Capítulo 28
Tras el anuncio y regocijo del pueblo de Camelot por la victoria del rey sobre la Bestia Aulladora, la vida diaria en la capital de los Pendragon se vio nuevamente interrumpida. Ésta vez por las preparaciones de la reunión anual de la Corte Real.
En el castillo, la expectación, anticipación y estrés podían verse en los rostros de los malhumorados mayordomos y chambelanes que dirigían al resto del personal del castillo para la limpieza y acondicionamiento de las habitaciones destinadas para los nobles. Todos los días, sirvientes y mozos corrían de un lado al otro llevando los recados, instrumentos de limpieza, y en el caso de las cocinas, cestos llenos de comida para el banquete.
En el Pueblo Bajo, la situación no había sido diferente. Las calles habían sido barridas y limpiadas con esmero, especialmente las avenidas y calzadas principales. Guardias y soldados vigilaban desde los bordes de las calles la llegada de las comitivas de la nobleza, mientras que detrás de ellos, los plebeyos, campesinos y pequeños comerciantes se aglomeraban a lo largo de las calzadas mirando con curiosidad a los pintorescos y ricos condes y marqueses desfilar hasta el castillo.
Conforme arribaba la nobleza al patio de la ciudadela, los sirvientes y mozos acudían a toda velocidad para tomar las riendas de los caballos y guiar a las bestias a los establos para su cuidado, mientras que los altaneros condes y marqueses eran recibidos por los senescales y chambelanes del castillo, quienes los guiaban a la Sala del Trono, donde la corte se estaba reuniendo para presentar sus respetos a los monarcas.
Ajeno a la situación, y por primera vez libre de participar en el recibimiento de la corte, en una cámara próxima a la Sala del Trono, Merlín esperaba el momento en el que su rey lo llamara para presentarse ante los nobles de Camelot.
"El día finalmente ha llegado" se dijo Merlín en voz baja, antes de respirar profundamente mientras dejaba que el rayo de sol que entraba por la ventana de la pequeña habitación, lo bañara con su calidez, esperando poder encontrar el consuelo y seguridad necesarios para enfrentar esta prueba.
En estos momentos, el brujo deseaba tener a Gaius, Blaise o alguno de sus otros amigos para que lo acompañaran y ayudaran a apaciguar sus temores. Lamentablemente, la presencia de Gaius era requerida en la Corte, y Blaise, ha pedido de Arturo, debía estar también presente en la Sala del Trono, ya que según él, el impacto de la aparición de Merlín sería menor si aparecía solo en lugar de acompañado.
Mientras esperaba su llamado, una sensación de déjà vu invadió completamente al brujo, recordándole aquella última vez que estuvo solo en una de las cámaras del castillo de Camelot, aguardando a que vinieran a buscarlo para presentarse ante los monarcas. En ese entonces había estado esperando ansiosamente el regreso de Blaise, quien se encontraba en la Sala del Trono contándolo a la Mesa Redonda sobre él, bueno Wyllt, y como se habían conocido en Dyfed. 'Parece como si hubiera pasado toda una vida desde ese momento'.
Recordaba perfectamente que ese día había estado preocupado por lo que pudiera haberle pasado a Blaise durante su encuentro con los Pendragon, pero también estaba aterrado por la sensación de sombras y terrores ocultos entre las paredes del castillo. Una sensación todavía presente y que aún lo ponía nervioso.
En su momento, Merlín no había sabido explicarse cuando juzgó al reino como un lugar sombrío, después de todo, antes de su destierro no se había percatado de esas sombras. Quizás había estado tan acostumbrado a ellas que no notaba su presencia o ya no le importaban. En cambio, para alguien como Wyllt, cuya magia estaba latente y no conocía el reino, los remanentes del dolor, los odios y deseos de venganza que había despertado la purga de Uther, sumado a sus memorias enterradas en lo más profundo de su mente y el posible fracaso del destino, suyo y de Arturo, hacían de estas sombras una entidad amenazante y casi palpables. Ahora, que él estaba de regreso, debía de enfrentarlas y desterrarlas de una vez por todas.
