Holaaaa! Creo que en esta ocasión no me tardé tanto y espero mantener este ritmo. Gracias por los comentarios de todas, no les contesté a algunas pero sí los leí, para este capítulo si contesto conforme me vayan llegando, lo prometo.

Gracias miles por sus palabras de apoyo a esta historia y que de verdad sienten lo que les pasa a cada uno de los personajes, a veces hasta lloro cuando estoy escribiendo esto porque intento por todos los medios que sea creíble con lo presentado en el personaje. Me encanta leer sus comentarios e impresiones.

Creo que este capítulo me quedó bastante rosa xD por más que lo edité y edité, perdón si lo sienten algo lento pero ya el próximo se viene lo bueno, las quiero.

Mántenganse a salvo.


Operación M.A.L.T.E.A.D.A.

Miembros

Afrontan

Las inseguridades generadas

Tiempo atrás

En un intento de

Avanzar en sus

Distintas ramas

Adolescentes


Ese sábado Kuki Kiut comía a lado de Wally en la barra de la cocina de los Torres, la madre de Cuatro les había preparado Hot cakes antes de irse a dar una clase al centro, el padre se había marchado de casa muy temprano ya que la empresa de El jefe estaba por cerrar un trato muy importante y necesitaban que el hombre entregara los estados de cuenta actualizados al departamento encargado de ello.

Wallabee solía levantarse tarde los fines de semana, tanto en su hogar como en la Casa del árbol, quizás estar en pijama hasta pasadas las dos de la tarde o, si hacía calor y tenía la casa sola, vagar en calzoncillos mientras jugaba Guitar Hero a alto volumen; sin embargo, con Kuki en casa, su rutina había sido completamente distinta. Se había despertado al amanecer e incluso logró ver a su padre antes de que se marchara al trabajo, había arreglado la cama de Joey, donde ahora dormía, y hasta sacado la basura sin que su madre se lo pidiera, la mujer rio con disimulo al ver a su hijo bañado y vestido mientras le ayudaba a cortar la fruta para decorar el desayuno, no se atrevía a decir nada, pero sabía el porqué de las repentinas ganas de ayudar del Güero Torres.

− ¿Cuál es el plan para hoy?− preguntó el chico mientras Kuki devoraba su segundo Hot cake con fresas y melón.

−Bueno, no hemos ido a la Casa del Árbol estos días y Abby me mandó un mensaje preguntándome si podíamos tener una tarde de chicas, así que creo que es buena idea disfrutar el día con nuestros amigos−Cuatro asintió, aunque le habría encantado pasar el día con Kuki, no se atrevía a pedírselo de frente, Dos le había dicho que no la presionara y eso estaba intentando.

−Es buena idea, hoy están Miguel y Memo, seguro nosotros también podemos tener una tarde de chicos− el ruido de la puerta de la entrada les indicó que alguien había llegado, ambos se miraron confusos, el padre no llegaría hasta entrada la noche y era muy temprano para que la madre hubiera terminado la clase que daba en la Academia de artes.

−Hola torpe− escuchó Cuatro cuando su pequeño hermano tan parecido a él, pero usando una sudadera roja, le saludó entrando a la cocina − Hola Kuki.

−Joey qué…

−Buenos días− escucharon que una voz femenina les saludaba al entrar, con algunos segundos de diferencia, en la habitación. La niña en cuestión tenía el cabello café, rizado y sujetado por una diadema rosa que evitaba que se le fuera a la cara, usaba un vestido con cuadros rosas y blancos hasta la rodilla, con cuello y puños blancos, les sonrió tímidamente.

−¿Por qué me miran así? Vivo aquí por si ya lo olvidaron. Ella es mi amiga Keyla, viene a… hacer una tarea, Keyla él es mi hermano Wally y ella es…

−Kuki Kiut− dijo la niña entre sorprendida y divertida mientras la japonesa la miraba con sorpresa− hace tiempo que no nos veíamos.

−¿Se conocen?− empezó Cuatro, sin saber muy bien cómo comportarse.

−Keyla es la hermanastra de mi amiga Becca− intentó seguir comiendo mientras una preocupación por Mushi la embargaba ¿Qué hacía Joey allí? ¿Dónde estaba su hermana?

−En realidad, por lo último que le escuché decir sobre ti, ya no son más amigas ¿O sí? − dijo la niña con una sonrisa traviesa− Becca está muy enojada contigo por salir con…− miró a Wally y lo señaló como si no estuviera presente− con él y no es como que ella me simpatice, pero por lo que ha dicho estás cometiendo un error muy grande al estar con alguien así.

−Bueno, mi hermano es un torpe adolescente− intervino Joey que se había acercado a servir hot cakes en un plato− pero supongo que los hay peores, en fin, tenemos tarea, subamos a mi habitación y dejemos a mi hermano con su novia− Kuki vio la sonrisa llena de intención que el menor les dirigió− no queremos estar cerca cuando empiecen su intercambio de saliva, es asqueroso.

−Ni me lo digas, el novio de Becca es un espécimen que incluso cuando sus labios están separados tiende a lanzar saliva cuando habla− su semblante cambió a uno de desagrado.

−O-oye Joey… Kuki se está quedando a dormir aquí…en mi habitación y yo estoy usando la tuya, tendremos que compartirla−el mayor no sabía cómo decir las cosas frente a la niña sin levantar sospechas, conocía su reputación y sabía que el que Kuki se quedara a dormir en su casa levantaría murmullos y cotilleos que no necesitaban.

−Mientras no te aparezcas por ella hasta la hora de la cena, me da igual− le dijo el niño que le hacía señas con la mano a su amiga para que lo siguiera escaleras arriba. Los adolescentes escucharon las pisadas y luego la puerta.

−¿Qué acaba de pasar?− preguntó Wally confuso.

−Esa niña debe ser parte de KND también− le explicó Kuki entre susurros− por ella Becca se unió a los ninjadolescentes, en este punto no sé qué tan bueno sea que ella sepa que me estoy quedando aquí, pero más importante, pensé que Joey se quedaría con Mushi hasta que la dieran de alta, ahora estoy preocupada.

−Deberíamos ir con los demás, quizás ellos sepan algo, pero no te preocupes, estoy seguro que si fuera algo malo ya nos habrían avisado, al menos a ti− la pelinegra asintió, puso los platos en el lavavajillas y le hizo señas a Cuatro para que se marcharan.

Kuki corrió a la habitación de Cinco apenas llegaron a la Base, con trabajos y se detuvo a contestar el saludo que le dedicaron Dos y Uno al verla entrar y responderle donde estaba la morena, sabía que ellos le responderían las dudas que tenía sobre su hermana, pero algo le decía que su amiga tenía algo importarle que decirle, la había visto rara en la escuela, pero no había tenido oportunidad de preguntarle el por qué.

Cinco le abrió la puerta y la hizo pasar, abrió el mini refrigerador y le invitó una soda al tiempo que abría su cajón secreto de los dulces y sacaba una gran variedad de los mismos, los cuales esparció por su cama, invitando a la pelinegra a servirse ella misma. Ojeras adornaban su rostro y Kuki supo que algo ocurría, conocía a Abby mejor que nadie y sabía que tenía más sentido común que cualquiera en esa Casa, pero este no le servía de mucho cuando se trataba de expresar sus propios sentimientos y preocupaciones hacia otros.

−¿Sabes algo de Mushi? Joey llegó a la casa y él me prometió no dejarla sola, sé que no lo haría a menos… a menos que se lo hubieran ordenado o la hubieran dado de alta, esta última la considero improbable porque me habría llamado para ir a casa de inmediato− le dijo abriendo un paquete de galletas. La morena asintió masticando algunas bolas de chocolate y nuez, se apresuró a contarle lo que Kendra le había dicho, no se había atrevido a hablar del asunto en la escuela y creyó que Uno la había puesto al tanto de los descubrimientos hechos por KND, pero al parecer su Líder estaba igual de distraído que ella− ¿Entonces le inyectaron cosas a mi hermana?− logró decir con las lágrimas a punto de salir de sus ojos ¿Cómo se habían atrevido?− Ella va… ¿A volverse un monstruo?

−Espero que no Kuki, los mejores científicos de KND están trabajando en la cura, ya verás que nada le ocurrirá, ya está a salvo, además, supongo que fue menos expuesta al virus que los cadetes que no logramos rescatar− le pasó el brazo por los hombros y la abrazó− estoy segura que si Joey la dejó sola es porque se lo ordenaron y él la vio bien y a salvo, alguien más del equipo debió quedarse con ella, nunca la abandonarían y lo sabes− la japonesa asintió, Cinco era muy lista, seguro tenía razón.

