29
El enemigo de mi enemigo es mi amigo
.
.
.
Sasuke
.
Dejé la cuchara de plástico que utilice para el café sobre la servilleta y lleve ambas tazas conmigo hasta el otro lado del escritorio de Itachi, allí se encontraba Sakura con la mirada perdida por la ventana, sin prestarle realmente atención a la lluvia casi sigilosa. Apoyé mi taza en la madera y coloqué suavemente la suya entre sus manos, dio un pequeño respingo al sacarla de su trance.
—Gracias por el café —susurró.
No aparté las manos de las suyas que temblaban débilmente. Me preocupó que sus nervios estuvieran muy afectados. La miré intentando saberlo, pareció notarlo y me sonrió un poco, sin muchos ánimos.
—En verdad estoy bien, no tienes de qué preocuparte.
No me convencieron sus intentos, pero la solté permitiéndole beber del café. Me senté en la silla un lado en silencio sin tocar de nuevo la taza humeante, al ver que Sakura no hacía amago de querer beber, tomé la mía y la llevé a mis labios, casi instintivamente ella imitó la acción por reflejo.
Yacía más de tres horas que estábamos aquí desde lo ocurrido. Itachi y la patrulla llegaron minutos después de la intervención de Madara y Juugo —y ellos marcharan justo antes de que arribaran—. Al ver al detective muerto, el departamento de los Haruno no tardó en convertirse en una escena de crimen. Al poco nos trasladaron en las patrullas para hacer las respectivas investigaciones.
A mí me había tratado una paramédico en la estación, afortunadamente no parecía tener un hueso dislocado, pero aseguró con sus años —y mis peleas— de experiencia que la mandíbula me dolería apenas la adrenalina se esfumar. Recordé sus palabras cuando moví mis cuello y me dolió horrible, tuve que disimular el estirón.
Nuestras declaraciones ya habían sido levantadas por la chica morena y pelirroja, recordé vagamente su nombre. Agradecí que fuera una mujer quién levantara el testimonio de Sakura, seguramente se sentiría más cómoda.
Cuando fue mi turno, ella me miró apenas, parecía tan afectada por lo sucedido. La comprendí lejos de afectarme. Fue amenazada con un arma, su exnovio se llevó a su antigua amiga y una persona murió en la sala de su hogar.
Viéndolo desde ese punto hasta a mí me daría ansiedad.
A nuestro alrededor varias personas iban de aquí para allá, el bullicio y la lluvia parecía tan insignificante al concentrarme en respirar correctamente, aumentar la angustia de la chica a mi lado sería egoísta de mi parte, ella lidiaba con su angustia y yo no quería aumentarle la mía.
De pronto su mano se entrelazó con la mía, aparté la vista de la nada y me enfoqué en ella.
Mierda, parecía preocupada.
Tuve el impulso de llevar mi mano al rostro y expresar momentáneamente mi frustración de no poder ocultarle mi repentina ansiedad.
—¿Te encuentras bien? Sé que es más duro para ti, toda esa sangre… —Se cortó ella misma al sentír mi mano tensarse entre la suya, acarició mis nudillos con gentileza, obligándome a verla a los ojos—. Estoy contigo cuando me necesites.
Su voz tenía un matiz extraño, ahogada y en desesperación. Sus ojos gritando por una bocanada de alivio, a tal punto que no deseaba alejarse de mí, sosteniendo mi mano temiendo a que desapareciera por completo frente a ella.
Esto era lo que nos unía, un sentimiento atroz: miedo.
No un miedo por la situación en sí o de los demás, en caso de Sakura de Neji y el paradero incierto de Tenten.
No, más bien miedo a que al otro le haya sucedido lo peor.
Recordé el instante en que la pistola sonó detrás de mí, muchas cosas pasaron por mi cabeza, y la principal fue el nombre de Sakura y que le hubiesen lastimado. En ese momento, todo a mi alrededor se aisló por unos segundos hasta que no hice contacto visual con sus ojos y asegurarme de que no le habían disparado. Lo demás no me importó en ese momento, si yo recibía la bala por ella, o quizás haya resultado herido de gravedad cuando Nishimura estuvo a nada de dispararme. Nada.
Lo que acaparó mi mente fue ella, si hubiese salido herida, yo...
—Sé que sonara horrible, pero me alegra que esa sangre no haya sido tuya —murmuró apoyando su cabeza en mi hombro, apretando fuertemente mi mano. Quise decirle que pensaba igual, mientras acariciaba su cabello pausadamente, gravando su textura con el toque de mis dedos—. Siento tanto que haya muerto el detective por nosotros…
Crispé mi mano por un segundo e intenté no recordar el rostro inerte del hombre al ser cubierto por la sábana blanca de los forenses, pareciera que estuviera en un plácido sueño, pero la brutalidad de la realidad era que jamás abriría los ojos de nuevo.
Nunca más.
Con todas mis fuerzas procuré no pensar al respecto y desviar mi atención a otros asuntos, alcé mi rostro desviando toda mi atención a la lluvia que se daba afuera, no escuchaba más que el zumbido de la calefacción. Miré de reojo las pulseras de mis muñecas, la venda de la derecha al cubrir una herida no tan profunda que me hice con uno de los cristales de la mesa.
Repentinamente toda la rabia de ese momento volvió a mí. Ojalá le hubiese golpeado más fuerte, de la misma manera o peor en la que terminaban los brabucones que me hostigaban en la preparatoria.
