Un paso a la vez

Notas: Esta es uno de las historias post El sol que-la luna que que mencioné. Decidí que en las voy a publicar como extras ya que no hay forma de crear series como en ao3 y siento que aunque sean historias autoconclusivas, no son independientes.


Querer cumplir las expectativas de los demás era algo natural.

O quizás no era tan simple, pues dependía de quién se trataba y de qué era lo que esperaba, mas una vez Kotetsu se daba cuenta, no podía simplemente fingir que no lo había hecho incluso si la otra persona no le había dicho nada.

En esos casos en los que era su intuición y no palabras lo que lo llevaba a descubrir que había expectativas puestas en él, a veces no atinaba a lo que la otra persona quería y sus esfuerzos resultaban en vano, en especial cuando se trataba de Kaede.

¿Cuántas veces no había estado seguro de que ella quería tal juguete famoso o tal moño o tal otro regalo y había resultado que era justo lo contrario?

Era más fácil cuando la gente hablaba y no le tocaba adivinar, aun si la presión de las palabras no siempre era agradable y podía ser incluso peor cuando se sumaba que lo que buscaban de él no era exactamente lo mismo que Kotetsu deseaba lograr. Eso pasaba principalmente en su trabajo; no era más que alguien quisiera darle prioridad al entretenimiento durante una situación de emergencia para que él desease traicionar sus expectativas y más de una vez Agnes se había quejado al respecto.

Al menos había personas que podía entender incluso si no decían las cosas de frente y en ese instante Kotetsu estaba frente a una de ellas.

La forma en la que Bunny estaba frunciendo el ceño mientras miraba su reloj delataba con total claridad lo que estaba pensando y que su expresión no se suavizara cuando Kotetsu se acercó y lo saludó terminó de confirmarlo.

—Querías que llegara a tiempo —dijo Kotetsu, sabiendo que su intento de adivinar era un acierto total y Barnaby no lo negó.

—Si lo sabes, no entiendo por qué llegas tarde.

—El tráfico no es mi culpa —se defendió Kotetsu. Él habría preferido no hacer esperar a su compañero, incluso si lo que tenían se hacer era ir a una sesión fotográfica en la que seguramente se enfocarían en Bunny y él sería el extra que pasaría gran parte del tiempo como la audiencia y no como uno de los protagonistas—. Había una calle cerrada y el desvío que tuve que tomar no ayudó y además...

—Tenemos que apurarnos —indicó Bunny, interrumpiéndolo e ignorándolo al mismo tiempo, y se dirigió a la moto que por lo visto usarían para llegar desde Apollon Media, un punto de encuentro que quizás no era el ideal en vista de lo ocurrido—. Tengo entendido que solo alquilaron el estudio por una hora.

La prisa y el mal humor de Bunny luego de que Kotetsu lo hubiese hecho aguardar unos minutos resultaron injustificados, pues no llegaron tan tarde y nadie pareció molesto, pues de por sí estaban todavía encargándose de los preparativos para la sesión y dicha sesión salió bien.

Las instrucciones para las poses (algo que nunca había sido el fuerte de Kotetsu) fueron claras, por lo que cumplir con las expectativas resultó ser fácil y tomaron más fotos incluyendo a Kotetsu de las que él había esperado. Después de eso hubo una entrevista que se vio interrumpida por una emergencia y luego tuvieron que volver a Apollon Media a una reunión con Lloyds que Kotetsu habría preferido no tener, mas dicha reunión al menos no duró mucho y tuvieron una pausa para comer que incluso Barnaby había ansiado, aunque no había dicho nada.

Era bueno tener un compañero al que podía entender sin problemas.

No que poder ver claramente lo que alguien esperaba siempre hiciese su vida más sencilla.

Había ocasiones en las que Kotetsu se encontraba a sí mismo dudando debido a ello y no porque tuviese motivos para creer que podría estar equivocado o porque fuera algo que él no desease.

Aunque, si era sincero, eso se limitaba a Yuri.

Antes, su ignorancia había hecho que las expectativas de Yuri acelerasen sus latidos y que él se lanzase a cumplirlas sin darle la oportunidad a Yuri de titubear y alejarse; ahora, la ambivalencia causada por querer continuar como antes y a la vez detenerse ante la sombra de Lunatic estaba haciendo mella a su cordura.

