y salió de la biblioteca. Rápidamente se dirigió a las mazmorras, hacia la sala común de Slytherin. No le tomó mucho tiempo estar en su dormitorio. Tom se acercó a su lado, en la habitación, y comenzó a buscar a través de sus libros sobre un anaquel. Luego finalmente lo encontró. Un libro bastante viejo con una cubierta de cuero, Tom casi se había olvidado que le había echado un vistazo en la biblioteca hacía muchos meses.
Le echó un vistazo a la portada del Libro: Fábulas y Mitos Antiguos. Tom recordó cómo había encontrado el libro en la biblioteca. En ese entonces, estaba haciendo algunas investigaciones en la biblioteca, cuando vio a Hermione, sentada en una mesa leyendo ese mismo libro. Aunque, en aquel entonces todavía no era 'Hermione'. Aún era 'DeCerto' y Tom la había odiado.
Qué tonto.
Pero eso era irrelevante decidió, mientras abría el antiguo libro. En realidad, era un libro de cuentos de hadas. Aún así, lo leyó pensando que ocultaba algo en sus páginas.
Tom se quedó de pie en su dormitorio y continuó hojeando el libro, hasta que encontró el capítulo que había estado buscando: El Cuento de los Tres Hermanos.
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Faltaban exactamente tres minutos para las seis, cuando Hermione se paró frente a la oficina de Legifer, con el ridículo libro clavado bajo el brazo.
Dime, ¿por qué estoy haciendo esto otra vez? —Se preguntó con frustración.— Porque no quieres volar tu tapadera, viajera del tiempo. —Llegó la respuesta no deseada, pero correcta. Con un suspiro molesto, Hermione levantó la mano y llamó a la puerta de la oficina.
—Entra— fue la respuesta inmediata.
Hermione a regañadientes abrió la puerta y entró a la oficina de Legifer. Rápidamente dejó vagar la mirada por la habitación. Era tal y como recordaba de su última visita ahí. Todo parecía estar obsesivamente ordenado, no había nada fuera de lugar. Hermione trató de ignorar la espeluznante limpieza y en su lugar, se concentró en la mujer sentada detrás del escritorio de madera pulida. Como siempre, Legifer estaba vestida con esa molesta ropa inmaculada, no tenía ni una sola arruga en la blusa perfectamente blanca, y el color azul oscuro de su capa estaba igualmente intachable, simplemente impecable. Su pelo negro estaba recogido de nuevo en un peinado inamovible. Parecía que no había nada fuera de lugar en esa mujer.
Aparte de su cordura tal vez.
Legifer la observó fijamente con ojos penetrantes.— Srta. DeCerto. —Saludó a Hermione en tono estricto
—Profesora —Dijo Hermione frívolamente.
Los ojos de Legifer se desviaron de Hermione, al reloj que estaba colgado en la pared. Una sonrisa más bien perversa, apareció en su rostro cuando dijo:— Creo que es la primera vez, Srta. DeCerto. Nunca la he visto ser puntual.
Hermione apretó los labios en una fina línea para evitar responder al insulto. En cambio, se contentó con mirar a la profesora oscuramente.
—Siéntese. No quiero que esta detención se alargue para siempre. —Declaró Legifer en voz penetrante.
Ella hizo un gesto hacia la silla frente a su escritorio, por lo que Hermione se dejó caer sin gracia. Luego soltó con un fuerte golpe en el escritorio, el estúpido libro que había estado llevando, mientras miraba con rebeldía a Legifer. La bruja no parecía estar en absoluto impresionada por el irrespetuoso comportamiento de Hermione.
—Veo que hay mucho que hacer. —Comentó secamente.
Hermione casi resopló hacia ella, pero se las arregló para detenerse en el último momento. Entonces tomó su mochila y sacó un trozo de pergamino y una pluma. Luego volvió a mirar a Legifer.
—Puede comenzar —dijo en voz fría.
Hermione se tragó su más que insolente respuesta, y esperó no ahogarse por toda su furia. Luego tomó su pluma y abrió el odioso libro.
Capítulo Uno —leyó Hermione.— De 58. ¡Genial!
Su mano se apretó alrededor de la pluma, mientras Hermione se obligaba a seguir leyendo.
'Lograr tener elegancia y buen aspecto, es el primer paso para impresionar a su futuro marido. No hay mejor manera para ganar el favor de un hombre, que cautivándolo con sus encantos femeninos.
Hermione acababa de leer esa frase, y ya sentía ganas de vomitar. Sus ojos se lanzaron brevemente hasta el enorme reloj que colgaba en la pared de Legifer. Eran las seis y cinco. Se estremeció involuntariamente, parecía que esa detención se convertiría en una sesión de tortura, ¿no? Su mirada se desplazó hasta Legifer, que aún estaba sentada frente a ella. En ese momento la bruja parecía inclinarse sobre un ensayo, corrigiendo el trabajo de cualquier desgraciada que lo había tenido que escribir. Hermione suspiró inaudiblemente antes de volverse hacia ese horrible libro.
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Hermione buscó en su baúl. Lanzando alrededor ropas, ingredientes de pociones y libros. Finalmente sacó una blusa verde chillón. Frunció el ceño. ¿Cuándo había comprado ese crimen a la moda?
—¿Qué estás haciendo? —Escuchó una voz chillona preguntar detrás de ella.
Hermione gimió para sus adentros. Después, volvió la cabeza para echar un vistazo a Rose.
—Tengo que encontrar algo de ropa, —explicó secamente.— Voy al Slug Club con Tom.
Llegaba demasiado tarde, demasiado, Hermione pensó frustrada. Esa malvada bruja, le había hecho leer ese estúpido libro durante casi dos horas. En serio, ¿qué había hecho para merecer algo así?
—¡Oh! —Chilló Lucía encantada y se sentó en la cama.— ¡Su primera cita!
—¡Sí! —Rose estuvo de acuerdo mientras en sus ojos surgía una mirada sospechosamente vidriosa.— Necesitas estar realmente preparada para eso. Y por supuesto, verte preciosa. Es Riddle después de todo. Si él quisiera, podría tener a cualquier chica de Hogwarts. Debes tener cuidado.
Hablando de superficialidad —pensó Hermione con sarcasmo.
—Saben, —les dijo a las dos chicas sentadas en la cama, tratando con todo lo posible de atenuar su entusiasmo.— Él ya es mi novio, así que creo que ya pasamos esa cosa de primera cita.
Aunque técnicamente nunca tuvieron una, Hermione tuvo que admitir. ¡Y gracias a Dios por eso!
Luego se alejó de las chicas con la intención de buscar de nuevo entre sus cosas porque, honestamente no podía llevar esa monstruosidad verde, pensó mientras volvía a guardar la blusa verde.
—Pero, Hermione, seguro querrás lucir bien para Riddle ¿no? —Luisa le preguntó.— Si te pones esa cosa pensará que eres fea.
