DÍA 29

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"Cuddles"

(Abrazar para mostrar afecto o amor)

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"Anoche fueron robados del almacén todos los maniquíes género masculino… incluyendo tu favorito…"

Las palabras que acababa de decirle su amiga periodista resonaban en su mente mientras ella luchaba por salir del shock

¿Qué acababan de decirle? ¿Alguien había robado los maniquíes de la tienda? ¡¿Incluyendo a su Maniquí?! ¡¿Pero cómo… quién…?!

- ¡Marinette! – insistía Alya moviendo por los hombros a la chica de coletas - ¡Marinette! ¡Reacciona!

- ¡Señorita Dupain-Cheng! – dijo de pronto Gabriel Agreste con su habitual tono serio y ahora enfadado – Más vale que tenga una buena explicación ya que usted es la única persona que permanece en la tienda cuando está cierra sus puertas y… ¡Espere! ¡¿A dónde cree que va?! – exclamó el famoso diseñador cuando la chica de coletas por fin hubo salido del shock y al instante salía corriendo apresurada de aquella sala sin importarle nada - ¡Deténganla!

Con la respiración agitada Marinette llegó a la planta baja de aquel almacén notando al instante la ausencia de todos los maniquíes y pronto se apresuró al aparador principal deteniéndose de golpe al instante en que lo notó vació – Adrien… – murmuró

- ¡Escuche! ¡No sé qué pretenda! – dijo nuevamente la voz de Gabriel Agreste tras haberle dado alcance a la chica - ¡Pero no creo que tenga idea de lo valioso que es ese maniquí!

- ¡¿Qué no tengo idea?! – exclamó Marinette en respuesta, sorprendiendo tanto al señor Agreste como al resto de los presentes - ¡Claro que se lo valioso que es! – añadió comenzando a mover los brazos al tiempo que su voz adquiría un tono más dramático - ¡Todo el mundo lo sabe! ¡Él mismo lo sabía! – dijo señalando el lugar que debería estar ocupando su preciado maniquí en el aparador recibiendo una mirada de extrañeza de parte de los presentes, lo cual apenas si le importo - ¡Por eso intentó alertarme sobre Lila! ¡A mí! ¡Y a todos! ¡Pero nadie creyó que esos dementes podrían llegar a tanto! – murmuró para sí misma recordando la llamada que había recibido el día anterior

- ¡Espera! – exclamó de pronto la periodista - ¿Tú sabes quién lo hizo?

- ¡Claro que lo sé! – respondió Marinette sin pensarlo al tiempo que tomaba su bolso y se lo colgaba al hombro y se dirigía a la salida - ¡Adrien lo sabía! – añadió de nuevo sin percatarse de la expresión que de pronto adoptaron los rostros del diseñador, su asistente y el chico moreno de lentes al escuchar ese nombre - ¡Ella no iba a quedarse sin hacer nada! ¡Pero tampoco yo lo haré! ¡Va a pagar si se ha atrevido a hacerle daño a Adrien!

- ¿Qué? ¿Adrien? – replicó Gabriel Agreste - ¿Qué tiene que ver Adrien en esto? ¡Espere! – ordenó sin éxito pues la chica de coletas ya había salido a toda prisa del almacén

- ¿Adrien? – repetía por su parte Alya mirando confundida a la chica que acababa de irse - ¿Acaso le puso nombre al maniquí?

- ¡Claro que no! – dijo Nino en tono relajado, casi con una risa – "Adrien" es el nombre de ese maniquí porque él… - de pronto el moreno se quedó en silenció de golpe como siendo consciente de sus propias palabras y de la mirada que de pronto le dirigía Gabriel Agreste - ¡Oh no! ¡No! ¿Acaso él…? – comenzó a decir con expresión alarmada - ¡No puede ser cierto! ¡Eso sería imposible! ¡Nooo! ¡Tiene que ser una broma!

