El Plan de Kenji


-Todo era un plan, ¿cierto? Me trajiste aquí para estar con Kenji – le dijo Sakura, enojada, a su mamá.

Estaban en la habitación que sería ocupada por Sakura en la lujosa casa de playa a la que Mebuki la había llevado.

-Kenji no sólo es tu prometido, es el hijo del que ahora es el principal socio del imperio. Era obvio que iban a estar invitados a mi fiesta de cumpleaños – le dijo la mujer a su hija.

Sakura frunció el ceño. Lo peor de todo es que su mamá tenía razón. Estaba tan emocionada por las vacaciones que ignoró ese detalle, el vínculo que la seguía uniendo a Kenji: la sociedad entre sus padres.

-Vete. Quiero estar sola – le dijo Sakura a su mamá.

Mebuki alzó una ceja, pero suspiró. De lo poco que conocía a su hija era capaz de percibir cuando no era un buen momento para estar cerca de ella. Y ese era uno de esos momentos.

-La fiesta será mañana. Convenientemente mi cumpleaños es en el día sábado – le dijo Mebuki.

-Me iré el domingo por la mañana – le dijo Sakura.

Mebuki frunció el ceño.

-Te dije que estaríamos aquí una semana – le dijo.

-Sí, pero omitiste el grandísimo detalle de la presencia de Kenji. No me importa si no estás de acuerdo, me iré el domingo por la mañana. Todo tu cuento de las vacaciones juntas se acaba de ir a la basura, porque es obvio que hiciste esto pensando que Kenji y yo debíamos pasar tiempo juntos, y no estoy dispuesta a caer en tu juego – le dijo la joven.

-Tú no te mandas sola – le dijo Mebuki, molesta –Te vas a quedar aquí y estarás con Kenji, como debe ser. Es tu prometido, y deben pasar tiempo juntos, además, él… - estaba diciendo la mujer, pero Sakura la cortó.

-Me diste el derecho a tomar decisiones por mi cuenta cuando me impusiste un compromiso que no quería. Me voy el domingo por la mañana, y no pienso cambiar de opinión. Ahora, si me disculpas, gracias a ti tengo cosas qué hacer – dijo Sakura. Tomó su pequeño bolso, pasó al lado de su mamá y salió de la habitación.

Mebuki la miró irse y suspiró. Ahora sí estaba conociendo a su hija. Jamás imaginó que Sakura le iba a hablar así, pero aunque no quisiera admitirlo ella tenía razón, y todo estaba más complicado de lo que había pensado. No sabía si el matrimonio de Sakura con Kenji que terminaría por cerrar la alianza entre los consorcios se haría realidad.


Nunca pensó que haría lo que Sasuke le dijo. Pero ahí estaba, comprando ropa poco llamativa para ella. Toda la ropa que había traído con ella la hacía lucir hermosa, y estando cerca de Kenji eso era lo que más quería evitar.

Lamentablemente su sentido de la moda no estaba nada desubicado, y aunque no pudo comprarse ropa fea como se lo recomendó Sasuke sí se compró ropa más casual y discreta.

Regresó a la casa con un short talle alto con una camisa blanca y un cardigan largo y bordado de color blanco.

Subió a su habitación y evaluó las prendas que compró: un vestido de manga corta con escote en V cruzado con una cinta a la altura de la cintura, hasta la rodilla de la parte delantera y hasta la pantorrilla de la parte trasera de color blanco con flores de color gris era con el que se presentaría a la dichosa fiesta de su mamá. Y para irse compró un short y una camisa a juego, ambas piezas de color negro con bordado de color blanco en sus bordes. Suspiró. En momentos como ese odiaba tener buen gusto al vestir.

Era viernes, al día siguiente sería la celebración de su mamá y ella podría irse el domingo.

Se dejó caer en su cama pensando qué iba a hacer en los dos días que estaría en ese lugar. Tendría que comer con Kenji y su familia, estar algún tiempo con él y desear que esos días pasaran lo más rápido posible.

Ahora que lo pienso no sé de quién es esta casa.

Se dirigió al balcón de su habitación y admiró la magnífica vista de la playa frente a ella. Sonrió con tristeza. Si las intenciones de su mamá hubieran sido sinceras esas podrían haber sido unas hermosas vacaciones.

Estaba perdida en sus pensamientos con la vista enfocada en el mar cuando sintió a alguien detrás de ella. Se giró y se encontró con Kenji, quien estaba muy cerca de ella. De la impresión su reacción natural fue retroceder, pero su espalda se topó con la baranda del balcón, lo que le facilitó a él acercarse a ella y colocar sus brazos en la baranda a ambos costados de su cuerpo, negándole la huida.

El pelinegro la miró fijamente y se acercó más a ella. Sakura, para evitar la cercanía, bajó la cabeza, sintiendo la respiración del hombre en su frente. Kenji llevó una de sus manos a su mentón, para verla a los ojos. A la fuerza lo logró. Sakura sin opciones, lo miró.

-Tu es sans aucun doute belle – le dijo él, mirando sus ojos. La recorrió con la mirada y sonrió –Veo que fuiste de compras. Me imagino que traías muchas piezas que hacían lucir tus hombros y como sabes que me gustan decidiste no usarlas. Eres un poco cruel, belle – le dijo, divertido.

Sakura apartó la mano de él de su mentón.

-¿Cómo entraste a mi habitación? – preguntó.

El pelinegro sonrió.

-Dejaste la puerta sin seguro – le contestó él.

Sakura frunció el ceño. Estaba casi segura de haberse enllavado en la habitación.

-¿Qué quieres? – le dijo ella.