—Eso, o que eres daltónica. —Afirmó Rose.
Hermione las miró por un momento, todavía con la blusa verde en la mano. Luego les dijo lentamente:—Realmente no me importa lo que él piense de mi ropa.
Ignoró las escandalizadas exclamaciones que su respuesta había provocado, y de nuevo volvió a su ropa.
—¿Cuándo va a recogerte Riddle? —Le preguntó Lucía después de un rato. Parecía haber superado la conmoción más rápido que Rose.
—No sé, —murmuró Hermione distraídamente.— a las ocho, creo. ¿Por qué?
Hermione saltó y casi sacó su varita, al oír el grito de pánico que siguió a su declaración.
—Pero Hermione, eso es dentro de media hora. ¿Y todavía no has decidido qué ponerte? —Rose exclamó con voz aguda.
—¡Tu cabello! —Lucía gritó frenéticamente.— ¡Y tu maquillaje!
Hermione frunció el ceño, mientras observaba a las dos chicas que saltaban a sus pies. Estaba más que desconcertada, cuando comenzaron a tirar de su ropa y de su pelo. Su magia estaba hirviendo dentro de ella con molestia, y Hermione se preguntó si había un hechizo contra el hobby de estilistas demasiado entusiastas.
_._._._._
Precisamente media hora después, Hermione esperaba a Tom frente a la entrada de su sala común. Aunque, también podría haberlo esperado dentro ya que Tom siempre parecía saber la contraseña de dominio Gryffindor, de todos modos. Pero en ese momento, Lupin, Weasley y Longbottom estaban sentados en la sala común, y Hermione todavía trataba de evitar encuentros entre Tom y sus amigos. Las miradas que Longbottom le había dirigido cuando había pasado por la sala común, habían sido bastante malas. Así que, prefirió esperar fuera.
Después de algún tiempo, pudo escuchar el sonido de pasos viniendo desde el pasillo. Ella levantó la vista y se encontró con Tom dirigiéndose hacia ella. Los ojos de Hermione vagaron sobre él, y notó que había cambiado su uniforme por un pantalón negro, una camisa blanca y chaqueta negra. Hermione tuvo que admitir que esa ropa se abrazaba a su figura bastante bien. Una vez más, se dio cuenta de lo realmente guapo que se veía Tom. Sus ojos eran de un gris hipnotizante, y su cabello estaba arreglado de forma ordenada, aunque algunos mechones de pelo azabache caían suavemente sobre su rostro. Hermione no pudo evitar sonreír ante él, estúpidamente. Cuando llegó, se detuvo frente a ella y la miró pensativamente. Hermione alzó las cejas hacia él cuestionándolo.
—¿Ocurre algo?
—No, —dijo lentamente, pero luego frunció el ceño.—... ¿qué le pasó a tu blusa?
Hermione entrecerró los ojos.
—¿Por qué? Pensé que te gustaba el verde. —Respondió ella punzantemente.
Tom arqueó una ceja con gracia, mientras sus ojos volvían a posarse sobre la blusa verde chillón que Hermione llevaba sólo para fastidiar a sus compañeras de dormitorio.
—Todo en su medida. —Dijo Tom con voz suave, una sonrisa apareció en su rostro.
Entonces, agarró la mano de Hermione, y la condujo por el pasillo. Ella sólo lo siguió. Caminaron en silencio hacia la oficina del profesor de pociones, Hermione se sentía bastante cómoda al tener la cálida mano de Tom sosteniendo la suya. Sin embargo su comodidad, fue cuidadosamente interrumpida cuando le preguntó lo siguiente.
—Dime Hermione, nunca me contaste exactamente cómo convenciste a Dumbledore para que me quedara.
Aspiró bruscamente, y lanzó una mirada de reojo a Tom. Que la contemplaba inquisitivamente.
—Te lo dije, ¿no? —Hermione respondió con voz apresurada.— No quiero hablar de eso, lo que hice fue realmente horrible. Imagina, chantajear a un maestro. ¡En serio!
—Pero funcionó —dijo Tom en voz baja.
—Sí. —Hermione apretó su mano de modo tranquilizador.— No creas que me arrepiento. Porque no lo hago. —ahí ella le sonrió.— ¿Por qué necesitas saber de todos modos? Vamos a olvidarnos de todo eso. —Agregó con impaciencia.
—Hmm —murmuró Tom.— Sólo pensaba. Tal vez, podríamos utilizar tu material de chantaje para sacarlo de Hogwarts.
Hermione levantó las cejas, indignada.— No, ciertamente no trataremos de hacer que despidan a Dumbledore.
Él frunció el ceño y dijo:— Pero él es realmente una molestia.
Hermione soltó su mano y lo miró con severidad.— ¿No crees que eso podría meternos en un verdadero problema? Y por cierto, nunca funcionaría de todas formas. Por no hablar de que ya me siento lo suficientemente culpable.
—Oh, vamos. —Dijo Tom tratando de convencerla.— Estoy seguro, que de alguna manera, podríamos lograrlo.
—Pff, tratar de hacer que despidan un profesor. —Ella se limitó a sacudir la cabeza.
Hasta ese momento habían mantenido la conversación muy tranquila, y sólo habían estado susurrando, pero cuando Hermione se burló de él, lo hizo en voz bastante alta de modo que resonó en las paredes del pasillo—Realmente, Tom ¿qué eres estúpido?
Tom entrecerró los ojos con ira, pero antes de que pudiera responder algo, otra fuerte voz detrás de Hermione dijo — Señorita DeCerto, ¿cómo se atreve a hablar en ese tono de voz?
No le costó mucho a Hermione reconocer esa voz penetrante, que le inducía dolor de cabeza. Cerró los ojos, y trató de calmar su creciente carácter. Pero no sirvió de nada para cuando se dio la vuelta. Efectivamente, la profesora Legifer estaba no muy lejos en el pasillo. En ese momento miraba con severidad a Hermione. Hermione alzó las cejas inquisitivamente. ¿Cuál era el problema ahora? Sabía que no le gustaba a la odiosa profesora, pero no había hecho nada malo. Legifer sacudió la cabeza con enojo, y luego caminó hacia ella. Tom seguía de pie a su lado, y observó todo el asunto. A Hermione, realmente no le gustó en lo absoluto esa sonrisa de regodeo en su rostro. En el momento en que Legifer los alcanzó volvió a mirar con severidad a Hermione, quien se encontró con su mirada de lleno.
—Estoy avergonzada de que sea una de mis estudiantes, Srta. DeCerto— dijo Legifer en tono fastidioso. Entonces, silbó escandalizada:– ¿Cómo puede hablarle de esa manera al Señor Riddle? En toda mi carrera como profesora. Nunca he visto tal atrevimiento.
Hermione la miró fijamente. ¿Qué quería esa mujer de ella?