Hablando de rangos, el imbécil era el hijo del líder de los yakuza, lejos de sentirme intimidado me daba un ataque mental de risa, un adolescente mafioso impulsivo y desquiciado con subordinados asesinos que se ensuciarían las manos a causa de él, que retorcida combinación.
—¡Sakura! ¿En dónde estás? ¡Sakura!
La voz desesperada de Mebuki traspasó mis oídos, venía caminando a toda prisa por el pasillo, detrás venían los dos hermanos con caras igual desesperadas que la mamá, buscando frenéticamente a Sakura hasta que dieron con ella levantándose a mí lado.
Mebuki no tardó en correr hasta su hija y abrazarla, sollozando cosas que no alcancé a comprender. Me quedé detrás de ellas, Sasori y Karin llegaron de inmediato y vi en sus rostros el repentino alivio de verla a salvo.
—Cuando nos llamaron pensamos lo peor, menos mal que ambos están aquí —dijo Karin evidentemente afectada, se percató de mis golpes y mi mano vendada. No dudó en tomarla con cuidado, preocupada—. ¿Te encuentras bien?
Asentí a medias, mirando de reojo a Sasori que no apartaba la vista de su hermana menor, con una mirada me indicó que necesitaba saber los detalles de lo ocurrido. Volví a hacerle un gesto de que compartiría con él lo ocurrido más tarde, pero por el momento sería mejor dejarlos a solas como familia, necesitaban hablar.
Les di su espacio precipitándome a la puerta que da a al otro pasillo. La cerré detrás de mí y me topé con Itachi apoyado en la pared hablando por teléfono. Inmediatamente supe que era mamá pues mencionó que yo me encontraba bien y lo único que había recibido eran golpes.
Suspiré a sabiendas el desenlace.
—Mamá no de- —Se calló viendo la pantalla del celular y luego a mí, resignado—. Me colgó. Vendrá en media hora cuando mucho, está muy preocupada por ti.
Pesadez. Últimamente lo único que le doy a mamá eran preocupaciones, el que casi me apuñalaran y esta pelea le crisparían los nervios. Sólo esperaba que viniera en taxi y no se le ocurriera manejar, tampoco deseaba que se accidentara.
—"Lo único que le doy son preocupaciones".
—No es así, únicamente es mala suerte de estar en el momento y lugar equivocado —dijo Itachi a modo de consuelo acercándose a mí—. Y el tiempo que ganaron impidió que se llevaran a Sakura.
—"Pero murió tu compañero".
—Sí, murió cumpliendo su deber —expresó, el rostro de Itachi reflejó la tristeza ante tal acontecimiento y yo no externé mis pensamientos, cómo si mi cabeza estuviera en temple cuando era todo lo contrario.
Quise preguntarle más, si acaso ese hombre tenía una familia, esposa e hijos, o si era hijo único y solamente sus padres llorarían esa pérdida. Pero no lo hice, no quise mortificarme más de lo necesario, fue estresante ver su cadáver en el suelo y la sangre, inevitablemente la sensación de que estaba impregnada en mis pies no se iba, esa incomodidad.
La sangre se limpia, la sangre se limpia. Fui recordando a medida que caminaba a la par de mi hermano a la otra sección, ahí dentro se encontraba el resto del equipo observando la pizarra, nuevas fotos y datos encerrados en rojo. Itachi me señaló la silla a un costado pidiéndome que aguardara.
Yamato estaba a la cabeza pasando por algo mi presencia o eso aparentó, masticando disimuladamente una goma de mascar, concentrado en las pruebas.
—Subestimamos a Neji, pensamos que no sería capaz de lastimar a Sakura —dijo deteniendo el sonido de su boca—, pero con la salida de Nishimura quizás fue un detonante que le hizo actuar, es cómo si no se atreviera a hacerlo por cuenta propia. La ocasión pasada se asoció con Kizashi, quizás sea un patrón.
—A lo mejor actúa a espaldas de su padre —dijo el tipo de las gafas analizando la pizarra—. Únicamente se le ha visto con Kizashi y otros tipos cómo Nishimura u otro kumi-in.
—No es común que utilicen kumi-in para secuestrar gente, sería muy descuidado si algo sale mal —comentó Karui analítica.
—Pero sí para extorsionar —aportó Tobirama, me lanzaba miradas de reojo cuestionando silenciosamente mi presencia, le devolví el gesto sin titubear—, siendo Neji el hijo del ikka tendrá beneficios. O es muy inteligente o imprudente. Por eso se le ha dado la tarea de conseguir a toda costa el CD en cuestión. —Apoyó bruscamente la mano en la nueva pista encerrada con rojo en la pizarra.
Lo inquietante para mí fue saber que esa prueba la resguardaba Kizashi, y los Hyūga harán lo posible para obtenerlo, por eso intentan tener a cebo a Sakura para obligarlo, pero al ver que no funcionó la estrategia, insistieron más por capricho de Neji en quererla solamente a ella.
—Y si matan a Kizashi no sabrán dónde está el CD. —Siguió divagando Yamato.
Concordaron de que se tratan de pruebas contundentes de algún delito grave que cometió el clan y por eso eran debidamente cuidadosos. Si no fuera así, dejarían que esa información saliera a la luz y se deslindarían fácilmente de los cargos, pero probablemente sea algo que ni siquiera comprando a jueces y fiscales sea fácil de desaparecer.
¿Acaso esto tendría alguna relación con mi padre? Pensándolo desde otro ángulo, Neji había mencionado que por culpa de él sus planes fueron frustrados, hablando de tiempo pasado. Él era abogado penal y el último de sus casos fue la muerte de Jiraya que pensó en varios proyectos de erradicar la delincuencia de las calles en Tokio y crear centros de rehabilitación para personas con problemas relacionado a las drogas.
