NT: Los nombres, lugares y otros detalles aquí mencionados pertenecen a la saga de Harry Potter creada por J.K. Rowling y las adaptaciones cinematográficas del mismo nombre por parte de Warner Bros. El fanfic en su idioma original pertenece a Winterblume, yo sólo lo traduzco.
Hola hola! Una semana más aquí, el final de semestre se acerca cada vez más así que he dejado preparados varios capítulos para poder subirlos en estas semanas y no dejar la historia abandonada tanto tiempo. Estaré publicando las actualizaciones cada jueves por la noche horario de México, o en su caso el día viernes.
Jamás creí que la mayor parte de los lectores provendrían de Alemania, qué interesante.
Para Fran: Toda la razón! Lo importante es compartir las teorías, y a que no son tan diferentes ¿eh? Coincidimos en algunos puntos. Realmente Marc es bastante difícil, la quiere y todo eso, pero no creo que lo ayude mucho a mantenerse en una sola pieza. A ver qué pasa entre Tom y él, esperemos no lo mate un día de estos jiji
Para Astrid: Gusto en conocer a otra Slytherin, espero disfrutes este capítulo, un saludo.
Esperando estén muy bien, cuídense mucho y a leer!
-VR.
Ultima Ratio
Capítulo 27
Encapuchados
Lentamente fueron pasando las semanas, pero la nieve y el hielo estaban reacios a abandonar el castillo de Hogwarts. Dentro de los muros, el año escolar continuaba como si nada excepcional hubiese pasado. Como si no hubiera un visitante de otro tiempo caminando por sus corredores, incluso la propia visitante poco a poco cayó en la tentación de pensar que todo estaba bien. De alguna manera, realmente lo estaba. Todavía había ratos donde Hermione era golpeada por las dudas, pero empujaba con rapidez todos los pensamientos del futuro, viajes en el tiempo y varitas invencibles lo más lejos posible.
La vida ahí en los años cuarenta, aunque a veces era muy molesta, le había empezado a gustar. Hermione incluso logró soportar las detenciones increíblemente molestas de Legifer, y sus compañeras de escuela lentamente abandonaron su comportamiento hostil. Parecían estar acostumbrándose a su relación con el popular prefecto de Slytherin. Algunas de ellas todavía la despreciaban, Hermione podía decirlo, pero obviamente habían perdido el interés de emboscarla y hechizarla.
Pero por encima de todo, la vida en los años cuarenta era segura. Era increíble ser capaz de despertar por las mañanas y saber que lo más probable es que viviría para ver el final del día. No tenía que preocuparse por dónde iba a dormir la noche siguiente, no necesitaba tomar comida mientras trataba de no ser vista por cualquier malvado mago oscuro.
Y no tenía que luchar para encontrar las piezas de un alma destrozada, e intentar destruirlas desesperadamente. Ahí, estaba a salvo. No le arrebatarían a nadie, nadie iba a morir.
La vida, por una vez era
... agradable.
Eso era mucho más de lo que Hermione nunca habría esperado. De vuelta al futuro, todo había parecido estar deteriorado, la esperanza la había dejado como sus amigos y familiares. Ellos habían muerto mientras que la oscuridad la había rodeado lentamente hasta que todo el color había desaparecido de su vida. Hasta que ella misma había muerto. Su cuerpo todavía respiraba, pero sentía como si la vida la hubiera abandonado hacía mucho tiempo.
Sin embargo, ahora Hermione se sentía extrañamente mejor. Sus pesadillas habían parado de infestarla despiadadamente cada vez que se quedaba dormida. Los fantasmas de su pasado parecían haber tenido piedad y la habían dejado sola. Hermione estaba increíblemente agradecida por ello y sabía a quién tenía que agradecerle por su felicidad recién descubierta. Lo grotesco de toda su situación a veces todavía la golpeaba, pero ya no tan a menudo.
De alguna manera su vida parecía estar dividida. Estaba su antigua vida, y mirando hacia atrás, parecía ser tan oscura y ensombrecida por el dolor y la tristeza. Por supuesto que también había habido algunos rayos de esperanza, a Hermione no le gustaba mucho pensar en sus amigos ya que la cadena de pensamiento siempre la llevaba a recordar la forma en la que todos habían muerto, pero ella nunca lo olvidaría. Por mucho que le doliera recordar su antigua vida, nunca se arrepentiría de haber conocido a todas aquellas personas que todavía significaban el mundo para ella.
Pero ahora ahí estaba su nueva vida. Segura y feliz. Separada y protegida de su antigua vida. Ahí alguien la protegía de la oscuridad que siempre amenazaba con desbordarse de su antigua vida. Mientras, Hermione atesoraría siempre los buenos recuerdos que tenía de sus queridos amigos, y estaba inmensamente feliz de haber encontrado a ese alguien en el pasado. Con Tom a su lado, era muy fácil olvidar los peligros y temores de su antigua vida.
Sí, la vida era agradable. Así que Hermione no estaba preparada para cuando la oscuridad decidiera visitarla de nuevo...
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Hermione caminaba por Hogsmeade. Era sorprendente los pocos cambios que ocurrirían en los próximos cincuenta años. Ese Hogsmeade de los años cuarenta era casi exactamente el mismo pueblo que Hermione conocía de su tiempo. Tenía a Honeydukes, lleno de estudiantes que compraban plumas de azúcar o alguna otra cosa de su notable diversidad. Unos pasos más y Hermione pasó la tienda de broma de Zonko. Y 'Las Tres Escobas' estaba a sólo un tiro de piedra.
Mientras paseaba por la calle principal, Hermione miró su reloj. Todavía le quedaba más de media hora para reunirse con Tom. Así que decidió entrar en Las Tres Escobas. Definitivamente tenía el ánimo como para una de esas celestiales tazas de chocolate caliente que vendían allí. Al entrar a la tienda, vio a Weasley y a Longbottom sentados en una de las mesas. Hermione vaciló un poco, pero luego se acercó a ellos y se sentó junto a Weasley.
—¡Hey! —dijo mientras sus ojos vagaban nerviosamente sobre Longbottom.
Una cerveza de mantequilla estaba frente a Longbottom, quien otra vez hacía todo lo posible por ignorarla por completo.
—Oh, hola, Mione. —dijo Weasley con buen humor, obviamente tratando de aligerar el ambiente.— ¿Qué estás haciendo aquí tan sola? Pensé que querías quedarte en el castillo.
—Sí, lo hice. —dijo Hermione.— Pero entonces Tom me pidió encontrarlo en Hogsmeade.
Como era de esperar, Hermione pudo ver un ceño fruncido bastante enojado aparecer entre las cejas de Longbottom, que ahora parecía como si acabara de morder un limón.
—Entonces, ¿siempre haces lo que ese idiota te dice? —preguntó Longbottom sarcásticamente.
Hermione trató de ignorar su amargada burla. Desde que se había enterado de ella y Tom, se había distanciado de ella. Todavía le dolía parecer haberlo perdido como amigo. Pero todavía tenía la esperanza de que de alguna manera, Longbottom la perdonara. Sabía que no se comportaba mal a propósito. Simplemente no le agradaba Tom.
Hermione se alegró de que en ese momento la camarera de Las Tres Escobas llegara a su mesa y le preguntara a Hermione que quería pedir. Hermione estuvo un poco sorprendida al no ver a Madam Rosmerta, hasta que recordó en qué período de tiempo estaba varada actualmente. Finalmente pidió su chocolate caliente sin mirar demasiado a la extraña nueva o más bien vieja camarera.
—¿Qué estás planeando hacer hoy? —preguntó Weasley después de que la camarera se fuera de nuevo.
—Hm, no estoy segura. Caminar por Hogsmeade, supongo. —Respondió Hermione.— A menos que Tom haya planeado algo más.
—Oh, si tienes suerte entonces tal vez Tommy-boy te lleve a Madame Puddifoot —Longbottom le lanzó, su voz tropezándose con desprecio.
Hermione lo miró y se preguntó si su decisión de entrar en Las Tres Escobas había sido una buena idea después de todo. Realmente extrañaba el tiempo donde Longbottom no la odiaba. Después de todo, realmente le agradaba. Él era uno de sus mejores amigos. O lo había sido...
Tiempo después Hermione dejó Las Tres Escobas. Fue algo torpe. Weasley hizo todo lo posible para mejorarlo, y Hermione evitó volver hablar de Tom, pero Longbottom no formó parte de la conversación en absoluto. Realmente lo echaba de menos como amigo, Hermione apretó más su capa alrededor de ella mientras caminaba por la calle principal de Hogsmeade. Lentamente estaba llegando la primavera, pero el clima en Escocia siempre era más bien frío. Se encontraría con Tom en diez minutos. Sabía que Tom era una persona increíblemente puntual, realmente odiaba esperar a alguien, por lo que Hermione se apresuró por la calle a su lugar de reunión. Por otro lado, —pensó divertida mientras ralentizaba sus pasos.— Siempre es divertido ver a Tom perder la calma.
Acababa de pasar un camino lateral cuando escuchó a alguien gritar:—¡Ayúdenme!
Ella se detuvo en seco, ese grito provenía de la calle lateral que acababa de pasar. Con su corazón latiendo más rápido, Hermione miró la calle. Era un callejón bastante estrecho apiñado entre dos casas, no pudo ver más lejos ya que había una esquina a no más de cinco metros calle abajo.
—¡Ayuda! —gritó de nuevo la voz. Era una voz femenina, Hermione pudo escucharla ahora.