—¿Qué? —Fue lo único que Hermione pudo expresar en ese momento sin conseguir insultarla.
Ante eso, los ojos de Legifer se abrieron un poco por indignación. Parecía que ahora estaba muy enojada.
—¿Realmente tengo que explicarle hasta las cosas más simples? —Preguntó Legifer bruscamente.
Hermione no dijo nada. Tenía una ligera idea de hacia donde se dirigía la discusión, pero no iba a contestar algo para después ser lanzada a otra detención con su profesora menos favorita.
Cuando Hermione no contestó nada, Legifer continuó despotricando,— Srta. DeCerto, no puede hablar con el Señor Riddle de manera tan insultante. ¿Qué no tiene decencia?
Ella miró a Hermione y a Tom en frente de ella con los ojos entrecerrados, antes de decir en voz mucho más cortés volviéndose hacia Tom,— ¿Estoy en lo cierto al suponer que está cortejando a la Srta. DeCerto?
Los ojos de Hermione vagaron hacia Tom, y lo encontró sonriendo encantadoramente hacia Legifer. Casi puso los ojos en blanco. Era un hipócrita ¿no?
—Sí, profesora. —Respondió Tom con voz sedosa.
—Bueno, entonces Sr. Riddle, lo siento mucho, pero tengo que disuadirlo. —Legifer dijo en un tono grave.
Hermione respiró despacio para calmar su magia, que en ese momento hervía en su interior. Incluso sus manos temblaban de rabia contenida.
Antes de que Tom pudiera contestar algo, Legifer se volvió hacia Hermione nuevamente y dijo con voz fría:— Srta. DeCerto, no sé por qué el Sr. Riddle decidió elegirla.
La mirada de Legifer viajó lentamente sobre el cuerpo de Hermione, y pareció no estar muy contenta con lo que encontró. Hermione incluso pudo escuchar un suave jadeo escandalizado, procedente de la profesora, mientras miraba la blusa sorprendentemente verde de Hermione.
Entonces Legifer continuó sermoneándola en voz aguda,— De hecho, estoy muy sorprendida de que alguien esté interesado en usted. Estoy segura de que el Sr. Riddle fácilmente podría encontrar a alguien que le convenga más. Pero no es mi lugar juzgar su elección. Sólo puedo aconsejarle que no arruine las posibilidades que tiene. Podría ser lo único que pueda conseguir. Por lo tanto, espero que nunca le hable al Sr. Riddle como lo acaba de hacer. Si trabaja duro, y obedece siempre al Sr. Riddle, estoy segura de que todavía algún día, podría convertirse en una buena esposa.
Después de ese largo discurso, Hermione se quedó mirando a la profesora. Su magia rugía furiosamente dentro de ella, y Hermione temía que si abría la boca, lo único que saldría de ella sería el encantamiento de una de sus maldiciones más oscuras.
Legifer miró a Hermione obviamente, esperando algún tipo de reacción, pero como no llegó nada, una vez más, se volvió hacia Tom.
—Espero que sepa en lo que se está metiendo.
Tom simplemente sonrió encantadoramente antes de decir suavemente,—Gracias por su preocupación, profesora, pero no necesita preocuparse. Estoy seguro de que Hermione es una buena opción. Y ella es una chica muy afortunada al tener una profesora tan solícita.
Esa pequeña curva en sus labios, era el único indicio, que Hermione alguna vez había visto de que Legifer, era siquiera capaz de sonreír.
—Bueno, es su decisión Sr. Riddle. —Dijo.— Pero que sepa, que nadie le reprocharía, si vuelve a cambiar de decisión.
Legifer le echó una última mala mirada a Hermione, y después de un corto "Buen día" se dio la vuelta y los dejó de pie en el pasillo.
La boca de Hermione se presionó en una delgada línea, mientras observaba a la profesora irse. Después de que Legifer hubiera desaparecido en la siguiente esquina, Hermione se volvió, y se alejó en dirección opuesta. Todavía estaba furiosa y su magia rugía dentro de ella. Tal vez, sólo debería haber maldecido a la mujer, podría haber valido la pena. Ella miró a Tom, que caminaba a su lado. Tenía una expresión divertida en su rostro.
—No te atrevas a decir nada. —Siseó Hermione.
Lo cual sólo hizo reír a Tom de modo fastidioso. Hermione lo ignoró y pisoteó por el pasillo. Después de un rato de caminar en silencio, Tom no pudo contenerse más, así que dijo en tono inocente:
—Ya sabes, tiene algo de razón ¿eh?
Hermione giró la cabeza lentamente hacia Tom. Él le sonrió burlonamente.
—Tal vez, realmente sólo deberías obedecerme, y estoy seguro de que te convertías en una pequeña buena esposa. —Dijo Tom con la misma voz inocente.
—¡Eso es! —Hermione le siseó mientras lo agarraba del brazo y lo empujaba contra la pared del pasillo.— Simplemente no podrías haberte quedado en silencio ¿no?
Fue entonces cuando Tom, finalmente rompió a reír.
Hermione seguía mirando con ojos entrecerrados a Tom, cuando finalmente llegaron a la oficina de Slughorn. Ver la sonrisa divertida aún pegada al rostro de Tom, no levantó su humor. Antes de que pudiera abrir la puerta, le dio un codazo con exceso enfado. Eso sólo le hizo reír de manera irritante, y luego abrió la puerta. Él dio un paso a un lado, para dejarla entrar primero, mientras se inclinaba simulando caballerosidad, Hermione resopló con enojo antes de entrar a la oficina de Slughorn.
Igual que la última vez, Slughorn había agrandado por medio de la magia su oficina, de modo que ahora parecía más un salón, que la oficina de un profesor. Aunque aún no era lo suficientemente grande, notó Hermione, ya que había mucha gente ahí. Podía ver algunos estudiantes, obviamente, todos miembros del Slug Club. Pero también había otros invitados. Probablemente celebridades, famosos jugadores de Quidditch o políticos importantes, conociendo a Slughorn.
Hermione olvidó que estaba enojada con Tom, y le agarró de la mano para tirar de él, más hacia la habitación. Él la siguió, y ella decidió ignorar la sonrisa satisfecha que ahora había aparecido en su rostro. Hermione se acercó al enorme buffet, ya que tenía bastante hambre. Gracias a Legifer y a su estúpida e innecesaria detención, se había perdido la cena. Antes de llegar al buffet, Slughorn apareció repentinamente de la nada.
—Ah, Señorita DeCerto. —Dijo alegremente mientras la reconocía.
Entonces, sus ojos se desviaron de ella hacia Tom, que estaba ligeramente detrás de ella, y a la mano de Hermione, que todavía agarraba la de Tom. Hermione pudo ver que los ojos de Slughorn se iluminaron de repente por mil y una sonrisa de complicidad apareció en su rostro.
