Canción: 76, Sin saber por qué de Vanessa Martin.
Propuesta por Chia Moon.
Personajes: Wizardmon, Tailmon, Patamon, Tentomon.
Wizardmon confiaba en Tailmon. Le era imposible no hacerlo pese a que no sabía por qué. Ella había ayudado en la batalla por el Digimundo sin pedir nada a cambio, pero sabía que ese no era el motivo por el que sentía que podía confiar en ella. Desde la primera vez que la vio supo que ella era una amiga y el tiempo le mostró que no estaba equivocado.
También estaba su deseo por protegerla. Sabía que no era necesario, que era fuerte, la había visto pelear y derrotar a Digimon que la superaban en tamaño, pero no podía evitarlo. Había algo en él que le decía que quería cuidarla, que deseaba que fuera feliz. En ocasiones sentía como si la conociera, pero eso era algo que le parecía absurdo e imposible.
La guerra terminó y Bagramon, al igual que todo su ejército, fue derrotado. La paz había vuelto al Digimundo y Tailmon había llegado hasta él. Vivieron juntos por un tiempo hasta que notó que ella debía ir a otro lado. Decidió acompañarla.
Ambos digimon se dirigieron al digimundo, pero no al mundo que Wizardmon conocía. Las diferencias eran pequeñas, pero estaban allí y eso fue lo que le hizo saber dónde estaba.
—¡Tailmon! —Patamon fue el primero en aparecer y se veía notablemente preocupado —, que bueno que llegaste, no sabemos qué hacer —luego se dirigió al digimon que la acompañaba —. ¿Wizardmon?
—¿Qué está pasando?
—No lo sabemos —en esa ocasión fue Tentomon quien habló. Su mirada se encontraba posada sobre Wizardmon, parecía sorprendido y preocupado —, nuestros camaradas han desaparecido y queremos encontrarlos.
Wizardmon reconoció la mirada en el rostro de Tailmon. Era la misma expresión que tenía cuando le dijo que no la reconocía. No le gustaba verla de ese modo.
—¿Tienen alguna idea de dónde pueden estar?
Varios digimon se mostraron apenados. Wizardmon también tuvo la sensación de que algo andaba mal y no podía entender el motivo de ese sentimiento.
—No del todo, pero hemos logrado comunicarnos —Tentomon continuó hablando —, o al menos escribirles, podemos verlos, pero...
Las miradas en los rostros de los otros digimon le hicieron saber a Wizardmon que las cosas eran más serias de lo que sospechaba.
—Ellos no parecen recordarnos —terminó Tentomon —, ni siquiera responden a nuestros mensajes.
—No importa, seguiremos intentando y cuando nos reunamos con ellos, podremos descubrir la verdad de todo.
Wizardmon sonrió, feliz de ver en la digimon la fortaleza que tanto admiraba. No sabía qué era lo que estaba pasando ni entendía el motivo de la angustia en esos digimon que parecían conocerlo, pero confiaba en Tailmon y eso le parecía suficiente.