¿Cuántas veces no había terminado la noche con la única compañía de un trago que no era suficiente para justificar esa falta de claridad en su mente?

Días atrás, después de visitar Oriental Town, actuar había sido fácil y no pensar en ello también y Kotetsu no sabía cómo justificarlo.

Lo que sí sabía era que cada vez que Yuri lo observaba sin motivo, que su mirada se fijaba en sus labios por unos segundos y lucía hambriento de una cercanía física que había disminuido y se había convertido en algo torpe, vacilante, el mundo parecía detenerse en espera de que Kotetsu tomara una decisión.

Yuri nunca había sido propenso a tomar la iniciativa en primer lugar, quizás porque la culpa de sus secretos lo había refrenado, y ahora que todo había salido a la luz, continuaba actuando como si se obligara a mantener la distancia. Y Kotetsu ya no podía sortearla como antes.

O no, quizás podía no era la palabra correcta, pues ese breve beso que habían compartido antes de regresar a Sternbild le había demostrado lo contrario. No debía, entonces, pero quería y no solamente por cumplir las expectativas que Yuri tenía (y que parecía querer negarse), sino porque él también extrañaba lo que habían compartido antes, sentirlo cerca, su calor...

O quizá simplemente se sentía solo.

Fue por eso que esa noche, una vez terminaron todo lo pendiente y Bunny fue directo a su hogar, Kotetsu no fue a buscar a Yuri y sí le sugirió a Antonio que salieran a tomar como en los viejos tiempos que Antonio se quejaba que habían quedado en el pasado y no era justo que dijera algo así, porque esta vez fue Antonio quien declaró el final de la velada luego de menos de una hora de charla y una sola cerveza.

—Mañana no es mi día libre —resopló Antonio cuando Kotetsu protestó— y no pienso levantarme con una resaca o seguir derecho.

—Así que ahora eres tú el que está aceptando su edad —se burló Kotetsu sin imitar a Antonio, quien ya estaba pagando su parte y parecía dispuesto a pararse e irse. Era temprano, al fin de cuentas, por lo que no tenía ninguna prisa si nadie lo estaba esperando.

—Estoy intentando ser responsable —se defendió Antonio, sonando ofendido—. Deberías probarlo.

Así que Antonio seguía en búsqueda de su nueva imagen y lo que estaba haciendo era parte de eso.

—Sí, sí... —No era como si Kotetsu planease contradecirlo o hacerle cambiar de idea. Antonio tenía un punto así estuviese exagerado, pero en lugar de contentarse con que Kotetsu no lo contradijera, Antonio frunció el ceño.

—¿O pasó algo? —Antonio hizo una pausa, aclaró su garganta y añadió—: ¿El juez?

¿Y desde cuando Kotetsu se había vuelto tan obvio?

Ni siquiera había mencionado a Yuri e igualmente había evitado pensar en él por un rato y lo había conseguido, o al menos eso había creído.

Conteniendo un suspiro, Kotetsu sacudió su cabeza.

—Nah, no realmente. —No era nada nuevo, ni algo que le pudiese explicar a Antonio, por lo que era mejor cambiar el tema—: Recordaré esto la próxima vez que te quejes cuando no acepte una invitación tuya.

—Nunca lo haces —le recriminó Antonio, aceptando (o no notando) que Kotetsu no planeaba hablar sobre Yuri. La riña continuó por un minuto más, en el que Kotetsu terminó su bebida, pagó y abandonó el lugar junto a Antonio.

Ya afuera se despidieron y partieron cada uno en su propio vehículo. El silencio en este impidió que Kotetsu avanzara mucho, prefiriendo detenerse para buscar una emisora que llenara el silencio y aunque el ruido de fondo (en el que estaban hablando de la emergencia del día y la intervención de los héroes) lo acompañó hasta la intersección más cercana, allí dejó de ser suficiente y todo porque el notar que girar en la dirección opuesta lo llevaría directo a la Torre de la Justicia le trajo un simple interrogante:

¿Yuri todavía estaba ahí?

Si bien sus motivos eran diferentes, Yuri tampoco solía apresurarse a regresar a casa, por lo que era posible y quizás, incluso, algo bueno.

Que Yuri se encontrara en su oficina significaba que había decidido seguir manteniendo el equilibro actual y no traer de regreso a Lunatic para destruir todo; aun así, al mismo tiempo, eso no significaba que quisiese estar allí. Era posible que incluso guardase la esperanza de que Kotetsu lo interrumpiese tal como muchas otras noches y lo llevase con él a cualquier lado donde ninguna obligación lo atase y la soledad no fuese un constante.

