Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Violet Bliss, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Violet Bliss, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


Capítulo Veintinueve

JUNIO (seis meses después)

Bella,

Me dijiste que escribiera, cuando llegara el momento. Que llenara las últimas páginas de este diario de recuerdos para que puedas leerlos al despertar.

Llevas días en la transformación y es difícil dejar de mirarte para escribir esto, para asegurarte de que todo va a estar bien; que vas a estar bien.

No se suponía que sucediera así.

Se suponía que todavía tendríamos tiempo juntos mientras eras humana. Se suponía que todavía tenías tiempo para decirles adiós a todos los que tendríamos que dejar atrás durante esos primeros años, se suponía que tendrías tiempo para ver el mundo a través de tus ojos humanos.

Lo siento mucho. Planeamos y planeamos, pero nunca podríamos haber predicho esto.

Estás tan quieta en este momento, tan callada y sé que estás haciendo eso por mí, sin dejarme ver el dolor ardiente por el que estás pasando.

Incluso cuando nos conocimos ese primer día en el hospital, eras tan fuerte.

Me dejaste sin aliento ese día y te lo he dicho, pero no estoy seguro de que entiendas cuánto me cambió ese encuentro, cómo despertó ese último trozo de mi corazón que permaneció dormido después de que me convertí.

Te vi sentada en esa cama de hospital y todo cambió.

Mi segundo pensamiento de ti fue que te odiaba; por existir, por tentarme así. Con tu sangre y tu fragilidad.

Mi primer pensamiento fue que quería consolarte.

Podía decir que tenías dolor, podía ver tu brazo y la tensión en tu cara pero no lloraste, no hasta que esa enfermera insolente se fue, hasta que me permití ser amable contigo.

Ser cruel contigo es lo que más lamento de esas primeras veces que nos vimos, es algo de lo que más me arrepiento de todos los crímenes que he cometido en esta existencia. Al ver tu cara ese día en el prado, estaba tan contento de que estuvieras enojada conmigo, Bella, me lo merecía y mucho más por la forma en que te traté, especialmente después de ese día.

No me di cuenta hasta horas después, cuando todavía estaba en el lugar en el que me habías dejado, que hasta la noche en que dijiste que te casarías conmigo, fue el mejor día de mi existencia.

Verte, tu pasión cuando hablabas de las personas que amabas, los libros que amabas… Siempre pensé que eras hermosa pero verte así, Bella, hiciste que mi corazón frío y muerto casi volviera a latir.

Hablamos y reímos, y no podía creer lo mucho que teníamos en común, no podía creer cómo podía hablar contigo durante horas y horas sin quedarme sin cosas que decir.

Y luego arruiné ese día. Principalmente por miedo; tenía miedo de cuánto deseaba tu sangre, pero me aterrorizaba cuánto deseaba conocerte.

Debería haberte dejado en paz entonces, ya te había hecho suficiente daño. Pero plantaste una semilla en mi pecho ese primer día y se hizo más y más grande cada segundo que estuve en tu presencia después de eso. Todo lo abarca ahora, no hay ningún lugar al que mire sin verte a ti y a nuestro vínculo.

Te seguí a Newton's, te vi enamorarte de esas botas de montaña moradas y luego tuve que ver tu cara caer mientras las volvías a poner. Las compré nada más saliste de la tienda, quería hacerte sonreír de nuevo, para que me odiaras un poco menos.

Usaste esas botas en nuestra boda. Cuando miré nuestras manos y las vi asomando por debajo de tu vestido, nunca he reído tanto. Te besé entonces, incluso antes de que dijéramos nuestros votos y después de ver tu rostro, verte sonreírme como si fuera una especie de milagro, casi me pone de rodillas.

Porque tú eres el milagro, Bella.

Me hiciste aprender a ser un hombre de nuevo, esa noche en Port Angeles, y finalmente apartar al vampiro. Nunca deseé tanto quitarle la vida a nadie más que a los hombres que te atacaron, que te hicieron temblar y llorar en mis brazos; quería destruirlos. Quería que sintieran un dolor que nunca imaginaron, pero verte allí de pie, con un aspecto tan asustado, me detuvo en seco.

