Aclaraciones: Mo Dao Zu Shi no me pertenece.
Esta historia está ambientada en el universo de la novela.
— Capítulo 27 —
Verdaderas intenciones
Wei WuXian no pudo pasar por alto la expresión descompuesta que transformó el rostro de Lan WangJi ante el anuncio de la llegada de Jin GuangYao. No era primera vez que advertía esa misma reacción cuando tan siquiera se mencionaba o aparecía el líder de la cultivación. Fue testigo la primera vez en Qishan y desde entonces se cuestionaba el motivo.
Quiso preguntarle en ese momento el porqué del evidente desprecio por "su medio hermano", pero guardó silencio cuando vio a Nie HuaiSang dejar la mesa tartamudeando un sinfín de disculpas por tener que retirarse para luego salir corriendo de la habitación. Una vez a solas, volvió su atención a Lan WangJi y notó sus puños fuertemente cerrados sobre la mesa. Él no parecía tener la intención de ocultarlo, o simplemente no era consciente de su propia reacción.
—HanGuang-Jun... —pronunció su nombre con suavidad y aguardó expectante ante la más pequeña reacción en su rostro—. Tengo la impresión que no te agrada el líder de la secta Jin. ¿Estoy en lo correcto?
Su comentario fue directo y Lan WangJi se tomó un tiempo prudente para contestar. No podía revelar el motivo real detrás de su desprecio por Jin GuangYao; en realidad eran demasiados como para pronunciarlos sin causar una tormenta en la mente de Wei WuXian.
—Sí —respondió finalmente, y con eso le fue suficiente. Pero Wei WuXian no se mostró conforme con ello y lo reflejó en sus labios fruncidos.
—Qué aburrido eres para contestar, HanGuang-Jun —protestó—. Pero debe existir un motivo, porque no creo que te desagrade solo porque sí.
—Existen motivos —señaló él mientras alcanzaba su taza de té y bebía un sorbo.
—¿Y me los dirás? —preguntó Wei WuXian.
—No.
El hermetismo de Lan WangJi era implacable... y exasperante, pero eso Wei WuXian ya lo sabía.
Lan HuiYing escuchaba la conversación con atención pero sin intenciones de intervenir. Al igual que Wei WuXian, tenía mucha curiosidad por saber el origen del desagrado que despertaba el líder de la cultivación en el corazón de Lan WangJi, porque si de algo estaba seguro, era que su padre no se caracterizaba por odiar a las personas ni menos a alguien de importancia como lo era Jin GuangYao. Pero de existir un motivo para ello, sabía bien que debía ser justificable.
Wei WuXian no se sintió en lo absoluto conforme con las respuestas esquivas de Lan WangJi, por lo que decidió que husmear por su propia cuenta la llegada de Jin GuangYao y de paso averiguar por qué era despreciado sería más ventajoso. Pero antes de siquiera ponerse de pie, Lan WangJi le sujetó de la muñeca derecha y lo retuvo.
—No vayas —soltó.
Su tono no fue en lo absoluto autoritario; incluso hubo un poco de súplica en él.
—¿Por qué no? —cuestionó Wei WuXian con algo de suspicacia—. Es mi hermano el que vino de visita ¿no? Debería ir a saludarlo.
Aún sin soltarle, Lan WangJi mantuvo su postura.
—No vayas —repitió.
Wei WuXian miró su muñeca aprisionada por los dedos de Lan WangJi, y supo que aunque intentara librarse de ellos no lo conseguiría.
—Si no me dices el motivo por el cual no quieres que vaya, no sé por qué deba obedecerte.
Esta vez la mano de Lan WangJi se tensó alrededor de su muñeca y tembló un poco.
—Solo... quédate aquí.
Esta vez su tono de voz sonó un poco más suplicante y profundo, logrando estremecer a Wei WuXian.
—Maestro Mo, debería hacerle caso a HanGuang-Jun.
Lan HuiYing decidió intervenir y apoyar a su padre. Sabía que detrás de su postura recelosa existía una preocupación sincera por proteger a Mo XuanYu.
Wei WuXian quiso insistir pero, al ver que ambos no le permitirían siquiera dejar el dormitorio, resopló resignado y dejó caer la barbilla sobre la mesa.
—Está bien, no iré. Pero me debes una buena explicación, HanGuang-Jun. —Hizo una pausa y se enderezó. —¿O acaso HanGuang-Jun solo es un convaleciente mimado que quiere atención exclusiva?
Lan WangJi soltó su muñeca y volvió a beber un poco de té. Wei WuXian no pudo evitar soltar una carcajada al ver su reacción y miró a Lan HuiYing.