Miró a su alrededor, pero no había nadie más cerca. Parecía estar sola en eso. A quienquiera que esa persona le gritara, era evidente que necesitaba un poco de ayuda. Hermione sacudió su muñeca y sintió que su varita aterrizaba en su mano, luego corrió hacia el callejón oscuro. Rápidamente llegó a la esquina y giró. No había nadie. Pero al final de la calle había otra esquina, así que Hermione corrió por la calle. Aunque llamarla 'calle' era un poco excesivo ya que este callejón ni siquiera tenía dos metros de ancho.
—¡Ayuda! —La voz gritó de nuevo desesperadamente.
Hermione dobló la esquina a toda prisa, con la varita todavía firme en mano. El callejón se ensanchó y se transformó en algo así como un patio trasero. El suelo estaba pavimentado con mugrientos y grises adoquines, las casas que lo bordeaban eran lo suficientemente altas como para sumergir el patio trasero en la penumbra. Hermione dejó de correr y entrecerró los ojos para distinguir algo en el crepúsculo. Allí, en el otro extremo del patio pudo ver una oscura figura. ¿Tal vez esa era la persona que necesitaba ayuda? Se preguntó Hermione, pero los escalofríos que como dardos le recorrieron la espalda le dijeron lo contrario. Apretó la varita y dio otro paso hacia el patio trasero.
—¿Quién eres? —preguntó Hermione, su voz era firme aunque no se sentía segura en absoluto.— ¿Gritaste por ayuda?
La oscura figura se movió y dio unos pasos en dirección a Hermione.
—Sí, fui yo quien gritó —dijo la figura, era la misma voz femenina que pedía ayuda sólo unos minutos antes. Pero ya no parecía en pánico. En todo caso, sonaba triunfante.
Hermione vio a la figura mover su brazo, luego susurrar algo en voz baja y la siguiente vez que habló, su voz ya no era femenina. Era una profunda voz masculina que le silbaba agresivamente a Hermione.
—Pero no necesito ayuda. Aunque no puedo decir lo mismo de ti.
Al instante, Hermione levantó su varita y apuntó hacia el hombre que estaba a pocos metros de distancia. Para su horror, vio por el rabillo de sus ojos que algo se movía detrás de ella. Arriesgó una rápida mirada hacia atrás y su corazón se hundió cuando se dio cuenta de que otros tres hombres aparecieron en el pequeño patio trasero, ahora estaban de pie por donde ella había llegado, bloqueando su única vía de escape. Respiró hondo y volvió a mirar al primer hombre, sus ojos ya se habían adaptado a la penumbra y podía verlo con más detalle. Era un hombre alto, de pelo castaño corto y la mueca en su rostro lo hacía ver brutal. Sus ojos se posaron en su mano, y Hermione vio que había sacado su varita, con sobresalto se dio cuenta de que llevaba una capa negra. Una capa muy familiar. Había visto ese estilo de capa antes. ¿Pero dónde?
Entonces la golpeó. ¡En el apartamento de Flamel!
Los hombres que la habían atacado allí no habían tenido las capas tan desgastadas como estas.
—¿Qué quieres? —Hermione le siseó con fuerza al hombre.
Ahora pudo ver una sonrisa maliciosa en el rostro del hombre.
—Sabes lo que queremos, DeCerto. —El hombre le gruñó agresivamente.— ¡El libro!
Hermione tomó un fuerte aliento. ¿Sabían su nombre?
—Dánoslo, —el hombre le escupió.— y no te haremos daño.
Hermione necesitaba salir de esa situación, esos hombres estaban tras el manuscrito de Peverell. Ella nunca lo entregaría. De todos modos, incluso si lo hacía, nunca la dejarían en paz.
—Sabemos que fuiste tú quien robó el libro. ¡Ahora, devuélvenoslo! —el hombre gruñó amenazadoramente.
La adrenalina se precipitó a través de ella mientras consideraba sus opciones. Ese patio era un callejón sin salida, la única vía era el pasillo por el que había venido. Ese camino estaba bloqueado por los tres hombres a su espalda, se preguntó brevemente por qué pensaban que necesitarían cuatro personas para superarla. ¿No confiaban en su talento con la varita o simplemente eran cautelosos en protegerse? Hermione supuso que lo segundo.
Se habría aparecido pero Hogsmeade, al igual que todo gran asentamiento mágico, tenía barreras anti-apariciones. Claro que una vez se había aparecido a través de las protecciones del Callejón Diagon con la ayuda de la Magia Mayor, pero no se creía capaz de recrear la hazaña. Mientras el líder de esos hombres hablaba, Hermione fue capaz de sentir una fina red de magia en el aire. Parecía ser una especie de protección, una combinación de hechizos silenciadores y encantos repelentes. Obviamente esos hombres no eran aficionados.
Ahora se arrepentía de haber descuidado el entrenamiento de la Magia Mayor. En una verdadera situación de combate era casi imposible usar la Magia Mayor y a la vez concentrarse en táctica y lucha. Parecía que Hermione tendría que utilizar una buena táctica para combatir a esos hombres. No había manera de evitarlo, ya que entregar el libro sin duda no era una opción.
Normalmente, Hermione habría sido capaz de manejar a cuatro oponentes por su cuenta, pero estos hombres se habían colocado estratégicamente bien. Ella estaba frente al líder con otros tres oponentes a su espalda, eso hizo que la lucha contra ellos fuera extremadamente difícil, ya que podrían atacarla desde dos lados diferentes. También habían elegido muy bien el lugar de combate, ese patio era un callejón sin salida. Sólo la estrecha calle podría ser utilizada como una única vía de escape. Hermione tuvo que admitir que la habían acorralado bastante bien.
—¡El libro jovencita! —El líder de sus atacantes gritó otra vez, mientras extendía una mano hacia ella.
Hermione tomó una decisión, rápidamente y sin advertencia agitó su varita. Con un pulso, una luz verde salió de ella extendiéndose hacia el líder. Inmediatamente después volvió agitar su varita y pensó:
¡Scutulatus!
El fuerte escudo de cuerpo completo apareció a su alrededor, protegiéndola con eficacia de los hechizos que ahora golpeaban su espalda en el escudo. Hermione pudo sentir que el escudo tiraba en gran medida de su magia cuando las maldiciones que llegaban se estrellaron contra él. El líder blandió su varita y una maldición amarrillo-grisácea salió de la punta de su varita. Hermione sintió que los pelos de la nuca se le erizaron por el poder que irradiaba la maldición, se tiró hacia un lado para evitar la maldición mientras pensaba.
Definitivamente no son aficionados.
Alcanzó una de las paredes de la casa y se dio la vuelta rápidamente, mientras tanto todas las maldiciones se estrellaron contra su escudo. No sería capaz de mantener el escudo mucho más tiempo. Pero al menos, su posición había mejorado. Tenía una pared a su espalda y podía enfrentarse a todos sus oponentes. Pero una vez más, esos hombres volvieron a posicionarse bien. Formaron un semicírculo a su alrededor enviándole maldición tras maldición, el escudo de Hermione se estaba debilitando por segundos.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Hermione había tenido que luchar en una batalla real. Su última pelea de verdad había tenido lugar de vuelta a su período de tiempo en el Ministerio. Pero parecía que el tiempo había vuelto por ella para desempolvarla*, de lo contrario esos hombres sin duda la matarían.
Extendió la mano agarrando su varita a un lado. Entonces, al mismo tiempo eliminó su escudo y blandió su varita del mismo modo que haría una espada para cortar a alguien horizontalmente por la mitad. Con el movimiento cortante de su varita una enorme barra apareció en el suelo destrozando los adoquines, la barra siguió el movimiento de la varita de Hermione, y el semicírculo que sus oponentes habían formando a su alrededor se había convertido en una desventaja. Cada uno de ellos fue alcanzado por la fuerza del hechizo, cuando terminó la maldición, una cuchillada profunda atravesó toda la longitud del callejón. Hermione se dio cuenta de que había sido capaz de golpear completamente a cada uno de sus oponentes. No todos habían logrado levantar un escudo y la fuerza de la maldición los había golpeado y arrojado contra la pared en el lado opuesto del patio. Uno yacía en el suelo sangrando por un profundo corte en el pecho. Los tres hombres restantes habían tenido más suerte, ya que habían logrado conjurar un escudo. Hermione se dio cuenta de que su líder estaba todavía entre ellos.
De repente, una brillante maldición vino corriendo hacia ella. Uno de sus oponentes la había atacado de nuevo, Hermione no tuvo tiempo de levantar un escudo así que sólo saltó fuera de la trayectoria. Se estrelló contra la pared de una casa y escombros cayeron sobre ella. Había sido un fuerte golpe pero Hermione sabía que nadie la oiría ni acudiría en su ayuda, ya que todavía estaba dentro de la burbuja de los hechizos protectores que sus oponentes habían colocado.
El polvo de la pared de la casa destruida oscureció su visión por lo que notó demasiado tarde la maldición que llegaba. Trató de esquivarla pero golpeó su codo izquierdo, un agudo dolor le atravesó el brazo seguido por la repugnante sensación de sangre fluyendo por su antebrazo izquierdo. Hermione volvió sobre sus pies mientras apuntaba la varita al suelo y susurraba:
¡Fulgur!
Un flash eléctrico de magia se disparó por el piso buscando la siguiente persona en el suelo. El hechizo era poderoso, y al mismo tiempo muy peligroso ya que no había manera de guiar la dirección en la que iba a golpear, haciendo que la maldición fuera inservible si luchaba con un compañero. Pero de todos modos, en ese momento Hermione estaba sola así que usó la maldición. Observó satisfecha como el hombre que estaba más cercano a ella de repente fue envuelto por brillantes chispas de magia que lo golpearon furiosamente. Después de unos segundos, el hombre cayó al suelo, inconsciente.
