"Vámonos." Contestó cerrando su carpeta de trabajo y levantándose de su escritorio para coger la chaqueta.

Shiho guardó los recibos en el sobre y le siguió hasta la puerta. Pero justo antes de que Ran abriese la puerta, su mejor amiga, Sonoko, se adentró a su despacho.

"Oye Ran…" Dijo parando de hablar al verla junto a la pelirroja. "Hola." Dijo más seria, recordando el enfrentamiento que había tenido con la pelirroja días atrás.

"Hola Sonoko." Le saludó Ran mientras se abrochaba la chaqueta. "Ella es Shiho." Le presentó. "Shiho, ella es Sonoko, mi mejor amiga." Dijo esta vez mirando a la pelirroja.

"Sonoko, eh…" Dijo Shiho acercando su mano para estrecharla con la de ella.

"Así es…perdona por lo del otro día." Dijo un poco incómoda.

"No pasa nada." Contestó Shiho restándole importancia.

"¿Nos vamos?" Le preguntó la morena mientras salía del despacho.

"Claro."

"Espera." Le frenó Sonoko. "Tenemos que hablar del proyecto."

"Tengo que irme." Le contestó. "Es importante, es sobre Kudo."

Shiho se subió al bmw que hasta hacía poco había pertenecido a su amante y Ran se subió en el asiento copiloto. La pelirroja arrancó el motor y desaparecieron de su oficina sintiéndose cada vez más cerca. Pero aún no sabían ni a que se enfrentaban.


Shinichi aparcó en el patio de la blanca casa de la pelirroja y salió nervioso nada más poner el freno de mano. Caminó acelerado hasta la casa y entró sin dejar de buscar con los ojos.

Shiho se encontraba en la cocina, con una olla de agua hirviendo en el fuego y sus manos ocupadas mientras pelaba los vegetales del estofado.

"¿Qué pasa?" Le preguntó dejando el pelador a un lado y mirándole con el ceño fruncido al verle tan nervioso.

"¡Aiko!" Le llamó sin recibir respuesta.

"No está, Kudo."

"¿Donde está?" Preguntó sin dejar de buscar por cada rincón.

"Rei iba a cortarse el pelo y de paso se la ha llevado para cortarle el flequillo, que ya le empezaba a molestar en los ojos." Le explicó ella acercándose más a él.

"¡Mierda!"

"Oye, no pasa nada. Volverá en un par de horas como mucho." Le contestó Shiho sin acabar de entender su molestia, que para ella, era exagerada.

"Es que no es eso. Es la sensación de no estar nunca en ningún sitio, joder." Se quejó mientras se revolvía el pelo y caminaba nervioso por el salón.

"Bueno, ahora estás aquí." Le dijo ella intentando que se tranquilizase.

"¡Que no estoy aquí! ¡Ni estoy en Tokio, ni estoy con Aiko, ni en ningún sitio!" Chilló alterado.

"¿Pero qué estás diciendo?" Preguntó ella confusa.

"No tengo ni un solo minuto para mí. Voy todo el día como un imbécil de un lado para otro sin tomar una decisión en mi vida. ¿Entiendes? No puedo más."

"Pues tómala, toma esa decisión." Le contestó cruzando los brazos.

"¡¿Y que quieres que haga?!" Le preguntó igual de alterado. "¿Quieres que deje a Ran? ¿Eso es lo que quieres?"

"Yo no te he dicho eso, nunca te he pedido eso." Le contestó dolida.

"¡¿Entonces que coño me estás contando?!"

"¡Pues no lo sé, Kudo! Lo mismo qué te dije cuando te conocí. Que si no puedes con esto, que si va a hacerte daño, entonces no quiero que pase y sigo sin querer que pase."

"¿Entonces que cojones quieres que haga?" Le preguntó intentando buscar una respuesta. "¡Que llevo seis años cayéndome al vacío y ya ni recuerdo quien era!...Llevo seis años cayendo en el puto agujero negro de Alicia, joder…" Dijo dejando de chillar, pero quebrándose por completo.

"¿De que estás hablando?" Le preguntó ella sin entender nada de lo que escuchaba.

"De Alicia en el país de las maravillas, que se lo leo a Aiko siempre que puedo y me veo completamente reflejado. No hago más que caer. Todo se está tambaleando a mi alrededor y no puedo más." Dijo sin dejar de llorar. " Me metí en el agujero y me volví adicto a ti o yo que sé. Es como si hubiese perdido mi consistencia…No sé cual es mi casa."

Shiho se quedó parada, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas sin poder evitarlo.

"¿No sabes cual es tu casa?" Le preguntó. "Kudo…quiero que te vayas." Le dijo desapareciendo de la cocina con el casco de la moto y las llaves. "Me voy para que puedas recoger tus cosas tranquilamente. Volveré cuando regrese Aiko y no quiero encontrarte aquí."

"No, no. Espera un momento." Contestó él negando.