"Fue demasiado rápido" murmuró el brujo sintiendo su ansiedad crecer nuevamente.
El tiempo había transcurrido con demasiada rapidez para su gusto. Tres semanas. Habían sido sólo tres semanas desde la reunión de la Mesa Redonda, cuando Arturo le había ofrecido el puesto de Hechicero de la Corte. Diecisiete días desde que le hubiera entregado el manuscrito de la nueva legislación mágica, revisado y corregido, esperando a que el rey y la reina lo avalaran para su publicación, y posterior distribución. Diecisiete días llenos de ansiedad y estrés por este momento. Diecisiete días de mantenerse encerrado y oculto de todo Camelot, estudiando y preparándose para este gran, y trascendental momento.
Durante ese tiempo, Arturo, Gwen y los caballeros habían encontrado tiempo para visitarlo y poder reconstruir sus amistades y antiguos vínculos. Hubo conversaciones incómodas, pero necesarias, agradecimientos atrasados, disculpas y promesas de ser mejores amigos por ambas partes. Cada uno hacía su lucha para asegurarle que estaban juntos en esto, algo que Merlín agradecía y lo llenaba de felicidad. Al mismo tiempo, sin darse cuenta, los muros que había levantado el brujo entre él y sus amigos, caían lentamente.
¿Sería complicado? Sí. Había hábitos demasiado arraigados, y que difícilmente podrían eliminarse, como su tendencia a mantener secretos. Ese fue uno de las principales temas que Arturo buscó resolver.
Flashback
"¿Merlín?" llamó Arturo antes de entrar a la habitación del brujo.
Al entrar, el rey notó que el lugar ya rebozaba de la presencia del brujo. Tal y como había sido antes de su destierro, el cuarto era un completo caos: ropa tirada por todo el suelo, la cama deshecha, pilas de papeles y libretas encima de todo el escritorio junto con algunos platos y vasos sucios, lo único diferente era la presencia de unas estatuillas talladas en madera de un dragón y un ciervo, junto con una deslucida cadena que le era de alguna manera familiar.
"¡Arturo!" lo saludó un emocionado Merlín sentado casualmente sobre su cama "¡Qué agradable sorpresa! ¿Qué te trae por estos lados?"
Frunciendo el ceño, el joven rey miró con sospecha a su amigo. 'Demasiado casual' pensó Arturo antes de reparar en la tensión e incomodidad en el brujo. "¿Qué estás ocultando?"
"¿Yo? ¿Ocultar algo? Puf… Por supuesto que no. Jamás te ocultaría algo" respondió Merlín apresuradamente mientras frotaba su cuello con su mano en un claro gesto de nerviosismo.
"¿Ah, sí? ¿Cómo tu magia durante años?" respondió el rey todavía un poco resentido por el secreto.
Merlín se encogió ante el tono de Arturo, quien, al percatarse de sus insensibles palabras, se arrepintió de ellas inmediatamente. "Lo siento. No debí decir eso".
"Está bien, Arturo" respondió Merlín encogiéndose un poco de hombros restándole importancia al asunto "Es demasiado pronto para bromear con esas cosas, ¿no?"
"Creo que sí" respondió el rey con un suspiro, dejando que un incómodo silencio se asentara en la habitación "Entonces… ¿qué estabas ocultando?"
"Ah" se quejó Merlín apretando los labios avergonzado mientras sacaba de entre las mantas de su cama un libro viejo y gastado "Estaba estudiando mi viejo libro de magia".
Sorprendido, Arturo tomó el libro de las manos de su amigo, hojeándolo con curiosidad y deteniéndose de vez en cuando para contemplar los extraños e intrincados esquemas e ilustraciones, ignorando completamente los textos escritos en la incomprensible lengua de la Antigua Religión.