—¿Te das cuenta, HuiYing? HanGuang-Jun a pesar de estar en sus treinta, puede llegar a ser muy caprichoso.
Lan HuiYing apenas asintió sin añadir comentario. Observó detenidamente la interacción de ambos y no pudo evitar recordar lo que días atrás había asaltado su cabeza. No era ningún tonto ni debía estar ciego para desconocer la forma en la que su padre y maestro se relacionaban. Los sutiles gestos, los pequeños detalles y las discretas frases entrelíneas; todo finalmente comenzó a tener sentido en su mente de diez años.
Podía decir algo al respecto, encarar a ambos adultos y preguntarles directamente qué sucedía entre los dos, pero su naturaleza discreta le permitió guardar silencio y reflexionar acerca de sus pensamientos sin levantar juicios precipitados sobre su padre y su maestro.
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Nie HuaiSang atravesó a tropiezos las puertas del salón donde Jin GuangYao lo esperaba. Él al ver su precipitada irrupción lo recibió con una cálida sonrisa.
—HuaiSang, qué gusto me da verte —pronunció atento.
—Tercer hermano...
Nie HuaiSang se le acercó entre tropiezos, aferrando fuertemente a su abanico enlodado. Sabía de antemano que su visita no era casual, y que el incidente en el salón de sables y el accidente de Lan WangJi ya era el tema de todas las sectas.
—Supe lo que sucedió, HuaiSang. —La voz de Jin GuangYao se escuchó gentil pero acompañada de preocupación.
El semblante de Nie HuaiSang se congestionó.
—Ay, tercer hermano —sollozó—. Temí tanto este momento. Nunca fue mi intención ocultarte la verdad, pero...
—HuaiSang. —Jin GuangYao lo interrumpió y apoyó ambas manos sobre sus hombros temblorosos. —Si vine hasta aquí fue para saber cómo estabas. Supe que fuiste lastimado hace unos días por un cadáver feroz. ¿Cómo te encuentras?
Los ojos de Nie HuaiSang se abrieron con sorpresa.
—Y-yo... estoy bien —respondió—. Creí que tú... que tú vendrías a reprenderme.
—¿Por qué lo haría? —cuestionó Jin GuangYao.
—Porque te oculté la verdad de mi secta.
Con un ademán de hombros, seguido de un profundo suspiro, Jin GuangYao dejó sus hombros y dio unos pasos hacia atrás.
—HuaiSang... —Tras pronunciar su nombre cruzó los brazos tras la espalda y caminó a su alrededor. —Cada secta tiene sus secretos, sino con qué fin albergarían su tan preciado misticismo. —Se detuvo y volteó a verle. —Respecto a tu secta, me parece muy noble que honren las armas de la familia con el debido respeto que merecen. Tu hermano se sentiría muy orgulloso de ti por todo lo que has logrado hacer hasta ahora.
A pesar de los halagos, la expresión de Nie HuaiSang permaneció triste y sus labios apenas dibujaron una sonrisa.
—¿En verdad lo crees? —pronunció quedamente—. Mi hermano jamás elogió mis logros. Aun así yo...
—Estoy seguro —le atajó Jin GuangYao y palmeó sus hombros—. Ten fe en tus capacidades y sigue mejorando cada día. —Hizo una pausa y se alejó despacio. —¿Y... cómo marchan las cosas? —Su pregunta fue acompañada por una mirada esquiva, fingiendo interés en los lienzos que pendían de las murallas. —Supe lo que le pasó a HanGuang-Jun.
—Él se encuentra bien —contestó Nie HuaiSang—. Está recuperándose. —Su ceño se torció lleno de preocupación. —Creímos que iba a morir... fue horrible lo que le sucedió.
De espaldas a su interlocutor, Jin GuangYao empuñó las manos un instante y entornó la mirada con enfado.
—Lo importante es que se está con vida, porque habría sido lamentable perder a un cultivador tan respetado y fuerte como él. —Detuvo su andar por el salón y volteó fingiendo preocupación. —¿Bajo qué circunstancias sucedieron los hechos? —Frunció el ceño esforzándose por mostrar su interés y preocupación—. ¿Me los podrías contar?
El cuerpo tembloroso de Nie HuaiSang finalmente se detuvo. Por primera vez desde que encaró a Jin GuangYao había contenido la ansiedad que normalmente le acompañaba y guardó silencio. Podía ser honesto, ¿pero cuánto debía realmente contar de lo que sabía? Había hecho un pacto con Lan WangJi y quería cumplirlo, pero eso significaba traicionar la confianza de su tercer hermano.