-A ti – respondió él. La rodeó con sus brazos antes de que Sakura tuviera tiempo de reaccionar y se acercó a ella hasta que sus narices se rozaron. Sorprendida por sus movimientos y sin muchas opciones Sakura inclinó su cabeza hacia atrás, evitando la cercanía con el rostro del hombre. Kenji sonrió al ver su cuello descubierto y hundió su rostro en él, aspirando su olor. Ante eso Sakura trató de deshacerse de su agarre, pero Kenji la apretó más a él, dejándole claro que no estaba en sus planes dejarla ir en ese momento –Voy a aprovechar al máximo estos días que estaremos juntos – murmuró él contra su cuello –Tengo planeada una maravillosa velada para nosotros, belle. Ya te he esperado mucho tiempo – le dijo él, y la soltó.

Sakura se frotó los brazos por los lados en los que Kenji la había agarrado y lo fulminó con la mirada. El hombre sonrió.

-Por esta vez te dejaré ir, belle. Pero la próxima vez que te tenga en mis brazos no te voy a soltar, y eso será pronto – le dijo mirándola con intensidad. Dio media vuelta y salió de la habitación.

Sakura suspiró cuando estuvo sola. Las palabras del hombre hicieron eco dentro de ella, y lo único que quería era largarse de ese lugar, porque el mal presentimiento que había sentido cuando su mamá le dijo de las vacaciones lo sintió en ese momento que estuvo con el pelinegro.

Se cubrió la cara con las manos sin saber qué hacer. No quería estar cerca de Kenji. Estaba pensando en el miedo que sentía al estar cerca del hombre cuando su celular sonó. Era una videollamada de Sasuke.

Suspiró. No podría ocultar lo mal que se sentía de él.

Atendió la llamada.

-Te dije que me llamaras cuando llegaras. Estaba preocupado por ti – le dijo el pelinegro.

Sakura sonrió levemente.

-Lo olvidé. Lo siento – le dijo ella.

Sasuke frunció el ceño.

-¿Estás bien? – le preguntó.

Sakura suspiró.

-Kenji está aquí – le dijo como respuesta.

Sasuke frunció aún más el ceño.

-Voy para allá – le dijo él.

Sakura se sorprendió.

-No, no será necesario. Le dije a mi mamá que me iría el domingo, después de su fiesta, así que no te preocupes. No estaré mucho tiempo aquí – le dijo ella.

Sasuke siguió viéndola con el ceño fruncido, pero suspiró.

-Está bien, pero llegaré por ti el domingo, y no te lo estoy preguntando, eso haremos – le dijo él y Sakura rodó los ojos con una leve sonrisa en su rostro.

-De acuerdo. Nos vemos el domingo. Cuídate – le dijo ella.

Sasuke sonrió.

-Llámame si te sientes mal y llegaré antes. Cuídate, ya quiero abrazarte de nuevo – le dijo él, y Sakura sonrió. Así parecían novios.

-Yo tamb… - estaba diciendo ella, cuando escuchó que tocaron su puerta. Llevó su mirada al lugar con miedo de abrirla –Debo irme. Nos vemos el domingo – dijo ella, y cortó la llamada.

Miró la puerta fijamente hasta que suspiró y decidió abrirla.

-¿Tía? – dijo Sakura, sorprendida, viendo a la rubia. Sonrió y se lanzó a abrazarla, feliz de verla en ese preciso momento. Una vez deshecho el abrazo ambas se miraron con una sonrisa -¿Qué haces aquí? – preguntó la joven, haciéndose a un lado para que su tía entrara a su habitación.

Tsunade sonrió.

-Cuando me llamaste y me contaste del viaje no me creí la buena intención de Mebuki al organizar estas vacaciones contigo, así que decidí venir para asegurarme de que estuvieras bien – explicó la rubia.

Sakura sonrió con tristeza.

-Incluso tú lo sabías – dijo ella, y suspiró –Fui una verdadera tonta al pensar que mi mamá haría algo bueno por mí – le dijo a su tía, mirando sus manos.

Tsunade tomó una de sus manos, para llamar su atención.
-Míralo de este modo: serán unas vacaciones juntas. No vine para verte triste. Aunque no me puedo quedar en esta casa estaré en el hotel más cercano para que pases todo el tiempo que quieras conmigo – le dijo la mujer con una sonrisa.

Sakura sonrió y la abrazó.

-Gracias, tía – le dijo ella.

Tsunade sonrió y la abrazó.

-Estaré para ti y te cuidaré siempre, Sakura, pero eso ya lo sabes, ¿cierto? – le dijo a su sobrina.

Sakura deshizo el abrazo con los ojos llorosos pero con una hermosa sonrisa en su rostro.

-Lo sé, y eres una de las razones por las que aún no me he rendido – le dijo la joven. Esas palabras significaban mucho para ellas.

Tsunade revolvió su cabello con una sonrisa.

-Me alegra escuchar eso – le dijo la mujer.

Sakura sonrió, pero luego frunció levemente el ceño.

-¿Cómo supiste en qué casa estábamos? – preguntó ella, pensativa.

Tsunade sonrió de medio lado.

-Sólo hice un par de llamadas – le dijo, encogiéndose de hombros.

Sakura negó con la cabeza, sonriendo. Iba a preguntarle qué harían ahora cuando su mamá entró a la habitación.

Las hermanas intercambiaron miradas hasta que Mebuki llevó su mirada a Sakura.

-Tienes que venir a cenar y a dormir aquí – le dijo la mujer a su hija. Sakura se sorprendió. ¿Le estaba dando permiso para salir de ese infierno y estar con su tía?

Tsunade sonrió.

-Anda, Sakura. Tenemos una hermosa ciudad por recorrer – le dijo la rubia a la joven, quien asintió con una sonrisa y buscó su pequeño bolso, para luego salir de la habitación con ella.