Mientras Arturo pasaba las hojas del libro despreocupadamente, Merlín lo veía fascinado. Era la primera vez, desde la Bestia Aulladora, que Arturo mostraba un genuino interés en sus actividades mágicas. Si bien, sabía que el rey había aceptado esa parte de su persona, sentía que todavía le faltaba interactuar más con ese lado suyo.
"¿Por qué lo escondías? Sabes que sé de tu magia" lo regañó Arturo haciendo a un lado el libro, poniendo toda su atención sobre el brujo.
"Lo siento" se disculpó Merlín mirando hacia otro lado apenado "Hábito, supongo" respondió finalmente.
"Eso parece" contestó el rey todavía molesto "¿Sabes? Esto me hace preguntarme si puedo confiar plenamente en ti" dijo Arturo con seriedad.
"¿Qué?" le preguntó Merlín dolido por las palabras de su rey.
"Entiendo que tu vida siempre ha estado llena de secretos. Dependías de ellos para sobrevivir. Entiendo que puedas guardarte cosas, todos lo hacemos" dijo Arturo luciendo bastante incómodo por la emotiva plática que se estaba desarrollando "Pero, yo sé que tengo personas con quien puedo hablarlas, incluyéndote, ¿pero tú sabes que también las tienes?"
"Po-por supuesto que lo sé" respondió Merlín sin entender a donde iba el rey con esto.
"¿Entonces por qué me lo estabas escondiendo?" le preguntó Arturo nuevamente al devolverle el libro "Sabes, creo que una parte de mí siempre supo que escondías algo, y aunque yo traté de ser lo más sincero y honesto contigo, sabía que tú no lo eras completamente".
"Arturo, yo…" quiso Merlín explicarse, pero fue detenido por el rey.
"Déjame terminar" dijo Arturo levantando la mano para callar a su amigo "Confío en ti plenamente. Sé que tienes las mejores intenciones para mí y Camelot. Lo hice antes de estar al tanto de tu magia, y lo hago ahora después de todo lo que ha pasado... Es sólo que… Tengo que saber que serás sincero en todos los sentidos, y que también serás capaz de confiarme tu propio bienestar".
"¡Claro que lo hago!" respondió Merlín con rapidez.
Ante la pronta respuesta del brujo, Arturo levantó las cejas con incredulidad, todavía un poco reacio a creerle tan fácilmente. "En serio, Merlín. No más secretos. No más salidas riesgosas sin mi conocimiento. Y nada de tomar decisiones a mis espaldas. Yo soy el rey, y si hay alguna decisión o propuesta cuyas consecuencias afecten a todo Camelot, me las dices directamente para tomarlas en cuenta. ¿Está claro?".
Merlín se mordió los labios antes de responder. "Sí, Arturo. Trataré de romper con ese hábito, pero también te pido tu comprensión y paciencia, que no es mucha, por cierto" dijo con una sonrisita tratando de aligerar un poco el ambiente. "Me estás pidiendo romper totalmente con la forma en la que he vivido toda mi vida".
"Lo sé, y te prometo que seré paciente" respondió Arturo con un asentimiento.
"Lo creeré cuando lo vea" se burló Merlín del rey que lo miraba con molestia.
"¿Sabes? No me das muchas razones para tenerte tanta consideración" contestó Arturo cruzándose de brazos.
"¿Tan rápido te impacientaste? Eso no me hace sentir seguro" respondió Merlín sin ocultar su diversión.
"Cállate, Merlín" respondió Arturo rodando los ojos "Ahora, ¿por qué no me muestras eso que estabas estudiando?"
Sonriendo con gran alegría, Merlín abrió su libro en el capítulo que había estado leyendo, listo para explicarle el tema a Arturo, quien pronto se vio contagiado por el entusiasmo de su amigo.
