Rei resopló ante el nuevo panorama al que se enfrentaba.

"No sé si me parece una buena idea."

"Tampoco puedes negarte o tienes otras opciones por el momento. Solo hace falta tiempo para que vengan a por ti. No son estúpidos, lo sabes perfectamente." Intervino Akai.

"¿Crees que soy tonto?" Preguntó el rubio molesto mientras se removía el cabello. "Esto no debería haber ido de esta manera." Resopló de nuevo. "¿De verdad creéis que lo podéis solucionar?"

"Debemos intentarlo." Dijo Heiji. "Lo que no podemos hacer, es cruzar ambos brazos y esperar a que acaben con todos uno a uno."

"La confianza es difícil de recuperar." Comentó el rubio. "Esa gente es demasiado inteligente. Kudo la jodió mucho antes del incidente. Dejó tirado a Irish, robándole todo ese dinero para conseguir ponerle un cebo a la organización y a demás, se llevó una libreta muy importante del Black Moon. Será mucho más difícil avanzar con lo tensas que están las cosas."

"¿A que te refieres?" Preguntó Akai.

"A un cuadernillo de contabilidad. En el que Irish tenía apuntados todos los movimientos que hacía con la sede, en el que hay direcciones, contactos, números de cuentas bancarias… Contabilidad no oficial vamos." Explicó finalmente.

"Kudo les había pillado..." Añadió Heiji pensativo, cuadrando cada pieza de su cabeza.

"Y ellos le volaron la cabeza." Dijo Rei, intentando advertirles de la real seriedad y frialdad de sus oponentes.

"Pero…el cuaderno, ¿dónde está?" Preguntó Shuichi mirándole fijamente.

"No tengo ni idea." Comentó Rei mientras alzaba y negaba con la cabeza. "Pero si no lo han recuperado, van a ir a por todas hasta dar con él."


Ran se reunió con Shuichi, en un pub céntrico que había frecuentado anteriormente con Sonoko. Con tantas noticias nuevas y emociones, necesitaba parar unos minutos y hablar con alguien de confianza.

"Aquí estás." Le sonrió Akai al llegar a la vez que se acercaba para abrazarle amistosamente.

Se sentaron con su par de bebidas en una mesa cercana y empezaron a hablar naturalmente.

"Escucha, sé que Kudo siempre te acababa metiendo en sus líos. También sé que robó un millón y todo eso…"

Akai suspiró mientras movía su copa. "No deberías involucrarte en el caso. Y menos ahora que ha despertado. No te preocupes por el dinero, hemos dado con él y miraremos la manera de devolverlo. El problema es algo que se llevó Shinichi del Black Moon."

"¿El qué?" Preguntó antes de darle un sorbo a su Malibú con piña. No era una mujer que bebiese mucho alcohol, así que si le apetecía o debía hacerlo, optaba por bebidas muy dulces y suaves, como esa combinación tropical.

"Un cuaderno azul, de contabilidad…que al parecer él robó."

"¿Robó?" Preguntó extrañada. "¿Un cuaderno azul?¿Y para qué lo querría él?"

"Kudo estaba indagando demasiado para trabajar prácticamente solo." Le comentó el moreno, bebiendo también de su copa.

"¿Crees que cabe la posibilidad de que reaccionase tan inesperadamente esas últimas horas porque quería irse de Japón?" Preguntó confusa. "Es que, no sé que pensar ya."

"No lo creo." Contestó su amigo pensativo. "También podría ser porque le hubiesen pillado o cualquier otra teoría. No podemos sacar conclusiones sin tener pruebas. Lo importante ahora, es ese cuaderno."

Ran cogió la mano de Shuichi entre las suyas y él abrió los ojos ante la sorpresa. "Mira, te prometo que lo buscaré por toda la casa."

"Prométeme, que no seguirás indagando." Le dijo Akai. "Déjanos continuar a nosotros."

"Lo prometo."

El moreno le dio un último sorbo a su bebida y llamó a la camarera para pedir una nueva. "Supongo que no me has hecho venir aquí solo para hablar de dramas, ¿Nos tomamos algo?" Le preguntó.

"Claro." Sonrió Ran.


Shiho abrió la puerta de su casa y dejó los zapatos altos como pudo en la entrada. Esa cena con Ayumi, había acabado en una decena de chupitos al acabar, y en ese momento, apenas sabía si podía caminar en línea recta o llegar a su dormitorio.

Se dirigió al sofá, que era lo más cerca que había y se dejó caer mientras escuchaba su movil sonar. Eran las dos de la mañana y no tenía mucha gente que se atreviese a llamarle a esa hora.

"¿Sí?" Contestó.

"Hola, ¿Qué haces?" Le preguntó Shinichi como si nada.