Mebuki las miró irse y suspiró. Imponerle el compromiso a Sakura no estaba funcionando, y retenerla en esa casa sólo iba a provocar que la situación se volviera más tensa. Sin embargo, había algo que le llamaba la atención en el comportamiento de Sakura: aunque era obvio que no quería el compromiso, no se había negado rotundamente a él. No había hecho nada relevante para librarse del compromiso, y de lo poco que la conocía eso era raro.

La pelirrubia frunció el ceño recordando el día que Kenji llegó a su casa para hablar con Sakura, y aunque en el momento no le dio importancia ahora que lo reflexionaba era muy raro que ella había salido llorando del despacho. Si lo pensaba detenidamente, lo normal habría sido que Sakura saliera más que enojada a reclamarle por haberla comprometido con un hombre que apenas conocía, pero no fue así. Salió completamente destruida, y aunque le echó en cara su ausencia como madre y el poco interés que había mostrado por ella todos esos años, al día siguiente llegó a la fiesta de cumpleaños de Kenji y aceptó el anillo de compromiso. Aceptó el compromiso aunque no lo quería, y no podía haberlo hecho por el imperio, porque era perfectamente consciente de que su hija no estaba interesada en él.

Algo había pasado cuando Kenji habló con Sakura en el despacho, porque de alguna manera u otra ahora que se detenía a pensarlo había sido él en ese momento quien logró que ella aceptara el compromiso. Y ahora, con la poca convivencia de ambos jóvenes, lo mejor para el imperio era que Kenji, así como logró convencerla del compromiso de una manera que aún desconocía, lograra acercarse a Sakura en esos días que estarían juntos.


-¿Cuándo piensas darme la noticia de que Sasuke y tú son novios? – preguntó Tsunade a Sakura, quien se sorprendió por la pregunta.

Se encontraban en la habitación del hotel de la rubia. Después de pasear por la ciudad y comprar todo lo que les llamaba la atención decidieron ir al hotel donde se hospedaba la mujer.

-¿A qué viene esa pregunta? – le dijo la joven.

Tsunade sonrió.

-Tus estadías en la mansión Uchiha han sido específicamente en la habitación de Sasuke. Estás con él todo el tiempo. Al principio la razón fue el incidente donde te lastimaste el tobillo, pero después se volvió una costumbre ir a todos lados juntos. Sé que él te quiere, y creo que es correspondido, ¿no es así? – le dijo la mujer.

Sakura la miró y suspiró.

-Es complicado, tía – le dijo ella.

Tsunade rió.

-Olvidaba que tu segundo nombre era complicada – dijo ella, y Sakura sonrió –Sólo quiero que no te arrepientas de haberte negado una oportunidad tan hermosa como lo es estar con alguien que de verdad te quiere – dijo, y sonrió con un deje de melancolía –Cuando tenía tu edad, me pasó algo muy parecido a lo que te está pasando a ti con Sasuke. Tenía a un amigo con el que había crecido, y que siempre me había querido. Al principio no sentía nada por él, porque creía estar enamorada de otra persona, pero cuando los años fueron pasando y nosotros fuimos creciendo me di cuenta de que de verdad lo quería, pero tenía miedo de darme una oportunidad con él, que las cosas no funcionaran entre nosotros y acabara perdiendo su amistad . Nunca se lo dije, pero creo que me conocía tan bien que lo miraba en mis ojos. Cuando fui consciente de lo sentía por él nuestra relación cambió. No éramos novios, pero era como si lo fuéramos. Éramos como Sasuke y tú: íbamos a todos lados juntos – dijo Tsunade, y Sakura sonrió –Cada día que pasaba estábamos un poco más cerca, pero yo no me atrevía a aceptar completamente lo que él sentía por mí. Antes de salir del instituto él tuvo un accidente de tránsito, y murió – dijo, y Sakura la miró, sorprendida. Tsunade sonrió con tristeza –Me esperó, ¿sabes? Así lo sentí. Cuando supe lo que había pasado corrí al hospital y logré que me dejaran verlo. No pude contener las lágrimas cuando miré cómo estaba. Tomé su mano y por fin tuve el valor de decirle lo que sentía por él, y justo en ese momento su corazón dejó de latir. El día de su entierro sentí que una parte de mi alma se iba con él. Fue hasta en ese momento que de verdad me di cuenta de que lo amaba más de lo que era capaz de explicar, y el dolor de haberlo tenido a mi lado y no haberme dado la oportunidad de estar con él que él tanto me había pedido es algo que estoy segura que llevaré dentro de mí hasta el final de mis días. Lo extraño cada día a pesar de todos los años que han pasado – suspiró y miró a Sakura, quien la miraba con los ojos llenos de lágrimas. Sonrió –Te veo a ti y a Sasuke y regreso a esos días. Te veo a ti y me veo a mi misma. Aunque sé muy bien que mis miedos no se comparan a los tuyos – dijo, y tomó la mano de Sakura –Sé que es difícil para ti, pero te he contado esto porque no quiero que te pase lo mismo que me pasó a mí. No quiero que tengas que perderlo para darte cuenta de cuánto significaba para ti. No quiero que lleves otra carga sobre tus hombros al no haberte dado esa oportunidad con él que pudo haber cambiado la vida de ambos. Sé que Sasuke haría cualquier cosa por ti, y ese tipo de amor no se encuentra a la vuelta de la esquina. Piénsalo, Sakura, porque estoy segura que no estás con él por falta de amor, sino por miedo, y lo entiendo, porque conozco tu historia, pero no dejes que el miedo te quite la oportunidad de ese felices por siempre que todos queremos para ti – le dijo la mujer, revolviendo su cabello.