Antes de poder enunciar la primera palabra, fue interrumpido cuando Lan XiChen ingresó al salón.
—A-Yao...
Fue informado de la llegada de Jin GuangYao y no perdió la oportunidad de saludarlo personalmente.
—¡Segundo hermano! —exclamó Jin GuangYao al verle, y una sonrisa espontánea apareció en su rostro.
El saludo fue cordial y respetuoso; muy propio de ellos.
—Supe lo que sucedió —se apresuró a decir Jin GuangYao mientras se le acercaba, como si necesitara justificar su visita—, y quisiera ayudar en lo que se pueda.
—Agradezco tu preocupación, A-Yao —dijo Lan XiChen con tono cordial—. Como líder de la cultivación, te preocupas demasiado por todos. —Le ofreció una sonrisa. —No debes exigirte tanto.
—Es lo menos que puedo hacer —respondió él—. Mis habilidades de cultivación no se comparan a la de ustedes, y mi consuelo es que puedo brindarles ayuda con mis conocimientos.
Lan XiChen negó con la cabeza.
—No te menosprecies —le corrigió—. Has logrado todo por tus propios medios y eso demuestra cuán capaz eres. Nuestro tercer hermano estaría muy orgulloso de todo lo que has logrado por el bien de todos.
Jin GuangYao sonrió complacido por los halagos sinceros de su segundo hermano. Miró de forma casual hacia la puerta del salón y preguntó:
—Me siento muy culpable por lo que le pasó a HanGuang-Jun. Quisiera conocer los detalles, así podría hacer algo al respecto.
—No te preocupes, él se encuentra bien —respondió Lan XiChen—. No era necesario que vinieras solo para saber de su estado.
—¡Es mi deber! —contestó enérgico Jin GuangYao.
Para Lan XiChen, la preocupación de Jin GuangYao era sincera y desinteresada. No conocía persona más dispuesta a ayudar sin retribución como él, pero incluso con esa honesta disposición, prefería mantenerlo lejos de Lan WangJi pues conocía a la perfección el pensamiento de su hermano.
—Está bien —respondió, y dejó escapar un suspiro de resignación—, de todos modos no podré convencerte de que haces demasiado por todos nosotros.
Un rubor tenue apareció en las mejillas de Jin GuangYao junto con una sonrisa que se dejó ver de forma espontánea en sus labios.
Nie HuaiSang observó atento el intercambio de palabras y, a pesar de su brevedad, pudo advertir el interés de Jin GuangYao por ver a Lan WangJi y conocer los detalles del incidente. Se cuestionó el motivo, aunque la respuesta ya la conocía.
—Tercer Hermano. —Lo llamó esperando capturar su interés y cortar la conversación. —Te prepararé la misma habitación de siempre. Porque piensas quedarte, ¿verdad?
Jin GuangYao volteó hacia él y contestó.
—Si me permites pasar unos días aquí, claro que lo haré. Necesito conocer los detalles de lo que está pasando.
Lan XiChen intervino.
—Es para sustentar tu propuesta de nuevas torres de vigilancia, ¿o me equivoco?
El rostro de Jin GuangYao no pudo evitar tensarse con cierta aflicción.
—No ha sido fácil —respondió algo abatido—, pero lo estoy haciendo para proteger a los habitantes de las zonas rurales. Las torres de vigilancia no son suficientes. —Suspiró y bajó la mirada negando con la cabeza. —Necesitamos dar caza a todas las criaturas malignas que normalmente se presentan en las zonas remotas, y para eso necesitamos el apoyo de todas las sectas y sus líderes.
—Sabes que cuentas con nuestro apoyo —se apresuró en decir Lan XiChen.
Una sonrisa renovada iluminó el rostro de Jin GuangYao.
—Lo sé —respondió—. Nunca me dejarías a la deriva.
—Segundo hermano... —Nie HuaiSang habló. —¿Piensas marcharte de todos modos?
—Debo hacerlo —dijo Lan XiChen—. Tengo asuntos pendientes que atender en Gusu.
Nie HuaiSang dejó caber la cabeza con pesar.
—Lamento que hayas tenido que venir por mi causa.
Lan XiChen negó mientras volvía a palmear su hombro.
—Ya hablamos de eso, HuaiSang. Lo que te pediré es que cuides a WangJi hasta que se recupere por completo. Aunque esté acompañado, no quiero que se mueva de aquí.
—¿Cómo están las cosas con HanGuang-Jun? —preguntó de pronto Jin GuangYao—. Desde que dejó el Receso...
—Eso se arreglará pronto, no te preocupes —le atajó Lan XiChen. A pesar de la confianza que le tenía, había cosas en las que no le permitía indagar.