−Me gustaría hablar con ella, saber si está bien…

−¡Hey! Claro que lo está, pero ¿Qué te parece si más tarde le pedimos ayuda con eso a Dos?− la voz se le cortó de pronto al recordar el olor de su colonia, aroma que se había apoderado de su memoria después de que el chico la abrazara hasta que dejó de llorar. Esa noche, sonrojada a su máxima potencia, se había armado de valor para separarse de él después de un largo rato; la vergüenza la sobrecogía; el latido de su corazón le martillaba la cabeza y la voz de Uno preguntando si todo estaba en orden tras encontrarse con esa rara escena eran todo lo que recordaba antes de salir casi huyendo. Había logrado balbucear algunas palabras de excusa antes de alejarse de ambos y encerrarse en su habitación sin responder ninguna pregunta

−¿Estás bien?− le preguntó la japonesa mirándola con extrañeza, ahora era su amiga la que parecía necesitar un abrazo.

−Sí, estoy bien… es que tuve una pelea con Cree y por eso no he ido a casa− le dijo intentando apartar el tema de la mesa, lo mismo le había dicho a Memo cuando a la mañana siguiente la vio más calmada y se atrevió a preguntarle qué le ocurría.

−Tus ojos no brillan como siempre, mamá dice que los ojos son el espejo del alma y puede mostrarnos cómo estamos en realidad y tú, amiga, luces fatal y mira que sé que no soy el miembro más listo, así que deja atrás las mentiras y dime qué te ocurre en verdad− tomó un chocolate− y no te atrevas a mentirme o te crecerá la nariz como Pinocho− la morena suspiró, de alguna forma había estado esperando a su amiga para sincerarse, la última vez que habían tenido una charla como esa se había sentido mejor, era como decirse a sí misma en voz alta lo que no le decía a nadie y trataba de ignorar ¿Por qué no podía ser tan lógica y racional como antaño? Tenía la sangre lo bastante fría como para dirigir al Sector y evitar que se mataran, pero cuando los asuntos del corazón asomaban era el eslabón más débil, aunque jamás admitiría que hasta Cuatro parecía ir creciendo en ese sentido.

−Bueno… el otro día− comenzó hablando sobre cómo se había enterado de lo de Mushi y lo que Kendra le dijo después, no sólo sobre Vivianita sino sobre sus propios sentimientos hacia Memo cuando eran niños, le confesó a Kuki lo molesta que estaba al saber que había tantas niñas enamoradas de Dos aunque él jamás le había hablado de ellas y se suponía que era amigos, aunque en sus noches de insomnio se decía a sí misma que era porque sólo tenía ojos para Cree, lo cual no la hacía sentir particularmente mejor. Gracias a estas cavilaciones llegó el turno de dar la noticia de que su hermana estaría en tiempo completo en la escuela, ahora que Dos tenía recuerdos y la mujer estaba disponible en la escuela, quizás iría tras ella, lo cual no le molestaría a su hermana si con eso molestaba a Abby. Casi sin voz por tanto hablar, Cinco logró llegar al final de la historia, con ella llorando, sepa Dios por qué, en los brazos del castaño, desmoronándose completamente como si fuera una niñita regañada, una adolescente con síndrome premenstrual… como si… como si estuviera enamorada.

Un silencio que podía palparse rodeó la habitación, Abby tomó su quinta soda con manos temblorosas, había dicho la palabra derivada de amor en voz alta y eso le asustaba, no era que no le hubiera quitado ya el sueño durante dos noches, ahora podía sentirlo más real.

−Bien, voy a intentar no ponerme a gritar y dar saltitos− dijo Kuki intentando no mostrar una sonrisa porque sabía que Abby lo estaba pasando mal−, pero en este punto, hasta tu sabes que estás enamorada ¿verdad?

−Nosotros solo somos amigos− le dijo intentando evitar responder.

−Sí, igual que Cuatro y yo− Abby lanzó un suspiro buscando alguna salida− y podemos jugar a inventar excusas, en eso tengo mucha experiencia, pero creo que sabes que será en balde ¿No? Estás que te mueres de celos porque te gusta muchísimo, de la misma forma en que ambas sabemos que a mí me gusta Wally− las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Cinco mientras sentía que el rostro se le calentaba y el corazón se le aceleraba− tienes miedo de que Kendra haga alguna jugada y resulte que a Memo le guste.

−Kendra es muy bonita, es divertida, segura de sí misma y al parecer una nerd de la tecnología, justo como él, serían muy felices juntos.

−Abby, él te eligió cuando eran niños ¿no crees que al menos él debería conocer ahora cómo te sientes? Y Kendra podrá ser súper bonita, inteligente o lo que quieras, pero no eres tú, ninguno de nosotros le confiaría nuestra vida, ni la seguiríamos a las cinco de la mañana hacia el Mar garapiñado para pescar peces de menta, chocolate y caramelo− Abby sonrió al recordar esas mañanas de su niñez− no te lo he dicho nunca, pero quiero que sepas que tanto Cuatro como yo siempre admiramos lo fuerte que tú y Memo fueron tras la partida de Uno, sabemos que no fue fácil, todos estábamos tristes y para ser honesta, sé que ni yo ni Wally éramos de mucha ayuda, aún no éramos ni por asomo los líderes en los que nos convertimos; sin embargo, ustedes siempre nos sacaron intactos de las misiones, nos hicieron trabajar en equipo y poco a poco tomar más responsabilidades y sin eso, no hubiéramos logrado sacar adelante al sector una vez que ustedes cumplieron 13 años, así que no me vengas a decir que te sientes intimidada por 911, porque podrá venir de un sector súper cool, haber entrenado con el 007 o hasta haberse codeado con los espías rusos, pero nadie más que nosotros sabemos lo grandiosa que eres y estoy segura que Memo también lo sabe, tú no lo viste después de tu partida, estaba deshecho− Abby se quedó callada, pensando en las palabras que le había dirigido su amiga.

−Cuando era niña y… nos besamos, me estaba muriendo de miedo, en ese entonces pensé que no lo recordaríamos y, en dado caso que yo fuera elegida para TND él no tendría conocimiento de ese evento, así que no tendría que lidiar con una respuesta desagradable, nunca quise arruinar nuestra amistad y tampoco lo quiero ahora, él es… mi mejor amigo en un sentido diferente al que Uno lo es, es …

−Es como si te complementara− le dijo Kuki risueña− lo sé, justo así me siento con Wally, con o sin memorias. Abigail, tú no eres de las que se rinde y Memo tampoco o no estaríamos aquí, Kendra tuvo el valor de declararse, que bueno, pero Dos le dijo que quería a alguien más, te pidió una cita cuando fueran mayores y creo que al menos deberían darse la oportunidad de tenerla, sé que Kendra es tu amiga, pero también tus sentimientos son importantes y los de Dos.

−Él siempre estuvo enamorado de Cree, lo sabes, yo no quiero ser alguna clase de premio de consolación… desde niñas ella siempre fue número Once, todos me comparaban con ella y estaba orgullosa, pero cuando nos traicionó todos esperaban que con el tiempo yo hiciera lo mismo, cuando no lo hice ella no paraba de decirme que era porque no tenía las agallas, que no era lo bastante buena, siempre he intentado ser mejor que ella y no quiero que Dos se vea envuelto en esta competencia con mi hermana.

−¿A qué te refieres?

−Si yo intento algo con Dos… ella es capaz de hacer lo mismo sólo para demostrarme que hasta en eso es mejor, Memo… va a sufrir y yo también.

−Memo ni siquiera va a mirarla si tú le das una oportunidad.

−¿Y si no me siento tan valiente como cuando era niña? Encarar al Memo de ahora, no es igual que encarar al Dos de entonces… sé que creen que soy muy valiente y ruda… y lo soy pero… pero no en estas cosas de sentimientos adolescentes− el dolor de estómago que tenía desde hace dos días se agravaba por momentos.