- ¿Qué acaso tú sabes algo? – replicó Alya sorprendida, mirando a su novio con el ceño fruncido y los brazos cruzados

- ¡¿Qué si se algo?! – exclamó Nino mientras cruzaba los brazos y sonreía – …digamos que empiezo a saberlo – respondió con expresión orgullosa, la cual desapareció en el instante en que Gabriel Agreste apareció frente a él

- ¡Pues más te vale que tu explicación sea buena! – exclamó el furioso diseñador contra el moreno- ¡O te haré personalmente responsable de todo! ¡Recuerda que nunca me has agradado! – añadió hablando entre dientes al asustado chico, hasta que oportunamente alguien les interrumpió

- ¡Señor Agreste! – dijo de pronto uno de los encargados de seguridad – hemos encontrado esto a las afueras de la zona de bodegas – dijo al tiempo que le entregaba una pequeña tarjeta, la cual provocó que Gabriel apretará los puños al ver el nombre ahí inscrito

- "Ferrec" – repitió Gabriel entre dientes

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En el interior de una bodega que apenas era iluminada por unas débiles luces, el maniquí más famoso del almacén Agreste yacía sobre una especie de plataforma, rodeado de muchos otros maniquíes comunes y corrientes

En cuanto hubo comprobado que aquellos ladrones pertenecían nada menos que a la empresa "Ferrec" comenzó a observar cada detalle de aquella bodega que pudiera serle de utilidad antes de poner en marcha el plan que tenía en mente

Hasta ese momento había tenido suerte… los dos únicos chicos con los que había tenido que lidiar no eran muy listos, eso lo sabía con certeza pues aquella no era la primera vez que tenía que lidiar con ellos… aunque sí la primera en muchos años, algo que ahora agradecía…

Adrien estaba a punto de moverse del lugar en donde ya llevaba rato inmóvil cuando de pronto la puerta de la bodega se abrió y se obligó a permanecer en su lugar, desde donde observó como una mujer elegantemente vestida que aparecía acompañada por dos chicos y una chica cuyos rostros le resultaban bastante conocidos

- ¡Bien! ¡Niños! ¡Ya estamos aquí! – dijo de pronto la voz de aquella mujer – Veamos si han cumplido bien con su trabajo… - añadió con voz cantarina al tiempo que avanzaba mirando sin interés a todos los otros maniquíes presentes hasta que estuvo frente a él

Adrien se esforzó por dar la mejor actuación de su vida mientras sentía sobre él la analítica mirada de aquella mujer… Solo rogaba porque no se le acercará más de lo necesario

- …¡Vaya! – exclamó aquella mujer tras unos segundos mientras enarcaba una ceja – ahora entiendo el repentino éxito que tuvo Gabriel con sus ventas – decía mientras admiraba de arriba abajo al maniquí – nadie se resistiría a comprar algo modelado por un maniquí como este

- Entonces – dijo de pronto uno de los chicos que lo acompañaba - ¿Vamos a usarlo en los aparadores de nuestro almacén?

- ¡¿Qué?! – exclamó la mujer - ¡Claro que no! ¡Todo el mundo lo identificaría fácilmente como el maniquí estrella de los Agreste!

- Entonces ¡¿Para qué nos hiciste robarlo?! – replicó el otro chico

- ¿Qué no es obvio? – respondió la mujer - ¡Para asegurarnos de que Gabriel se vaya nuevamente a la quiebra! ¡Justo como habíamos planeado en un principio! ¡Y lo hubiéramos logrado de no ser por este maniquí!

- Ah… - titubeó nuevamente otro de los chicos – Entonces ¿qué haremos con él?

- ¡Lo más lógico! – dijo la mujer al tiempo que les entregaba un par de bates de baseball - ¡Destruirlo!

- ¡¿qué?! – exclamaron los dos chicos a la vez - ¿Y quieres que nosotros lo hagamos?