Fin del flashback
A esa conversación le siguieron muchas otras, las cuales incluyeron hablar sobre la propia seguridad del brujo y su tendencia a sacrificarse por Arturo. Sacrificios que Merlín defendió a capa y espada, después de todo, él era Emrys, el protector del Actual y Futuro Rey.
"Protector o no, eres mi mejor amigo, mi hermano. Si de verdad crees que eres así de reemplazable, entonces eres más idiota de lo que creí". Eso y otras cosas le dijo Arturo cada vez más molesto y frustrado por la terquedad del brujo, quien sonreía conmovido ante la preocupación de su amigo, pero sin esconder su resignación. Merlín no iba a cambiar de parecer sobre este punto.
"Tú eres el rey. Eres más importante que yo. Tú eres quien trae la estabilidad a esta tierra, tu vida importa mucho más que la mía" había replicado Merlín para gran exasperación de Arturo, que parecía listo para abofetear a su amigo para que ganara algo de sentido.
"Eres igual de importante que yo, Merlín. Igual de importante que Guinevere, Gaius, los caballeros, los nobles y los plebeyos. Camelot es la suma de toda su gente, y sin ella, Camelot no es nada. Si Camelot me necesita, entonces también necesita a Merlín. Así que si sientes la ferviente necesidad de sacrificarte, antes respiras profundamente, y vienes a hablar conmigo" terminó Arturo dando a entender que no aceptaría más excusas.
Si Arturo y Merlín habían llegado a un mutuo entendimiento, eso todavía no estaba del todo claro. Los dos eran bastante obstinados. Lo que sí se podía decir, es que la dinámica de su amistad comenzaba a cambiar, todavía se burlaban y se insultaban como hacían antes, pero ahora había una mayor comprensión y una relación mucho más profunda y sana.
Conforme el tiempo pasaba, y la reunión con el consejo se acercaba, Merlín se ponía cada vez más nervioso, imaginando cientos de escenarios en los que finalmente fallaban y la magia no se llegaba a legalizar en el reino. Así, su ansiedad se incrementaba, obligando al brujo a leer una y otra vez las nuevas leyes, modificando y corrigiendo sus anteriores observaciones, hasta que finalmente Arturo tuvo que intervenir, logrando calmar a su amigo.
A pesar del apoyo de Arturo y el resto de sus amigos, Merlín no terminaba por tranquilizarse. Había mucho en juego: si el consejo y la corte no aceptaban la propuesta de legalizar la magia, ¿qué harían ellos? ¿Merlín tendría que irse de Camelot? ¿Cuál sería su futuro y el del reino?
Perdido en sus tribulaciones, Merlín no oyó cuando la puerta de la habitación se abrió. "Merlín, amigo" llamó la grave voz de Gwaine, interrumpiendo los caóticos pensamientos del brujo "Ya es hora" dijo solemnemente el pícaro. La habitual alegría y despreocupación habían desaparecido, sustituidas por la seriedad y precaución.
"¿Ya?" preguntó Merlín mirando a su amigo, quien le asintió solemnemente.
'Confía en ti mismo. Confía en el Actual y Futuro Rey. Confía en sus destinos' resonó la voz de Kilgharrah en la mente de Merlín.
"Bueno. Vamos allá" dijo el brujo armándose de valor antes de salir rumbo a la Sala del Trono, escoltado por Gwaine y León, listo para enfrentar al Consejo y la Corte Real de Camelot.
NA: Bastante tiempo desde la última actualización. Si tenían el pendiente con esta historia, les pido disculpas por la tardanza. Me tomé un tiempo para aterrizar las ideas de los futuros capítulos, además de que salieron algunas cosas relacionadas con mi tesis y trámites para obtención de grado y algunos proyectos que tengo, así que ha sido un poco caótico estos días (¿o meses? Ya ni sé. A duras penas sé en que día vivo). En fin, manténganse sanos, y atentos para futuras actualizaciones, que esta historia aún no termina.