Te tuve en mis brazos esa noche y no debería haberme sorprendido de lo perfectamente que encajabas en ellos, pero lo estaba. Nunca deja de sorprenderme lo perfectamente que encajamos, lo profundamente que me satisface cada vez que estás en mis brazos y tu cabeza descansa exactamente sobre mi corazón.

Sabía que me estaba enamorando de ti, esa noche en mi coche, cuando me hablaste de Chicago, de lo mucho que habías pasado. Me enamoré de tu fuerza en ese auto.

Me enamoré de todas las demás partes de ti cada noche cuando hablamos por teléfono después.

Y de alguna manera, por algún milagro, tú también te enamoraste de mí. Incluso después de que te diste cuenta de lo que era, todavía me amaste. Me tomó demasiado tiempo entender que no me veías como un vampiro sino como un hombre. Me viste como todo lo que soy; un hijo, un hermano, un médico y un vampiro. Tú nos ves a mí y a mi familia a través de nuestras elecciones, en lugar de nuestro estado de ser y espero que, cuando despiertes, te veas a ti misma bajo la misma luz.

Alejarte después de que me dijiste que sabías quién era yo fue mi última defensa contra ti.

Entonces me odié por eso y ahora siento lo mismo. ¿Cómo pude haber perdido ese tiempo contigo? Espero haberte demostrado en todo este tiempo transcurrido desde entonces que fui yo con mis problemas y miedos y no tú.

Creo que podría hacerte feliz —me dijiste, y tenía miedo de ti, de cómo me hacías sentir y estaba tan seguro de que estaba destinado a una eternidad de miseria que casi me creé una para mí.

Me besaste después. La primera vez que alguien lo hizo en esta existencia y, Bella, nada se ha sentido más como en casa para mí que el primer beso que me diste. Nunca nada ha tenido un sabor tan dulce.

Siempre has sido tú, lo supe entonces.

Y cuando finalmente terminé de intentar luchar contra esta atracción, estabas allí. Me dejaste entrar y me pone de rodillas la fe que tienes en mí, la fe que tienes en nosotros.

Sabía que sería la última vez que me dejarías entrar y no iba a estropearlo, por nada.

Mi mayor temor a partir de entonces fue perderte. Porque cuando finalmente te tuve, Bella, eras todo lo que podría haber deseado, más de lo que podría haber soñado.

Me hiciste creer en vivir de verdad otra vez, en abrazar la vida que tengo y cuando despiertes, amor, no puedo esperar para vivir esa vida contigo.

Para siempre.

Ojalá no hubiera sido tan pronto.

Aceptaste casarte conmigo en Navidad, a la medianoche frente al fuego y bajo el resplandor de las luces del árbol. Hicimos el amor por primera vez esa misma noche. Han pasado meses desde entonces pero aún ahora no encuentro las palabras para decirte lo que esa noche significó para mí, lo que tu tatuaje y ese y tu cuerpo significaron para mí. Espero, con la eternidad por delante, poder algún día expresar lo que siento al respecto, pero dudo, con una memoria que nunca se desvanece, que alguna vez pueda hacerle justicia.

En la víspera de Año Nuevo, recibimos el año nuevo en una manta en un campo en las afueras de Forks, bajo un cielo lleno de fuegos artificiales que Emmett (por supuesto) hizo él mismo. Te volviste hacia mí, un segundo en el nuevo año y me hablaste de tu deseo del año anterior. Deseaste por mí, deseaste por felicidad. Me dijiste que no podías creer lo afortunada que eras, que nunca pensaste que serías tan feliz. Si pudiera haberme casado contigo en ese momento, lo hubiese hecho.

Nos casamos en febrero, un sábado al atardecer. Con nieve fresca en el suelo, y mis hermanas y mi madre consiguieron de alguna manera todos los juegos de luces navideñas blancas del país e hicieron una cortina con ellas, justo contra la línea de árboles en el patio trasero. Tu padre te acompañó por el pasillo improvisado que Alice cubrió con los pétalos de cada rosa roja entre Forks y Port Angeles. Estaba enojada porque le avisamos con un día de anticipación, sorprendida de que tomáramos la decisión tan rápido.