−¡HEY!− Kuki la tomó de la mano− es normal estar así de asustada, estás bajando completamente la guardia, a mí también me da miedo hablar con Cuatro cuando recobre las memorias… pero no por eso voy a seguir huyendo si al menos tengo una posibilidad de que las cosas ocurran a mi favor ¿O en serio estará bien para ti retirarte sin competir? Eso no suena para nada como la capitana del equipo de baloncesto a la que animo con toda mi energía cada que tiene un partido, yo siempre voy a apostar todo por ti, nadie es mejor que tú Cinco y sé que Memo lo sabe, ya te lo dije, yo estuve aquí cuando tú te fuiste, lo escuché llorar por noches enteras, pensé que al igual que a mi le dolía no verte, pero él se sentía de la misma manera que yo cuando Cuatro se marchó, hasta ahora me doy cuenta.− Abby sintió que el corazón se le aceleraba al escuchar eso ¿Por qué no podía verse como su amiga la veía? No siempre había sido así, ella solía ser una persona muy confiada siempre y cuando el asunto no involucrara a Memo− Dos sentía que una parte de él se había roto y que esto no merecía la pena, pero en lugar de seguir sufriendo, buscó la manera para que todos nos reencontráramos con nuestro yo del pasado, yo en cambio rechacé unirme a TND− Kuki suspiró− parece ser que sigo siendo el eslabón más débil de este equipo.

−No es así Kuki− Abby le sonrió− tú eres el corazón de este equipo, el que logra hacer salir el sol cuando nosotros sólo vemos nubes, si no fuera por ti, no creería que tengo una oportunidad de que las cosas salgan bien.

−Claro que todo saldrá bien tontita, apostaría todos mis simios arcoíris por ti− Abby la tomó de la mano sana− además él ya te lo dijo entonces, si tuviera que elegir entre ustedes, te elegiría a ti ¿Qué más pruebas quieres? Cinco tú le pediste tu primer beso y él te lo dio, es tu amigo y puedes hablar de lo que sea con él ¿Por qué no de esto? Yo estoy encantada de escucharte, pero… las palabras que te importan debe pronunciarlas Memo.

−Bien, vamos a averiguarlo ahora mismo− tiró de ella dirigiéndose hacia su puerta, el sol comenzaba a ocultarse, habían estado platicando toda la tarde.

−¿Ahora?

−Oh sí nena, si Abby no lo hace en este momento todo el valor que ha reunido se irá en cuanto te vayas a dormir, por cierto ¿Entonces hablarás con Wally?− le dijo para distraerse mientras caminaban por los pasillos.

−Sí, una vez que él recuerde todo− Abby no la soltó en ningún momento durante el largo viaje de su habitación a la sala de juegos, sentía que sin el apoyo de su amiga regresaría a la comodidad de su habitación sin atreverse a tocar el tema nunca más.

−¿Dónde se metieron esos tontos?− exclamó al no encontrar a nadie− Seguro se marcharon a hacer algo divertido sin nosotras− se acercó a la pared y activó el megáfono− A ver chicos ¿Dónde metieron sus traseros?− dijo la morena exasperada, sabía que si dejaba que la adrenalina que la embargaba se esfumara, el sentido común volvería.

La voz de Cinco se escuchó por toda la casa hasta que la voz del inglés le contestó, por las mismas bocinas por las que ella les había llamado.

−Estamos en el laboratorio número dos de Memo, vengan, les va a gustar la sorpresa.

−¿Sorpresa?− preguntó emocionada Tres− ¿Pidieron pizza? ¿Iremos a La tierra de los Simios arcoíris?

−Seguramente hicieron una catapulta de calcetines sucios o algo así, en serio, no puedes dejarlos solos porque gastan los recursos que no tenemos en cosas que no necesitamos – refunfuñó Cinco. Ambas se dirigieron al laboratorio, donde pudieron escuchar a los chicos hablando entre ellos, en cuanto entraron miraron que Uno y Cuatro les sonreían.

−¿Qué los puso tan feliz?− preguntó Cinco mientras Dos se quitaba la máscara de soldar.

−Cuatro nos dijo que Tres estaba preocupada por su hermana, así que decidí adelantarles un regalo que estaba esperando para darles, le faltaban unos detalles, pero ya están listos, quiero que vean la versión corregida y aumentada de nuestros relojes comunicadores− Uno se levantó la manga para mostrarles que aparte de sus tres relojes ahora tenía uno con correa roja y el dibujo del Halcón milenario con más botones de los que probablemente necesitaba, Cuatro hizo lo mismo y les mostró un reloj anaranjado de las tortugas ninja− con esto no sólo podemos comunicarnos entre nosotros, sino con el pequeño Sector V, también llamar a Hippie Hop o nuestros vehículos− miró a Cuatro y Cinco− los que tienen y claro, a Mushi− le extendió un reloj de simios arcoíris a Kuki quien lo tomó emocionada− ten Cinco, a ti no pude darte uno la otra vez, pero seguro te acostumbrarás a usarlo rápidamente, es nuestro comunicador secreto, el pequeño Sector V y 587 también tienen uno, pero sólo ellos, son modelos exclusivos con una señal de onda súper secreta− le extendió un reloj azul marino de las Chicas Súper poderosas− ella lo recibió mientras Dos se ponía el suyo, una correa azul cielo y el dibujo de un avión.

−Gracias− dijo la morena mientras miraba cómo Cuatro le ayudaba a Tres a ponérselo, su vista se fijó en Kuki quien le hizo una seña con la cabeza para darle ánimos. No estaba segura si quería hacerlo frente a todos, pero, o lo hacía en ese momento o se daba por vencida− O-oye Dos− el castaño la miró con una sonrisa mientras se volvía a poner los lentes después de hacer a un lado su material de soldadura.

−¿Algún problema jefa?

−Estoy lista− soltó de pronto.

−¿Lista para qué?− preguntó confuso mientras los otros tres elementos los miraban con curiosidad, Uno se había acercado a Tres y Cuatro.

−Para esa malteada que me prometiste− le dijo cada vez menos segura de lo que hacía ¿Y si él no lo recordaba? ¿De verdad su máquina había traído todos los recuerdos de vuelta?

−¿Yo te prometí una malteada?− preguntó aún más confuso− no tengo problema en ir por una pero…

−¡Está hablando de la oportunidad que le pediste, tontito!− gritó Kuki con su voz malvada mientras las llamas la consumían y se volvía un ente oscuro− ¡No lo arruines o te maldeciré de por vida!− Uno y Cuatro estaban por decir algo, pero una mirada de los rojos ojos de la japonesa los hizo pensárselo mejor.

−C-laro−balbuceó Dos sin saber de qué hablaban pero dispuesto a hacer lo que fuera para alejarse de la japonesa− la oportunidad y la malteada, vamos por−miró entonces las manchas de chocolate que Cinco aún tenía en las comisuras de los labios, chocolate como el de aquella noche en que él se había quedado con lo que nadie más tendría, el primer beso de la morena, su primera noche de adolescentes donde se habían besado por minutos enteros y cuando al fin ella tuvo el sentido común de pedirle que se detuvieran él había pedido una oportunidad… enmascarada por una malteada. Sus ojos se agrandaron y en su intento de aferrarse a la mesa terminó tirando varias de sus herramientas mientras sentía que el mundo le daba vueltas, no era que no recordara ese momento en particular, sólo se negaba a pensarlo ya que creía que eso sería imposible− ¿De verdad quieres ir por una malteada conmigo? Porque sí soy el perdedor que te dije que sería…

−No hagas que me arrepienta− le dijo ella intentando no salir corriendo.

−Bien, andando.

−Saben, a mí también se me antoja una malteada− comenzó Cuatro, pero un pisotón de Tres, quien, aunque menos, aún tenía fuego a su alrededor, lo hizo callarse.

−Nosotros jugaremos Mario Kart, estoy segura que hasta con una mano puedo vencerlos, vamos Uno, se acabó el espectáculo− el inglés solo asintió y siguió a sus amigos, ya pediría respuestas cuando Tres estuviera más tranquila, aunque de alguna forma ya suponía qué pasaba, al pasar junto a Abby le dio unas palmadas en el hombro al tiempo que le deseaba suerte apenas moviendo los labios.


Media hora más tarde Cinco y Dos estaban sentados en una mesa apartada del resto de adolescentes que pasaban su tarde en la Fuente de sodas, algunos los miraban de soslayo mientras ellos intentaban centrar su atención en su respectiva bebida.