- ¡¿Acaso pretenden que lo haga yo misma?! – exclamó la mujer en tono ofendido - ¡Terminen el trabajo que empezaron! ¡Y asegúrense de no dejar un solo trozo! ¡Enfóquense sobre todo en esa cara bonita que tiene! – decía mientras volvía a caminar hacía la salida de la bodega acompañada por la otra chica del grupo – Y tu querida Lila… volvamos a mi oficina, que compensaré lo que has hecho por nosotros muy generosamente

- ¡Se lo agradezco, señora Ferrec! - respondió Lila con una sonrisa mientras dejaban atrás a los otros dos chicos, ambos inconscientes de que… una misteriosa chica de ojos azules aprovechaba aquel breve descuido para cruzar la puerta e internarse en la bodega procurando no ser vista

- Así que… - comenzó a decir uno de los chicos - ¿de verdad tenemos que ser nosotros quienes se deshagan de él? – entonces se acercó a su compañero y susurró - No sé tú pero… ese maniquí me da escalofríos

- ¿Escalofríos? – repitió molesto su compañero - ¡Por favor! ¡No seas tan tonto Leo!

- ¡¿Yo?! – exclamó nuevamente el chico que respondía al nombre de Leo - ¿Acaso ya olvidaste lo que ocurrió anoche con ese mismo maniquí, Rodolphe?

- ¡Sí, sí! ¡Ya se! – respondió el aludido rodando los ojos – sin explicación aparente apareció en el interior del camión en el que transportamos al resto de los maniquíes ¡Ya te lo dije! – exclamó despreocupado - ¡Seguro uno de nosotros lo llevó hasta ahí! ¡Y el desvelo nos hizo confundirnos! ¡Ya olvida eso! ¡Y trae aquí ese estúpido maniquí! ¡Acabemos esto de una buena vez!

EL chico de nombre Leo pareció pasar con dificultad algo de saliva - ¿Qué yo lo lleve? – Murmuró mientras miraba con cierto recelo al maniquí de cabello rubio - Pero – replicó Leo en el mismo tono asustadizo - ¿No sientes como si te estuviera mirando?

- ¡Ah, por favor! – dijo el otro chico - ¡Es un maniquí! ¡No puede mirarte! ¡Solo tráelo aquí!

Adrien por su parte observo desde su lugar como ese chico de nombre Leo, a quien fácilmente recordó como uno de los modelos exclusivos de la empresa Ferrec, iba acercándose a él con cierto recelo… incluso tuvo que hacer un esfuerzo extra para no reírse de la expresión que tenía

Pronto, ese chico Leo estuvo frente al maniquí y palideció… - Eh ¡Rodolphe! – Exclamó - ¿Qué no estaba en otra posición?

El chico que respondía al nombre de Rodolphe rodó los ojos – No me pagan lo suficiente para esto – murmuró – ¡Muévete ya! – exclamó al tiempo que empuñaba con fuerza el bate que tenía en sus manos cuando de pronto un extraño sonido proveniente detrás de unas cajas llamó su atención - ¿Qué fue eso? – murmuró al tiempo que iba acercándose al área con el bate en alto

- …Marinette – murmuró Adrien al estar seguro de haber visto a la chica en aquella parte de la bodega a donde Rodolphe se dirigía

EL chico de nombre Leo de pronto se quedó estático y lo miró con expresión de pánico – Ah… ¿Rodolphe? - exclamó mientras retrocedía

- ¡¿Y AHORA QUE?! – exclamó el tal Rodolphe sin girarse hacía él

- ¡No lo creerás! – exclamó Leo - ¡El maniquí acaba de…! ¡AHHHH!

Rodolphe frunció el ceño y se giró hacía él - ¿Leo? – Murmuró al ya no verlo - ¿qué paso? ¿Leo? – insistió esta vez yendo en la dirección donde se supone estaba su primo y olvidando por el momento el área de cajas donde antes escuchó el ruido - ¿Leo que…? – Pronto el propio Rodolphe también se quedó de hielo y comenzó a retroceder - ¿Qué no estaba aquí el maniquí?

Pero un nuevo sonido a sus espaldas volvió a alertarlo y esta vez sí que pudo ver a la culpable - ¡Tú! ¿Quién eres y qué haces aquí? – dijo apuntando con el bate a una chica de coletas y cabello oscuro

La chica frunció el ceño sin amedrentarse - ¡Entrégame al maniquí de los Agreste!

El chico rió – No lo creo linda – le dijo – ¡Y temo que tendrás que correr el mismo final que él!

