Capítulo 30: The Last – Todo por ella.

Todos estaban comentando acerca de sus respectivos sueños y recuerdos y Naruto no podía sentirse más avergonzado y confundido de camino a lo desconocido. Cada vez que podía, se perdía en el dulce rostro de la kunoichi de cabello oscuro como las profundidades del mar; él ya no podía dejar de observarla. Ella ya lo había capturado y él iba a dejar de luchar en contra de su obstinado y terco corazón; había entendido tácitamente lo que ocurría en su interior.

Había descubierto cuán importante era Hinata en su vida y ahora la quería en ella en todo momento, en cada instante y no estaba dispuesto a permitir que nadie pusiera un dedo sobre ella, era suya, él ya la había marcado en su corazón como dueña de sus sentimientos y pensamientos y no dudaría en matar a cualquiera que intentara tan si quiera apartarla de su lado. Sí, ese genjutsu le hizo descubrir todo lo que su estúpida cabeza no entendía y cuan posesivo y egoísta podía ser en su corazón en torno a lo que a Hinata se refiriera.

Llegaron a otro lago y el Byakugan de Hinata aún resultaba inútil en las tareas de percepción, visión y rastreo; ante ello, Shikamaru tomó la decisión de explorar el interior y Sakura junto a Sai lo siguieron al instante. Cuando Hinata se disponía a saltar hacia las profundidades del manantial, un meditabundo Naruto llamó su atención:

- "Acerca de esos sueños de genjutsu… Hinata yo… No es nada, olvídalo…" Se mordió la lengua al saber que era él, quien ahora tartamudeaba y era incapaz de decirle abiertamente a ella lo que sentía; Hinata podía sentir cierto cambio en él, sus ojos eran mucho más suaves cuando la miraban ahora y sus mejillas parecían enrojecer cada vez que ella y él cruzaban sus miradas, finalmente Naruto se lanzó al agua dejándola a ella sola atrás.

Mientras se sumergía cada vez más y más, su mente divagaba en la mejor manera de afrontar todo aquello que pasó por alto en todo el tiempo que compartió con ella sin siquiera ser consciente de sus sentimientos; su culpa y malestar interior no disminuían, él no podía soportar todo esto en su corazón y de alguna manera tenía que remediarlo, pero sus fuerzas escapaban, ahora, era él quien deseaba desmayarse al lado de Hinata.

- "¿Qué te pasa Naruto? ¿Por fin comprendiste que estas enamorado de la chica Hyuuga? ¿Tienes miedo de confesarle que sólo hasta ahora te diste cuenta de lo mucho que sientes por ella? Ja ja ja ja… Tal vez si le dices que la amas, podrías conseguir el beso de una linda y sexy chica y borrar tu penoso historial con Sasuke ja ja ja ja" Kurama se burlaba sin parar de Naruto viéndolo sufrir por amor.

- "¡Ya basta, zorro tonto, ya me siento bastante mal y como un verdadero idiota para que tú también me molestes´ttebayo!" Naruto comenzaba a enojarse; ante esto, Kurama sólo podía continuar riendo al ver a su querido Jinchuuriki hecho un cúmulo de nervios al experimentar por primera vez el verdadero amor.

- "¿Por qué te molestas conmigo si tu torpeza es enteramente tuya? Tienes bastante claro que eres un tarado; pero, a tu favor, aún tienes tiempo para decirle a la chica Hyuuga lo que sientes o acaso me vas a decir que no te sientes tentado de mirar hacia atrás y ver ese hermoso rostro justo a tu lado…" Kurama desapareció de su plano mental.

Hinata se disponía a sumergirse en el fondo del manantial, cuando apareció ante sus ojos el mismo joven que desplegó sobre Konoha en días pasados, el extraño destello de luz que terminó por hacer un gran cráter en los campos de cultivo de la aldea. Ella inmediatamente adoptó su posición de ataque, pero este extraño sujeto, avanzaba hacia ella sin querer atacarla en ningún momento:

- "¡Hinata, mi hermosa Hinata!" Ella se sorprendió al ser llamada de esa manera; el extraño sujeto siguió hablándole: "Te dije que vendría por ti, hermosa mía para que vinieras conmigo, y si me lo permites, ahora mismo podemos irnos…"

Hinata poniéndose en guardia, contestó a la conversación: "Te recuerdo. Dijiste que te llamabas Toneri, entonces seré breve: ¿Dónde tienes a Hanabi y qué significa eso de que vienes por mí? ¡Devuélveme a mi hermana!"