Hermione no tuvo tiempo de disfrutar la victoria ya que la próxima maldición llegó volando hacia ella. Cruzó los brazos frente a sí y luego los extendió a los costados mientras pensaba.
¡Subsisto!
Un grueso escudo amarillo apareció ante ella y la maldición se estrelló contra él. El escudo absorbió la fuerza de la maldición y el color del escudo cambió a naranja pero antes de que Hermione pudiera hacer algo más vio una segunda maldición volando hacia ella. No tuvo tiempo de hacer nada, así que sólo se concentró en mantener su escudo. La maldición se estrelló con fuerza en el escudo. El color de su escudo volvió a cambiar. Cambió de un color naranja oscuro a un alarmante color rojo antes de parpadear y extinguirse por completo, la maldición sólo había sido debilitada ligeramente por el escudo pero ahora continuaba su camino hacia Hermione.
Chocó dolorosamente contra su pecho y Hermione se quedó sin aire cuando golpeó la pared detrás de ella con fuerza. Se deslizó hacia abajo y puntos negros bailaron a través de su visión, pero se las arregló para aferrar su varita. Trató de concentrarse a través del dolor y apuntó la varita a sus opositores.
¡Contendo! —pensó Hermione.
Los trozos de escombros de la pared de la casa destruida comenzaron a dispararse hacia los dos oponentes restantes. Hermione vio dos luces azules resplandecer. Habian sido capaces de levantar un escudo, los trozos de piedra se estrellaron contra los escudos y no pudieron causar daño. Antes de que Hermione pudiera levantarse o atacar a los magos camuflados de negro nuevamente, vio dos maldiciones volando hacia ella. Agitó su varita temblorosamente, logró conjurar un frágil escudo. La primera maldición golpeó su escudo pesadamente y Hermione sabía que no era bueno. Cuando la segunda maldición se estrelló contra el débil escudo, se rompió y dejó que la maldición corriera imperturbable hacia ella. La golpeó en el pecho y ella se estrelló de nuevo contra la pared detrás de ella, el dolor se extendió por el cuerpo de Hermione paralizándola, no pudo evitar que su varita resbalara de su mano y aterrizara con un traqueteo sobre el pavimento.
De lo siguiente que fue consciente, fueron de las fuertes manos que la agarraron por el cuello, brutalmente levantándola. La visión de Hermione volvió a aclararse y fue capaz de reconocer al líder de sus atacantes mirándola fijamente con malicia. La sostuvo por el cuello y la empujó dolorosamente fuerte contra la pared detrás de ella, sobre su hombro Hermione vio al otro hombre en el patio trasero ahora destruido, aún apuntándola con la varita.
—¡Impresionante señorita! —El líder escupió con rabia apenas controlada en su voz.— ¡Pero esto será lo más lejos que podrás ir!
La empujó aún con más fuerza contra la pared y Hermione apenas pudo respirar. El líder levantó la mano derecha y la abofeteó con fuerza.
—¿Dónde está el libro? —gritó con furia en su rostro.
Hermione lo miró con los ojos muy abiertos. Estaba asustada, pero no iba a darle lo que quería. Mientras lo miraba fijamente fue capaz de ver algo que había pasado por alto previamente, su capa negra tenía un escudo familiar. El hombre levantó la mano y volvió a golpear a Hermione en el rostro. Su cabeza fue arrojada a un lado, sintió que su labio se partía y que sangre fluía por su barbilla.
—Sólo lo preguntaré una vez más —dijo el líder con voz amenazadoramente baja.— ¿Dónde está el libro? —Con cada palabra que decía la estrellaba brutalmente contra la pared.
Hermione estaba empezando a entrar en pánico. Le era imposible alcanzar su varita, e incluso si se las arreglaba para recuperarla de alguna manera, no estaba en condiciones de volver a luchar con esos hombres. Su brazo izquierdo palpitaba dolorosamente donde su codo se había abierto, su pecho le dolía por lo que era doloroso respirar y se sentía un poco enferma y mareada. Hermione miró al hombre que aún la sostenía dolorosamente fuerte.
—¡Eso es todo! —gritó el hombre furiosamente. Luego apuntó su varita directamente sobre su rostro mientras todavía la mantenía en su lugar con la otra mano.— ¡Haré que te arrepientas de no cooperar con nosotros!
Hermione cerró los ojos y esperó a que la maldición, sin duda dolorosa la golpeara.
—¡Dejala ir! —Escuchó una voz firme …una voz firme muy familiar.
Hermione abrió los ojos nuevamente, y un gran alivio se apoderó de ella cuando vio a Tom a pocos metros de la entrada al patio trasero. Estaba de pie en el callejón que conducía a la salida, con un aire de autoridad, mientras sus ojos grises vagaban sobre la escena frente a él. Hermione vio preocupación parpadear por los ojos de Tom mientras la miraba, pero luego su mirada se volvió rápidamente helada.
El hombre que sujetaba a Hermione volvió la cabeza para ver a Tom con ojos entrecerrados. El otro hombre se había girado y apuntaba la varita hacia Tom. Tom también había sacado su varita, pero él la mantenía con indiferencia a un lado, con la punta hacia el suelo.
—¿Quién eres? —el líder siseó a Tom agresivamente.
Los ojos de Tom se centraron en el hombre. Tenía una expresión indescifrable en su rostro mientras arqueaba una ceja con elegancia.
—No lo repetiré, —Dijo con voz controlada al hombre que sujetaba a Hermione.— ¡déjala ir!
El líder simplemente soltó una carcajada y dijo con voz divertida y despreciativa—Yo no recibo órdenes de niños de escuela.
De inmediato Hermione pudo ver un cambio en la expresión de Tom. Su rostro todavía mantenía cuidadosamente una máscara de leve curiosidad, pero Hermione vio un destello mortal brillando en sus ojos grises. Cuando Hermione notó este ligero cambio en su apariencia, también hubo un cambio en la magia que les rodeaba. Fue sólo un pequeño cambio pero ¿cómo no notarlo? Había sido el blanco de la magia de Tom demasiadas veces. Eran las primeras señales cuando dejaba salir su furiosa y oscura magia.
—¡Acábalo! —Ordenó el líder al otro hombre con pereza.
El hombre siguió la orden de su líder y de inmediato envió una brillante maldición amarilla hacia Tom. La maldición era muy poderosa, Hermione podía sentir su magia a pesar de estar pocos metros de distancia. La maldición crujía amenazadoramente a medida que avanzaba hacia Tom. Las comisuras de la boca de Tom empezaron a formar una sonrisa oscura mientras observaba la maldición, agitó la varita en un pequeño y elegante movimiento de mano. Sin embargo, la maldición amarilla, continuó su camino sin perturbarse hacia él.
El hombre quien había disparado la maldición hacia Tom sonrió triunfalmente al ver que la defensa de Tom había sido inútil. No se dio cuenta de que Tom no estaba preocupado en lo más mínimo, finalmente la maldición amarilla llegó a Tom. Pero cuando entró en contacto con él, no pasó nada. Simplemente ardió a través de Tom, como si él no estuviera allí en absoluto y continuó su camino hasta golpear la pared detrás. Con un fuerte chasquido la pared explotó y la maldición dejó un enorme cráter, la sonrisa oscura en el rostro de Tom se ensanchó cuando observó al hombre frente a él contemplando fijamente con incredulidad el cráter en la pared y después a Tom de nuevo.
—¡Buen intento! —dijo en voz extrañamente serena, aunque una frialdad aterradora subyacía en su tono.— Ahora, es mi turno ¿no es así?
Por primera vez durante el duelo Tom levantó la varita y apuntó a su adversario. Al instante una oleada de oscura y maligna magia inundó el pequeño patio trasero, Hermione sintió el crudo poder de la magia de Tom rasgando su cuerpo mientras observaba al oponente de Tom dar un nervioso paso hacia atrás.
Una viciosa sonrisa bailó alrededor del rostro de Tom cuando suavemente susurró en voz baja— ¡Aqua Latus!
De la varita de Tom no salió ningún hechizo visible, pero de repente el hombre frente a él soltó la varita y se apretó la garganta con ambas manos. Hermione observó con los ojos muy abiertos como el hombre tosía y escupía agua, su rostro se volvió rojo mientras se dejaba caer de rodillas, todavía tosiendo agua. Tom rió con frialdad hacia su oponente antes de agitar la varita de nuevo y arrojar al hombre a un lado. Chocó fuertemente contra una pared y se quedó tumbado en el suelo, todavía tosiendo débilmente.
Tom instantáneamente perdió interés en el hombre y enfocó sus ojos en Hermione y el otro hombre que todavía la sujetaba. Tom tenía una mirada asesina en el rostro mientras fulminaba con ella al líder de los atacantes de Hermione.
—Tu última oportunidad. —La voz de Tom ya era mortalmente fría y Hermione pudo ver un inquietante brillo rojo en sus ojos grises.— ¡Suéltala!
Pero el líder no hizo tal cosa. Aumentó la presión sobre el cuello de Hermione y apuntó la varita hacia su garganta.
—¡Arroja tu varita o maldigo a la chica! —El líder le siseó amenazadoramente a Tom mientras empujaba la punta de su varita dolorosamente en la garganta de Hermione.
Tom se quedó mirando al hombre durante unos segundos con el rostro en blanco. Entonces, de repente, se rió cruelmente antes de burlarse del hombre:— Como quieras.
