Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


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Capítulo 28

EPOV

Ambos nos encontramos en el sofá, y esperaba poder acurrucarme con mi esposa. Quiero decir, este es el momento del día en que ella es más sexy. Su cabello sigue húmedo de nuestra ducha, y tiene puesta mi ropa. Bueno, esas bragas negras son suyas, pero tiene una de mis sudaderas, haciéndola lucir toda deliciosa y suave. Ni una pizca de maquillaje. Piernas largas. Pies fríos que solo mis pantorrillas puede calentar. Y estoy sentado aquí, con solo un par de pantalones —que casualmente hace juego con su sudadera— listo para comenzar la película que elegimos, preguntándome por qué mierda ella quiere hablar. De todas las cosas. Ahora mismo.

—¿Bromeas, cariño? —Arqueo una ceja, la perforada que normalmente termina cualquier conversación cuando se trata de mi esposa. Como que espero que haga el truco ahora también. Porque esta mierda no está bien. Se supone que debemos acurrucarnos debajo de las mantas, cerveza para mí, soda de naranja para ella, papas fritas para los dos, y... nada de hablar.

—Te vas a enojar —dice, mordiendo la uña de su pulgar—. Pero es importante.

Asiento y la cubro con la manta.

—Bueno, si me enojaré, entonces no quiero saber. —Busco mi cerveza y luego acomodo a Bella a mi lado—. Entonces, ¿estás lista para malgastar nuestra pantalla de cuarenta y dos pulgadas con En Busca de la Felicidad? —Le sonrío.

Compramos nuestro televisor nuevo hace un par de semanas —nuestro primer televisor de pantalla plana, de hecho— pero no es temporada de fútbol o béisbol, así que nuestro Sony ha sido dedicado para las películas de chicas de mi esposa y el Disney de Emilia. Pero espera a que el Superbowl comience en febrero. Santo cielo.

—Esposo —ella se queja, haciendo un puchero—. Lo digo en serio.

Hago una mueca cuando ella se endereza, y me tenso para hablar. Un sábado por la noche.

Entonces asiento, listo para negociar.

—¿Tendré una mamada por esto? ¿O una lamidita de coño?

—Tú no tienes coño —espeta ella.

—Qué graciosa. —Le doy una mirada.

Ella suspira.

—¿Sabes qué? Si me quieres cerca de tu polla luego...

—O tu coño —digo, porque no nos olvidemos del coño, por favor.

—Claro. —Ella ofrece una sonrisa tensa—. Si me quieres cerca de tu coño o tu boca cerca de...

—Siempre te quiero cerca de mi polla. —Me río. Ella está siendo tonta.

—¡Edward!

—De acuerdo. —Agito un mano para que siga—. Lo siento. Adelante.

Ella suelta un pequeño gruñido. Jodidamente adorable.

—Si, cuando termine de hablar contigo, sigues queriendo coño, o que te la mame, está bien entonces. Lo que sea que quieras.

Bueno, ahora tengo curiosidad sobre lo que me dirá, porque debe ser muy importante para que yo no quiera una mamada o lamerla. Solo digo.

—Me encanta cuando hablas sucio —gruño juguetonamente contra su mejilla.

—¡Cielos, eres igual a tu padre! —suelta, para lo que tengo que mirarla a la cara y casi me ahogo con mi lengua—. Ups. —Ella se ríe temblorosamente y pasa una mano por su cabello.

—¿Soy como quién? —Toso. Mis ojos bien abiertos.

Soltando el aire, Bella toma mi cerveza y lo coloca sobre la mesa.

—Ed... ¿tu papá? —Ella juega con el borde de la sudadera—. Eh, sí, él es mi, eh, paciente. Él vive... allí afuera. Lo rastreé.


Pobre Edward, no se lo esperaba jajaja