Y los Hyūga se especializaban en la trata de blancas, secuestros y extorciones, lavado de dinero, apuestas y drogas, o eso yacía escrito en la parte superior de la pizarra a uno metros de mí; y lo más frustrante es que en su mayoría eran pruebas no verídicas, de esas que tenías frente a ti, pero no había forma de comprobarlo ante los demás.
Por lo cual no salían de mera suposiciones y se invalidan como pruebas ante el tribunal.
¿El CD contendría pruebas de sus delitos?
De pronto fue similar a si se encendiera el foco de mi cerebro, desplacé los sonidos exteriores y rememoré una y otra vez la platica con Ryu de hace un par de días «Hay alguna razón por la que se aferran demasiado a este lugar, solamente sé que están buscando algo en particular de la familia Haruno». El CD lo tenía escondido Kizashi, un Haruno y se llevaba entre sus problemas a su familia.
Busqué a Itachi con la mirada, rápidamente se percató de mi muda insistencia.
—"¿Será el CD aquello que mencionó Ryu que buscan los Hyūga?" —gesticulé.
Frunció más el ceño.
—¿Hay algo que tu hermano quiera aportar, Itachi? —preguntó solemne Yamato a su lado al percatarse de nuestra muda conversación.
Itachi tardó apenas unos segundos en contestar sin mirarlo.
—Está preocupado por Sakura, teme que la próxima vez se la lleven.
Mentirle a su superior sí que fue muy osado de su parte, entendí porqué lo hizo: interés propios siendo este caso nuestro padre. Ryu prometió decirnos el paradero de Fugaku a cambio de descubrir que buscan los Hyūga, y si la policía lo encerraba en caso dé, no sabríamos la verdad. La policía no debía intervenir por el momento, Itachi sospechaba de infiltrados en la comisaría.
Lo acepté en silencio, porque de cierta manera era algo que me convenía también. No fue necesario forzar ninguna situación, lastimosamente sucedió frente a mí y fue inevitable no actuar. Sakura me dijo del CD, sí, y obtener dicha información casi le cuesta su libertad.
Apreté los puños y fruncí el ceño. Si a estas alturas la policía no hacía nada al respecto y mantenía a salvo a Sakura, el único quién podría protegerla de los Hyūga era Ryu, ya la había salvado una vez. Y viendo la situación, soy capaz de cambiar dicha información por su seguridad a costa del paradero de mi padre, haciendo lo posible a mantenerla a salvo.
Para protegerla de un demonio, tendré que pactar un demonio incluso peor que los Hyūga: Hiryū Ryuichi.
El trayecto a casa fue silencioso, Itachi conduciendo y mamá de copiloto. Yo sentado en la parte de atrás me dediqué a admirar por la ventana las calles húmedas de la ciudad después de la lluvia, recordando el rostro mortificado de Sakura en cuanto se marchó en plena madrugada con su familia montada en la patrulla.
Itachi se encargó personalmente de pedir protección reforzada para ellos, confié una vez más, sobre todo porqué Shisui intervino esta ocasión y seleccionó a personal de confianza o eso dijo mi hermano.
No sé si fue para tranquilizarme o decía la verdad, lo acepté de momento.
Miré mi mano, la misma con la que toqué su rostro cuando me despedí de ella con un beso. Sus labios temblorosos contra los míos, el miedo era palpable en todo su ser. No conversamos demasiado al respecto más que retrasos, tendríamos tiempo de hacerlo con calma o quizás dejarlo pasar, por mi parte no quería hacerle recordar la escena una y otra vez. Fue traumático para ella.
Intenté pensar en los siguientes movimientos que haría con la información adquirida ¿debía buscar a Ryu y negociar? De reojo observe a Itachi por el espejo retrovisor ¿confiar a que mi hermano resolviera todo? Simplemente no podía quedarme de brazos cruzados sabiendo que Sakura corría peligro de ser alejada de mi lado definitivamente.
Aspiré con fuerza cerrando los ojos. Por hoy solamente quería dormir.
Itachi estacionó el auto en la vereda tapando el paso de la camioneta. Me bajé dando un ligero portazo a la puerta y me quedé quieto tras entornar los ojos y percatarme de que alguien se encontraba sentado en la entrada de la casa.
Madara.
Él y Juugo se marcharon justo antes de que llegaran los policías, así que no había tomado partido al respecto, pero estaban siendo buscados para ser interrogados. Del pelinaraja lo entendía al ser guardaespaldas del líder yakuza, pero de Madara…
Noté que mamá e Itachi se quedaban quietos en sus lugares, sin saber cómo reaccionar. Por mi parte, saqué mi juego de llaves y me acerqué a la puerta. Madara se levantó de un salto y se acercó a mí guardando un poco las distancias, titubeando un poco.
—¿Está mejor tu mano? —Señaló la venda.
Hice un pequeño ademán al mirar la mano y asentí a su dirección. Mamá no tardó en pararse a mi lado con los ojos llorosos y sin previo aviso se lanzó a abrazar a Madara. Itachi y yo la miramos totalmente atónitos por su acción, mientras que mi tío no sabía si corresponderle el abrazo o dejar las manos al aire, al final solamente acarició su cabello azabache.
—Gracias, gracias Madara por salvar a mi hijo —dijo mamá a punto de llorar—. Gracias.
—No debes agradecérmelo, es tan sólo un poco de retribución por todo este tiempo —tanteó con un suspiro, alejándose de mamá que dio dos pasos en reversa—. Jamás me cansaré de disculparme con ustedes por todo el sufrimiento que ocasionó la partida de mi hermano.
