Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
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Capítulo 27
EPOV
—¡Emilia, no! —grita Bella, sacándome de mis pensamientos. Mis ojos se mueven rápidamente hacia la caja de arena, y miro cómo nuestra hija frunce el ceño y suelta el puñado de arena—. Aventar hojas está bien, pero no debes aventar arena.
—Pequeña traviesa. —Cullen se ríe de Emilia y le hace cosquillas.
Las risas y los chillidos vuelven.
Bella se ríe al verlos, encendiendo un cigarrillo, y descansa su cabeza contra mi pecho.
—Cullen será un buen papi, ¿sabes?
Echándole un vistazo a comosellame, digo:
—Creo que tu amiga concuerda. —Me reclino contra el banco, mis dedos escondidos debajo de su cabello, acariciando la piel de su cuello.
—Oh, sí. —Se ríe—. Esme ya está planeando su boda.
Esme. Ese es su nombre.
—Quizás debería esperar a que la invite a salir primero. —Me río y rasco mi nariz—. Ustedes las mujeres... la mayoría. —Robando el cigarrillo de su mano, tomo una calada antes de devolverlo—. Me encanta que no seas así.
No soporto ir con rodeos y leer entre líneas. Tengo que saber desde el principio, y debo que tener honestidad. Joder, no me digas que todo está bien si no lo está, y si estás con la regla, por favor, infórmalo de antemano. Las mujeres a menudo dicen que los hombres le temen al compromiso, pero no creo que eso sea verdad. Simplemente estamos jodidamente aterrados de estar atrapados con alguien que dice una cosa pero quiere decir otra. Ellas se quejan de tener novios que nos las entienden; bueno, digan lo que está mal entonces. No permanezcas sentada en silencio, furiosa, mientras esperas que a tu hombre de repente pueda leer la mente. No va a pasar, cariño.
Afortunadamente, Bella sabe esto sobre mí.
Recuerdo vívidamente el día en que llegué a casa del trabajo y ella me dijo: «Solo para que lo sepas, estoy lista para que me pidas casamiento.» Pero, entonces, ella sabía que yo estaba listo también. Lo había estado por un tiempo, pero no quería presionarla. Ni siquiera saqué el tema. Su rehabilitación era nuestra mayor prioridad en ese entonces, y no había manera de que fuera a perjudicar eso. Así que, ella me dijo a su manera honesta, y gracias a Dios por eso.
—Chicos... —Esme camina hacia nosotros—. Volveré a entrar. Estoy en un turno doble...
Bella asiente y se pone de pie.
—Te veré el lunes. —Bajando la mirada hacia mí, añade—. ¿Estamos listos para volver a casa?
—Me parece bien. —También me pongo de pie. Detrás de Esme, veo a Cullen y Emilia acercarse. Miro a Bella y pregunto—: ¿Tienes algo allí en...? —Agito una mano en dirección al hogar de ancianos. Temprano, una vez que Bella terminó su turno, ella simplemente tomó su abrigo y vinimos aquí a los juegos. Sin bolso ni nada.
—Eh. —Bella mira entre Cullen y Esme—. No, estoy bien. Oye, Cullen... deberías asegurarte que Es vuelva a salvo. —Asiente, frunciendo los labios.
Bajo la mirada hacia mis botas gastadas, escondiendo una sonrisa. Mi esposa es insistente.
—Claro... —Cullen le sigue la corriente a Bella. Buen chico—. Podría hacer eso.
Entonces nos quedamos aquí mientras Cullen se aleja caminando con Esme.
—Disimulado, Bella. —Sacudo la cabeza—. Muy disimulado.
Ella se ríe, pero me ignora.
—Mami, tengo hambre. —Emilia jala de la mano de Bella—. ¿Podemos comer cheesesteaks?
Nuestra bebita sabe de buena comida.
Nos dirigimos a casa... Compramos comida en el camino. Comemos. Damos vueltas un poco con la bebita. Yo salgo a correr. Bella revisa mi agenda para la semana que viene. Metemos a Emilia en la cama. Limpiamos la cocina. Terminamos teniendo un rapidito sobre la mesa de la cocina. Nos duchamos. Elegimos una película para dormir. Es un sábado muy normal en casa de los Masen.
Hasta que Bella dice nerviosamente:
—Hay algo importante que tengo que contarte.
¡Momento de la verdad! Bueno, ¿cómo dicen que irá?
