— ¿Y no has pensado en pedirle que se queden?

Sacudió la cabeza, frustrado. Estaban en el salón, tras la cena, solos por supuesto. Tras el café, Severus se había refugiado en su laboratorio y allí seguía, no había salido a cenar con la excusa de una poción que no podía desatender.

Remus solo había necesitado preguntar "¿Qué pasa con Severus?" cuando Sirius había entrado en el salón tras acostar a los niños. Le había contado todo, tumbado en el sofá. Y se sentía bien, era liberador poder confiar en alguien, y más si ese alguien le conocía mejor que él mismo.

— Solo nos hemos besado una vez, creo que es pronto para plantearse vivir juntos —respondió molesto.

Su amigo soltó una risita que hizo que dejara de mirar el cuadro sobre la chimenea para mirarle a él. El rostro bondadoso tenía ese gesto, ese que tanto le molestaba de "Espabila Black".

— Ya vivís juntos. Sois lo más cercano a una familia.

— Somos, Remus, tú también vives aquí.

— Soy el tío pobre. En algún momento tendré que buscarme la vida, Padfoot.

Sirius se incorporó alarmado en el sofá. No podía perder a Remus.

— Eres la persona que está ayudando a criar a Harry.

— Podría hacer eso teniendo mi propia casa.

Exasperado se frotó la cara con las manos. Hacía meses que no tenían aquella discusión, pero debería haberla esperado con Severus en su casa.

— Rem, esta es tu casa. Si crees que la lejana posibilidad de que haya algo entre Severus y yo te va a servir como excusa para dejarnos, es que no me conoces aún lo suficiente.

Remus no contestó, y a Sirius le extrañó que no le replicara. Entonces se dio cuenta de que su amigo miraba hacia la puerta del salón y, sin levantar la mirada, supo que Severus estaba en la puerta.

— Creo que voy a acostarme —se disculpó Lupin, levantándose del sillón y saliendo del salón como había hecho esa mañana de la cocina.

Sirius permaneció tumbado en el sofá con los ojos cerrados. Su fino oído le indicó que Snape había tomado asiento en el sillón que acababa de quedarse libre. Y su instinto le dijo que si abría los ojos se encontraría la mirada oscura clavada en él.

— Si tienes algo que decir, dilo, estoy demasiado cansado para una discusión.

— ¿Lejana posibilidad?

— ¿Cómo lo llamarías tu?

Hubo un silencio, seguido por el sonido de los muelles del sillón al levantarse. Por un momento pensó que se iba a marchar sin responder, pero no.

Notó que le levitaba del sofá. Sorprendido, abrió los ojos a tiempo para ver a Snape sentarse donde había estado su cabeza. Cuando lo bajó, quedó apoyado en una de sus piernas. La máscara neutra seguía en su sitio, pero la mirada estaba fija en su cara y le acariciaba tímidamente el pelo.

— Podrías haberme pedido que me incorporara.

Se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa. Sirius no pudo evitar pensar que verlo sonreír era algo increíble. Y se lo dijo, porque uno de los dos tenía que hablar.

— ¿Es muy cursi decirte que cuando sonríes te cambia toda la cara?

Se sonrojó tanto que sintió que le ardían las orejas.

— Lo es —contestó, tratando de recuperar la compostura—. ¿Esas eran tus refinadas técnicas de conquista en el colegio?

Black no reaccionó como esperaba. Se puso serio y le dedicó una mirada intensa.

— ¿Serviría de algo disculparme?

Frunció el ceño, sin saber a qué se refería.

— Fuimos unos imbéciles en el colegio.

No respondió,no tenía sentido revolver en el pasado.

— Si te sirve de algo, —Estiró una mano para tomar una de las suyas— era envidia, primero porque Lily te hacía caso y luego por Regulus.

Siguió sin contestar, pero desvió la mirada al cuadro sobre la chimenea.

— Es pasado —murmuró al cabo de un rato.

Sirius tomó la mano que sujetaba y se la llevó a los labios. Se quedaron un rato allí, callados. La mano de Severus le masajeaba el cuero cabelludo, adormeciéndole. A la tercera cabezada, le agitó ligeramente.

— Deberías subir a acostarte.

Se levantó, más dormido que despierto. Pero no dejó pasar la oportunidad de agacharse y besarle antes de salir del salón.


Si antes lo llamo lento ayer... parece que avanzamos, ¿verdad? pues no os fiéis nunca de las apariencias, muajajajajajajaja. Mañana toca de nuevo pañuelito, voy avisando.

¡Nos vemos mañana!