"Se acabó." Le respondió ella sacando una maleta vacía del armario para facilitarle la faena.

"Vamos a hablarlo."

"No. Se acabó." Le contestó ella cogiéndole la cara con ambas manos. "No eres feliz aquí. No eres feliz conmigo."

"No, no es eso, vamos a hablarlo." Dijo con miedo a perderla. "Sí que lo soy."

"No." Negó ella entre lágrimas. "Y yo no puedo hacerte esto más, ni tampoco me lo puedo hacer a mi. Nos estamos machacando, joder."

"Por favor, no te vayas." Le suplicó él.

"No estás bien."

"Por favor."

"Se acabó, Kudo." Dijo apartándose de él para salir de la casa sin mirar atrás.


Ran y Shiho, se pusieron a buscar en cuanto llegaron al pueblo y bajaron del coche. No era una zona muy aglomerada de gente, pero seguía siendo más transitado que Hakone y un pueblo totalmente desconocido para ambas.

La morena llevaba una foto de Shinichi consigo y empezaron a preguntar rápidamente a los vecinos que se iban encontrando, pero ninguno parecía saber nada ni le reconocía. Caminaron por las calles sin rendirse, intentando luchar contra las pocas horas de sol que quedaban, sin pensar un solo segundo en rendirse.

"Es imposible que nadie le haya visto nunca." Dijo Ran entre dientes.

"Aún nos queda una parte del pueblo por preguntar."Le animó girando hacia otra calle.

Su suerte cambió cuando empezaron a preguntar por ahí. Una mujer de la tercera edad, que solía pasear todos los días por los alrededores, les aseguró haber visto al joven moreno en más de una ocasión. Parecía que siempre salía o entraba del mismo portal.

Se miraron mientras suspiraban y se dirigieron hacia la dirección a paso ligero hasta parar en la pequeña casa. Se veía muy antigua desde fuera. La pintura tenía un aspecto acartonado y a pesar de que se veía un sito limpio, no tenía muy buen aspecto.

¡Ding! ¡Dong!

"Nadie contesta." Resopló Ran. "Jolín…estábamos tan cerca. Tendremos que llamar a Heiji."

¡Ding! ¡Dong!

Shiho se apartó de la puerta mientras apoyaba el dedo indice en los labios para pensar con el ceño fruncido. No habían venido hasta aquí para nada. Se puso a observar las ventanas que habían a un lado y se acercó para estudiar a través de las cortinas de más cerca.

"Eso es de Aiko." Dijo la pelirroja llamando la atención de Ran.

La morena se acercó para observar que era eso que observaba Shiho tan detenidamente y en cuanto pudo ver el interior, pudo ver un dibujo colgado en la pared. Se quedaron en silencio un rato y Ran puso una mano dentro de su bolsillo para sacar la llave que tanto revuelo había montado esos últimos días.

"¿Crees que…"

"Vamos a ver." Dijo Shiho cogiendo la llave y acercándose de nuevo a la puerta para intentar abrirla.

Encajaba a la perfección.

La puerta se abrió lentamente y ambas entraron sin hacer mucho ruido. La casa se sentía inhabitada, pero tenían que comprobar las habitaciones antes de asegurarse.

Y sí, finalmente parecía estar vacía.

Shiho no dudó en ponerse a observar e investigar en cuanto comprobaron la casa. Había ropa de Kudo en el armario, un cepillo de dientes en el baño, un par de libretas tiradas por el salón y una taza que Ran había reconocido regalarle. Claramente Kudo había estado ahí.

¿Pero para qué?

La puerta se abrió por sorpresa y ambas dejaron lo que hacían para acercarse a ella. Se sorprendieron al ver a una mujer mayor entrar naturalmente en la casa.

"¿Quién sois vosotras?" Preguntó.

"¿Quién es usted?" Preguntó Shiho.

"Soy la casera. Venía a cobrar el mes." Respondió frunciendo el ceño. "¿Y el señor Kudo?"

"El señor Kudo está ingresado." Respondió Ran un poco decepcionada. "Yo le pagaré lo que le debe." Dijo sacando su cartera.

"¿Cuándo le alquiló la casa?" Preguntó Shiho, sin dejar de observar su alrededor.

"Hace tres meses. Me pagó dos, pero como no se ponía en contacto conmigo para pagar este, he decidido venir."

"¿Sabe si vivía solo?" Siguió preguntando la pelirroja.

"Que yo sepa, sí."

"¿Lo vio relacionarse con alguien?¿Amigos?"

"No…"Contestó mientras pensaba. "Venía a menudo, pero era un hombre reservado."

Shiho se sintió enfurecida al no encontrar ninguna prueba o pista de nada. Nada le llevaba a nada.

"Salgo a la calle un momento." Se excusó apartándose de allí y saliendo de la casa para respirar hondo varias veces.

Algo tenía que tener ese pueblo, que ellas no acababan de ver.