Conteniéndose de maldecir en voz alta, Kotetsu cambió su rumbo en un impulso y presionó el acelerador y gracias a eso pronto estuvo frente a la torre de la justicia, donde parqueó su auto y se dio unos segundos para cambiar de idea antes de darse por vencido y correr directamente a la entrada.

Quizás esta sería una de esas ocasiones en las que no atinaba a lo que alguien esperaba, pero no podía irse sin confirmarlo primero.

El tiempo perdido ingresando al lugar, esperando un ascensor y luego viendo los números cambiando y acercándolo muy lentamente fue eterno y para el momento en el que las puertas comenzaron a separarse, Kotetsu apenas esperó a tener el espacio suficiente para salir y girar por el pasillo de siempre para dirigirse a la oficina de Yuri, en la que obviamente había alguien.

Ver luz en dicho lugar le causó más alivio que sorpresa y tras un corto momento que se dio para esforzarse para que no fuese tan visible en su expresión, Kotetsu entró a la oficina sin siquiera golpear la puerta primero.

Tal como ya era predecible, Yuri se encontraba sentado tras su escritorio con lo que parecía una taza vacía a un lado y estaba examinando algo en la pantalla de su computador.

Yuri no se mostró sobresaltado, mas sí apartó la mirada de la pantalla y lo miró con fijeza unos segundos, como si primero estuviera cerciorándose de que Kotetsu realmente había llegado, antes de decir:

—Pensé que hoy no vendrías.

—Igual yo —admitió Kotetsu, deteniéndose junto a la silla de visitantes que bien podría tener su nombre—. Pero luego pensé que todavía estarías aquí.

Y había querido confirmarlo y no hacer que Yuri tuviese que esperarlo más.

Era tonto pensar así ahora y Kotetsu sospechaba que Yuri se lo echaría en cara o al menos mencionaría que estaba ahí para vigilarlo, pero tal acusación nunca fue dicha. En vez de eso, Yuri lo observó (innecesariamente) por unos segundos más antes de reanudar su lectura de fuese cual fuera el documento que estaba examinando.

O fingió hacerlo. Los ojos de Yuri delataban que en realidad no estaba leyendo, tal como antes su mirada había dejado claro qué esperaba. O deseaba. O necesitaba.

La diferencia entre lo uno o lo otro no era tan evidente como Kotetsu habría preferido que fuera y la tensión de la expectativa que permeaba el ambiente hacía que sintiese la urgencia de hacer algo, así fuese llenar la oficina de una conversación banal, porque no era como si pudiese decirle "¿Quieres que te bese?"

Y en eso se resumía todo, ¿no?

Era un deseo constante que Yuri no sabía ocultar o quizás una idea que Kotetsu mismo no había conseguido ignorar y que tampoco podía justificar hablando de hábitos.

Pero si lo expresaba en voz alta y más si lo hacía de esa manera, Kotetsu ni siquiera podía imaginar cómo continuaría esa conversación.

¿Siquiera habría una?

Quizás no sería más que una pregunta que sería contestada con un silencio peor que el actual o que terminaría llevándolos a una de esas discusiones en las que Yuri buscaba provocarlo en el peor de los sentidos, invitándolo a rendirse como Yuri parecía haber hecho consigo mismo.

Con un suspiro cansado, Kotetsu se dejó caer en el asiento de siempre, apoyó una pierna sobre la rodilla opuesta y en esa pierna dejó su codo, todo para terminar con su mentón reposando en una mano. Probablemente lucía más aburrido que al borde de la desesperación y eso era bueno, sin duda alguna, porque Kotetsu no quería discutir y si terminaba actuando y esta vez eso sí llevaba a un cambio...

—¿Cuánto te falta? —preguntó Kotetsu tras unos segundos, impaciente sin motivo alguno.

Al menos Yuri tuvo la amabilidad de dejar de fingir y cerró sus ojos al tiempo que se recostó por completo en el espaldar de su asiento. Lucía cansado, como si solo su fuerza de voluntad y concentración lo mantuviesen allí.

—Podría haberme ido hace unas horas.