—Si tanta culpa tienes, deberías decirnos dónde está —objetó Itachi sin reparos.
Madara nos lanzó una mirada de disculpa, la misma que decía que no hablaría sobre ello.
Una vez más quise preguntarle sobre el paradero de Fugaku, pero sabía que mis peticiones caerían en saco roto, así que lo acepté a regañadientes por el momento. Mi cabeza estaba inundada por otras cosas en qué pensar, el agotamiento mental era más palpable.
—La razón por la cual estoy aquí hoy es porque —Se aclaró la garganta, se veía un poco apenado, eso atrajo nuestra atención— quería pedirles dejarme pasar la noche en su casa.
—¿Qué? —Mi hermano expresó en palabras mi desconcierto.
—El hecho de que haya parecido ante ustedes no era… mi trato con cierta persona en un principio. Yo tenía que haber esperado más tiempo, pero no pude resistirme a acercarme a ustedes, quería saber cómo se encontraban —reveló, y yo entrecerré los ojos ante la información sospechando que el trato que mencionaba era con Ryu, pues ambos estaban relacionados.
—¿Ese trato es con Ryu? —preguntó Itachi serio.
Madara pareció impresionarse a que supiéramos el nombre, pero terminó asintiendo.
—Hoy fui imprudente al salvarlos y no me arrepiento —aclaró con añico—. Y eso me costó que Ryu se molestara y me echara.
—¿Ryu que tiene que ver con ustedes? —siguió cuestionando Itachi.
—No somos ni aliados ni enemigos, solamente tenemos intereses comunes y trabajo con él —respondió de inmediato. Luego se dirigió de nuevo a mamá que escuchaba todo en silencio, como si estuviese analizando la conversación—. Entonces, Mikoto ¿me dejarías pasar la noche en tu casa? Sólo será por hoy.
El silencio que se propagó fue aún sofocante que el de dentro del automóvil. Antes estaba la primicia de un regaño severo de mamá por hacerla preocupar, pero en cambio solamente me abrazó casi llorando, cansada de tantos sustos que le daba y sin decir nada más; ahora sus pensamientos incluso eran un enigma para mí, no sé que esté soportando en estos momentos.
Jamás me pregunté los sentimientos de mamá al respecto, no hasta ahora que la vi ahí, manteniendo una expresión serena y a la vez mortal. Entendí, en ese instante, de quién herede mi mirada pesada y mortal.
—Sólo respóndeme algo —pidió mamá.
—Sabes que de Fugaku…
—De él no me interesa nada —dijo mamá y su frialdad me sorprendió, no fui el único puesto que el rostro de Madara se tornó a dolor—. Lo que quiero saber es ¿el Ryu que mencionaron antes se trata de Ryuichi? Sabes a lo que me refiero.
Madara la miró por unos largos segundos antes de asentir.
—Sí, Ryuichi es el mismo que estuvo con ustedes en la preparatoria.
Escucharlo a asumirlo era diferente, recordé una de las fotografías que reveló la cámara antigua de mamá, entre ellas la de Fugaku y Ryuichi juntos. Entendí lo que quería llegar mamá al confirmar la verdad.
—Comprendo.
Mamá pasó a su lado sacando las llaves de su bolso, metió la llave al picaporte y abrió, antes de entrar, nos miró o más bien específicamente a Madara.
—Sólo por esta noche en agradecimiento a que salvaras a Sasuke.
Y entró sin mirar atrás.
Desde la cocina observé que mamá le entregaba un par de mantas y una almohada a Madara para que durmiera en el sillón, él los recibió agradeciendo, con esa sonrisa medio alegre media culpable, no sé que debía sentir al estar en medio de la sala que una vez compartió en sus visitas y se sintiera repentinamente tan lejana con el pasar de los años.
Años que marchó, no pasó desapercibido para mí que observaba sin disimulación la estantería de fotografías del otro lado de la pared, inmediatamente notaría la ausencia de unas fotos dónde aparecían Fugaku y él, y seguramente no diría nada aceptando la carga.
Me quedé con el vaso a medio beber, lo apoyé en la encimera mientras sentía a Hunter restregarse entre mis piernas, casi lloriqueando. Le presté la atención que me pedía.
En un principio se la pasó ladrando a Madara en cuanto lo vio, apenas le indiqué con gestos que debía calmarse, se alejó al patio y poco después volvió conmigo.
Con un silbido le indiqué que subiera a la habitación, no tardó en soltar un alarido y correr a la planta alta con mamá detrás de él. Ella me dirigió una mirada rápida en buenas noches, yo le expresé con gestos lo cual le hizo sonreír en medio de su tristeza y desapareció en el segundo piso.
Permanecí solo en la cocina, dejé la luz encendida y me acerqué a la sala donde Madara fisgoneaba los portarretratos, apenas alcancé a ver, Itachi y yo siendo niños ingenuos.
—A esta edad fue la última vez que los vi —comentó una vez que se dio cuenta de mi presencia, volteó sobre su hombro con un gesto de lamentación. Yo lo miré cuidando no mostrar emociones en mi rostro—, su padre los recuerda cómo unos niños, pero ustedes ya no lo son.
Por supuesto que no, los años y las circunstancias arrancan toda inocencia que pudiste tener de niño. Por mi parte, el día en que padre se marchó mi corazón se agrietó y con el pasar del tiempo se corrompió hasta convertirse en añicos.