Cinco no dejaba de pensar que habría sido mejor no decir nada, mientras Memo no sabía si quiera cómo sacar el tema, de niño había creado mil historias de cómo sería ese momento, pero ahora que era real no tenía la menor idea de qué debía decir. De niños ella había sido muy valiente y directa al decirle que quería que su primer beso fuera con él, ya entonces eso se le había hecho tremendamente atractivo en su amiga, pero ahora, quizás esperaba que él diera el primer paso; sin embargo, no era tan fácil. Cuando era más joven solía ir diciéndole a Cree cuanto le gustaba cada que tenía oportunidad, lo gritaba en su sector y no pasaba nada, pero con Abby, todo se sentía diferente, más real.

−Escucha− dijo por fin la morena, cansada del incómodo ambiente− lo que pasó entonces no tiene por qué afectarnos ahora, no estás obligado a nada, esa noche yo… me dejé llevar más por mis hormonas que por la razón y fuiste muy amable al seguirme el juego− le sudaban las manos y sentía un nudo en el estómago, no comprendía el por qué su cuerpo decidía traicionarla, no es como que nunca hubiera tenido una cita, varias veces lo había hecho como parte de alguna misión, con el último incluso había tenido que repetir y debía admitir que era realmente atractivo, idiota, pero atractivo.

−Alto− dijo el castaño casi escupiendo su malteada de chocolate− yo no fui amable ni estaba jugando ¿Tú lo estabas? − se notaba herido y la morena se apresuró a negar con la cabeza− porque yo te besé porque quise, que tú quisieras sólo fue un plus e incentivo para no terminar recibiendo una cachetada.

−No… yo…− suspiró− esto se va a poner muy incómodo ¿No? − Memo se encogió de hombros, toda su vida de adolescente se resumía en esa palabra.

−Con la única chica con la que he estado aquí ya sea por una malteada o un helado eres tú, así que, si esperas que yo intente salvar el asunto, ambos sabemos que es mejor que llames a Los caza fantasmas− soltó una carcajada− ¿Entiendes? Porque esto está más muerto que…

−Ok, comienzo a arrepentirme…−el castaño sonrió cuando ella le sacó la lengua demostrando que bromeaba.

−Abby, sé que debo poner en palabras lo que es más que obvio, pero en serio no quiero arruinarlo, además nada de lo que diga está a la altura de lo que seguramente ya has escuchado muchas veces−suspiró− me acuerdo bien lo que pasó aquella noche, cielos, lo tuve en mi memoria hasta mi último minuto como agente y, por si nunca lo notaste, lo cual es comprensible porque soy un perdedor, Memo conservó los mismos sentimientos. En ese entonces me sentía más valiente que ahora, te pedí una oportunidad y estaba dispuesto a aprovecharla, pero ahora… la realidad me golpea a la cara todos los días. Eres la capitana del equipo de basquetbol, estás en el top 10 de las mejores notas de la generación, estás fuera de mi alcance y ahora es más notorio que cuando éramos niños. Siempre supe que sería así, pero no creí que me importaría tanto o que estaría tan en desventaja, siempre que nos ven juntos creen que me estás utilizando, porque sólo con esa intención podrías salir con alguien como yo…

−A mí no me importa lo que todos esos idiotas digan− contestó la chica sintiendo miedo de pronto, aún más tangible que todas las inseguridades que llevaba días acumulando− ellos no me conocen, tú sí.

−Abby, sólo llevo un par de semanas recordándote, estoy seguro que…

−Espera− le frenó de pronto recordando las palabras de Tres, los chicos de ese sector necesitaban una mano femenina que les sacudiera su mundo o eran incapaces de hacer nada− lo voy a decir una sola vez porque estoy reuniendo todo mi valor para no salir corriendo de aquí− dio un gran trago a su malteada y se pasó la lengua por los labios− me gustas ¿Okay? Y no es algo reciente, me gustas desde que éramos unos niños jugando a salvar el mundo, me gustas quizás desde antes de que yo misma lo supiera y cuando las malditas hormonas comenzaron a actuar en mí, fue más que evidente que no podía sacarte de mi cabeza, que esperaba con anhelo las misiones en pareja para mandar a Tres y Cuatro juntos, según para dejarlos solos, pero con quien quería quedarme a solas era contigo. Esa noche, mientras pensaba en todas las cosas que me arrepentía de no haber hecho estaban el jamás haberte hablado de lo que sentía por miedo a que prefirieras a Cree antes que a mí, ella era tu Diosa de chocolate, yo sólo era tu compañera de sector. Aún hoy no creo que todas las cosas que dices que soy me pongan a su mismo nivel y… por eso llegué a la casa llorando el otro día, porque me lo recordó, me recordó que tú solo tenías ojos para ella y yo, honestamente no quiero ser un premio de consolación, si esa oportunidad me la pediste sólo porque me parezco a mi hermana y crees que soy lo más parecido que podrás conseguir…

−Abby− le interrumpió el chico confundido− ¿Cómo puedes si quiera compararte con tu loca hermana? Cree era… no sé ni que nombre ponerle, yo era un niño pre puberto que sí, la admiraba por sus avances en tecnología antigua y porque es sexi− Abby rodó los ojos− pero tú … tu eres alguien fuera de este mundo, te marchaste de ya sabes dónde sin oponer resistencia, dices que yo les salvé la vida pero en realidad yo sólo piloteaba, tu lograste que todos subiéramos, sin ti y Uno no sé ni siquiera dóndes estaríamos ahora. Me gustas mucho Abby, quizás siendo un niño no me di cuenta del todo, pero te aseguro que esos sentimientos ya estaban allí, sólo que eras mi jefa y me intimidabas un poco, siempre pensé que tú y Miguel terminarían juntos.

−Miguel solo es un amigo.

−Lo sé. Te aseguro que después de esa noche mi mundo tuvo sentido, me arrepentí de haber perdido el tiempo, no fue una pérdida total porque pasamos muchos momentos divertidos, pero quizás si hubiera notado antes…

−¿Que yo también era una chica? Dilo Dos, ni siquiera me veías como una niña…

−Claro que lo veía, siempre he tenido muy buena vista, aunque ahora mis lentes digan lo contrario− se defendió− pero incluso entonces no creía que tuviera una oportunidad, así que hacía como si no lo notara, era más fácil lidiar con eso pensando que éramos los mejores amigos. Como Memo me permití al menos soñar con que mi vida sería una trama adolescente donde un día me notarías, pero tampoco creía de verdad que alguna vez tu y yo compartiríamos una mesa un sábado por la tarde y… desde que estoy completo, simplemente me di por vencido porque no … no quiero que tengas problemas en tus misiones al intentar justificar el por qué estamos juntos.

−Memo… yo soy tu fan número uno y lo sabes, nadie mejor que yo sabe que eres el chico más inteligente y capaz si hablamos de tecnología y pilotaje. Ganamos la competencia de matemáticas el año pasado juntos, no has dejado de sorprenderme aun cuando te declarabas como incompleto y sé que a veces puedo parecer un poco fría y como que no lo noto, pero… creo que el hecho de que seas así de nerd es lo que a mis ojos te vuelven… tan… atractivo− dijo casi con un hilillo de voz mientras sus mejillas se sonrojaban, listo, lo había dicho. Memo se limitaba a mirarla con los ojos muy abiertos mientras abría y cerraba la boca como pez en busca de aire o intentando formar una oración coherente.

−¿Segura que sabes con quién hablas? No soy del tipo que atraigo a las chicas, ni siquiera del que habla con ellas− dijo por fin.

−No creas que no sé tus historias con Vivianita y Kenny− le dijo ella esquivando su mirada y con los brazos cruzados− con ellas no fuiste tímido ¿no?

−Espera ¿Estás celosa de ellas? Bueno Kendra… es tu amiga y eso, pero ¿Vivianita? Después de lo que hizo a KND.

−Como si no te gustaran las traidoras− le dijo ella mirando hacia otro lado, ya estaba, lo había dicho, hasta allí llegaba su plan, de allí en fuera no tenía la menor idea de qué hacer o decir, quizás terminarían llamando a los otros para que los acompañaran con una malteada e hicieran el momento menos vergonzoso.

−Soy un popular entre las nerds, demándame− una pequeña sonrisa cruzó su rostro− pero tú tienes a medio equipo de atletismo y americano tras de ti.

−No me gustan las moles llenas de músculos, me gustan los listos− dijo sin atreverse a mirarlo ¿Ahora que seguía? ya ambos se habían dicho lo que sentían, las revistas que leía no daban pistas sobre cómo proceder.