Podría y debería, mas Kotetsu sabía de qué era de lo que Yuri estaba escapando al no ir a casa, por lo que no podía reclamarle por exagerar de esa manera con sus horas laborales y tampoco podía bromear diciendo que Yuri había estado esperándolo porque quería verlo, pues estaba (casi) seguro de que era cierto. ¿Pero todo sería más fácil si Yuri lo admitía o resultaría en todo lo contrario?

—Así que no tienes nada extra para llevarte —comentó Kotetsu solo por decir algo antes de que el silencio se extendiera más.

Yuri apretó sus labios por un momento, tras el cual, para sorpresa de Kotetsu, cedió con una confesión.

—Nunca he dicho que prefiera trabajar en casa.

En retrospectiva, Kotetsu no recordaba que Yuri hubiese dicho otra cosa, aun si sus acciones lo contradecían y muchas veces lo había visto llevarse algunos cuantos documentos antes de dejar su oficina y dudaba que fuese por necesidad.

¿Habían sido una excusa para tener un escudo más para alejar a Kotetsu o era su manera de llevarse información para algo poco relacionado con su trabajo como juez?

—Supongo que no. —Kotetsu frunció el ceño—. Así que... lo haces cuando te toca.

No era que Kotetsu estuviese aquí para indagar al respecto, mas ahora que esas posibilidades habían cruzado por su mente, no podía actuar como si no lo sospechara. Quizá Yuri no notó el tema que Kotetsu estaba tratando de tocar o lo hizo y prefirió no darle nada y fue por eso que su respuesta fue breve y vaga.

—Supongo.

Con una pizca de irritación, Kotetsu aceptó que Yuri no confesaría más sobre eso, pero quizás sí aceptaría otra cosa que al menos no involucraba sus crímenes como Lunatic, como el que estaba agotado y listo para dar el día por terminado.

—¿Y hoy...?

—¿Por qué estás aquí, Kotetsu?

Kotetsu no había esperado esa interrupción y tampoco que Yuri se viese preocupado y hubiese dejado sus usuales sospechas y acusaciones (que a veces parecían cargadas de miedo) para concentrarse en Kotetsu.

Porque justo eso estaba haciendo y había vuelto a abrir los ojos para mirarlo de frente, mostrándose inquieto y no por sí mismo y no era justo que fuese así, ni que Antonio se hubiese dado cuenta de que Kotetsu estaba intranquilo y ahora Yuri también lo hiciera.

¿Y qué podía decirle que no fuese una excusa para evitar el tema? Tal vez debería mencionar un par de hechos y ya.

—Hoy salí un rato con Antonio —rememoró, dejando caer su mano y enderezándose un poco— y él se fue temprano, así que no tenía mucho que hacer.

Todo eso era cierto y sin duda contó como algo, pues Yuri asintió y ladeó un poco su cabeza, mostrándose pensativo. Kotetsu exhaló con lentitud, relajándose, mas casi de inmediato se encontró a sí mismo inhalando forzosamente y casi atorándose en el proceso.

Era ridículo terminar así, pero era culpa de Yuri, quien de nuevo le estaba dedicando una de esas miradas cargadas de añoranza y que lo invitaban a estirar una mano hacia él. Y no, Kotetsu no se lo estaba imaginando, pues Yuri lo remató hablando en voz innecesariamente baja.

—Es tarde.

—Sí —replicó Kotetsu sin aliento..

Su afirmación solo consiguió que los ojos de Yuri se posaran en sus labios, convirtiendo su anhelo en algo visible una vez más.

Era bueno que hubiese un escritorio entre ellos, que no pudiese solo estirarse para alcanzarlo, pues de poder hacerlo ya habría actuado tal como había hecho en su auto antes. Lunatic debería ser un pero mayor ante todo y por eso mismo refrenarse debería ser más fácil, en lugar de ser una necesidad constante que requería de su fuerza de voluntad...

Kotetsu pasó su lengua por sus propios labios, sintiéndolos resecos, y el notar que Yuri siguió el movimiento lo dejó con su garganta incluso más seca, al punto de que tuvo que aclararla antes de decir:

—Me sorprende que nadie venga a decirte que ya es hora de irte.

—¿No es eso lo que estás haciendo?

Esa broma aligeró el ambiente y permitió que Kotetsu soltase una corta carcajada, olvidando temporalmente todo tipo de expectativas mutuas y los muchos motivos para no cumplirlas.