Jin GuangYao no quiso insistir y guardó silencio, pero bajo la expresión resignada y tranquila que le mostraba a Lan XiChen, apareció un brillo fugaz de frustración en sus ojos que Nie HuaiSang alcanzó a advertir. Cuestionando reflexivo aquella reacción, ocultó su rostro tras su abanico en el momento que uno de sus sirvientes ingresaba al salón y anunciaba la llegada de un comerciante que buscaba entablar un negocio en el territorio.
La conversación fue interrumpida, pero se iba a retomar en la noche durante la cena... sin la presencia de Lan XiChen.
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Luego de cenar en compañía de Lan WangJi, Wei WuXian y Lan HuiYing se dieron un baño. Desde el ataque en el bosque compartían el mismo dormitorio, el cual conectaba directamente con el de Lan WangJi. Dos camas distribuidas a ambos extremos de la espaciosa habitación que tenía una imponente vista a la serranía Xinglu. Se habían acostumbrado a la comodidad y hospitalidad que les ofrecía Nie HuaiSang, pero Wei WuXian quería partir pronto. Y no se trataba de ingratitud de su parte o el recibimiento de malos tratos por parte del líder de la secta; más bien su principal objetivo era continuar tras el rastro del impostor. Cada día que pasaba sin encontrarlo era un día más que perdía sin cumplir el deseo de Mo XuanYu, poniendo en riesgo su alma.
Sentados al borde de una de las camas, Wei WuXian cepillaba el cabello de Lan HuiYing tras el baño. Su larga cabellera olía a flores dulces y el aroma a ratos lo embriagaba, pero lo que más le gustaba era la similitud que tenía con el cabello de Lan WangJi. Si lo pensaba detenidamente, eran muchas las similitudes que Lan HuiYing tenía con Lan WangJi, pero su mente estaba tan llena de pensamientos que conectaban su pasado con su presente, que hasta ahora no se había detenido a pensar demasiado en ello.
De pronto recordó la reacción que Lan WangJi manifestó con el arribo de Jin GuangYao y tuvo la necesidad de indagar al respecto.
—HuiYing, ¿sabes por qué HanGuang-Jun no tolera al líder de la secta Jin?
Él apenas volteó para verle por sobre el hombro derecho.
—¿Por qué pregunta?
Wei WuXian dejó de cepillarle y contestó.
—Bueno, no fue difícil notarlo. HanGuang-Jun casi nunca expresa sus emociones, pero esta vez su rostro reflejó solo enojo por su llegada. ¿Ocurrió algo entre ellos?
—Sé lo mismo que usted, maestro Mo. —La respuesta de Lan HuiYing fue sincera.
Resignado a no descubrir la verdad —por ahora—, Wei WuXian resopló y continuó cepillando el cabello de Lan HuiYing.
—Entonces su enojo debe venir desde antes que nacieras —concluyó.
Lan HuiYing volvió la vista al frente y asintió.
—Es probable. —Se encogió de hombros. —HanGuang-Jun me pidió que me mantuviera lejos de él.
El asombro inundó el rostro de Wei WuXian.
—¿También te lo pidió? —inquirió curioso—. Entonces realmente no le agrada, o tal vez... no siente confianza.
—Son pocas las personas que para HanGuang-Jun no son de su agrado —declaró Lan HuiYing—. Pero quizá es lo que dice, maestro Mo. Tal vez el líder de la secta Jin no le da confianza.
—¿Y tienes alguna idea del por qué?
Lan HuiYing negó con la cabeza.
—Nunca le he preguntado ni he cuestionado el motivo. —Hizo una pausa y luego preguntó: —¿A usted por qué le interesa saberlo?
Dudando en una respuesta convincente, Wei WuXian volvió a detener su labor en el cabello de Lan HuiYing.
—Bueno... el líder de la secta Jin es mi medio hermano.
Lan HuiYing se volvió nuevamente hacia él.
—Él lo expulsó de la secta, ¿no es así? —Su mirada inquisitiva se llenó de curiosidad. —¿Por qué lo hizo?
Wei WuXian permaneció en silencio un momento y, tras retomar su labor con su cabello, respondió.
—Fue porque no encajaba con ellos. —Se encogió de hombros. —Pero incluso si él me expulsó, no deja de ser mi medio hermano.
Lan HuiYing regresó la vista al frente y cerró los ojos al sentir cómo su cabello era dócilmente cepillado.
—En eso tiene razón —musitó relajado—. Aun así no creo que sea prudente interrogar a HanGuang-Jun al respecto.
—¿No te da curiosidad saberlo? —cuestionó Wei WuXian un tanto jocoso.