- ¡Marinette! – dijo de pronto a espaldas del chico una voz conocida al tiempo que un segundo bate de baseball caía en manos de la chica

La chica de coletas no tardó en empuñarlo y atinar un certero golpe contra aquel chico, dejándole en el suelo al instante para enseguida alzar la mirada - ¡Adrien! – exclamó al tiempo que corría hacía su preciado maniquí, quien al instante la rodeo protectoramente con ambos brazos - ¿estás bien?

Adrien le sonrió – ahora sí lo estoy – susurró mientras la abrazaba

- ¡Lo sabía! – exclamó de pronto la voz de Leo mientras corría a ellos con el bate en mano - ¡Lo sabía!

- ¡Marinette! ¡Levanta las piernas! – exclamó Adrien al tiempo que rodeaba la cintura de la chica y la impulsaba hacía arriba logrando que la chica acertará una patada directo al rostro del chico

- ¡Wow! – exclamó Marinette sorprendida por aquello

Adrien a sus espaldas, seguía sonriendo – Eso les enseñara a no meterse con esta chica y su maniquí – añadió al tiempo que volvía a abrazar a la chica y ella se acurrucaba feliz en sus brazos

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- ¡Ese par! – decía la elegante diseñadora Ferrec mientras volvía a la bodega en compañía de Lila - ¿Qué no entienden lo que es hacer un trabajo con discreción? ¿Por qué tienen que hacer tanto ruido? – murmuró a punto de abrir la puerta de la bodega cuando…

- ¡Señora Ferrec! ¡Señorita Lila! ¡Quedan arrestadas en nombre de la ley! – exclamaron de pronto un par de agentes policiales al tiempo que mostraban sus placas

Ambas mujeres levantaron las manos con expresión de susto – ¿Qué? – Exclamó la diseñadora - ¡Esto debe ser un error!

- ¿Por qué seríamos arrestadas? – exclamó también Lila queriendo aparentar un tono de inocencia

- ¡Por el robo, conspiración y fraude en contra de la empresa Agreste! – exclamó de pronto la seria voz de Gabriel Agreste que aparecía en escena junto con su asistente, su nuevo socio y una periodista que no paraba de tomar nota de lo que pasaba - Parece que volvemos a vernos, Lady Ferre

- ¡Gabriel! – exclamó la aludida fingiendo estar asombrada - ¡Cuánto tiempo!... ¡Vamos! ¿No creerás que realmente yo soy responsable de esos delitos? ¡Siempre hemos sido buenos rivales!

Gabriel volvió a fulminarla con la mirada - ¡Oficiales! ¡Añadan a la lista delitos de esta mujer! ¡Secuestro y retención ilegal!

- ¡¿Qué?! – exclamó nuevamente Lady Ferrec - ¿secuestro? ¿A quién se supone que he secuestrado?

- ¡A mí! – exclamó de pronto una tercera y juvenil voz

Todos los presentes se giraron hacía donde las puertas de la bodega se abrían y de las mismas veían salir a un guapo chico de cabellos rubios que iba de la mano de una chica de cabello oscuro atado en coletas

La mujer de apellido Ferrec palideció al instante en que lo vio - ¡No! ¡No es posible! ¡Esto es mentira! ¡Él era un maniquí! – decía mientras señalaba al chico quien parecía desconcertado por lo que esa mujer decía

- ¡Es cierto! – comenzó a decir Lila con la misma expresión - ¡Él era un maniquí! ¡Él no es real!

Los oficiales se miraron confundidos entre sí y pronto miraron al joven en cuestión

- No tengo idea de a que se refieren oficiales – dijo Adrien cruzando los brazos – Pero lo que sí sé es que ambas – dijo señalando a Lila y a la diseñadora - junto a sus modelos exclusivos, Leo y Rodolphe Ferrec conspiraban para llevar a la ruina la empresa de mi padre – declaró al tiempo que recibía una confusa mirada de parte de Marinette, cuyo agarre en sus manos se tensó mientras lo escuchaba

- ¿La empresa de su padre? – preguntó uno de los oficiales

El chico asintió – Mi nombre es Adrien Agreste – declaró a los oficiales y al resto de los presentes quienes lo miraron totalmente asombrados por la declaración a excepción de su padre, su asistente y su mejor amigo – Hace unos años cuando era adolescente era el modelo exclusivo de la marca antes de ir a vivir a Londres… volví a Paris con motivo de la re-inauguración de uno de nuestros almacenes el cuál hace unos meses comenzó a irse a la quiebra… el mismo tiempo que la señorita Lila tenía trabajando para la empresa

- Seguro que a un juez le parecerá muy interesante todo esa historia – dijo el oficial - ¡Arréstenlas!