Hermione observó horrorizada como Tom realmente tiraba la varita. Sintió que el hombre que la sujetaba se relajaba un poco cuando también vio la varita de Tom volando por el aire. Con un suave golpe la varita aterrizó en el suelo, a sólo meros metros de Hermione y su captor, al instante en que la pálida varita tocó el suelo, fuego explotó de la punta y algo salió de ésta. Hermione rápidamente notó que era una serpiente hecha completamente de fuego. Luego escuchó a Tom sisear siniestramente y sabía que le estaba dando órdenes a la serpiente en parsel.
El hombre que aún la sostenía ahora apuntaba la varita hacia la serpiente de fuego enviando una maldición hacia ella. Pero la serpiente siguió deslizándose hacia él, impertérrita por las desesperadas maldiciones que el hombre enviaba. Con rapidez llegó a los pies del encapuchado y comenzó a enrollarse alrededor de sus piernas subiendo. El hombre gritó de dolor cuando el fuego de la serpiente lo tocó, quemando de este modo su ropa y piel. Ya había llegado a su cintura y seguía envolviéndose con fuerza alrededor de su cuerpo, el hombre gritó de dolor cuando la serpiente lo quemó. Hermione, por otro lado, no podía sentir el calor que irradiaba la serpiente. El hombre soltó a Hermione y se tambaleó hacia atrás, todavía tratando de conseguir quitarse la serpiente, pero sólo logró quemarse las manos.
Durante todo el tiempo Tom observó la escena frente a él con fría diversión. Aunque ahora que el hombre había soltado a Hermione, Tom avanzó con confianza hacia su varita tendida en el suelo, la recogió y luego miró pensativamente al hombre que luchaba con la serpiente de fuego, mientras una sonrisa oscura todavía tiraba de las comisuras de su boca. Después de un rato, Tom parecía haber encontrado un hechizo que podía usar o simplemente podría haberse aburrido de ver al hombre quemándose por más tiempo. Agitó la varita perezosamente, la serpiente de fuego desapareció y el hombre fue arrojado brutalmente, golpeó el suelo con fuerza a pocos metros de distancia donde permaneció acostado.
Ahora que el hombre la había soltado y el peligro inminente había terminado, Hermione se deslizó por la pared contra la que había estado presionada. Los múltiples daños de su cuerpo volvieron a golpearla. Todavía podía sentir la sangre fluyendo por su antebrazo izquierdo, su pecho dolía con cada respiración que tomaba y su mandíbula estaba latiendo dolorosamente donde el hombre la había golpeado. Ella sintió que alguien le agarraba la barbilla y se la levantaba suavemente, Hermione miró un par de preocupados ojos grises. Tom estaba en cuclillas delante de ella. Se sintió aliviada al notar que el aterrador brillo rojizo había dejado sus ojos completamente.
—¿Hermione? —Dijo en voz baja sin rastro de la cruel frialdad que antes había en su cálida voz.
Ella se inclinó hacia delante, puso sus brazos alrededor de Tom y se aferró a él. Colocó su cabeza sobre su hombro y cerró los ojos. Estaba cansada y agotada, entonces sintió a Tom poniendo sus brazos alrededor de su cintura acercándola más a él. Se sentía tan bien protegida en sus brazos. Después de un rato la soltó, la agarró suavemente por los hombros y la sostuvo con el brazo mientras la escaneaba. Una arruga apareció en su rostro cuando su mirada vagó sobre su mandíbula y el labio que aún sangraba.
—¿Estás herida en algún otro sitio? —Tom le preguntó suavemente.
Hermione asintió con la mirada.— Mi brazo. Y fui golpeada por una maldición que no conozco.
El ceño entre las cejas de Tom se profundizó cuando dijo eso. Entonces se levantó y tiró de ella para que estuviera de pie. Fue golpeada por una ola de vértigo cuando se levantó, agarró el brazo de Tom para mantener el equilibrio.
—Debemos irnos, —dijo mientras escaneaba el destruido patio trasero y a los hombres inconscientes tumbados donde habían caído.— no queremos que nos encuentren aquí, especialmente por cualquier refuerzo que pudan tener.
Hermione asintió y dejó que Tom la tomara por el brazo y la condujera por el callejón trasero.
Antes de volver a la calle principal de Hogsmeade, Tom le preguntó en voz baja:— ¿Qué querían esos hombres de ti?
Hermione se tensó involuntariamente ante su pregunta, no podía revelarle la verdadera razón por la que la habían atacado.
—No lo sé —respondió en voz baja.
Por un momento, Tom no respondió nada, continuó arrastrando a Hermione detrás de él. Luego dijo, todavía en voz bastante inquietante,— Entonces déjamehacer una suposición. —no se volvió a mirarla.— Estaban detrás del libro.
Hermione se detuvo en seco, lo miró con ojos muy abiertos. Él también se había detenido y la miraba con el rostro en blanco.
—¿Qué libro? —preguntó Hermione lentamente en voz baja mientras seguía mirando atónita a Tom.
Él la miró con calma y luego dijo sin pestañear,— El libro que Peverell escribió. El libro que le robaste a Nicolas Flamel el día que nos encontramos por primera vez durante las vacaciones de Navidad.
Hermione siguió mirándolo fijamente. ¿Cómo lo sabía? Ella nunca había mencionado nada sobre el libro en frente de él.
—Así que, ¿es verdad? —Tom preguntó ligeramente.— Quieren el libro, quiero decir.
Hermione miró hacia otro lado. De todos modos, ahora que sabía la verdad no había ninguna razón más para negarlo.
—Sí, —susurró Hermione. Luego volvió a mirar a Tom y le preguntó:— ¿cómo sabes sobre el libro?
Tom inclinó un poco la cabeza mientras seguía a mirándola con calma antes de decir:— No soy estúpido, te conozco.
No explicó nada más, agarró a Hermione de nuevo no muy gentilmente, y la arrastró tras él.
—¿Por qué no me dijiste sobre el libro? —Tom le preguntó inesperadamente. Hermione no podía dejar de notar la frialdad que nuevamente se filtraba en su voz.
No podía responder, había muchas razones por las que no se lo había dicho. Cada una de ellas era una buena razón, pero sabía que a Tom no le gustaría en absoluto. Ya habían llegado a la calle principal que conducía a Hogsmeade, Hermione vio a estudiantes de Hogwarts paseando por la calle, charlando con los demás y disfrutando de un día de descanso. Tom no les prestó ninguna atención. Continuó arrastrándola detrás de él, su agarre en el brazo ahora era dolorosamente fuerte.
—¿Por qué robaste el libro? —le preguntó con brusquedad.
¿Qué podría contestarle? ¿Que necesitaba el libro para encontrar la manera de viajar al futuro? ¿Que era una viajera en el tiempo de más de cincuenta años en el futuro?
...¿Qué solía luchar contra su homólogo mayor?
Hermione no podría decirle nada, así que nuevamente se mantuvo en silencio, lo cual no mejoró el estado de ánimo ya de por sí enfurecido de Tom. Seguía tirando de ella con furia detrás de él. Tropezó mientras trataba de seguir el ritmo. Al otro lado de la calle vio a Weasley y a Longbottom caminando por la calle, ahora ambos los miraban. Hermione solo esperaba que no se acercaran. Tom estaba lo suficientemente irritado en este momento sin Longbottom para provocarlo.
—¿A dónde vamos? —le preguntó con timidez.
—¿A dónde crees? —respondió con brusquedad, su tono era frío.— A la enfermería de Hogwarts.
Hermione se detuvo al instante.
—¡No! —dijo en voz bastante alta.
Tom también se detuvo y se dio la vuelta para mirarla. Definitivamente la ira brillaba a través de su máscara en blanco mientras la miraba. Hermione recordó desagradablemente los primeros días donde se conocieron, cuando Tom aún solía amenazarla.
—Hermione, —dijo entre dientes de mal genio.— estás herida. Por supuesto que tienes que ir a la enfermería.
La agarró por el brazo y trató de tirarla tras él, pero ella se resistió contra su agarre.
Él volvió a enfrentarse a ella y gruñó,— Tu brazo tiene un corte, estás sangrando y fuiste golpeada por un hechizo desconocido. ¡Voy a llevarte a la enfermería!
—¿Estás loco? —Hermione le susurró.— ¿Qué voy a decirles cuando me pregunten cómo me hice daño? ¿Que algunos magos oscuros están detrás de mí porque robé un libro antes de que ellos tuvieran la oportunidad de robarlo?
Tom la miró con rabia. Luego tiró del brazo con dureza, se inclinó hacia ella y le dijo al oído:— Está bien, no voy a llevarte a la enfermería. Pero volveremos al castillo.
Hermione miró sus ojos grises. Sabía que estaba furioso porque no le había dicho sobre el libro. Pero además de la ira brillando en sus ojos pudo ver otra cosa. Tom estaba preocupado por ella.
Hermione ahora sentía su conciencia muy culpable. Miró hacia sus pies y dijo con voz débil y apagada,— Sí.
Tom entrecerró los ojos. Evidentemente, esperaba más resistencia. Pero entonces la agarró del brazo y tiró de ella de nuevo. Hermione lo siguió todo el camino por Hogsmeade.
Apenas habían alcanzado el sendero que conducía a Hogwarts cuando ella susurró,— Lo siento.
Tom suspiró y desaceleró un poco, su agarre se volvió más suave y se volvió hacia ella.
—Eso fue realmente peligroso. Podrían haberte hecho daño en serio. —dijo en voz baja, mientras sus ojos la escaneaban con ansiedad.
Debió haber estado muy preocupado —se dio cuenta Hermione.