Cargué en silencio todo lo que sucedía a mi alrededor, la culpa de mi hermano y su deber de actuar cómo una figura paterna para mí cuando no tenía porqué o el llanto y sufrimiento silencioso de mamá, en aquella época que se sumió en la depresión.
Una de las cosas que jamás podía perdonarle a Fugaku era aquello: el que haya herido emocionalmente a mamá. Dejó a su esposa, a la mujer que le prometió una vida juntos. La destrozó, la corrompió. Mamá al principio no pudo manejarlo, se sumió en un estado depresivo en el que no podía salir y tampoco hacía un esfuerzo.
Aquella vez fue la única ocasión que vi a mi abuela materna, una mujer mayor de cabello azabache con canas y una expresión severa entrando a la casa, un aura imponente que te hacía retroceder a miedo de una represalia. Al principio pensé qué cómo era posible que mujer severa y de gesto duro fuese mi abuela.
Se encerró con madre en la habitación y al cabo de una hora salió con la misma expresión sin despedirse de nosotros que esperábamos en la sala. Después de ese día, mamá salió de su habitación anunciando sin palabras que su duelo culminó e intentando retomar su vida normal. Jamás volvimos a saber de la abuela, incluso en la actualidad.
El hecho de que Fugaku se fuera no sólo me afectó a mí, sino también a madre e Itachi. Imperdonable.
—Si tan sólo pudiéramos regresar en el tiempo…
A pesar de no contar con voz, lo callé abruptamente mirándolo pesadamente. De inmediato Madara pausó sus palabras y poco a poco esbozó una mueca de culpabilidad, empecé a odiar la expresión de su rostro.
¿Lástima?
Aparté de golpe la vista y me dirigía a las escaleras buscando la manera de alejar la perturbación de mis nuevos pensamientos.
—Buenas noches, sobrino.
No me detuve hasta que llegué a mi habitación y estampé la puerta, respirando con fuerza, la carga de todo el día se coló por mis hombros y mis párpados se sintieron pesados. Froté mi rostro con las palmas de mis manos, inquieto.
Mierda, esto me estaba afectando.
A la mañana siguiente bajé después de mandarle mensajes a Sakura para saber cómo se encontraba, seguramente los nervios no la dejaron dormir, estaba preocupado. Le prometí que pasaría por su casa en la tarde después de reportarme con Iruka y me diera el día libre por lo adolorido que me sentía, me costaba moverme un poco y no creía realizar mis actividades laborales cómo se debían.
La llamé sólo para oír su voz, fue reconfortante que su voz traspasara mis oídos. Acostado en la cama, cerré los ojos dejando que me arrullara cual niño a punto de dormir. Si pudiera hablar, yo también le cantaría miles de canciones para hacerla sentirse mejor.
Debía ser al revés el consuelo, pero Sakura me aseguro de que con saber que yo estaba al teléfono le bastaba. Tuve que cortar el ensueño al recordar uno de mis problemas instalados en la sala de casa.
Entrecerré los ojos al poner un pie en la primera planta y no encontrar a Madara en la sala, más bien en la cocina, sentado sin dejar de observar la taza rebosante de café frente a él, Itachi yacía sentado del otro lado, cruzado de brazos y labios tensos. Ambos repararon de mi presencia y voltearon a mi dirección.
—Hola, Sasuke —dijo mi hermano sonriendo un poco. Señaló en un ademán la silla a su lado, antes siendo colocada estratégicamente a mi llegada.
La taza se deslizó frente a mi y yo negué ante el ofrecimiento de Itachi.
—Cargado, tal como te gusta —Avisó al ver mi mueca.
Miré de reojo al frente y luego a él.
—"¿Qué sucede?".
—Mmm… Intentaba sacarle información a Madara, pero no quiere decir nada de dónde está padre —expresó siendo lo más normal del mundo.
—Ya les dije que aún no es tiempo —rebatió el aludido vistosamente irritado.
Entorné los ojos y sonreí con ironía.
— "Es una causa perdida, hermano, deberías rendirte" —gesticulé a prisas, y luego añadí: — "mejor deberías preguntarle por Ryu".
—¿De qué está hablando Sasuke? —preguntó Madara al sentirse excluido.
Lo miré con la misma cara que la mayoría: "aprende lengua de señas". Pero no pareció comprenderlo. Así que me limité a beber de mi café, escuchando las patas de Hunter rezumbando por el segundo piso después de rodar por toda mi cama y decidir que ya era tiempo de levantarse.
—Necesitamos saber cosas sobre Ryu —dijo sin rodeos, no pasó desapercibido a mis ojos que Madara se tensara en su lugar.
—¿Por qué quieren saber de ese tipo?
—Digamos que… por ciertas circunstancias lo conocimos, dándonos una oportunidad de saber que padre se marchó para protegernos de que alguien nos hiciera daño cuando trabajaba en el caso de Jiraya. —Itachi relataba lo que hasta ahora habíamos descubierto, yo me dedicaba a observar y descifrar las expresiones de la persona frente a mí—. Le pidió a Sasuke investigar el motivo de los Hyūga para permanecer en la ciudad y ayer lo supimos: un CD que al parecer contiene algo comprometedor.
—¿Ryu los buscó directamente? —La pregunta de Madara fue con un tono incrédulo.
Le lancé una mirada desdeñosa.
—Ser hijos del mejor abogado penal tiene sus gajes —dijo sin emoción Itachi.
Madara aporreó la mesa ligeramente, aspirando con fuerza.
—Ese maldito, ¡le dije que no era tiempo! Mi única condición de trabajar con él fue que no los involucrara en esto.