—Como en los viejos tiempos. —Que no eran tan viejos, en realidad, pero eso era lo de menos—. Aunque no venía buscando compañía para ir a comer esta vez.

Yuri alzó una ceja.

—¿Buscas compañía para otra cosa?

La montaña rusa no había terminado, sin embargo, y Kotetsu terminó reacomodándose en su asiento, quedando ahora propiamente sentado porque era eso o lanzarse a hacer algo más o contestar con algo como "¿Te estás ofreciendo?" y esperar un sí en respuesta.

¿Pero cómo se suponía que ignorara un doble sentido tan obvio?

Aunque tal vez no era tan evidente para Yuri.

Mientras Kotetsu contuvo el aliento y aguardó a que Yuri precisamente se ofreciera sin que Kotetsu tuviese que halarlo hacia él primero ignorando el obstáculo que representaba el escritorio, Yuri pareció tensarse como si hubiese caído en cuenta tardíamente de lo que había implicado, bajó su mirada y apretó sus labios.

Casi parecía que Kotetsu no podía acusar a Yuri de estar esperando algo de él porque era él quien estaba viendo más señales de las reales porque simplemente era lo que él quería.

Kotetsu fijó su vista en el suelo, sintiendo una mezcla de vergüenza y culpa que no había sentido cuando, en lugar de pensar, había actuado y recordar tal cosa tampoco le causaba tales sentimientos, lo cual era tan contradictorio como el que no tuviese ninguna duda al llevar a Yuri con él a Oriental Town, pero sí a la hora de hacer algo más en Sternbild que tantear los límites con palabras y miradas.

—Ya es tarde —repitió Yuri sin motivo alguno—. Deberíamos irnos.

Kotetsu asintió. Esa era una buena idea, mejor que quedarse ahí en silencio y esperar a que la noche llegara a su fin y con ello algo se aclarase.

Yuri no se apresuró en apagar todo y prepararse para dejar su oficina, ni siquiera cuando Kotetsu fue incapaz de simplemente esperar y terminó poniéndose de pie, abriendo la puerta y aguardando allí sin perder a Yuri de vista.

Por una vez, Yuri no hizo ningún comentario sobre ser vigilado y pretendió no notarlo, siendo puramente pragmático al dejar todo en orden antes de acercarse a él.

Que esta vez Yuri no titubease ni evitase encararlo fue inesperado y Kotetsu no pudo más que observarlo y esperar...

—No puedo salir si bloqueas la puerta.

¿Qué?

—Oh, um, cierto...

Yuri no le echó en cara su vergonzosa distracción, limitándose a cerrar su oficina en cuanto ambos salieron y dirigirse al ascensor junto a Kotetsu sin siquiera dedicarle una mirada y si bien eso quizás era bueno, pues no le daba más ideas posiblemente equivocadas, ser ignorado no era agradable.

Y eso era lo que Yuri estaba haciendo.

No había nada sutil en la forma en la que había ladeado su cabeza a un lado para que su cabello cubriera parte de su rostro y Kotetsu no entrase en su campo de visión y el que eligiese llevar su maletín en su mano derecha cuando justo a ese lado estaba Kotetsu daba la impresión de que quería usarlo como una barrera física...

¿O estaba exagerando al pensar eso?

Kotetsu suspiró pesadamente al entrar en el ascensor y se recostó contra una de las paredes de éste, sintiéndose repentinamente cansado.

Navegar entre las contradicciones de Yuri tenía ese efecto en él incluso en días menos ajetreados que hoy y eso, sin duda, le probaba que había cometido un error, pues de haber ido directamente a casa podría cerrar los ojos como lo estaba haciendo ahora y dejarse caer en un plácido sueño como no podía hacerlo.

El timbre del ascensor se lo recordó y Kotetsu se enderezó al tiempo que abrió los ojos y buscó a Yuri. Él estaba observándolo de soslayo, mas apartó su mirada apenas se encontró con la de Kotetsu y salió a paso rápido pese a que las puertas aun no estaban totalmente abiertas.

Tal descubrimiento hizo que el corazón de Kotetsu diese un vuelco en su pecho y que la sorpresa lo paralizara por unos segundos, tras los cuales trotó para alcanzar a Yuri con una simple pregunta en la punta de su lengua: ¿por cuánto tiempo Yuri lo había estado observando? ¿Todo el tiempo?