Tom le pasó un brazo por los hombros y la atrajo hacia él. Hermione sintió que se relajada cuando se inclinó hacia él. Tom se inclinó en su dirección y suavemente rozó sus labios contra los de ella, evitando cuidadosamente tocar la dolorosa herida en su labio, antes de susurrar:
—Vamos al castillo.
Hermione sonrió y asintió.
_._._._._
—¿Cómo crees que le esté yendo a Amarys? —le preguntó Weasley a Longbottom mientras paseaban por la calle.
Acababan de salir de Las Tres Escobas y se dirigían a Zonko.
—Realmente no lo sé, —Longbottom respondió con una sonrisa en el rostro.— todavía me sorprende que en realidad le pidiera una cita.
Weasley rió.— Sí, bueno, uno de estos días tenía que suceder. Creo que Stella Lovegood lo ha estado esperando durante un tiempo.
—Sí, —Longbottom tuvo que reírse también.— ¿tal vez deberíamos buscarlos? Todavía tengo una de esas varitas bromistas por aquí. —comenzó a hurgar en los bolsillos de su túnica.— Podríamos deslizar una de esas varitas en el bolsillo de Amarys, y la próxima vez que trate de impresionarla con su la varita... ¡zas!
—Sabes, eres cruel Marc. —Weasley reprendió a su amigo. Pero luego agregó con picardía:— Creo que fueron a Madame Puddifoot.
Entonces se dio cuenta de que Longbottom había dejado de reír y miraba con enojo algo al otro lado de la calle. Weasley siguió su mirada y de inmediato descubrió la razón de la ira de Longbottom: Tom Riddle.
—¿Qué está haciendo? — siseó furioso el rubio Gryffindor.
Pudieron ver como Riddle agarraba a Hermione por el brazo y tiraba brutalmente de ella tras él. Ella parecía tener problemas en seguirlo y se tambaleó detrás de él tratando de no perder el equilibrio. Entonces le susurró algo a Riddle. Ni Longbottom ni Weasley pudieron entender lo que estaba diciendo, ya que estaban demasiado lejos. Pero sea lo que fuere, Riddle pareció despreciarla en respuesta. Entonces ella se detuvo tras él y la escucharon gritar algo más bien desesperada— ¡No!
Riddle se volvió hacia Hermione y la miró. Longbottom y Weasley no pudieron ver la cara de Hermione ya que les daba la espalda, pero sí pudieron ver la de Riddle. La miraba amenazadoramente. Había furia brillando en su rostro que de otro modo estaría plasmado con su fastidiosa máscara en blanco. Él le susurró algo a Hermione y entonces la agarró del brazo tratando de tirar de ella. Ella se resistió; era evidente que no quería seguirlo. Su resistencia pareció enfurecerlo aún más ya que le gritó algo.
—La está amenazando. —Longbottom susurró furiosamente antes de sacar su varita.
—¡No hagas nada precipitado! —Weasley trató de calmar a su amigo.— Vamos a tratar de acercarnos.
Longbottom asintió con una sombría expresión en su rostro, pero no guardó la varita. Luego ambos se arrastraron más cerca de Hermione y Riddle, tratando de no llamar la atención del Slytherin. A medida que se acercaron a la pareja vieron como Riddle volvía a tomar el brazo de Hermione tirando de ella con violencia. Aún tenía una mirada asesina en el rostro cuando se inclinó hacia ella y le susurró algo al oído, Longbottom y Weasley finalmente estuvieron en el rango de audición cuando Hermione le respondió a Riddle.
—Sí —dijo con voz pequeña y extrañamente sumisa.
El agarre de Longbottom sobre la varita se tensó al oír la asustada respuesta. Pero antes de que Weasley y él llegaran a Hermione, Riddle la agarró de nuevo del brazo y tiró de ella. Los dos chicos de Gryffindor trataron de seguirlos, pero resultó ser bastante difícil ya que las calles de Hogsmeade estaban atestadas de estudiantes. De repente la pareja fue tragada por el gentío.
—¡Maldita sea! —gruñó Longbottom tan alto que un grupo de primeros años, que acababan de pasar saltaron de la sorpresa y lo miraban con los ojos enormes.— ¡Ese odioso cretino! ¿Has visto cómo la trataba?
—Sí —dijo Weasley en voz baja. Estaba demasiado perturbado por eso mismo.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —Longbottom preguntó frustrado.
—No lo sé, —dijo Weasley.— pero el camino por el que van es hacia el castillo. Volvamos y esperemos a Hermione en la sala común.
_._._._._
Hermione y Tom entraron en el castillo a través del vestíbulo. Estaba agarrada a su brazo, apoyándose un poco. El corte en el codo izquierdo ahora le ardía dolorosamente y le dolía el pecho, donde la maldición la había golpeado durante la pelea. Se frotó la mandíbula que le palpitaba sordamente donde el hombre la había golpeado.
¿Cómo podía haber sido tan imprudente cayendo en esa estúpida trampa?
¿Y esos hombres? ¿De dónde salieron? ¿Por qué iban tras el libro de todos modos? Y sobre todo ¿cómo sabían su nombre? Eran enemigos fuertes y obviamente bien entrenados en la lucha. Era bastante inquietante que hubieran logrado encontrarla.
Hermione notó que Tom la llevaba hacia las mazmorras.
—¿A dónde vamos? —le preguntó.
—A la sala común de Slytherin. —respondió brevemente.
Hermione lo miró con las cejas alzadas.
—No me mires así. Yoquería llevarte a la enfermería. Realmente no se que tienes contra los Slytherin de todos modos. —dijo Tom exasperado.— Eres un poco prejuiciosa ¿no es así?
Hermione se rió de eso. Era bastante gracioso, teniendo en cuenta de quien venía ese comentario. Tom entrecerró los ojos, pero no dijo nada. No quería irritarlo más ahora que parecía haber olvidado lo del libro de Peverell, por lo que permaneció en silencio.
Tom la condujo a través del laberinto de pasillos, hasta que se detuvo delante de una inadvertida pared de piedra desnuda y húmeda. Entonces dijo entre dientes:— ¡Putus!**
Hermione puso los ojos en blanco por la contraseña tan poco original, era tan Slytherin. Sin embargo, parecía ser la contraseña correcta cuando la puerta de piedra escondida en la pared, se abrió. Tom entró por la puerta y arrastró a Hermione tras él. Se sentía un poco nerviosa ya que nunca había entrado en los dominios de Slytherin, de vuelta en su período de tiempo siempre había tratado evitar acercase a alguna parte de las mazmorras y la sala común de Slytherin. Debido a su condición de sangre los Slytherin nunca había sido muy amables, ahora estaba entrando en la guarida de las serpientes. Pero, Hermione trató de tranquilizarse, esta vez nadie sabía que era hija de muggles.
Tom seguía sosteniéndola, así que Hermione no tuvo más remedio que seguirlo. Entró en la sala común de Slytherin. La sala era una habitación larga y subterránea, las paredes estaban empapeladas de verde Slytherin, Hermione vio lámparas verdosas colgando del techo y varios sofás de cuero negro de aspecto suave se encontraban en la sala. Hermione vio a algunos Slytherin sentados en las sillas y sofás, haciendo deberes o simplemente charlando. Los estudiantes eran en su mayoría de primer y segundo año, ya que aún no se les permitía abandonar el castillo para ir a Hogsmeade. Pero Hermione también vio un par de estudiantes de mayor edad sentados en la sala.
Se dio cuenta de que muchos estudiantes los miraban discretamente. Si hubieran estado en la sala común de Gryffindor, los estarían mirando abiertamente o incluso se acercarían a ella y le preguntarían si necesitaba algo. Los Slytherin obviamente, eran diferentes. Trataban de parecer poco interesados en Hermione, pero al mismo tiempo la observaban preguntándose qué hacia exactamente ahí. Hermione se preguntó qué harían si hubiera venido sin Tom, apretó su mano con más fuerza. Tom, por otra parte no parecía darse cuenta de las miradas de sus compañeros de casa o simplemente no le importaba. Empezó a caminar hacia una escalera en el lado opuesto de la sala común.
—¿Ya de regreso Riddle? —Hermione escuchó una profunda voz preguntar, cuando pasaron junto a uno de los sofás de cuero negro.
Tom se detuvo y se volvió hacia la persona sentada en el sofá. Hermione no se sorprendió al ver a Ledo Avery sentado cómodamente en el sofá. Justo a su lado vio a Alfard Black, Primus Lestrange y Anthony Alba. Inconscientemente se acercó a Tom, realmente no le gustaba esa gente. Ahora la miraban con curiosidad, Hermione se preguntó qué pensaban de ella exactamente. Probablemente que era otra de esas chicas con las que Tom jugaba un poco. Sin embargo, lo más preocupante, era el brillo codicioso que pudo ver en los ojos de Avery mientras vagaban por su cuerpo.
—¿Y cómo eso es de tu incumbencia, Avery? —Hermione escuchó decir a Tom. Casi se estremeció al oír la frialdad autoritaria en su tono.
Parecía que el temible tono en la voz de Tom también inquietó a sus seguidores. Todos se encogieron un poco ante su respuesta.
—Por supuesto que no es asunto mío. Me disculpo, —dijo Avery apresuradamente en voz sumisa mientras miraba a temerosamente Tom.— sólo tenía curiosidad.
—Hmm, —dijo Tom mientras dejaba que su fría mirada se deslizara sobre Avery quien se congeló. Entonces, Tom continuó con voz amenazadoramente baja hacia Avery:— harías bien en frenar tu curiosidad donde yo esté involucrado.
—Por supuesto, —tartamudeó Avery temerosamente, sin atreverse a cruzarse con la dura mirada de Tom.
