Justicia
—Pelea, maldito —Calipso ataca sin parar a Leo, que se va cansando.
Leo lanza una llamarada para hacerla retroceder y tener unos segundos para respirar un poco, pero a Calipso parece no inmutarse y lo sigue atacando.
Nico no lo tiene más fácil. Frank dejó las flechas para transformarse en un inmenso toro que lo embiste sin parar. No intenta matarlo, eso lo saben ambos, pero si que le hace daño cuando en una de los ataques Nico no es lo suficientemente rápido y uno de los cuernos le cortan la carne de su abdomen.
El grito de Nico, puro reflejo ante el dolor, hace que Percy deje de pelear unos segundos y mira atrás. No se había percatado que ellos estaban envueltos en su propia batalla, y aunque lo hubiera hecho, sabe que son capaces. Pero ahora lastimaron a Nico y Leo se distrae también, así que cuando Percy los ve es a Nico doblarse del dolor, a punto de ser embestido de nuevo y a Leo recibir una patada en la cabeza y caer al piso.
—¡NOOOOOO! —exclama y ataca a Ares con mayor fuerza.
En el rostro del dios de la guerra se refleja el miedo, por unos segundos, luego sus ojos llamean de emoción. La batalla se recrudece.
Leo está en el piso, desorientado, ve borrosa la figura de Percy peleando y, al girar un poco la cabeza, ve también a Nico pelear con Frank. Las palabras de Némesis le resuenan en la mente, y sabe que la balanza está nivelada, la deuda se ha pagado. Él pensó que había sido cuando Percy y Annabeth cayeron al Tártaro, ahora sabe que no fue así.
Calipso no se acerca para rematarlo, ni seguir peleando. Se aleja con los ojos húmedos, conteniendo las ganas de llorar y sin mirar atrás, ni meterse en otra batalla se va, de vuelta a su isla.
Intenta levantarse pero la cabeza le da vueltas y parece que tiene una costilla rota por cómo le duele.
Pero quien se acerca es un mestizo, Leo no lo conoce, ni siquiera lo ubica. Sólo por su uniforme morado sabe que es del Campamento Romano.
—Esto es por mi hermano —dice, como si Leo supiera de quién habla— y le entierra una lanza en el pecho.
Nico es el primero en percatarse. Su grito hace que la tierra tiemble y hace trastabillar a varios. Percy escucha y luego de encajar Contracorriente en Ares y ver a Leo en el piso, rodeado de un charco de sangre, pierde el control. Y la ola se desata.
Notas:
Me dolió matar a Leo, pero es necesario. El que lo mató es un mestizo random, cuyo hermano murió peleando contra los monstruos que ellos llevaron.