Tras abrir los ojos y levantar la cabeza, Lan HuiYing respiró hondo antes de responder.
—La vida que ha llevado HanGuang-Jun es una historia con muchos capítulos. —Sus ojos claros vieron fijamente a Wei WuXian. —Sería imposible leerlos todos y entenderlos.
La sonrisa se borró del rostro de Wei WuXian y guardó silencio. La profundidad de la respuesta y su significado tras él le erizaron la piel y oprimieron su corazón. Lan HuiYing tenía razón; no podía entender la vida de Lan WangJi en una sola pregunta o por simple curiosidad. Había un pasado demasiado profundo y extenso por conocer, y pensó en lo que podría llegar a descubrir de su propio pasado indagando en el de Lan WangJi.
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A pesar de la persuasión que Jin GuangYao intentó ejercer para que Lan XiChen se quedara un día más y así disfrutar de su compañía durante su estadía en Qinghe, fue imposible, y lo vio marcharse poco antes del atardecer. No hacía falta adivinar sus intenciones o el interés detrás de su petición. Jin GuangYao no era conocido por poseer una personalidad avasalladora; más bien era considerado algo tímido, muy sencillo y afectuoso con sus cercanos, y Lan XiChen era uno de ellos.
Fue durante la campaña para derrotar a la secta QishanWen que la relación se estrechó y le permitió a Lan XiChen potenciar el desarrollo de Jin GuangYao como cultivador, contribuyendo en su ascenso como líder de secta y posteriormente como cultivador en jefe. Jin GuangYao le debía mucho, y le gustaba demostrarle su eterna gratitud cada que se le presentaba la ocasión.
Una vez que se quedó a solas con Nie HuaiSang en uno de los salones privados de este, intentó ponerse al día con lo ocurrido en la última semana. Sus intereses eran claros, pero los ocultaba tras preguntas sutiles y cuidadosamente formuladas.
—HuaiSang, ¿dices que alguien está usando cultivación demoniaca de alto nivel? ¿Eso fue lo que causó el incidente con HanGuang-Jun?
Nie HuaiSang era meticuloso con las respuestas y elegía muy bien las palabras para no alertar a Jin GuangYao de lo que había conversado con Lan WangJi. El acuerdo fue claro y debía mantener fuera de la investigación a terceros para dar con el culpable.
Movió nervioso su abanico, echándose aire con cierta prisa sobre el rostro, y habló.
—Es muy probable —soltó con la mirada esquiva.
—¿Y sabes de quién se trata? —insistió Jin GuangYao mientras bebía un poco de té.
Nie HuaiSang negó con la cabeza.
—No sé nada —respondió.
Jin GuangYao entornó la mirada con cierta suspicacia. A veces ponía en duda el exceso de ignorancia de Nie HuaiSang, pues tanta falta de conocimiento para un líder de secta no parecía normal.
—¿Y sabes si HanGuang-Jun tiene detalles de la identidad de quien está haciendo todo esto?
Nie HuaiSang volvió a negar.
—El responsable parece haber tomado serios resguardos —explicó—. Ignoramos su identidad.
El rostro de Jin GuangYao pareció relajarse un poco. Miró casual hacia la puerta del salón.
—¿Crees que HanGuang-Jun esté en condiciones de recibirme? Él se encuentra acompañado, ¿verdad?
El semblante de Nie HuaiSang se tensó un poco y dudó un momento en responder.
—¿Acompañado? —repitió vacilante.
Jin GuangYao asintió.
—Durante la conferencia de discusión en Qishan lo vi acompañado por un joven discípulo de su secta y... Mo XuanYu.
—S-sí...
Un brillo apareció en los ojos de Jin GuangYao y esgrimió una sonrisa.
—Me alegro que esté acompañado. —Bebió un nuevo sorbo de té y continuó. —Seguro será más sencillo para él encontrar la verdad; será un gran aporte a la investigación y contará con mi ayuda incondicional.
Aunque sus palabras fueron consoladoras, Nie HuaiSang no sintió confianza en ellas. Un extraño presentimiento palpitaba en su pecho, advirtiéndole que fuese cauteloso con la persona que tenía en frente.
Ocultó con disimulo el rostro tras su abanico y preguntó:
—¿Qué medidas piensas tomar de esto, tercer hermano?
—De momento no podemos hacer mucho —explicó Jin GuangYao—; solo investigar las actividades de quien está detrás de estos incidentes. Pensaré al respecto y te informaré. —Le ofreció una sonrisa conciliadora. —No te preocupes, HuaiSang; este incidente no volverá a suceder. Estarás a salvo.