La mirada asesina de Tom abandonó a Avery, quien pareció exhalar aliviado. En cambio los fríos ojos de Tom vagaron sobre todo el grupo sentado delante de él.
Luego dijo con voz firme, dirigiéndose a todos los chicos sentados en el sofá,— Necesito algo de tiempo a solas en el dormitorio. Asegúrense de que nadie me interrumpa.
Una señal de lo realmente asustados que estaban esos chicos era que ninguno habló tras la declaración de Tom, pensó Hermione. Algo que cualquier otro grupo de chicos de esa edad sin duda habrían hecho si uno de ellos dijera que necesitaba un poco de tiempo a solas con su novia. Pero como era él, los chicos sentados en el sofá simplemente asintieron con la cabeza obedientemente.
Tom entrecerró los ojos antes de darse la vuelta y continuar hacia la escalera, arrastrando a Hermione detrás de él. Se sintió muy aliviada cuando bajaron las escaleras, dejando así atrás la sala común de Slytherin. Realmente no le gustaban los Slytherin, en realidad la asustaban un poco. Tal vez estaba relacionado con las malas experiencias que había tenido con ellos en su tiempo. La mirada de Hermione vagó hacia Tom que caminaba delante de ella. Él también era un Slytherin, tuvo que recordarse. Pero él no la asustaba.
... O al menos ya no.
Rápidamente llegaron al pie de la escalera, a un pasillo poco iluminado. Las paredes, el piso y el techo estaban hechos de roca sólida. Ese corredor parecía estar tallado en la piedra, Hermione supuso que estaban tan profundo bajo el castillo que los constructores de Hogwarts habían hecho las habitaciones y pasillos directamente en la roca.
Pasaron un par de puertas hasta que Tom se detuvo frente a una pesada puerta de madera oscura. La abrió y entró en la habitación, Hermione lo siguió. Lo vio agitar su varita y al instante las lámparas verdes que colgaban del techo se iluminaron y un fuego comenzó a crepitar de la chimenea en el otro extremo de la habitación.
Hermione miró alrededor de la habitación. Era, como el pasillo que acababan de pasar, excavado en la roca. Pero en contraste con las paredes desnudas de piedra y ordinarias del pasillo, las paredes de la habitación eran más sofisticadas. La piedra de las paredes estaban pulidas y reflejaban la luz proveniente de las lámparas de manera agradable. Un tapiz colgaba en las paredes aquí y allá. Hermione no se sorprendió al ver una gran serpiente verde deslizándose tranquilamente por un paisaje que mostraba uno de los tapices. En otro pudo ver dos caballeros con armadura luchando ferozmente entre sí, se adentró más en la habitación y vio la espesa alfombra de color verde oscuro en el suelo, sin duda, con la intención de proteger a los habitantes de esa habitación del frío que seguramente irradiaba desde el desnudo suelo de piedra.
Mientras Hermione observaba la habitación, Tom se dirigió a una de las camas. Ella se acercó a él, cada cama estaba separada de la siguiente por un biombo. Obviamente a los Slytherin les gustaba tener un poco más de privacidad de la que había en su propio dormitorio en Gryffindor. Hermione llegó a la parte de la habitación que pertenecía a Tom. Había un pequeño estante lleno de libros en la pared, a lado del anaquel había un armario. Parecía que los Slytherin no tenían que convivir todo el año con el baúl.
En ese momento Tom abrió uno de los cajones de la estantería y buscó dentro. Hermione se acercó a la cama justo al lado del biombo ricamente decorado y se sentó. Un edredón de color verde oscuro de terciopelo cubría la cama.
Hermione realmente no estaba sorprendida al notar cuan ordenado estaba todo cuando observó la parte del dormitorio de Tom. Tal vez debería conseguir que Tom limpiara su parte de la habitación en Gryffindor, así Legifer no estaría tras su sangre la siguiente vez que tuviera una de sus estúpidas inspecciones. A pesar de que eso probablemente decepcionaría a la profesora y de todos modos le daría a Hermione una detención. Tal vez por los falsos motivos de ser demasiado impredecible para convertirse en una obediente bruja ama de casa. Hermione se rió entre dientes ante ese pensamiento.
—No puedes estar tan mal si te puedes reír. —escuchó la suave voz de Tom.
Ella levantó la mirada y lo encontró de pie frente a ella. En sus manos llevaba un par de pociones y la miraba con una de sus cejas levantadas con elegancia. Hermione le sonrió. Él sólo suspiró ante esto, puso las pociones en la mesa junto a la cama y se sentó a su lado. Se volteó y se acercó a ella. Le tomó la cabeza y la giró para poder inspeccionar el corte en el labio y la mandíbula aún dolorosamente palpitante, Hermione vio los ojos de Tom estrechándose con ira mientras observaba su herida.
—Debería haber matado a ese bastardo. —Silbó tan amenazadoramente que lanzó escalofríos por su espina dorsal.
Tom tomó una de las pociones que puso sobre la mesita de noche. Luego evocó un paño blanco, puso un poco de poción en el paño y comenzó a frotar el labio cortado y la mandíbula cuidadosamente. Después de un tiempo cuando pareció estar satisfecho con su trabajo, volvió a dejar la poción en la mesa y con un movimiento de varita el paño desapareció.
—¿Qué más te duele? —Tom le preguntó a Hermione en voz baja.— ¿El brazo?
Ella asintió con la cabeza y luego se quitó la túnica negra, llevaba una blusa azul claro debajo. Mientras que la túnica negra había sido capaz de ocultar la sangre que fluía del corte en su brazo izquierdo, el rojo de la sangre ahora contrastaba con el color claro de la blusa. Hermione vio que su blusa tenía un corte donde la maldición había golpeado el codo izquierdo. El tejido alrededor del corte estaba empapado de sangre que parecía haber emanado hacia su antebrazo tiñendo también el resto de la manga.
Por el rabillo del ojo Hermione vio a Tom escanear su brazo lesionado con sus ojos grises, antes de decir en voz baja:— Este corte es bastante profundo, deberías haber dicho algo.
Hermione levantó el brazo y lo giró para tener una mejor visión del corte. Tenía un largo corte de al menos doce centímetros que iba desde el antebrazo sobre el codo hasta arriba del brazo. Realmente parecía profundo, Hermione tuvo que admitir. Pero no era tan malo, razonó. Había tenido peores.
—No, no es tan profundo. —sonrió a Tom.— ¿Ves? —dijo mientras doblaba el brazo.— Todavía está unido al cuerpo.
Tom volvió a suspirar con exasperación.— ¡Deja de jugar! —ordenó y agarró la muñeca izquierda de Hermione impidiéndole que doblara su brazo de nuevo.
Sacó la varita y la agitó sobre el brazo. Al instante la manga de la blusa desapareció. Entonces Tom comenzó a quitar suavemente toda la sangre de su brazo con otro paño que había conjurado. Cuando terminó, aplicó una poción en el brazo de Hermione. Ardió terriblemente en el corte, pero apretó los dientes. Con otro movimiento de varita Tom evocó una venda, que envolvió apretadamente alrededor del brazo de Hermione.
—Sigo pensando que tendrías que ir a la enfermería, —dijo Tom mientras revisaba que el vendaje no estuviera demasiado apretado alrededor del brazo.— podría dejarte una cicatriz.
Hermione se encogió de hombros— No sería la primera.
—No tienes que agregar una más entonces, —respondió con rapidez, mientras la miraba con severidad. Luego agarró su varita antes de entrecerrar los ojos y decir:— ¿Y fuiste golpeada por un hechizo desconocido?
Hermione asintió y luego añadió en voz baja:— Dos veces.
Tom la miró durante un momento y Hermione pudo ver un alarmante tinte rojo aparecer en sus ojos que de lo contrario serían grises. El control sobre la varita se apretó y ella percibió los primeros síntomas de su magia oscura chisporroteando alrededor.
—Realmente debería haber matado a ese bastardo. —dijo en un sepulcral tono frío.
Inspiró y pareció recuperar la compostura. La presión cercana de la magia oscura volvió a desvanecerse.
—Está bien, déjame ver si esos hechizos hicieron algún daño. —Dijo Tom y Hermione se sintió aliviada al ver que sus ojos volvían a ser gris claro.
Puso la mano izquierda ligeramente sobre su pecho mientras agitaba la varita en un complicado patrón y entonaba un encantamiento que Hermione nunca había escuchado. Notó un calor procedente de la mano en su pecho. Ese agradable calor se extendió lentamente por todo su cuerpo. Después de unos momentos Tom terminó el hechizo y retiró la mano.
—No creo que fuera algo serio, —le dijo a Hermione.— Pero no soy un sanador, tal vez deberías…
—Ir a la enfermería. —Terminó la frase por él.— Sí, sí, pero no voy a ir.
Una oscura mirada cruzó el rostro de Tom mientras fruncía el ceño. Hermione volvió a sentirse un poco culpable. Realmente había tenido miedo por ella y se estaba burlando de él. Ella se acercó a él en la cama y se acurrucó contra él mientras le echaba los brazos al cuello.
—No te preocupes,—Hermione lo calmó mientras lo miraba.— estoy bien.
Tom la contempló, aún el ceño fruncido. Pero a ella no le preocupó ya que vio dulzura brillando en sus hermosos ojos grises.
Tom deslizó los brazos alrededor de su cintura y la atrajo hacia él. Inclinó la cabeza hacia ella y le susurró:— Lo dudo mucho. —Antes de posar sus labios sobre los de ella. Hermione cerró los ojos cuando sintió que la besaba suavemente.
_._._._._
—¿Qué vamos a hacer ahora? —Longbottom preguntó frustrado.— Él podría haberla arrastrado a Merlín sabe dónde.