—Buenas tardes Tom, mi muchacho. —dijo, volviéndose hacia Tom.— Veo que has encontrado una encantadora cita.
Hermione miró a Tom y se encontró con que había adoptado una vez más, su cara de tengo-que-impresionar-a-mi-profesor. Honestamente, era aún peor que ella.
—Buenas tardes, señor —dijo suavemente.— Otra vez, gracias por invitarnos.
—No, en absoluto, en absoluto. Me alegro tener dos estudiantes tan prometedores aquí. —Respondió Slughorn.
Luego volvió a observar la mano de Hermione que todavía sostenía la de Tom. De repente un destello apareció en los ojos del profesor, se veía como un padre orgulloso felicitando a su único hijo por un trabajo bien hecho.
—Debo decir, que estoy muy contento de que ustedes dos se hayan encontrado el uno al otro. —Les dijo alegremente.— Espero grandes cosas de ambos. Y, por supuesto, estaría más que encantado en ser capaz de enseñar algún día a sus hijos aquí, en Hogwarts.
Hermione miró a su profesor y pudo sentir su cara ponerse caliente.
—Creo que aún queda mucho para empezar a planificar una familia. —Respondió Tom cortésmente, aunque Hermione pudo ver una ligera curvatura en sus labios. Lo que hizo que su rostro se sonrojase aún más.
Slughorn simplemente siguió sonriéndoles alegremente.
—Anthony estará tan devastado. —Exclamó entonces, aunque no parecía arrepentido en lo absoluto.
Hermione frunció el ceño confundida. ¿Anthony?
La misma confusión también debió haberse mostrado en el rostro de Tom, ya que Slughorn explicó con su vozarrón:— Es uno de mis ex-alumnos. Siempre ha sido muy brillante. Sabía que llegaría lejos. Y nunca me he equivocado. Ahora míralo, Inquisidor Vickers. —A continuación, el profesor le guiñó un ojo a Hermione antes de continuar:— Anthony tomó bastante interés por la Srta. DeCerto en mi última fiesta. Estará muy decepcionado al saber que ya está tomada.
Slughorn le dirigió una amplia sonrisa a Tom, que parecía decir bien hecho, antes de excusarse. Y Hermione casi podía sentir a Tom fruncirle el ceño.
Efectivamente le preguntó en voz baja,— ¿Vickers?
Ella lo miró y suspiró— Ni siquiera preguntes.
_._._._._
Un rato más tarde, Hermione se dirigió hacia el buffet, para conseguir una copa de vino. Tom seguía hablando con ese hombre horriblemente aburrido, que obviamente era un funcionario u otro trabajador en el Ministerio de Magia. Estuvo muy contenta de abandonar la conversación. Se escabulló a través de toda la gente hacia el buffet, cuando accidentalmente chocó con alguien.
—Lo sient- —Hermione se detuvo a media frase, cuando levantó la mirada hacia la persona con la que acababa de chocar. Ella tragó saliva y luego dijo en voz baja:— Hola, Marc.
Longbottom entrecerró los ojos cuando la reconoció, entonces la saludó con una brusca y fría voz— Hola.
Cuando Hermione lo miró, pudo volver a ver la ira tomando forma en su rostro mientras la miraba. Sin decir una palabra, simplemente se dio la vuelta, claramente con la intención de alejarse e ignorar su presencia. Antes de que pudiera hacerlo, Hermione lo agarró del brazo y lo detuvo.
—Espera, por favor. —Trató de retenerlo.— ¿No podemos hablar de ello?
Longbottom se volvió lentamente hacia ella de nuevo.
—¿De qué quieres hablar? —preguntó irritado.
Hermione lo miró con tristeza. Parecía estar muy enojado con ella, pero aún así, tal vez podría hacerle entender sus acciones.
—Mira, sé que no te agrada Tom —dijo en tono suave.— Pero sólo porque soy su novia, no significa que ya no podamos ser amigos.
Longbottom la miró furioso por un rato, y Hermione se preguntó si le contestaría algo cuando de repente bramó en voz bastante alta.
—¿Por qué estás con la serpiente?
—Eh ... —tartamudeó Hermione, sin saber cómo responder a eso.
—Sabes cómo es, —dijo entonces Longbottom con voz tranquila.— es oscuro, Hermione. Y peligroso. Si te quedas con él, te hará daño.
Hermione sacudió la cabeza con vehemencia.— No, simplemente no lo conoces. No es tan malo como piensas.
Longbottom la miró con incredulidad. Sin embargo, la furia todavía era visible en su rostro.
—¿No es tan malo? —Le preguntó con desdén. Luego continuó bruscamente—¡Despierta! Riddle es un pequeño y malvado bastardo. Está jugando contigo.
—Él no lo hace —dijo Hermione en una tranquila, pero igualmente firme voz.
—¿Ya se te olvida cómo te trató? —Longbottom le bramó.— Pisoteó tu reputación, y luego hizo que todos en la escuela te odiaran. Y sé muy bien que disfrutó de toda la cosa.
Hermione se estremeció al oír el borde duro en su voz. Ahora la fulminaba furiosamente con la mirada, sintió horrible encontrarse con su desaprobación. Esa furiosa expresión en su rostro le recordaba demasiado a cómo Harry o incluso Ron, hubieran reaccionado ante su nueva relación.
—Ha sido un asqueroso cabrón, pero aquí estás, besándolo. —Longbottom ahora le gritaba airadamente:— Y también después de todas las cosas que te hizo. Es una vergüenza. Deberías estar avergonzada de ti misma.
Hermione lo miró con los ojos muy abiertos, la indignación y la ira eran claramente visibles en su rostro. De repente, en su mente, la cara de Longbottom se transformó en la de Harry. Ahora era su mejor amigo, su hermano, quien la miraba con esa furia ardiendo en sus ojos sorprendentemente verdes. Pero entonces, el rostro se transformó de nuevo y Hermione comenzó a temblar ligeramente. Ahora miraba el rostro de Ron, y lo único que podía ver en sus ojos, era la ira y la decepción. Hermione apartó la vista y la bajó a sus pies.
—Yo-yo- ... —murmuró, incapaz de volver a mirarlo.
Entonces, de repente Hermione, sintió un brazo envuelto alrededor de sus hombros. Levantó la vista y se encontró a Tom a su lado. En este momento, él miraba sombríamente a Longbottom.
—¿Te está molestando este idiota? —Le preguntó Tom en voz baja, firmemente controlada.
Los ojos de Hermione viajaron de Tom a la todavía furiosa mirada de Longbottom. Antes de que pudiera decir algo, Longbottom simplemente se dio la vuelta y pisoteó con rabia, alejándose de ellos. Inconscientemente Hermione se inclinó hacia Tom, entonces volvió a mirarlo.
—¿Estás bien? —le preguntó suavemente escaneándola preocupado.