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Luego de terminar de cepillar el cabello de Lan HuiYing, Wei WuXian fue al cuarto contiguo para asegurarse que Lan WangJi dormía y apagar las velas de la habitación. Se sorprendió cuando lo vio aún despierto.
Se detuvo frente a la cama y con algo de aprensión lo regañó.
—Pasan de las nueve, HanGuang-Jun, ¿qué haces despierto?
—Te estaba esperando.
Él respondió sin miramientos, y disfrutó del rubor que ardió de forma automática en las mejillas de Wei WuXian.
—¿De verdad, HanGuang-Jun? —Sonrió algo travieso. —¿Me extrañabas?
Él asintió y Wei WuXian se sentó a su lado, intentando ignorar su respuesta. Lo observó un momento, intentando advertir algo más que serenidad en su expresión, y palpó su frente para descartar una leve alza de temperatura. Se había vuelto una rutina luego que pasara tres días con fiebre, por lo que cada ocasión que tenía se aseguraba de que su piel estuviera agradable al tacto.
Continuó contemplando su rostro sin quitar la mano de la frente, y solo cuando sus miradas se encontraron la apartó.
—¿Necesitas algo? —preguntó mientras le acomodaba las mantas—. ¿Té o algo para comer?
Esta vez Lan WangJi negó con la cabeza, y Wei WuXian vio su oportunidad para regresar a su cuarto.
—Bien, entonces me iré a dormir.
Se levantó, pero Lan WangJi lo sujetó de la muñeca derecha y le impidió que se alejara. No solía ser así de demandante ni mucho menos caprichoso, pero cuando supo que Jin GuangYao había llegado, un temor latente; el mismo que había experimentado durante la conferencia de discusión en Buyetian, comenzó a comer sus pensamientos y a tomar control de ellos. Le enloquecía la idea de que Jin GuangYao y Wei WuXian se vieran cara a cara, porque sabía lo que sucedería si aquello ocurría.
Wei WuXian quiso burlarse por su directa y casi infantil petición, pero guardó silencio cuando vio su expresión. Ya no podía simplemente ignorar sus demandas ni menos burlarse de ellas; tampoco podía ignorar sus propias demandas que susurraban en su corazón. Su voluntad era el querer pasar la noche con él, velar su sueño y dejarse llevar por el sonido de su respiración acompasada mientras se aferraba a su mano. Algo tan simple pero significativo para él en tanto no pudiera decirle la verdad.
Volvió a sentarse y sonrió.
—Parece que realmente te has vuelto algo caprichoso, HanGuang-Jun. Te estás aprovechando de mi buena disposición.
Él lo miró fijamente y, sin soltar su muñeca, contestó:
—Una vez dijiste que pasabas la noche conmigo para satisfacer mis necesidades. Cumple tu palabra.
El rostro de Wei WuXian enrojeció hasta la raíz del cabello y sus ojos se abrieron como platos. ¿Cómo sus palabras podían volverse en su contra con tanta facilidad? Antes no sucedía y era Lan WangJi el humillado, pero ahora todo lo que tuviera que ver con él terminaba ridiculizándolo.
—E-eso... eso lo dije para burlarme del líder de la secta Jiang. Pero... si en verdad quieres que me quede contigo, lo haré. ¿O es por otra cosa que no quieres que me vaya?
El ceño de Lan WangJi se frunció un poco y no respondió. Wei WuXian sintió que había obtenido una pequeña victoria entre tantas derrotas.
—HanGuang-Jun... no te preocupes. —Palmeó ligeramente su hombro. —No iré a ningún lado hasta que te duermas. ¿Qué te parece?
Él asintió pero aun así no lo soltó; realmente temía que Wei WuXian desobedeciera su petición de la tarde y buscara la manera de encontrarse con Jin GuangYao, porque lo conocía lo suficiente como para saber que se las arreglaría para saciar la curiosidad que le generaba su prohibición.
Wei WuXian notó la tensión alrededor de su muñeca y alzó las cejas con cierta suspicacia.
—¿Temes que aún me vaya? —preguntó, observando atento la reacción de Lan WangJi.
Al ver que no tenía pensado responderle, dejó escapar una pequeña risa burlona y se volvió a sentar a su lado, acomodándose un poco más sobre la cama para quedar tendido sobre ella. Lan WangJi se relajó y finalmente lo soltó.
—Si quieres te canto... o te cuento una historia —dijo Wei WuXian mientras lo arropaba.
—No es necesario —respondió Lan WangJi con cierto agrado; parecía estar disfrutando de las atenciones que recibía y no necesitaba más que eso.
—¿No puedes dormir?