En ese momento Weasley y él estaban caminando por un pasillo cerca de la clase de pociones abajo en las mazmorras. Desde que habían visto a Riddle tirando de Hermione por Hogsmeade habían tratado de encontrarla de nuevo. Entonces, cuando llegaron al castillo decidieron esperarla en la sala común de Gryffindor pero Hermione no había aparecido. Después de un tiempo, Longbottom había perdido los nervios y había insistido en que deberían buscarla. En ese momento se encontraban buscando la entrada de la sala común de Slytherin, después de todo Riddle era un cruel Slytherin, por lo que Longbottom había razonado que debía haber arrastrado a Hermione a la guarida de las serpientes. Pero encontrar la entrada era más fácil decirlo que hacerlo, el laberinto de pasillos de las mazmorras era más que confuso. Los dos Gryffindor ni siquiera sabían como era la entrada de la sala común de Slytherin así que estaban buscando cualquier retrato enorme de Salazar Slytherin o de una serpiente. Pero hasta ahora no habían tenido ninguna suerte.
—No sé, Marc. —Contestó Weasley.— Pero esto es inútil, nunca encontraremos la entrada. Ni siquiera sabemos si ella está realmente allí.
—¡Lo sé! —Longbottom gritó airadamente.— ¡Voy a matar a ese bastado!
—Volvamos a nuestra sala común, —dijo Weasley tratando de calmar a su amigo.— estoy seguro de que aparecerá tarde o temprano.
—Sí—respondió Longbottom sombríamente.— Es decir, si Riddle no la ha matado ya.
Doblaron la siguiente esquina y chocaron directamente con un grupo de Slytherin.
—Oh ¿qué tenemos aquí? —Uno de los Slytherin se burló.
Al instante Longbottom se tensó cuando lo reconoció. Era el capitán del equipo de Quidditch de Slytherin, Ledo Avery.
—Miren esto, —continuó Avery, su voz llena de desprecio.— dos Gryffindorks aquí abajo. Que honor.
El grupo de Slytherin se rió con malicia.
—Cállate Avery —desairó Longbottom con vehemencia.
—Cuida tus modales,—se burló el Slytherin y luego preguntó presuntuosamente.— ¿qué hacen aquí? —Aunque después, sus ojos brillaron maliciosamente y dijo:— Ah, ya sé, están buscando a su pequeña amiga.
Longbottom se tensó, y gritó acaloradamente:— ¿Hermione? ¿Dónde la tiene?
La oscura sonrisa en el rostro de Avery se amplió.
—Bueno, resulta que sé dónde está, —dijo con sarcasmo antes de continuar en voz más bien perversa,— en el dormitorio de Slytherin. A solas con Riddle. —Avery observó divertido cómo el color desaparecía del rostro de Longbottom.— Pero realmente no sé lo que está haciendo con ella. —Terminó, pero guiñó sugestivamente a Longbottom.
_._._._._
Tiempo después, Tom llevó a Hermione de vuelta a su sala común. Sintió su brazo envuelto suavemente alrededor de su cintura, le había dicho que no tenía por qué acompañarla. Pero, obviamente, Tom se sentía un poco sobre protector después de haberla encontrado en ese patio trasero en Hogsmeade. No le importó ya que disfrutaba bastante del brazo envuelto de modo tranquilizador a su alrededor y el calor de su cuerpo.
Doblaron otra esquina cuando de pronto Tom dijo:— ¿Puedo echarle un vistazo al libro?
Hermione miró hacia los lados antes de decir en voz baja:— No.
Tom la miró con rabia. Sin embargo, Hermione observó que en ese momento en su rostro había más frustración que ira.
Luego resolló:— ¿Por qué no?
Ella respondió con voz firme— Porque es mi libro.
La miró por un momento, ella se preguntó si estallaría. Pero entonces Tom dijo en voz relativamente calmada,— Técnicamente es el libro de Flamel.
Hermione apartó la mirada antes de decir en voz baja,— Técnicamente es de Dumbledore.
Cuando Tom no dijo nada ella volvió a mirarlo vacilante. Se sorprendió al verlo sonriendo hacia el suelo con malicia.
—¿Robaste un libro de Dumbledore? —dijo con voz alegre.— Tengo que decir que lo encuentro bastante satisfactorio.
Hermione frunció el ceño. A veces era muy extraño.
Mientras tanto, habían llegado a la sala común de Gryffindor. Sin embargo, antes de que tuviera la oportunidad de ir hacia el retrato de la Dama Gorda, Tom serpenteó su otro brazo alrededor de ella y la apretó contra él. Luego se inclinó y le susurró al oído:
—Déjame ver ese libro.
—No, —dijo Hermione débilmente distraída por su cuerpo firmemente pegado contra el suyo, y la mano acariciando su espalda suavemente.
Tom se acercó aún más y casi pudo sentir los labios contra su piel mientras hablaba en voz seductora,— Vamos. Sólo quiero echarle un vistazo rápido.
Hermione se estremeció cuando sintió que la besaba en la mejilla. Entonces, su boca se arrastró hacia abajo y mordisqueó sensualmente su cuello mientras sus brazos aún la presionaban firmemente contra su cuerpo. Ella sintió como sus manos se deslizaban por su espalda agarrando la tela de su túnica negra.
—Sabes que ganaré de todos modos. —ronroneó Tom en su oído antes de comenzar a mordisquear el lóbulo de su oreja.
Hermione sintió su mano deslizándose por su espalda hasta encontrar el borde de su blusa. Su mano se deslizó por debajo de la blusa y comenzó a acariciar su piel.
—No, Tom. —dijo ella, aunque la mitad de su mente no prestaba más atención, sólo quería que continuara.
Tom pareció ser capaz de leer sus pensamientos, incluso sin utilizar Legeremencia y no se detuvo. Continuó pasando sus dedos sobre su piel desnuda, dejando tras de sí una sensación de hormigueo mientras que con la otra mano sostenía su cabeza suavemente y la inclinaba hacia un lado para poder trazar besos en su cuello. Hermione cerró los ojos, disfrutando de la sensación de sus labios en su piel.
—Muéstramelo —Tom susurró la orden muy seductoramente.
Sí, Hermione pensó aturdida ¿por qué no le mostraba el estúpido libro? Entonces podrían continuar con eso. Con ese pensamiento mentalmente movió la cabeza.
¿Mostrarle el libro?¡ Contrólate, Granger! ¡Por el amor de Dios!
Empujó las manos contra su pecho y dijo con voz jadeante pero por otra parte firme:— Dije que no.
De repente, una voz enfurecida gritó detrás de Tom,— ¡Ya la has oído, sucio bastardo! ¡Suéltala!
Tom se enderezó y se dio la vuelta hacia quien acababa de gritarle de esa manera. Cuando giró serpenteó un brazo alrededor de la cintura de Hermione tirándola contra su cuerpo. Cuando él se movió, ella fue capaz de ver a la persona justo en frente de la entrada de la sala común de Gryffindor. Era Longbottom. Su rostro se había transformado en una furiosa máscara púrpura mientras fruncía el ceño oscuramente hacia Tom.
—¡Dije que la sueltes! —Longbottom volvió a gruñir, jadeante por la rabia. Hermione frunció el ceño. ¿Qué estaba ocurriendo? No comprendía la cara de enfadado de Longbottom, no ayudaba de ninguna manera la máscara en blanco, que una vez más cubría cada una de las emociones de Tom. En cambio, cuando Tom escaneó al chico de Gryffindor una expresión bastante aburrida apareció en su rostro. Sin embargo, Hermione también notó que una oscura sonrisa jugaba alrededor de sus labios.
—Longbottom ¡que descortés! —reprendió Tom en tono tranquilo y condescendiente.— ¿No ves que estoy en medio de algo? Que grosero, no me extraña que estés en Gryffindor —Terminó, con una burla bastante insultante.
Después de ese pequeño discurso, Hermione vio a Longbottom ponerse aún más rojo. Y se dio cuenta de que sus manos estaban temblando de rabia contenida.
—¡Quita tus sucias manos de Hermione, monstruo! —Dijo finalmente, enfurecido.
Hermione sintió a Tom tensarse y como sus ojos se estrechaban peligrosamente. Incluso pudo sentir los primeros indicadores de magia negra en el aire. La sonrisa burlona dejó su rostro y un toque frío como el hielo apareció en sus ojos mientras fijaba la mirada en Longbottom.
—Ten cuidado, —dijo Tom, su voz era un silbido bajo, pero la amenaza que llevaba era inconfundible.— no quieres insultarme.
Hermione vio a Longbottom sacar su varita. Como resultado, la presión de la magia oscura danzando alrededor de Tom se intensificó de forma alarmante. Tenía que actuar ahora, decidió Hermione. Para que Longbottom no corriera el riesgo de ser hospitalizado, así que extendió una mano y la colocó suavemente sobre el brazo de Tom. Él no le prestó atención, siguió mirando amenazadoramente a Longbottom.
—Tom —Hermione susurró en voz tranquilizadora.
Tom lentamente desvió la mirada hacia ella, sus ojos grises todavía eran duros como el acero.
—Cálmate —dijo Hermione en voz baja mientras lo miraba con ojos suplicantes.
Los ojos grises de Tom, que no irradiaban más que odio vagaron de Longbottom antes de regresar hacia ella. Se sintió aliviada al ver que la furia ardiendo dentro de ellos, lentamente lo abandonada mientras la miraba.
Luego se inclinó hacia ella y le susurró al oído con frialdad,— La próxima vez, no serás capaz de detenerme.