−Entonces− Memo le tomó la mano tímidamente por sobre la mesa− ¿no te importaría que yo… que yo…y tu… saliéramos juntos… con la esperanza de que, si todo sale bien, algún día fuéramos…nov…novios? − Abby se giró dispuesta a responderle pero una voz que conocía muy bien se le adelantó.

−Claro que le importaría baboso− James le había derramado lo que quedaba de malteada a Dos en la cabeza− ¿Cómo crees que alguien como ella va a salir con alguien como tú? Ella merece a alguien mejor, alguien como yo.

La furia que Abby sintió en ese momento se llevó todo el sentido común que poseía, se subió en la butaca y tomando su propia malteada, la cual contenía más que la de Dos, la vació por completo sobre James que no alcanzó a reaccionar y cuando lo hizo sólo se topó con los ojos de la morena echando chispas.

−A ver soquete, nadie te invito a esta conversación que por si no lo notaste es una cita, segundo, te he dejado muy claro que no quiero nada contigo, me pareces extremadamente pedante y aburrido, tercero, Memo me gusta mucho y no porque haga mis tareas, las cuales solo usaba de pretexto para hablarle, sino porque es mucho más inteligente que los brutos con los que tengo que convivir a diario, cuarto, aunque sé que Memo puede darte una lección sin mi ayuda, estoy harta de que creas que solo por ser una chica debería sentirme honrada de que me encuentres atractiva, en realidad me repugna que lo único que veas cuando nos topamos en la escuela son mis senos y mi trasero, ya madura y quinto, como sé que eres un idiota, aquí te va, a ver si así te queda claro− se giró hacia Memo que se había puesto de pie mientras limpiaba el líquido de los ojos− claro que quiero salir contigo, de hecho me pienso saltar toda la cita de hoy para hacer esto−aun trepada en la butaca jaló al castaño de la camisa y lo besó frente a toda la cafetería que se encontraba mirando la escena. Unos momentos después se separó de él y tomándolo de la mano pasó junto a James empujándolo y salió del establecimiento sin mirar a nadie. La pareja caminó sin rumbo por varios minutos.

−Sabes− le dijo la morena después de un rato, cuando al fin se atrevió a pronunciar palabra sin miedo a que su corazón explotara y sin atreverse a mirarlo, ambos seguían caminando sin rumbo fijo− había olvidado que lo que más me gusta de besarte es que siempre sabes a chocolate, uno de mis dulces favoritos− se giró a dedicarle una sonrisa mientras él se limitaba a contemplarla, aún asombrado sobre lo que había ocurrido, pero seguro que era mejor no echarlo a perder con alguna tontería salida de su boca.

−Lo ves− atinó a decir− eres perfecta ¿Cómo podría gustarme alguien más si aun conociéndote haces cosas que me sorprenden día con día? − ella le dedicó la sonrisa más radiante que él le había visto en todo el tiempo que llevaba de conocerla, él le correspondió sin saber qué más hacer, aun no estaba ni siquiera seguro de no estar soñando.

−No quiero que pienses que lo que hice fue para molestarlo − le dijo mirándolo a los ojos− el que le moleste sólo es un plus, pero en serio quería hacerlo, no sólo el beso, sino decirte que sí quiero salir contigo− se mordió el labio con nerviosismo− además, las buenas costumbres indican que el beso viene cuando me dejas en mi casa y dado que ahora me quedo en la Base, donde están todos nuestros amigos, bueno… ambos sabemos que eso sería incómodo− Dos asintió.

−Sigues siendo tan lista− aún seguía sujetándola de la mano− aunque a mí no me daría vergüenza que los demás nos vieran.

−No es vergüenza, es que− suspiró− me siento un manojo de nervios, no estoy segura cómo comportarme ahora, cómo cambiarán nuestras rutinas o… es que nunca he salido con nadie que no sea una misión, no sé muy bien qué debo hacer o como tratarte.

−Ni yo− le dijo Memo sonriendo con timidez− pero me alegra que ambos lo descubriremos− la chica lucía radiante− y bueno, hemos sido amigos toda la vida, no creo que salir juntos cambie nuestra rutina, supongo que será algo parecido, con besos y citas, no tenemos que empezar a actuar como Tres y Cuatro, aunque si quieres abrazarme o besarme en los baños de la escuela, estoy dispuesto a darte gusto− ambos rieron.

−Quizás lo haga− la morena se acercó al castaño y lo abrazó, respirando de nuevo su colonia, había superado al olor a chocolate como su aroma favorito.

−Estoy saliendo con la chica más linda, popular y genial de toda la escuela, bien hecho número Dos− dijo el castaño respondiéndole el abrazo sin dejar de sonreír y derritiéndose por dentro y fuera, aún no podía creer que fuera real.


Rachel daba mil vueltas por su habitación mientras repasaba los detalles que tenía sobre su hermano, era cierto que le había perdido el rastro hacía mucho y aunque le dolía saber lo rota que estaba la relación con Harvey también le aliviaba porque entonces no había hecho nada malo en años, no como para estar en los registros de KND o TND, Sin embargo, Uno le había pedido que lo ayudara a encontrarlo y sabía que era lo menos que les debía al Sector V. Intentó pensar en quién podría ayudarle, y solo un nombre le pasó por la cabeza, uno al que hacía un tiempo que no recurría en busca de información.

Encendió su computadora y entró a la sala de video llamadas, aquella ultra secreta donde sólo tenía a otros adolescentes encubiertos y que, si la programación de TND estaba en lo correcto, nadie más podría rastrear.

Inició una video llamada esperando que no fuera demasiado tarde en Argentina, unos tonos después una melena rubia apareció en la cámara.

−Hey desconocida, cuanto tiempo− Rachel sonrió ante la petulante voz.

−Qué pasó desconocido ¿Interrumpo alguna cita?− bromeó ella.

−Los chicos tan guapos como yo no nacimos para estar atados a una sola mujer− sonrió ante su propio chiste y se acomodó el cuello de la sudadera verde militar que usaba, bajó el volumen de su estéreo y contempló a la rubia− Y bien Líder suprema 362 ¿A qué debo el honor de tu llamada?

−Esteban, necesito de tu ayuda para encontrar a Harvey− el rubio lanzó su cabeza hacia atrás exasperado ¿acaso no podría librarse nunca de ese niño?

−¿Ahora qué hizo ese enano? Bastantes problemas me trajo siendo Líder como para que…

−Ochenta y ocho− dijo la rubia− ambos sabemos que mi hermano fue una gran amenaza que lamentablemente los dos pasamos por alto y que creamos juntos, él te admiraba como un héroe, si es era tan bueno en las misiones de espionaje es porque tú se lo enseñaste y, si no sabe trabajar en equipo, fue por mi culpa, ahora mismo Uno cree…

−Espera− le atajó el rubio− entonces lo que dicen es verdad ¿Uno volvió? ¿De verdad es él? Se quitó la sudadera, quedando en una playera roja con un tigre− parecía eufórico− ¿Lo has visto? ¿Hablado con él?

−Ah sí, el todo el Sector V lo acompaña, eso puso de condición y al parecer Dos creó una máquina que contrarresta los efectos del borrado de memoria, sólo falta Cuatro, pero el sector completo está de operativo− le dijo como si nada, le urgía regresar al tema de su llamada, ya tendrían tiempo después para ponerse al corriente en cuanto a la vida del Sector V.

−Son of that bitch− exclamó en inglés− no puedo creerlo, ese sector… ¿Sabías que Tres se negó a ser miembro de TNT? Moví todas mis influencias después de que salvara KND y ella… simplemente dijo que no.

−Sí, estoy al tanto− Rachel le restó importancia con la mano−, quizás quieras saber que tu ex novia también les está dando problemas después de que escapara de la Base Lunar, una vez más.

−¿Rose quiere venganza? No creo que Tres sea presa fácil, nos dio a todos una lección esa noche, cielos, si no fuera porque todos sabíamos que estaba enamorada de Cuatro habría intentado algo con ella, esa chica sí que tiene agallas. Son mi debilidad Rachel, las chicas malas, en fin ¿Por qué tu hermano está de nuevo en la mira?

−Creemos que está detrás de todo esto de los agentes desaparecidos.

−¿Y qué te hace pensar que yo soy tu hombre para este trabajo? Digo, claro que soy genial, pero ahora mismo estoy fuera de tu radar, me mandaron a visitar a mi familia materna y hacerme cargo de ciertos sectores de América del Sur.