Sakura sonrió levemente, limpiándose las lágrimas de sus mejillas después de esa emotiva historia, que le movió el corazón y le generó miedo y más dudas.

-¿Cómo se llamaba él? – le preguntó a su tía.

Tsunade sonrió.

-Se llamaba Jiraiya – le dijo la rubia.

Sakura sonrió.

-Gracias, tía – le dijo ella.

Tsunade frunció levemente el ceño.

-¿Por qué? – le preguntó.

Sakura sonrió levemente.

-Por estar. Por estar conmigo. Puedo darme una idea de lo que es tener a una mamá cuando estoy contigo – le dijo ella.

Tsunade sonrió y la abrazó.

-Y yo puedo darme una idea de lo que es tener a una hija cuando estoy contigo. Para mí eres la hija más maravillosa del mundo – le dijo a la joven, besando su cabello.

Sakura sonrió por sus palabras, y reafirmó que su tía era una de las razones por las que no se había rendido aún.


Sakura ya estaba en su habitación. Acababa de cenar con su mamá y la familia de Kenji. Quizá, si Kenji no fuera un psicópata y el compromiso se hubiera dado en otras circunstancias, ella habría aceptado mejor la situación. La mamá de Kenji era adorable. Una señora muy risueña y amable. Siempre la trataba bien y no notaba en ella ningún atisbo de hipocresía. Y su papá, pese a ser serio, era agradable.

No entiendo cómo es que Kenji es hijo de ellos, pensó.

Estaba navegando desinteresadamente por internet en su computadora cuando miró un titular del periódico más importante de Konoha.

Sakura Senju, la heredera del imperio Senju y la nueva revelación en el mundo del modelaje se encuentra de vacaciones en la Cuidad de las aguas termales. La joven fue vista caminando por las calles de la ciudad acompañada de su tía, Tsunade Senju. Su estilo casual y belleza natural cautivó a nuestra cámara, dejándonos claro con su apariencia su potencial como modelo. Esta visita a la ciudad está vinculada a la fiesta privada que se especula realizará la presidenta del Imperio Senju, mamá de la joven, por motivo de su cumpleaños.

Seguiremos los pasos de la heredera en su estadía en esta ciudad.

Sakura contuvo la risa al leer el artículo dedicado a ella. Después del desfile de modas había aprendido a sentirse más cómoda con lo que respecta a su imagen pública, y aunque seguía prefiriendo estar lejos de las cámaras ya tomaba mejor ese tipo de situaciones.

Miró las fotografías que acompañaban el texto y sonrió. Sin duda tenía un don para salir bien en las fotografías cuando las tomaban estando desprevenida.

Su celular sonó y sonrió, porque ya sabía quién era y por qué llamaba.

Una videollamada de Sasuke.

-Dime que me miro hermosa en las fotografías, o me pondré a llorar – le dijo, divertida.

Sasuke, del otro lado de la pantalla, la fulminó con la mirada.

-Te dije que compraras ropa fea y te la pusieras allá – le dijo él.

Sakura rio.

-Traté de comprar ropa sencilla, pero no puedo evitar que todo me quede bien. Lo siento – le dijo, encogiéndose de hombros. Era cierto. Ella hizo el intento.

Sasuke la miró con el ceño fruncido.

-Espero que mañana vayas a la fiesta con un atuendo que te haga pasar desapercibida – le dijo.

Sakura volvió a reír y se pasó una mano por su larga cabellera.

-¿Crees que con este tono de cabello nadie me notará? Mi presencia impone, Sasuke. Es inevitable – dijo ella.

Sasuke suspiró.

-Odio que seas tan hermosa cuando no estoy contigo – dijo él, y Sakura sonrió.

-Sasuke, tienes que aprender a vivir con eso, sino tú y yo no funcionaremos juntos – le dijo ella.

Sasuke bufó.

-¿Tengo que aprender a tolerar que mi novia sea la mujer más codiciada de la ciudad? – dijo él.

-Del país – corrigió ella, divertida.

Sasuke la fulminó con la mirada, pero suspiró.

-Te miras hermosa en las fotografías – admitió él, mirando hacia un lado.

Sakura rio.

-Lo sé – le dijo ella –Gracias por admitirlo – agregó.

Sasuke regresó su mirada a ella y sonrió.

-Ya quiero que sea domingo, para verte – le dijo él.

Sakura sonrió.

-Yo también. Mira mis fotografías para que no me extrañes tanto, ¿de acuerdo? – dijo ella, recibiendo una fulminada cortesía de Sasuke que la hizo sonreír –Nos vemos el domingo – se despidió ella.

Sasuke suspiró.

-Cuídate, y procura salir fea en todas las fotografías que te tomen – le dijo él, y Sakura rio. Justo cuando iba a finalizar la llamada, las palabras de su tía resonaron en su mente.

-Sasuke – llamó ella, cuando vio que él iba a colgar.

-Dime – dijo él.

-Te quiero – le dijo con una sonrisa, pero al ver la cara sorprendida de Sasuke fue consciente de lo que acababa de decir y colgó la llamada, tirando el celular a la cama.

¿Qué hice? Se dijo, llevándose una mano a la frente.

Se levantó de la cama y comenzó a caminar en la habitación, pensando en qué le iba a decir al pelinegro después de eso, cuando lo mirara el domingo. Escuchó el sonido de llamada de su celular y quiso desaparecer.

¿Qué hice? ¿Qué hice? ¿Qué hice? Se repetía una y otra vez, mientras caminaba de un lado a otro.

Estaba tan ensimismada en esos pensamientos que el toque en su puerta la asustó.

Aún afectada por la situación con el pelinegro, abrió la puerta sin pensar en quién podría estar del otro lado.