—De todas formas, terminaríamos involucrándonos —se quejó mi hermano a voz mía tras ver mi expresión—. La novia de Sasuke, la chica pelirrosa fue pareja de Neji e intenta secuestrarla. Sakura ha hecho demasiado por nosotros y bajo ningún motivo voy a permitir que algo malo le suceda.
Incrédulo, no creí lo que decía de Sakura, no supe por qué, pero me pareció sobrecogedor de su parte que expresara su aprecio por ella y que estaba dispuesto a protegerla, aunque no tuviera una relación directa. Me sonrió a medias, intuyendo mis pensamientos.
Sé porqué lo dijo, por mí, el haber provocado un cambio en mi ser.
—Y, por otro lado, padre tuvo relación de alguna forma con los Hyūga. Todo se ha ido revelando a conveniencia… Sasuke está dispuesto a negociar la información del CD con Ryu —agregó lo último al leer mis señas que yo hacía.
Me sentí entre la espada y la pared. Yo pensaba utilizar dicha información en obtener protección para Sakura desplazando el paradero de padre. ¿Itachi lo tomaría bien?
Hunter se acostó debajo de la mesa, no le presté mucha atención.
—¡No lo permitiré! —exclamó Madara levantándose de sopetón de su asiento, se veía turbado—. ¿Tienen idea de quién demonios es ese sujeto? Deberían saberlo.
—Es un líder yakuza.
—¿Y aún así quieren hacer un trato? Aquel tipo…
Apoyé una mano en la mesa y me incliné al frente, desafiándolo en silencio. Madara me miró directamente a los ojos.
—"Él quiere información, yo necesito su ayuda. La policía ya no es fiable" —Mis palabras eran transmitidas a voz por Itachi—. "La policía está titubeando y posiblemente dentro haya una conspiración, incluso desde antes ¿cómo es que los Hyūga aún mantienen sus casas de apuestas y actividades ilícitas bajo al agua?".
—Pienso lo mismo que mi hermano —comentó Itachi después, frotándose la quijada—. La policía está corrupta, lo únicos de quienes me fío es de mi equipo y Shisui, pero no sabemos cuál es el alcance de los Hyūga.
—Mucha. Ellos intentaron controlar el antepenúltimo juicio en el que se enfrentó su padre —Presté atención a la información que daba Madara—. Crearon pruebas, compraron testigos, y todo direccionándolo a un chivo expiatorio que terminó muerto antes del último juicio que jamás se llevó a cabo, Fugaku las tenía de ganar. Pero todo aquel relacionado con el caso fue asesinado… incluso ahora, los Hyūga creen que Fugaku está muerto.
Arrugué el ceño ante su revelación, la duda e inquietud en mi rostro reflejó el respingo de mi mente. Tal vez fue eso o el hecho de que Madara no parecía querer ocultarlo todo, aspiró con demasiada fuerza y soltó exageradamente el aire por la boca, como si no cupiera en su pecho y necesitara deshacerse de un poco para estar en paz.
—Fugaku no habla mucho al respecto, por lo que no sé más que ustedes. Lo amenazaron de muerte antes del último juicio, pero ocurrieron una serie de circunstancias y Ryu terminó por encubrirlo y fingir su muerte. Esa noche arribé al aeropuerto y me encontré con él —contaba sumido en sus pensamientos.
"Esa noche" debía referirse a cuando desaparecieron, la noche nevada y helada en la que me levanté y vi a mi padre en la entrada de la casa cargando una mochila, excusándose que iría a un viaje de negocios y que volvería antes de que se derritiera la nieve para jugar.
Mentiroso. Jamás volvió. Quise sentir la misma rabia que antes de descubrir que Fugaku se marchó para protegernos, apenas era un leve susurro en mi mente, jugando con mis emociones a flor de piel a cada palabra que escuchaba de Madara. Frente a nosotros yacía parte de la verdad desmembrada.
De cierta forma me frustra no tener más que retrasos, pero era esto a nada.
—Me llamó para encontrarnos en las afueras de la ciudad y viajamos en tren hasta salir del país. Desde entonces no ha podido regresar.
¿Por qué? ¿Temía a nuestro resentimiento? Pensé con cierto sarcasmo e Itachi pronunció mi duda más apacible.
—Ryu no lo permite —dijo él a respuesta—, ya que Fugaku es una pieza clave para acabar con los Hyūga. Su padre sabe demasiado del asunto y se volvió una amenaza para ellos.
—Los Hyūga no correrían el riesgo de mantenerlo con vida, así que intentaron matarlo —murmuró Itachi uniendo cada retraso con un gesto serio y analítico—; y Ryu aprovechó la oportunidad e hizo de Fugaku su aliado. Imagino que lo ha protegido hasta ahora en algún lugar seguro en el extranjero.
El enemigo de mi enemigo es mi amigo. La filosofía de Ryu se aclaró frente a mis ojos, obviamente él quería erradicar a los Hyūga de la ciudad, y haría cualquier cosa, incluso utilizar a quién una vez fue su compañero de clases y posiblemente su amigo.
—Su padre es independiente —dijo Madara con certeza.
—"Si es independiente, entonces ¿por qué no volvió contigo?" —pregunté con gestos deseando una respuesta que llenase el vacío creciente de mi pecho.
Los ojos negros de Madara se clavaron en mí, una súplica que no siguiera insistiendo al respecto, pero por mi parte era algo inevitable. Insistiría, una y otra vez hasta descubrir la verdad detrás de los sucesos, hasta que mi curiosidad y necesidad de saberlo se agotaran por completo.
