Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi
Sus párpados estaban pesados, y sus pestañas se sentían frías contra sus mejillas. Su nariz se arrugó con picazón, dando lugar a un pequeño estornudo.
Luchando contra sus ojos resecos, finalmente logró abrirlos y a pesar de que al principio su visión estaba borrosa, logró enfocarla y observar su alrededor, sin moverse. Estaba rodeado por paredes rocosas y frente a él estaban los rastros de una fogata que acababa de apagarse.
Siendo más consiente de lo que eso significaba no pudo evitar alarmarse al sentir una manta sobre él y un peso desconocido sobre sus piernas.
Rápidamente trató de recapitular como había llegado ahí. Recuerdos de un frío tormentoso, su cuerpo mojado y sus pies pesados, llegaron a él.
No estaba solo.
Con eso registrado en su mente, se apresuró a levantarse, pero el peso en sus piernas lo detuvo. No había notado, que parte del calor que lo cubría era gracias a ese peso desconocido.
Cuando estaba decidió a levantarse nuevamente un sonido lo alertó, era un suspiro.
El peso en sus piernas comenzó a aligerarse y el frío del aire empezó a reclamar el lugar expuesto.
Dándose cuenta que el peso no era algo, sino alguien, cerró sus ojos y trató de calmar su respiración, fingiendo estar dormido.
Escucho los movimientos perezosos de la otra persona, entre sus pestañas entrecerradas, visualizo una silueta, era pequeña, pero no sé aventuró a investigar más, este personaje desconocido se encontraba dando vueltas en busca de algo.
Cuando parecía haberlo encontrado se dirigió de regreso hacia el joven presuntamente dormido. Este último cerro sus ojos nuevamente, se concentró en el sonido de los pasos del desconocido, y decidió que está sería su oportunidad.
Maniobro suavemente sus brazos y piernas y cuando estuvo seguro de que algún movimiento brusco no sería un problema, regresó a su falsa posición.
Cuando sintió la presencia lo suficientemente cerca de su rostro sin pensarlo tomó sus brazos y en un parpadeó se encontró sobre la presencia desconocida. Aunque gracias a su entrenamiento se le hacía fácil este tipo de cosas, debe admitir que algunas de sus articulaciones dolían de forma inesperada, quizás por el tiempo que pasó recostado sin hacer mucho.
Aún así, ahora se encontraba sobre su acompañante desconocido, el cual por suerte para él era más pequeño en tamaño, contra el piso y con los brazos sujetados a los lados de su cabeza, él pelicafe se encontró con unos ojos sorprendidos bajo él, unos grandes ojos azules como el cielo y unas mejillas rechonchas.
Era una niña.
Eso era bastante inesperado, sin pensarlo y como si sus brazos quemaran, él pequeño la soltó y se separó de la niña con los ojos extraños, todo esto con un leve sonrojó apenado pintando su rostro.
¡Gracias por leer!
Ammm los capítulos siguen siendo cortos, en su mayoría porque no se como describir más a fondo una situación je... Por otro lado, no se si tendrán una idea de quien es el pequeño pelicafe de estos dos últimos caps, pero lo sabremos en el próximo capítulo!