−Yo sé que soy la mejor espía− sonrió con autosuficiencia− pero no puedo hacerlo yo por los conflictos de intereses y porque no puedo arriesgarme a que él sospeche, así que elegí a una persona de mi entera confianza, que es casi tan bueno como yo, o sea tú, el antiguo Líder supremo.

−Sabes que estoy fuera de forma ¿Verdad? Mi función en TND es, al igual que tú, infiltrarme en los ninjadolescentes y pasar información, un trabajo de oficina, alejado de toda la acción.

−¿Y no extrañas todo esto? Porque sé que sí− 88 sonrió.

−Tienes a tu hombre Rachel y bien ¿Hay alguna pista que pueda seguir?

−Tengo una fotografía de él y mi padre tomando un vuelo a Sudamérica− le mandó el archivo, es todo lo que conseguí con los de inteligencia de TND, fuera de allí dejó de existir en el radar, sé que eventualmente volverá cuando sepa que Uno está aquí, pero no necesito una sorpresa− 88 asintió.

−De acuerdo nena, en cuanto sepa algo te llamaré, cambio y fuera.

Uno, Tres y Cuatro habían terminado de jugar con un marcador a favor de Kuki, quien lucía radiante.

−¿Se quedarán a dormir?− preguntó Uno− no han estado aquí toda la semana− Tres negó con la cabeza.

−Temo que mamá quiere tener a Kuki vigilada mientras sus padres no están, imagino que piensa que si la pierde de vista se terminará matando− el celular del chico comenzó a sonar− mira, de hecho, es un mensaje de ella, preguntando si ya pasa por nosotros, al parecer irán a dejar a la amiga de Joey a casa.

−Ella es parte de KND ¿Es conveniente que vengan a recogernos a tu casa Uno? Si ve la Casa del árbol…

−Se supone que los niños no pueden verla, al igual que nosotros no podemos ver sus bases a menos que nos las hayan revelado, como con el Sector V− el rubio asintió, una melodía de Luis Miguel sonó esta vez del celular de Uno− ok, creo que es mejor que se vayan ya y esperen a tus papás en la esquina Cuatro.

−¿Sucedió algo?− preguntó Wally preocupado.

−Mis papás creen que estoy en mi habitación haciendo una típica escena adolescente, así que mamá me mandó un mensaje pidiéndome bajar a cenar porque tenemos visitas− Tres y Cuatro se miraron sin comprender− mi tío Benedict y sus cinco hijos están en el comedor y quieren que baje a saludar− sus compañeros se miraron igual de confundidos

−Todos tenemos parientes que no nos simpatizan…− empezó Wally.

−Hay algo que jamás les dije por… por pena de lo que pudieran pensar de mi, pero… Padre es… mi tío Ben− ambos niños lo miraron con confusión− Chicos, Padre es el hermano de mi papá y por lo tanto los de la Otra cuadra son…

−Tus primos− dijo Kuki aterrada al empezar a dibujar en su mente el árbol genealógico de Uno −¿De verdad? O sea… siquiera son ¿humanos?

−Bueno, en realidad ellos son el Sector Z así que serían algo así como zombis-adoptados aunque para eso deberían estar muertos− lo pensó unos segundos− quizá la muerte habría sido mejor; pero sí, son mi familia y están…

−Oh oh− Kuki lo entendió− no nos pueden ver salir de aquí, vámonos Cuatro, dile a tu mamá que la esperaremos en la parada de la esquina, saldremos por una de las salidas de emergencias, buena suerte Uno− la asiática caminó hacia los niveles inferiores con el rubio pisándole los talones mientras Uno suspiraba ¿Por qué de pronto les había cruzado por la mente tener una reunión familiar? Su celular sonó de nuevo "Ponte una camisa, tus primos vienen muy bien vestidos", agregó su madre, el inglés rodó los ojos y se golpeó la frente, sólo eran los de la Otra cuadra, no era la gran cosa.


Tres y Cuatro esperaron tan solo unos minutos hasta que la camioneta naranja de los Torres se paró para recogerlos, adentro ya estaba Keyla y Joey.

−Iremos a cenar hamburguesas y después iremos a dejar a Keyla a su casa preguntó la Señora Torres mientras los adolescentes asentían− ¿Todo bien con Miguel?

−Sí, el proyecto que estábamos haciendo ya quedó listo y…

−¿Miguel Uno?− preguntó Keyla interesada por primera vez en los adolescentes, había estado jugando con su Nintendo desde que habían abordado el vehículo.

−¿Tú lo conoces?− preguntó Kuki con inocencia.

−Oh no, he escuchado mucho de él, pero yo me mudé a esta ciudad hace poco más de un año, después de que mis padres se separaron. Sin embargo, las leyendas que lo nombran son épicas.

−Ya veo… −agregó Kuki intentando no preguntar o responder de más− tiene poco tiempo de haber llegado a la escuela, Becca y él no son cercanos hasta donde yo sé, por eso me sorprendió.

−¿Tu haciendo tarea en fin de semana Wallabee?− preguntó su padre mirándolo por el espejo retrovisor− lo escucho y no lo creo.

−En realidad es mi tarea− corrigió Kuki al ver que Wally se bloqueaba. Después de todo ella estaba entrenada para las tácticas distractivas, lo que cualquier espía adolescente seguro había tenido que aprender, mientras que Cuatro era más de resolver todo a golpes o gritos cuando se veía acorralado, ella en cambio, sabía enfocar la atención hacia otros puntos− él y yo estamos juntos en un proyecto de la clase de arte, Wally insistió en acompañarme para evitar que me caiga o algo me ocurra, además Miguel tiene una gran colección de historietas y él quería leerlas mientras nosotros avanzábamos− dijo mezclando un poco realidad con eventos al azar.

−Ese es el caballerito de mamá− exclamó la señora Torres con una sonrisa.

−Bueno, es lo que se espera de un buen novio− agregó Keyla que se sentía ya en confianza con la familia y había dejado en el olvido el videojuego− o al menos eso dice mamá, a ella no le agrada el novio de Becca, pero se mantiene al margen puesto que en general su relación es tensa y ella tiene a su padre para que la corrija, lo comprendo, a mí tampoco me agrada aún la idea de que seamos una familia feliz− se encogió de hombros − en fin, creo que me equivoqué al creer lo que ella dijo de Wally, parece ser un buen chico, el tipo de novio que yo tendría− miró a Joey, quien se encontraba inmerso en el antiguo Game Boy de su hermano− o quizás un poquito más inteligente− el silencio se apoderó del vehículo una fracción de segundo y sólo el brusco frenado seguido por los pitidos de los claxon que esquivaron apenas el vehículo los hicieron volver a la realidad.

−Cariño, ten cuidado traemos niños− le regañó su mujer− ¿Todos están bien?− los cuatro contestaron afirmativamente mientras el padre orillaba la camioneta.

−Lo lamento… es solo que…creí escuchar que…ustedes… la palabra novios…− se giró completamente para intercambiar miradas con su hijo, que estaba intentando no gritar nada ofensivo contra nadie, tal y como Dos le había advertido. Tres estaba igual, si Keyla no hubiera estado allí habría sido sencillo negarlo, pero con ella en el vehículo, el asunto estaba fuera de discusión, a los ojos de todos, debían ser novios. Sin embargo, no podía ignorar lo incómodo que se sentiría Cuatro si esa mentira escalaba al ámbito familiar.

−Bueno, si nadie va a decir nada, supongo que es mi trabajo hacerlo− intervino Joey que había pausado el juego y los miraba a todos− pensaba guardármelo para cuando lo necesitara, pero en vista que guardé demasiado esto, es mejor usarlo ahora. Mamá, papá, Wally tiene novia, ha estado saliendo con Kuki desde hace varios meses y los he visto intercambiando más que sólo una soda− sonrió con autosuficiencia ante la mirada horrorizada de Cuatro− no sé por qué no les habías dicho hermano, Kuki me parece muy agradable, nada que ver con tus otras "citas", no la deberías dejar ir.

−Oh, ellos no sabían− agregó Keyla− lo lamento− les dijo apenada y regresó a su videojuego.

−¿Novios?− exclamó feliz la mujer mientras el hombre ponía en marcha la camioneta de nuevo, algo más tranquilo− siempre lo supe mi pequeño marsupial ¿Por qué habías tardado tanto en decírmelo?