Te despertaste la mañana anterior, sonriéndome.

¿Qué es? —te pregunté mientras parpadeabas para despertarte, empujando tu cuerpo hacia el mío, acariciando mi pecho.

Tuve un sueño de que ya estábamos casados. Me gustó —susurraste, como si me estuvieras contando un secreto. Te besé y me aparté.

Entonces casémonos —te dije, sonriendo.

Me habría casado contigo al día siguiente de hacerte la pregunta en diciembre si hubiese podido.

Vamos a casarnos —accediste y luego nos besamos, y nos besamos mucho más. Ese día casi llegamos tarde al trabajo.

Viéndote venir por el pasillo, sonriéndome con lágrimas en los ojos, con ese vestido blanco; Bella, ni siquiera puedo empezar a intentar decirte lo hermosa que te veías. Te veías como todos los deseos, esperanzas y sueños que he tenido.

Le pagamos el vuelo a tu madre y Phil el sábado por la mañana y ella y tu padre lloraron mientras dijimos nuestros votos, muy felices de verte feliz. La primera vez que nos besamos como marido y mujer, fue como un paraíso. Siempre lo ha sido desde entonces.

Celebramos con nuestras familias e incluso Sue finalmente lo entendió, al vernos a los dos tan felices, que estábamos destinados a estar juntos.

Luego, te llevé a casa e hicimos el amor en una cama improvisada en el piso de nuestra sala de estar. Dormiste en mis brazos y no aparté mis ojos de ti en toda la noche, asustado de que si miraba hacia otro lado, podría encontrar que todo en el último año fue una especie de sueño.

En los meses posteriores a la boda, lo planeamos.

Dimos aviso en nuestros trabajos e hicimos puntos de destinos en mapas. Reservamos hoteles y compramos cámaras y planeamos aprovechar al máximo tus últimos meses.

Visitaste a tu madre y ella te dijo que estaba feliz por nosotros, feliz de que finalmente estuvieras viviendo, y dijo que hicieras todo lo posible para mantener esa felicidad. Todavía no sabemos exactamente cuánto sabe ella, pero es suficiente que no tengamos que ocultarle todo, que sepa que serás diferente pero igual.

Todo encajaba perfectamente, hasta hace dos días.

Alice no lo vio hasta que fue demasiado tarde, hasta que ya estabas caminando hacia el bosque detrás del perro desaparecido de Shelly Cope, tu teléfono estaba demasiado lejos para que pudieras escucharlo.

Rosalie era la más cercana a ti, pero todavía no logró llegar antes que el puma. Estaba herido y hambriento y cuando entraste en el bosque, te encontró, te atacó.

Te estabas muriendo cuando ella te encontró y lo sabías, pero ella me mostró todo, Bella. Me mostró sus recuerdos de ti tirada allí, sangrando sobre el suelo del bosque y diciéndole que no tenía que hacerlo, que no tenía que convertirte. Le dijiste que estaba bien, que entendías si ella no podía hacerlo.

Te estabas muriendo e incluso entonces pusiste a mi hermana antes que a ti. Estoy tan enojado contigo por eso, por casi robarme tu existencia, pero no serías tú si no lo hubieras hecho y te amo mucho por eso.

Casi no te convierte, casi te deja morir hasta que llegó Emmett. Vi en su recuerdo cómo lo miraba y sabía que no podía dejarme vivir sin ti, no me dejaría afrontar esta existencia sin el mismo regalo que le habían dado. Nos amaba más que su odio por esta existencia y por primera vez en su vida, Rosalie mordió a un humano.

Y ahora estás acostada en nuestra cama, quieta, tan quieta y tu corazón sigue latiendo, pero no tardará mucho. Puedo ver tu cuerpo cambiar y me emociona tanto como lamento la pérdida de tu mortalidad.

Nunca volverás a dormir, nunca comerás, pero no puedo esperar para verte correr, para verte darte cuenta de tu fuerza. Me alivia no tener que verte despertarte otra mañana y agarrarte la muñeca dolorida.

No puedo esperar por la eternidad, por todos los días que podré pasar a tu lado.

Te amo y te amaré por siempre.

Todo lo que tienes que hacer ahora es despertar, Bella.