Bromear al respecto, quizás con una sonrisa de oreja a oreja y estirando una mano para halar el lazo que mantenía en cabello de Yuri atado para soltarlo y desordenarlo, fue un impulso que Kotetsu a duras penas pudo contener en el camino a la salida.

Ya allí, el frío viento nocturno lo motivó a concentrase en dirigirse a su auto en lugar de añorar poder pasar un brazo por los hombros de Yuri como si nada.

—Imagino —dijo Yuri de repente, yendo con él— que te ofrecerás a llevarme.

Y esa sonaba como una invitación que acabó con la resistencia de Kotetsu.

—Si me lo pides —respondió con una pequeña sonrisa que desapareció de su rostro apenas Yuri frenó en seco, frunció el ceño y pareció a punto de dar media vuelta y alejarse. Kotetsu de inmediato estiró un brazo hacia él, asiendo uno de sus brazos—. Vamos.

¿A dónde?

Yuri no lo preguntó y Kotetsu tampoco lo especificó, mas ambos subieron al auto y Kotetsu arrancó sin tomarse un momento para hablar del destino al que se dirigirían.

¿Era el mismo?

En un sentido literal, probablemente no, pues ambos tenían que ir a trabajar temprano, por lo que cada uno terminaría la noche en un lugar diferente, pero antes de eso bien podrían llegar al mismo punto en un sentido más figurativo.

No que a punta de silencio pudiese conseguirlo.

Tener que pensar en qué decir era una clara prueba de que cualquier conversación terminaría en fracaso, pues Kotetsu dudaba que se le ocurriría algo que aligerara realmente el ambiente o que acabara con el silencio durante todo el recorrido.

Al menos no era incómodo. La tensión había disminuido con el paso de los días a pesar de la constante sombra de Lunatic, haciendo con ello que pasar el tiempo con Yuri fuese tan agradable como lo había sido antes de que Lunatic saliese a la luz.

Solo le quedaba esperar que eso fuese mutuo.

Aprovechando un semáforo en rojo, Kotetsu miró a Yuri de reojo y lo descubrió relajado en su asiento y mirando, no el panorama, sino a él.

Kotetsu contuvo su respiración y solo el cinturón de seguridad le impidió moverse, porque de repente su instinto le dijo que no había ningún motivo para dudar.

Sí ansiaban lo mismo.

Y Yuri lo esperaba, eso era obvio. No era común que permitiese que su semblante su suavizase tanto, que el deseo opacase sus ojos y que lo admitiera al no apartar su mirada, como si en silencio lo estuviese retando a hacer algo y aguardase lleno de expectativa a que llegara el momento.

Kotetsu estaba seguro de que Yuri no lo rechazaría si él actuaba ahora, no diría palabras hirientes, no negaría nada y sí...

Una serie de fuertes pitidos sobresaltaron a Kotetsu y al ver su retrovisor pudo confirmar que tras él había más de un auto y todos los conductores estaban molestos porque la luz ya había pasado a verde.

—Ya cambió el semáforo —señaló Yuri innecesariamente con una pequeña curva en sus labios que delataba el que la distracción de Kotetsu le divertía.

—Ya sé —dijo Kotetsu con fastidio al reanudar su camino, menos en respuesta a Yuri y más hacia los que no lo estaban escuchando, pues eran raros esos momentos en los que Yuri se relajaba lo suficiente para bromear y verlo así valía la pena, aun si todo era costa de Kotetsu.

Eso no detuvo a Kotetsu de protestar un par de veces más una vez uno de los autos aprovechó para acelerar y adelantarlo y el conductor gritó a su paso dejando más que claro que no, no apreciaba que Kotetsu no hubiese notado de inmediato que ya podía andar.

—Estoy seguro de que eso no es legal —suspiró Kotetsu en su propia defensa, usando la excusa para ver a Yuri de reojo. Él no había dejado de observarlo y su expresión no había cambiado. De hecho, un asomo de sonrisa seguía en sus labios, demostrando que su aparente buen humor no era un espejismo.

—No puedo decir mucho de normas de transito —replicó con un tono neutro—. Pero no fijarse en el camino puede llevar a un accidente.

—Y lo estoy haciendo —dijo Kotetsu, concentrándose más en las calles porque sí, Yuri tenía un punto y distraerse en un semáforo era una cosa, pero hacerlo mientras conducía era otra.