−B-bueno− el rubio ocultaba sus ojos bajo su espesa cabellera− yo…yo… pensé que…que…

−Que ustedes le pedirían no perder el tiempo en chicas y concentrarse en los estudios para tener una leve esperanza de ir a la universidad− agregó Joey viendo que la única neurona de su hermano había colapsado− además de la regla que le pusieron por la última llamada de atención en uno de los internados donde pasaba sus vacaciones, aquella vez donde lo encontraron encerrado en un cuarto de aseo con una de sus compañeras. Recuerdo muy bien que ustedes estaban furiosos por lo que yo vi todo desde arriba, le dejaron muy claro que si quería salir con alguien, ustedes debían conocerla y estar de acuerdo antes− contestó el rubio mientras le daba unas palmadas a Cuatro, que estaba sentado en la fila delante de él completamente blanco− me debes una− le susurró.

−Conocemos a Kuki desde que eran unos niños campeón− intervino su padre, conduciendo con más cuidado pero viéndolo por momentos a través del retrovisor− jamás pondríamos ninguna objeción, sabes que eres bienvenida en nuestra casa y familia ¿Verdad Kuki? − esta vez los adultos centraron su atención en una sonrojada asiática que intentaba que la tierra se la tragara, la situación era todo menos cómoda.

−Gracias− logró balbucear.

−¿Desde niños?− logró susurrar Keyla a Joey.

−Sí, luego te explico− agregó.

−Que romántico.

En ese momento las incómodas miradas que la señora Torres lanzaba a la pareja de adolescentes se vio interrumpida por el sonar de su celular.

−Vaya, es tu mamá− sonrió la mujer− ahora debemos intercambiar unas cuantas palabras− Kuki la miró con terror, se había olvidado de la llamada diaria de sus padres.

−S-señora Torres… es que ellos tampoco…

−Hola Genki ¿Cómo estás? − contestó jovial la mujer− sí, está conmigo, vamos todos a cenar hamburguesas en el auto− le pasó el teléfono a Kuki para que pudiera hablar con su madre.

−Hola mamá, sí estoy bien− contestó mientras Joey se acercaba por atrás y saludaba a la mujer.

−Konbanwa, señora Kiut− saludó el rubio mientras la mujer aparecía a cámara a un lado de su esposo, de fondo podía verse el inmenso mar.

−Joey cariño ¿Cómo estás? Kuki ¿No has estado dando molestias a la familia Torres verdad? − preguntó la mujer.

−No mamá, Wally y yo estábamos en casa de un amigo por una tarea, pero no hicimos nada peligroso.

−Hola Wally− saludó el señor Kiut mientras Cuatro aparecía en la pantalla y saludaba abochornado.

−Genki ¿Estabas enterada de que nuestros hijos son novios?− exclamó la señora Torres ante las protestas en el rostro de su hijo que sentía que moriría de vergüenza− lo siento cielo− miró a Kuki− es mejor que lo sepan ahora mismo para evitar malos entendidos que pueden suscitarse por el hecho de que estás viviendo en nuestra casa− la adolescente sólo agachó la mirada ¿Por qué nadie los atacaba cuando necesitaba una distracción?

Los padres de Tres se miraron sorprendidos.

−¿Novios?− preguntó el padre con el gesto severo− Kuki, teníamos una regla con los chicos ¿Recuerdas?

−Ustedes ya conocen a Wally− se defendió Kuki− y siempre me ha llevado a casa antes de mi hora de llegada, tampoco nos hemos besado en la puerta de entrada o en la casa, estoy siguiendo todas las reglas− contestó abochornada y algo humillada.

−¿Y por qué no nos lo habías comentado? Wally siempre ha tenido las puertas abiertas de nuestro hogar, no veo el por qué mentirnos.

−No les mentí, solo no se los dije− contestó ella.

−Kuki− empezó el padre.

−Señores Kiut, en parte fue mi culpa− intervino Wally− yo debí haber ido a hablar con ustedes en primer lugar, es sólo que no… no pensé que fuera a aprobar que yo tuviera una relación con su hija, ella es… yo soy… no soy el mejor chico con el que podría salir, pero lo estoy intentando− le dijo casi gritando, no quería traerle aún más problemas a Kuki.

−Bien dicho campeón− el padre estacionó la camioneta frente a un restaurante de hamburguesas y se giró a ver a su hijo mayor con orgullo.

−Bien− intervino Genki− creo que esta charla la tendremos todos cuando estemos de regreso en casa, no me parece bien que nos hayas ocultado algo tan importante, pero conocemos a Wally desde hace mucho y sabemos que tanto su familia como él son personas honorables, así que por el momento no tengo problemas con su relación ¿Tu cariño? − miró a su marido.

−No. No me hace gracia que mi hija empiece a salir con muchachos, pero algún día tenía que pasar y al menos no es alguien con tatuajes ¿O los tienes?

−No señor, ninguno− se apresuró a afirmar anotando mentalmente que los que quería hacerse bien debían esperar un par de años o hacerlos en lugares no visibles.

−¿Puedo hablar un momento con tu madre Kuki?− la señora Torres pidió por su celular y la japonesa asintió ¿cómo la noche había dado un cambio tan brusco? Esperaba algún día tener esa charla con sus padres y los de Cuatro, pero cuando al menos fuera cierto, ahora se sentía algo presionada y asustada de la reacción que su amigo pudiera tener, sabía que era una bomba de tiempo.

Wally tomó tímidamente su mano y la apretó unos segundos para que ella se girara a verlo.

−Está bien− le dijo apenas moviendo los labios − tenía que pasar− bajó la mirada porque sabía que su autocontrol se iría, ella sonrió y asintió. Después de todo, su ficticia relación tenía un propósito y era ayudarlos a infiltrarse con los adolescentes para obtener información, que ella disfrutara ese pretexto para pasar tiempo con él era sólo un plus.


Mientras tanto Uno bajaba a la mesa con una camisa y unos sencillos anteojos para ver de lejos en lugar de sus acostumbradas gafas; en el recibidor se encontró a su tío Ben usando una camisa blanca, corbata de moño y pantalones negros sujetos por un par de tirantes rojos a juego con unas gafas de montura, sostenía un té en su mano mientras parecía estar charlando con su padre.

En un rincón estaban cinco adolescentes, dos chicas con un vestido blanco de cuello de bebé y mangas bombachas , zapatillas negras y cola alta; y tres chicos con el cabello peinado hacia atrás y pantalón azul de vestir, camisa blanca y corbata de moño.

−Buenas noches− saludó Uno sintiendo algo de temor.

−Hola Migue− dijeron los chicos al mismo tiempo mientras Padre se ponía de pie y se le acercaba, mirándolo severamente.

−Miguel…Uno− dijo sin parpadear− parece que el hijo pródigo volvió a casa.

−Hijo, tu tío Ben y yo hemos hecho las paces, ahora que ha vuelto de Inglaterra queremos ser más unidos y que tú y tus primos tengan una relación más cercana, entiendo que son tus compañeros de clase− Miguel asintió.

−¿Y se llevan bien?− La mamá de Uno sirvió té para los adolescentes mientras invitaba a Miguel a sentarse para que pudieran charlar.

−Oh sí tía− contestaron ellos a coro− Migue y nosotros estamos en el comité estudiantil, estamos intentando que todas las actividades tengan un pequeño presupuesto para adquirir equipo, estamos ideando alguna actividad de diversión controlada para recaudar fondos con este propósito ¿Verdad Migue?

−¿En serio hijo? No nos habías dicho nada al respecto− contestó su padre mientras Ben no dejaba de mirarlo− me alegra ver que te preocupas por la comunidad estudiantil.

−Bueno, no pensé que fuera de su interés un comité escolar− se excusó el chico− además apenas estamos en la parte de la planeación, les habría contado cuando fuera un proyecto más tangible, le digo, me dice.

−Uno, Uno, Uno− contestó el hombre− quiero decir Miguel, no deberías ser injusto con tus padres, nosotros siempre estamos interesados en lo que hacen nuestros hijos, no importa que tan problemáticos sean, por ejemplo, yo estoy enterado de que la idea más viable para recaudar fondos es una fiesta y les he dado permiso para que usen mi mansión− los cinco adolescentes asintieron.

−Oh, no había sido informado que su mansión estaba en la terna de posibles lugares, pensé que sería un baile en el gimnasio− los miró intentando descifrar sus planes.

−Pensamos que un simple baile, como el que tendrá lugar por Halloween está bien para un gimnasio, pero una fiesta para recaudar fondos debería tener un plus, nosotros también nos preocupamos por la comunidad escolar adolescente, así que quisimos ayudar de alguna forma. Nadie conoce nuestro hogar por dentro, o bueno, casi nadie, por lo que se nos ocurrió que sería divertido y los convencería de donar más dinero− dijeron a coro mientras ponían una cara angelical.