—No.
—¿Por qué?
La respuesta tardó en llegar. Los ojos ambarinos de Lan WangJi contemplaron a Wei WuXian con cierto pesar, como si su ignorancia hubiera abierto nuevamente la herida en su estómago.
—No quiero que te vayas —confesó al fin.
Un escalofrío recorrió la espalda de Wei WuXian. Apartó la mirada y alejó las manos de las mantas.
—HanGuang-Jun, no me iré —balbuceó sin mirarle—. ¿De acuerdo?
—Promételo.
La súbita y casi desesperada petición lo desconcertó.
—¿Prometerlo? —cuestionó confundido—. ¿Por qué debería prometer no ir a dormir a mi cama? —Cruzó los brazos y entornó la mirada con aire suspicaz. —Te he consentido demasiado. —No esperó que respondiera y continuó. —¿Me dirás por qué no quieres que vea al líder de la secta Jin?
Lan WangJi guardó silencio y cerró los ojos, fingiendo dormir.
—¡Oye! —exclamó Wei WuXian al ver su descaro—. ¡No finjas porque sé que no estás durmiendo!
—Pasan de las nueve —respondió él sin abrir los ojos—. Silencio.
Wei WuXian frunció el ceño.
—Resulta que ahora quieres dormir —rezongó—. Entonces puedo ir a mi dormitorio o preguntarle directamente a LianFang-Zun porqué no te agrada.
Los ojos de Lan WangJi se abrieron de golpe y negó con la cabeza.
Una sonrisa curvó los labios de Wei WuXian.
—¿Me dirás entonces? —insistió.
—Ya conoces la respuesta —respondió Lan WangJi.
—¿La... conozco? —Frunció el ceño, confundido—. No entiendo, HanGuang-Jun. ¿Por qué dices que conozco la respuesta? —Lo vio cerrar los ojos nuevamente. —¡Vamos! No te duermas y respóndeme. —Le zarandeó un poco del brazo. —No te dejaré dormir si no me dices.
Una vez más los ojos de Lan WangJi se abrieron y le vieron fijamente, sin embargo de su boca no salió palabra alguna. Wei WuXian quiso protestar y burlarse un poco de su actitud indolente, pero enmudeció cuando advirtió su mirada viéndole con intensidad. ¿Qué había realmente detrás de sus palabras? ¿Tenía relación directa con el pasado de Mo XuanYu o se trataba de algo más complicado?
Esquivó la mirada y fingió observar con interés la botella con agua que descansaba sobre la mesita de noche junto a la cama. Podía ofrecerle agua a Lan WangJi o simplemente servirse él, pero sus manos no respondieron y sus ojos le traicionaron cuando volvieron a mirarlo. Él había vuelto a cerrar los suyos y su semblante, que momentos atrás retrataba una profunda inquietud, ahora lucía completamente relajado. Sus largas pestañas le hacían sombra sobre las mejillas y sus labios perfilados y carnosos de pronto despertaron el interés de Wei WuXian.
¿Por qué simplemente no podía ser firme con sus emociones y continuar fingiendo como antes, sin sentirse ridículo? ¿Acaso en su otra vida actuó con la misma torpeza o solo era ahora su inestabilidad emocional? Cualquiera de las dos opciones no le servían, pero ahora que estaba frente a Lan WangJi simplemente no podía continuar actuando como un adolescente ingenuo.
Asumiendo su situación, suspiró resignado y decidió cumplir la petición de Lan WangJi. Se quedó a su lado hasta que se quedara dormido, y no le tomó demasiado; al cabo de unos minutos confirmó que el cansancio finalmente lo había vencido y regresó a su dormitorio. Para cuando ingresó, Lan HuiYing también dormía, por lo que apagó todas las linternas y se acostó. Cuando el silencio se hizo en el cuarto, dejó escapar un largo y profundo suspiro. No se sentía cansado, pero se dejó llevar por el relajo y, dispuesto a no pensar en nada ni en nadie, cerró los ojos. Olfateó de pronto el aire al percibir aroma a sándalo y se llevó las manos a la nariz. Notó que su piel estaba impregnada de aquel adictivo perfume y sonrió por ello.
Volvió a cerrar los ojos y, envuelto en aquel dulce aroma, casi como un anestésico, se quedó profundamente dormido mientras acudía a su mente el rostro de Lan WangJi y la forma en la que le había pedido que se quedara a su lado.