Ella le sonrió débilmente.— Sí, estoy bien.
Miró por encima de su hombro, y vio al aburrido funcionario del Ministerio mirando con curiosidad.
—Realmente, estoy bien. —Le dijo a Tom ahora con voz más firme.— Vuelve con tu nuevo amigo, yo finalmente conseguiré algo de beber.
Tom continuó contemplándola con preocupación. Pero entonces, asintió con la cabeza y le lanzó una última sonrisa reconfortante, antes de darse la vuelta y alejarse. Hermione se sintió mejor, realmente era una sensación muy agradable saber que alguien estaba cuidándola. Oh, cómo había echado de menos eso, pensó Hermione mientras miraba a Tom.
Entonces movió sus ojos de él, y continuó yendo hacia el buffet. Tomó una copa de vino y la olisqueó. Cuando se dio la vuelta, vio a Lupin no muy lejos de ella. Estaba acompañado por Stella Lovegood, Hermione tímidamente se acercó a ellos. Se alegró cuando Lupin le sonrío, al verla acercarse a ellos.
—Hola —le dijo cuando los alcanzó.
Hermione le sonrió.
—Hey, Stella —Saludó a la chica junto a Lupin.— ¿Cómo estás?
Stella la observó con ojos soñadores. Hermione notó que su cabello rubio sucio chocaba horriblemente con el brillante vestido rojo que llevaba. Pero de alguna manera se las había arreglado para verse encantadora.
—Oh, hola —Stella sonrío a Hermione. Entonces dijo alegremente:— Has estado mintiendo, Hermione.
Hermione alzó las cejas desconcertada.
—Me dijiste que no estabas acechando a Riddle. —Continuó la chica, mientras seguía sonriendo amablemente hacia Hermione.— Pero ahora estás saliendo con él.
—Eh ... ¿sí? —Hermione murmuró echándole un cauteloso vistazo a Lupin. Afortunadamente ahora sólo parecía tener ojos para Stella.
—Me debes contar todas tus técnicas de acecho —siguió Stella con entusiasmo.— Parecen ser bastante prometedoras.
—Um ... no realmente. —Hermione no sabía cómo lidiar con la rareza de Stella. Era casi peor que Luna, casi.— No soy una acosadora.
—Oh, ¿aún no divulgarás tus secretos? —Stella la miró con ojos soñadores.— Bueno, una lástima.
Luego se volvió hacia Lupin, sonrió y dijo:— Tengo que conseguir un pedazo de ese pastel de fresa. Quédate aquí.
Lupin se sonrojó y se limitó a asentir. Necesitaba un poco de tiempo para volver a calmarse después de que Stella se fue. Durante ese tiempo, Hermione miró a su alrededor y trató de volver a ver a Longbottom. Aunque, realmente no quería hablar con él de nuevo. La ponía triste que ella no le agradara más.
—¿Pasa algo? —Lupin preguntó entonces preocupado al ver la oscura mirada en su rostro.— ¿Qué pasó?
Hermione lo contempló por un momento antes de decir:— Marc está aquí.
Una mirada de entendimiento cruzó el rostro de Lupin, después puso una mano tranquilizadora en su hombro.
—¿Hablaste con él? —le preguntó con voz suave.
Hermione asintió con la cabeza y luego susurró:— Creo que ahora me odia.
—No, Hermione. —Lupin trató de consolarla.— Sólo está un poco dolido. Pero lo superará.
Hermione lo miró con duda.
—Ya sabes lo mucho que odia a Riddle. —Dijo Lupin suavemente.— Para él es difícil aceptar que están juntos.
—Lo sé, —respondió Hermione en voz baja.— tú tampoco lo apruebas ¿verdad?
—Hermione, esto es difícil —suspiró Lupin.— simplemente no conoces a Riddle tan bien como nosotros.
Te equivocas —Hermione pensó con tristeza pero no lo dijo en voz alta.
—Simplemente no queremos que te lastime —dijo finalmente con suavidad.
Hermione fue conmovida por la honesta preocupación que podía ver en sus ojos.
—¿Cómo es que Longbottom está aquí de todos modos? —Hermione preguntó.— Él no es un miembro del Slug Club.
—No, pero Diana le pidió que la acompañara. —contestó Lupin.
Ella lo miró con sorpresa.— ¿Diana? ¿Le gusta Marc?
—No, —rió Lupin.— por lo menos no de esa manera. Los Potters y los Longbottom siempre han sido cercanos. Diana y Marc prácticamente crecieron juntos, son más hermanos que cualquier otra cosa.
_._._._._
Tom frunció el ceño cuando vio a Hermione hablar con ese chico Lupin. No le gustaba mucho que la mayoría de sus amigos parecieran ser hombres, pero en ese momento, Lupin no era su principal preocupación decidió Tom mientras su mirada se movía de Hermione de vuelta a Longbottom. El Gryffindor estaba al otro lado de la sala, apoyado en la pared con una expresión agria en el rostro. Ese chico molestaba muchísimo a Tom, nunca le había gustado Longbottom. Desde el principio en realidad, ese chico era demasiado Gryffindor e incluso estaba orgulloso de ello. Pero, lo que enfurecía tanto a Tom era lo cercano que Longbottom era a Hermione. Obviamente para ella era muy importante lo que el bastardo Gryffindor pensara de ella. De lo contrario no estaría tan herida por el despectivo comportamiento de Longbottom.
Si Tom no hubiera intervenido ¿Hermione habría terminado con ese estúpido Gryffindor? Se preguntó mientras miraba al chico rubio. A continuación, una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras observaba a Longbottom caminar hacia la salida. Tom tomó una decisión y se dirigió tras Longbottom. Esa era una oportunidad que no iba a desperdiciar, caminó con confianza hacia las puertas de salida. Antes de salir de la habitación, Tom verificó con un breve vistazo que Hermione no se daba cuenta de que se iba. Luego salió de la ruidosa habitación, y entró al silencioso pasillo. Los suaves pasos que venían del pasillo, le dijeron que Longbottom caminada hacia la sala común de Gryffindor. La sonrisa nunca abandonó su rostro, cuando Tom lo siguió.
Siguió a Longbottom durante un tiempo, hasta que decidió que ya había la suficiente distancia entre ellos y la fiesta de Slughorn. Así que Tom aceleró un poco el paso, y abandonó sus esfuerzos de ser lo más silencioso posible. Ahora podía ver a Longbottom, a pocos metros delante de él, con el pelo rubio ridículamente parado ante la tenue luz del pasillo. El Gryffindor había oído, evidentemente, que alguien lo estaba siguiendo cuando se detuvo.
Te tomo bastante tiempo ¿verdad? — Tom se burló de él en sus pensamientos.
