Shiho caminó por el rompeolas descalza, notando el agua helada chocar contra sus pies cada tantos segundos.
Había aparcado a un lado del arcén para contestar a esa llamada, y había tenido la necesidad de cruzar el pequeño muro y dirigirse al mar. No sabía muy bien como se sentía, la última discusión que había tenido con Kudo, no abandonaba su cabeza ni un solo segundo. ¿Realmente había sido como cualquier otra discusión?
"No hago más que caer. Todo se está tambaleando a mi alrededor y no puedo más."
"No sé cual es mi casa."
Aún recordaba la cantidad de gaviotas que habían en la desembocadura a la que se dirigió para alejarse de él, para alegarse de su palabras. E incluso recordaba la posición exacta del sol y el salitre chocar contra ella junto a la brisa marina.
Rei se acercó a ella rato después de marcarse de su propia casa. Se conocían tan bien, que sentía que ninguno de los dos podía escapar o esconderse del otro durante mucho tiempo aunque se lo propusiesen.
"¿Qué haces aquí?" Le preguntó ella seria.
"¿Por qué no vuelves a casa?" Le preguntó él directo, sentándose a su lado e ignorando su pregunta. Rei, se llevaba genial con ambos a pesar de conocer a la pelirroja de siempre. Siempre estaba apoyándoles y nunca se ponía de parte de nadie en estas circunstancias. "Dile a Kudo que es solo una discusión como las que tienen todas las parejas una vez al mes, y que ya se te ha pasado."
"Es que no se me ha pasado." Contestó ella resentida. "Llevo seis años con él. Nos hemos reído, hemos disfrutado y hemos tenido una hija maravillosa. ¿Y ahora sufre?¿Qué sentido tiene continuar y prolongar esa agonía?" Le preguntó alzando los brazos. Ese detective era todo un misterio a veces.
"Pues porque llevas dos horas y media llorando y te vas a deshidratar." Le dijo observando el rastro que habían dejado sus lágrimas en sus mejillas.
Ella giró la cabeza un poco avergonzada del aspecto que pudiese tener, mientras escondía también una media sonrisa. "No me deshidrato." Negó cruzando los brazos.
Rei suspiró y la miró fijamente. "Shiho, lo que tienes que pensar, es si esto te suma o te resta."
"Pues mira…" Le miró mientras pensaba. "…verle jodido, me resta."
"¿Y separarte de él?" Le preguntó más serio. "¿Para siempre?"
Shiho se quedó pensando sin responderle.
La siguiente vez que Ran vio a Heiji, salía justo de terapia. Él la esperaba apoyado en su moto.
"Heiji."
"Ran, he venido porque he visto tus llamadas." Le dijo apartándose de la moto. "He tenido trabajo en la central y no pude estar por el teléfono. ¿Has recordado algo?" Le preguntó curioso.
"Bueno, no es precisamente eso. Shiho descubrió algo al ir a recoger el coche de Shinichi al depósito. Parece ser que tenía varias multas por exceso de velocidad y siempre son en el mismo punto. En un pueblo llamado Shibukawa." Le explicó.
"Muy bien, iré a ese pueblo con una patrulla."
"Bueno…fuimos nosotras ayer." Le dijo Ran. "Descubrimos que hay una casa que tiene pertenencias de Kudo"
"No, no, espera." Le frenó molesto. "No quiero ni que tú o Shiho hagáis nada. Ya hablamos de lo serio que era todo esto."
"Lo siento, surgió así…" Se disculpó.
"Pues no quiero que surja." Dijo serio. "Podría haberos pasado algo. Estamos investigando un intento de asesinato."
Ran asintió y se volvió hacia su vehículo después de despedirse. Se quedó sentada en el asiento piloto mientras pensaba y dejaba los minutos pasar.
El ruido de su teléfono le sacó de sus pensamientos poco rato después. Lo buscó entre las pertenencias de su bolso y cogió la llamada rápidamente antes de que colgasen.
"¿Sí?" Preguntó ella sin haber mirado de quien se trataba.
"Buenas tardes, señora Kudo. Soy el doctor Kazami, le llamaba para hablar sobre el estado de su marido." Le comunicó amablemente.
Ran prestó más atención, había olvidado la llamada semanal del doctor por completo, y esos últimos días, había estado un poco reacia a acercarse al hospital.
"Buenas tardes doctor, ¿Cómo va el tratamiento?." Preguntó poniéndose una mano en los labios mientras centraba sus oídos en él.