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Pasaba de la medianoche, y el silencio en el palacio y sus alrededores era absoluto. La cena y posterior reunión que Jin GuangYao había sostenido con Nie HuaiSang concluyó pasada las diez, por lo que no había forma de que alguno de los dos tuviera motivos para encontrarse fuera de sus respectivas habitaciones a esas horas, pero Jin GuangYao había encontrado uno, y se aseguró de llevarlo a cabo resguardado por la oscuridad.
Con sigilo, se deslizó por los pasillos y llegó hasta el que conectaba con el dormitorio de Wei WuXian. Se detuvo frente a la puerta y, asegurándose de no estar siendo observado, se atrevió a sujetar el tirador, pero se contuvo de súbito cuando se sintió repentinamente observado. Miró hacia su izquierda y derecha repetidamente, como si de pronto aquella intrusa presencia observadora pudiera dejarse ver ante sus ojos, pero nada sucedió y, creyendo que había sido producto de su imaginación, terminó de abrir la puerta e ingresó al interior.
Había sorteado lo más difícil, y sabía que no estaba equivocado de lugar. Durante la cena se había asegurado de confirmar con Nie HuaiSang la ubicación exacta del dormitorio de Wei WuXian, pues desde su llegada no había dejado de lado sus verdaderas intenciones. No era precisamente porque la noticia del ataque lo había conmovido, tampoco su preocupación porque el responsable del ataque fuera descubierto; su real interés estaba en ese instante frente a sus ojos, dormido profundamente sobre una cama individual. Pudo distinguirlo por la luz pálida que las ventanas dejaban filtrar de la luna. Y la silueta de Wei WuXian bajo las sábanas se manifestó más nítida que nunca en ese momento.
Al darse cuenta de su logro, la expresión de Jin GuangYao se contrajo en una mueca de absoluta satisfacción. Sabía que estaba haciendo algo peligroso y ponía en juego su reputación, pero lejos de preocuparlo solo parecía excitarlo. Sus manos se abrían y cerraban, y un palpitar desenfrenado le golpeteaba el pecho.
Dio un paso y luego otro, acortando la distancia que lo separaba de la cama. Se detuvo de pronto al ver que del otro extremo del cuarto dormía Lan HuiYing, y un sentimiento de enfado cruzó por sus ojos. Esperaba que él no despertara, pero hubiera deseado que no estuviera para sentirse completamente libre de dejar que sus impulsos afloraran sin control en ese momento.
Retomó el paso, resuelto a ignorar la presencia de Lan HuiYing en el lugar, y sus pies se clavaron al costado de la cama de Wei WuXian. Contuvo la respiración en un intento por controlar su pulso pero, cuando fue consciente de que aquello no era posible, se inclinó y alcanzó el cabello de Wei WuXian. Lo sostuvo entre sus dedos, apreciando su suavidad, y su respiración se aceleró.
No era sensato lo que hacía, pero había ansiado tanto este encuentro desde que supo que su suicidio se trató de un falso rumor que no estaba dispuesto a dejar que su juicio lo reprimiera, y, movido por los deseos que bullían en su cuerpo, acercó el cabello que sostenía hasta su nariz y lo olió profundamente, como si buscara fundirse en él. Aquel aroma dulce y fresco golpeó sus sentidos y nubló su mente.
—Mo XuanYu...
El suave susurro de su nombre fluyó por sus labios sin ser capaz de contenerlo por más tiempo. Simplemente quería repetirlo una y otra vez mientras continuaba inhalando el perfume de su cabello, pero una esencia tenue a sándalo pareció haberse mezclado con él y supo de inmediato a quién pertenecía.
El sentimiento de odio por el dueño de aquel aroma era innegable. Podía fingir que su preocupación y admiración por él eran genuinos, pero su corazón conocía su secreto. Ni siquiera le preocupaba su recuperación o si su condición era seria; simplemente no podía tolerar que fuera capaz de dejar su perfume impregnado en el cuerpo de Mo XuanYu, y pensó entonces en dejar su propio aroma en él.
Se inclinó un poco más para oler su piel y tocarla, pero no logró su cometido porque una hoja de acero fría se posó en ese instante contra su cuello. Por un segundo creyó que se trataba de un error, de un mal cálculo de sus movimientos, pero reconoció la peligrosidad de aquella hoja de acero contra su carne y se paralizó.
Con cuidado dejó el cabello de quien creía era su medio hermano y se incorporó lentamente, escoltado por la hoja de acero en su cuello. No hacía falta adivinar a quién pertenecía y quién estaba detrás. La presencia inconfundible y el distintivo aroma a sándalo que segundos atrás había percibido en el cabello de Mo XuanYu saturaron la habitación.
Miró apenas por sobre su hombro derecho y lo confirmó:
Era Lan WangJi encarándolo con Bichen.
...Continuará...