Toneri se acercaba aún más a Hinata: "¡Vaya, qué chica ruda! Tu querida hermana se encuentra durmiendo en mi castillo, no te preocupes por ella, está muy bien y si la quieres de regreso, eso dependerá de ti más que de mí, Princesa Byakugan"

- "¿Princesa Byuakugan? ¿Qué significa eso?" Hinata no salía de su asombro.

- "¿Deseas saber por qué te llamo Princesa Byakugan? Uhmm, encontrarás la respuesta a eso y para tener a tu hermana de regreso, hay algo simple que debes hacer… Cásate conmigo y se mi esposa para toda la eternidad…" Toneri le contestaba a Hinata con suficiencia al punto de parecer que la extorsionaba con sus pretensiones.

Shikamaru, Sakura y Sai habían salido a la superficie luego de alcanzar la profundidad del manantial. Observaban detalladamente lo que estaba cerca de ellos y vieron una cantidad considerable de burbujas ubicadas en las laderas y el suelo de la extraña caverna. Shikamaru comprendió al instante que, esas burbujas eran las causantes de ese extraño genjutsu que traía y evocaba recuerdos pasados y les advertía sobre no reventarlas para no caer de nuevo en la trampa del enemigo.

Sakura notaba la demora de Naruto y Hinata; ella conocía a su amigo mejor que nadie y sabía que ese genjutsu, había removido en el ninja rubio, sentimientos importantes cuando cayeron en esa trampa y que posiblemente, él estaría conversando con Hinata, acerca de ese acontecimiento y decidiendo ir a buscarlos, un cangrejo gigante se despertó para atacarlos en ese momento.

Mientras tanto, Naruto aceptó el reto de Kurama tan sólo para comprobar que Hinata no venía detrás suyo, preocupado dio la vuelta para encontrarla en posición de ataque ante Toneri. Inmediatamente, se puso delante de ella, protegiéndola con su propia vida si fuera necesario.

- "Hinata ¿Estás bien? ¡Bastardo! ¡No te atrevas nunca más acercarte a ella! ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Dónde está Hanabi?" gritaba Naruto exasperado a Toneri.

- "Otra vez tu aquí, ¡Lárgate! mi asunto no es contigo, es con Hinata" Toneri respondía con calma cínica.

- "¡No me importa tu respuesta! ¡No volverás a acercarte a ella jamás, para eso tendrás que matarme!" Naruto comenzó un combate contra Toneri, sin saber que sus amigos estaban en la misma situación en otra parte de la caverna.

Shikamaru, Sakura y Sai, huían de los ataques constantes que el animal lanzaba hacia ellos; preocupados por no reventar las burbujas de nuevo, idearon rápidamente un plan en el que lograron combinar sus jutsus de ataque para inmovilizar al animal y con un fuerte puño de Sakura lograron vencerlo. Por otra parte, Naruto lograba conectar una serie de golpes a Toneri y cuando pudo golpearlo fuertemente en el rostro, éste se rompió y ellos descubrieron que era una marioneta enviada por él. Esto dejó al ninja rubio inquieto y preocupado por la seguridad de Hinata mientras terminaban la misión. La marioneta se puso en pie nuevamente y Naruto se puso delante de ella para protegerla, la marioneta de Toneri se desvanecía, pero no sin antes dejar una advertencia en el aire:

- "Este no es mi cuerpo real, pero te prometo Hinata que personalmente vendré por ti y me darás tu respuesta, puedes tomarte este tiempo para pensar..."

- "¡Cállate! ¡Ella no tiene nada que decirte!" Naruto lanzaba otro furioso golpe, pero en ese momento, la marioneta se desintegró totalmente y burlándose de él, le aseguró que sus golpes no lo alcanzarían. Sin dudarlo, Naruto tomó a Hinata en sus brazos y se sumergieron hacia el fondo del manantial y prontamente llegaron a la superficie donde evidenciaron los rastros de la batalla que Shikamaru y sus amigos habían tenido; todos se quedaron sorprendidos cuando Naruto llegó con Hinata.

- "Uhm… ¿Acaso ha pasado algo que deba saber, Naruto, Hinata?"

- "Etto ¿Por qué lo preguntas Shikamaru?" Respondía Naruto con inocencia.