Longbottom se dio la vuelta y Tom casi se rió al ver la expresión hostil aparecer en su rostro, después de que el chico lo hubiese reconocido. Fría diversión inundó a Tom mientras lentamente se acercaba a Longbottom. Aunque no dejó que sus emociones se mostraran en su rostro. A diferencia de la estupidez del Gryffindor, cuya aversión e incluso odio, era clara y completamente visible en su rostro.
—¿Qué quieres? —Siseó Longbottom, su voz temblando de ira apenas contenida.
Una misteriosa sonrisa jugó alrededor de la boca de Tom, pero no llegó a sus ojos.
—¿Por qué? Sólo quiero hablar contigo. —Dijo, su voz era tranquila, serena. Incluso amable hasta cierto punto.
Esa cortesía parecía ser exactamente lo que impulsaba la furia de Longbottom. Su cara se puso de un enojado tono púrpura mientras miraba a Tom.
—No hay nada que quiera discutir contigo —Longbottom le gruñó furioso.
Tom no dejó caer su falsa máscara de cortesía mientras examinaba a Longbottom.
—Oh, pero hay una cosa. —Dijo Tom en tono suave, deleitándose por el hecho de que esa afabilidad parecía aumentar aún más, el temperamento del otro chico.
Tom se inclinó casualmente contra la pared mientras continuaba escaneando a Longbottom. Luego susurró en voz baja.
—Hermione.
Un furioso ceño apareció entre las cejas de Longbottom cuando Tom dijo el nombre. —¿Qué hay de ella? —gruñó con voz ronca.
—La estás molestando. —Respondió Tom en tono suave y aún cortés.— Y no me gusta.
—¿Yo la estoy molestando? —Longbottom lo miró con incredulidad.
—Sí, no creas que no he visto las miradas que le echas. —Tom dejó caer su cortesía aunque todavía no estaba siendo agresivo.— La ves como si la odiaras, como si la despreciaras.
—Yo- yo… —Longbottom tartamudeó, a la vez que una mirada de preocupación cruzaba su rostro. Pero entonces gritó con enojo:— Eso no es de tu incumbencia.
Tom no pudo contenerse más. Se rió oscuramente por la rabia del otro chico.
–Tú la odias, Longbottom ¿verdad? —Ronroneó Tom, disfrutando de la indignación que se apoderó del otro chico. Luego continuó en tono burlón, como si fuera a reprender a un niño pequeño.
—Creo que no puedes engañarme. Todas esas furiosas miradas que le echas, todo ese odio y desprecio… —Los ojos de Tom se fijaron sobre los azules de Longbottom, antes de susurrar con voz totalmente controlada— …es mentira, ¿no?
—¿De qué estás hablando? —Longbottom dijo con voz tranquila y Tom disfrutó de la inseguridad que pudo escuchar.
Se apartó de la pared para enfrentar totalmente a Longbottom.
—Toda esa ira cuando en realidad... te gusta. —Susurró Tom burlonamente, mientras se acercaba lentamente a Longbottom, como una serpiente acechando a su presa.
Una torcida sonrisa distorsionó sus hermosas facciones cuando vio todo el color drenar el rostro de Longbottom. Tom dio otro paso hacia el chico, ahora girando casualmente la varita en sus dedos.
–Te gusta Hermione DeCerto. ¿No es así, Longbottom? —Dijo Tom, su voz era suave como la miel, mientras falsa preocupación entrelazaba sus palabras.
Con maliciosa satisfacción vio a Longbottom tropezar un paso lejos de él. Pero no pasó mucho tiempo, para que la expresión de asombro en el rostro del Gryffindor se transformara en furia, una vez más.
—¿Y qué si lo hiciera, Riddle? —Le escupió a Tom rabiosamente mientras sacaba su propia varita.— Por lo menos no soy un loco psicópata. ¡Tarde o temprano Hermione se dará cuenta del espeluznante hijo de puta que eres!
El puño de Tom se apretó alrededor de su varita, sintiendo cómo su magia comenzaba a hacer estragos dentro de él. Se transformó en un torrente furioso, y Tom se preguntó por cuánto tiempo iba a ser capaz de sostenerlo, y si realmente quería contenerlo en absoluto. La máscara cortés se disolvió de su rostro, Tom miró con furia a Longbottom mientras una helada necesidad de hacerle daño brotaba muy dentro de él. Su magia negra bailaba al unísono con ese vicioso impulso, hasta el punto en que su magia salió de su cuerpo y se erizó a su alrededor asesinamente.
Tom abrió la boca, su voz era fría y dura como el acero cuando habló:— Déjame decirte esto: No tomo muy bien que estés detrás de mi novia.
Sus palabras fueron acompañadas por una descarga de enojada magia. Extendió la mano hacia Longbottom y la envió implacablemente. Con cruel indiferencia, Tom vio a Longbottom estremecerse ligeramente por el dolor cuando la magia negra de Tom chocó contra él. Longbottom rehuyó de él, pero aún así levantó su varita y apuntó a Tom.
—No te engañes. No es realmente tu novia. —Silbó a Tom enojado.— Es sólo cuestión de tiempo que ella se deshaga de ti.
Tom no reaccionó en absoluto a la varita que lo señalaba, pero sintió que algo se quemaba dentro de él al oír las palabras de Longbottom. Y ese algo tiró de él con una ferocidad implacable. Quería liberarse y atacar a ese chico de Gryffindor. Rasgarlo en pedazos.
¡Hermione nunca me dejaría! ¡Nunca permitiré eso!
A pesar de sus ardientes emociones, las palabras de Tom fueron extrañamente distantes y frías cuando dijo en voz baja:— Casi parece que estás tratando de robar lo que es mío. —Un matiz peligroso se filtró en sus palabras, mientras seguía en un silbido bajo—¿Estás tratando de robármela?
—¿D- de qué estás hablando? ¿Robártela? ¿Hermione? —Longbottom respondió indignado. Una cierta cantidad de miedo brilló en sus ojos, pero su voz seguía siendo fuerte y valiente cuando le gritó a Tom— ¡No eres su dueño Riddle!
Tom dio un paso amenazante hacia Longbottom. Su magia seguía ardiendo alrededor de Tom como un torbellino furioso, ya inundaba todo el corredor. Las antorchas que iluminaban el pasillo parpadearon peligrosamente, cuando se vieron afectadas por la magia negra de Tom, y la superficie de los tapices cercanos se oscureció extrañamente, como si estuvieran chamuscados por llamas invisibles.
—Como sea que quieras llamarlo, —dijo Tom, la malicia torciendo su voz a una amenaza mortal— sigue siendo un hecho que Hermione es mía. Y será mejor que te mantengas alejado de ella.
Entonces, Tom levantó su varita y la magia del pasillo al instante siguió su ejemplo. Giró su varita para lanzar una maldición y-
—¡Tom! —Una voz familiar le gritó severamente desde atrás.