Afortunadamente, era su mamá. Se hizo a un lado para dejarla pasar.

-Sabía que no ibas a traerlo, así que me vi en la necesidad de buscarlo en tu cuarto mientras dormías – dijo Mebuki. Sakura frunció el ceño sin saber a qué se refería hasta que la mujer sacó de su bolsillo su ostentoso anillo de compromiso. Frunció aún más el ceño.

-¿Pretendes que lo use mañana? – le dijo.

Mebuki asintió.

-Es el primer evento en el que tú y Kenji estarán juntos después de que el compromiso se hiciera oficial. Es como su presentación a la sociedad – le dijo la pelirrubia. Al ver la expresión descontenta de su hija frunció el ceño –Te dejé estar con tu tía, y vas a irte mucho antes de que las vacaciones concluyan. Sino haces esto no te dejaré ir el domingo – concluyó la mujer.

Sakura la miró, molesta, pero sabía que no tenía otra opción. A regañadientes, tomó su hermoso anillo de compromiso.

Mebuki sonrió.

-Aún no he visto tu atuendo para mañana, pero confío en tu buen gusto. Por cierto, te miras hermosa en las fotografías del artículo en el periódico. Me alegra que poco a poco vayas destacando públicamente. Me aseguraré de que eso siga así – le dijo la mujer, y salió de la habitación.

Sakura miró la puerta con el ceño fruncido. Llevó su mirada a su anillo de compromiso y lo arrojó a la cama, fastidiada. Caminó hacia la cama y se dejó caer en ella.

Aunque simplemente no quería presentarse con Kenji, en ese momento ella no tenía ni idea de todo lo malo que traería esa fiesta.


6 pm.

Sakura se encontraba acostada en su habitación, luciendo el vestido que había comprado para la fiesta de cumpleaños de su mamá. No se había peinado, pero no había mucho que hacer en ese aspecto. Una simple cola de cabello estaba bien para estar en un evento que no era de su agrado.

Reflexionaba sobre lo que su mamá le había informado por la mañana…

-Hay un cambio de planes. La fiesta será en el hotel que está directamente frente a la playa – le dijo Mebuki.

Sakura se sorprendió.

-Tú me dijiste que te gustaba esta casa para celebrar tu cumpleaños ¿Cómo organizaste todo en un hotel en menos de un día? – le preguntó, confundida.

-La casa era mi primera opción, pero luego consideré que el espacio quizá no era el adecuado para la celebración. Ya había considerado descartar la casa, así que había organizado todo en el hotel para que fuera ahí donde celebrara mi cumpleaños en caso de que decidiera no hacerlo aquí. El hotel del que te hablo tiene una terraza que es perfecta para el evento. Hay una vista espectacular en ese lugar – le dijo la mujer.

Sakura frunció el ceño. Su mamá había insistido con ir a esa casa, y el repentino cambio de planes era muy raro. No supo por qué, pero tuvo un mal presentimiento con respecto a toda la situación, y cuando ella sentía algo así era seguro que algo malo iba a pasarle. Su corta experiencia de vida se lo había confirmado.

Mebuki aprovechó su distracción para dar por concluida la conversación.

-La hora se mantiene. Será a las 7 – dijo, y cuando estaba por salir de la habitación se volvió a Sakura –Ah. Creo que debes saber que llegarás con Kenji al hotel – le dijo, viendo el ceño fruncido de su hija –No olvides usar el anillo – finalizó, y salió de la habitación.

Suspiró. No estaba con ánimos de ocultar durante toda una noche que no quería estar en ese lugar y que no odiaba a Kenji, con quien seguramente tendría que pasar esa velada.

Escuchó un golpeteo en su puerta, y casi miró el rostro de Kenji al otro lado. Resignada, se levantó de la cama para ver si, efectivamente, era él.

Abrió la puerta y se encontró con la mamá de Kenji, quien le estaba sonriendo.

-Supuse que no podrías hacerte un hermoso peinado sola – le dijo, mirando su larga cabellera suelta –Así que vengo a solucionar eso – le dijo la señora.

Sakura sonrió levemente.

-No es necesario. Creo que mi tono de cabello me ayudará a destacar – le dijo ella.

Kairi rio.

-Es seguro, pero quiero que te veas más hermosa de lo que ya eres – le dijo. Sakura sonrió y se hizo a un lado, para dejarla pasar. Ella en serio le caía bien.

-¿Qué piensa hacerme? – le preguntó Sakura, sentada en la silla frente al espejo.

La señora sonrió.

-¿Quieres andar el cabello suelto o recogido? – le preguntó.

Sakura lo pensó.

-Suelto, pero no se moleste en hacer con mi cabello algo muy complicado. No soy fan de los peinados cargados – le dijo ella.

La mujer sonrió.

-Me gusta tu estilo. Eres sencillamente hermosa – le dijo Kairi, y Sakura sonrió.

La señora trenzó su cabello creando una diadema con él, dejando el resto de su cabello suelto.

-Siempre quise tener una hija precisamente por esto – dijo la mujer, divertida, cuando terminó el peinado de Sakura, quien se miró a través del espejo con una sonrisa. Kairi la miró y sonrió –Sei tutto una principessa – le dijo, y Sakura se sorprendió.

-¿Sabe italiano? – le preguntó.

La mujer sonrió.

-Mi familia es italiana, pero yo nací aquí, en Japón. Mis padres llegaron a Japón unos meses después de su boda, y se enamoraron del país, por eso decidieron establecerse aquí. A pesar de ser italianos decidieron ponerme un nombre de origen japonés porque querían que destacara en mi familia – dijo la señora, divertida –Aprendí italiano en mis constantes visitas al país, cuando visitábamos a mis abuelos y demás familiares. Y fui a parar a Francia cuando a mi papá le hicieron una propuesta de empleo muy buena en ese país, así que nos mudamos cuando yo tenía 17 años. Ahí me tocó aprender francés, y fue poco después de mi llegada a Francia que, como imaginarás, conocí a Kano – le dijo Kairi con una sonrisa.