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Adrien dio un profundo suspiro cuando por fin los Ferrec y su cómplice fueron arrestados… Cuando finalmente vio las patrullas alejarse, sonrió… ¡Por fin aquello había terminado! ¡Ahora todo estaría en orden! ¡Todo saldría perfecto de ahora en adelante! ¿Cierto?

- ¡Adrien! – exclamó de pronto la furiosa voz de su padre - ¡¿Puedes explicarme que rayos fue todo eso?!

O tal vez no pensó el "Maniquí" mientras encogía los hombros

- Eh… - comenzó a decir Adrien con una sonrisa - ¡Papá! ¡Yo…!

- ¿De dónde salió esa tontería de hacerte pasar por un maniquí del almacén? - decía Gabriel

- Eh… yo… En realidad, fue idea de Nino – dijo Adrien encogiendo los hombros mientras miraba de reojo a su mejor amigo

- ¿Qué? ¿yo? – replicó Nino sintiendo sobre él la fría mirada de Gabriel Agreste - ¡No, no fue una idea! ¡Fue un comentario sarcástico! – entonces el chico dejo caer los hombros recordando cómo había surgido todo aquel embrollo

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FLASHBACK

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- Y… ¡Voila! – exclamó Nino al tiempo que retiraba aquella sabana que cubría al maniquí recién llegado a la empresa - ¿eh? ¿Qué te parece?... ¡Amigo! Deberías mostrarte más entusiasmado ¡Este maniquí es tu vivo retrato!

- ¿eh? Sí, Nino lo sé – respondió Adrien sin prestar realmente interés a lo que su amigo le mostraba – lo siento, es solo que… me preocupa que nada de esto funcione, él nuevo socio de papá, la re-inauguración del almacén ¡Y este maniquí! Creo que los problemas de la empresa van más allá de esto – dijo mientras, sin querer, adoptaba la misma postura que tenía su maniquí

- Sigues sospechando que hay un traidor en la empresa – decía Nino - ¿Por qué no lo hablas con tu padre? Tal vez si fueras a la empresa…

- Si de pronto del hijo del dueño apareciera en la empresa ese traidor solo subiría más la guardia – respondió Adrien pensativo – tiene que haber una mejor forma de hacerlo sin levantar sospechas…

Nino rió - ¿Por qué no tomas el lugar del maniquí? Ya que son idénticos podrías espiar a todos sin problemas desde los aparadores – dijo con evidente sarcasmo - ¿Adrien? ¿Adrien? – llamó un par de veces a su amigo sin obtener respuesta, cuando de pronto, una risa a sus espaldas le hizo percatarse de lo que acababa de hacer… Estaba dirigiéndose al maniquí y no a su amigo

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Gabriel Agreste continuaba con expresión seria pero notablemente menos furiosa - ¿Que se supone que paso con el verdadero maniquí?

- Esta oculto en la bodega del almacén - respondió Adrien

Gabriel suspiró – Ya hablaremos después – declaro antes de volver a su auto seguido por su asistente

Adrien volvió a suspirar y por fin dirigió la mirada a la chica a su lado, quien había permanecido callada mientras todo aquello ocurría

- Parece que ya todo estará bien, mi lady – dijo buscando tomar la mano de la chica quien, inesperadamente se alejó de él - ¿Marinette? ¿qué pasa?

- ¿Qué pasa? – repitió Marinette mientras le miraba frunciendo el ceño y los labios - ¿Te divertiste mucho con toda esta broma?

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CONTINUARA...