Tom se incorporó de nuevo y le echó una última mirada llena de odio a Longbottom antes de darse la vuelta y dirigirse por el oscuro pasillo. Hermione observó su retirada, aliviada de haber sido capaz de detenerlo antes de que hiciera algo lamentable.
...Bueno, algo que al menos ella hubiese lamentado.
Hermione suspiró con cansancio y comenzó a caminar hacia la entrada de la sala común. Hoy simplemente no era su día. Mientras tanto, Longbottom había guardado la varita y le había abierto la puerta, Hermione lo miró rápidamente. Ya no parecía enfurecido. En cambio la preocupación parpadeaba por su rostro mientras la miraba.
¿Qué le pasaba? ¿Por qué había dejado de darle la espalda de repente? Habían pasado semanas y semanas desde la última vez que le había hablado con algo más que desprecio en su voz. ¿Qué había pasado? ¿La había visto luchando contra esos hombres encapuchados? Hermione se preguntó entrando en pánico. Mientras sus pensamientos volvieron de nuevo a esos hombres atacándola, se acordó del emblema que había visto en la capa oscura del líder. Ella lo conocía perfectamente. Un triángulo, un círculo y una línea en el medio...
—Siéntate, Hermione —Fue sacada de sus pensamientos por la suave voz de Longbottom.
Se encontró ante uno de los sofás de la sala común, Weasley y Lupin ya estaban sentados. Hermione frunció el ceño cuando vio en sus rostros la misma preocupación que había visto en Longbottom. Se sentó de todos modos. Ya estaba un poco cansada y su brazo todavía le ardía un poco, incluso después de que Tom lo hubiera vendado. Longbottom se sentó en la silla frente a ella y sacó su varita.
Lo agitó y dijo,— Muffliato.
Al instante el ruido alrededor de ellos disminuyó sonando amortiguado.
—Genial, finalmente lograste hacer el hechizo. —Dijo Hermione mientras sonreía a Longbottom.
Sin embargo, sonreír no fue muy buena idea, se dio cuenta cuando el corte en el labio volvió a dolerle. Ella hizo una mueca y se frotó con cautela la mandíbula magullada lo que causó que Longbottom frunciera el ceño.
Entonces Lupin preguntó con voz suave,— Hermione, ¿cómo te hiciste ese moretón?
Volvió la cabeza para ver a Lupin. Él seguía mirándola con preocupación en sus ojos.
—¿Qu... qué? —preguntó con voz débil.
Seguramente no sabían de la lucha y los hombres encapuchados ¿o sí? Eso conduciría a una gran cantidad de preguntas desagradables. Preguntas que no podía responder, Tom ya era suficiente malo con sus interminables inquisiciones. Hermione se movió ansiosa sobre su asiento en el sofá. ¿Sabían algo? ¿Qué iba a decir? se preguntó frenéticamente. Se encogió cuando sintió una cálida mano en su antebrazo.
—¿Quién te golpeó? —Le Lupin preguntó en voz baja.
Hermione desvió la vista de la mano en su brazo hasta el rostro de Lupin. ¿Qué podría decirle? ¿Qué unos locos peligrosos querían matarla? Eso definitivamente sería peor.
—¿Qu… ¿qué quieres decir? —preguntó con voz débil.
—Puedes decirnos, —Weasley dijo con voz suave. Él también la miraba con preocupación brillando en los ojos.
Entonces Longbottom dijo bruscamente:— Sabemos quién fue. No tienes que ocultarlo más.
Hermione dejó de respirar, sus ojos se dispararon hacia él. ¿Cómo lo sabían?
Pero después Longbottom dijo en tono furioso:— ¡Fue Riddle!
Los ojos de Hermione se abrieron mientras contemplaba a Longbottom con incredulidad.
—¿De qué estás hablando? —Finalmente preguntó confundida.
Longbottom se inclinó hacia ella, la miraba con...
...¿lástima?
—Te hemos visto en Hogsmeade. Te hemos visto con Riddle. —Por el rabillo del ojo Hermione vio a Weasley mover la cabeza con tristeza. Longbottom continuó,— Ese bastardo te trata como basura. Y ahora, obviamente te ha golpeado.
Hermione lo miró por un momento, tratando de entender de qué estaba hablando. Sus ojos se posaron sobre sus otros dos amigos sentados a su lado en el sofá, ellos la miraban con seriedad.
¿De qué estaban hablando? ¿Por qué pensaban que Tom la había golpeado? Sus pensamientos vagaron de nuevo a Hogsmeade. Había visto a Longbottom y a Weasley allí, entonces Hermione entendió. Ambos la habían visto cuando había discutido con Tom. Tom realmente había sido bastante intimidante, tal vez por eso suponían que la había golpeado. Pero eso era ridículo.
—No, no me ha golpeado. —Hermione dijo con voz firme.
El resultado fue ver a Longbottom fruncir el ceño con incredulidad.
—¿Quién fue entonces? —le preguntó.— Si no fue Riddle
—Um... fue... yo... —tartamudeó Hermione.
Se había metido en un buen lio, no quería que pensaran que había sido Tom pero tampoco podía decirles la verdad.
—Hermione, realmente deberías dejarlo. —Dijo Longbottom con compasión.
—¡No! —respondió apresuradamente.— Miren, él no lo hizo ¿está bien?
—Sabemos que te gusta, —dijo Weasley en tono suave.— pero no tiene derecho a tratarte de esa manera.
—No tienes que negarlo. Está claro que ese asqueroso cabrón está abusando de ti. —resolló Longbottom. Entonces, sus ojos se suavizaron y le preguntó:— ¿Te exige otras cosas?
Hermione lo miró y dijo indignada:— ¿De qué estás hablando?
—¿Te obliga a satisfacer sus necesidades sexuales?
Hermione se quedó mirando a Longbottom escandalizada.— No, ¿qué estás pensando? Él nunca haría algo así.
Se pasó una mano temblorosa por el pelo. Si eso no fuera tan condenadamente serio, hubiera sido casi divertido.
—Miren, —dijo Hermione con voz firme, mientras los miraba a los ojos.— No fue Tom. No puedo decirles quien me atacó. Pero tienen que creerme cuando les digo que Tom es inocente.
Podía verlo en sus ojos, no le creían una palabra. ¡Qué frustrante!
Pero en ese momento, estaba demasiado cansada para tratar con ellos. Cerró los ojos y se frotó el puente de la nariz antes de decir:— Discutiremos esto en otro momento. Estoy cansada.
Se levantó del sofá y se dirigió hacia la escalera que conducía a su dormitorio. Hermione casi pudo sentir cómo sus ojos la seguían, mirándola con preocupación.
De alguna manera era agradable saber que sus tres amigos de Gryffindor se preocupaban tanto por ella, significaba mucho que Longbottom hubiera abandonado, obviamente, su actitud hostil. Después de todo a él le gustaba e incluso quería protegerla. Pero en ese momento era irritante. Su mano tocó su mandíbula que seguía latiendo, como si Tom alguna vez hubiese hecho algo así, pensó con incredulidad. Por otro lado, Hermione podía entender su preocupación en que Tom la tratara así. El heredero de Slytherin a veces podía ser bastante aterrador.
Hermione llegó a su dormitorio y se acostó en la cama, sin molestarse en cambiarse cerró las cortinas. Dejó de pensar en los tres Gryffindor sentados en la sala común, probablemente hablando de su relación abusiva con Tom, para volver al incidente en Hogsmeade. Esos encapuchados ¿cómo habían logrado encontrarla? La única vez que la habían visto a parte de ese día era cuando había entrado en el apartamento de Flamel. En ese entonces los hombres no habían sabido quién era ella, habían estado tan sorprendidos como ella cuando la vieron ahí.
Era terrible que en pocas semanas, parecieran saber tanto sobre ella. Su líder se había dirigido a ella por su nombre, así que de alguna manera habían logrado encontrarla e identificarla, Hermione se preguntó cómo habían logrado eso. No pertenecía a este tiempo, así que no había mucha evidencia de su existencia. Pero esos hombres habían tenido éxito buscándola de todos modos e incluso habían sabido que esa mañana estaría en Hogsmeade y habían preparado una trampa.
Hermione se puso de costado, abrazando la suave almohada de Gryffindor.
Lo siguiente que la alarmaba era la fuerza de los hombres. Parecían estar bien entrenados, no era tanto el poder mágico lo que asustó a Hermione, era la forma en que habían trabajado juntos. Habían estado muy organizados con el líder a la cabeza, todo eso indicaba que no sólo eran un montón de simples asaltantes. Eran más como un equipo de soldados bien organizado. Hermione no quería pensar en lo qué hubiese ocurrido si Tom no la hubiera encontrado a tiempo.
Pero la pregunta más importante era la siguiente: ¿quiénes eran?
Cuando el líder la había agarrado y presionado contra la pared, Hermione había sido capaz de ver un emblema en su capa. El triangulo era la capa de invisibilidad, el circulo la piedra de la resurrección y la línea en medio representaba la Varita de Sáuco. Juntos representaban las Reliquias de la Muerte. Y…
Hermione apretó más la almohada.
Y era el símbolo de Grindelwald.
*NT:
Traducción original:
"[…] the time had come again for her to take off the gloves […]"
En inglés take off the gloves puede utilizarse como una frase para hacer referencia a tener cuentas pendientes con algo o alguien.
Como vi que en español la traducción literal no tendría mucho sentido y explicarlo agregaría más texto del que debería lo adapté como desempolvarse, haciendo referencia al tiempo que Hermione llevaba sin estar en una pelea real.
**NT (2):
Putus: Traducción en latín para "puro"