Sakura sonrió, y justo cuando iba a preguntarle más sobre su historia tocaron a su puerta. Suspiró, resignada. Esta vez era seguro que sí se trataba de Kenji.

-Debe ser Kenji – dijo la señora, corroborando su suposición. Se dirigió a la puerta para abrirla, y ella se levantó de la silla. Sólo faltaba que se pusiera las sandalias que usaría esa noche para estar lista.

La puerta fue abierta, y tras ella se encontraba Kenji. El pelinegro vestía un pantalón color crema, una camisa de botones al frente de color blanco y un saco a juego con unos zapatos de ese mismo color.

Lo que tiene de atractivo lo tiene de psicópata pensó viendo al hombre. Esa comparación decía mucho sobre la apariencia de él.

Kenji la recorrió con la mirada y sonrió.

-Tu es une vraie princesse, belle – le dijo el pelinegro.

Sakura contuvo el impulso de rodar los ojos por su halago.

-Los dejo. Kano y yo nos iremos antes al hotel – dijo la mujer. Le sonrió a Sakura como despedida y salió de la habitación.

Sakura suspiró cuando se quedó sola con Kenji.

-No estoy lista. Espérame abajo – le dijo ella.

Kenji sonrió y caminó hacia su cama, sentándose en ella.

-Estoy más cómodo aquí. La vista es espectacular desde este ángulo – le dijo él, viéndola a ella.

Sakura suspiró profundamente, mentalizándose para ignorarlo esa noche.

-Por cierto – dijo el hombre, llamando su atención –Creo que sabes que hoy seremos la pareja ideal. Bueno, de hecho lo somos, sólo que tú aún no lo has aceptado – le dijo con una sonrisa, y Sakura rodó los ojos.

-Como tú digas – murmuró sombríamente.

Ignorándolo, buscó sus sandalias, unas sandalias planas anudadas al tobillo con flores decorándolas de color blanco. Se las puso y se volvió a Kenji, quien tenía sus hermosos ojos grises fijos en ella, hasta que sonrió.

-Estoy seguro que no vas a olvidar esta noche juntos, belle – le dijo él. Sakura frunció el ceño por sus palabras, pero antes de que ella le dijera algo se levantó de la cama y caminó hacia ella, tomando una de sus manos –Vamos, tu mamá estará feliz de vernos juntos – le dijo. Sakura se zafó de su agarre y él sonrió - Si sabes que tenemos que llegar tomados de la mano, ¿Verdad? – le dijo.

Sakura lo fulminó con la mirada.

-Pues será hasta que lleguemos, porque no pienso tomar tu mano ahora – le dijo ella, y salió de la habitación.

Kenji la miró salir y sonrió. Si esa noche todo salía como lo había planeado lograría atar a Sakura a él.

Lo siento, belle. Pero serás mía aunque no quieras pensó.


Sakura frunció el ceño cuando llegaron al hotel. Había reporteros en la entrada del lugar.

Kenji miró su expresión con una sonrisa.

-Me alegra tener el apoyo de tu mamá. Se ha encargado de que nuestro compromiso se haga público aprovechando un evento familiar – le dijo, y Sakura se volvió a él, molesta. Sonrió -¿Lista para brillar con tu prometido como brillaste en la pasarela, belle? – le dijo, divertido.

Salió del auto y pretendía abrir la puerta de Sakura, pero la joven la abrió antes que él se acercara.

Al ver a la joven los reporteros se dirigieron rápidamente en su dirección. Kenji sonrió cuando miró que Sakura cerró los ojos y suspiró profundamente. Tomó su mano.

-Vamos, belle. Tenemos muchas portadas de revistas que protagonizar – le dijo. Sakura, sin opción, caminó a su lado, tomados de la mano.

Cuando estuvieron en el interior del hotel Sakura soltó la mano del hombre. A esas alturas ya todos sabían de su compromiso con él, ya que los cuestionamientos de los reporteros sobre su llegada juntos aumentaron cuando notaron su ostentoso anillo de compromiso.

Kenji sonrió.

-Nuestro compromiso se acaba de hacer oficial públicamente. Espero que te comportes a la altura, belle. No quiero que mi prometida aparezca en revistas de farándula tomada de la mano de otro hombre. Como lo hiciste en la feria del centro de Konoha, con Sasuke – le dijo, y Sakura se volvió a él, sorprendida.

-¿Aún continúas siguiéndome? – le preguntó ella.

Kenji se acercó a ella y para asegurarse de que no se alejaría la tomó de la cintura y la atrajo a él.

–Belle, hablaba en serio cuando te dije que eres mía. Y como veo que a ti aún no te queda clara esa parte de nuestra historia me he visto en la necesidad de hacerlo. Por cierto, es un buen momento para decirte que si sigues tan cerca de Sasuke me encargaré de sacarlo del camino mucho antes de lo que tenía previsto – le dijo, mirándola a los ojos, lo que le permitió apreciar el miedo en sus jades. Sonrió –Mira el lado bueno de esta situación: después de lo que pasará entre nosotros esta noche estoy seguro que entenderás que me perteneces y te alejarás de Sasuke. Y si te alejas de él ya no estará en peligro – le dijo él.

Sakura frunció el ceño y se soltó de su agarre.

-Escúchame bien: yo no soy ni seré tuya. Que te quede claro eso, porque voy a encontrar la manera de deshacerme de este compromiso – le dijo, y se alejó sin esperar respuesta.