Le costó un tremendo esfuerzo detener la maldición que estaba al borde de su varita. Su furiosa magia aulló con decepción cuando fue defraudada de su oportunidad de atacar, Tom volvió lentamente la cabeza en dirección a la voz ligeramente conmocionada que había llegado. No le sorprendió en absoluto encontrar a Hermione, de pie a pocos metros de distancia en el pasillo, mirándolo indignada e incluso de alguna manera, enojada.
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Hermione tiró nerviosamente de la manga de su blusa, quería irse de la fiesta. Todo el mundo la estaba mirando. Por lo menos parecía que todo el mundo la miraba fijamente, realmente podía ver esas miradas airadas en algunos de los estudiantes, especialmente las que le echaban las chicas de Slytherin. Al parecer todavía no la habían perdonado por haberle robado el príncipe de Slytherin. Puso los ojos en blanco con exasperación.
Hermione sólo quería encontrar a Tom e irse. Ese encuentro con Longbottom había sido horrible, hablar con Lupin había sido agradable pero no quería molestar por más tiempo a él y a Stella. Sabía lo mucho que a Lupin le gustaba la extraña Ravenclaw y Hermione no quería interrumpir esa relación en brote. Ahora que estaba pensando en relaciones extrañas ¿dónde estaba Tom? No lo había visto desde hacía un rato. Hermione dejó que su mirada volviera a barrer la gran sala llena de gente pero no pudo detectar a Tom en ningún sitio, lo cual era extraño. Una incómoda sensación golpeó a Hermione cuando se dio cuenta de que tampoco podía ver a Longbottom.
Después de un breve momento de duda, Hermione caminó con dirección a la salida. Mencionó un corto adiós a Lupin y a Stella que estaban cerca, ambos le sonrieron felizmente. Entonces Hermione salió de la habitación. El pasillo estaba oscuro y frío, la habitación había estado bastante caliente, atestada de todas esas personas por lo que ahora Hermione se estremeció cuando se deslizó por el silencioso pasillo, en dirección a la sala común de Gryffindor. Caminó durante algunos minutos cuando de repente sintió magia en el aire. Había una fuerte presión en el aire y hacía difícil cada movimiento. Era una sensación desagradable, pero al mismo tiempo no le era desconocida. A pesar de la poderosa magia en el aire, Hermione aceleró sus pasos y se apresuró hacia donde ella sintió la fuente de esa magia. Estaba sólo a unos metros de distancia, en la otra esquina cuando escuchó un silbido en una voz fría y aterradora.
—Como sea que quieras llamarlo, sigue siendo un hecho que Hermione es mía. Y será mejor que te mantengas alejado de ella.
Escalofríos corrieron por su espalda cuando escuchó esa voz baja. Estaba absolutamente carente de calidez o emoción, la magia asesina todavía crujía alrededor y desgarró dolorosamente su cuerpo cuando Hermione caminó hacia donde había venido esa voz fría. Tuvo que respirar hondo para reprimir un recuerdo que de repente estalló en ella, recordándole donde había sentido por última vez tal magia oscura.
Inconscientemente sacó su varita mientras se apresuraba, entonces finalmente dobló la esquina. De alguna manera había esperado encontrar a Lord Voldemort parado en el pasillo, cruel y con los ojos carmesís. Se sintió aliviada cuando no fue él, sino Tom. Le daba la espalda y levantaba lentamente la pálida varita en dirección de nada menos que Longbottom. Longottom tenía una mirada determinada en su rostro mientras a su vez apuntaba su varita hacia Tom pero a pesar de esa valiente expresión en su rostro, Hermione podía decir que Longbottom estaba afectado por la poderosa magia de Tom. Cuando Tom levantó la varita, Hermione pudo sentir la magia en el aire cambiando de dirección. Parecía que se preparaba para atacar. Cuando sintió el cambio ominoso en la magia, Hermione entró en acción de nuevo.
—¡Tom! —gritó, con la esperanza de que la ansiedad no pudiera oírse en su voz.
Pudo ver cómo Tom vaciló en su movimiento cuando la escuchó. Por un breve momento, Hermione temió que fuera a maldecir a Longbottom de todos modos. Pero luego, lentamente, casi a regañadientes, volvió la cabeza para poder mirarla. Hermione tomó un fuerte aliento cuando miró sus ojos. Estaban ardiendo en pozos de un aterrador color carmesí.
El control sobre su varita se tensó al mismo tiempo que trataba de dominar su miedo inicial ante al tan familiar rostro iracundo que tenía frente a ella. Entonces Hermione tragó saliva y con cautela se acercó a Tom. Él no había dicho nada todavía, sólo la miraba mientras su magia oscura seguía bailando en el pasillo. Hermione notó, sin embargo, que su magia no la desgarraba más. La dejó pasar sin molestarla.
Cuando lo alcanzó, Hermione miró los ojos de Tom. Todavía eran de un rojo carmesí y ardían con odio apenas controlado. Podía ver que todavía sostenía con fuerza su varita, pero al menos ya la había bajado. Luego sus ojos se desviaron del enojado Tom a Longbottom que estaba a sólo unos pasos de distancia. Todavía apuntaba con su varita en dirección a Tom. Parecía estar tan enojado como Tom, a pesar de que también parecía un poco afectado. Hermione no podía culparlo, no mucha gente podría mantenerse firme contra Lord Voldemort después de todo.
¡No es Voldemort! —Una furiosa voz interior le siseó acaloradamente. Tom podría no ser Él, pero su magia se sentía exactamente igual.
La mirada de Longbottom abandonó a Tom para fruncirle el ceño a ella. Hermione se tensó al darse cuenta de eso, ella miró su rostro. Aún era visible la ira y la rabia, pero también pudo detectar la decepción en sus ojos mientras la escaneaba.
Hermione le susurró tímidamente,— Lo siento.
Pudo ver la confusión inundar los ojos de Longbottom, pero antes de que pudiera contestar algo Hermione se apartó y agarró a Tom por el brazo. Entonces tiró de él, alejándolo de Longbottom quien observaba todo el proceso con desconcierto, sorprendentemente Tom la siguió. Incluso abandonó esa magia negra que se arremolinaba alrededor. Hermione suspiró suavemente con alivio. Después de haber puesto algo de distancia entre ellos y Longbottom, Hermione volvió a hablar con voz firme.
—¿Qué fue eso?
Tom no respondió de inmediato, entonces contestó en tono inexpresivo:— Estaba dejando claro algo.
Hermione no dijo nada, se limitó a seguir conduciéndolo por los pasillos.
—¿A dónde vamos? —Le preguntó después de algún tiempo.
Hermione casi se encogió al oír que su voz seguía siendo fría y libre de cualquier emoción.
—A las mazmorras, —respondió, su voz era tan inexpresiva como la de él.— te llevo a tu sala común.
—¿No debería yo llevarte a la tuya?
