Mirada.
Algunos días después, sentía la mirada del detective, sobre él, de manera más insistente de lo usual. Se limitó a sonreírle, sin preguntar. Si había algo que Sherlock querría decirle, permitiría que lo hiciera en su propio tiempo.
Además, las únicas opciones que se le ocurrían eran:
a) Quizá se había arrepentido del paso que dieron y por no querer lastimarlo, dudaba en decirlo.
b) Quizá querría compartir algo de sí mismo que era importante para él.
c) Tal vez, quisiera dar algún paso que no se atrevía.
Todas las opciones eran muy diferentes. Y hasta no observarlo más, no podría predecir su comportamiento ni dar otro paso. Pero no significaba que no pudiera experimentar para su investigación.