Sakura subió directo a la terraza, y lo primero que hizo fue buscar a su mamá. La divisó conversando con unas personas que no conocía y que tampoco estaba interesada en conocer y se dirigió directamente a ella.

Cuando la pelirrubia la miró sonrió.

-Les quiero presentar… - estaba diciendo Mebuki a quienes se encontraban conversando con ella, pero Sakura la cortó.

-Necesito hablar contigo – le dijo, y la tomó de la mano sin esperar respuesta.

La arrastró hasta un lugar alejado de la terraza, y habría querido alejarse más pero su mamá la detuvo.

-¿Qué te pasa? – le dijo Mebuki.

-¿No era mejor una conferencia de prensa? Ah no, espera. Lo ideal habría sido una fiesta para celebrar este maldito compromiso. ¿Qué demonios estabas pensando cuando decidiste que la prensa debía cubrir mi entrada con Kenji? – le dijo Sakura.

La mujer frunció el ceño, molesta.

-A mí no me hablas así… - estaba diciendo Mebuki, pero Sakura la cortó nuevamente.

-¡Te hablo como yo quiera! – le gritó la joven, furiosa –El respeto se gana, y tú has perdido el mío. Y no te equivoques, madre, que aquí la que me necesita eres tú. Si yo quiero mando a la mierda todo el compromiso y tu estúpido imperio perdería esa alianza que tanto sueñas. Dime, ¿Qué tengo yo que perder? – dijo -¿Tú amor? Nunca lo he tenido. ¿Dinero? No me importa. ¿El apellido Senju? Me harías un favor al quitármelo. Así que dime, ¿Qué tengo yo que perder? – volvió a preguntar y Mebuki no dijo nada. No había nada que decir. Sakura sonrió de medio lado –Así es. Yo no tengo nada que perder. Y dale gracias a Kami que no soy mala, porque tengo razones suficientes para tirar el imperio a la basura y sin remordimientos – le dijo ella, y sin importarle nada, se fue del lugar.

Mebuki iba a seguirla cuando Kenji se interpuso en su camino.

-No se preocupe. Voy a hablar con ella y la convenceré de no romper el compromiso – le dijo él.

-No creo que puedas hacerlo – dijo la mujer, y suspiró –Esto se me salió de las manos – dijo.

Kenji sonrió.

-Confíe en mí. Ella se va a casar conmigo – le dijo, y sin esperar respuesta, se fue.

Mebuki lo observó alejarse pensando que, de la manera que fuera, él debía convencer a Sakura.


Sakura llegó a la casa y subió directo a su habitación, abrió la puerta y se encerró. Se sentó en la cama y se cubrió la cara con las manos, conteniendo las ganas de llorar que tenía.

Suspiró profundamente. Tenía que calmarse.

Estuvo a punto de llamar a su tía para que viniera por ella, pero dado que era temprano y que nadie más aparte de los empleados estaban en esa casa decidió bañarse y luego irse con sus cosas al hotel donde se hospedaba Tsunade.

El agua le ayudó a relajarse y a despejar un poco su mente. Salió del baño con un vestido blanco de mangas cortas sin hombros con un lazo a la altura de la cintura, uno de los tantos vestidos que había traído con ella para esas vacaciones. Si era posible, le pediría a su tía que se fueran esa misma noche.

-El color perfecto para este momento, belle – dijo, sorpresivamente, Kenji.

Sakura se volvió a él, sorprendida por su presencia.

-¿Cómo entraste? – le preguntó, viéndolo de pie cerca de la puerta.

Kenji sonrió y sacó unas llaves de su bolsillo, agitándolas levemente.

-Veras, belle. Decidimos omitirte el pequeño detalle de que esta casa es mía – le dijo él.

Sakura frunció el ceño y maldijo a su mamá. Por eso había insistido tanto en llevarla a esa casa.

-¿Qué quieres? – le preguntó esta vez.

El hombre sonrió.

-Tus estadías en la casa de Sasuke no fueron de mi agrado – dijo él, evadiendo la pregunta de la joven, quien lo miraba con el ceño fruncido –Es muy tentador estar en una habitación con una mujer como tú, y fue imposible que no pensara que estando a solas con Sasuke podías entregarte a él. Luego lo pensé mejor y descarté esa teoría. Tú no eres así. No eres el tipo de mujer que se acostaría con alguien que aún no es su esposo. Lo veo en tus ojos. Irradias pureza y ternura. El que quieras ser virgen hasta el matrimonio es una hermosa demostración de inocencia, y siendo tu prometido me pertenece a mí, y estaba dispuesto a esperarte pero, ¿sabes, belle? – le dijo, quitándose el saco –Gracias a ti estoy descubriendo que la paciencia no es una de mis virtudes. Lo siento, pero no puedo esperarte hasta nuestra noche de bodas – le dijo finalmente, caminando hacia ella.

Sakura lo miró, aterrada por el significado de sus palabras. Retrocedió y evaluó sus opciones: podía encerrarse en el baño y esperar que alguien llegara a buscarla a su cuarto, quizá su mamá, o podía intentar esquivarlo y salir por la puerta de habitación. Dadas las circunstancias, el baño era lo más cercano, pensó mirando la puerta de reojo.

-Me tomé la libertad de acondicionar tu habitación para este momento. Hay un sistema de cerradura electrónica en esa puerta, así que descarta el baño. Cerré la puerta en cuanto saliste – le dijo él, adivinando su intención.

Sakura miró la puerta de la habitación con los ojos llenos de lágrimas.

-Si te acercas más grito – le dijo, ya cuando sólo los separaba la cama.

Kenji sonrió.