Aunque mi corazón gritara que dolería y mi mente se uniera en conjunto advirtiendo que la locura me alcanzaría; no me importaba, la necesidad pasó de ser fructífera a una más duradera.
La mano sobre la mesa se convirtió en puño tras ver que él negaba con la cabeza.
—No es que no quiera volver, él más que nadie desea verlos —dijo y un nudo se formó en mi garganta, de reojo observé el semblante inmutable de Itachi flaquear, a ambos nos afectaba—. Más bien, aún no puede hacerlo y no porque Ryu no lo permita. Pero su padre… aún no está listo —repitió con demasiado pesar.
Comprendí en ese momento a que se refería a que Fugaku no estaba listo. Así como yo, estaba en un proceso por superar, me pregunté que clase de prueba pasaba como para que durara demasiado años y no tuviera intención de enviar alguna carta o señal de humo de su existencia.
Ya sea duelo o no de su parte, no lo aceptaría porque sí. El daño estaba hecho en nuestra vida.
Me levanté erguido de mi asiento, apoyando ambas manos en la mesa dando por finalizada la conversación, por hoy tenía más que suficiente. Mi cabeza daba vueltas que me incitaba a regresar a mi habitación y sumergirme en mi miseria, reflexionar e intentar hallar una lógica al rompecabezas de mi vida.
Busqué un lapicero que siempre andaba entre los cajones y tomé una servilleta para escribir.
"Avísame cuando Ryu desee tener una reunión".
Lo deslicé por la mesa para que lo leyera, no dejé que Madara se negara, di la media vuelta y partí al segundo piso.
Y con todas mis fuerzas tuve que ignorar la presencia de mamá a escondidas detrás de la pared—apenas dirigiéndole una mirada de soslayo—, habiendo escuchado toda nuestra conversación.
Sakura
.
Me sentía paranoica.
No se esfuma la sensación de que en cualquier momento tirarían la puerta de una patada y Neji apareciera para llevarme .
Cuando Sasuke llamó, esos momentos fueron catalizadores para mi corazón, aunque no lo escuchara, oír su respiración calmaba mis sentidos. Pero después de que colgara mi miedo volvió.
Me la pasé inquieta tratando de distraer mi mente ayudándole a mamá a preparar la comida mientras charlábamos cosas sin sentido, era obvio el esfuerzo de mamá y Karin en tratar de hacerme olvidar lo ocurrido, cómo si el día anterior no haya estado a punto de ser atacada o hubiese muerto una persona a mitad de la sala.
Afortunadamente cuando llegamos en la madrugada, el departamento yacía libre de rastros de sangre y sacaron todo lo que quedó hecho pedazos, Sasori comentó que las cosas materiales siempre eran remplazables y dedicó unos segundos de silencio por el detective.
Más tarde, sin otras cosas por hacer y tras no poder salir de casa, intenté concentrarme en algunos estiramientos en mi habitación, me ayudó mucho a concentrarme en no forzarme y llevarme algún tendón desgarrado, así que por esa parte estuve absorta por quién sabe cuanto tiempo, reflexionando sobre el peligro potencial que representaba mi sola vida.
El estar viva… ponía en riesgo principalmente a mi familia, al vivir bajo el mismo techo y al ser importantes para mí Neji no dudaría en atentar contra ellos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar en esa posibilidad, y peor aún, que Sasuke también fuese llevado por mi mala suerte y saliese herido.
Sentí mi pecho desgarrarse ante la imagen mental que me cree. No podría soportar que él saliese herido por mi culpa. Ahora fueron golpes y casi le disparan, en el instante en que sucedió todo, mi garganta ahogó el horror y pánico que sentí al ver a Nishimura apuntar a Sasuke con la pistola a punto de jalar del gatillo. Todo bajo mis pies se derrumbó y casi me sentí morir.
Esa perspectiva de verlo inerte en el suelo, en vez del detective, envuelto en sangre…
Me encogí apoyada en la orilla de la cama, tomándome de la cabeza intentando que las imágenes se borraran una y otra vez de mi mente. Yo lo vi, presencie la muerte de ese hombre sin poder hacer nada al respecto más que mirarlo con impotencia por mi posición nada favorecedora; forcejear entre sí y al final le haya atravesado el estómago de un balazo.
Jamás saldría de mi mente la expresión final de su rostro: miedo.
¡RIPP! RIPP!
Me sobresalté al escuchar mi celular sobre el mueble. La imagen del difunto fue arrancada bruscamente de mi mente y la panorámica de mi habitación sustituyó mi visión. Apoyé medio cuerpo en la cama y estiré la mano al celular descansado en el mueble, el número desconocido de la llamada me dio mala espina.
Pero aún así conteste mientras me sentaba, intentando despejar mi mente.
Eran puras paranoias mías.
—¿Hola?
No se escuchó nada del otro lado por los minutos en que insistí, di por hecho de que quizás se equivocaron de número e iba colgar hasta que hablaron.
—Querida mía.
Una voz que reconocí de inmediato y provocó los bellos de mis brazos erizarse de pavor, estática en medio de la habitación que repentinamente se sintió más pequeña, sus cuatro paredes asfixiándome sin piedad. Lleve una mano a mi garganta cerrada, imposible de emitir palabra alguna.
—Neji… —apenas puse susurrar. Me apoyé de lo primero que encontré, la orilla de la cómoda a mi lado.
—Me regocija que reconozcas mi voz.
—¿Qué quieres? — Maldición, mi voz sonó temblorosa.
— No mucho, en realidad, sólo quería saber si estás bien después de lo de ayer —dijo cínico.
Apreté los dientes llena de furia.