Hermione volvió la cabeza y lo miró. Él la miró y se dio cuenta de que sus ojos volvían a ser de un gris suave.
—Creo que es más seguro de esta manera —le dijo mientras apretaba el agarre en su brazo.
Caminaron en silencio. Aunque al entrar en el laberinto de las mazmorras de Hogwarts, Tom era quien más la llevaba que la inversa. Después de un rato Tom se detuvo frente a una pared de desnuda piedra húmeda, que pasaba bastante inadvertida. Parecía ser la entrada a la sala común de Slytherin, porque Tom se volvió hacia la pared y empezó a murmurar la contraseña. Antes de que pudiera terminar Hermione lo agarró del brazo otra vez.
—¿Tom?
Él se volvió hacia ella y la exploró con sus fríos ojos grises.
—¿Sí?
No se sorprendió en absoluto por su tono despectivo, aún así le dijo en voz firme:— Quiero que te quedes lejos de Marc.
Él no le contestó nada pero continuó mirándola. Hermione pudo ver un mortífero brillo rojo empezar a teñir sus ojos. Entonces, de repente Tom pareció perder la compostura su máscara aburrida cayó y estalló furiosamente:—
—¿Por qué siempre lo proteges? —Siseó furiosamente antes de añadir con acusación goteando sus palabras.— ¿Te gusta?
—Por supuesto que sí, —respondió Hermione con voz tranquila.— sabes que es mi amigo.
Tom apretó la mandíbula con fuerza y luego silbó mordazmente:— Creo que él quiere ser algo más que tu amigo.
Hermione contempló el rostro de Tom, la máscara en blanco había vuelto otra vez. Sabía lo bueno que era cuando trataba de ocultar sus emociones, escondiéndolas detrás de esa máscara perfecta. Pero ella era muy buena cuando trataba de descifrarlo así que bloqueó sus ojos contra los de él. Su rostro podría haberse cerrado por completo, pero siempre podía leer sus ojos. Ahora mismo se arremolinaban con emociones reprimidas, sin embargo algo gritaba furiosamente a través de ellos. Hermione casi dio un paso atrás cuando fue abrumada por los ardientes celos que parecían irradiar sus ojos.
Pero no lo hizo. En cambio, dio un paso hacia él y se acercó. Tomó su mano en la de ella y siguió mirándolo a los ojos.
¿Tom está celoso? —Pensó mientras lo escaneaba.
Tenía que admitir que no estaba realmente sorprendida. Lo había visto venir cada vez que Tom veía a Longbottom cerca de ella. Sin embargo la magnitud de sus celos era bastante aterradora. Todavía era claramente visible en sus ojos grises, casi quemando cualquier otra emoción en él. Pero detrás de esos celos Hermione pudo detectar algo más. Tom realmente trató de ocultarlo y sospechaba que incluso logró esconderlo de sí mismo. Pero sin embargo, podía verlo: la inseguridad.
No quedaba duda de que Tom estaba increíblemente celoso de la amistad que la unía a Longbottom. Pero eso no era todo, también parecía tener miedo de que Longbottom se la arrebatara.
Hermione apretó su mano tranquilizadoramente, entonces respondió a su anterior declaración:— Tal vez tengas razón.
Ella le sonrió suavemente cuando algo parecido al pánico cruzó su rostro, pero continuó con voz suave:— Pero independientemente de los sentimientos de Marc, mi decisión no cambia. Quiero estar contigo, no con él.
Tom simplemente la miró, sin reaccionar en absoluto ante su declaración. Hermione suspiró con cansancio. Luego se acercó aún más, y envolvió sus brazos alrededor de él.
—No soy una especie de premio por el que tienes que luchar, —le susurró con voz tranquilizadora.— estoy aquí. ¿De acuerdo?
Lo abrazó con más fuerza cuando sintió sus brazos serpenteando vagamente a su alrededor. Ella le permitió descansar su cabeza sobre la de ella, mientras continuaba abrazándolo con fuerza. Pero después de un rato, se apartó de él. Tom de mala gana la soltó, Hermione dio un paso atrás de todos modos. Luego miró su rostro, parecía haberse calmado. Al menos no pudo detectar la furia que un momento atrás había sido un hervidero en él.
—¿Ya te sientes mejor? —Le preguntó, su voz seguía siendo amable pero la suavidad la había dejado.
Él no le contestó nada, pero Hermione tomó su silencio como un "sí". Así que, continuó pero esa vez su voz definitivamente ya no era amable. Era severa y tenía un borde afilado alrededor.
—Tom, no quiero que vayas amenazando a mis amigos. Si haces eso otra vez, no me quedaré allí sin hacer nada. —dijo lenta y seriamente, mientras lo miraba a los ojos.— Mantente alejado de ellos.
Él continuó mirándola. La máscara frustrantemente en blanco cubría su rostro una vez más. Pero entonces, antes de que se diera la vuelta hacia la entrada de su sala común, Tom asintió brevemente.
Como siempre, muchas gracias a Fran Sanchez y AstridRedHair86
Para Astrid: Al final se te cumplió! Un capítulo más por esta semana, y, gracias a ti por leerme cada que actualizo. Espero que la historia te esté gustando, si es así no olvides compartir lo que piensas de ella! Así podemos charlar un poco sobre nuestras teorías. Cuídate mucho
Para Fran: Definitivamente coincido contigo, me sorprendió bastante que tomara ese camino pero, ¿qué otra opción tenía? Lo bueno es que al final resultó, que es lo importante. Cada que leo sobre Hermione siendo consciente de cómo pudo su presencia cambiar el futuro, realmente me lo pregunto yo misma. Su aparición en el pasado obviamente ya habrá causado estragos en el canon original, pero ¿qué cambios? Respecto a tu teoría, coincido en ciertos puntos contigo. Yo por mi parte había considerado a la Varita de Sauco como una esponja, como lo explica Peverell esta varita creo que es una receptora de magia, tanto de quien la creó como de quien la utilizó; mi idea es que la propia varita guarda la magia de su alrededor y/o de sus portadores potenciándola con la del mago y volviéndose cada vez más poderosa. Siendo así tendría restos de magia de Peverell, Grindewald, Dumbledore, y Voldemort, además de cualquier otro mago que la hubiese portado en el lapso histórico entre Peverell y Grindewald. Si a esto le sumamos los lugares que emanen magia, por eso yo pensaría que sucedió lo que sucedió en el Ministerio, había una gran cantidad de magia por los combates anteriores y la muerte de Voldemort. Si a esto le sumamos la magia que podría tener la varita por sus anteriores portadores, tendríamos un ¡boom! de magia. Pero no sé, eso pensé yo. Siento si no puedo confirmar ni negar tus sospechas, la verdad es que leí el fic hace años y ahorita lo estoy redescubriendo así que supongo lo averiguaremos juntas. Perdón por mi mensajote, ya me extendí. Cuídate.
-VR.