"Bueno…en realidad hemos recibido respuestas muy buenas desde las últimas semanas y después de desentubarle y recibir buena respuesta por parte de sus pulmones, todo ha sido mejorar desde entonces." Le explicó detalladamente.
Ella suspiró de alivio, siempre se ponía en lo peor cuando recibía sus llamadas. "Entonces…¿Puede despertar, verdad?"
El doctor rio brevemente antes de continuar hablando. "Señora Kudo, tenemos muy buenas noticias. Realmente, le llamaba para comunicarle de que su marido ha recuperado la conciencia hace apenas unas horas. Puede venir a verle cuando desee."
"Vaya, claro." Contestó sin apenas poder hablar. "Gracias, llegaré en unos minutos." Dijo antes de colgar.
Sus manos habían empezado a temblar y apenas se había dado cuanta de las lágrimas que habían aparecido por su cara. Se sentía tan irreal para sus oídos poder escuchar eso después de todo lo que había vivido esas semanas. Pero era real.
Había despertado.
Rei ancló la barca y la ató en el embarcadero después de dejar marchar a los jóvenes que había encontrado pescando donde no debían, justo antes de que Shuichi apareciese.
El rubio lo observó de lejos, pero apenas le hizo caso hasta que lo tuvo realmente delante.
"¿Quieres un paseo en barco?" Le preguntó Rei.
"No gracias, yo soy más de secano." Contestó sin interés alguno. "¿Me reconoces?"
"Eres amigo de Shinichi. Te he visto alguna vez en la cafetería." Contestó atento al nudo que hacía.
"Debe ser aburrido quedarse aquí todo el año." Empezó a hablar Akai. "Con la barca, los turistas pesados, los mosquitos. Las temporadas bajas."
Rei río. "Bueno, no a todos nos gusta el asfalto de la ciudad."
"Supongo que si te cayeran un millón de yens, a lo mejor, la perspectiva varía." Contestó Akai.
"¿Qué quieres?" Preguntó el rubio más serio.
"Mira, se que tú también sabías hasta un punto a donde se estaba metiendo Kudo, así que voy a ser claro. De todo el dinero que se dedicaba a blanquear, una parte no ha sido localizada."
"¿Y me acusas a mi de tenerlo?" Le preguntó riendo. "Eso es algo absurdo."
"Bueno, tú eres el único de este círculo que sabía que estaba haciendo Kudo realmente."
"Yo no sé nada." Contestó apartando la mirada.
"Claro." Contestó Akai mientras se encendía un cigarrillo. "Entonces…¿Por qué se os ha visto en más de una ocasión entra y salir juntos del local de Irish."
Rei se tensó. "No lo recuerdo."
"¿Seguro?" Preguntó dandole una calada al cigarro. "Creo que es inútil que lo sigas negando durante mucho tiempo."
"La policía no puede hacer nada en ese terreno." Contestó el rubio entre dientes.
Akai sonrió al haber podido sacarle un par de palabras. "Bueno, yo no estaría tan seguro."
"Esto no es como la Yakuza. Ellos no dejan rastro."
"¿Qué tienes que ver con ellos?" Preguntó Akai, aprovechando la oportunidad.
"Nada." Contestó tajantemente. "Y tú tampoco deberías."
"¿Es que no te importa lo que le hayan podido hacer a tu amigo?" Preguntó ya un poco molesto, pero sin perder las formas.
"La suerte, es que esté vivo."
"Sé que sabes como llegar a ellos." Le volvió a insistir Akai. "Déjame ir contigo, y acabaremos esto de una vez por todas. Tú eres el único que puede hacer que esto funciones sin levantar sospechas."
"No, no quiero problemas." Contestó intentando apartar el tema. "Kudo empezó con la misma idea y mira como se encuentra."
"¿Problemas?" Preguntó el moreno medio riendo. "¿Crees que no se han enterado de que el detective está en el hospital?¿A por quien crees que irán cuando quieran acabar con él de verdad?" Le preguntó intentando intimidarle. "¿Quién será el siguiente?¿Shiho?¿Tú?¿Ran?¿Yo?"
La llamada que acababa de recibir Shiho, le descolocaba por completo. Esas semanas habían sido tan intensas, marcando un antes y un después desde el incidente de Shinichi, que no esperaba para nada escuchar esas palabras.
Ran, se había descolocado con solo una llamada de un par de minutos. No sabía que decir, que pensar, ni si sentirse feliz o nerviosa. Su cabeza solo podía reproducir esa tarde y esa noche. Se sentó en la arena y apoyó los brazos en sus rodillas.
¿Qué significaba eso?