-No te molestes en hacerlo. Les di la noche libre a todos los empleados de la casa. Estamos completamente solos, belle – le dijo el hombre.

Sakura sollozó. Miró la puerta de la habitación y como su última opción, corrió hacia ella rodeando la cama para evitar que Kenji le bloqueara el paso, pero él ya había previsto su movimiento y corrió en esa misma dirección, logrando tomarla de la cintura antes de que pasara.

-No te voy a dejar ir esta vez, Sakura – le dijo.

La cargó y la tiró a la cama, colocándose rápidamente sobre ella. Sujetó sus muñecas y con sus piernas apresó las piernas de ella, evitando que ella lo pateara. Sakura forcejeó en un intento de soltarse de su agarre, pero Kenji no la soltó. Por el contrario, sujetó con fuerza sus muñecas con una sola mano y repartió besos por su cuello, bajando hasta llegar a la altura de sus senos, mientras con su mano libre acariciaba su pierna. Sakura trató de soltarse de su agarre, pero no pudo.

-Por favor, detente – le rogó entre sollozos.

Kenji sonrió y comenzó a morder su cuello, mientras su mano subía acariciando su pierna hasta llegar a su cadera. Acarició su vientre y deslizó su mano por su ropa interior, introduciendo dos dedos dentro de ella, provocando un grito de ella ante la intromisión.

-Te daré dos opciones – le dijo, mientras sus dedos salían y entraban con fuerza en ella, quien lloraba del asco y del dolor que le producía sentir sus dedos moverse en su interior –Si decides entregarte a mí no seré brusco contigo y puedo hacer que lo disfrutes, pero si te resistes como lo has hecho hasta ahora no tendré el más mínimo cuidado contigo, y te dolerá mucho, así que no me obligues a hacerte daño, porque lo seguro es que no vas a salir de esta casa sin haber sido mía – le dijo finalmente.

Sakura sollozó pero dejó de forcejear. Sólo le quedaba una oportunidad, y rezaba para que todo resultara como ella lo estaba pensando.

Kenji sonrió al ver que ella ya no se resistía, sacó sus dedos de su interior y soltó sus muñecas para desabotonarse la camisa, dejando ver sus pectorales marcados y con sus manos acarició su cuerpo, delineando cada curva que tocaba.

-Te he anhelado todo este tiempo – le dijo al oído, para bajar a su cuello y comenzar un camino de mordidas en él.

Sakura sólo lloraba sintiendo repulsión por cada caricia del pelinegro. Quería que parara, pero no podía hacer nada porque sabía que no podría luchar contra su fuerza.

Decidido a pasar a otro nivel, Kenji liberó las piernas de la joven de su agarre para desnudarla, sin saber que ese era el momento que Sakura estaba esperando. Con sus piernas entre las de él, la joven le dio una patada en sus partes nobles que lo hizo retorcerse de dolor, cosa que aprovechó ella para empujarlo con sus manos para sacárselo de encima y bajarse rápidamente de la cama para correr hacia la puerta. Por los nervios le costó abrirla, aunque gracias a Kami él no la había encerrado y salió corriendo de la habitación. Cuando estaba al borde de las escaleras sintió que él la tomaba del brazo y presa del pánico se libró del agarre dándole un manotazo que, aunque sirvió para deshacer el contacto, le hizo perder el equilibrio y terminó cayendo por las escaleras.


¡Yo!

Un día inusual para aparecerme a actualizar, ¿verdad?

Pues, ¿qué les digo? Me moría por traerles la continuación de la historia, este cap cargado de emociones fuertes que estoy segura nadie esperaba. Ojalá el capítulo les guste, porque pese al final, que sé que me van a matar por haberlo dejado así, tuvo un momento importante de la historia, aunque creo que el maldito de Kenji se robará la atención.

Aprovecho para comentar los reviews del cap pasado:

UchihaSaku1: ¡Dejar a todxs con la intriga es mi pasión xD! Lo hice en este cap también (creo) Ojalá la actualización te guste y sigas comentando mi historia. Un Abrazo!

DULCECITO311: Mebuki lo volvió a hacer en este cap, al planear todo para que el compromiso se hiciera público, y por sus palabras creo que vas a sacar nuevas conclusiones sobre ella. Me alegra que te haya gustado la escena SasuSaku, fue muy bonito para mí escribirla y es reconfortante saber que gustó. Esperaré ansiosa tu opinión sobre este cap, porque estoy segura que una parte, o mejor dicho, una frase puede hacer que se te acelere el corazón xD Un abrazo!

AnnadeAsakuraK: ¡Bienvenida a las Dos Caras de Sakura! Me alegra mucho que te haya gustado el capítulo y te animaras a comentar mi historia. Ojalá tenga tu opinión de esta actualización en los reviews. Un abrazo!

Chibi Sakurita: Aquí está lo que esperabas, saber qué pasaría con el baboso de Kenji, como tú le dices xD. Aunque creo que después de este cap el calificativo sobre él de tu parte cambiará, y te darás cuenta que no estaría genial que Sakura se casara con Kenji. Significaría la muerte para ella, creo que este capítulo es una muestra de eso. Estaré esperando tus reacciones sobre el cap. Un abrazo!

Uuuuf, este capítulo fue difícil de escribir, y a decir verdad estoy nerviosa por sus reacciones sobre él. Espero que logre atraparlos y mantenerlos con ganas de saber qué sucederá a continuación, sobretodo porque se vienen momentos difíciles para Sakura (si, es spoiler xD)

Nos vemos en Junio!

Notas:

Tu es sans aucun doute belle significa "eres indudablemente hermosa"

Sei tutto una principessa significa "eres toda una princesa"

Tu es une vraie princesse, belle significa "eres una verdadera princesa, hermosa"