Eso no significaba que no tuviese más de una oportunidad de dedicarle una nueva mirada y cada vez que lo hizo, Yuri la enfrentó sin vergüenza al ser descubierto todavía con su atención fija en Kotetsu.

Era como si estuviera listo para el nuevo cambio que sacudiría el equilibrio actual, pero que no lo destruiría.

Kotetsu estaba seguro de eso, pues nada de lo ocurrido en Orientan Town lo había hecho y en verdad solo Lunatic podría acabar con todo y siendo así, valía la pena arriesgarse y quizás dar otro paso adelante.

El resto vendría después.

Tal perspectiva bastó para hacer del recorrido hasta el hogar de Yuri algo demasiado breve para preparar algo y contrario a lo que Kotetsu esperaba, Yuri no intentó prolongar su estadía. De hecho, apenas mencionó pagar los gastos de gasolina mientras se quitó el cinturón de seguridad y recogió su maletín, que había dejado en el suelo, al lado de la puerta, durante todo el trayecto.

¿Así que eso era todo? ¿Kotetsu había imaginado que Yuri lo estaba invitando a actuar?

Que Yuri, ya listo para abrir la puerta, se tomase un momento para dedicarle una mirada más contradecía eso y por eso mismo Kotetsu siguió un impulso y detuvo a Yuri tomándolo de una muñeca.

Halarlo hacia él fue fácil, como si Yuri no estuviese poniendo ninguna resistencia y él incluso movió su cabeza hacia él, dejándolo en el ángulo perfecto. Era posible que se estuviese apresurando demasiado, mas Kotetsu no dudó en buscar sus labios y entreabrir los propios para recibirlos, sintiendo que los latidos de su corazón se aceleraban debido a la expectativa de al fin cruzar ese límite una vez más.

Que eso terminara no con un beso, sino con Yuri usando su otra mano para obligarlo a mantener una poca distancia y frunciendo el ceño ciertamente no era lo que Kotetsu había esperado, mas recibió una explicación antes de tener tiempo para temer haberse equivocado.

—Estuviste bebiendo.

—Solo una cerveza —aclaró Kotetsu, queriendo evitar cualquier malentendido. No era como si estuviese borracho o hubiese actuado sin pensar; por el contrario, juraba que por culpa de Yuri no había dejado de hacerlo en demasiado tiempo. La expresión de Yuri no se suavizó, sin embargo, por lo que Kotetsu hizo un nuevo intento de explicar—. Yuri...

—Ve a casa, Kotetsu —lo interrumpió Yuri, mas el que no tratase de liberarse al mismo tiempo al menos expresaba que él no estaba molesto.

Quizás había sido demasiado pronto, quizás Yuri no estaba listo para que cruzar un límite se convirtiese en algo frecuente y casual, quizás no solo era Lunatic lo que lo detenía...

Kotetsu se contuvo de suspirar. Si Yuri necesitaba más tiempo a pesar de sus propios deseos y expectativas, Kotetsu se lo daría y mientras tanto le daría nuevos empujones que, esperaba, serían para bien.

—Estaba pensando hacerlo este fin de semana —dijo sin soltarlo, ignorando el significado más literal de lo que Yuri había dicho—. ¿Vendrás? Podríamos ir a esa pastelería que te gusta primero a desayunar y comprar algo para Kaede...

El cambio de tema tomó a Yuri por sorpresa y él se tardó varios segundos en responder, mas cuando lo hizo, habló en voz baja, sonando pensativo, pero no renuente.

—Si no se presenta nada.

Y tratándose de Yuri eso era un claro sí y solo una emergencia que dejase a Kotetsu sin su día libre podría obligarlos a cambiar de planes.

Kotetsu lo dejó ir con una sonrisa y un "duerme bien" que Yuri respondió con cortesía y una nueva mirada cargada de añoranza, la cual no fue un espejismo, pues Yuri tardó más de lo necesario en bajar del auto.

Claramente no habían llegado (regresado) al punto en el que un breve beso de despedida era bienvenido, aun si desde ya era ansiado, pero por lento que fuese, iban bien y tal cosa creaba expectativas de más en él, pero Kotetsu se negó a pensar en eso.

Un paso a la vez, se dijo al reanudar su camino, se lo repitió al llegar al silencioso apartamento y lo pronunció en voz alta al acomodarse en la fría y vacía cama.

Ya vería que traía el mañana y si se presentaba la oportunidad, él mismo daría un pasó más en vez de esperar.