- "Ahhh, ¡Mendokusei! acaso debo preguntarte la razón por la que traes a Hinata cargada en tus brazos" Shikamaru moría de tedio con la pregunta, mientras Sakura y Sai se divertían en secreto al ver como Hinata se bajaba desesperadamente de los brazos de Naruto y ambos se sonrojaban furiosamente. Naruto explicó lo acontecido con la marioneta de Toneri y Shikamaru comenzaba a darle crédito a las sospechas que el Rokudaime Hokage tenía sobre todo este asunto.

Mirando hacia el cangrejo gigante, Naruto pudo saber que fue el puño de Sakura el que había causado tal destrozo; ella aprovechó para advertir a Naruto que, si algo le pasaba a Hinata él también probaría su fuerza y con el miedo que le provocó tal amenaza, Naruto quiso disuadir la situación llamándole la atención a Hinata de que ella nunca cambiaría; ante eso, la ojiperla dio al rubio una inocente mirada que puso a Naruto más nervioso que nunca. ¿Cómo no había podido notar la dulzura de aquella mujer? Se recriminaba, pero a la vez, se quedaba absorto ante su rostro, su mirada siempre se dirigía a sus labios hermosos, carnosos botones rosados que esperaba degustar prontamente. Sonrojado, recordó lo sucedido días atrás en la mansión Hyuuga cuando debía custodiarla, y se juró estar más consciente de sus actos cuando estuviera a solas con ella. Ya lo había decidido; no iba a perder más tiempo y en medio de esta misión la conquistaría, le demostraría que todo el tiempo que ella había esperado por él no había sido en vano y que la recompensaría por todo el tiempo perdido.

Siguieron caminando hasta que llegaron a la cúspide de lo que podría ser una montaña, Shikamaru no podía dar crédito a lo que veía: un risco frente a un extenso y azulado mar que tenía una especie de Isla que flotaba por encima de la superficie del océano. No sabían concretamente donde estaban y tampoco podrían saber si aquello era real. La geografía y el paisaje eran similares a los de su aldea, sin embargo, debían seguir investigando y apoyados en los pájaros de tinta de Sai, sobrevolaron por encima del océano y llegando a un frondoso y espeso bosque, notaron la presencia del enemigo, pero éstos, no se apresuraban a realizar ningún movimiento, lo que generaba en Shikamaru, malos presentimientos en lo que habría de venir más adelante.

Había llegado la noche y estaban descansando a campo abierto. Naruto estaba de guardia y se encontraba recostado sobre la rama de un árbol cuando vio a Hinata salir del campamento en búsqueda de un lugar iluminado -en medio de la noche- para que ella pudiera seguir tejiendo con más fuerza sus sentimientos hacia el ninja rubio.

Bajó del árbol con mucho sigilo, Naruto no quería perderla de vista y se escondió tras otro árbol donde pudiera contemplarla sin obstrucción. Él la miraba fijamente, lleno de inquietud, la cuidaba y no era por una orden dada por el Hokage o por el miedo de recibir un fuerte golpe de parte de Sakura; él necesitaba verla, seguirla, sentirla. Estaba feliz de haber caído en ese extraño genjutsu, sus ojos, pudieron ver a la verdadera Hinata, esa mujer que se escondía tras la amabilidad y la timidez y que a pesar de eso había tocado sus fibras más profundas, no dejaba de recriminarse por ser un imbécil; ella, la hija mayor de uno de los clanes más fuertes de Konoha, ella, la mujer distinguida, refinada, educada y una de las mujeres más hermosas de la aldea, había dispuesto dar su vida enteramente a él cuando Pain atacó la aldea y él no había podido notarlo… ¿Por qué había esperado tanto tiempo? Ciertamente él ya no era un paria, era el hijo de un genio que fue Hokage y de una mujer extremadamente talentosa de un clan extinto; pero antes, él no era nada y aun así, ella había puesto sus tiernos ojos sobre él y eso tenía un efecto dramático en su sentir. Naruto no podía sentirse más ambiguo: por una parte era feliz de haberse sentido amado por ella desde hace tiempo, por otra parte estaba furioso consigo mismo por ser tan ciego, pero allí estaba ella… tejiendo por él y para él; ese sentimiento de amor le llegó profundamente al alma, él había recibido un impulso desde lo alto… como un mensaje enviado desde el cielo, él ya no iba a ser el mismo chico inquieto, obtuso y denso de aquel entonces, iba a ser un nuevo Naruto a partir de ahora, uno que no tendría más ojos para nadie más que no fuera Hinata Hyuuga…