"¿Qué hago? Son las dos de la mañana, Kudo." Comentó ella.

"¿Y qué haces despierta a estas horas?" Le preguntó el moreno sonriente.

"Pues, he ido a cenar con Ayumi y me ha liado al acabar con los chupitos." Le explicó levantándose del sofá para acercase a tomar un baso de agua. "Me he tomado veinticinco chupitos."

"¿Veinticinco chupitos?" Le preguntó sorprendido.

"Bueno en realidad han sido diez u once, pero la cabeza ya me da suficientes vueltas." Le comentó riendo mientras volvía hacia el salón.

"Pues…lo mejor es que te tumbes." Le dijo Kudo, haciendo que ella se volviese a estirar en el sofá con sus palabras. "¿Sabes una cosa? Me gusta mucho verte recostada. Los pequeños hoyuelos que se te hacen en la espalda, eso me encanta." Le comentó dulcemente.

"Oh, ¿De verdad?" Le preguntó ella con una sonrisa, sacándose el jersey y los pantalones que llevaba para quedarse con una camiseta y la ropa interior.

"Sí…y también me gusta mucho la curva de tu cintura. Como baja de las caderas y luego vuelve a subir." Le dijo recordando cada curva de su cuerpo. "El otro día, cuando volví de acompañar a Rei, me tuve que volver a meter en la cama contigo. No sabes el calor que desprendes por las mañanas."

Shiho sonrió contra el teléfono, completamente ruborizada por las palabras que escuchaba mezcladas con el alcohol que había ingerido. "Ya lo recuerdo…te metiste en la cama prácticamente desnudo." Le contestó con un tono suave.

Shinichi rió levemente. "Ahá, y…puede que incluso me excitara, un poco."

"¿Un poco?" Preguntó riendo.

"Un poco mucho." Contestó haciendo que los dos rieran.

"¿Ahora es cuando me preguntas que llevo puesto o algo así?" Le preguntó Shiho sin apagar la sonrisa de sus labios.

"En realidad, te llamaba para preguntarte una cosa." Le comentó el moreno.

"Dime."

"¿Te importa que vaya a Hakone a verte?"

"Por supuesto que no me importa." Le contestó sin pensárselo.

"¿Seguro?"

"Seguro. ¿Por qué debería importarme?"

Ding Dong

Shiho se quedó mirando a la puerta un par de segundos antes de levantarse del sofá y dirigirse a abrir la sin apartar el teléfono de su oreja.

"Hola." Le sonrió el moreno con gracia. "¿Te pillo en un mal momento?" Le preguntó aún a través del móvil.

"Para nada. "Contestó apagado la llamada y guardando el teléfono. "Las dos de la mañana es mi hora de recibir visitas." Bromeó mientas le cogía de un brazo para acercarle a ella y hacerle pasar al interior para besarle más cómodamente.


A la semana siguiente, Shiho se presentó en la casa de los Kudo para aparcar su coche en la entrada de su portal.

Había quedado con la morena esa misma mañana, aprovechando ahora, que Kudo aún permanecía ingresado, para poder devolverle el vehículo y las llaves sin tener que enfrentarle.

"Sabes que no es necesario." Le comentó Ran.

"No es mío. No lo quiero." Comentó Shiho negándose.

La morena asintió y guardó las llaves en su sitio. "Pasa." Le invitó a entrar.

"Vaya…" Comentó la pelirroja al entrar a esa casa, que era más grande de lo que se percibía desde el exterior. Mucho más grande y lujosa. "Menuda casa tenéis." Comentó acercándose a los ventanales. "Y…las vistas son preciosas…Debe ser una pasada levantarte todas las mañanas rodeado de…cristal y hormigón." Bromeó mientras observaba las casas vecinas.

"A demás, hay mucha gente a la que espiar." Le siguió la corriente Ran, provocando que las dos sonriesen cómodamente.

"La verdad es que, no he dormido en toda la noche." Le empezó a explicar Shiho, suspirando lentamente. "He estado pensando en lo valiente que has sido por venir a Hakone…a ver como vivíamos Kudo y yo. Y ahora que he descubierto todos esos asuntos turbios que tenía, me he dado cuenta de que en realidad, no tengo ni idea de quien es, ni de como vivía, o que quería."

Shiho se dirigió al sofá y se sentó lentamente para cruzar las piernas y apoyar el codo en la rodilla mientras no dejaba de pensar.

"Y es curioso, porque cuando estábamos juntos, no me importaba nada de eso. No necesitaba saber dónde estaba o como era la casa en la que vivía contigo. Pero creo que ahora si que lo necesito, para poder sacármelo de la cabeza." Le explicó tristemente. "Por eso necesitaba venir, aunque fuese una primera y última vez."