−Que buenos hijos tienes Ben− le dijo el padre de Miguel con lágrimas en los ojos.

−Gracias Monty, me he desvivido por hacerlos jóvenes de bien. − se giró a ver a su sobrino− Y dime ¿Encontraste muy cambiada la ciudad tras tu regreso?

−Supongo− se encogió de hombros intentando parecer desinteresado− tampoco es como que recuerde mucho de mi infancia, creo que no hay nada relevante en ella.

−Te equivocas, nosotros te recordamos muy bien ¿verdad chicos?

−Oh sí Padre, je, je, je, je – comenzaron a reír a coro.

−Entonces supongo que dejé una buena impresión en ustedes− los miró por encima de su taza− ¿Hice algo difícil de olvidar?

−Por supuesto− contestó Padre− que lástima que no lo recuerdes ¿No es cierto?− inquirió el hombre.

−Bueno podrías contarme, tío Ben.

−Me encantaría, pero quizás sería mejor que comenzáramos escuchando tus vivencias en Canadá−Uno sonrió y comenzó a explicar la elaborada historia que junto a Cinco había estado elaborando hacía meses, si pensaba que por allí descubriría algo se equivocaba.


Esa noche Tres y Cuatro estaban sentados en el suelo, uno a cada lado de Joey fuera de su habitación.

−Creo que lo manejaron bien, si eso les sirve de consuelo− expresó Joey.

−No sé cómo veré de nuevo a tu padre a los ojos− expresó Cuatro mientras Kuki intentaba utilizar su reloj para llamar a su hermana, hasta que por fin ésta contestó desplegando una imagen holográfica.

−¡Mushi!− dijo la asiática, complacida de ver algo de más color en el rostro de su hermana. A su lado estaba Sonia usando un traje de cumpleaños médico, especial para convivir en el área médica restringida donde tenían a los niños rescatados, Joey ya le había explicado que no se les permitía estar más de uno en el cuarto por lo que habían hecho un horario para asegurarse que nunca estuviera sola−¿Te sientes mejor?

−Sí− afirmó ella− a veces tengo migrañas o nuevo salpullido− mostró que tenía diversos granos en el rostro− pero en general estoy bien, no me dejarán salir hasta que sepan que lo que tengo no es contagioso o mortal.

−Vamos a encontrar a quienes hicieron esto y les daremos sus pataditas− afirmó la mayor− es inaceptable que los hayan usado para experimentar− Mushi asintió.

−Quizás debas decirle lo que le contaste al Líder Supremo, no creo que tenga objeciones en que lo sepan−le sugirió Sonio y Mushi asintió.

−He visto las fórmulas que había en la investigación que recuperaron, creo que su plan de uso para este virus es… crear un ejército.

−¿De qué? −Se sorprendió Wally− ¿Zombis con acné?

−Eso no lo sé− respondió Mushi− pero los números indican que planean una infección adolescente, no infantil, sospecho que si Joey pudiera verlos sabríamos más ya que tiene un mejor conocimiento que yo en lenguaje matemático, físico y químico, por lo que yo entendí, las porciones en las carpetas no corresponden a las dosis diarias que recibíamos, si nuestro entrenamiento médico estaba en lo correcto, esas variantes sólo cambian cuando el sujeto de prueba es más grande en masa y estatura.

−¿Por qué se inyectarían los ninjadolescentes para tener acné?− preguntó Kuki− no tiene lógica− su hermana se encogió de hombros.

−Nos falta información− aseveró Joey− algún dato faltante− su mirada se endureció, era el gesto que ponía cuando su cerebro pensaba a mil por hora− mañana es mi turno de quedarme con ella, hablaré con 587 para que me deje ver esos archivos.

−¿Cómo te fue a ti con el Sector W?− inquirió Sonia después de ver que todos guardaban silencio debido a la preocupación.

−En general bien, nuestro sector ha combatido a Padre desde siempre y ahora ellos nos ayudarán a vigilarlos, hicimos un plan para tenerlo siempre en la mira, la nueva 79 cree que 81.14, su encargada de tecnología, podría construir un robot que se infiltre en la forma de una mariposa para grabar sus conversaciones, aunque no hay datos de nada peligroso además de reventar pelotas que caen en su jardín; todos sabemos que Padre odia a los niños y nos preocupa verlo en inactividad. También abordamos el tema de que, si bien no creemos que siga a cargo de los ninjadolescentes, eso no significa que haya dejado de tener a sus leales sirvientes como Los gemelos detrás de la montaña, con quienes hemos tenido algunos enfrentamientos en meses pasados.

−Espera− contestó Mushi− ¿Estuviste trabajando con Keyla?− se giró a ver a Sonia− ¿Por qué omitiste esa parte?

−Es su mejor elemento en cuanto a estrategia− respondió Joey.

−Pero está enamorada de ti− le dijo Mushi molesta mientras Sonia se llevaba las manos a la máscara de seguridad intentando ocultar una risita.

−Bueno… eso no lo sé− dijo incómodo.

−Yo sí lo sé− le dijo enfadada.

−Y por eso no te lo dije, ya sé cómo te pones cada vez que se le nombra− intervino Sonia− pero no deberías preocuparte, Joey, como su hermano, es niño de una sola niña− rio ya sin disimulo− en fin, el doctor dijo que debías dormir, Kuki ya vio que estás bien y ya hablamos con Joey, es mejor colgar.

−Pues como parte del sector yo también debería estar enterada de cuáles son los movimientos del resto del equipo− le dijo cruzándose de brazos y haciendo pucheros.

−Voy a colgar, buenas noches− empezó Kuki contagiándose de la sonrisa de Sonia, le alegraba saber que su hermana se estaba recuperando.

−Mushi, no entiendo por qué te preocupa lo que 79 piense de mí si sabes o al menos sospechas lo que yo siento por ti − le dijo antes de presionar el botón de colgar del comunicador de Kuki. Tres y Cuatro lo miraron.

−¿Qué fue eso?− le preguntó Wally.

−No te incumbe− contestó el niño mientras el celular de Wally empezaba a sonar y el menor se levantaba. El mayor contestó, era Memo.

−Hola Memo ¿Pasó algo?− preguntó preocupado.

−Y vaya que pasó amigo, no me puedo creer lo que acaba de ocurrir ¿Estás solo?

−Estoy con Joey y Kuki…

−Por mí no se detengan− Kuki se puso de pie− ya que hablé con Mushi y después de la humillación pública, me iré a dormir.

−¿Te apetece una partida de Mario Kart antes de dormir?− preguntó Joey− tengo el Wii en mi habitación− señalo la puerta detrás de él.

−Nunca le digo que no a una partida de Mario Kart− contestó ella− pero quiero que sepas que sigo igual de buena 43, podré estar envejeciendo pero mis reflejos siguen intactos.

−Eso quiero verlo ex Líder− contestó el niño aceptando el reto.

−Oigan, mamá dijo que no podemos estar con ella dentro de las habitaciones si no está la puerta abierta y un adulto cerca o enterado− Cuatro interrumpió su charla con Dos para ponerles mala cara.

−No− le corrigió Joey− la regla es que tú no puedes hacerlo, conmigo no tienen problema− tomó a Kuki de la mano y la llevó a su habitación ante la atónita mirada de su hermano.

−¿Sigues allí Cuatro?− dijo Dos por el teléfono.

−Sí sí, sólo veía cómo me robaban a mi falsa novia− caminó hacia su propia habitación para más privacidad− ¿Qué sucede? − se sentó a un costado de la cama admirando las pertenencias que Kuki había dispersado por algunos muebles.

−¡Abby y yo estamos saliendo!− le gritó casi dejándolo sordo.

−¿Una misión?− se había retirado el altavoz de la oreja.

−No, en serio.

−Vaya… felicidades ¿cómo pasó? − preguntó con genuina curiosidad. La última vez que habían tocado el tema ambos eran igual de perdedores en el terreno de las chicas.

−No tengo idea, soy el ex gordito con más suerte del mundo, creo que es cierto que les gustamos llenitos de amor…

−¡Espera! ¿Eras gordo?− preguntó el rubio no imaginándose a su amigo con sobrepeso.

−Enfócate en el presente Güero.


Transmisión interrumpida