—No gozarás de tanta libertada, la policía te encontrara y-
— Y no me harán nada. —La risa de Neji fue una que jamás había escuchado en mi vida, y a pesar de estar por teléfono, erizó los bellos de mi nuca y me recordó el horror de la noche anterior, memorias frescas en mí—. Pero no es por esto por lo que te hablo… ayer escapaste de mí, esos malditos nos separaron. Esto me llevó a comprender, que, si no puedo tenerte a la fuerza, tengo que hacer que vengas a mí por voluntad propia.
—Te lo repetiré mil veces: jamás iré contigo por voluntad. Eres un maldito loco.
A este punto mis piernas se movieron por si solas, casi corriendo a la puerta de mi habitación. Las alarmas de mi mente se dispararon y creí que había peligro alguno en la casa, pero no llegué a abrir la puerta cuando lo escuché de nuevo.
—Pero todo será diferente si quito de en medio a Sasuke ¿verdad?
Mis dedos se contrajeron sobre el pomo y de nuevo la habitación dio vueltas.
—No te atreverías a…
— ¿A qué? ¿Tocarle un solo cabello a tu amado? —preguntó Neji llenó de burla, riéndose—. Se lo merece, ha arruinado todos mis planes contigo. Aunque fue muy divertido jugar a el ratón que busca desesperadamente vías de escape y al final no le queda más que aceptar su destino de presa, ya me cansé de ser paciente. Ustedes son mis presas, a él lo quiero aniquilar ya, pero a ti… deseo conservarte por más tiempo.
Olvidé cómo hablar, la lengua pegada a mi paladar me impidió soltar valientemente mi contradicción. Cada palabra se clavaba en mi ser en una amenaza, las piernas me temblaron y mis manos se contrajeron cada vez más. Neji estaba lejos, no que haría daño, no lo haría.
Y, sin embargo, a Sasuke podría hacerle daño.
— Así que recuérdalo, Sakura —Neji habló demasiado calmo, siendo un espejismo de los viejos tiempos—, estoy ansioso de que seas sólo mía.
Mía.
Mía.
Mía.
El celular resbaló de mi mano y cayó al suelo al igual que mis rodillas flaquearon, apoyando ambas manos que temblaban cual gelatina. Mi respiración se volvió pesada e irregular, traté de respirar profundo para intentar controlar mi voz que salió quebrantada cuando intenté consolarme patéticamente en un intento de engañar a mi mente de la realidad que se suscitaba frente a mis ojos.
—Estará bien, todos estaremos bien…
No, nada estaba bien.
Neji lastimaría a Sasuke para tenerme a mí. Indirectamente yo le haría daño.
No soportaría que lo lastimaran a él por culpa mía.
Sakura.
Una voz silenciosa llamándome con su sola presencia.
Alcé se sopetón la vista y ahí estaba él, de pie en el umbral de la puerta observándome preocupado. No dudé en levantarme y correr a mi refugio entre sus brazos. Si cuestionó mis acciones no le contesté de inmediato, el miedo no me dejó hablar correctamente.
Agradecí tener mi rostro hundido en su pecho y hablarle desde ahí que solamente recordé lo sucedido de ayer. Me creyó, lo hizo sin dudar estrechándome entre sus fuertes brazos y besando mi cabeza en modo de consuelo.
Lo único que quería era engañarme de que nada malo le ocurriría a sabiendas que cada día era un peligro potencial para él. Pero soy una cobarde y egoísta al querer preservar este amor que nunca tuve para mí y retenerlo a mi lado.
Temí que su amor por mi terminara matándolo.
Continuará...
¡Hola!
¿A qué no se esperaban una actualización tan pronto? - rueda por el suelo - ni yo, pero ya quería traerle esta actualización desde antes, intenté subir el capítulo durante la tarde, y como siempre terminé de noche hajaja
Espero que este capítulo les haya gustado, las piezas se van uniendo poco a poco. Vimos que Sasuke está dispuesto a sacrificar la información con tal de obtener protección para Sakura: su parte es pasado y ella es presente. No arruinaría una oportunidad así, ya vemos la intensidad de sus sentimientos y ni el mismo se ha dado cuenta.
A contrario de lo que pensaron muchos al principio con sus teorías Madara está teniendo una postura aliada de su parte, no tiene antagonismo, por así decirlo, más bien es un apoyo para ellos. Reveló que Fugaku no puede regresar aún ¿a qué se referirá con eso?
Por otro lado Neji ha dejado en advertencia a Sakura sobre las posibles consecuencias que tendrá el haberse alejado de él nuevamente, y todo apunta a que atentara contra Sasuke. ¿Nuestro bebé estará a salvo? *llora* pronto lo sabremos, si su amor es tan fuerte para pasar las adversidades.
Por cierto, hace tanto que me percaté y no aclaré sobre una incongruencia: Yamato. Al principio de fic aparece como maestro en la universidad de Sasuke y luego como capitán de la policía. Esto fue error mío, al hacer el listado de personajes que ya había colocado no recordé a Yamato y utilicé jajaja. Buenooo lo editaré al principio...
En fin, ¡gracias por leer! Perdonen si no contesto todos sus comentarios a tiempo *llora* mis obligaciones reclaman.
Ahora sí no sé cuando traeré actualización, espero no desaparecer por mucho tiempo como la ocasión pasada, pero esta vez mi computadora ha sufrido un daño horrible y tengo que repararla al 100%, mientras tanto pues... *sigue llorando*
Cuídense mucho, tomen mucha awa y coman saludable (?
Nos leemos pronto. ¡Alela-chan fuera!
